La oleada de los tratados de libre comercio y otros acuerdos de asociación con la Unión Europea en el territorio mesoamericano, ha obligado a los gobiernos de la región a profundizar y acelerar las condiciones para que éstos sean viables y posibles. Este es el caso del lanzamiento de la nueva versión del Plan Puebla Panamá llamada Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica, que de manera abreviada podremos citar como Proyecto Mesoamérica.
En el caso del sureste mexicano, los gobiernos se apresuran para implementar más infraestructura. Planes de carreteras cruzan por las regiones indígenas y campesinas pero se topan al mismo tiempo con la resistencia. También se registran la construcción de más aeropuertos, de puentes fronterizos, la ampliación de puertos y la interconexión del tendido eléctrico con Guatemala. Por si fuera poco, la extensión de mayores represas en Oaxaca y
Guerrero amenaza territorios indígenas donde su resistencia se organiza con mayor fuerza. En el caso de Oaxaca, la resistencia se extiende contra la construcción de más parques eólicos mientras que las radios comunitarias crecen haciendo eco de la voz de las resistencias y el reclamo por los derechos humanos. Su fuerza es tal, que la persecución y represión se ha dejado ver con mayor fuerza por parte del estado.
Ahora, los gobiernos de la región han ampliado las tierras para los megaproyectos. Más de 100 mil hectáreas de palma africana se pretenden instalar en Chiapas; miles de hectáreas han sido concesionadas en el sureste mexicano a las trasnacionales mineras especialmente canadienses. El oro, la plata pero también la barita, entre otros minerales están en la mira de la explotación trasnacional que adivina en el horizonte inmediato la contaminación de los acuíferos, la expulsión de la población de sus ejidos, efectos en la salud, desempleo, entre otras consecuencias.
Las plantaciones de eucalipto han crecido a la par de la creación por decreto de áreas naturales protegidas con la expulsión de las comunidades de sus ejidos. Proyectos turísticos y creación de extensas áreas para agro combustibles son otros proyectos que siguen presionando los territorios. Higuerilla, piñón, maíz, entre otros, se han incorporado a la carrera del negocio de los agro combustibles.
La situación no es nada fácil. En días pasados un accidente aéreo terminó con la vida del Secretario de Gobernación, la mano derecha del presidente mexicano, a los pocos días de haber sido aprobado el cambio constitucional en materia energética y de haber asestado varios golpes al narcotráfico.
Mientras que la violencia causada por el narcotráfico en el país, la inseguridad y el desempleo se agudizan, los miles de migrantes empiezan a retornar de los Estados Unidos ante la crisis del vecino país que nos arrastra sin piedad. México ha dejado ya de percibir el 20 por ciento de las remesas de los migrantes. Más de 350 mil personas de Chiapas se encuentran en el vecino país, pero son aún más los de Oaxaca, Guerrero y otros estados del país.
El gobierno federal sabe que le queda hasta el 2012 antes de las nuevas elecciones presidenciales para profundizar el avance de las políticas económicas actuales. El descontento social va en aumento como la falta de credibilidad en el mismo. Si los trabajadores y trabajadoras se dieran cuenta de cómo las empresas que administran las jubilaciones y las pensiones han perdido su dinero en la bolsa de valores, las movilizaciones sociales estarían ya en la calle. Sin embargo, el gobierno tiene a su favor que la izquierda está dividida, que no logra afianzar alianzas y que sus pugnas internas son sangrientas..
El movimiento social sin embargo y pese a todo está activo. Las resistencias contra las grandes presas las están deteniendo y la resistencia contra el parque eólico en Oaxaca se mantiene. La campaña “sin maíz no hay país” se fortalece al tiempo en que se lanza una nueva oleada de resistencia contra la minería a cielo abierto. Es lamentable constatarlo, pero en la medida de mayor represión es porque la sociedad está despierta, activa, movida. Mientras así sea, hay esperanzas de que otros mundos sean posibles. Es más, están siendo posibles hoy.