¡Justicia Climática para América Latina, el Caribe y los pueblos del mundo ante los desastres!

Comunicado de Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe – A 19 de septiembre 2017

Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe (ATALC) lamenta profundamente la catástrofe que viven nuestros pueblos afectados por la crisis climática. El Huracán Irma y la destrucción que se produjo a su paso en varios países de la región, al igual que otros fenómenos que se pretenden mostrar como naturales, son el resultado de las relaciones de producción y consumo del sistema capitalista neoliberal. Se trata de nuevas alertas sobre los graves peligros que entrañan las relaciones de poder de dominación que este sistema ha impuesto a la naturaleza y a los pueblos.

El terremoto en México también nos embistió, y dejó muerte, dolor, destrucción y más desplazados. Como siempre, los más afectados son los sectores sociales desposeídos, los más empobrecidos desde un punto de vista económico. Al interior de nuestros países se reproducen las mismas injusticias que en la escala global, donde los países del Sur del mundo sufren los impactos del modelo arrasador del Norte rico e industrializado.

>> Daños causados por el sismo en Chiapas y Oaxaca: ¿cómo apoyar? <<

Denunciamos la injusticia climática que se acrecienta con las definiciones de los escenarios multilaterales en los que no se tiene en cuenta la responsabilidad diferenciada de los países del Norte y el Sur Global por la crisis. Se siguen entregando garantías al modelo corporativo transnacional para avanzar en sus prácticas destructivas.

Rechazamos las políticas globales que buscan avanzar en la privatización, mercantilización y financiarización de la naturaleza, con falsas soluciones al cambio climático que buscan asegurar el modelo de consumo del Norte global y perpetuar las ganancias de las grandes corporaciones transnacionales.

 

Nos solidarizamos con los pueblos mexicano, haitiano, cubano, y en general con todos los que han sido despojados históricamente de sus territorios y bienes comunes por las imposiciones del sistema, y que actualmente, además, sufren el rigor de una crisis climática que no provocaron. También sufren los cambios impuestos por el extractivismo, la agroindustria y el modelo de economía verde, que con la financiarización de la naturaleza, e instrumentos como REDD y el Pago por Servicios Ambientales, agudizan la crisis y destruyen la gestión comunitaria y democrática de los bienes comunes.

Consideramos que las soluciones de los pueblos son hoy la única posibilidad de revertir la catástrofe a la que nos enfrenta el sistema capitalista de producción y consumo: la soberanía alimentaria, la agroecología, el manejo comunitarios de bosques, el manejo público – comunitario del agua, la soberanía energética, son caminos de construcción popular y nuestra posibilidad para el cuidado y la preservación de la vida.

Como organización en búsqueda de la justicia ambiental, social y de género, acompañamos a las y los afectados en las últimas semanas y nos ponemos a disposición de acompañarles en lo que sea necesario y a nuestro alcance, siempre apelando a la solidaridad internacional articulada y efectiva.

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ATI denuncia voluntad de Trump de “sacrificar nuestro planeta para el beneficio de la industria de los combustibles fósiles”

Comunicado de prensa de Amigos de la Tierra Internacional – A 1 de junio 2017

Donald Trump anunció su decisión de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático en el marco de las Naciones Unidas. Trump quiere renegociar el acuerdo y permitir que Estados Unidos haga incluso menos.

La coordinadora del programa de Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional hizo las siguientes declaraciones como respuesta al anuncio de Trump:

“Abandonar el Acuerdo de París convertiría a Estados Unidos en un Estado rebelde en materia del cambio climático. El resto del mundo no puede dejar que Estados Unidos lo arrastre con él. Se deben implementar medidas inmediatas frente al clima, con o sin Estados Unidos. Los líderes del mundo deben presionar económica y políticamente para que Trump y Estados Unidos hagan lo que les corresponde en materia de acciones climáticas.”

“A medida que los pueblos y comunidades de todo el mundo marcan el inicio de nuevos tiempos enfocados en la energía renovable y la era de los combustibles fósiles llega a su rápido e inevitable fin, Estados Unidos será dejado atrás. El negacionismo de Trump en materia del clima, tanto en términos de la contaminación como del suministro de financiamiento internacional, deja de lado a millones de personas vulnerables al clima en las comunidades más pobres de todo el mundo.

Las comunidades más pobres de Estados Unidos, en su mayoría afrodescendientes, ya sufren injusticias ambientales y lo que hace Trump es aumentar su sufrimiento. Amigos de la Tierra Internacional expresa su solidaridad con la mayoría de los estadounidenses que están resistiendo contra sus planes extremistas que dan prioridad a las ganancias de los combustibles fósiles por sobre las personas. Expresamos nuestra solidaridad con las comunidades vulnerables de todo el mundo que luchan contra la injusticia y las catástrofes climáticas.”

El presidente de Amigos de la Tierra Estados Unidos, Erich Pica, afirmó lo siguiente:

Donald Trump pretende sacrificar nuestro planeta para el beneficio de la industria de los combustibles fósiles. Al abandonar el Acuerdo de París, Trump convirtió a Estados Unidos en el mayor villano del mundo en materia del clima.”

“El resto del mundo debe avanzar enérgicamente sin el principal emisor histórico de gases de efecto invernadero del mundo. Amigos de la Tierra Estados Unidos hace un llamamiento a todos los países para que ejerzan presión a nivel económico y diplomático con el fin de que el gobierno de Trump adopte firmes medidas en materia del clima para proteger a la gente y el planeta.”

La mayoría de los estadounidenses rechazan los planes extremistas de Trump y exigen medidas respecto del clima. El anuncio de hoy no hace más que fortalecer nuestra resistencia.”

Contacto:

Ben Schreiber, Friends of the Earth US, (202)-280-8743, bschreibe@foe.org

Dipti Bhatnagar, Friends of the Earth International, +212 6 95 54 61 07, dipti@foei.org

Image: © Gage Skidmore

Informe mundial sobre ciencias sociales. Cambios ambientales globales

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CLACSO. UNESCO. ISSC.
París.
Noviembre de 2016

Hay que dejar de ver los temas ambientales como asuntos periféricos o como cuestiones que ejercen un impacto externo en las sociedades; por el contrario, el cambio ambiental está interrelacionado con otras muchas crisis, riesgos y vulnerabilidades a las que se enfrentan las sociedades de hoy. Estas han comprenderse conjuntamente para poder abordarlas en conjunto. Las dimensiones social, económica y ambiental del desarrollo sostenible son una sola y misma agenda. El agua, los bosques, las ciudades, la agricultura, el transporte, la vivienda, la energía; en cada uno de estos procesos de la sociedad contemporánea los aspectos ambientales están entrelazados con los valores, creencias y comportamientos del ser humano. Damos forma a nuestro medio ambiente como él nos da forma a nosotros.

