Europa en crisis a la caza de mercados y recursos naturales de Latinoamérica y El Caribe
(Fundación Solón).- Sumida en la mayor crisis de su historia, Europa busca nuevos mercados y oportunidades de negocio para sus empresas, y sobre todo acceso a fuentes de recursos naturales mediante acuerdos de libre comercio y tratados bilaterales de inversión delineados por la estrategia “Una Europa Global”. En ese marco se inscribe la renovada “alianza estratégica” suscrita por la UE y las naciones de la Comunidad de Estados de Latinoamérica (Celac) en su primera cumbre birregional celebrada en Santiago de Chile (aunque se trata del 7mo encuentro de este tipo entre estas dos regiones, es la primera que tiene como contraparte a la CELAC – Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
Los 27 miembros de la UE cerraron 2012 sumidos en una profunda crisis, con serios problemas de endeudamiento y déficit público, una tasa de desempleo sin precedentes del 11,7% (26 millones de parados, 19 millones en la Eurozona) y más de 120 millones de personas en riesgo de caer en la pobreza. Existe una relación directa entre las crisis económicas, el desempleo y el empeoramiento de la salud mental, y hay una correlación estadística significativa entre las recesiones económicas, el paro y los suicidios. [1]
La producción manufacturera en la Eurozona se contrajo y enfrenta una situación cada vez más difícil debido a la reducción de gasto del consumidor y al menor crecimiento de los mercados exportadores clave. En mayo de 2012, la producción industrial de la zona euro se contrajo 1,9%, la mayor caída mensual desde diciembre de 1992; mientras que la producción fabril en los 16 países que utilizan el euro se redujo 0,8% en términos interanuales. La formación bruta de capital fijo cayó 0,7% en la Eurozona y 0,6% en el conjunto de la UE. [2]
En el tercer trimestre de 2012 la Eurozona cayó en recesión al confirmarse un retroceso del Producto Interno Bruto (PIB) de 0,1%. Eurostat confirmó que fue la segunda recesión desde el inicio de la crisis bancaria mundial en 2008, momento en el que registró una contracción durante cinco trimestres consecutivos hasta el verano de 2009. En el período estaban en recesión al menos siete países de la UE, con una marcada ralentización de la economía alemana, considerada la locomotora regional. Según expertos, dicha situación fue resultado de la excesiva austeridad en los países del sur de Europa.
El consumo, responsable de más de la mitad de la producción económica de la Eurozona, sigue sufriendo a causa de la crisis, notificó la Comisión Europea (CE). El sector está bajo la influencia de las medidas de austeridad, lo cual atenta contra las exportaciones y la demanda de los consumidores. Además, la confianza económica en el bloque cayó al nivel más bajo en tres años. [3]
No obstante, la balanza comercial de la Eurozona registró un creciente superávit en sus intercambios con Estados Unidos, y al mismo tiempo mantuvo el déficit en el comercio con China. El aumento de las exportaciones, consideradas una de las pocas fuentes de crecimiento económico para algunos países europeos, determinó en agosto un superávit comercial. Eurostat notificó que el excedente fue de 6.600 millones de euros. [4]
En su informe sobre la Situación de la economía mundial y sus perspectivas para 2013, la ONU afirmó que la Eurozona está atrapada en “un círculo vicioso de alto desempleo, fragilidad del sector financiero, mayores riesgos en su calificación soberana, austeridad fiscal y bajo crecimiento”. El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, afirmó que para evitar la recesión, la economía europea necesita mayor intercambio comercial y un compromiso renovado de todos los gobiernos para revitalizar el sistema multilateral de comercio.
El director de la OMC consideró que este no es el momento de sucumbir a las presiones generadas por la crisis económica, imponer barreras comerciales y adoptar políticas dirigidas al mercado interno, ya que “la economía global necesita más comercio para evitar la recesión”.
La mayor integración del mercado único en la UE es necesaria para favorecer la creación de empleos y la expansión del crecimiento, recomendó la CE y planteó una necesaria integración “real” de las redes de transportes y energía, que incluiría la liberalización de los servicios nacionales de transporte de pasajeros por ferrocarril con el fin de intensificar la competencia en el sector dentro del bloque y reducir los precios para los consumidores.
Europa profundiza sus relaciones comerciales con América Latina.
“Después de la crisis, la región de América Latina y el Caribe (ALC) es vista con nuevos ojos por el resto del mundo. Con sus grandes reservas de recursos naturales y un fuerte y sostenido crecimiento como mercado de consumo y de inversión, ha despertado un renovado interés en sus principales socios comerciales”, evaluó la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, durante la VII Cumbre Unión Europea-América Latina celebrada en Santiago en 2012.
