EL ESCARAMUJO

EL ESCARAMUJO 16: ÚLTIMA FASE DEL CAPITALISMO: EL MODELO CORPORACIÓN-NACIÓN: (MILITARIZACIÓN, CORPORACIONES Y CRIMINALIZACIÓN) (Parte XII)

EL ESCARAMUJO año 5 número 16: el escaramujo

ÚLTIMA FASE DEL CAPITALISMO: EL MODELO CORPORACIÓN-NACIÓN (MILITARIZACIÓN, CORPORACIONES Y CRIMINALIZACIÓN) (Parte XII)

Nieves Capote Figueroa
Otros Mundos AC/Amigos de la Tierra México
28 de junio de 2011, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México
www.otrosmundoschiapas.org

 
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 4. Criminalización de la protesta social y represión

En mayo de 2005, las fuerzas de seguridad uzbekas dispararon sobre manifestantes y mataron a centenares de personas, entre ellas mujeres y niños, en la ciudad de Andiyán. Las tropas uzbekas utilizaron vehículos Land Rover, equipados con cargadores tipo peine para rifles y otros accesorios militares, para trasladarse a la escena de la matanza el 13 de mayo, y para protegerse tras ellos mientras apuntaban sus armas contra civiles desarmados. Aproximadamente el 70 por ciento de los componentes de estos Land Rovers militares turcos proceden de la empresa Land Rover con base en Reino Unido (propiedad de Ford desde 2000, y antes, desde 1994, de BMW).[1]

El avance de las Corporaciones y su depredación genera descontento social. La injusticia institucionalizada mueve a la resistencia y a las protestas sociales. La defensa del territorio se vuelve crucial en este Modelo y las Corporaciones lo saben. La militarización y la represión policial y paramilitar también cumplen la misión de contener y destruir la resistencia a los proyectos transnacionales y al Modelo. Desde el 11S, con el pretexto de la seguridad nacional-mundial, muchos países implementaron leyes que frenaban derechos y libertades individuales y colectivas ganadas a través de muchas décadas de luchas. Las leyes antiterroristas no sólo se aplican a terroristas declarados, se aplican a cualquiera que se mueva fuera del orden establecido y que afecte cualquier interés político, militar, de seguridad o comercial.

Pasar por encima de cualquier instancia nacional e internacional para impulsar sus objetivos, es el sueño transnacional. El terrorismo permitió realizar este sueño. La Ley Patriótica de Bush hijo, tras los ataques del 11S, como señala Jean-Claude Paye, fue presentada tres días después de los atentados, y en su conjunto, entre ley y modificaciones a otras leyes, tiene 350 páginas. Un texto legal de esa magnitud no puede hacerse en tres días. Esta fue una ley que ya estaba esperando en un cajón hasta que la coyuntura fuera la adecuada para imponerla. El miedo que extendió EEUU sobre todo el planeta con la amenaza de actos terroristas dio a EEUU y a sus Corporaciones esa oportunidad.

La Ley Patriota marca un antes y después. Para comenzar, el concepto de terrorista es tan amplio y ambiguo que da pie a que cualquier sector entre en tal definición. Esto abre la puerta a la represión social, la violación de garantías individuales y las posibilidades de justicia de amplios sectores de la población. Al mismo tiempo, fortalece a los cuerpos policiales y les otorga libertad para actuar con arbitrariedad. Por medio de esta ley, cualquier “sospechoso” de terrorismo puede ser detenido, por tiempo indefinido, y con la sola sospecha se pueden intervenir todas sus comunicaciones incluidos correos electrónicos, sus cuentas bancarias, hasta se puede catear su vivienda, etc.

En octubre de 2006 George W. Bush firmó la entrada en vigor de la Ley sobre Comisiones Militares. Entres otras violaciones al Derecho Humanitario Internacional, esta ley rechaza la posibilidad de presentar recursos de hábeas corpus (que permite a los detenidos impugnar la legalidad de su detención ante un tribunal independiente e imparcial), prohíbe a las personas invocar los Convenios de Ginebra o sus protocolos, faculta al poder ejecutivo para convocar comisiones militares destinadas a juzgar a “combatientes enemigos ilegales extranjeros”, según éste lo establezca en virtud de una definición peligrosamente amplia, en juicios que otorgarían a las personas extranjeras así catalogadas un estándar de justicia inferior al disfrutado por ciudadanos y ciudadanas de Estados Unidos acusados de los mismos delitos. Permite que civiles capturados en entornos alejados de cualquier campo de batalla sean juzgados por una comisión militar y no por tribunales civiles; permite el uso de pruebas extraídas mediante tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes y permite el uso de pruebas confidenciales contra un acusado.[2]