Heide Hackmann, Susanne Moser, Françoise Caillods, Karen O’Brien … [et al.]

 

Caos climático ¿verdad o consecuencia?

Silvia Ribeiro

El 4 de noviembre 2016 entró en vigor el Acuerdo de París sobre cambio climático.  Mirando los datos reales, los festejos por este “logro” parecen un teatro del absurdo. 

Abundan afirmaciones engañosas de fuentes oficiales y empresariales para desviar la atención de la gravedad del caos climático, dando así coartada y protección a quienes lo han causado: transnacionales de energía (petróleo, gas, carbón), agronegocios, construcción, automotrices; y el 10 por ciento de la población mundial más rica que con su sobreconsumo es responsable del 50 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.

El primer objetivo del Acuerdo es “mantener el aumento de la temperatura media mundial [para el año 2100], muy por debajo de 2 º C con respecto a los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 ºC… ”

 

Pero la misma semana que entró en vigor el Acuerdo de París, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicó el informe “Brecha de emisiones 2016”, donde señala que con el actual curso de emisiones, habrá un aumento de 1,5 º C,  ya en 2030 o antes. Agrega que sumando los “compromisos” oficiales que han declarado los gobiernos a la Convención sobre Cambio Climático, la temperatura aumentará 3, 5 pc hasta fin de siglo. (http://tinyurl.com/jr3n9mk).

¿Por qué dos organismos de Naciones Unidas dan mensajes tan contradictorios?  Para empezar el Acuerdo de París pone una meta “ideal” –que se propagandea y festeja como si fuera real– pero permite que cada país haga contribuciones voluntarias de reducción de emisiones llamadas Contribuciones Previstas Determinadas a nivel Nacional. No son vinculantes, no obligan a tomar medidas para cambiar el curso de la crisis climática y peor aún, lo que declaran ni siquiera son necesariamente reducciones reales (en sus fuentes y por parte de quienes se benefician con el consumo), porque la “contribución” de muchos de los principales países emisores no es tal: se basa en gran parte en mecanismos fallidos como mercados de carbono y tecnologías no probadas ni viables.

El artículo 4.1 del Acuerdo de París agrega que para cumplir los objetivos, se propone que “las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero alcancen su punto máximo lo antes posible, (…) y a partir de ese momento reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero, (…) para alcanzar un equilibrio entre las emisiones antropógenas por las fuentes y la absorción antropógena por los sumideros en la segunda mitad del siglo…”.

Si las metas son teóricas, la forma de llegar a ellas que establece el Acuerdo es surrealista:  primero se puede seguir emitiendo –hasta alcanzar un punto máximo o “pico” que no se define cuánto es- y luego hay que reducir rápidamente (lo cual no se podía hacer antes, pero al alcanzar el pico mágicamente sí se podrá) y luego, continúa sin hacer reducciones, sino que se trata de “alcanzar un equilibrio” entre emisiones y absorción “antropógena”, o sea, por medios tecnológicos, no naturales.

Esta última parte es particularmente perniciosa, porque justifica el concepto fraudulento de “cero emisiones netas” o hasta negativas. No son reducciones sino compensaciones, es decir, contabilidad no realidad. Presupone que se puede seguir aumentando la emisión de gases de efecto invernadero porque se “compensarán” con tecnologías de “emisiones negativas”.

Las tecnologías a las que se refieren mayoritariamente son captura y almacenamiento de carbono en fondos geológicos y bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (CCS y BECCS por sus siglas en inglés), ambas consideradas técnicas de geoingeniería.  En sí mismas conllevan riesgos importantes –todos los estudios recientes sobre BECCS muestran que las plantaciones para bioenergía en la escala requerida tendrán un impacto devastador en suelos, agua, ecosistemas y producción de alimentos. CCS es una vieja técnica de la industria petrolera que no se usa porque es cara e ineficiente: se llamaba antes Recuperación Mejorada de Petróleo pero cambiaron el nombre para venderla como tecnología para el cambio climático. Se trata de inyectar CO2 para empujar a la superficie reservas profundas de petróleo y dejar el carbono en el suelo. No es técnica ni económicamente viable –tampoco sirve para el cambio climático porque aumenta el consumo de petróleo­– pero si se paga con subsidios públicos, es un jugoso negocio para las empresas que causaron el problema.  Cuando en unos años sigan sin dar “emisiones negativas” y el planeta se siga calentando, dirán que para enfriarlo sólo quedan otras formas aún más riesgosas de geoingeniería.

Lo más cruel de este teatro es que el problema del caos climático es real, nos afecta a todos, se conocen claramente las causas y responsables, pero la mayoría de las propuestas oficiales y empresariales son falsas “soluciones”.   Por el contrario, muchas organizaciones y movimientos sociales muestran que hay una gran diversidad de alternativas que funcionan, son viables y benefician a la mayoría de la gente y el planeta.  La más fuerte por su alcance y capacidad de contrarrestar el cambio climático son los sistemas agroalimentarios campesinos, agroecológicos y locales. Pero también energías renovables con las comunidades, sistemas de basura cero, recuperar ferrovías, buen transporte colectivo de bajas emisiones y muchas otras. Cada una no es suficiente, pero juntas tienen un enorme y potencial real, viable económica, ambiental y socialmente.  Lo criminal es seguir con el mismo modelo de producción y consumo, aumentar la civilización petrolera, su devastación ambiental y social y sus dueños hagan nuevos negocios con tecnologías para “compensarlos”.

– Silvia Ribeiro, Directora para América Latina del Grupo ETC

www.etcgroup.org

COP22: Encuentro inaugural del acuerdo de París enfrenta desafíos difíciles

Al entrar en la segunda semana de la COP22, Amigos de la Tierra Internacional afirma que Marrakech debe ofrecer acciones concretas por el bien de las personas y del planeta.

COMUNICADO DE AMIGOS DE LA TIERRA INTERNACIONAL

El 15 de noviembre es la inauguración formal del acuerdo de París, donde por primera vez habrá un encuentro de todas las partes que lo ratificaron.

El Informe sobre la brecha de emisiones del PNUMA [1] recientemente publicado concluye que el mundo no va camino a alcanzar el objetivo de 1,5ºC declarado en el Acuerdo de París. Para prevenir impactos climáticos aún más graves (inundaciones mortales, sequías y aumento del nivel del mar) la ciencia climática exige que las reducciones de emisiones se realicen de inmediato.

