EL ESCARAMUJO año 7 Número 34
EL MOVIMIENTO SOCIAL
En el modelo Corporación-Nación…
(segunda Parte)
Gustavo Castro Soto
Otros Mundos, A.C.
25 de febrero de 2013; San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México.
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(EXTRACTO)
La década de 1990 marcó la transición modélica para que las corporaciones, el capital financiero y especulativo tomaran la hegemonía del sistema capitalista. Ello en el contexto del éxito de la implementación de las políticas neoliberales, del impositivo mal llamado “Consenso de Washington”, del fin a la Guerra Fría, de la Unión Soviética y del Muro de Berlín. Es la década de grandes modificaciones constitucionales para facilitar el acceso de las inversiones del capital trasnacional. A mediados de la década entra en vigencia el TLCAN, primer tratado de libre comercio; y el GATT se convierte en OMC para convertir todo en mercancía e inaugurar el imperio de las Corporaciones. Para el capitalismo ya no habría rival y se festejaba la muerte del comunismo. Esto modificó la tendencia, discurso y conformación de la resistencia social y de sus diversas expresiones. Es la década en que inicia un auge del movimiento por la defensa de los derechos humanos y la creación de muchos centros y Ong´s1 que se irán enfrentando a sus gobiernos y más tarde al poder de las corporaciones.
Las inversiones, compras y fusiones llegaron a América Latina como nunca. Las corporaciones y los bancos empiezan a adueñarse de todas las privatizaciones. E inició el nuevo Modelo Corporación-Nación que advertimos desde el 20052 y que hasta la fecha no se termina de vislumbrar por los académicos y mucho menos por el movimiento social, aunque si se ven y reconocen sus efectos, tendencias y consecuencias al hablar del poder de las corporaciones y la necesidad de desmantelar su poder3, de su cooptación de los escenarios multilaterales; de su acumulación de riqueza, tierras y bienes comunes; del “capitalismo corporativo”4 entre otros conceptos que rondan los tinteros hoy en día. En otras palabras, tiene patas, cola y ladra, pero no se le acaba de llamar “perro”.
Por ello, el concepto de “neoliberalismo” ya aplicado y casi finiquitado en América Latina y el Caribe, e implementado por el Estado en beneficio del gran capital productivo y especulativo, sigue siendo para el movimiento social, académicos, políticos de “izquierda”, entre otros, el paraguas para interpretar una realidad ya rebasada por la acumulación y la visibilizarían más evidente del poder corporativo. El Neoliberalismo cumplió con su objetivo y cimentó al gran capital, a las grandes trasnacionales que toman el control político, económico, social, cultural, coercitivo, militar y territorial. No profundizaremos aquí sobre ello, ya que un análisis más amplio del Modelo Corporación-Nación lo hemos abordado en otro momento.1
La acelerada escalada de concentración de la riqueza en manos de las trasnacionales, bancos y capital especulativo descobijó a cada vez más sectores sociales. La nueva situación cuestionó entonces el concepto de “pueblo” golpeado por el capitalismo ya que la crisis llegó a todos, a cada rincón de la sociedad, de la clase media e incluso rica muy endeudadas que sucumbió una buena parte ante las corporaciones transnacionales más poderosas. Esta tendencia sigue agudizándose como la tendencia a la pobreza que se acerca a los bolsillos de toda la sociedad que intenta eludir hasta con suicidios una crisis que no permite ver esperanza de vida. Así, se amplía el espectro del grito de lo excluidos que se suman a los movimientos sociales. No solo la sociedad civil que se aglutina en diversas formas jurídicas reconocidas por el estado, sino hasta los que no son parte de la estructura de gobierno ni para el gobierno, los que independientemente de su posición en la estructura social, podrían hacer algo para transformar la realidad en que vivimos frente a una crisis que golpea a todos excepto a la clase cada vez más rica del planeta.
Bajo el Modelo Corporación-Nación, las trasnacionales pretenden ponerle precio y dueño a toda la realidad existente en el planeta y más allá de ella. Lo tangible y lo intangible, los valores culturales, los productos culturales e históricos, los olores, colores, sabores, procesos, procedimientos, y hasta cualquier manifestación de vida o función de la naturaleza. Es un extractivismo voraz primario y exportador cuando hablamos de los bienes comunes naturales, pero también de los bienes comunes en general. Y más allá de ello, un extractivismo en todo sentido pues la dinámica económica y financiera va absorbiendo de la sociedad toda riqueza; despojando de dinero, bienes, derechos, casa, educación, salud, agua, tierra, comida, justicia, seguridad y hasta la vida misma. Extirpando todo lo posible y generando sus mecanismos estructurales para lograrlo. Esto pone en conflicto y cuestiona las alianzas, composición, identidad y estrategias, entre otros elementos, al movimiento social, lo que abordaremos más adelante.
