Leyes, políticas y economía verde al servicio del despojo de los pueblos

Leyes, políticas y economía verde al servicio del despojo de los pueblos

Nuevo número de la revista Biodiversidad, sustento y culturas

Más de 15 años discutiendo acuerdos internacionales sobre el clima en la ONU para en teoría reducir los gases con efecto de invernadero que genera el cambio climático, han sido hasta el momento un estrepitoso fracaso. Hoy no sólo existe una mayor concentración de polución en la atmósfera global, sino que las principales actividades causantes del calentamiento global, se han expandido drásticamente. Condicionadas a la lógica mercantil, las políticas climáticas consideran la contaminación y el “derecho a contaminar” como una mercancía más, dejando al servicio del mercado los derechos humanos y colectivos atropellados por la contaminación misma y los actores contaminantes.

Una de las políticas más utilizadas hasta la fecha en el marco de las negociaciones sobre el clima es el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), con el cual —a través de controvertidos proyectos implementados en los países del Sur, tales como hidroeléctricas, instalación de tecnologías para reducir la quema de combustibles fósiles en industrias, parques de energía eólica, etcétera—, se generan créditos de carbono que son vendidos a los países del Norte y sus empresas contaminantes para en teoría “compensar” su propia polución. Es decir, los compradores pueden reportar ante la ONU los créditos adquiridos como “compensaciones” de sus propias emisiones, o si no pueden lucrar con la especulación de su compra-venta en los mercados de carbono. A la larga, el MDL no sólo ha permitido mayor extracción a nivel global, y por ende contaminación, generándole más lucros a los contaminadores, sino que además, ha generado serios impactos en las poblaciones locales donde se implementan los proyectos: desplazamientos forzados, contaminación de agua, tierras y aire, criminalización de las protestas, entre muchos otros3. La lógica del “desarrollo” vista como “crecimiento económico”, es ahora, con los mercados de carbono, catalogada como “verde” o “sustentable”.

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LEYES, POLÍTICAS Y ECONOMÍA VERDE AL SERVICIO DEL DESPOJO DE LOS PUEBLOS.pdf (6,74 MB)

 

Conceden a Nestlé patentes de miles de componentes que produce el cuerpo humano

 

Conceden a Nestlé patentes de miles de componentes que produce el cuerpo humano

No solo Monsanto patenta componentes de la naturaleza, como semillas, orientando a los agricultores a comprar sólo aquellas certificadas, sino que Nestlé ahora está patentando componentes propios del ser humano, como la leche materna y otros elementos corporales. Advierten que «es una locura» que se conceda a compañías patentes que se relacionan a la leche materna, células y fluidos

Ecoportal.net
nestléLa Organización Netzfrauen destacó que el hecho que los productos naturales, ya sean humanos o del mundo vegetal, como las semillas de las plantas, estén siendo patentadas y pasen a ser propiedad de grandes corporaciones es un gran cambio de gestión, que permite sólo a ellos su poder y dominio.

Netzfrauen criticó el hecho que la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE.UU. defina a las células humanas como un fármaco, de manera que puedan entrar en competencia de los productos registrados.

“Los pechos son de las mujeres y la leche que ellas producen les pertenece”.

“La personas tienen sus células madre y sus fluidos tisulares. Una compañía que concede patentes que se relacionan con la leche materna es sólo locura”, destacó en su reporte.

El ser humano cuenta con estos productos propios para poder defender el cuerpo de posibles virus y bacterias y otras enfermedades.

La leche materna cuenta con proteínas, lactosa, carbohidratos, triglicéridos y la grasa de la leche. Contiene el ácido oleico, que elimina las células tumorales grasos, además de los ácidos grasos insaturados y los ácidos grasos insaturados.

Con la lactancia, que en tiempos modernos se redujo a unos seis meses, y que en el pasado llegaba a los dos años, los bebés se mantienen sanos hasta que forman su propio sistema inmunitario y defensas que perdurarán en la vida.

“El material genético en la leche materna no puede ser patentado para fines comerciales”, señala Netzfrauen, destacando que tampoco puede disponerse «como una factor adicional a sus patentes existentes”.

En el mes de julio, la organización informó que Nestlé tenía 2.000 patentes de componentes de la leche materna.