 “Al tiempo que 2016 es confirmado como el año más caluroso registrado, las esperanzas de millones de personas radican en la promesa del Acuerdo de París para limitar las temperaturas muy por debajo del calentamiento de 1,5ºC y prevenir un catastrófico desastre climático. Pero el trabajo verdadero debe comenzar ahora. Nadie puede esperar hasta 2020 para actuar, de lo contrario sus propias celebraciones sobre París sonarán vacías. Debemos presionar a todos los países para que cumplan su parte justa de medidas para limitar el calentamiento. Los países ricos deben aumentar sus objetivos leves en el período crucial previo a 2020 y dejar de incumplir sus obligaciones de ayudar a los países más pobres a hacer frente a los impactos climáticos, crecer limpiamente y hacer frente a la desigualdad que niega a tantas personas el derecho a una vida digna. Algunos países ricos, como Japón y los de la UE, que ya han alcanzado sus objetivos leves, deben demostrar un verdadero liderazgo comprometiéndose a aumentar la acción, poner fin a su adicción a los combustibles fósiles lo más rápidamente posible y apoyar la aceleración de la revolución de las energías renovables que ya está en curso” said Asad Rehman, Amigos de la Tierra Internacional.

La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos es un desafío para el resto del mundo para ir un paso más adelante respecto al cambio climático.

“El cambio climático no va a esperar por la acción de Estados Unidos ni tampoco del resto del mundo. Es por eso que el mundo debe responder a la presidencia de Donald Trump progresando y fortaleciendo las promesas leves del Acuerdo de París. La elección de Trump debe unificar al mundo en torno a tratar a Estados Unidos como un paria climático y no servir como excusa para la inacción. Estados Unidos ha estado fuera del proceso climático de la ONU en el pasado y otros países deben asegurarse de que se continúe avanzando bien mientras trabajamos para crear un cambio en nuestro país” said Ben Schreiber, Director del Programa de Clima y Energía de Amigos de la Tierra EE.UU.

Amigos de la Tierra Internacional insta a los gobiernos a que utilicen el encuentro de alto nivel de esta semana para presentar un plan concreto para 2018, que incluya cómo se están cumpliendo todas las partes del Acuerdo: recortes de emisiones, financiamiento, transferencia de tecnología y medidas de adaptación. No deben intentar reinterpretar o socavar el acuerdo firmado en París, sino que deben acelerar urgentemente la acción antes de 2020, acorde con la justicia y la ciencia del clima, como se muestra en la Revisión de la Equidad 2016 [2] de CSO.

Para obtener más información comuníquese con nuestros siguientes portavoces:

Asad Rehman, Amigos de la Tierra Internacional. Teléfono móvil local: (hasta el 18 de noviembre de 2016) 00212 6 26 88 91 95.
Teléfono móvil de Reino Unido: +44 7956210332. Correo electrónico: asad.rehman@foe.co.uk.

Ben Schreiber, Amigos de la Tierra EE.UU., Director del Programa de Clima y Energía. Oficina: +1 202 222 0752. Teléfono móvil: +1 202 280 8743. Correo electrónico: bschreiber@foe.org

1. http://web.unep.org/emissionsgap/

2. http://civilsocietyreview.org/wp-content/uploads/2016/11/Setting-the-Path-Toward-1.5C.pdf

La comunidad mundial debe unirse en contra de Trump para evitar una catástrofe climática

Los grupos de justicia climática, reunidos en las negociaciones sobre el cambio climático en la Cop22 de las Naciones Unidas, reaccionaron ante la llegada a Marrakech de la noticia sobre la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

“Si bien la elección de un escéptico del cambio climático para la Casa Blanca envía un mensaje equivocado al mundo, los movimientos de base por la justicia climática, tales como las comunidades nativo americanas, las personas de color, los trabadores, son el alma del movimiento para el cambio. Son los que en este momento defienden los derechos sobre el agua en Dakota; intentan poner fin a la contaminación por combustibles fósiles; desalientan las inversiones en la industria de combustibles fósiles; acompañan a las comunidades que están perdiendo sus hogares y sus vidas por la devastación causada por los climas extremos; y hasta intentan crear una transformación de la energía renovable. Redoblaremos nuestros esfuerzos, nos fortaleceremos y seguiremos comprometidos para acompañar a aquellos que están en el frente de batalla de las injusticias climáticas, tanto en ámbito local como en el exterior. En la ausencia de liderazgo de nuestro gobierno, la comunidad internacional debe unir fuerzas para redoblar sus esfuerzos y evitar así un desastre climático”, declaró  Jesse Bragg, desde la oficina en Boston de Corporate Accountability International (Responsabilidad empresarial internacional).

“Para las comunidades del hemisferio sur, la elección de Trump por parte de los ciudadanos estadounidenses representa una sentencia de muerte. Estamos ya sufriendo los efectos del cambio climático, luego de años de inacción de los países ricos, como los Estados Unidos; y ahora con un trastornado escéptico del cambio climático en la Casa Blanca, el poco progreso hecho se encuentra amenazado. La comunidad internacional no debe permitir ser arrastrada hacia el fondo. Los demás países desarrollados, en Europa, Canadá, Australia y Japón, deben intensificar sus compromisos para reducir la contaminación y aumentar el apoyo financiero para nuestras comunidades”, agregó  Wilfred D’Costa, desde  Asian Peoples’ Movement on Debt and Development (Movimiento de pueblos asiáticos sobre la deuda y desarrollo).

“Fue el pueblo de Estados Unidos, y no su presidente, el que firmó y ratificó el Acuerdo de París. Un solo hombre, en especial en el siglo XXI, no puede arrebatar al mundo del progreso climático que realizado y que debe continuar. Como cuestión de derecho internacional y de supervivencia humana, las naciones del mundo pueden, tienen la obligación y deben hacer que los Estados Unidos respete los compromisos climáticos. E incumbe a las comunidades estadounidenses unirse y presionar por políticas climáticas progresistas en el ámbito estatal y local, en donde las políticas federales no imperan”, dijo Jean Su, desde el  Center for Biological Diversity (Centro por la diversidad biológica en California).

“Como mujer joven que vota por primera vez, no toleraré el escepticismo de Trump sobre la acción necesaria para la justicia climática. Nuestro país debe emprender un cambio sistemático y una transición justa que nos aleje de los combustibles fósiles y nos dirija hacia la energía renovable, durante el tiempo que dure mi vida. Los próximos cuatro años serán críticos para transitar por el camino correcto, y la desastrosa elección de Trump nos sirve como recordatorio solemne del camino que nos queda por delante. Como miembros de los jóvenes y de los movimientos de justicia climática, exigiremos una acción verdadera para combatir el cambio climático, por el bien de nuestros hermanos y hermanas alrededor del mundo y para todas las generaciones futuras”, agregó Becky Chung, desde la red de jóvenes SustainUS.

“África está ardiendo. La elección de Trump es un desastre para nuestro continente. Los Estados Unidos, si sigue al pie de la letra las promesas precipitadas del nuevo presidente de retirarse del régimen climático internacional, se convertirá en un estado paria en los esfuerzos mundiales por la acción climática. Este es el momento en el que el resto del mundo no puede permitirse titubear y debe redoblar los compromisos para hacer frente a un cambio climático peligroso”, dijo Geoffrey Kamese, desde  Amigos de la Tierra África.

