Por Arlequín, Chiapas Paralelo
Un caparazón de sustancia grisácea acabó la majestuosidad de la cascada del predio San Martín Mujular. La formación rocosa de cien años de antigüedad, cuyos torrentes están petrificados por la contaminación que genera el relleno sanitario administrado por la empresa trasnacional Proactiva, simboliza la depredación y la destrucción que dejan las empresas transnacionales en el planeta.
Proactiva Medio Ambiente es una de las herencias dejadas por el ex gobernador Juan Sabines Guerrero, cuando fungió como presidente del Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez. La presencia de esta empresa recicladora de basura y desechos de la ciudad es una huella de agravios y malestares.
Riachuelos, pozos y estanques permanecen estancados bajo costras de líquidos viscosos, que los especialistas llaman lixiviados (el zumo o concentrado de la basura).
San Martín Mujular, una extensión de selva baja caducifolia, habitada por ocelotes y tigrillos, aves y mariposas y árboles añosos representativos de la fauna y flora de esta región, es un reducto forestal que resiste los males de la contaminación de la transnacional.
El microclima, una postal selvática en plena capital de Chiapas, absorbe el corrosivo impacto de los lixiviados en subsuelo y mantos freáticos, que desembocan en los ríos Sabinal, de Suchiapa, Santo Domingo y El Grijalva.
El paisaje, enmarcado por una cañada de cedros y hormiguillos, es símbolo de la lucha y la resistencia que enfrentan los ciudadanos contra los abusos y los atropellos de los amos del dinero que quitan y ponen a modo a gobiernos y pisotean derechos y dignidades impulsados por la expansión de sus imperios de destrucción financieros y también políticos.
El historial negro de la empresa Proactiva Medio Ambiente inició hace ocho años durante la administración de Sabines Guerrero, cuando se autorizaron permisos de aprovechamiento del relleno sanitario construido en la parte superior de San Martín Mujular y del ejido Zapata.
La transnacional posee un certificado libre de contaminación, aun cuando las autoridades ambientalistas saben que se incumplen las normas.
Una queja permanente de los agraviados es porque el gobierno cierra los ojos y no ve la contaminación que surge del relleno sanitario, por las miles de toneladas de basura arrojadas a cielo abierto.
Héctor Enrique Montesinos Cano, propietario de San Martín Mujular, libra las principales batallas contra Proactiva Medio Ambiente. Este hombre menudo, de voz atiplada, pero bragado y decidido, no se deja y pelea de frente contra El Gigante de Basura.
Montesinos ha enfrentado casi todos los zarpazos de Proactiva. Un secuestro ejecutado por hombres armados que lo abandonaron en Guatemala, la omisión, la negligencia y la complicidad sistemática de las autoridades del ramo de los tres órdenes de gobierno.
Estudios realizados por su cuenta advierten de la contaminación del agua en el área por la presencia de metales pesados.
La lucha en solitario contra la transnacional vulnera a Héctor Enrique en el plano familiar. Ha tenido que sacar de Chiapas a su hijo mayor; sus hijas menores siempre van con este duro peleador que no cesa en su convicción de denunciar la arbitrariedad.
Los lugareños y vecinos del ejido Zapata dejaron de consumir el líquido, La evitaron para el riego, agrícola y las aves de corral. El agua está llena de suciedad, nos salen granos.
Los olores fétidos recorren el asentamiento humano y causan dolores de cabeza y afecciones respiratorias. Incluso soportan el deambular y los peligros de manadas de perros carroñeros que merodean sus tierras de cultivo, próximas al relleno sanitario.
Héctor Enrique, El Pequeño Guerrero, librará sus siguientes batallas en la arena de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a donde recurrirá el caso en busca de una solución al conflicto.
Los combates desiguales en San Martin Mujular, son fotografías e instantáneas dramáticas que se presentan más frecuente contra las firmas internacionales –cuyo poder se extiende hasta el ciberespacio, donde se concretan sus transacciones- ahora fortalecidas con el Estado reformista impulsado y defendido a rabiar por el presidente Enrique Peña Nieto.
Estas luchas sordas, en las cuales no se deja ciudadano ni siquiera el derecho de pataleo, las enfrentan comuneros y ejidatarios de Chiapas, que defienden la conservación de un río, un ojo de agua, contra empresas voraces como Cocacola, Pepsicola.
Lugareños de la Sierra, el Norte, la Selva y los Altos que contienen la exploración y explotación de las mineras, y aquellos se alzan contra nuevos proyectos hidroeléctricos.
De ahí el mérito de El Pequeño Guerrero, que armado sólo con la onda y la piedra de la razón y la justicia, acometa en los campos del Mujular contra El Gigante de Basura.