Participación de Angélica Schenerock en el conversatorio organizado por Otros Mundos A.C./Amigos de la Tierra México el 17 de julio 2018 en el Foro Cultural Kinoki de San Cristóbal de las Casas, titulado «Los decretos de agua: impactos sobre los ríos, pueblos y mujeres en Chiapas». Angélica Schenerock coordina la organización Agua y Vida – Mujeres, Derechos y Ambiente A.C. en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
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Foto: Angélica Schenerock en el conversatorio organizado el 18 de julio 2018 (Otros Mundos A.C./Amigos de la Tierra México)
«Los decretos firmados el 5 de junio por el presidente Enrique Peña Nieto no son de reservas de agua sino de levantamiento de vedas. Es decir que quitan la protección del agua. En pocas palabras quiere decir que antes había un porcentaje del agua que estaba protegido y no se podía usar. Los decretos levantan esa protección. Al liberar el agua, obviamente se libera para la inversión privada, para mantener a las empresas extractivas, de extracción de petróleo, de fracking, las mineras y las embotelladoras. La privatización del agua ya existe en México, desde la Ley de Aguas Nacionales del 1992, pero ahora con los nuevos decretos, se libera una cantidad muy grande de agua para otorgar concesiones enormes a las empresas.
Las principales violaciones al derecho humano al agua y otros derechos que implican estos decretos son:
1) El derecho al medio ambiente: los decretos ponen en peligro el equilibrio de los ecosistemas.
2) El derecho al agua como bien común: el agua pasa de ser un bien común a una mercancía. Es importante recuperar esta perspectiva del agua: no como un recurso natural que se puede vender, intercambiar y contaminar. Es importante poder recuperar esta perspectiva filosófica e ideológica del agua como un bien común.
3) El derecho a la consulta de los pueblos indígenas: de acuerdo con el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para ejercer cualquier cambio en los territorios, con respecto a los bienes naturales, se supone que el gobierno es obligado a realizar la consulta previa, libre, informada, de buena fe y culturalmente adecuada. Eso no ha ocurrido, aunque está escrito den los decretos que se consultaron a los consejos de cuenca. Pero éstos son espacios realmente burocráticos. No son espacios de participación ni de información a la población. Son espacios en los cuales se busca básicamente validar las decisiones que han sido tomadas.
4) El derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas: es su derecho de decidir cómo quieren gestionar el agua en sus territorios. Eso es algo muy grave porque un territorio va más allá de un pedazo de tierra. Un territorio tiene un enfoque geográfico, pero también tiene un enfoque social, histórico, cultural y espiritual. Lo ven como algo sagrado: los ríos tienen vida, tienen alma.
5) El derecho al agua de los pueblos campesinos: los decretos tienen un sesgo muy excluyente ya que la creación de reservas de agua para uso público-urbano se refiere a los usos del agua en las ciudades, en espacios vinculados a la red pública de agua, es decir al agua entubada. Sin embargo, en muchas localidades el agua no está entubada. Esto excluye y margina a la población campesina.
¿Qué tiene que ver todo eso con las mujeres?
Los impactos son diferenciados: las problemáticas que tienen que ver con el agua, la invasión del territorio y el despojo de los bienes naturales no tienen los mismos impactos en la vida de los hombres como de las mujeres. ¿Porqué? Porque el acceso al agua, al igual que el acceso a cualquier otro bien común, tiene que ver con las relaciones desiguales de poder entre los sexos, pero también tienen que ver con las desigualdades sociales, raciales, de clase. Es diferente el impacto en las mujeres más pobres, migrantes, adultas mayores, indígenas, negras, y otras mujeres racializadas. Es diferente tener menos agua de acuerdo con el lugar que ocupamos en la sociedad.
El otro problema es el de la participación de las mujeres. Aunque somos muchas mujeres organizadas, en lo más grueso de la población, para las mujeres que son excluidas es muy difícil que su participación en las asambleas comunitarias sea motivada. Dicen: «Solo quieren nuestro voto, no quieren nuestra opinión».
De manera general, las mujeres carecen de representación en los espacios de toma de decisiones como en las asambleas pero también en los comités de cuenca y los consejos de cuenca, que además de ser espacios burocráticos, carecen de representación de mujeres y feministas.
Finalemente, es innegable que las mujeres siguen siendo las principales responsables del trabajo doméstico y del trabajo de cuidados. Cuando hay poca agua, también genera una carga emocional, porque los demás familiares se enojan con las mujeres que son las responsables de garantizar esta agua. En ciertos casos esto puede generar violencia física, emocional e incluso sexual.»
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INFOGRAFÍA REALIZADA POR AGUA Y VIDA – MUJERES, DERECHOS Y AMBIENTE A.C.:
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