JS/Américas en la Cumbre de los Pueblos Río +20 y más allá…
“El más allá de Río+20” es un largo camino que debemos construir
Jubileo Sur/Américas y la Rede Jubileu Sul Brasil, vinieron aportando desde finales de 2010 a la construcción -en conjunto con otras organizaciones y movimientos sociales- de la Cumbre de los Pueblos Río+20 por la Justicia social y ambiental, contra la mercantilización de la vida y la Naturaleza en defensa de los bienes comunes, que se realizó en la ciudad de Río de Janeiro del 15 al 22 de junio de 2012, al mismo tiempo que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollos Sustentable Río+20, a veinte años de la Cumbre Mundial de la Tierra en 1992.
JS/Américas asumió este reto, convencida de la necesidad de articular fuerzas en pos de generar una gran movilización popular para enfrentar la avanzada capitalista que se da a través de la profundización de la mercantilización de la vida y la financiarización de la Naturaleza, como una falsa respuesta a la crisis ecológica-climática que estamos padeciendo.
Este dossier reúne las declaraciones y acciones que se hicieron en ese sentido, como un aporte más a visibilizar la lucha de los pueblos por alcanzar la Justicia social y ambiental.
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PRESENTACIÓN
Dice la letra de un tango que “veinte años no es nada”. Sin embargo, veinte años es demasiado tiempo para soportar la conjunción de crisis que estamos viviendo a nivel global –pero que desde mucho antes sufrimos los pueblos del Sur-. Crisis financiera, económica, alimentaria, climática, energética, sistémica, civilizatoria. Una crisis que atraviesa de manera transversal todos los órdenes de la vida. Que llega a poner en peligro el futuro mismo del Planeta como pocas veces antes en la historia de la Humanidad.
Hace precisamente 20 años atrás, en junio de 1992, se realizaba en Río de Janeiro, Brasil, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, conocida como la Cumbre Mundial de la Tierra o la Eco92. En ese momento ya se denunciaban las terribles consecuencias que se producirían si los países desarrollados no dejaban de impulsar el actual modelo de sobre producción, explotación y consumo. Y, en cambio, ponían sus mejores esfuerzos en hacer frente a la crisis ecológica y climática que se profundizaba, desembolsando los recursos necesarios para saldar sus deudas históricas, fruto de sus responsabilidades diferenciadas en la generación del Cambio Climático.
Hoy, la crisis ecológica y climática supera cualquier vaticinio que se haya realizado en esa conferencia. Los bosques y selvas originarias desaparecen. Los desiertos se extienden. La cantidad de gas carbono que se arroja a la atmósfera crece día a día. La temperatura aumenta. El agua escasea. Se habla de crecimiento acelerado y desarrollo sustentable como cantos de sirenas que nos hacen creer que es necesario crecer para desarrollarse y solucionar las crisis.
Desde diversos rincones de este maltratado Planeta, muchos y muchas nos preguntamos: ¿Crecimiento para qué y para quienes? ¿Qué desarrollo? ¿El que arrasa como una topadora a máxima potencia con nuestras costumbres ancestrales y modos de vida autosustentables como lo hace con las selvas nativas?
Hoy, la dictadura del capital es la que decide cuando las poblaciones y comunidades deben dejar de practicar sus costumbres, saberes, culturas y creencias. Porque para seguir “creciendo y desarrollándonos” es necesario matar un río, arrasar un bosque, destruir una cordillera o contaminar el agua, la tierra y el aire de una determinada región indígena, campesina, quilombola, pobre.
Decíamos en nuestro documento camino a Río+20 que “nos quieren hacer creer que el mismo desarrollo, los mismos sistemas y lógica tecnológica, el mismo mercado, los mismos empleos y las mismas instituciones que causaron y causan tantas injusticias sociales y ambientales, ahora, pintados de verde, van a resolver todos los problemas”.
Estamos convencidos que no. Que ese no es el camino para encontrar las verdaderas soluciones. Lo que en la actualidad está en juego es el derecho más elemental: a la vida, en todas sus dimensiones y formas. Frente a la avanzada capitalista de mercantilización de la vida y financiarización de la Naturaleza, le respondemos con nuestras esperanzas, luchas y resistencias. Con el aprendizaje de la perseverancia de pueblos que hace más de 500 años que no se rinden. Porque la única lucha que se pierde es la que se abandona.
El capitalismo se plantea una avanzada de tal magnitud que pone en peligro la existencia misma de la Humanidad. Esto nos hace retrotraer a defender derechos elementales que creíamos ya conquistados, como el derecho de la Humanidad a existir, como lo planteó Fidel Castro en su discurso en 1992. Hoy se suman los derechos de la Madre Tierra, de la Pachamama, a dejar de ser agredida y depredada, poniendo fin a los crímenes de «lesa-naturaleza» que claman justicia.
La Río+20 oficial, cooptada por las corporaciones y multinacionales, es el símbolo del futuro que no queremos: el de la depredación, saqueo, egoísmo y muerte. Los pueblos queremos un futuro de bienestar, alegría y vida. Porque no nos pueden impedir el derecho a soñar con un mañana mejor. Donde los países del Norte global asuman y reparen su Deuda Ecológica con los pueblos del Sur. Donde en vez de profundizarse un crecimiento acelerado a la muerte, se planteen alternativas de des-crecimiento para la vida. Donde la riqueza se reparta para todos y todas. Donde no haya más hambre en un mundo hecho de pan. Donde la vida de todos los seres vivos no tenga precio pero tenga el mismo valor: el que no se compra ni se vende.
Grandes desafíos nos quedan por delante. “El más allá de Río+20” es un largo camino que debemos construir. Lo que se plantea desde los centro de poder es de un grado de lucro tal que sólo puede salir de mentes capitalistas que persiguen generar ganancias a cualquier costo. Que la polinización de las abejas, el trabajo de las hormigas, los ciclos y funciones de la Naturaleza, que son la base de la vida misma, puedan ser comprados o vendidos en cualquier Bolsa de Valores del mundo pone en evidencia, una vez más, la barbarie capitalista.
Jubileo Sur/Américas asume el compromiso militante de aportar a la construcción de la unidad del campo popular, para generar una gran movilización que enfrente esta nueva fase del capitalismo. Hacemos memoria de lo que fue la experiencia de la Campaña Continental contra el ALCA y llamamos a fortalecer la unidad de todos los sectores para seguir luchando por otros paradigmas de vida, en armonía con la Naturaleza y todos los seres vivos.
Creemos porque soñamos. Luchamos porque creemos y soñamos que otro mundo es posible!
JUBILEO SUR/AMÉRICAS
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