EL ESCARAMUJO año 7 Número 41
LA GUERRA DE BAJA INTENSIDAD CONTRA LAS COMUNIDADES EN RESISTENCIA CONTRA LA REPRESA EL ZAPOTILLO (Segunda Parte)
Marco Von Borstel
Otros Mundos AC/Amigos de la Tierra México
18 de Septiembre de 2013, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México.
LEER COMPLETO: EL ESCARAMUJO 41: La Guerra de Baja Intensidad contra las comunidades en resistencia contra la represa El Zapotillo (II) (6 págs. PDF – 269Kb)
2.2. Componentes y ejes de la GBI
La guerra de baja intensidad es la forma que adquiere la intervención estadounidense en los asuntos internos de otros países a partir de los ochenta y sus tácticas se desarrollan a partir de los objetivos y contextos particulares de cada conflicto. Sin embargo, los militares consideran que ésta también puede ser necesaria para reprimir conflictos internos dentro de países como Estados Unidos. Como lo expone Peter Bohmer en su artículo “Lecciones del COINTELPRO,” que narra su experiencia ante la represión por su participación en el movimiento chicano de las Boinas Cafés en territorio norteamericano, sistematizando algunas de las prácticas y tácticas empleadas contra los movimientos internos de ese país.
En este artículo nos plantea cuatro ejes de la estrategia del Programa de Contrainteligencia del FBI utilizadas a nivel interno, que el pudo identificar, a partir de sus experiencias:
1- Infiltración al movimiento
2- Guerra psicológica
3- Hostigamiento a través del sistema legal
4- Violencia patrocinada por el estado
Estos ejes tienes gran interrelación con lo que expone la doctrina militar de la GBI que veremos a continuación y son parte de un mismo paradigma sistémico de control estructural, que parten de los principios de dominación y acumulación primitiva de capital, pero que se han sofisticado a través de la extremización del capitalismo, que hoy en día se manifiesta por una voracidad, devastación generada y violencia, no vista anteriormente en la humanidad.
Las formas y contextos en los que se desarrolla la doctrina GBI en sus orígenes son diversos. Se asocian con situaciones de inestabilidad, contención agresiva, paz armada, conflictos militares cortos, antiterrorismo, antisubversión, conflictos internos, guerra de guerrillas, insurrecciones, guerras civiles, guerra irregular o no convencional, guerra encubierta, guerra psicológica, operaciones paramilitares, operaciones especiales, invasión, etcétera.
Los componentes de esta estrategia y las formas en las que fueron implementadas en El Salvador, Nicaragua y Guatemala, en los años 80, ya han sido ampliamente estudiados. La evolución de pensamiento y su apropiación, adecuación y generalización por parte de los propios gobiernos y las fuerzas militares de los países de la región, no ha sido tan investigada y adquiere en la actualidad diferentes expresiones y tácticas específicas. La implementación de la doctrina de la GBI, por parte de los estados nacionales de América Latina, es parte de una estrategia con perspectiva a largo plazo, desarrollada por el ala de la ultraderecha de EEUU, que estuvo en el poder con el presidente Reagan y que sigue presente en muchos de los cargos militares y del gabinete de seguridad más importantes de es país.
La estrategia incluyó, como parte básica de su implementación, el entrenamiento de tropas en la Escuela de las Américas y la formación de cuadros políticos en sus universidades, de donde emanaron la mayoría de los líderes neoliberales de México y otros países desde los años 90. Como ejemplo están las tropas de kaibiles en Guatemala y la toma de mando y reestructuración del ejército local en el Salvador en los 905, así como los últimos presidentes de la dictadura partidista del Partido de la Revolución Institucional en México que duró 70 años, Carlos Salinas de Gortari (1994-2000) y Ernesto Zedillo (2000-2006), que fueron quienes lograron implementar las primeras reformas estructurales del neoliberalismo, así como los tratados de libre comercio con los EEUU. La entrada del Partido de Acción Nacional (PAN), de la derecha Mexicana, a la presidencia, en una alternancia simulada, solo profundizó las reformas neoliberales, generando apertura a nuevas formas de apropiación del territorio y de los bienes comunes como agua, bosque, biodiversidad y tierra. A partir del año 2000, este grupo en el poder, con el pretexto de la guerra contra el narco, ha logrado militarizar a todo el país, al mismo tiempo que criminaliza y reprime a los movimientos sociales. Estamos en un proceso de devastación del territorio y retorno a la privatización de los bienes comunales que nos dio el triunfo de la revolución y la gente esta siendo expulsada de su territorio y el medio ambiente se está viendo irreversiblemente afectado por los múltiples proyectos de minería, represas, industria, turismo, monocultivos e infraestructura, que proliferan en todos los rincones del territorio nacional.
El pensamiento que se genera desde la GBI se ha ido especializando, adecuándose a las nuevas realidades sociales y necesidades generadas por el sistema capitalista, como se han ido transformando las formas de apropiación de los bienes comunes y el territorio a través de tácticas políticas y mediáticas, como la del el mito de la escasez del agua y los mecanismos para reducir el calentamiento global. Pero regresando a sus fundamentos, sus estrategias, tienen influencia en un amplio aspecto de dimensiones sociales y se pueden entender, a partir de los tres ejes que contienen la concepción original de la GBI:
1- La contrainsurgencia. Es la metodología basada en la asesoría y asistencia norteamericana a los estados aliados que enfrentan fuerzas de insurgencia o resistencia, sin requerir el enfrentamiento directo con tropas de los EEUU y donde se enmarcan los componentes “no militares” de la estrategia.
2- La reversión. Son las técnicas de guerra sucia y encubierta para desestabilizar a gobiernos legalmente constituidos, pero contrarios a los intereses del imperio.
3- El antiterrorismo. Más allá de su concepción moral, es el eje que permite ampliar el espectro de situaciones en las cuales los EEUU justifican su intervención y el uso de la fuerza militar en cualquier país, y también, como los estados nacionales basan la criminalización y represión a movimientos sociales.
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