ABC del Túmin

Compartimos con ustedes esta publicación del Consejo General de Túmin donde nos platican todo sobre esta moneda comunitaria – A mayo de 2023

ABC DEL TÚMIN

La moneda comunitaria en 23 pinceladas

Introducción:

Tenemos en nuestras manos las bases de la moneda comunitaria Túmin y su Mercado Alternativo, el ABC de lo que quiere ser desde que nació en 2010 en un rincón de México llamado Espinal, Ver.

Algo que era para una pequeña comunidad, ya llega a 25 estados con cerca de 3 mil socios; y lo que era para nuestros tiempos libres, se va haciendo parte integral de nuestra vida.

Con el Túmin se busca un desarrollo comunitario de “Economía Solidaria”, diferente a la economía capitalista donde sólo se compite por el bien individual; y distinta a la economía socialista que controla el Estado.

La Economía Solidaria se centra en la comunidad autónoma y en la cooperación, más allá de intereses personales. Demuestra que, para progresar como sociedad, cooperar es mejor que competir.

La moneda comunitaria Túmin crea tejido social donde hay dispersión y desorganización, principalmente entre pequeños productores y comerciantes, frente a los monopolios corporativos. Más aún, pone en práctica un nuevo modelo de sociedad.

Veremos que el uso de la moneda comunitaria crea poder de compra y resta poder al sistema económico que hoy favorece a dichas corporaciones.

Así, el Túmin se diseñó como un motor que impulse la economía local y nos ayude a vender nuestros productos. Si es una carga más, no sirve.

No pretende sustituir al trueque, sino facilitarlo. Queremos que el dinero cumpla su función social de agilizar el comercio y distribuir la riqueza, no el acaparamiento. Pero depende de la voluntad de cada participante: funciona tanto como tú quieras.

Hablaremos en tres apartados: A) de la moneda; B) de los tumistas que le dan vida; y C) del mercado alternativo que se genera.

Te contaremos qué es el Túmin y por qué es así. Todo tiene su historia…

A La moneda

1 – Para satisfacer necesidades

El Túmin es un dinero comunitario de papel que un grupo de productores y comerciantes decide imprimir, porque tienen productos y servicios, pero no dinero para comerciarlos.

La riqueza real ahí está, echándose a perder al no haber la herramienta para hacer los intercambios: el dinero.

Porque el trueque directo a veces es difícil: simplemente uno no quiere o no necesita en ese momento lo que el otro le ofrece, y ya no hubo intercambio. El comercio se detiene y la gente no adquiere lo que necesita para sobrevivir.

Sin embargo, una persona puede recibir dinero por sus productos, y con él podrá comprar lo que quiere con otros vendedores, cuando lo necesite. Así, el comercio no se detiene y todos obtienen lo que desean.

Por otro lado, las importaciones y los grandes supermercados han desplazado a los productos locales, de modo que se llevan todo el dinero y no queda nada para comerciar en la localidad.

Por eso es importante contar con un dinero propio que no se vaya a las grandes tiendas y que nos ayude a que los productos circulen. Así se facilitan las compras y los trueques.

Como vemos, el Túmin se hizo para satisfacer necesidades, para adquirir los productos y servicios que ofrece la comunidad. No se hizo para venderse como una mercancía más.

El dinero que otros hacen para venderlo, como muchas criptomonedas, no es para satisfacer necesidades sino para hacer negocio, para obtener ganancias a costa del otro. Se genera un comercio inequitativo e injusto, utilizando la escasez para subir los precios y adquirir más dinero.

En cambio, el dinero comunitario es para que tengamos acceso a la abundancia.

2- Es simple

Para que una moneda comunitaria fuese aceptada, debía ser sencilla, sin complicaciones, sin más requisitos que querer participar.

En su inicio era algo novedoso, sobre todo para Espinal, la pequeña población veracruzana donde nació. Incluso parecía un proyecto loco, increíble,
ilegal, fraudulento…

La moneda tenía que estar diseñada de manera práctica, lógica, tan fácil de usar como la moneda oficial, que nadie pusiera peros. Nada de firmar o hacer anotaciones. Sin complicadas cuentas, sin calculadora.

No harían falta documentos de identificación, la palabra recobraba su valor, la confianza se ponía en marcha.

Nadie se vería presionado o temeroso de participar, ni se sentiría usado; podría entrar y salir cuando lo desee, y volver a entrar y volver a salir cuantas veces quisiera. Todos serían aceptados como son.

Además, fácil de administrar, pues es una actividad extra en nuestras vidas, voluntaria, para nuestros tiempos libres y sin recibir pago alguno, ya que todos tienen otros trabajos para sobrevivir.

Su atractivo sería tan simple como pertenecer a un grupo de compañeros solidarios y de ayuda mutua, confiando unos en otros… un oasis en el desierto.

“Cero costos, cero riesgos y cero complejidades”, se decía. Sin reuniones aburridas. ¡Sin partidos políticos! Sin deudas. Pocas y fáciles reglas. Sin supervisores, ni policías ni multas. Libre, libre, libre.

Tenía que funcionar casi en automático. Sólo haría falta la propia voluntad: que los participantes decidan que funcione. ¡Y esto era tan simple como usarla!… Si la uso, funciona, y si no la uso, no funciona. Si la recibo, funciona, si no, no. Depende por igual de cada uno de nosotros.

Sin pretenderlo, resultó una moneda “standard” o común, adaptable en todos lados y a toda la gente. Con energía positiva y socialmente magnética.

3- Es gratuito

Precisamente, porque no hay dinero, es gratuito, nadie lo podría comprar.

La gratuidad resuelve la falta de dinero. Si se pagara, sería cambiar un dinero por otro, sin agregar nada a nuestros bolsillos, no tendría sentido.

Más aún, nadie quiere arriesgarse ante algo nuevo, pero al ser gratuito, no se corre ningún riesgo.

Si hubiera que pagar algo, la mayoría no participaría. Nos han acostumbrado a pedir, no a producir ni a cooperar; nos hemos hecho dependientes.

Y muchos piensan que el Túmin es un negocio de unos pocos. Pero la gratuidad acaba con los rumores: si no se cobra nada, ¿dónde está el negocio?.

En una sociedad acostumbrada a sacar provecho de todo, al negocio, al lucro y desde luego a la corrupción, nadie cree que existan proyectos honestos para el bien común.

No obstante, todo tiene un costo, ¿de dónde sale el dinero para imprimir y organizar el Túmin?.

Sale del bolsillo de gente entusiasta y desinteresada, decidida a impulsar un proyecto de desarrollo comunitario sin recibir nada a cambio. Es decir, un grupo de compañeros cooperan para que tú lo recibas gratuitamente.

Y todos podemos cooperar después, voluntariamente en posteriores impresiones, para que otros nuevos socios también reciban su Túmin gratuito como tú lo recibiste.

A cambio sólo te pedimos un compromiso simple: ¡ingéniatelas en mantenerte informado!.

Si ya no puedes participar, devuelve el Túmin, para que podamos inscribir a otro socio. Si después quieres volver, se te vuelve a dar… puedes entrar y salir del Túmin las veces que quieras.

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