Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Número 159 – Octubre 2010
NUESTRA OPINIÓN |
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Nagoya: una oportunidad para elaborar definición de bosque centrada en biodiversidad
La décima reunión de la Conferencia de las Partes de la Convención sobre Diversidad Biológica (CDB) se desarrollará en Nagoya, Japón, del 18 al 29 de octubre de 2010. Esta reunión le da a la CDB una buena oportunidad para responder a la creciente presión para que apruebe una definición seria sobre uno de los ecosistemas más biodiversos de la Tierra: los bosques
Hasta ahora, la mayoría de los organismos nacionales e internacionales han adoptado acríticamente la definición de bosque de la FAO, que no sólo no describe adecuadamente lo que es un bosque, sino que además permite que plantaciones de monocultivos de árboles sean incluidas como bosques. Sin que ello haya sido de ninguna manera su intención, un reciente informe publicado por la FAO resulta más que oportuno para convencer a la CDB sobre la necesidad de abordar seriamente este tema.
El 4 de octubre la FAO difundió el informe completo de la “Evaluación de los recursos forestales mundiales 2010”. Si todos los argumentos esgrimidos durante años para exigir la exclusión de los monocultivos de árboles de la definición de “bosque” (ver las últimas contribuciones del WRM en el Boletín 156) hubieran sido insuficientes, consideramos que este informe aporta algunos excelentes argumentos al respecto.
En ese sentido, la manera en la que la FAO trata a dos monocultivos de árboles muy similares (plantaciones de caucho y de palma aceitera), constituye un muy buen ejemplo de lo antedicho:
– Plantaciones de caucho. Hasta el año 2000 la FAO consideró que las plantaciones de caucho NO ERAN bosques. Sin embargo, a partir de esa fecha la FAO entiende que las plantaciones de caucho SON bosques. ¿Por qué? De acuerdo con la FAO, “a raíz de su creciente importancia como abastecedoras de fibra para las industrias madereras”. Lo que significa que un bosque es definido por la FAO exclusivamente por su capacidad de producir un solo producto: madera. En este caso, mientras las plantaciones de caucho solo producían látex, no eran bosques. Cuando el precio del caucho cayó y muchos productores comenzaron a cortar sus árboles y a venderlos como madera, súbitamente pasaron a convertirse en bosques. Siguiendo la misma lógica: ¿no deberían ahora, cuando el precio del caucho ha vuelto a subir, ser nuevamente excluidos como bosques?
– Plantaciones de palma aceitera. Las palmeras son típicas en los bosques tropicales. Sin embargo, las plantaciones de palma aceitera NO SON definidas como bosques por la FAO porque “la palma aceitera es un cultivo agrícola arbóreo”. Nuevamente, la razón es que no producen madera. Tal argumento llega al absurdo en el contexto del África tropical, donde las plantaciones de una especie nativa (la palma aceitera) no son definidas como bosque en tanto que las plantaciones de una especie exótica (el caucho) sí son consideradas como bosques.
Las diferencias señaladas parecen estar en contradicción con la muy simplista definición de bosque de la FAO: “una superficie de tierra de más de media hectárea, con árboles de altura superior a 5 metros y una cubierta forestal de más del 10%, o con árboles con potencial para cumplir dichos parámetros. No incluye los suelos en los que predomina el uso agrícola o urbano”. Eso –de acuerdo con la FAO- es un bosque.
Salvo que la FAO definiera el significado de “suelos en los que predomina el uso agrícola” (lo que no hace), dentro de su misma lógica todas las plantaciones de árboles deberían ser, o bien incluidas, o bien excluidas como bosques. ¿Por qué es la producción de palma aceitera una actividad “agrícola” mientras que la producción de madera por una plantación de eucalipto no lo es? ¿Por qué las plantaciones de olivos no son “bosques” mientras que sí lo son las plantaciones de pinos? La razón es sencilla: porque así lo dice la FAO.
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