Before the flood: documental sobre el estado del planeta

Leonardo Di Caprio ha viajado por los cinco continentes hablando con ecologistas, científicos, etc.: Before the flood – Documental completo en castellano

“No permitamos que las compañias de combustibles fósiles manipulen y dicten la ciencia y la política que afecta nuestro futuro”.

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Amigos de la Tierra por la Justicia Climática en la COP22

Durante la COP22 en Marrakech, Amigos de la Tierra Internacional resaltarán:

  1. Justicia y protección para los pueblos afectados. En especial, justicia para los países más vulnerables a los efectos del cambio climático, en África y Oriente Medio. Entre ellos, se encuentran los pueblos que han sido afectados directamente por el cambio climático, como ‘los pueblos desplazados por el cambio climático’; aquellos afectados por la energía sucia, y aquellos afectados por las falsas soluciones.

 2. Una acción inminente y significativa antes del 2020, que se traduce en la eliminación de mercados de carbón. Esto significa que los países desarrollados recorten las fuentes de emisiones inmediatamente.

3. Poner fin de inmediato a la energía sucia y dañina y fomentar una transformación energética. Esta demanda está enfocada principalmente para fomentar una transformación energética justa en África y exige que los países desarrollados aporten financiamiento.

Amigos de la Tierra Internacional es la red más extensa de ambientalistas de base del mundo, que congrega a 74 grupos miembros nacionales y a unos 2 millones de miembros y colaboradores alrededor del mundo. Desafiamos el modelo económico actual y la globalización corporativa, y promovemos soluciones que ayudarán a crear sociedades con justicia social y ambientalmente sostenibles.

 

MATERIALES:

Década cero

Necesitamos medidas rapidas y audaces para enfrentar las causas estructurales del cambio climático

En este documento, Amigos de la Tierra Internacional presenta la información actualizada que nos proporciona la ciencia del clima, y plantea la necesidad de que la equidad y la justicia orienten las medidas que tomemos. Ponemos énfasis en cómo la gente está siendo afectada por el cambio climático, la energía sucia y las denominadas soluciones falsas con las que se pretende encarar la crisis climática. Identificamos los problemas clave del sistema energético sucio, el poder empresarial y las soluciones falsas -tales como los mercados de carbono, la Reducción de Emisiones de la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD), la agricultura industrial y nuevas amenazas como las ‘emisiones negativas’ que sólo causarán más estragos.

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Energía: Acceso y Suficiencia

Ya es suficiente: la “suficiencia energética” como parte integral necesaria para garantizar acceso a la energía

En algún punto intermedio entre los extremos de uso excesivo de energía y pobreza en términos energéticos se encuentra la “suficiencia energética”. Nosotros diríamos que disponer de energía suficiente es “un derecho humano y debe ser asequible para las personas en situación de pobreza” (CSE et al, 2015) Sin embargo, sin un análisis más elaborado de cómo se debe entender la suficiencia energética ni una visión sobre cómo podría funcionar y hacerse realidad en la práctica, la suficiencia energética no es nada más que una postura moral (CSE et al, 2015).

En el presente informe pretendemos explicar qué puede significar en la práctica el concepto de suficiencia energética, especialmente respecto de garantizar acceso a la energía, con ejemplos de Palestina, Camerún y Escocia. Si bien estos ejemplos no pretenden ser de ninguna manera taxativos, ofrecen un punto de partida para integrar el concepto de suficiencia energética a las reflexiones en torno al suministro garantizado de energía sustentable para todos.

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Energía a sucia en África

La energía sucia no sólo exacerba el cambio climático peligroso, sino que causa enormes daños a la gente, las comunidades, los trabajadores y trabajadoras y el medioambiente en todas partes del mundo. La energía sucia y dañina es un componente central de un sistema energético fallido que es injusto e insustentable y destruye a la gente y el planeta.

Amigos de la Tierra Internacional adopta un enfoque integral en la lucha contra la energía sucia -en nuestra definición de energía sucia incluimos al carbón, petróleo, gas, energía nuclear, agrocombustibles y biomasa a escala industrial, mega represas hidroeléctricas y la incineración de residuos para la generación de energía. Estas fuentes de energía y tecnologías destructivas están conduciendo al cambio climático y tienen antecedentes deplorables, desde la contaminación del aire y el agua que provocan graves impactos a la salud, a los acaparamientos masivos de tierra para la minería, centrales eléctricas e infraestructura de energía sucia.

Se trata de un problema mundial, pero en las últimas décadas, los tentáculos de la energía sucia han atravesado todo el continente africano, destruyendo vidas y medios de sustento. Pero las comunidades están luchando contra esta destrucción, tal como lo evidencian los estudios de caso que se incluyen en este informe.

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Comienza la Cumbre del Clima COP22 en Marrakech

COMUNICADO DE PRENSA

EL ACUERDO DE PARÍS ENTRA EN VIGOR pero fija el rumbo hacia un aumento de temperatura mundial de 3,5ºC, afirma Amigos de la Tierra Internacional.

El viernes 4 de noviembre, justo días antes del comienzo de la cumbre sobre el cambio climático de la ONU en Marrakech, el Acuerdo de París entrará en vigor. Amigos de la Tierra Internacional reitera su preocupación, que el Acuerdo de París fracasará en lograr la magnitud necesaria de una acción justa y drástica para evitar cambios climáticos dañinos.

197 países acordaron reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para mantener el aumento de la temperatura mundial “bien por debajo de los 2ºC sobre los niveles preindustriales” y “realizar esfuerzos para mantener el límite del aumento de la temperatura en 1,5ºC sobre los niveles preindustriales”. Sin embargo, aún si los países se atienen los compromisos alcanzados hasta ahora, cabe esperar un calentamiento de al menos 3,5ºC [2].

“Luego de 24 años de negociaciones, nos estamos precipitando a toda velocidad hacia un aumento de la temperatura mundial del 3,5ºC, que resultaría catastrófico para millones de personas alrededor del mundo”, agrega Dipti Bhatnagar, coordinadora de Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional. “A pesar de toda la evidencia científica, los países ricos incumplen su participación equitativa en la reducción de las emisiones, y tampoco aportan el financiamiento tan necesario para lograr una transformación energética en los países en vías de desarrollo.

El reloj sigue corriendo, nos queda poco tiempo para garantizar que los pueblos de África no queden a la merced de las temperaturas crecientes”.

“Existen 1.200 millones de personas que viven sin acceso a la electricidad, y más de la mitad se encuentra en África”, dice Geoffrey Kamese, oficial superior de programas, Amigos de la Tierra, Uganda/ NAPE. “Se debe brindar el apoyo a las iniciativas lideradas por África y enfocadas en los pueblos, como la Iniciativa de energía renovable de África, para que sean de utilidad para las personas. Sin embargo, somos testigos que todo continúa igual: proyectos de energía sucia, antiguos y por supuesto nuevos, como el petróleo, carbón, gas y grandes represas, fracturación hidráulica, y hasta las arenas alquitranadas, que continúan devastando las comunidades.