Venta de productos paralelos

Paralelamente al cuestionamiento ético de la certificación de productos propios del cuerpo humano, en las redes sociales e Internet surgen negocios al margen de la ley donde son mencionados estos componentes.

En fórum femeninos difundidos en Internet, se leen publicidades de productos que se describen como patentados y autorizados por algún Ministerio de Salud y que supuestamente incluyen componentes de la leche materna «patentado».

Estos productos vendidos en redes de comercio marginal, son normalmente ofrecidos para prevenir enfermedades como depresión, Alzheimer, cefalea y otros estados no normales, que pueden ser evitados con una sana alimentación desde la leche materna.

[Audios] Los efectos de REDD+ en las comunidades indígenas

Este material radiofónico (disponible en Español, Tseltal y Tsotsil, las dos últimas lenguas originarias del estado de Chiapas) pretende ser una herramienta para la explicación de REDD+, sus efectos en los territorios y las poblaciones indígenas y campesinas además de ser un recuento de las crudas lecciones que como proyecto a cobrado en su implementación. REDD+ es la nueva cara de una vieja forma de colonialismo en la que se promueve la apropiación de las tierras y territorios mediante el despojo, los desalojos violentos directos, o su arriendo perpetuo a las comunidades indígenas poseedoras.

REDD+ se ampara en el Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CNMUCC) y el Mecanismo de Desarrollo Limpio. En este marco, REDD+ se cobija bajo el doble pretexto consistente en que la deforestación aporta entre el 12% y 18% de los gases de efecto invernadero (GEI), y que las selvas tropicales son las mayores absorbentes naturales de este tipo de gases. Así, REDD+ se concibe formalmente en una carretera de doble vía: para reducir la aportación de Gases Efecto Invernadero  generada por la deforestación y para, reiniciado el proceso de recuperación de este tipo de bosque, fortalecer mediante su biomasa la captura natural del más del 80% de estos gases emitidos fundamentalmente por la geografía industrial y la del consumo capitalista. El «+» o plus hace referencia, al manejo sustentable, al aumento de reservas de carbono forestal (que incluye no solo a los bosques sino a los monocultivos) y a la conservación de los ecosistemas por los productos y servicios que genera, siendo el más codiciado el de la biogenética.

El Estado de Chiapas en México, con el apoyo y dirección estratégica del gobierno de la República, pretende asegurar su devastador negocio local de biocombustibles, al que denomina ‘energía limpia’, por un lado; y garantizar a los inversionistas trasnacionales y al coyotaje ambiental nacional (ex funcionarios ambientales y ONGs conservacionistas), los negocios verdes como la biogenética, mediante la conservación de la biodiversidad de ecosistemas más protegidos, ubicada en su inmensa mayoría en territorios indígenas. Por el otro, además de acompañar esta versión de «Energía Limpia» con la instalación de megaproyectos de plantas eólicas y presas en el estado de Chiapas.

Duración: 21 min.

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Biopatentes o la apropiación mercantil de la vida

Biopatentes o la apropiación mercantil de la vida

Por Pedro Rivera Ramos

ecoportal.net

biopatentesLas biopatentes forman parte de la estrategia capitalista que se inicia con la apropiación privada de las semillas agrícolas y continúa con la aparición de los híbridos. Luego aparece la transgénesis como anillo al dedo e inaugura con ello, una nueva fase en la escalada por el control de las semillas, los campesinos y los alimentos.

Como concepto, las llamadas biopatentes contienen una connotación ideológica y mercantil muy pronunciada. Es atribuible, si seguimos el hilo discursivo de las corporaciones transnacionales que están detrás de ellas, al tipo de propiedad intelectual que concede derechos exclusivos y monopólicos de explotación y usufructo, a los que por vía legal logran obtener una cuestionable propiedad privada sobre organismos vivos (plantas, animales, microorganismos), procesos biológicos o componentes esenciales de la vida. Es decir, que las biopatentes o patentes biológicas, representan las piezas inconfundibles de un sistema abusivo y fuera de control de transferencia arbitraria de propiedad sobre la vida, que las naciones industrializadas pretenden imponerle a toda la Humanidad. Esta singular manera de extender el concepto de propiedad a la vida y sus formas diversas, ha necesitado que las oficinas de Patentes de las naciones poderosas, interpreten con laxitud las exigencias tradicionales nacidas hace más de cinco siglos para conceder patentes y que soslayen con excesiva facilidad y no poco interés en garantizar el lucro desmedido de las transnacionales, que los “descubrimientos novedosos” por ellas encontrados, ya existían en la Naturaleza y sólo han sido alterados recientemente en uno o en unos cuantos caracteres.

