Las transnacionales extractivas en América Latina. El filón del siglo XXI
Erika González, agosto de 2011, por Revista Pueblos
El enorme valor que tenían los recursos naturales en el siglo XIX determinaba su carácter estratégico en el comercio internacional. Ahora, en pleno siglo XXI, la escalada de precios de las materias primas y su enorme demanda impulsan de nuevo un fuerte extractivismo en América Latina. Las principales beneficiadas son, como en épocas anteriores de la historia, las grandes corporaciones transnacionales.
La masacre se calificó como “el año de los tiros”. Este lamentable hecho tuvo lugar cuando terminó una manifestación de trabajadores mineros y hombres y mujeres del campesinado que protestaban contra la minera transnacional Rio Tinto, de origen inglés. Las condiciones laborales semiesclavistas, la deforestación y las toneladas de gases tóxicos expulsados, procedentes de la quema al aire libre de los minerales, fueron los desencadenantes de dicha movilización. Los cargos políticos del gobierno local rechazaron cualquier reclamación a la compañía: no podían tomar ninguna decisión que la perjudicase pues prácticamente todos ellos estaban relacionados, de una manera u otra, con la compañía. El hecho de que el ejército abriera fuego contra una muchedumbre concentrada al finalizar la manifestación sólo puede ser explicado por esta connivencia [1].
“El año de los tiros” podría haber ocurrido en la actualidad en ciertos países de África, Asia o América Latina donde las grandes compañías multinacionales se aseguran, por todos los medios, el control de los territorios ricos en recursos naturales estratégicos. En realidad este hecho aconteció en el municipio de Minas de Riotinto, Huelva (España) el 4 de febrero de 1888. Podría parecer exagerado comparar la minería de hace más de un siglo y la actual, y es verdad que hay muchas diferencias (está perseguido el empleo de niños y niñas, hay una mínima regulación ambiental y laboral, etc.). Pero también hay paralelismos, como la importancia estratégica de los recursos naturales para la economía mundial y los actores que la impulsan y se benefician de su explotación: las corporaciones transnacionales. En el caso de la minería, las mayores compañías de hoy son las mismas que a finales del siglo XIX: la transnacional australiana BHP Billiton, por ejemplo, resultó de la fusión entre BHP (creada en Australia en 1885) y Billiton (creada en Holanda en 1860), mientras la sudafricana Anglo American fue creada en 1917 y la multinacional británica Rio Tinto en 1873.
¿Cómo es posible que a principios del siglo XXI el extractivismo y el control del territorio sean claves en el comercio internacional? En 2010, los recursos naturales concentraron el 43 por ciento de la inversión hecha por las transnacionales en América del Sur [2]. Esta atracción hacia el sector primario tiene mucho que ver con el aumento del precio de las materias primas. Por ejemplo, el oro en los últimos cinco años ha incrementado su precio en un 150 por ciento [3], así que explotar este mineral, y otros como el cobre y el carbón, está suponiendo una fuente extraordinaria de ingresos para las compañías multinacionales. El hecho de que estas empresas aumenten un 45 por ciento sus inversiones en la exploración de minerales, como el oro y el cobre [4], ilustra su rentabilidad. América Latina es, por cierto, la principal receptora de estas inversiones.
El frente extractivo en América Latina
Los intereses de las transnacionales en la región latinoamericana han ido cambiando según las expectativas de ingresos crecientes, según las leyes que condicionaban su actividad y según las políticas que dictaban las instituciones financieras internacionales.
En la década de los ochenta y noventa, los gobiernos latinoamericanos, siguiendo las máximas del Consenso de Washington (desregular, liberalizar y privatizar), pusieron a la venta las grandes empresas públicas del sector servicios. Y lo hicieron en condiciones muy ventajosas para los capitales foráneos: precios de venta inferiores al valor de las empresas, posibilidad de gestión en oligopolio o, incluso, en monopolio, desregulación ambiental, social y laboral, reducción de la fiscalidad, etc. Esta especie de saldo de empresas causó un aumento muy significativo de la inversión extranjera en el área de servicios, es decir, llegaron multitud de compañías transnacionales comprando todo lo que se vendía. La procedencia de estas corporaciones se situaba en Europa y los capitales españoles, entre otros, adquirieron entonces un considerable protagonismo. Su gran tamaño, procedente de las privatizaciones y fusiones que tuvieron lugar en el Estado español durante los noventa, permitió el salto transatlántico en lo que se podría denominar el “segundo desembarco” [5]. De esta forma se hicieron con el control de importantes sectores económicos de América Latina, como la banca, las telecomunicaciones, la electricidad, los seguros y el turismo.