El objetivo del Acuerdo de París para prevenir un cambio climático catastrófico y proteger a los más desafortunados del mundo es inútil, si los gobiernos lo utilizan para abrir las puertas a la peligrosa ingeniería climática, sin haberla sometido a pruebas, y que a su vez desatará la apropiación de tierras para el abastecimiento de carburantes, y si se enfocan en soluciones sin credibilidad, como los mercados del carbón y la energía nuclear.

Amigos de la Tierra Internacional aboga por soluciones reales para la crisis climática: reducir de forma urgente y drástica las emisiones de carbón, de acuerdo con la distribución equitativa de cada país; poner fin a la desforestación; poner en marcha una nueva financiación pública y apoyar soluciones sostenibles y enfocadas en el poder del pueblo así como transformar nuestros sistemas alimentarios. Estas soluciones, que se han puesto en marcha desde hace mucho tiempo, han sido iniciadas por los pueblos y sus comunidades. Los encargados de tomar decisiones deberían prestar atención a su pueblo y a la ciencia, y dejar de perder tiempo y dinero tan valioso en soluciones falsas.

Para mayor información general, póngase en contacto con la coordinadora de medios de Amigos de la Tierra Internacional, Leonie Beunen  móvil: 0031 6 52 08 80. Correo electrónico: press@foei.org

La mujer lidera la lucha contra el calentamiento global

Las organizaciones femeninas reclaman poner a la igualdad de género en el centro de los fondos dedicados al desarrollo sostenible durante la Cumbre Mediterránea del Clima

David Fernández Guerrero, El País

Lunes por la mañana en Tánger. La ciudad despierta de una noche ventosa, y un tráfico caótico empieza a acumularse en las calles. Los hombres son mayoría en las zonas peatonales, sean estos del servicio de limpieza o simples viandantes que acuden a sus lugares de trabajo. Un grupo de mujeres trabaja en los jardines. Encorvadas, riegan la hierba, ataviadas en trajes y sombreros que las cubren completamente de la radiación solar. Les espera una ardua jornada de trabajo bajo un sol intenso.

 La mujer —y los niños— sufren buena parte de las consecuencias del cambio climático. Tanto, que el riesgo de que mueran a causa de la desertificación es “14 veces mayor al de los hombres”, según Leila Rhiwi, presidenta de ONU Mujeres del Magreb. Esta es una de las ideas que las mujeres participantes en la Cumbre Mediterránea del Clima (Medcop22, en inglés), celebrada hasta hoy en Tánger, ponen sobre la mesa. Malas condiciones sanitarias, un acceso desigual a la tierra y la propiedad; o incluso, a un recurso tan esencial como el agua, convierten a la mujer en la primera víctima de cualquier catástrofe climática. Para hacer frente a este reto, las organizaciones participantes en la Cumbre proponen poner la batalla por la igualdad de género en el centro de la financiación climática. El encuentro, organizado por el Gobierno de Marruecos y organizaciones como la Unión por el Mediterráneo, deberá servir para presentar estas demandas a la Cumbre Mundial del Clima (COP22) de Marrakech, que tomará el relevo al encuentro de París en noviembre.

 “La mujer, junto a la tierra, necesita tener acceso a dos o tres cosas. Una de ellas es el agua, otras son la innovación y la tecnología [para trabajarla]. Y esto es algo que podemos hacer. En las negociaciones sobre el cambio climático no pensamos en las mujeres que viven en África, América central o una pequeña isla. Estas ausentes”. Hakima El Haite, ministra de Medio Ambiente de Marruecos, lo tiene claro. Si su género está empoderado, será capaz de hacer frente a los peligros que conlleva un clima más cálido e inestable, especialmente en aquellas regiones donde se sentirá en mayor medida, como la ribera sur del Mediterráneo.

 ¿De qué manera impacta el cambio climático a la mujer? “Las mujeres se encuentran en estratos sociales que no cuentan con recursos”, asegura Mbarka Bouadia, ministra de Asuntos Extranjeros de Marruecos. Como resultado, el 70% de las persones afectadas por el cambio climático son mujeres, sostiene. Cada vez que hay sequía, ellas son las primeras en sufrir la falta de agua. Cada vez que la tierra se seca, ellas son las primeras en lamentar la falta de comida. Y ellas son las primeras refugiadas climáticas, avisa Bouadia.

 Los ejemplos de esta deprivación abundan. Rhiwi, presidenta de ONU Mujeres del Magreb, sostiene que el “territorio cultivado por las mujeres en Tanzania y Uganda crecería en un 30% si tuvieran igual acceso a la propiedad y la tierra”. La lista de problemas, por añadidura, crece si se tiene en cuenta “las malas condiciones sanitarias” en las que suelen vivir.

¿Cómo se puede llevar el cambio a la práctica? “Deberíamos introducir la dimensión de género en todos los mecanismos de adaptación al cambio climático, y también en los de mitigación de sus efectos. El fondo verde [de lucha contra el calentamiento global, que debería ayudar al sur global a prosperar sin tener que recurrir a los combustibles fósiles], por ejemplo, debería dedicar parte de sus recursos a esta finalidad”, responde El Haite.

Pero no todo se reduce al monto de la ayuda exterior. Junto a esta, también es esencial que las mujeres estén presentes —en igualdad de condiciones, no de forma testimonial— en la toma de decisiones. “Cuando tienes una mujer en poder, esta piensa sobre familias e infancia. Los hombres piensan sobre carreteras y aeropuertos”, concluye la ministra de Medio Ambiente de Marruecos.

Naomi Klein: “¿Y si el calentamiento global no es solo una crisis?”

“Debemos dejar atrás este relato de más de 400 años de historia que nos dice que podemos controlar la naturaleza, moldearla a nuestro antojo, y que no habrá consecuencias para las sociedades basadas en estas premisas.”

El Viejo Topo

Durante el último Festival de Cine de Toronto, la escritora y activista Naomi Klein presentó su “Manifesto”, una súplica al gobierno de Canadá para que se abandonen los combustibles fósiles y se tomen medidas radicales hacia una sociedad mucho más sostenible y equitativa.

Apoyado por personalidades como Neil Young, Alanis Morissette, Ellen Page o Rachel McAdams, así como por actores, músicos, activistas y líderes aborígenes, el manifiesto implora a los líderes políticos “aprovechar la oportunidad para abrazar la necesidad urgente de transformación” y defender “nuestro deber sagrado hacia los damnificados por este país, a los que hoy sufren innecesariamente y a todos los que tienen derecho a un futuro seguro”. (Lee el texto entero).

