Rubén Martín/El respetable
Vía cronicadesociales.org
El proyecto público-privado de construcción de la presa El Zapotillo y el acueducto que se llevará el agua de la cuenca del río Verde (Jalisco) a León (Guanajuato) se ha manejado desde su arranque en la opacidad y el autoritarismo.
En la opacidad, porque desde que se diseñó y asignó a contratistas privados, las entidades públicas responsables del proyecto, como son la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y los gobiernos de Jalisco y Guanajuato, han evitado hacer pública toda la información sobre el proyecto, por lo que se ha engañado y manipulado a las poblaciones afectadas directamente y a los habitantes de los dos estados involucrados.
Y ha sido un proyecto manejado autoritariamente porque nunca se consultó a los pobladores que se verían afectados directa o indirectamente. Y a siete años del proyecto, todavía y a pesar de la intensa movilización social que hay en contra de El Zapotillo, las autoridades involucradas dicen que la presa se hará pese a todo. Así lo declaró la semana pasada José Elías Chedid Abraham, delegado de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en un debate organizado por Agustín del Castillo en el diario Milenio.
Hasta ahora, buena parte del debate en torno a El Zapotillo ha girado (de manera justificada) sobre la suerte de las poblaciones de Temacapulín, Acasico y Palmarejo dado que la altura de la cortina de la presa (105 metros) concebida por Conagua y las constructoras privadas inundaría dichos pueblos.
Digo que este debate ha sido justificado porque es de primordial importancia evitar la inundación de tres poblaciones por una decisión autoritaria del gobierno.
Pero hay otros aspectos del debate que, o se escondían o se ignoraban. Y ha sido en buena medida por las advertencias del especialista español Pedro Arrojo Agudo, que se puede tener un mapa más amplio de los temas y riesgos que implica el proyecto de la presa El Zapotillo.
Como bien dijo en distintos foros el español Pedro Arrojo en su visita la semana pasada, la presa El Zapotillo es apenas la punta del iceberg de un asunto más amplio: la decisión de trasvasar agua de una cuenca sobreexplotada como es la del río Verde, a una cuenca que tiene sus propias reservas de agua, como es León.
Pedro Arrojo, como ya antes habían hecho los pobladores de Temacapulín y Juan Guillermo Márquez del Consejo Regional de Desarrollo Sustentable de Los Altos (Conredes), ha señalado de manera certera que esa es una decisión no solo cuestionable en términos técnicos, pues la estimación de reservas de agua en la cuenca del río Verde es inexacta.
Por eso mismo la decisión del trasvase de agua a León es también injusta socialmente, porque debido a su explotación actual y a el cambio climático, la cuenca del río Verde será deficitaria, por lo que el trasvase a la ciudad de León pone en riesgo el abasto para los propios pobladores de Los Altos.
La otra advertencia de Pedro Arrojo es más preocupante, pues advierte sobre posibles “guerras fratricidas” entre los pobladores de Los Altos y de la zona metropolitana de Guadalajara, dado que el trasvase de la cuenca del río Verde a León, necesariamente hará que los pobladores de ambas regiones jaliscienses compitan por el agua.
El Zapotillo es un proyecto concebido para garantizar el agua a poblaciones urbanas que la desperdician, y para privilegiar su consumo en procesos industriales o comerciales, es decir, de valorización privada, antes que en garantizar el consumo humano del agua.
A pesar de que para las autoridades El Zapotillo ya es un hecho, lo más sensato ahora y en el futuro es detener y cancelar la presa aludida y poner en primer plano el consumo humano del agua y no la privatización de la misma, acompañada de lucrativos negocios de obras hidráulicos, como presas y acueductos.
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