Jornada mundial contra Monsanto y el maíz transgénico en Chiapas
San Cristóbal de las Casas, 25 de mayo de 2013
Todo el territorio de México es centro de origen y diversidad del maíz, con una riqueza calculada en más de 59 razas de maíz criollo, nativo o autóctono. En Chiapas hay presencia de 12 de estas razas presentes en la milpa chiapaneca.
Hacemos nuestro el reconocimiento de la UNESCO de la comida mexicana como patrimonio cultural de la humanidad, y la inclusión del maíz criollo y del sistema milpa de Chiapas y en la lista del patrimonio cultural inmaterial de México.
Conscientes de que el maíz sembrado en el sistema milpa es el centro de la economía, la alimentación y las estrategias de control territorial de 300 mil familias campesinas chiapanecas, por lo que es el principal sustento de más de 1.5 millones de personas.
Estamos preocupados por las políticas nacionales como la Cruzada Nacional contra el Hambre cuyos enfoques no están orientados hacia la soberanía agroalimentaria y ecológica con apoyo a la producción, sino que se proponen distribuir productos alimenticios industrializados y esquemas que mantienen la población en dependencia de alimentos poco saludables y culturalmente no adecuados.
Nos sentimos sometidos ante una agricultura industrializada, monopolizada y poco sustentable impulsada por el gobierno mexicano y favorecida por empresas como Monsanto, que inundan con sus productos forzando a las familias mexicanas urbanas a conseguir alimentos de mala calidad y fomentan la eliminación de la producción de alimentos en las familias rurales.
Estamos informados y al tanto de los reportes de organizaciones no gubernamentales, de los avances tecnológicos y de los resolutivos jurídicos en donde Monsanto y otras empresas transnacionales de la biotecnología apoyadas por el Departamento de Estado de EUA buscan controlar el comercio mundial de semillas y agroquímicos, e imponer derechos de patente a organismos desarrollados milenariamente por campesinos a través de la inserción de un transgen.
Tomando en cuenta las investigaciones científicas que han demostrado que el maíz transgénico Bt y los herbicidas de Monsanto pueden conducir a problemas graves de salud, como el desarrollo de tumores cancerígenos, infertilidad y defectos congénitos.
Alarmados por las solicitudes que cada año presenta Monsanto a la SAGARPA para la liberación comercial de maíz transgénico, cuya última solicitud de “Análisis de Riesgo” abarca cerca de 12 millones de hectáreas en el norte de México: Coahuila, Durango y Chihuahua.
Consternados por la pérdida de opciones alimentarias sanas y diversas en los mercados locales de San Cristóbal de las Casas, de Chiapas y del país en general, completamente dominados por productos hortícolas provenientes de semillas de empresas biotecnológicas principalmente de la empresa SEMINIS (propiedad de Monsanto asentada en Chiapas).
Apoyando a los apicultores de Chiapas y la Península de Yucatán, que exigen la cancelación de la siembra comercial de soya transgénica autorizada en más de 250 mil hectáreas, por el riesgo real de que las abejas colecten polen de soya transgénica y éste sea llevado las colmenas de miel orgánica.
Estamos conscientes de que las demandas que dirige Monsanto contra campesinos cuyos cultivos han sido contaminados con transgenes patentados, son completamente injustas, ya que los cultivos podrían presentar dichos transgenes debido a la polinización cruzada, tal como se demostró en estudios científicos en 2001 en Oaxaca y se confirmó en 2009 en tres estados más: Guanajuato, Veracruz y Yucatán.
DECLARAMOS
Nuestro rechazo a la agricultura con cultivos transgénicos propuesta por la empresa Monsanto, y a sus prácticas totalmente fuera de ética en cuanto a que violentan los derechos bioculturales de los y las campesinas y los derechos de la fauna y flora en México y en el mundo.
Nuestro apoyo a la agricultura familiar campesina y a la agricultura tradicional, así como a la producción sana y cercana con semillas nativas de maíz, frijol y propias de la hortaliza milpera (chile, jitomate y cebolla) y sin uso de herbicidas y otros insumos agroquímicos altamente dañinos a la salud.
EXIGIMOS
Al gobierno federal, particularmente la SAGARPA y la SEMARNAT, para que se reinstale y se mantenga la moratoria a todo tipo de importación de maíces provenientes de otros países y que se rechacen las solicitudes de liberación comercial, piloto y experimental de maíz transgénico.
Que organizaciones independientes determinen el grado de contaminación por transgenes en las razas de maíz en todo el país y que, todo el territorio de México sea reconocido oficialmente como centro de origen y diversificación del maíz.
El rechazo total a la “propiedad intelectual” sobre semillas nativas especialmente las de cultivos alimentarios, y que se respete el derecho de los campesinos de conservar, reproducir e intercambiar sus semillas y el fomento a programas que apoyen la agroecología, generalmente omitidos de las políticas estatales porque no generar ganancias a las industrias agroalimentarias.
Que se implementen políticas internacionales de protección de la biodiversidad con los países vecinos que conforman Mesoamérica y que se instrumente un programa de etiquetado de todos aquellos alimentos que contengan ingredientes transgénicos.
Una mayor participación de las instituciones de apoyo, capacitación y producción agrícola, así como esquemas de evaluación y fortalecimiento participativos provenientes de una ciencia agronómica y biológica que respete las costumbres y cultura campesina de la población chiapaneca.
PROPONEMOS
La enseñanza y popularización de la agroecología en los ámbitos urbanos y rurales para el núcleo familiar creando una economía orgánica y de bien común que se reduzca hasta erradicar la distribución y uso de herbicidas y otros insumos agroquímicos, empezando por el glifosato, que han demostrado su alta toxicidad para la salud humana y el medio ambiente.
Que las experiencias de agricultura familiar campesina y agroecológica sean la base de una nueva política de desarrollo rural en la que exista un régimen especial de protección para el maíz nativo.
La real aplicación de la Ley Nacional de Desarrollo Sustentable y el papel decidido de los gobiernos municipales y estatales para una planificación participativa sobre sus derechos alimentarios.
Declarar cada municipio de Chiapas como “Zona Libre de Transgénicos”, en aplicación del artículo 90 de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados.
Demandar como pueblo de México en tribunales internacionales a los responsables de la contaminación transgénica, las autoridades federales que expidieron los permisos y la empresa Monsanto y todas aquellas que hayan realizado siembras de maíz transgénico experimentales y piloto en el territorio mexicano.
¡Fuera el maíz transgénico de México!
Por el reconocimiento de la agricultura familiar campesina
¡Queremos un México libre de Monsanto!