Pero, como es de costumbre, este no es el único frente en el que lucha Klein. El festival de este año también estrenó “Esto lo cambia todo”, una adaptación (en formato documental y dirigido por su marido, Avi Lewis) del bestseller homónimo de Klein publicado en 2014. Pero así como el libro era un épico alegato anticapitalista (apodado por el New York Times como “el libro sobre medio ambiente más trascendental y polémico desde Silent Spring”), y el manifiesto es un intento muy concreto de lanzar un nuevo paquete de políticas medioambientales, el documental es una mirada mucho más íntima, conducida a través de las comunidades que están en primera línea de la guerra contra el cambio climático: desde las comunidades indígenas que luchan en las áreas donde procesan arenas de alquitrán en Alberta, a los habitantes de Andhra Pradesh, que defienden en India sus pantanos amenazados por una planta de extracción de carbón. Como el libro, la adaptación da una vuelta positiva al asunto. “¿Y si el calentamiento global no es solo una crisis?” pregunta Klein al público. “¿Y si es la mejor oportunidad que tendremos de construir un mundo mejor?”

“¿Y si el calentamiento global no es solo una crisis?” pregunta Klein al público. “¿Y si es la mejor oportunidad que tendremos de construir un mundo mejor?”

Antes de desvelar el manifiesto, el medio digital Salon se sienta con Klein y Lewis para hablar del documental, del poder del activismo de base y de su optimista (e indefinida) visión de futuro. Tal y como dice Klein: “No estamos ganando. Eso no quiere decir que podamos relajarnos. Pero quiere decir que la cosa se pone interesante”.

Naomi, nuestros lectores están familiarizados con tu trabajo, pero querría centrarme en el proceso de adaptar tu libro a documental. ¿Cómo empezó todo esto?

Naomi Klein: Los dos proyectos se pensaron a la vez. Se me ocurrió la idea para el libro mientras Avi trabajaba para Al Jazeera English como co-presentador de un espacio llamado “Fault Lines”, un programa de documentales. Yo viajaba para mi libro y Avi viajaba por todo el mundo para Al Jazeera. No nos veíamos, y era totalmente insostenible, así que decidimos empezar un proyecto juntos. Yo tenía la experiencia de haber hecho un largometraje sobre mi anterior libro (“La doctrina del shock”), con Michael Winterbottom. Pero con Michael lo hicimos todo a posteriori, y creo que hubo algunos fallos. Yo siempre tardo mucho en escribir un libro. Son unos cinco años de escritura y, una vez he terminado, lo último que quiero es hacerlo todo de nuevo. Durante la investigación, siempre hay un sentimiento muy genuino de descubrimiento, ya que aún no has acabado de definir tu tesis. Con el documental intentas simular todo eso (volver a los sitios a los que ya has estado, etc.), y quieras que no, el producto final siempre tiene algo de simulación. Así que queríamos hacer algo distinto esta vez, por un lado porque queríamos pasar más tiempo juntos a nivel personal, pero también porque pensamos que quizá el proceso mejoraría: ¿Y si Avi hace el documental mientras yo escribo el libro? De esta forma el proceso genuino de descubrimiento queda documentado. Ese es el lado positivo.

Eso no quiere decir que ganemos. No estamos ganando. Eso no quiere decir que podamos relajarnos. Pero quiere decir que la cosa se pone interesante.

Avi Lewis: El inconveniente fue intentar hacer una adaptación de un libro que aún no se había escrito, y eso fue duro. Se trataba de ir más allá de nuestras razones personales y conseguir una autenticidad en toda la investigación. Lo bueno es que creo que los dos tenemos la convicción de que, si uno quiere hacer florecer una idea, una idea radical en el seno de una cultura muy abarrotada de conceptos, vale la pena intentarlo en cuantas más plataformas mejor, de forma simultánea. Así que no solo teníamos el proyecto del libro y la película en paralelo, también trabajábamos en comprometer a la gente con nuestra web y con otras plataformas digitales.

En Toronto lanzamos el manifiesto “The Leap Manifesto”. Naomi tuvo una idea brillante (muy típico de ella). 2016 es año bisiesto [leap year, en inglés], así que pensó que lo que debemos hacer, socialmente, culturalmente y económicamente, era precisamente esto, dar un salto [leap]. Ya no hay tiempo para los pequeños pasos. Aparte del libro y el documental, nos hemos organizado muchísimo durante estos últimos meses: hemos tenido reuniones con organizaciones de todos los campos, niveles y espectros. Tuvimos un encuentro en Toronto que reunió a activistas, sindicatos, ecologistas, coordinadores de derechos y de justicia social. Este manifiesto, pidiendo en Canadá una transición hacia una economía de pocas emisiones contaminantes, para que se ejemplifiquen los principios de justicia y se aborden las injusticias, se lanza en medio del festival de cine.

Una película no argumenta meticulosamente ni da evidencias. Las películas son emoción, conexión y dimensión humana. En los grandes libros de no-ficción es difícil crear personajes y darles vida de la manera en la que lo haría una película. Y ninguna de esas dos plataformas sigue siendo idónea para lanzar un paquete de medidas. Así que estamos explorando la posibilidad de verter todos esos conceptos y sus implicaciones en distintas plataformas, según los puntos fuertes de cada medio.

El documental se centra mucho en esos movimientos de base llamados “ecología de los pobres”, así como en un gran número de ese tipo de grupos que acaban teniendo mucho éxito, como ahora los manifestantes que pararon la explotación de una mina de oro en Halkidiki, Grecia.

AL: La gente está ganando, por todas partes. El movimiento por la justicia climática está empezando a andar en serio. Si miras dónde estábamos hace un año, había medio millón de personas en la calle en Nueva York. Y era por el clima. Nunca nadie había visto una manifestación similar antes. La poca inversión en combustibles y carburantes fósiles ha estallado en los últimos años, con repercusiones que van mucho más allá de los campus universitarios americanos en donde empezó todo, de las ciudades, los pueblos, de Europa, Australia… Ahora tenemos todos esos proyectos de oleoductos que se están aplazando, en algunos casos incluso interrumpiendo. Tenemos el movimiento para parar el fracking, un movimiento que ha explotado y ha conseguido que se establezcan prohibiciones, en Nueva York o en Escocia. Hay muchas cosas que celebrar y en las que inspirarse. El movimiento por el medio-ambiente está expandiendo su noción de lo que es y se está ampliando por todo el mundo. Es un momento intenso, de mucho crecimiento. Se trata de una historia en la que los puntos no acostumbran a conectarse.

Me interesa este fenómeno internacional denominado Blockadia* como una forma de conectar a todos esos movimientos medio-ambientales de base que parecen a priori muy dispares.