Con el surgimiento del EZLN en 1994 en Chiapas, ellos insisten en el concepto de “La Señora Sociedad Civil” mientras otros movimientos reivindican los derechos civiles como vías para la transformación.
(…)
ALGUNAS CONCLUSIONES
Por tanto, frente a la crisis sistémica y terminal del capitalismo, ya no basta para cambiar al mundo la conciencia de clase ni la opción de clase, sino la conciencia de la humanidad, planetaria, ante la grave Crisis Climática. Tampoco basta entender que la transformación pasa por el control y apropiación de los medios de producción capitalista, sino en construir otros mundos posibles. Que no se puede transitar a otros mundos posibles por medio de otra dictadura hegemónica, aunque sea la del proletariado. Que el proletariado no es el único sujeto de construcción de realidades nuevas. Que el pueblo no es el único afectado por el voraz capitalismo, sino la sociedad en su conjunto, la humanidad y su supervivencia la que está en juego. También se cuestiona que la mercancía sea el único objeto-medio de la acumulación de plusvalía ante la riqueza atesorada por la especulación de las Bolsas de Valores. Como tampoco se puede entender la lógica de la acumulación sin la lógica de la deuda externa. Y es que el marxismo no podía resolver ni responder a un sinfín de problemáticas que desataría la lógica de acumulación de capital más de cien años después.1
En fin, el movimiento social ha abarcado diversos ámbitos de la realidad. Veamos algunos ejemplos: movimiento #132, movimiento 15M, movimiento afro descendiente, movimiento al socialismo, movimiento altermundista, movimiento ambientalista, movimiento anarquista, movimiento animalista, movimiento anti-Apartheid, movimiento antiglobalización, movimiento antimilitarista, movimiento anti minero, movimiento antinuclear, movimiento armado, movimiento campesino, movimiento ciudadano, movimiento conservacionista, movimiento contra el feminicidio, movimiento contra el racismo, movimiento contra la deuda externa, movimiento contra la tortura, movimiento contra las represas, movimiento contra los desahucios, movimiento contra los Tlc’s, movimiento cooperativista, movimiento de alcohólicos anónimos, movimiento de conciencia negra, movimiento de defensa del consumidor, movimiento de la sociedad civil, movimiento de liberación animal, movimiento de liberación nacional, movimiento de los indignados, movimiento de los trabajadores, movimiento de reconciliación, movimiento de resistencia, movimiento de trabajadores campesinos, movimiento de víctimas y afectados climáticos, movimiento del software libre, movimiento eco socialista, movimiento ecologista, movimiento estudiantil, movimiento familiar cristiano, movimiento feminista, movimiento gay, movimiento guerrillero, movimiento hippie, movimiento independentista, movimiento indígena, movimiento juvenil, movimiento lésbico, movimiento magisterial, movimiento nacionalista, movimiento obrero, movimiento okupa, movimiento pacifista, movimiento piquetero, movimiento popular, movimiento por el socialismo, movimiento por la justicia climática, movimiento por la paz con justicia y dignidad, movimiento por la paz, movimiento por los derechos civiles, movimiento pro-mejoramiento de la vivienda, movimiento radialista, movimiento rastafari, movimiento revolucionario, movimiento sindical, movimiento sin maíz no hay país, movimiento sin tierra, movimiento social antifranquista, movimiento solidarista, movimiento urbano popular, movimiento vecinal y movimiento zapatista, entre otros.
Todos pueden ser parte de expresiones anti sistémicas temáticas, sectoriales o regionales. Son movimientos contra las distintas expresiones de afectación del capitalismo que desde su inicio se ha identificado como el principal enemigo, pero cuya diferencia lo ha marcado las diversas estrategias y paradigmas para emanciparse de este dominio. Sin embargo, una verdad dolorosa es que todas las expresiones sociales no han logrado detener la lógica de la acumulación, aunque ésta tiene un límite político, económico, financiero, social, cultural y planetario. Sin embargo, no hay imperio que no haya sucumbido en sus propias contradicciones insostenibles e insustentables. Ninguno ha sido eterno, como tampoco lo será el imperio de las trasnacionales.
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