Los riesgos de la extracción de gas mediante el fracking

ESPECIAL SUPLEMENTO LA JORNADA ECOLÓGICA

Presentación

La extracción del gas shale utilizando la técnica del fracking (o fractura hidráulica) despierta cada vez más protestas de los grupos ambientalistas, la crítica de los científicos y la oposición de los partidos políticos que ven en esa técnica una manera de enriquecer más a las trasnacionales de hidrocarburos, deteriorar los recursos naturales y la salud pública. En México, el secretario del Medio Ambiente, Juan José Guerra, reconoció el año pasado que “puede tener consecuencias adversas, generar algunos conflictos”. Y para evitarlos, agregó, “se debe trabajar en normas complementarias para resguardar los recursos naturales”. Y es que con la reforma energética aprobada por el Congreso de la Unión el año pasado y las leyes secundarias que se apresta a discutir la máxima instancia legislativa, se abre la puerta a la extracción en gran escala de gas utilizando la técnica mencionada.

Pero lo que no queda claro, ni ha sido suficientemente discutido, es la conveniencia de realizar tal explotación; menos se sabe sobre las políticas públicas en el campo ambiental que impidan daños a los recursos naturales, destacadamente al agua, y a las poblaciones involucradas. El propio secretario Guerra coincide con las críticas que se hacen a dicha explotación, pero asegura que en la dependencia a su cargo “intentamos implementar las mejores prácticas posibles, no hay duda que cualquier actividad humana deja huella en el medio ambiente, pero si se hace como se debe hacer, cuidando las descargas de agua, va a ser un gran beneficio para el país”.

Esto se dice cuando quieren imponer el fracking en muchos países ante la mayor demanda de gas, pues contamina menos que el petróleo y permite llegar hasta las reservas menos accesibles y extraerlas. En Estados Unidos se utiliza desde hace décadas. El gas así obtenido representa la mitad del total pero a la vez recibe severas críticas en los estados donde se extrae por sus efectos en el medio ambiente y la salud pública. Una larga lista de esos efectos nocivos circula en la red, elaborada por vecinos perjudicados, especialistas y medios de comunicación locales y nacionales.

Lo primero que destacan en las críticas es que el fracking requiere para cada perforación decenas de miles de litros de agua mezclados con arena y varios productos químicos. Esa mezcla se inyecta a alta presión en los yacimientos que se localizan en lo más profundo del subsuelo, en roca densa, a fin de liberar el gas natural. Hasta aquí todo parecería normal desde el punto de vista técnico, ambiental y social. Pero diversos estudios muestran que el fracking contamina el agua potable pues en la mezcla para extraer el gas se utilizan sustancias muy tóxicas, como el benceno y el plomo. Se reportan al menos 29 que figuran internacionalmente por sus posibles o probados efectos carcinógenos.

Agreguemos el problema del agua, un recurso escaso que demanda en grandes cantidades la técnica de perforación y extracción referida. En el caso de México, tiene una mayor importancia porque escasea en entidades donde se proyecta explotar el gas de las profundidades.

El poderoso sector trasnacional energético y sus aliados políticos y económicos niegan que contamine o amenace la salud pública. Por el contrario, lo presentan como algo necesario, benéfico que hasta contribuye a reducir los efectos del cambio climático. Pero eso no lo creen ni en Estados Unidos, donde varias dependencias gubernamentales y el Congreso ahora cuestionan severamente dicha explotación, la discuten en medio de las reservas más estrictas para tomar decisiones al respecto.

Recurren para ello a lo que está pasando en varios estados y lo que opinan geólogos, sismólogos, grupos ciudadanos, universidades y centros de investigación. Ya el estado de Nueva York, prohibió el fracking en su territorio.

Antes, un documental galardonado en el festival de Sundance abonó la oposición que crece en el vecino país y sirve para alentar la lucha en otras partes del mundo. Se llama Gasland y muestra los efectos en los acuíferos de nuestro socio comercial y vecino. Especialmente en Dakota (plagada de pozos de fracking) con imágenes impactantes de granjeros que prenden fuego con un mechero al agua que sale de sus llaves. Además, estudios de prestigiosas universidades del vecino país demuestran que la emisión de gases de efecto invernadero en ese tipo de explotación de gas es mayor que en yacimientos convencionales, incluso que en las de carbón.

Inglaterra y España anuncian su intención de extraer gas recurriendo a dicha técnica. Pero con una gran oposición ciudadana y de los grupos científicos, ambientalistas y gobiernos locales. No lo harán Francia e Irlanda mientras en toda Europa denuncian sus efectos nocivos.

Las preguntas sobre la conveniencia de recurrir al fracking crecen así con el paso de los días. De si es necesario arriesgar tanto para extraer un energético que no va a desplazar realmente el uso del petróleo como combustible en, por ejemplo, el sistema de transporte y la industria más contaminante. De por qué cifrar las esperanzas energéticas en el gas así obtenido cuando ello le resta fuerza a las políticas que buscan impulsar las energías limpias, renovables.

Y en el caso concreto de México, no disponer de la tecnología y los especialistas para realizar este tipo de explotación. Serían las trasnacionales energéticas, respaldadas con la publicidad de su poderoso lobby, y el apoyo de los grupos políticos y económicos locales las encargadas de hacerlo. Corrupción mediante. Tampoco ayuda un aparato burocrático probadamente incapaz de hacer cumplir las normas ambientales, como se demuestra a diario.

Ante la discusión en el Congreso de la legislación secundaria de la reforma energética, estimamos oportuno y necesario destinar esta vez La Jornada Ecológica a ofrecer a los lectores un panorama sobre los riesgos que acarrea la explotación de gas vía el fracking. Mostrar lo que ocurre en otras partes y lo que opinan especialistas de diversas disciplinas y las organizaciones de la sociedad. Esto complementa las columnas que en La Jornada se ocupan periódicamente de desenmascarar a las trasnacionales y a los gobiernos que van de la mano a la hora de hacer negocios en beneficio de unos cuantos a costa de la naturaleza y las poblaciones.

CONTENIDOS:

-Qué es el gas natural de pizarra, gas de esquistos o gas shale
Raúl Manisse

-La invitación de México al mundo

-Lo que le espera a un país con el fracking: el caso de España

-¿Es rentable la técnica del fracking?

-Los peligros del fracking para la salud
María Valerio

-La Alianza Mexicana contra el Fracking

-La opinión de Greenpeace

-Mientras entregan a las trasnacionales otro tesoro enterrado, en Los Ángeles…

-En México, expertos, académicos, legisladores y activistas contra el fracking

-No quieren el fracking en España ni en Europa

-De última hora: luz verde al fracking en Inglaterra

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