AL: De hecho, están todos conectados. Hemos conocido a gente en Estados Unidos que se declaran activistas en contra de las arenas de alquitrán, y no es porque estén conectados con los activistas del norte de Alberta (Canadá), sino porque los grandes equipos encargados de las infraestructuras de alquitrán (las piezas de Lego enormes que utilizan para construir refinerías y tuberías) pasan por su estado. Y eso es porque hay petroleros llenos de bitumen que han explotado cerca de sus ciudades. Así que la gente está facilitando el encuentro de unos con otros.

¿Siente que estamos en la cúspide de algo, en una especie de punto de inflexión?

NK: Cuando el otro día miraba por primera vez el documental, me impresionó darme cuenta de que esto es una guerra. Lo ves cuando te fijas en cómo se desarrollan los acontecimientos cuando la gente intenta parar una planta de carbón o una mina: aparecen las armas. Es así, y es difícil que la gente lo vea. Pero hay bandos. Y cuando intentas pararlo es cuando más ves que hay bandos muy definidos. Así que diría, para no utilizar términos militares, que se trata de una carrera.

AL: Vamos, ¡a la carrera!

NK: Diría que empezamos muy atrás. En lo que a emisiones respecta, y porque nos hemos retrasado durante tantísimo tiempo, tenemos que hacer mucho, y muy rápido. Es una tarea muy difícil, y por eso utilizamos el término “salto”, porque realmente hablamos de una transformación que debe tener lugar en muchos frentes. Aun así hay señales muy emocionantes: el precio de la energía solar ha bajado en un 75%. Es ahora más barata que los combustibles fósiles, al menos en muchas partes del mundo. Si miras el porcentaje al que el sol se está introduciendo en un país como Bangladesh, es impresionante. Creo que la industria de los combustible fósiles está empezando a asustarse por la combinación desplome del precio–desinversión y por la tendencia que hace que las renovables se estén abaratando muchísimo en muy poco tiempo. Eso no quiere decir que ganemos. No estamos ganando. Eso no quiere decir que podamos relajarnos. Pero quiere decir que la cosa se pone interesante.

¿Cómo ven el reciente esfuerzo por parte de las empresas de apropiarse del movimiento por el clima, como la campaña de BP “Beyond Petroleum” (“Mucho más que petróleo”)?

AL: Con la campaña de BP ves exactamente lo que significan las palabras escogidas, ya que la abandonaron al cabo de muy poco de empezarla.

NK: Dijeron todo lo que debía decirse, lo escogieron muy bien. Dijeron que se convertirían en una multinacional diversificada y que irían más allá del petróleo, pero entonces el precio del crudo aumentó, vendieron su parte de energías renovables y duplicaron su apuesta por los combustibles más contaminantes del planeta. Así que no creo que podamos dejar esto en manos del mercado. Es demasiado importante. Es nuestro hogar. Es la vida en la tierra. Uno no debería apostar o jugar con un bien tan preciado e irremplazable. Eso no quiere decir que el mercado no tenga ningún papel, pero la idea de esperar lo mejor y poner algunos mecanismos favorables al mercado y dejarles hacer su trabajo… Creo que estamos ante una cuestión que solo se soluciona con normativas.

En el documental te fijas en la trayectoria de activistas a título individual, lo que lleva a escenas muy emotivas: los rancheros de Montana, devastados por el vertido de petróleo en su patio trasero o las mujeres del Alberta Beaver Cree Nation, a quienes la burocracia pone trabas de forma constante. ¿Cómo fue conocer y hablar con esta gente, y cómo escogió las historias que debían formar parte del documental?

AL: Fue muy difícil escoger. Decidí que, para que estuviera a la altura del trabajo que realizaba Naomi, debía ser un proyecto global. También vi que uno no puede hacer un documental sobre el cambio climático y el capitalismo en 2012 y no ir a China o India, no estar en los sitios donde se ganará o perderá la batalla por el cambio climático. Y como es muy complicado (y caro) viajar para realizar un documental (especialmente cuando intentas hacerlo con una buena producción y llevas veinte maletas encima cada vez que subes a un avión) tuvimos que reducir el tiempo que pasábamos en cada sitio al que íbamos. Habría sido magnifico haber tenido un par de meses para cada localización, pero tuvimos solo semanas. Eso lo compensamos con más investigación previa, charlando antes con la gente y estableciendo con tiempo las relaciones críticas con los sujetos que nos interesaban más. Cuando estás sobre el terreno y ocurre algo dramático en tiempo real… Bueno, podríamos decir que eso son los dioses sonriéndote. No se ven en el documental las innumerables veces que esto no ocurrió.

Con los documentales… no dejes nunca que nadie te diga que hay una fórmula mágica. Cualquiera que actúe haciendo ver que sabe lo que está haciendo, miente. Se basa todo en conjeturas; con los años pules tu intuición, tus corazonadas. Pero una cosa está clara: si la comunidad está a bordo del proyecto, entonces tienes una apuesta segura. Cuando sabes que un colectivo está luchando contra algo, o que se han juntado para luchar, cuando tienes ese sentimiento de que hay una lucha real… Sabes que vas a encontrar esos momentos de emoción, de drama. Además sabes que conocerás a gente de la cual aprenderás muchísimo y que te inspirarán. Gente que dirá cosas que cambiarán tu mundo y la manera que tienes de pensar y ver las cosas.

Me quedé muy impresionada con un momento en el que una mujer que participa en una protesta (la que se opone a la construcción de una mina de carbón en Grecia) dice mirando a cámara: “Daría mi vida para poner fin a esto”. No me pareció ni planificado ni orquestado con antelación.

AL: Esa mujer no se andaba con gilipolleces.

NK: Vino ella a buscarnos. Y otra cosa que quería decir es que las escenas del norte de Alberta, con Crystal y su familia en la comunidad de Beaver Cree Nation, son únicas, ya que ellos nunca se habían abierto a las cámaras de ese modo. Crystal ha hecho muchísimas entrevistas, pero nunca había invitado a nadie a su ámbito más familiar. Y esto tiene que ver con que Crystal y yo estamos involucradas en este movimiento desde hace mucho, y nos conocemos. Eso es lo que nos permitió hacer todo esto. Aunque no estuviéramos allí por mucho tiempo, la gente nos bendijo con su tremenda confianza. Y es algo que no damos por sentado. Es algo impresionante, dejar que alguien entre en tu casa con su cámara, que tenga acceso a tus momentos familiares más íntimos. Crystal me dijo después de acabar la grabación: “Cuando dije que ellos me tratan como a una ‘India estúpida’, crees que se ha entendido que este no es un término que nosotros utilicemos?”. Le aseguré que absolutamente todo el mundo a quien le habíamos enseñado esa escena lo había entendido de la forma que ella pretendía. Ese fue precisamente un momento espontáneo de intimidad, y estamos tremendamente agradecidos por toda esa confianza.