Lo peor de todo esto es que la alienación del resto de los países a la “estrategia de seguridad” de EEUU implica no sólo la ampliación de la acción militar de EEUU en cualquier lugar del planeta, sino que los demás países deben crear sus leyes “antiterroristas” encaminadas a la misma cacería de opositores. Esto ya lo hemos visto en muchos países. Citando a Carlos Montemayor, en Estados Unidos se define al terrorismo como el ataque indiscriminado de contingentes armados nacionales o clandestinos, en contra de civiles y no a grupos combatientes. En cambio en México las reformas mencionadas señalan como terroristas a aquellos que por medio de distintos tipos de armas produzcan terror o temor en la sociedad y presionen a las autoridades para tomar decisiones en una determinada dirección.

La lucha “antiterrorista” es en realidad una guerra contra las libertades. Esa guerra contra las libertades es la primera etapa de una guerra contra las poblaciones. Y la Ley de Comisiones Militares es una ley penal que tiene un carácter mundial y que, de hecho, es un acto de soberanía imperial. Es una ley que confunde relación policial y relación de guerra. Es el establecimiento de una nueva forma de Estado mundial que, al integrar las funciones de policía y de guerra, lucha contra sus propias poblaciones.[3]

Como ya veíamos, los y las trabajadoras son un sector que debe aceptar las reglas del juego de las Corporaciones, lo que les convierte en otro de los objetivos de la represión. Según la Confederación Sindical Internacional (CSI) el asesinato de activistas laborales aumentó de manera pronunciada durante 2009, debido a que la crisis económica global desencadenó violencia contra los trabajadores que exigían sus derechos. En 2009 fueron asesinados 101 activistas sindicales en 11 países. “Colombia fue el país con más trabajadores muertos, indicó el reporte, con un total de 48 asesinatos, entre ellos los de 22 líderes sindicales, cinco de los cuales eran mujeres. Le siguen Guatemala, con 16 muertos, y Honduras, con 12. Además de los homicidios, se han registrado intentos de asesinato y amenazas de muerte, mientras miles de activistas están encarcelados (…)”[4].

Blackwater es una empresa militar privada estadounidense que ofrece servicios militares de seguridad. Está ligada con ejecuciones extrajudiciales en Irak, y ha sido vinculada entre otras cosas, con contratos de la CIA para un programa secreto de asesinatos.[5] A través de Total Intelligence y The Terrorism Research Center, Blackwater hizo negocios con  diversas corporaciones multinacionales. Entre ellas, Monsanto, Disney y Chevron. Cofer Black, presidente de Total Intelligence, “destacó la preocupación de Monsanto por los activistas que protegen los derechos de los animales y comentó que habían hablado de cómo Blackwater ‘podía hacer que alguien (o varios) de los nuestros se uniera legalmente a esos colectivos [activistas]”. Black señala que los pagos iniciales para Total Intelligence podrían salir del “generoso presupuesto destinado a protección” de Monsanto, pero que con el tiempo constituirían una línea específica dentro del presupuesto anual de la empresa. Según sus cálculos, los pagos para Total Intelligence alcanzarían entre $100.000 y $500.000 dólares. Los documentos evidencian que Monsanto pagó a Total Intelligence $127.000 en 2008 y $105.000 en 2009 (USD)”.[6]

Thierry Meyssan, dice que Blackwater, es “la empresa mercenaria de mayor alcance en el mundo con 20 mil soldados, es la base privada más grande del planeta, una flota de 20 aviones, helicópteros artillados y una división privada de inteligencia. La empresa también está fabricando sus propios dirigibles no dirigidos de vigilancia y sistemas de detención de blancos”.[7]

5. Corporaciones Militares: brazos armados de los Estados.

Hasta ahora, revisamos cómo las Corporaciones necesitan la protección armada de sus intereses, la dominación militar de otros países para apropiarse de sus recursos estratégicos, la militarización de las regiones donde se abre paso la continentalización del libre comercio, y la represión y criminalización de la protesta social que generan. Sin embargo, hay otro aspecto que toma fuerza en los últimos 20 años y que se afianza en este Modelo Corporación Nación: lo militar ya es una Corporación. Peligrosamente entramos en el tiempo en que Las Corporaciones Militares Privadas deciden qué guerras hacer, qué países invadir, que dominación militar sigue, porque de esta expansión dependen sus ganancias, esto es, existen en la medida en que hay gasto militar.

Siendo Dick Cheney vicepresidente de los EEUU y secretario de Defensa en 1992, se aprobó un plan para la privatización de servicios militares, encargándolo a su propia ex-empresa, una filial de Halliburton, que es la mayor contratista del Pentágono en Irak[8].

