El Escaramujo 91: PROYECTO DE TRANSICIÓN ENERGÉTICA 2018-2024

Los “Escaramujos” son documentos de análisis producidos por Otros Mundos A.C. Les presentamos el último número de la colección, esperando les sirva para sus trabajos en defensa de los territorios. (Ver todos los números del Escaramujo)  

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En el documento denominado “Plan de Nación 2018-2024 del Sector Energético y Desarrollo” del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el gobierno mexicano define como su objetivo fundamental “Acelerar la Transición a Energías Renovables”. Esto se entiende como la modificación de la matriz energética actual basada principalmente en hidrocarburos, e incrementar la generación y el uso de las “energía renovables” y “limpias” que contribuyan a la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y a la recuperación de los sistemas ecológicos, y de este modo cumplir con los compromisos internacionales en materia de medio ambiente y de combate al Cambio Climático. Así, de la capacidad instalada actual de energía en GW, el 78% proviene de “energía no renovable” y el 22% de “energía renovable”. El objetivo es pasar para el año 2024 a un 59% de capacidad de “energías renovables” en comparación con un 41% en “energías no renovables”. Para lograrlo, se plantean estos 12 Eje Rectores como estrategia con los cuales se dicen habrá un impacto ambiental en mitigación de GEI de 57.65 Mton CO2e (Millones de Toneladas de Bióxido de Carbono equivalentes).

Todo esto se enmarca en el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) 2019-20331 y en el Plan Nacional de Desarrollo. Este Plan se rige con los principios de soberanía, seguridad energética nacional y sostenibilidad con los criterios de eficiencia, calidad, confiabilidad, continuidad, seguridad y sustentabilidad del Sistema Eléctrico, bajo la responsabilidad de la Secretaría de Energía (SENER) quien realiza la planeación del Sistema Eléctrico Nacional y la Elaboración del PRODESEN, integrando la generación, transmisión, distribución, comercialización y ‘transición energética’, para garantizar el suministro de energía eléctrica con rentabilidad y recuperación de las inversiones. Del mismo modo se aseguraría el acceso al servicio eléctrico universal, eficiente, de calidad y confiable a todos los mexicanos. También se manifiesta que respetará la condición de equidad y competencia justa entre las empresas privadas y las empresas productivas del estado en la participación del mercado eléctrico. 

El PRODESEN distingue a los productores de energía correspondiente a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Productores Independientes de Energía (PIE), así como al resto de los permisionarios, como son: Autoabastecedores (AU), Cogeneradores (COG), Pequeños Productores (PP), Importadores (IMP) y Exportadores (EXP), interconectados a la red del Servicio Eléctrico Nacional (SEN). También se incluye a los participantes del mercado, Centrales Eléctricas con permiso como generadores (GEN). A diciembre de 2018 la capacidad de generación de la CFE, de los PIE y del resto de los permisionarios alcanzó alrededor de los 70,053 MW.

El PRODESEN está alineado al Plan Nacional de Desarrollo (PND), a la Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más Limpios, al Programa Sectorial de Energía (PROSENER), al Programa Nacional de Infraestructura (PNI), al Programa Nacional para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía (PRONASE), al Programa Especial de la Transición Energética (PETE), al Programa Indicativo para la Instalación y Retiro de Centrales Eléctricas, al Programa de Ampliación y Modernización de la Red Nacional de Transmisión y de las Redes Generales de Distribución del Mercado Eléctrico Mayorista, al Programa de Expansión de la Red Nacional de Gasoductos y al Programa de Redes Eléctricas Inteligentes.

La Ley de Transición Energética2 define a las “Energías Limpias” como “aquellas fuentes de energía y procesos de generación de electricidad definidos como tales en la Ley de la Industria Eléctrica”; define a las “Energías Renovables” como “Aquellas cuya fuente reside en fenómenos de la naturaleza, procesos o materiales susceptibles de ser transformados en energía aprovechable por el ser humano, que se regeneran naturalmente, por lo que se encuentran disponibles de forma continua o periódica, y que al ser generadas no liberan emisiones contaminantes. Se consideran fuentes de Energías Renovables las que se enumeran a continuación: a) El viento; b) La radiación solar, en todas sus formas; c) El movimiento del agua en cauces naturales o en aquellos artificiales con embalses ya existentes, con sistemas de generación de capacidad menor o igual a 30 MW o una densidad de potencia, definida como la relación entre capacidad de generación y superficie del embalse, superior a 10 watts/m 2; d) La energía oceánica en sus distintas formas, a saber: de las mareas, del gradiente térmico marino, de las corrientes marinas y del gradiente de concentración de sal; e) El calor de los yacimientos geotérmicos, y f) Los bioenergéticos que determine la Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos.”

¿TRANSICIÓN RENOVABLE Y ENERGÍAS LIMPIAS?

Existen dos conceptos controvertidos y que se usan con mucha ambigüedad. Por un lado, tanto en los discursos de derecha, de izquierda o como en los progresistas, se habla de “Transición”. Sin embargo, cada quien lo entiende a su manera y desde distintas ópticas. La palabra “transición” viene del latín y se compone del prefijo trans- (de un lado a otro), itus (ido) y el sufijo -ción (acción y efecto). La acción de ir de un lado a otro. Pero este transitar puede ir de lo bueno a lo malo, de lo malo a lo bueno, de lo viejo a lo nuevo, o de lo nuevo a lo viejo. Todo ello según el paradigma desde donde se ubique la ‘transición’. 

Desde una perspectiva, se usa la idea de “transición” para indicar el cambio de un combustible a otro en el mismo sistema de producción y consumo. A esto también se le ha llamado “transformar” la matriz energética. Etimológicamente está bien empleado en el sentido de que se modifica la ‘forma’, pero no la ‘sustancia’. El concepto de “transformar” no implica la idea radical que muchos le pretenden dar en el sentido de un cambio sistémico radical. Esto sería cambiar la ‘sustancia’, cambiar al sistema capitalista por otro que sea sustentable y nos permita sobrevivir integrados más armoniosamente en este Planeta. En otras palabras, seguimos haciendo lo mismo, produciendo lo mismo, al mismo ritmo, a la misma dirección y con mayor velocidad, con el mismo consumismo, con la misma depredación ambiental pero con la ilusión de la ‘sustentabilidad’, lo ‘renovable’, lo ‘limpio’ y lo ‘verde’, porque la energía que se requiere para todo ello ya no sale de los hidrocarburos, del petróleo y del gas, sino del viento, del sol, de la biomasa, del agua o del calor del subsuelo. Pero en ello, está la trampa. Solo cambiamos la forma, no la sustancia.

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