EL ESCARAMUJO año 7 Número 43
LA GUERRA DE BAJA INTENSIDAD CONTRA LAS COMUNIDADES EN RESISTENCIA CONTRA LA REPRESA EL ZAPOTILLO (Cuarta Parte)
Marco Von Borstel
Otros Mundos AC/Amigos de la Tierra México
26 de Septiembre de 2013, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México.
LEER COMPLETO: EL ESCARAMUJO 43: La Guerra de Baja Intensidad contra las comunidades en resistencia contra la represa El Zapotillo (IV) (10 págs. PDF – 1,4Mb)
5- LA GBI EN MÉXICO
5.1. Manifestaciones de las tácticas GBI en México
Es evidente que nuestro país por la vecindad con los EEUU y su riqueza en cuanto a recursos estratégicos, ha sido intervenido de múltiples formas, desde hace bastante tiempo y las políticas públicas, en especial las reformas de los últimos 20 años, están permeadas por la estrategia la doctrina GBI. Como hemos visto la implementación de los programas DDI mencionados en el primer capítulo, son vitales para la estrategia integral y existen muestras concretas en México con:
3- Las campañas asistencialistas de desarrollo como han sido: Solidaridad, Oportunidades, Procampo, Progresa, Procede y otras.
4- El uso de medios masivos para manipular, desinformar o engañar a la opinión pública e imponer la violencia cultural.
5- El impulso del modelo de desarrollo, las privatizaciones, el saqueo de los bienes comunes y la construcción de infraestructura.
6- La criminalización de los movimientos sociales, como la realizada en contra del movimiento de la comunidad de San Salvador Atenco, que logró detener la construcción del aeropuerto internacional en sus tierras, y posteriormente contra el movimiento social oaxaqueño de la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO), que fueron fuertemente reprimidas y que implicó encarcelamiento sin fundamento de líderes, tortura, violaciones y una de las campañas mediáticas más simbólicas y agresivas de los últimos años, desprestigiando y generando un clima de linchamiento contra sus líderes y el movimiento.
A su vez es importante hacer notar que las campañas de salud y las misiones humanitarias en caso de desastres naturales, que implementan las fuerzas armadas desde los ochentas, son parte intrínseca de la estrategia y que tienen como motivación, no solo la recolección de información, sino ganar la aceptación, generando empatía con la población civil, para desarrollar así, vínculos de apoyo para subsiguientes operaciones militares que requieren la aprobación y colaboración de la ciudadanía. Si vemos en retrospectiva este aspecto y que desde el 2006 México se encuentra completamente militarizado, hace suponer de un relacionamiento causal entre lo planeado desde el imperio en los ochenta y lo que sucede en la actualidad en el país.
El uso de programas sociales asistenciales es aún utilizado para dividir movimientos sociales, como lo sucedido recientemente con la Sociedad Civil de las Abejas de Acteal, Chiapas, México, movimiento ejemplar que eligió el camino de la paz desde el levantamiento zapatista en Chiapas en 1994, para reivindicar los derechos indígenas y que pese a su neutralidad en el conflicto armado, fueron objetos de una masacre en 1997, donde asesinaron a más de 40 personas de este movimiento pacífico. Nunca se les ha hecho justicia y los autores intelectuales y materiales siguen impunes. Pese a que es una organización muy consolidada en los municipios de Chenalhó y Pantelhó, a través de presión y ofrecimiento de apoyos asistenciales económicos, con programas del gobierno federal y del estado Chiapas, las autoridades gestaron una división en esta organización, cooptando algunos de sus líderes, que han aceptado los recursos y apoyos provenientes de los perpetradores y encubridores de la masacre de 1997. La organización continúa, pero en muchas ocasiones han tenido que aclarar públicamente las divergencias con el grupo cooptado.
(…)
5.2. Signos de la actual intervención
En el año 2000, se da la aparente alternancia en México y entra el PAN a la presidencia de la República, que ante la expectativa del cambio, por el derrocamiento del enemigo común, que era el régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI), una dictadura partidista, adjetivizada como “perfecta” por algunos analistas y que duró setenta años en el poder, muchos sectores de la población se desmovilizaron y dispersaron. Pero ante el embate de programas que profundizan el estado neoliberal y el arribo de una ola de privatizaciones e inversiones en megaproyectos, los conflictos socio-políticos y socio-ambientales proliferaron en todo el país.
Actualmente la represión que se vive en el país contra todos los sectores no alineados con la estructura del estado y la población en general, la vulnerabilidad de las personas que integran las organizaciones y los diversos movimientos populares, estudiantiles, alter-mundistas, ambientalistas, sindicales y de defensa territorial, así como la elevada cantidad de incidentes contra defensores de derechos humanos y periodistas, pone en evidencia la necesidad de que los movimientos reflexionen más acerca de las estrategias empleadas por el estado en contra de ellos, de forma que se puedan construir alternativas y formas de blindaje.
A partir de finales del sexenio de Fox (2002-2006) y cada vez con más auge, se impulsó la entrada de militares y exmilitares en los mandos medios y superiores de las corporaciones policiales federales, estatales y municipales. El universal publica, el 17 de septiembre del 2011: “En cinco años se incrementó 68% el uso de elementos de las Fuerzas Armadas para realizar labores de seguridad pública, de acuerdo a un estudio del
Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).”
En el 2006 entra Felipe Calderón del PAN a la presidencia, ganando las elecciones por un punto porcentual a Andrés Manuel López Obrador, contrincante de la izquierda institucionalizada del país, a través de un evidente fraude y la campaña más sucia de la historia. Recibe la banda presidencial, como investidura simbólica del poder supremo del estado, por parte de los mandos militares, pero tiene que entrar por la puerta de atrás a la Cámara de Diputados, protegido por los legisladores de su partido y haciendo caso omiso a los reclamos y señalamientos de espurio de la oposición, para tomar posesión constitucional del país. Su mandato en estos 5 años ha sido el más sangriento de la historia y nos ha colocado como país en el lugar más violento del mundo, superando en el número de muertos y en la crueldad de la violencia, a Afganistán e Irak, que tienen intervención militar directa.
(…)
Por último citamos en este capítulo el artículo “Agentes policíacos mexicanos tendrían que realizar trabajo conjunto con estadounidenses“,24 publicado en el diario La Jornada el 8 de agosto del 2011, donde se señala que por información del New York Times, se han desplegado en México “nuevos agentes de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos), civiles del Pentágono, militares retirados y agentes de la DEA (agencia antidrogas)”, y añade “De hecho hasta se está considerando emplear contratistas de seguridad privados, con iniciativas diseñadas para evadir leyes mexicanas que limitan la presencia de fuerzas de seguridad extranjeras en el país…”, lo que deja en evidencia, (entre otros múltiples artículos de la prensa y análisis publicados en los últimos años que hacen referencia al tema), la intervención de facto e injerencia que los EEUU tienen, sobre la estrategia de seguridad pública implementada por el gobierno de Felipe Calderón y por tanto, con el proceso de criminalización y represión de las luchas sociales en México.
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