El Doctor Juan Almendares Bonilla es miembro del Movimiento Madre Tierra Honduras/Amigos de la Tierra Honduras y del Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Extractivo (M4) y presidente del Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación para las Víctimas de las Torturas y sus Familiares en Honduras.
{YOUTUBE}EGv6AEi7tFQ{/YOUTUBE}
«Estamos ante un Estado policial, militar, punitivo, represivo. Un estado militar no porque haya militares sino porque está ocupado militarmente por los Estados Unidos.
Cada vez que se anuncia un servicio militar obligatorio es que el ejército se siente débil frente a una guerra. Pero aquí lo que tenemos es una guerra total contra el pueblo. Hemos tenido a más de 50.000 muertos en los últimos seis años. Es más que una guerra. Aquí tenemos no solamente una guerra contra los pobres sino también contra los mismos empresarios que tengan un sentido nacional.
¿Qué paradigma representan las Fuerzas Armadas de Honduras para los jóvenes? ¿Qué soberanía defienden si defienden más los intereses del Comando Sur y del Pentágono que los intereses del país? ¿Cuál es el fin de ellos si han sido realmente los ejecutores de la Doctrina de Seguridad Nacional? ¿Y qué significa la Doctrina de Seguridad Nacional? Entrenar torturadores en la Escuela de las Américas o en los planes de agresión de Estados unidos contra América Latina. Quieren un servicio militar porque necesitan fuerzas, ¿para qué? ¿Para golpear a los jóvenes?
La nueva Doctrina de Seguridad Nacional es la limpieza social, es la agresión contra la juventud y también la agresión contra las mujeres. Las fuerzas armadas de Honduras representan al patriarcado que está articulado a las fuerzas actuales del neoliberalismo que nos afecta a todos. Por eso una feminista como Rita Segato, llama muchas cosas que tiene que ver con el cuerpo. Todas las denuncias que se han hecho es contra las violencias contra los cuerpos, sean de hombres, de mujeres o de las personas LGBT. Ella habla de la «pedagogía de la crueldad». El servicio militar obligatorio es una pedagogía de la crueldad en su gran extremo.
La política que sigue el ejército, no hay que verla aislada de un modelo económico y de un modelo intervencionista. Por eso nosotros preferimos tener conciencia antes de prestar la conciencia a los intereses de una cooperación que ayuda al servicio militar obligatorio. Estamos contra eso. No queremos recibir un centavo de ninguna cooperación internacional que es intervencionista a la dignidad de este país.
Por otro lado, es importante entender porqué tenemos impunidad en este país, porqué tenemos los gastos mayores en ejército, y no en salud ni en educación. Hay un Consejo de Seguridad, hay una Inteligencia que realmente está haciendo estragos en todos los niveles. Los jóvenes son reprimidos. Ya lo vimos con la militarización de la universidad y la tortura en la universidad. Ya hemos visto el asesinato de Soad Bastilla Ham, de 13 años, que levantó su voz y que apareció estrangulado en un saco y tirado en la calle. Como el asesinato de jóvenes del Instituto Vicente Caceres.
¿Para qué queremos un ejército y una policía que ha fracasado en todos los sentidos y cuando algunos de estos cuerpos han estado metidos en crímenes? Tenemos una política criminal del estado que atenta contra la libertad y por eso ahora, lo que tenemos es un sistema carcelario, una democracia encarcelada. tenemos cárceles y militares por todos lados y no han podido ni vencer el gorgojo. El gorgojo los derrotó.
La premisa de un ejército para cuidar al ambiente es falsa. La premisa de un ejército para que cuide los centros hospitalarios es falsa. La premisa para que cuide a los jóvenes en las escuelas es falsa. Ese paradigma militar es vergonzoso. No puede servir de ejemplo a los jóvenes.
Por otro lado, están involucrados cuerpos militares y policiales en la trata de blancas y el abuso sexual y la violación de mujeres. Este Estado no tiene límites, pero hay que ponerle un límite. La gente que se ha opuesto a este Estado está en las cárceles de máxima seguridad, que son centros de tortura donde la tortura es cotidiana. La bota militar se impone porque detrás de ella está la bota del poder económico de las multinacionales que golpean a nuestra juventud y a nuestras mujeres.
Hay que desmantelar el patriarcado en esta sociedad. Hay que desmantelar esta dimensión histórica que nos sumía como pueblo. Hay que levantar la conciencia. No solamente hay que decir NO al servicio militar obligatorio sino que hay que decir NO al Estado policial-militar y a la ocupación militar noerteamericana.»
Más información:
Honduras: Monitoreo de violaciones de derechos humanos en la coyuntura del fraude electoral
La fabricación de la muerte en América Latina
Juan Almendares Bonilla: Cartas a la Salud, Ecología y Derechos Humanos