Hoy se siguen dando fusiones y adquisiciones muy importantes en el ámbito de los servicios: la mayor compra en 2010 fue la que realizó Telefónica sobre la compañía brasileña Vivo [6]. Pero, en general, una vez finalizada la oleada de privatizaciones la inversión extranjera cayó en el sector terciario y creció en el de recursos naturales. Y es que la maquinaria que reduce el coste de la extracción, los tratados bilaterales y regionales de protección de inversiones, la mínima fiscalidad y la ausencia de marcos regulatorios para el control de las multinacionales ponen en bandeja a las grandes empresas la obtención de ingentes beneficios mediante la explotación y exportación de las materias primas.
El protagonismo actual de los recursos naturales en los flujos comerciales y de inversión también se debe a la demanda de los países del Norte y a la creciente clase consumidora de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Aunque, además, entran en juego los fondos de inversión que, después de generar burbujas especulativas con desastrosas consecuencias sociales y ambientales en el sector de las tecnologías y la vivienda, ahora se dirigen a las materias primas, ya sean minerales, hidrocarburos o alimentos.
El espejismo de la desmaterialización de la economía
La imagen de una mina a cielo abierto en Perú, los campos petrolíferos de Bolivia o la infinita extensión de soja en Paraguay choca frontalmente con la tesis de la desmaterialización de la economía en los países del Norte global. La terciarización de la matriz productiva y el desplazamiento de la industria a los países del Sur promueven en los países del Norte la percepción social de la eficiencia y la reducción en la dependencia de estos recursos. Nada más lejos de la realidad, el incremento exponencial en el consumo de productos tecnológicos, la elevada demanda de productos agroindustriales o la intensificación del comercio global, entre otras cuestiones, demanda una imparable búsqueda de más minerales, más hidrocarburos, más suelo para la agroindustria, más agua.
Ante el avance del frente petrolero, minero o sojero se repite el mismo testimonio, como si quienes hablaran formaran parte de una misma comunidad, de un mismo territorio. Celina, joven de la localidad de Yanta, situada en los Andes peruanos, afirma: “Si la minería (transnacional Majaz-Río Blanco) entra acá destruye todo, destruye el medioambiente, el agua, si no hay agua no podríamos vivir”. En Guatemala, durante una protesta frente a la embajada canadiense, un campesino, megáfono en mano, grita: “¡Vamos a seguir luchando para que [la transnacional] Montana Marlin ya no esté en nuestro pueblo destruyendo nuestra naturaleza!” Un líder social afrocolombiano habla como testigo ante el Tribunal Permanente de los Pueblos, que juzga a las multinacionales de la minería por la violación de derechos humanos en Colombia, en este caso a la transnacional Glencore: “Que por favor se asiente un castigo, se señale una culpabilidad para que cesen los atropellos, las injusticias. Ojalá que se cerrara definitivamente esta empresa para que nuestra naturaleza y nosotros podamos convivir en paz” [7].
Se repiten las denuncias pero también las luchas en multitud de lugares separados por miles de kilómetros: en Ecuador, Argentina, Chile, Brasil, Bolivia, México, Panamá… Y cada vez en más territorios.
*Erika González es investigadora del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad.
Este artículo ha sido publicado en el nº 47 de Pueblos – Revista de Información y Debate, tercer trimestre de 2011.