Entre 2000 y 2004, las 100 principales compañías militares incrementaron sus ventas nacionales e internacionales de armas convencionales, de 157 mil millones de dólares estadounidenses a 268 mil millones de dólares, esto es: un aumento de casi el 60 por ciento. En 2008, la 100 principales Corporaciones productoras de armas mantienen la tendencia al alza en sus ventas de armas, que alcanzó 385 mil millones dólares. Esto es más de tres veces el tamaño de la ayuda total para el desarrollo de los países de la OCDE en 2008 ($ 120 millones de dólares).[9] La principal corporación de venta de armas en esta clasificación de 2008 es BAE Systems, sus ganancias por venta de armas fueron mayores que los PIB de 105 de los países calificados por el Banco Mundial.[10] Otras principales Corporaciones Militares son Boeing y Lockheed Martin, con sede en Estados Unidos[11].

Esas compañías, entre ellas Lockheed Martin, DynCorp, Northrop Grumman e ITT Systems, recibieron de 1999 a 2009 contratos por 977 millones de dólares para programas en América Central y del Sur. Sus principales actividades las realizan en Colombia, El Salvador, Aruba, Curazao y la base de Manta, en Ecuador, hasta que fue recuperada por el presidente Correa.[12] En el caso de Colombia, en 2009, el Gobierno de Estados Unidos pagó a 14 de sus Corporaciones un total de 216,5 millones de dólares por diferentes servicios de apoyo tanto a las Fuerzas Armadas como a la Policía colombiana. Casi la mitad de todo ese dinero fue para Dyncorp International.[13]

Estas Corporaciones abarcan desde aspectos de seguridad, inteligencia, entrenamiento militar, equipamiento, reconstrucción de áreas destruidas, e incluso de las torturas y usualmente tienen a sus directivos o ex directivos en el Gobierno de EEUU. Esto hace una suma de proveedores de armamento, de aviones y tanques, grupos de lobby, contratistas, consultores, expertos en petróleo, seguridad privada, infraestructuras y un enorme etc., que se encargan tanto de garantizar la destrucción como de ganar con la reconstrucción.

Un ejemplo más de estas vinculaciones Corporaciones de guerra-gobiernos que invaden países es Carlyle, un fondo de capital dedicado a invertir en suministros de guerra e industria militar. Sus principales portavoces provienen del alto equipo del primer Bush incluido el expresidente y su exsecretario de Estado y albacea del escandaloso resultado electoral de Florida que permitió a Bush hijo llegar a la presidencia, James Baker[14].

Varias investigaciones e incluso demandas interpuestas por algunos de los torturados en cárceles como Abu Ghraib, en Bagdad, han señalado a contratistas privados responsables de torturas e interrogatorios a los prisioneros. En el proceso de investigación de las torturas difundidas en fotos que demuestran las más terribles vejaciones a los prisioneros en Irak, quedó evidenciada esta participación y la vinculación de las Corporaciones responsables: CACI International Inc. y Titan Corporation, con funcionarios de las primeras líneas de mando del Pentágono, incluido su jefe, Donald Rumsfeld, e interrogadores de habla árabe del ejército y de la inteligencia israelí.[15] Esto significa que hay un negocio “comercial” también con la tortura.

Hay que mencionar también que la mayoría de las Corporaciones Militares privadas se convierten en ejércitos paralelos que no tienen control por parte de los Congresos nacionales, pues no son ejércitos nacionales, pero su trabajo entra de la esfera de la “seguridad nacional” en concreto de EEUU en otros países. Sus “soldados” son mercenarios que han salido de otros ejércitos, que han combatido por ejemplo en Bosnia, expertos en áreas como contrainsurgencia o inteligencia militar, etc.

Por ejemplo, el grupo Betchel, uno de cuyos principales dirigentes es George Schultz -exsecretario de Estado de Ronald Reagan- ha sido uno de los mayores beneficiarios de la llamada reconstrucción de Irak, recibiendo contratos por valor 2.800 millones de dólares para infraestructura no petrolera. Otra de las empresas más conocidas es Blackwater, sus mercenarios saltaron opinión pública internacional cuando fueron ajusticiados por la resistencia iraquí en Faluya. Empresa fundada por exmilitares de las fuerzas especiales americanas, se dedica a la formación y entrenamiento militar, está implicada en tareas de combate en Irak y a cargo de la seguridad de Zalmay Khalizad, embajador americano en Bagdad. La empresa Dyn Corp, perteneciente al grupo americano CSC, se encarga del entrenamiento de la policía en Irak y Afganistán, de la provisión de interrogadores para el ejército y de la seguridad del presidente afgano, Hamid Karzai[16].

