Informe: ¿Puede el clima permitirse la adicción de Europa al gas?

En el marco de la 23º Conferencia de los país de la ONU miembros de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (la COP 23) organizada en Bonn, Alemania, del 6 al 17 de noviembre 2017, el grupo Amigos de la Tierra Europa acaba de publicar el informe «¿Puede el clima permitirse la adicción de Europa al gas?», mientras organizaciones de la sociedad civil presionan a los gobiernos para que abandonen las energías fósiles y trabajen por la Justicia Climática.

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INTRODUCCIÓN

En diciembre de 2015, mandatarios de todo el mundo acordaron en París, una vez más, detener el cambio climático, tal como ya lo habían acordado antes en Cancún, Copenhague, Kyoto y Río. Esta vez, los signatarios se comprometieron a «mantener el incremento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales y redoblar los esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C».

A pesar de estas promesas de actuación para detener el cambio climático, el mundo continúa su marcha hacia un calentamiento global catastrófico y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que, incluso si se cumplen todos los compromisos adquiridos en París, la temperatura del planeta aumentará en más de 3 °C.

En esta incapacidad de afrontar el reto de detener el cambio climático desempeña un papel central la adicción del mundo a los combustibles fósiles: el carbón, el petróleo y el gas. La industria de los combustibles fósiles sigue extrayendo y quemando estos hidrocarburos en cantidades insostenibles, e incluso continúa con las exploraciones para encontrar más. No obstante, se ha observado un cambio en la política energética mundial: aunque se sigue invirtiendo intensamente en carbón y petróleo, se ha producido un viraje importante hacia el gas.

En parte como respuesta a las políticas climáticas y a la influencia del auge del gas de esquisto en Estados Unidos (EE. UU.), la industria del petróleo y del gas está incrementando fuertemente sus inversiones en gas. Se prevé que el gas no solo será un pilar del sistema energético mundial, sino que cada vez tendrá un papel más importante. La Agencia Internacional de la Energía pronostica un aumento de un 50 % en la demanda de gas para el año 2040. En la Unión Europea (UE), el gas es central en la llamada «Unión de la Energía» -la iniciativa de la UE para el futuro de la energía en Europa-.

Pero, ¿este énfasis en el gas resulta compatible con los objetivos del Acuerdo de París refrendado por la UE? ¿Es el presupuesto de carbono disponible suficiente para sustituir un combustible fósil por otro? ¿Debe la UE seguir respaldando un futuro en el que gas tenga una gran relevancia? Y, ¿cuáles serían las consecuencias si lo hace?

TEMPERATURAS EN AUMENTO, EFECTOS DEVASTADORES

Los científicos han demostrado, fuera de toda duda, que un aumento de 2 °C en la temperatura no se puede considerar «seguro». Un aumento de esa magnitud tendrá consecuencias devastadoras que afectarán principalmente a los más vulnerables. Incluso un aumento de 1,5 °C en las temperaturas medias mundiales entraña graves riesgos y amenaza la misma existencia de algunas pequeñas naciones insulares y regiones costeras de poca altitud. Tal como se aprecia claramente a través de los actuales fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático, no existe un aumento de temperatura seguro ni aceptable, por lo que el objetivo de los países debe ser el de un aumento de temperatura lo más bajo posible.

El año pasado -2016- fue el más caluroso desde que se tienen registros: la temperatura media se situó 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales. Por otro lado, 16 de los 17 años más calurosos registrados han tenido lugar desde el comienzo del siglo XXI. Además, este año varios acontecimientos nos han recordado que el mundo se enfrenta a una emergencia en relación con el clima: las inundaciones en el sur de Asia y las tormentas en el Atlántico han puesto de relieve, una vez más, el efecto destructor del cambio climático en las vidas humanas y los medios de vida, en particular para los grupos más pobres y vulnerables. Europa sufrió la ola de calor «Lucifer», que afectó a millones de personas y durante la que se registraron temperaturas de hasta 42 °C en Split, Croacia. Los huracanes Harvey e Irma (una de las tormentas atlánticas más fuertes registradas) tuvieron efectos devastadores en gran parte de la región del Caribe y demostraron que incluso los países más desarrollados son vulnerables a las catástrofes climáticas.