Pero no se puede hablar sobre patentar la vida o los seres vivos sin mencionar a la llamada prospección biológica; actividad tan antigua como el colonialismo que soportaron las naciones latinoamericanas y caribeñas y que hoy con muchas más razones, tiende a semejar una verdadera acción de biopiratería o de despojo de nuestros recursos naturales y el saber contenido en ellos. De modo que la exploración sistemática de nuestros territorios por representantes o enviados de las grandes empresas farmacéuticas o de ingeniería genética, en la búsqueda de algún recurso biológico o bioquímico con utilidad mercantil, se viene haciendo en la mayoría de los casos, sin la anuencia de los Estados involucrados y mucho menos, de sus comunidades campesinas e indígenas.

Aún cuando se puedan desarrollar e invocar justificaciones y normas legales, para conceder propiedad privada sobre plantas y animales a través de las Patentes y del llamado Derecho del Obtentor, regulado por la Unión Internacional de Protección Vegetal (UPOV) en su versión 91, lo cierto es que tal proceder carece de legitimidad alguna, ya que esas plantas y animales llegaron hasta nuestros días gracias al trabajo de domesticación, conservación y mejoramiento, que desde la aparición de la agricultura hace ya 12,000 años atrás, fueron realizando los seres humanos. Por ello resulta además contrario a cualquier ética, reclamar propiedad sobre organismos vivos o sus componentes básicos, que por ser obra del trabajo y esfuerzo colectivo, pertenecen a toda la Humanidad. Sin embargo, las empresas transnacionales empeñadas en controlar totalmente nuestra alimentación y los recursos esenciales para producirlos, con su poderoso poder económico y su muy respetable arsenal de influencias y presiones políticas, han conseguido lo que algunas décadas atrás podría parecer impensable: obtener derechos de propiedad sobre nuestros principales cultivos alimenticios y sobre bienes intangibles asociados también a éstos.

En la actualidad la actividad de patentar seres vivos, está fuertemente concentrada en grandes corporaciones transnacionales, que intervienen no sólo en semillas agrícolas, sino además en plaguicidas, medicamentos humanos y veterinarios, fertilizantes, alimentos, etc. Gran parte de la supuesta “mejora” que estas empresas vienen desarrollando hoy, por ejemplo, con los cultivos alimenticios, descansa en la producción de plantas transgénicas con resistencia a herbicidas o capaces de producir la toxina del Bacillus thuringiensis. También buscan que tecnologías tan perversas como lucrativas, como “Terminator” y “Zombie”, les sean finalmente permitidas. Naturalmente que todo esto exige contar con patentes con el objetivo, según nos aseguran, de recuperar sus inversiones, protegerlas durante un largo tiempo y garantizarle a sus socios las ganancias correspondientes. En este contexto, muy poca participación y beneficio pueden alcanzar los sistemas de mejoramiento nacionales y mucho menos los fitomejoradores independientes.

Las biopatentes o patentes biológicas para el sector agropecuario, forman parte de la estrategia capitalista que se inicia con la apropiación privada de las semillas agrícolas y continúa con la aparición de los híbridos. Luego aparece la transgénesis como anillo al dedo e inaugura con ello, una nueva fase en la escalada por el control de las semillas, los campesinos y los alimentos. De ese modo, es que el énfasis actual por patentar los elementos fundamentales para producir alimentos, amenazan con desplazar ahora y en el futuro inmediato a los campesinos e indígenas de sus tierras y hacer de la agricultura, un negocio enteramente capitalista, donde lo que importa no es la producción de alimentos para la Humanidad, sino el lucro y la ganancia.

Aquí en Panamá, un ligero repaso a las legislaciones que rigen la materia de Patentes y Derecho del Obtentor, pone de manifiesto que las mismas responden íntegramente a las concepciones predominantes sobre el llamado libre comercio y sobre la necesidad de proteger inventos y descubrimientos, bajo la supuesta finalidad de estimular el desarrollo de la ciencia y de la creatividad humanas. Sin embargo, para el caso específico de las patentes biológicas y los derechos sobre variedades vegetales, no parece que tales objetivos sean los que orienten el creciente interés por patentar la vida.