Minería transfronteriza en Centroamérica
Edgardo Mira, agosto de 2011, por Revista Pueblos
El tema de la minería transfronteriza no puede abordarse de manera simplista y relacionándolo únicamente con la existencia de proyectos que se localizan en la zonas fronterizas, es decir, con la delimitación física, política y administrativa entre los países. Tradicionalmente las fronteras han sido vistas como punto de finalización y punto de partida entre países, como focos de conflictos y de inestabilidad: tanto es así que los conflictos entre países se concretizan a partir de las fronteras.
http://www.revistapueblos.org/spip.php?article2229
Minería y resistencias en América Latina. ¿Hacia el post-extractivismo y el buen vivir?
César Padilla, agosto de 2011, por Revista Pueblos
El incremento de las actividades mineras en América Latina no ha cesado desde mediados de los 90. La región atrae cerca del 27 por ciento de las inversiones en este sector y hay muchos proyectos por comenzar. Varios países basan sus exportaciones en la minería y otros de la región intentan sumarse a esta lista.
El parque nacional El Cañón del Sumidero, ubicado en Chiapas, enfrenta problemas de deforestación y sus delicadas paredes de laja son vulnerables a la explotación que hace la empresa Cales y Morteros, por lo que se presentaron denuncias ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), informó el director de esta reserva, Adrián Méndez.
Skarlos, México DF. El 22 de julio se llevo a cabo una manifestación en el Ángel de la independencia con motivo del día mundial contra la Minería a cielo abierto, la cual fue convocada por el Frente Amplio Opositor a la Minería y Comunidades Campesinas y Urbanas Solidarias con Alternativas (COMCAUSAA.C.) buscando el alto a este tipo de explotación Minera que causa daños socio ambientales irreversibles.
Las inversiones mineras canadienses en África aumentaron en gran medida en la década pasada. El continente africano recibe aproximadamente el 20% del capital de inversión minera canadiense, el que fue avaluado en el año 2009 en una cifra superior a los $20 billones de dólares.



El pueblo wixárika (huichol) de México nos pide que lo apoyemos en su lucha para proteger sus lugares sagrados ante una empresa minera canadiense. Los invitamos a unirse a la ONG Cultural Survival (Superviviencia Cultural) y mandar cartas por correo, fax, y correo electrónico a las autoridades indicadas del gobierno mexicano.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH estableció en mayo 2010
Imagínate que un conocido te enseña el mapa de tu pueblo dividido en cuadrados. Y que cada uno de esos cuadrados ya está adjudicado para la explotación de minerales. ¿Qué harías? “Yo mañana paro la minera”, dijo Aldo Flores y el día 14 de diciembre de 2009 inició junto con el abogado Sergio Ramírez un corte de ruta a la empresa Yamana Gold para salvar Andalgalá, un pueblo de 20.000 habitantes en la provincia de Catamarca. Los vecinos no tardaron en sumarse masivamente al corte y así crearon la Asamblea del Algarrobo. Hasta ahora han conseguido frenar las acciones de la minera, que estaba a punto de empezar a explotar Agua Rica, una mina de oro, plata y cobre a 17 kilómetros de la ciudad, que consumiría 300 millones de litros de agua al día, mientras que Andalgalá sufre cortes en el servicio todos los veranos. “La explotación de Agua Rica dejaría el pueblo sin agua y nos obligaría a irnos. Entonces la empresa podría explotar sin problemas los minerales que hay debajo del pueblo”, comenta Ruth Vega, activista de la Asamblea.
Las empresas mineras celebran que el precio de la plata alcanzó máximos históricos durante los últimos días. Pero los beneficios económicos para una minera canadiense no justifican la destrucción del patrimonio de la sierra de Catorce, en el Estado de San Luis Potosí en México para la extracción de este metal noble. Para los indígenas huicholes es allí donde nació el sol y se albergan sus manantiales sagrados, desde donde piden a sus dioses precisamente por el equilibrio del planeta. Firme una carta exigiendo al gobierno de México que detenga el proyecto minero y dicte una moratoria minera.
La reforma al Código de Minería aprobada el martes 9 de noviembre 2010 declara a Costa Rica como el primer país de todo el continente americano que prohíbe la minería metálica a cielo abierto convirtiéndose en un país libre de esta actividad.