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EL PRESUPUESTO DE CARBONO MUNDIAL SE ESTÁ AGOTANDO

El mundo sigue quemando combustibles fósiles y enviando aún más gases de efecto invernadero a la atmósfera, lo que nos está acercando a catástrofes climáticas aún mayores. En 2011, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) calculó que para lograr un 66 % de probabilidad de no alcanzar un aumento de temperatura de 2 °C, el mundo dispone de un presupuesto de carbono de solo 1 000 gigatoneladas (Gt) de dióxido de carbono (CO2). Desde entonces ya se ha utilizado una cuarta parte de ese presupuesto. [Véase Anderson, K. y Broderick, J. (2017) Natural gas and climate change, Manchester: University of Manchester – Desde 2011 se habrán emitido al menos 260 GtCO2. El IPCC presenta un presupuesto de carbono de 1000 GtCO2 a partir de 2011 para un 66 % de probabilidad de mantener en 2 grados el calentamiento global. El Global Carbon Project informa que dadas las emisiones acumuladas de CO2 previstas para 2016 se alcanzarán 565 ± 55 GtC (2075 ± 205 GtCO2) para el periodo 1870–2016.]

A las actuales tasas de emisiones, el presupuesto de carbono global se habrá agotado al cabo de solo 20 años, incluso para un aumento de temperatura de 2 °C. [Las emisiones mundiales de CO2 generadas por la industria y los combustibles fósiles son la principal fuente de emisiones globales totales de gases de efecto invernadero. En la actualidad, suponen aproximadamente el 68 %del total de emisiones globales de gases de efecto invernadero y el total calculado para 2015 fue 36,2 GtCO2 (http://www.unep.org/emissionsgap/ página xiii). Como resultado, tras 20 años de emisiones a estas tasas se agotará el presupuesto de carbono restante de 760 GtCO2.]

Por lo tanto, es necesario tomar medidas climáticas más urgentes y efectivas antes de 2020 si se quieren cumplir los compromisos adquiridos en las conversaciones de París sobre el cambio climático. Las regiones que tienen la mayor responsabilidad histórica por el cambio climático -la UE, EE. UU. y otros países desarrollados que se beneficiaron de las emisiones de gases de efecto invernadero que han generado a lo largo de la historia- siguen emitiendo gases de efecto invernadero en cantidades muy por encima de lo justo o sostenible. En el año 2015, las naciones más prósperas del mundo, en las que vive solo el 17 % de los habitantes del planeta, produjeron el 32 % de las emisiones de carbono del mundo. [Población de la OCDE de 1.276.400 y población mundial de 7.348.500]

LA CUOTA EUROPEA DEL PRESUPUESTO DE CARBONO SE ESTÁ AGOTANDO RÁPIDAMENTE

En abril de 2016, la UE y sus 28 Estados miembros firmaron el Acuerdo de París sobre el cambio climático. La contribución determinada a nivel nacional (CDN) de la UE para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero -acordada en marzo de 2015 antes de las negociaciones de París- es un objetivo vinculante de, al menos, una reducción del 40 % en las emisiones nacionales para 2030, en comparación con los niveles de 1990. Los Estados miembros de la UE se encuentran en las fases finales de un acuerdo para la implantación de este compromiso a nivel de la UE.

Sin embargo, este grado de compromiso no es suficiente para reflejar de forma adecuada la responsabilidad y la capacidad de Europa en la lucha contra el cambio climático. De acuerdo con una revisión realizada por organizaciones mundiales de la sociedad civil, como Amigos de la Tierra Internacional, que evalúa las contribuciones equitativas a los esfuerzos globales de mitigación, la UE tiene la responsabilidad de realizar aportes para la mitigación mucho mayores de los que se contemplan en su CDN. Según esta revisión de la equidad de Civil Society Review, la CDN de la UE supone solo una quinta parte de su contribución equitativa a los esfuerzos globales de mitigación. En otras palabras, la justicia climática requiere que la UE multiplique sus esfuerzos casi por cinco para mitigar el cambio climático.

A fin de determinar si el gas tiene cabida en el presupuesto de carbono de Europa, Amigos de la Tierra Europa encargó a investigadores de Tyndall Centre en la Universidad de Manchester y Teesside University que examinasen la compatibilidad del uso continuado de gas en Europa con los objetivos del Acuerdo París sobre el cambio climático. De acuerdo con el estudio, del profesor Kevin Anderson y John Broderick, Europa dispone, como mucho, de solo 9 años de 14 emisiones atribuidas únicamente a la energía antes de que se agote su presupuesto de carbono de 2 °C, teniendo en cuenta la capacidad de los países no pertenecientes a la OCDE para mitigar sus propias emisiones. Es evidente que un objetivo de temperatura más baja supondría un reto aún mayor, pero es de justicia que hagamos todo lo posible por alcanzarlo.

Para sus cálculos, Anderson y Broderick tuvieron en cuenta la capacidad para la mitigación del cambio climático en el hemisferio sur en el marco del presupuesto global de carbono para el objetivo de 2 °C y diseñaron varias trayectorias de mitigación «sumamente ambiciosas» relacionadas con las emisiones de los países no pertenecientes a la OCDE y basadas en el máximo total de sus emisiones de carbono atribuibles a la energía que se alcanzaría entre 2020 y 2025.

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