De allí que, pese a que la legislación nacional que crea la Dirección General de Registro de la Propiedad Industrial (DIGERPI), establece claramente que exceptúa de patentabilidad “las especies vegetales y las especies y razas animales” y que nuestra adhesión en la UPOV es al Acta del 78, que concede algunas libertades en cuanto a las cosechas y el mejoramiento, existen razones poderosas para creer que esto va a cambiar pronto, una vez entre en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Panamá. Este engendro exige que nuestro país se adhiera según su capítulo 15, al menos a 10 normas internacionales relacionadas con la propiedad intelectual, entre ellas a la versión 91 de la UPOV, para convertir, como recientemente ocurrió en Chile, el Derecho de Obtentor en una verdadera patente sobre variedades vegetales.

Resulta evidente que las poderosas transnacionales y sus tecnologías fundadas únicamente en el negocio capitalista, no tienen el más mínimo interés en resolver los problemas del hambre en el mundo. Lo que persiguen fundamentalmente, es tener el control sobre el principal eslabón del sistema alimentario y obligar a los más de 1,400 millones de campesinos del planeta que guardan sus semillas para las siembras próximas, a comprarlas inevitablemente todos los años. Esto lógicamente, contribuirá a acentuar en mayor grado, la pérdida irreversible de la biodiversidad universal.

Por ello, urge retirar cuanto antes las patentes de cualquier forma de vida, principalmente de las plantas y animales de la esfera mercantil y de todo espacio o foro económico internacional. De no hacerlo, aumentará la pobreza en el área rural; se reducirá significativamente la riqueza biológica y natural del planeta; se transformará el paisaje y la vida en los campos y la agricultura perderá, finalmente, su verdadera razón de ser.

Economía verde: el asalto final a los bienes comunes

Economía verde: el asalto final a los bienes comunes

Un libro de Alianza Biodiversidad con WRM y ATALC

economía verdeEste libro es un esfuerzo colectivo por entender cuál es el trasfondo los programas, proyectos, expropiaciones, acaparamientos, especulaciones financieras, que dicen tener una lógica ecologista (verde), cuando nada en la «economía verde» cuestiona o sustituye la economía basada en el extractivismo y los combustibles fósiles, ni sus patrones de consumo y producción industrial. La economía verde extiende la expoliación de la gente y el ambiente a nuevos ámbitos, alimentando el mito de que es posible un crecimiento económico infinito. Avanza así la privatización, la invasión y la usurpación de los territorios indígenas y campesinos por todo el planeta.

Puede descargarse en formato PDF aquí.

¿La nueva cara de la biopiratería en América Latina?

¿La nueva cara de la biopiratería en América Latina?

Gerardo Lissardy. Río de Janeiro. BBC Mundo

brasilREDD y Biopiratería en Brasil

Brasil advierte que ciertos contratos acordados por comunidades indígenas y empresas extranjeras podrían llegar a ocultar la práctica de la biopiratería, una práctica que inquieta a la región

Brasil comenzó a advertir que una serie de contratos que permiten a empresas extranjeras acceder a tierras indígenas en la Amazonía pueden servir para camuflar la biopiratería, una práctica que inquieta a la región.

La última alarma para el gobierno brasileño surgió con la noticia de que indios de la etnia mundurucú cedieron por US$120 millones los derechos sobre sus tierras a una empresa irlandesa del negocio de créditos de carbono.

El acuerdo establece que por 30 años los indios estarán impedidos de plantar o extraer maderas de sus tierras, de una superficie similar a El Salvador, a las cuales la empresa tendrá acceso irrestricto, informó hace pocos días el diario ‘O Estado de Sao Paulo’.

Las autoridades brasileñas advierten que este y otros contratos similares ofrecidos a etnias indígenas por empresas de créditos de carbono suponen un riesgo de explotación oculta de la biodiversidad del país.

La ministra brasileña de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, dijo en el mismo diario que se debe evitar que las oportunidades para avanzar en la valorización de la biodiversidad ‘disfracen acciones de biopiratería’.