En el período 2000-2009, la UE pasó a ser el principal origen de la inversión extranjera directa (IED) en ALC, con 43% del total de los flujos acumulados, contra 35% de Estados Unidos, según la publicación “En busca de una asociación renovada entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea” de la Cepal. [5]
Europa todavía es el continente con mayores inversiones en ALC, con 613 mil millones de dólares de stock hasta 2011, el 47% del total. Por otro lado, ALC tiene 117 mil millones de dólares invertidos en el viejo continente, el 53% de la inversión total de los países del área.
Hasta la fecha, la relación económica de la UE con ALC se ha desarrollado a través de la negociación de Acuerdos de Asociación (AdAs) y Tratados de Libre Comercio (TLCs). En este rubro, la política europea está determinada por los lineamientos de la estrategia “Una Europa Global”, por el tratado de Lisboa y por la nueva política de inversiones de la UE; en los tres casos el eje del relacionamiento es el libre comercio.
Acuerdos UE-CAN
En 2007 comenzaron las negociaciones del AdA entre la UE y la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú). En un primer momento, la cooperación, el diálogo político y el respeto de los derechos humanos se presentaron como aspectos de diferenciación con los TLCs de EE.UU., pero Colombia y Perú terminaron negociando un “ambicioso TLC”, reconoció el propio comisario Peter Mandelson en la Cumbre de Presidentes de ALC-UE de Lima en mayo de 2008.
Bolivia abandonó la mesa de negociaciones por considerar que el componente comercial del AdA menoscababa su derecho al desarrollo. Y es que Bruselas exige concesiones especiales en tres aspectos fundamentales para el desarrollo nacional: compras públicas, servicios estratégicos y concesiones en propiedad intelectual, sumamente sensibles para países mega diversos como Bolivia y Ecuador. Ecuador siguió los pasos de Bolivia y suspendió la negociación en julio de 2009. El ex vicecanciller ecuatoriano Kintto Lucas argumentó que la UE «nos hizo creer que nos daría algo un poquito mejor que lo que firmó con Colombia y Perú”. Ecuador no caerá en el riesgo del neocolonialismo que se ha querido imponer en otros tratados, aseguró por su parte el presidente Rafael Correa.
Pese a las objeciones, el jefe de la delegación de la UE en Colombia Fernando Cardesa renovó su invitación a Bolivia y Ecuador para que se sumen al acuerdo comercial “multipartes en el momento en el que lo consideren adecuado”. El funcionario aseguró que el AdA Colombia-Perú-UE “es equilibrado, tiene en cuenta las asimetrías y las diferencias entre todos nosotros, y está compuesto por un acuerdo de diálogo político, un acuerdo de cooperación y un acuerdo comercial”.
Otros defensores del AdA recalcaron que favorecerá un incremento comercial entre ambas partes ya que eliminará los altos aranceles y las barreras técnicas al comercio, liberalizará el mercado de servicios, abrirá los mercados de contratación pública e incluirá compromisos sobre la aplicación de las normas laborales y medioambientales.
La patronal europea BusinessEurope subrayó que la reducción de los aranceles permitirá un ahorro anual de 270 millones de euros. Además, habrá un mayor acceso a los mercados agrícolas, industrial y de servicios de ambas regiones. Respecto a Colombia, el presidente Santos dijo: “Ustedes (los europeos) necesitan lo que nosotros tenemos: agua, tierras y petróleo”, mientras que el ministro de Comercio Sergio Díaz-Granados vaticinó que el TLC con la UE representará un crecimiento adicional del 0,5% para el PIB de Colombia. [6]
Acuerdos Mercosur-UE
El Mercosur consolidó su estructura con la incorporación plena de Venezuela y se erige hoy como la quinta economía del mundo con un PIB de 3,3 billones de dólares, un mercado de 275 millones de personas y un territorio de 12,8 millones de kilómetros cuadrados. El bloque detenta el 20% de las reservas probadas de petróleo, es decir más de 311.865 millones de barriles de crudo certificados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). [7]
Las negociaciones entre la UE y el Mercosur se retomaron después de la cumbre de 2010 en Madrid y avanzan desde entonces incluyendo temas OMC plus. La UE y principalmente España demandan acceso a servicios financieros, ambientales, propiedad intelectual y compras del estado. En enero de 2013 Brasil y la UE manifestaron su interés de avanzar hacia un AdA entre el Mercosur y la UE. [8]
Avanza el acuerdo UE-Centroamérica
El diálogo político, la cooperación y el libre comercio caracterizan al AdA UE-Centroamérica, aprobado por la Comisión de Comercio Internacional del Europarlamento por amplia mayoría, luego de que el 25 de junio de 2012 los países de la UE aceptaran oficialmente la firma y ejecución de la alianza. El 17 de octubre del año pasado la Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó la entrada del país al Acuerdo por votación unánime de los diputados y se convirtió en el primer país de la subregión en ratificar el pacto. Ratificaron el pacto los gobiernos de Honduras, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Panamá durante la XXXIX Cumbre Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de los países del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). Este es el primer convenio de asociación que el bloque europeo logra en la región, el cual ampliará el comercio bilateral que ya sobrepasa los 12 mil millones de euros. [9]
Los peligros del libre comercio con Europa
Europa vive la mayor crisis de toda su historia y está buscando no sólo nuevos mercados sino posibilidades para que sus empresas copen las compras públicas y monopolicen los servicios en ALC. Tal como están concebidos, los AdAs beneficiarán a un puñado de empresas europeas y latinoamericanas que tendrán más ventajas en términos jurídicos, al tiempo que las economías de ALC consolidarán su carácter primario exportador.