El Plan Mérida es un proyecto más de dominación militar de Estados Unidos al amparo del pretexto del narcotráfico. Un informe del Pentágono señala que el 70% de los fondos del Plan Mérida se asignan desde Washington a Corporaciones como Bell, Dyncorp, Cessna, Harris y Northrop Grumman.[17] Dyncorp por ejemplo está en Irak, Afganistán y en Colombia. Al servicio del Plan Colombia, pone aviaciones para la fumigación de cultivos. Según el periódico Milenio, “La empresa, que cuenta con uno de los ejércitos privados más grandes del planeta, fue seleccionada por el Departamento de Estado para encargarse de las labores de modernización del Poder Judicial de México, según revelan documentos de la compañía.”[18] Northrop Grumman ha sido una de las Corporaciones que también han ganado con la invasión a Irak.

También hay grandes capitales muy importantes como la Banca, que tienen un pie en la industria militar. El banco español BBVA invierte cifras millonarias en empresas que fabrican armamento. El banco lidera las exportaciones de armas italianas.

En concreto, el BBVA invierte en Hispasat, industria aeronáutica con programas militares; en Indra, una empresa de electrónica que dedica aproximadamente la mitad de su producción a aplicaciones militares (Eurofighter, fragatas F-100, helicópteros Tigre, blindados, misiles); en Ibérica del Espacio, una industria aeronáutica con programas militares; y en RYMSA, que fabrica sistemas de comunicación y radar con aplicación militar. Además, el BBVA invierte en CESCE (Compañía Española de Seguros de Créditos a la Exportación), que hace posible las exportaciones de armas que de otro modo no se materializarían, asegurando estas operaciones, que en caso de impago incluso pueden aumentar la deuda externa del país comprador[19].

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Notas:
[1]   Armas sin fronteras, Campaña Armas bajo Control, octubre de 2006. http://controlarms.org/wordpress/wp-content/uploads/2011/05/Arms-Without-Borders-Full-Spanish.pdf
[2]   Estados Unidos de América. La Ley de Comisiones Militares de 2006 convierte la mala política del Ejecutivo en mala legislación nacional 29 de septiembre de 2006 Índice AI: AMR 51/154/2006
[3]   Ibid.
[4]    Grave aumento de asesinatos de activistas laborales durante 2009. Periódico La Jornada Jueves 10 de junio de 2010, p. 24
[5]   http://es.wikipedia.org/wiki/Blackwater_Worldwide#cite_note-19
[6] Disney, Chevron y Monsanto han contratado los servicios de inteligencia, entrenamiento y seguridad de Blackwater. Jeremy Scahill. The Nation. 29-09-2010
[7]      Manú Dornbierer. Satiricosas.Gratas noticias del imperio. 12 de julio de 2008. La Jornada Guerrero.
[8] Las conexiones entre las corporaciones militares y la industria armamentística. Carlos Sevilla Alonso . Rebelión . Reseña “Mercenarios: guerreros del imperio. Los ejércitos privados y el negocio de la guerra” de Daniel Pereyra.
[9]   BAE Systems No. 1 in global arms sales in 2008, says SIPRI .Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). 12 Apr 2010
[10]    The SIPRI Top 100 arms-producing companies, 2008. Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI)
[11]   Armas sin fronteras, Campaña Armas bajo Control, octubre de 2006. www.controlarms.org
[12] Sin vigilancia, contratistas que EU manda a Latinoamérica para la lucha antidrogas. Periódico La Jornada, Sábado 22 de mayo de 2010, p. 20
[13]    Estos son los contratistas militares gringos en Colombia. Sábado 20 de Noviembre de 2010 Por Juanita León, La Silla Vacía. noticolombiapress.org
[14]    Globalización en América Latina, El verdadero núcleo de la “globalización”. Por Hector Mondragon.
[15]   La plantilla israelita de la tortura: Electricidad, perros, violaciones y sacos con excrementos y orina 30/10/2008 Novopress.
[16]   Las conexiones entre las corporaciones militares y la industria armamentística. Rebelión . Carlos Sevilla Alonso . Rebelión  Reseña “Mercenarios: guerreros del imperio. Los ejércitos privados y el negocio de la guerra” de Daniel Pereyra.
[17]   La violencia institucionalizada. Luis Javier Garrido. La Jornada, 12 de febrero de 2010.
[18]   Empresa de EU rediseñará sistema judicial del país. Milenio, 2008-11-25.
[19]   Campaña BBVA sin armas, www.bbvasinarmas.org. Tomado de www.quiendebeaquien.org

 

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