‘Es un nuevo canal que se abre para la biopiratería’, indicó a su vez la asesoría de comunicación de la presidencia de la Fundación Nacional del Indio (Funai), una entidad estatal brasileña, en declaraciones a BBC Mundo.

‘Libre acceso’

La biopiratería es comúnmente entendida como el uso con fines comerciales o científicos de recursos de la biodiversidad y conocimientos ancestrales de la misma sin una autorización o compensación adecuada.

Esta práctica para desarrollar productos medicinales, farmacéuticos, agroindustriales y de otro tipo ha provocado medidas preventivas de las Naciones Unidas y de países latinoamericanos en la región Amazónica.

Ecuador, por ejemplo, anunció hace pocos días que prepara un proyecto de ley para enfrentar el fenómeno en general.

Brasil ha tomado medidas contra la biopiratería desde hace años, pero las autoridades creen que los contratos de empresas que negocian con créditos de carbono en tierras indígenas muestran la necesidad de adaptar las normas.

‘Algunas de las propuestas de contratos presentadas a las comunidades indígenas incluyen cláusulas de libre acceso a tierras indígenas y a todo el patrimonio biológico en ella contenido por parte de las empresas, lo que puede facilitar acciones de biopiratería’, indicó la Funai.

‘El pretexto para tal cláusula es la supervisión del área para que las empresas puedan acompañar la preservación de la selva. No obstante, la falta de reglamentación de ese mecanismo deja espacio para otras actividades e investigaciones no relacionadas con el comercio de carbono’, agregó.

Contratos bajo la lupa

Más de 30 etnias brasileñas han sido abordadas por empresas o personas físicas que buscan negocios vinculados a los créditos de carbono, aunque no siempre se han cerrado contratos, precisó la Funai.

Se desconoce cuántos quilómetros cuadrados de tierras indígenas abarcan los contratos ya firmados, que fueron transferidos a la Procuraduría General de la Unión para que eventualmente tome medidas judiciales.

La Funai niega que los acuerdos tengan validez jurídica, ‘porque Brasil todavía no reglamentó el mecanismo de REDD, como se llama ese mecanismo de compras y ventas de créditos de carbono’.

REDD es un método de pago a países en desarrollo o a comunidades dentro de ellos para que conserven sus bosques y puedan reducir así las emisiones de CO2 derivadas de la deforestación.

Las cantidades de carbono que se dejan de emitir se calculan en créditos, que pueden ser comprados por empresas contaminantes de Europa y otras regiones para delegar la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Las compañías que buscan contratos en tierras indígenas de la Amazonía se especializan en el desarrollo de ese mercado de créditos de carbono.

‘Preocupación legítima’

Celestial Green Ventures, la empresa irlandesa que firmó el contrato con la etnia mundurucú, se define a sí misma como líder mundial en la materia.

Sólo en Brasil tiene 16 proyectos que suman 200 mil kilómetros cuadrados, según ‘O Estado de Sao Paulo’, lo que supone un área mayor a la superficie de Uruguay.

Consultada por BBC Mundo en su sede en Dublín, la empresa declinó formular comentarios sobre la inquietud que generan sus actividades en Brasil e indicó que pronto hará una declaración al respecto.

‘El gobierno tiene una preocupación legítima’, evaluó Carlos Roberto Sanquetta, un especialista brasileño en ecología, cambio climático, proyectos forestales y de carbono, consultado por BBC Mundo.

A su juicio, con los contratos que dan derechos sobre tierras indígenas a empresas extranjeras ‘se corre el riesgo de que haya exportación clandestina de recursos genéticos y de valores culturales de las comunidades indígenas’.

‘Nuestro país debe tener directivas muy claras para que eso no ocurra y la legislación brasileña todavía deja brechas para que esas actividades irregulares puedan suceder’, advirtió.

¿Reacción exagerada?

Sin embargo, Paulo Adario, director de la campaña amazónica de la organización no gubernamental Greenpeace, sostuvo que la reacción brasileña puede ser exagerada.

La venta de créditos de carbono ‘es un mecanismo que nosotros no necesariamente apoyamos, pero que existe en el mercado y no tiene nada (que ver) con la soberanía: creo que hay una confusión ahí’, dijo Adario.

A su juicio, ‘siempre que hay una discusión sobre compañías extranjeras y la Amazonía hay una gran preocupación de Brasil con la cuestión de la soberanía y la biopiratería’.

