LA DEUDA ECOLÓGICA, SOCIAL Y ECONÓMICA DE EUROPA CON CENTROAMÉRICA

El 30 de marzo en la ciudad de Tegucigalpa, Honduras, las organizaciones sociales y campesinas decidieron llevar ante el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) las denuncias sobre los efectos de las inversiones trasnacionales. Se presentaron los casos sobre la generación de energía en el Salvador por una empresa italiana; sobre los efectos de la cooperación española en Nicaragua; las plantaciones de monocultivos de piña en Costa Rica; y la industria cementera por una empresa francesa en Honduras. Además se presentaron las denuncias sobre la minería, la tala de bosques y otros problemas en Honduras. Los jueces provenientes de México, Guatemala y Honduras escucharon los testimonios y recibieron las pruebas. Al final, sentenciaron. Este dictamen se reproduce abajo.
 
Gracias a la coordinación de la Lic. Dolores Jarquin del Movimiento Nicaragüense Otro Mundo es Posible, los movimientos y organizaciones centroamericanas van haciendo uso de su palabra y denuncia por la vía del TPP. Una herramienta ética y moral que pone en primer plano la voz de los pueblos afectados por quienes siguen generando hondas huellas ecológicas, sociales, culturales, económicas, militares y también políticas.

 
Consideramos que tenemos el reto de generar una cultura de Tribunales Permanentes de los Pueblos en todos los rincones donde el capitalismo y su modelo Corporación-Nación van dejando sus huellas de destrucción. Hacer visible y patente esta huella es condición también de toma de consciencia sobre la necesidad de generar lo que llamamos “Alter-Natos”. Sí, distinto a “Alternativas” entendida ésta como otra opción al capitalismo, pero de igual modo único y hegemónico. Creemos que es necesario generar todas aquellas experiencias antisistémicas de suyo propias, diversas, que recuperen la diversidad cultural para que todas éstas quepamos. Caminos que nazcan desde abajo, con sus propias expresiones.
 
Efectivamente, el modelo Neoliberal ha sido ya agotado. Ha sido ya implementado en el Sur. Este modelo no es un fin en sí mismo sino un mecanismo que abre las puertas a la aceleración de la acumulación del capital donde el Estado ha entregado a las Corporaciones la riqueza, las leyes, los mecanismos, el control del mercado. Estas han generado sus propios tribunales y leyes supranacionales. En sus manos se va concentrando de manera acelerada las semillas, las medicinas, las patentes, el agua, la energía, los bosques, y ahora van sobre la apropiación y la privatización de la atmósfera por medio de los servicios ambientales y los bonos de emisión. Se comportan ya como una Nación, con sus propias reglas y con más riqueza y poder que los propios Estados. Este modelo de Corporación-Nación es ya la cúspide del último modelo del capitalismo agonizante. Sin embargo, el proceso no ha sido posible sin la ayuda de los mismos gobiernos, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo y las demás instituciones multilaterales y los bancos privados. Pero también de quienes hemos dejado que esto suceda.
 
Por ello, hoy más que nunca, urge fortalecer y generar todo tipo de experiencias antisistémicas, “Alter-Natos”.

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