Agroecología: innovaciones para sistemas agrícolas y alimentarios sustentables

Informe publicado por el Programa de Soberanía Alimentaria de la federación Amigos de la Tierra Internacional – A 21 de noviembre 2018

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¿Por qué la innovación es un imperativo?

Hay consenso internacional sobre los desafíos sin precedentes y apremiantes a los que se enfrenta el mundo en el siglo XXI, como el hambre, la erosión de los medios de vida de las y los pequeños productores de alimentos y las y los trabajadores urbanos y rurales, las enfermedades relacionadas con la alimentación, el agotamiento de los bienes naturales, la degradación del ambiente y el cambio climático.

También se reconoce en todo el mundo que estas consecuencias íntimamente relacionadas de nuestros sistemas actuales de alimentación y agricultura, y en particular del modelo agrícola dominante de agroindustria de altos insumos, están afectando la salud del ambiente y de los seres humanos. Plantean graves amenazas para la realización del derecho humano a una alimentación y nutrición adecuadas, en particular de las poblaciones vulnerables. Se ha puesto de manifiesto que nuestro mundo ya no puede permitirse un enfoque continuista. Necesitamos un cambio de paradigma en los sistemas de alimentación y agricultura.

¿Qué visión de la innovación? La necesidad de definir dimensiones clave para evaluar la sustentabilidad de las innovaciones

El discurso sobre la innovación como salida a la crisis alimentaria, medioambiental y climática mundial está ganando fuerza en diversos espacios de gobernanza mundial, en particular en el ámbito de la alimentación y la agricultura, abarcando tanto la agroecología como la biotecnología entre los «enfoques para una agricultura sostenible». Es entonces fundamental reconocer que existen visiones radicalmente divergentes para encarar las crisis mundiales y para definir e implementar procesos y productos innovadores.

La innovación no es un objetivo en sí y no debe enfocarse sólo en la tecnología y la productividad. Debe tener una perspectiva holística y multidisciplinaria que incluya procesos sociales, económicos, culturales, ambientales y de políticas, y que busque tener un impacto positivo en las vidas de las y los pequeños proveedores de alimentos, los trabajadores y sus comunidades. Además, innovar para transformar estos sistemas no se trata sólo de introducir innovaciones nuevas, revolucionarias o perturbadoras, así como nuevas necesidades, mercados y espacios de aplicación. También implica la adaptación o evolución, y la mejora y/o expansión sustancial de las técnicas y prácticas ya existentes.

Es crucial que las y los responsables de la toma de decisiones, las y los productores de alimentos y otros actores se planteen las preguntas adecuadas para guiar sus decisiones. En este sentido, identificamos un conjunto no exhaustivo de 13 criterios básicos de evaluación interconectados que servirán de marco objetivo e integral para evaluar y seleccionar mejor una innovación. Para que una innovación sea considerada social, cultural, ambiental, política y económicamente aceptable, debe tener en cuenta y cumplir al menos la mayoría, si no todos, estos criterios. Debe fijarse un requisito mínimo, ya que elegir de manera selectiva los criterios no permite una evaluación justa, fiable y concluyente.

Por qué la Agroecología es el enfoque innovador a apoyar

La agroecología está ganando amplio reconocimiento y está siendo promovida cada vez más por los Estados y las instituciones internacionales como el enfoque indispensable para transformar los sistemas agroalimentarios. Una ciencia, un conjunto de prácticas y un movimiento social, es un concepto vivo que sigue evolucionando a medida que innova y se adapta a realidades diversas y únicas. Se desarrolla a partir de dimensiones sociales, económicas, políticas y ecológicas y las integra con los conocimientos y prácticas ancestrales y consuetudinarias de las y los campesinos, los pueblos indígenas y otros pequeños productores de alimentos. Incluye una visión de largo plazo y mira más allá de la producción agrícola, abarcando todo el sistema alimentario en pos de su transformación.

Cuatro décadas de evidencia científica sobre las tecnologías, innovaciones y prácticas agroecológicas muestran que las soluciones a los monumentales desafíos actuales de la alimentación y la agricultura están a nuestro alcance y han sido desarrolladas y probadas durante milenios por los pueblos indígenas, campesinos, pastoralistas, pescadores artesanales, habitantes de los bosques y otros pequeños productores de alimentos, hombres y mujeres. Son custodios de miles de años de investigación, creación, mejora e intercambio de conocimientos y habilidades para producir alimentos, ropa, medicinas, semillas, ganado, etc.

