Cruzada Nacional contra el Hambre en México, burla y desperdicio
En México hay más de 37 millones de personas en pobreza extrema. El nuevo gobierno lanzó un ambicioso plan para combatirla que parece más un espectáculo de televisión.
Por David Ordaz. Hemisferio Zero.
Ciudad de México, MÉXICO// El evento fue anunciado como uno de los grandes retos para el gobierno actual. El sitio era emblemático: San Juan Chamula, un municipio gobernado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y uno de los más pobres del estado de Chiapas y de México entero. Ahí se firmaría el edicto presidencial de Enrique Peña Nieto llamado “Cruzada Nacional contra la Pobreza”.
A través de dicho plan, el gobierno federal y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), encabezado por la controvertida Rosario Robles, buscaría establecer una diferencia con el modelo de atención social de los últimos sexenios.
En medio de miles de simpatizantes priístas que llegaron en camiones de la sede local ubicada a un lado de la alcaldía, Peña Nieto caminaba hacia el podio donde lo esperaban los 32 gobernadores del país y todo su gabinete. El Presidente llevaba en mente que se retomaría el Programa Nacional Solidaridad (Pronasol) instaurado en 1988 por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, y cuyo objetivo era dotar a la población de servicios de salud, educación y mejora de infraestructura, involucrando a las propias comunidades en los trabajos mediante programas de empleo temporal.
El Plan Nacional contra la Pobreza contempla alrededor de 97,000 millones de pesos del Presupuesto federal y arrancó con tres programas rectores: 1) La Cruzada Nacional contra el Hambre; 2) El Programa “65 y más”, y 3) Un seguro de vida para mujeres jefas de familia.
Dicho plan será reforzado con la creación del Sistema Nacional de Programas de Combate a la Pobreza que eliminará el sesgo asistencial y el uso electoral de los programas sociales transparentes que permitan su evaluación y la rendición de cuentas.
La estrategia del Gobierno actual involucra 65 programas sociales con recursos que, en el papel, beneficiará a 400 municipios de todo el país y que no solo implicaría el reparto de recursos, sino que reclutará a más de 25,000 promotores que se sumarán a los recursos humanos que aportarán las otras 18 dependencias federales involucradas en la Comisión Intersecretarial para la Cruzada: Gobernación, Relaciones Exteriores, Economía, Hacienda, Educación, Salud, Defensa, Marina, Energía, Medio Ambiente, Trabajo, Turismo, Ganadería, Comunicaciones y Transportes y Trabajo, así como la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
Los estados de Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Veracruz abarcan el 65% de los municipios considerados en la estrategia. Sin embargo, incluye también localidades urbanas donde se concentra una gran cantidad de mexicanos en esa condición.
Aunque los spots oficiales solo mencionan a 7 millones de pobres, el informe 2012 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) refiere que en México hay 21 millones de personas en pobreza extrema y especialistas como Julio Bolvinik ya hablaban desde 2009 de que el índice de pobres es de 75 millones y 37.5 millones de personas viven en pobreza extrema.
Tal y como sucede con todas las iniciativas de Enrique Peña Nieto, la preocupación principal de la actual administración sigue siendo la forma y no el fondo.
Resulta relevante que, en el Plan Nacional contra la Pobreza, las acciones planteadas sean la convocatoria a un concierto en el Auditorio Nacional para intercambiar entradas por un kilo de comida o que en el sitio de Facebook de la cruzada, por cada “like”, una empresa donara botellas de leche.
Otras de las ideas propuestas por la secretaria de Desarrollo Social son la de proyectar películas en los 400 municipios beneficiados, auspiciado por la cadena Cinépolis, o equipar a los niños con cámaras fotográficas para evidenciar los cambios “positivos” del programa.
En respuesta al lanzamiento de dicha cruzada, el subcomandante Marcos (que en 1994 encabezó al Ejército Zapatista de Liberación Nacional -EZLN- contra el régimen de Salinas de Gortari), criticó la Cruzada contra el Hambre y la calificó como una “pésima coreografía, asegurando que ‘ya nadie les cree’”.
En un texto titulado “Alí Babá y sus 40 ladrones”, Marcos dijo no tener palabras para expresar el sentir zapatista acerca del programa e ilustró su respuesta con un dibujo “obsceno” de una mano con el dedo medio en alto, seguido de su firma.
Para la Cruzada Nacional contra la Pobreza, la Sedesol convocó a 19,000 organizaciones de la sociedad civil y hasta el momento se han sumado: PepsiCo, Kellogs, Nestlé, Fundación Merced, Un Kilo de Ayuda, Fundación FEMSA, Asociación Mexicana de Alimentos, Comedores Santa María, Fomento Social Banamex, Organismo de Nutrición Infantil, Centro de Apoyo al menor Trabajador de la Central de Abasto, Unidos por la Montaña, la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos, la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural, Proyecto Hambre, el Centro Nacional para el Desarrollo Integral, Integra Servicios Agropecuarios y Ayuda en Acción México, entre otras.
En el caso de PepsiCo, esa empresa trasnacional se unió a la campaña a través de un producto hecho a base de avena con el fin de “solucionar las necesidades nutricionales de los menores, las embarazadas y en lactancia”, que tendrá un “precio accesible y que “contribuirá a cubrir todas las necesidades diarias de nutrición de la población”. Curiosamente, la empresa de refrescos tiene como socia a Magdalena Robles, hermana de la titular de Sedesol.
Por su parte, Kellog´s (otra multinacional) atacará los problemas de alimentación y donará 50 millones de raciones a través de 1,000 millones de desayunos con cereales para algunas regiones de América Latina, incluido México hasta 2016.
Sobre la participación de empresas privadas en la Cruzada Nacional contra el Hambre, Patti Rundall, líder de la Coalición Internacional contra los Conflictos de Interés, afirmó que “México ya tiene un problema enorme de obesidad que está agotando los presupuestos familiares y al sistema de salud, por lo que, incorporar a esas empresas que han provocado ese estado a una Campaña contra el Hambre, fácilmente podría empeorar esta situación”.
Por si esto fuera poco, en febrero pasado, la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos (AMBA) dio a conocer que en México se destruyen alrededor de 4.2 millones de toneladas de comida cada año, pues las empresas que destruyen los alimentos desconocen las ventajas fiscales como la deducción de impuestos a través de la donación que serviría para alimentar a 33 millones de personas.
Para empeorar el panorama, la AMBA informó que en 2012, se recuperaron solamente 128,000 toneladas de alimentos, que representan el 3% de todo lo que se desperdicia en México y que, para hacerlo, las empresas deben pasar por trámites burocráticos que terminan por hastiar a los posibles donantes al enfrentarse a detalles como: comprobar si los alimentos que ya perdieron su valor comercial y que tienen un margen de caducidad de al menos 30 días; dar aviso al SAT de la fecha límite en que éstos podrán ser donados; hacer paquetes con la mercancía en bancos de alimentos y contar con un listado de organizaciones, fundaciones y población necesitada, a las que convocan a recoger los productos, entre otros.
La Cruzada Nacional contra el Hambre seguirá siendo una de las apuestas fuertes para el Gobierno Federal aunque esté iniciando con el pie equivocado. Rosario Robles sigue entre los personajes menos populares para la ciudadanía y no genera la confianza suficiente para aquellos a quien supuestamente beneficiará esta estrategia.
Con objetivos como un concurso de fotografía, proyección de películas, entrega de despensas y un pesado año electoral que se aproxima en al menos 10 estados, parece que este Plan Nacional está más enfocado a fines electorales y de promoción del voto que a un beneficio real para la población más necesitada.