Los AdAs son “totalmente asimétricos”, ya que los proveedores de bienes y servicios de ALC difícilmente podrán competir con transnacionales europeas. En ese marco, decenas de organizaciones sociales como Vía Campesina, la Alianza Social Continental, Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, el Centro Europeo para los Derechos Humanos y Constitucionales (ECCHR) y la red Enlazando Alternativas, entre otras, pidieron a la UE que se abstenga de firmar tratados de libre comercio con Perú, Colombia y Centroamérica.
La Confederación de Trabajadores de Colombia advirtió que dichos tratados no crearán más puestos de trabajo en Europa, dado que las empresas se trasladarán a los países latinoamericanos para reducir costos. En consecuencia, los TLCs subordinados a las reglas del mercado solo favorecerán a las empresas transnacionales europeas y contribuirán al aumento generalizado de la desigualdad y la pobreza en ambos continentes.
El asesor jurídico de la Bancada de Izquierda Unitaria del Parlamento Europeo Paul Emile Dupret advirtió que los TLCs son ventajosos para las corporaciones europeas, pero cuestionables para los países destinatarios. Según proyecciones de la UE, Colombia aumentaría sus exportaciones entre el 6 y 9%, pero sus importaciones desde la UE crecerían entre el 7 y 11%.
Según Dupret, las empresas colombianas no podrán competir con las constructoras europeas, lo que repercutirá negativamente en las compras públicas para la pequeña y mediana empresa. “La Unión Europea se construyó protegiendo sus productos y su industria. ¿No sería mejor una política como la que está probando Ecuador, es decir de vez en cuando cerrar sus fronteras a ciertos productos, abrirlas a otros y tratar de crear un mercado latinoamericano?”, cuestionó el asesor jurídico del Parlamento Europeo.
Por su parte, la diputada del partido socialista Die Linke (La Izquierda) Heike Haensel consideró que el libre comercio entre la UE, Colombia y Perú será “una ataque directo al ambiente y al sustento de la población en los dos países sudamericanos”.
Pese a las objeciones, en la primera cumbre de la Celac-UE celebrada en Santiago el presidente de la CE José Manuel Durao Barroso manifestó que confía en que el TLC concertado por el bloque comunitario con Colombia y Perú pueda aplicarse en marzo. Estamos trabajando para la aplicación provisional del acuerdo para finales de este primer trimestre, declaró Barroso. El presidente Santos y su homólogo peruano Ollanta Humala no ven mayor dificultad en lograr lo planteado por el jefe del Ejecutivo comunitario, pues solo faltan dos trámites en el Senado.
La UE vino a Chile a exigir a los latinoamericanos y caribeños leyes que garanticen territorios y recursos naturales para sus transnacionales, denunció la Cumbre de los Pueblos que sesionó en paralelo a la Cumbre UE-Celac. El cónclave social alertó que los “bienes naturales, los derechos y las personas han sido mercantilizados en naciones y pueblos de América Latina, Europa y el Caribe, producto de la lógica capitalista, que en su vertiente neoliberal y machista, permite su instalación y profundización a través de aparatos cívicos, políticos, militares”.
Otras organizaciones sociales como la Alianza Social Continental y la Mesa de Articulación de Asociaciones Nacionales y Redes de ONG de América Latina lamentaron que en las relaciones entre UE y la Celac primen los intereses de las corporaciones “en nombre de un falso desarrollo que vulnera los derechos humanos más elementales”.
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NOTAS: