Del cacao al chocolate: las mujeres olvidadas de las multinacionales

Del cacao al chocolate: las mujeres olvidadas de las multinacionales

Un informe de Oxfam denuncia las condiciones de «desigualdad», «trato injusto» y «abandono» que sufren las trabajadoras de la cadena de suministro de este fruto que abastecen a grandes empresas como Nestlé, Mondelez y Mars

LUCÍA VILLA – publico.es

Arti gana apenas 5,25 dólares al día en una fábrica de exportación de cacao en Makassar, en la región de Silawesi (Indonesia) donde trabaja sin contrato mientras su supervisor le insulta, reprende y le llama «animal». Agnes Gabriel, de 37 años, transporta agua en las plantaciones de cacao de Ayetoro-Ijesa (Nigeria), extrae los granos durante la cosecha, los carga y colabora en el secado por poco más de 3 dólares diarios, menos de la mitad que los hombres que trabajan en la misma finca. Bado, una cultivadora de 50 años de una pequeña localidad al este de Costa de Marfil, no puede acceder a los beneficios de la cooperativa que preside su cuñado «hasta que él lo decida».   

Son sólo algunos ejemplos de la situación de las mujeres que trabajan en la cadena de suministro del cacao de los principales países productores de este fruto (ver fotogalería). Aunque no son empleadas directas, las grandes multinacionales del chocolate, con ganancias millonarias en un mercado que sigue en auge, se abastecen en su mayor parte gracias a ellas. Una investigación de Oxfam elaborada sobre el terreno en cuatro países (Costa de Marfil, Nigeria, Indonesia y Brasil) da cuenta de la «desigualdad», el «trato injusto» y el «abandono» que padecen estas trabajadoras.

«Las mujeres suelen ser el principal objetivo de las campañas publicitarias de estas empresas. Sin embargo, las que trabajan en las plantaciones y plantas de procesamiento de cacao sufren una desigualdad y discriminación considerables. Y mientras las mujeres ocupan, cada vez más, puestos de poder en las sedes de las empresas de alimentación y bebidas; a las que forman parte de las cadenas de suministro de estas empresas en los países en desarrollo se les siguen negando unas mejoras similares en relación a su salud, su situación y sus oportunidades», cita el informe.

El estudio forma parte de la campaña Tras la Marca, que evalúa el impacto social y medioambiental de las diez mayores empresas de alimentación y bebidas del mundo (Associated British Foods (ABF), Coca-Cola, Danone, General Mills, Kellogg, Mars, Mondelez International, Nestlé, PepsiCo y Unilever). En sus conclusiones relata que todas muestran «un desinterés generalizado por los problemas que enfrentan las mujeres del sector», no habiéndose comprometido, ninguna de ellas, a eliminar la discriminación de las mujeres en su cadena de suministro. En el caso de las tres grandes del chocolate (Nestlé, Mondelez y Mars) ni siquiera llegan al aprobado, con calificaciones de un 4, un 2 y un 1, respectivamente. Tampoco ninguna de las tres ha suscrito los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres de Naciones Unidas.

cacao«Las empresas nos han rebatido echando la culpa a las comercializadoras intermedias y argumentando que nada de lo que hacen es ilegal en el país de origen, pero nosotros creemos que eso no las exime de su responsabilidad. Sabiendo que muchas de ellas se abastecen de estos intermediarios, lo que les pedimos es que utilicen el enorme poder que tienen para presionar y que se mejoren las condiciones de las trabajadoras», dice a Público Teresa Cavero, responsable de informes de Oxfam.

Todas las grandes entidades han sido informadas de la investigación, su metodología y sus resultados. Algunas han colaborado aportado información adicional, aunque por lo general justifican su labor a través de las actividades de responsabilidad social corporativa. «Esperamos cambios, pero sabemos que es un proceso lento y que no van a cambiar sus prácticas hasta que no sientan la presión de los consumidores», añade Cavero.

Desigualdad y discriminación endémicas

Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la agricultura es la única fuente de ingresos de alrededor del 70% de la población rural de menores ingresos de mundo. En África subsahariana y el Caribe, hasta un 80% de los alimentos básicos son producidos por las mujeres; un 60% en el caso de Asia meridional y sudoriental. Sin embargo, asegura la organización, «las mujeres afrontan limitaciones por falta de capital de financiación y de acceso adecuado a recursos productivos. Por lo tanto tienden a tener bajos niveles de mecanización y de insumos tecnológicos, lo que se traduce en una escasa productividad».

En el caso del cacao, entre 40 y 50 millones de personas en todo el mundo dependen de su producción para ganarse la vida. En los casos analizados por Oxfam en su investigación, la ONG lamenta que las millones de trabajadoras que desempeñan una papel fundamental en la producción de este producto (plantan y cuidan los árboles, rompen las cáscaras recolectadas y se ocupan de la fermentación y secado del grano) están en una situación de «desigualdad y discriminación endémicas».

En concreto, destaca que estas mujeres reciben un salario inferior al de sus compañeros hombres, «si es que reciben alguno», no suelen ser propietarias de la tierra que trabajan toda su vida, las que sufren acoso y discriminación no tienen manera de quejarse o combatirlo, no tienen las mismas oportunidades de acceder a información agrícola y financiera y apenas consiguen obtener crédito o préstamos, independientemente de lo mucho que trabajen.

Las lamentables condiciones de vida de los trabajadores del cacao no afecta sólo a las mujeres. Como señala el estudio, el trabajo infantil «sigue siendo habitual en el sector» y en las regiones productoras son escasos los servicios básicos como agua corriente, electricidad y sanitarios. En Nigeria, por ejemplo, donde sólo entre 2010 y 2011 se produjeron 240.000 toneladas de cacao, se estima que un 57% de los hogares de la principal región productora del país sufren inseguridad alimentaria. Otro tanto ocurre en Indonesia, tercer mayor productor de cacao mundial, donde el porcentaje de niños y niñas con retraso en el crecimiento por una dieta inadecuada y deficitarias condiciones de salud llega al 40%.

Sin embargo, esta situación podría mejorar sustancialmente si se invierte para revertir la situación de desigualdad de las trabajadoras. La FAO estima que si se diese a las mujeres el mismo acceso a los recursos agrícolas del que disponen los hombres, el número de personas que pasan hambre en el mundo podría reducirse en 150 millones.

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