‘Hay verdad en esto y hay una preocupación muy fuerte con cosas que no existen’, indicó en declaraciones a BBC Mundo. ‘Por supuesto, es necesario verificar los contratos para ver lo que pueda haber detrás’.

La telaraña del poder corporativo y la «economía verde»

La telaraña del poder corporativo y la «economía verde»

Silvia Ribeiro. La Jornada, 10 de marzo de 2012

trasnacionalesApenas 147 empresas trasnacionales controlan el 40 por ciento del volumen total de ventas de todas las trasnacionales del globo. El dato más sorprendente no es que sean pocas –existían ya estudios mostrando el alto grado de concentración corporativa–, sino que están estrechamente interconectadas a través de acciones y participaciones entre ellas, constituyendo una «súper entidad» global que ejerce un control enorme sobre mercados, producción y políticas nacionales e internacionales. Las tres cuartas partes de éstas 147 superpoderosas son bancos e intermediarios financieros, que a su vez tienen un importante porcentaje de acciones en las mayores empresas de capital productivo.

Los datos provienen del estudio The Network of Global Corporate Control de Stefania Vitali, James B. Glattfelder y Stefano Battiston, del Instituto Federal de Tecnología de Suiza (publicado en la revista científica PLoS ONE el 26/10/11). El estudio analiza las redes corporativas globales y las relaciones entre ellas, para lo cual se basan en la interpretación de información de la base de datos Orbis al 2007, que registra más de 30 millones de actores económicos en el mundo.  

Los investigadores seleccionaron 43 mil 60 de las mayores empresas en 116 países y encontraron que 737 concentran el 80 por ciento de las ventas de todas las trasnacionales. Pero a nivel de conexiones hay un núcleo de 1318 empresas que tienen dos o más interconexiones, con un promedio de 20 vínculos entre sí. Estas mil 318, con sede en 26 países, mayoritariamente anglosajones, controlan el 60 por ciento de los ingresos globales, a través de acciones en empresas globales de manufactura, energía y otros rubros básicos.

Como araña en la red de esas mil 318, hay un núcleo de mucho mayor densidad de interrelaciones, formado por las 147 empresas que detentan 40 por ciento de los ingresos de todas las trasnacionales. La gran mayoría de éstas últimas son instituciones financieras, entre las que se encuentran nombres muy conocidos como Barclays Lpc, Axa, JP Morgan Chase & Co, Merrill Lynch & Co Inc, Deustche Bank, Bank of America, Walton Enterprises LLC (la firma inversora del capital de la familia Walton, dueños de la empresa más grande del mundo: el supermercado WalMart), ING Group, BNP Paribas. La número 50 en la lista es significativamente la china Petrochemical Group Company, que denota el ascenso de los capitales chinos a este grupo exclusivo de corporaciones que tienen las riendas económicas y financieras del planeta.

Aunque el estudio está hecho sobre datos del 2007, previos a romper la ola de crisis financiera que acabó con algunas de las empresas referidas en el estudio, la estructura de la red se mantiene y es una información clave para entender también las políticas «públicas» que se promueven frente a las crisis financiera, alimentaria, climática, ambiental.

Para empezar, este enorme poder concentrado está entretejido y por detrás de que los gobiernos hayan dedicado –y siguen dedicando, ahora con mayor acento en Europa– enormes sumas de dinero público para salvar bancos y grandes empresas en quiebra, a costa de los presupuestos de políticas de bienestar social para las mayorías, a costa del apoyo que necesita la población víctima de las crisis y en lugar de apoyar alternativas productivas decentralizadas y de pequeña escala (como la agricultura campesina, cooperativas de trabajadores urbanos, etcétera) que son las que realmente pueden enfrentar las crisis múltiples desde las raíces, cambiando las causas, no transformando los síntomas de la enfermedad en nuevas fuentes de negocios.

Al mismo tiempo, sin tocar ni la especulación financiera que causó la crisis, ni los nocivos modelos de consumo y de producción contaminantes (bases de la civilización petrolera y de la devastación ambiental y climática), promueven nuevas fórmulas para aumentar y legalizar los mercados financieros con la naturaleza (mercados de carbono, de servicios ambientales, de biodiversidad, etcétera) y más explotación de naturaleza y recursos a través de nuevas tecnologías, como por ejemplo, el uso extendido de biología sintética para procesar biomasa como fuente de combustibles, de fármacos y sustancias industriales.