Yo soy de Canadá, y me conmovió muchísimo la descripción que hace el documental de las comunidades indígenas en este país. Parece que el tema de la protección del medio ambiente realmente encaja con todos estos otros problemas que aquejan a las comunidades indígenas canadienses en cuanto a la opresión del gobierno y en cuanto a su derecho de auto-determinación. Durante toda la película vemos que la lucha por el clima se entrelaza con temas relacionados con los derechos de la mujer y la pobreza.

NK: Una de las cosas que más me gusta de la película es que hay muchísimas mujeres, y muchas mujeres líderes. Y no es algo que Avi haya intensificado o magnificado.

AL: Es un reflejo claro de quién está liderando, un reflejo de quiénes son las figuras que inspiran.

NK: Es simplemente quien lidera. Crystal, Vanessa, Sunita, así como todas las mujeres de Grecia, son increíbles. Supimos de esa lucha por una carta abierta que escribieron desde Halkidiki al mundo sobre lo que estaban experimentando. Es una carta increíble sobre la opresión que estaban experimentando. En ella decían: “Queremos hablar contigo, de mujer a mujer”. Era algo muy directo, pero no hicimos una gran montaña de ello. Quizá tendríamos que haberlo destacado más, pero me alegra que hayas reparado en ello.

Poniendo la mirada en las presidenciales estadounidenses, ¿hay algún candidato que creáis que sea la opción ‘verde’ más obvia?

AL: Hay mejores y peores candidatos, pero de hecho creo que el sistema político americano no tiene las condiciones para el tipo de cambio que hace falta, y eso nos marca el camino de lo que debemos hacer como sociedad. Lo mismo pasa aquí en Canadá. Cuando tienes un Congreso bloqueado, el ejecutivo en pie de guerra con una o las dos cámaras… No hay una receta para un solo candidato, independientemente de su situación, para que este pueda realizar el cambio radical que pide el planeta y que la ciencia nos está diciendo que es necesario. Y eso está bien. Porque este es precisamente uno de los relatos que debemos quitarnos de encima.

Debemos dejar atrás este relato de más de 400 años de historia que nos dice que podemos controlar la naturaleza, moldearla a nuestro antojo, y que no habrá consecuencias para las sociedades basadas en estas premisas. Debemos madurar y abandonar esa historia, salir de la idea de que un político vendrá a salvarnos –independientemente de cómo sean o de cuánto inspiren a la población. Lo que necesitamos es similar a lo que pasó en Alemania, donde movimientos sociales presionaron a los políticos y crearon tanto apoyo público que ya era un tema de egoísmo político el hacer lo correcto. En torno a potenciar las energías renovables, a crear buenos empleos, a regular las grandes corporaciones y, sobre todo, en torno a un paquete completo de medidas para combatir la crisis climática y las desigualdades de nuestro sistema. Aquí es donde se ve que algo está cambiando. Y eso solo ocurre cuando hay un apoyo público enorme y unos políticos que llegan a donde está la gente. Y por suerte, ya podemos hacer eso, porque nosotros somos ellos.

Exacto. Somos nosotros.

NK: Siento que estamos en este momento en el que tenemos una clase política “seria” que nos está constantemente diciendo que se trata de un tema opcional, y que nos está empujando hacia esas medidas blandas totalmente insostenibles pero que hacen que nos quedemos en este camino suicida. Medidas que han demostrado, una y otra vez, ser erróneas. Es increíble que Bernie Sanders esté avanzando a Hillary Clinton en New Hampshire y Iowa. Eso demuestra que los expertos están equivocados. Así como es increíble que Jeremy Corbyn haya ganado el liderazgo del partido laborista en el Reino Unido.

AL: O que Alberta haya echado a los conservadores después de 44 años de gobierno de un único partido.

NK: Para mí es eso de lo que va este momento histórico: ¿Cómo encontramos esa realidad, donde los expertos están equivocados, donde la gente quiere más, donde todo mundo está listo para dar un paso adelante, pero donde hay un claro vacío de visión y de ideas?

* Blockadia: fenómeno internacional cuyo objetivo es detener los proyectos de extracción de combustibles fósiles o de minerales allí donde surjan.

Entrevista publicada originalmente en ‘Salon’. Anna Silman es editora de ‘Salon’.

Traducción: Anna Galdón

El cambio climático agrava la desigualdad entre ricos y pobres

Un estudio revela que el cambio climático, y el poder que ejerce sobre los recursos naturales de la Tierra, agrava la desigualdad entre comunidades ricas y pobres.

Ecodiario
Como ejemplo, los expertos señalan que el cambio climático está obligando a algunas especies migratorias de peces a cambiar su ruta hacia los polos, lo que significa un gran cambio para las personas cuyo sustento depende de los peces. “Lo que encontramos es que los recursos naturales como el pescado están siendo empujados por el cambio climático, y cambia quién tiene acceso a ellos”, ha señalado uno de los autores del trabajo, Malin Pinsky.

Así ha señalado que, cuanto más fuerte sea la conservación orientada a la gestión del recurso natural en una comunidad, mayor será el valor de dichos recursos naturales y si esos recursos aumentan o disminuyen. De este modo, si las comunidades y los países más ricos son más propensas a tener una gestión fuerte de los recursos, estos grupos tienen más probabilidades de beneficiarse, lo que agrava la desigualdad.
La riqueza se está desplazando

Pinsky y sus co-autores han explicado que “la riqueza inclusiva” -en peces, plantas y árboles y otras especies importantes para los seres humanos- se está desplazando fuera de las zonas templadas y hacia los polos ya que las temperaturas globales aumentan. La riqueza inclusiva es la suma de los activos de capital de una comunidad, incluyendo los activos naturales como el pescado o los árboles, sino también la salud humana y la educación, así como los activos construidos como carreteras, edificios y fábricas. Dado que el clima cambia de manera desigual de lugar en lugar, los recursos naturales migran -o se reproducen- de forma desigual.

Su trabajo, publicado en Nature Climate Change utiliza datos que Pinsky desarrolló en sus estudios sobre la migración de peces y una fórmula matemática desarrollada por el economista Universidad de Yale por Eli Fenichel, para ilustrar la relación entre el movimiento de los recursos y el movimiento de la riqueza.

Para ilustrar su punto, los autores establecieron un modelo con dos comunidades ficticias, Northport y Southport, cada una dependiente en cierta medida de una pesquería en particular. Luego, los autores imaginaron escenarios de interacción entre las dos comunidades, la acción de sus peces, y entre sí.

“Tendemos a pensar en el cambio climático sólo como un problema de la física y la biología. Pero la gente reacciona también y, por el momento, no tenemos una buena comprensión de los impactos de la conducta humana sobre los recursos naturales afectados por el cambio climático”, ha apuntado el científico.

Uno de los próximos proyectos para el equipo se inclinará hacia el lado humano de la ecuación. Los expertos pasarán parte de la primavera y el verano hablando con personas involucradas en la pesca comercial en gran parte de la costa este de Estados Unidos.