La agroecología brinda múltiples beneficios: proporciona rendimientos estables y contribuye a combatir el hambre; vincula la alimentación a los territorios; contribuye a la nutrición, la salud y medios de vida sustentables; preserva la diversidad cultural y
comparte el conocimiento; la transparencia y el acceso a la información; otorga un papel central de las mujeres rurales; restaura los ecosistemas y la salud de los suelos y preservan la biodiversidad; preserva y renueva los recursos genéticos; brinda sistemas alimentarios que permiten combatir el cambio climático; y resiliencia a los conflictos y los desastres ambientales. Las innovaciones y prácticas agroecológicas son técnicamente viables, asequibles, política, social y culturalmente aceptables, adaptadas localmente y ambientalmente racionales, cumpliendo así con los criterios clave de evaluación de la innovación definidos en el Capítulo 1 del presente documento de referencia.

Los movimientos campesinos identificaron ocho factores clave del proceso de multiplicación del impacto de la agroecología: (1) reconocimiento de una crisis que motiva la búsqueda de alternativas, (2) organización social, (3) procesos de aprendizaje constructivos, (4) prácticas agroecológicas efectivas, (5) narrativas motivantes y movilizadoras, (6) aliados externos, (7) mercados favorables y (8) políticas favorables.

Por último, la agroecología es uno de los pilares de la soberanía alimentaria y debe ser considerada dentro de este cambio de paradigma en la forma en que vemos, gestionamos e innovamos nuestros sistemas agroalimentarios. La soberanía alimentaria implica el derecho de todos los pueblos, naciones y Estados a definir sus propios sistemas alimentarios, agrícolas, ganaderos y pesqueros, y a desarrollar políticas sobre cómo se producen, distribuyen y consumen los alimentos. Considera que la alimentación, la agricultura, los ecosistemas y las culturas están intrínsecamente vinculados. Y, como implica un espectro de reordenamientos socioeconómicos que afecta los estilos de vida, los paradigmas de desarrollo y la geopolítica, su relevancia se extiende mucho más allá de la alimentación y se proyecta hasta el futuro mismo de las sociedades y la supervivencia del planeta.

Innovaciones que profundizan la crisis agroalimentaria

El reconocimiento internacional creciente de la agroecología ha dado lugar a múltiples reinterpretaciones del concepto por diferentes actores y grupos de interés que lo hacen parte de su visión del futuro de la alimentación, ya sea con el propósito de alinearla con el sistema agroalimentario industrial dominante o para transformarlo radicalmente. En este sentido, las falsas soluciones promocionadas como formas innovadoras de salir de la crisis del sistema agroalimentario, tales como la «agricultura climáticamente inteligente» y la intensificación sostenible, conllevan el riesgo de que el término «agroecología” se utilice indebidamente para perseguir intereses específicos no necesariamente coherentes con sus principios y sus propósitos originales.

Junto con la digitalización y otras tecnologías, ponen en peligro la capacidad de millones de pequeños proveedores de alimentos y sus comunidades para producir y acceder a alimentos suficientes, diversificados y sanos en un entorno sustentable. No cumplen con un mínimo de requisitos que garantice su sustentabilidad, y mantendrán a la sociedad en el camino del continuismo, con los mismos impactos de siempre.

Por último, debe quedar claro que la agroecología y la agricultura industrial no son conceptos ni prácticas intercambiables y no pueden coexistir. Representan dos visiones fundamentalmente diferentes del desarrollo y el bienestar.

El camino a seguir: recomendaciones para políticas públicas sobre las innovaciones a apoyar

En la tabla «Masificar la agroecología: Desafíos y recomendaciones de políticas públicas», identificamos, por un lado, diversas limitaciones y desafíos prácticos, ideológicos, económicos y políticos que están frenando la masificación de la agroecología a diferentes niveles. Por otro lado, brindamos una serie de recomendaciones para los gobiernos y las y los responsables de la formulación de políticas, con el apoyo de organizaciones intergubernamentales, en particular la FAO. Estas recomendaciones tienen por objetivo orientar la formulación de políticas públicas solidas para superar las diversas barreras y crear un entorno propicio para liberar así el poder transformador de la agroecología, y para avanzar hacia la realización de la soberanía alimentaria y sistemas agroalimentarios sustentables.

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