Irónicamente, a estos paquetes de subsidiar a corporaciones abriendo nuevas fuentes de mercantilización de la naturaleza y sus funciones para aumentar las ganancias con supuestos remedios a las crisis que ellas mismas provocaron,  le llaman «economía verde». O como dijo Obama parafraseando a F. Roosevelt frente a la crisis de 1929, se trata de un «green new deal» (nuevo acuerdo verde), donde todos son escenarios de ganar-ganar. Claro que las ganancias-ganancias están siempre referidas a los mismos: a esa red corporativa que tiene entre sus tentáculos al planeta y a la gente (Ver “Quién controlará la economía verde” www.etcgroup.org/es/node/5298)

El escenario parece abrumador, pero no olvidemos que el sistema que sostiene a estas redes de poder está en una profunda crisis y que por todas partes en el planeta aparecen movimientos que los denuncian y no están dispuestos a resignarse a seguir siendo víctimas. Son movimientos diversos y contradictorios, pero van convergiendo con las alternativas locales, campesinas, indígenas, que son las que sostienen, cuidan y dan de comer a la mayoría del planeta, mientras las corporaciones se empeñan en seguirlo explotando. El emperador sigue reinando, pero está sin ropas a la vista de todos, y tenemos que seguirlo denunciarlo, por más que ahora diga que está vestido de verde.

*Investigadora del Grupo ETC

Leer Material sobre Modelo Corporación-Nación: AQUÍ

¿Quién controlará la economía verde?

¿Quién controlará la economía verde?

Material del Grupo ETC.

Los gobiernos del mundo se preparan para impulsar una economía verde en Río+20. A la luz de las cifras actualizadas sobre el poder de las coporaciones, el Grupo ETC advierte que la competencia por el control de la biomasa perpetuará, más que una economía verde, la economía de la avaricia.

La noción de una “gran transformación tecnológica verde” que posibilitará una “economía verde” está siendo ampliamente promovida como la clave para la supervivencia de nuestro planeta. La idea consiste en sustituir la extracción de petróleo con la explotación de la biomasa (cultivos alimentarios y textiles, pastos, residuos forestales, aceites vegetales, algas, etc.).
 
En este reporte sobre el poder de las corporaciones, el Grupo ETC argumenta que en ausencia de una gobernanza social y una regulación gubernamental efectiva y socialmente responsable, la economía de base biológica global resultará en una degradación ambiental mayor, en la pérdida sin precedentes de biodiversidad y en la desaparición de los bienes comunes restantes.

La nueva galaxia corporativa: Las industrias más grandes del mundo están convergiendo en torno a la biomasa, anticipando un futuro después de la petroquímica. Eso no significa que solo están acaparando tierras y recursos naturales, también están invirtiendo en nuevas plataformas tecnológicas para transformar azúcares derivados de vegetales (de cultivos alimentarios y fibrosos, algas, todo tipo de materia vegetal) en productos industriales. A partir de la biomasa, se están creando nuevas constelaciones de convergencia corporativa que atraviesan diversos sectores industriales.

Aquí hay cuatro ejemplos:
1. DuPont: BP, Butamax, Pioneer
2. Solazyme: Dow Chemical, Unilever, Chevron, Bunge Ltd., la Marina de Estados Unidos y el Departamento de Defensa están aliándose con la empresa de biología sintética con sede en California.
3. Evolva SA: El gigante químico BASF y la gigante farmacéutica Roche tienen alianza con la compañía de biología sintética y biotecnología suiza.
4. Amyris: Procter & Gamble, Chevron, Total, Shell, Mercedes-Benz do Brasil, Michelin Tire, Gruppo M&G(fabricante de plásticos), Bunge Ltd. y Guarani, todas están asociándose con la empresa de biología sintética Amyris, con sede en California.

