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Cañadas del río apulco, SIERRA NORTE DE PueBLA, Méx. El segundo taller que se realiza en el marco del Encuentro de Pueblos en Contra del Modelo Extractivo Minero, celebrado entre los días 14, 15 y 16 de marzo en la comunidad de Tlamanca, reunió a personas de diferentes regiones del país con experiencias diversas en cuanto a los impactos en la salud por la actividad minera, particularmente a cielo abierto. En algunos pueblos la minería se ha llevado a cabo desde hace ya varios años y en otros aún no se han logrado instalar dichos proyectos.
La experiencia y la voz directa de Carrizalillo, Guerrero, fue valiosa en Tlamanca, ya que se trata de impactos en la vida después de 8 años de extracción minera. En ese caso, han aparecido enfermedades en piel (manchas, escamación), ojos y garganta. Han muerto hombres y mujeres que trabajaban en los laboratorios porque no hay cuidado de los botes que contienen los productos químicos tóxicos utilizados en la minería. También ha habido abortos, partos prematuros y niños con deformaciones. La problemática de salud es fuerte y se agrava porque las instituciones de salud no dan información completa y adecuada de lo que ocurre. No explican si las muertes recientes son ocasionadas por procesos ligados a la minería y se oculta y manipula la información.
Además del contacto directo con sustancias tóxicas y con metales durante diferentes etapas del proceso de minería, esto se debe también a la extinción de flora y fauna y a la contaminación del agua, la tierra y los alimentos. Por otro lado, las amenazas de secuestros a las familias detonan enfermedades psicológicas y emocionales en los opositores a la mina. Así mismo, con la creación de conflictos, la mina daña la salud colectiva y comunitaria. “En la comunidad dejamos de tener salud por no saber qué ocurrirá, por pelearnos, por desunirnos”.
Además de la salud, el territorio y la madre tierra han sido también dañados, hay muerte de animales en zonas de agua represada y además muere la fauna que toma agua de ahí. Ya no hay vida verde, es un ambiente seco, los manantiales desaparecieron o se contaminaron. También se daña el suelo que nos da sustento, el aire que respiramos y el agua que bebemos. Al ver la muerte caemos en la tristeza y miedo, lo cual ocasiona más daños.
Ante todo este territorio adverso, también nos damos cuenta y queremos hacer mucho. Primero nos hemos dado cuenta de que además de un problema de salud es un problema social y hay que compartir nuestra información para hacer fuerza y no dejarnos engañar. No podemos dejarnos engañar o adormecer ni creer que somos menos, tenemos que organizarnos a nivel nacional, municipal y estatal y llevar a cabo acuerdos comunitarios para expulsar a las mineras que violan las leyes que protegen nuestra salud, nuestra vida y el lugar donde vivimos.
Todo este panorama de muerte pero también de lucha por defender y fortalcer la vida, fue enriquecido por la participación del doctor hondureño Juan Armendariz y el científico italiano Flaviano Bianchini, de Asistencia Internacional, organización no gubernamental que acompaña documentando los daños a la salud de empresas extractivas.
En su intervención, Juan Armendariz partió de lo que él llamó “la idea de la vida” y no de la salud. Dijo que tenemos que entender que lo más importante es la vida, la vida total, la que está en cada aspecto de la madre tierra, en una roca, en una montaña, en un bosque, en el agua. Ésta es la idea de lo sagrado, de que la vida es sagrada, no la salud. Mencionó que si impactamos lo que creemos no viviente, dañamos nuestra salud. Debe existir unidad de caos y orden, eso da armonía.
Algo muy triste es que las mineras van a utilizar su poder político y económico para decirle a los investigadores que mientan diciendo que no hay contaminación. Pero que son importantes los trabajos de los académicos mientras estén ligados a las comunidades organizadas para tener conciencia y conocimiento.
Para Flaviano Bianchini, la afectación es general porque es algo mayor a los metales específicos. Hay que considerar que son proyectos inmensos. Mencionó que “cuando hemos ido a los pueblos con proyectos mineros a tomar las muestras de agua, tenemos que tomamos dos días en auto alrededor de la mina. Podemos darnos cuenta de que su impacto es inmenso, solo por el hecho de ausencia de bosque, alteración de causes de ríos, movimiento de tierra, impacta todo: la biosalud, la ecología.
Si afectamos el medio ambiente, afectamos nuestra fuente de trabajo, nuestras actividades productivas, y con eso la alimentación (causando desnutrición) y la economía (aumentando la pobreza).
En este taller, además se presenta el caso de Guatemala y los participantes hacen mención de las hay diferencias en la percepción entre los que viven el problema de forma directa y los que aún, aunque tienen una licencia de explotación, no la han vivenciado. En un caso en Guatemala, en frontera con México, se ha realizado un estudio de aguas donde se llevan 7 años de monitoreo ambiental en la cuenca del río Cuilco que pasa de San Marcos a Huehuetenango y luego a México convertido en el Río Grijalba, Hay una mina operando por más de 60 años que explota plata, propiedad de la empresa canadiense Gold Corp.
El estudio de aguas se ha presentado en un concentrado de todos los años en los que se demuestra que sí hay contaminación para alertar a población y autoridades, pese a que los análisis certificados de la empresa indican que no. La contaminación es por diversos minerales. Lo que el análisis temporal expresa es que los metales han rebasado las cantidades permitidas nacional e internacionalmente.
Sobre la situación que guardan los cuerpos de agua, los testimonios presentados en este taller, hacen evidente que la situación del agua es alarmante: Se secan pozos y las fuentes de agua además están contaminada en lo superficial y en lo subterráneo. Otra cosa es la utilización apabullante de agua por las empresas. Se ha generado una competencia y disputa por este recurso, en donde las empresas han incurrido en maniobras legales para controlar el preciado líquido por encima de las necesidades de las comunidades que se localizan en el perímetro de la empresa.
Sobre las acciones ha realizar o continuar en comunidades en donde ya se han instalado las mineras, se destacó que es necesario continuar estudios pero trascenderlos porque no son reconocidos ni se obtiene que ningún laboratorio reconocido lo sustente porque todo es un negocio y no quieren verse confrontados con el poder que ostentan las empresas mineras.