Grupo ETC. www.etcgroup.org

DESCARGAR: AQUÍ (68 págs. 2.8Mb)

América Latina en Movimiento: El cuento de la economía verde

América Latina en Movimiento No 468-469
septiembre – octubre 2011

El cuento de la economía verde

Descargar en formato PDF

economia verdeContenido:

El lobo se viste con piel de cordero
Edgardo Lander

Entrevista a Boaventura de Sousa Santos
Economía verde: la conciencia máxima del capitalismo
Osvaldo León

Falsas soluciones
Luiz Zarref y Marcelo Durão

La disputa por la justicia climática es de valores no de colores
Alejandro Villamar

Transición hacia una economía verde: de la forma al fondo
Sandra Guzmán

Los verdaderos colores de la economía verde
Silvia Ribeiro

Los Pagos por Servicios Ambientales como propuesta de privatización
Larissa Ambrosano Packer

Cuidado con la economía de la biomasa
Jim Thomas

Conocimientos ancestrales y propiedad intelectual: temas críticos en debate global
Rodrigo de la Cruz

El capitalismo verde y el BID
Diego Rodríguez Panqueva

Ecuador y Bolivia frente a la colonialidad del capitalismo verde
Katu Arkonada y Alejandra Santillana

Una mirada macroscópica al conflicto del TIPNIS
Gustavo Soto Santiesteban

Un enfoque sindical sobre desarrollo sostenible
Víctor Báez Mosqueira

Pueblos selváticos en la encrucijada
Sally Burch

PRESENTACIÓN de «EL MUNDO SEGÚN MONSANTO»

RAPAL, RAPAM Y OTROS MUNDOS AC/AMIGOS DE LA TIERRA MÉXICO  INVITAN A

PRESENTACION DEL LIBRO Y VIDEO «EL  MUNDO SEGÚN MONSANTO»
de Marie-Monique Robin

Con la participación en un debate con:

-Ana Valadez (Otros Mundos, AC)
-Hugo Perales (Ecosur)
-Peter Rosset (Vía Campesina)
-Representante de las Comunidades Afectadas por el Maíz Transgénico en la Región Fronteriza
-Emanuel Gomez (Campaña «Sin Maíz No Hay País»)

¿Cuándo?: Domingo 26 de Julio de 2009
Hora: 10-14 horas.
¿Dónde?: Café Museo Café
calle María Adelina Flores No. 10. Centro Histórico
San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México

*¡TE ESPERAMOS!*

Presentación del libro: Genes, Bytes y Emisiones: Bienes Comunes y Ciudadanía

editado por la Fundación Heinrich Böll

en el Centro de Difusión Universitaria Intercultural de la UNICH

calle Diego de Mazariegos, 19 – Centro Histórico. San Cristóbal de Las Casas, CHIAPAS

Hora: 11 am – Fecha: lunes 13 de julio 09

“La reciente crisis financiera lo hace evidente: Millones de millones de dólares se gastan para rescatar y proteger la propiedad privada, pero poco o nada se invierte para garantizar la vitalidad de los bienes comunes. Vitalidad de los bienes comunes es: protección de los recursos, equidad en el acceso y uso y control radicalmente democrático. Ni el mercado ni el Estado serán los actores principales del siglo XXI, sino una ciudadanía sensibilizada por la riqueza inconmensurable que los “commons” brindan a todas y todos. Una ciudadanía que se hace cargo de ellos.” conocimiento, patentes, energía, libertad, compromiso, semillas, vida, procomún, comunidad, responsabilidad, participación, agua,…

con la participación de:
Silke Helfrich, Fundación Heinrich Böll
Domingo M. Lechón, Código Sur
Gustavo Castro, Otros Mundos AC/Chiapas
Ana Valadez, Otros Mundos AC/Chiapas
Madres del Pueblo del Sureste AC
Comunidad del Software Libre de SCLC
Y más ponentes.

Organizan:
otrosmundoschiapas.org
codigosur.org
boell-latinoamerica.org

Colabora:
unich.edu.mx

obsequio de un ejemplar del libro a las y los asistentes

EL PUKUJ ANDA SUELTO EN MONTES AZULES: BIOPIRATERIA Y PRIVATIZACIÓN DE LA VIDA

Los tzotziles, los hombres murciélago, llaman al diablo “Pukuj”. En años recientes hicieron alianza con los tzeltales, choles y tojolabales para detenerlo. Pretendía robarse plantas y material genético como lo ha hecho durante muchos años. Cientos de muestras adornan ahora los laboratorios de la Universidad de Georgia en Estados Unidos y de las grandes farmacéuticas.

Seguir leyendo el artículo:   EPSENMONTESAZULES.pdf