[Video] Voces en resistencia V: Tumin, moneda comunitaria

Con mucha alegría les compartimos el quinto capítulo de Voces en resistencia, es una serie de testimonios de personas que luchan por defender la vida y el territorio de mega proyectos extractivistas.

En este capítulo, les compartimos el testimonio David, Magda, Manuel y Claudia, personas tumistas de diferentes partes de la república mexicana y participantes de la Asamblea Anual del Tumin donde nos cuenta la importancia de la economía solidaridad como una forma de resistir al modelo capitalista.

Más capítulos:

El Escaramujo en la Radio martes 12 de septiembre 6 pm – Economía solidaria: Abriendo brecha

El programa de radio El Escaramujo; Un espacio de análisis político, social y cultural en Radio Kinoki, estaremos platicando con socias y socios tumista asistentes a la Asamblea Nacional de Túmin platicando sobre esta moneda comunitaria y alternativa económica en todo el país e incluso en otros países. Acompáñanos este martes 12 de septiembre a las 6 pm por nuestro facebook live.

Escucha nuestro programa de radio El Escaramujo en Radio Kinoki este martes 12 de septiembre a las 6 de la tarde por FacebookLive de Otros Mundos y Kinoki

Podcast: Túmin, conoce la moneda comunitaria

Con mucha alegría les compartimos esta serie de cuñas con la información más relevante sobre el Túmin, la moneda comunitaria que cada día esta más presente en cada rincón de México

Comparte, difunde e informa sobre el Túmin

ABC del Túmin

Compartimos con ustedes esta publicación del Consejo General de Túmin donde nos platican todo sobre esta moneda comunitaria – A mayo de 2023

ABC DEL TÚMIN

La moneda comunitaria en 23 pinceladas

Introducción:

Tenemos en nuestras manos las bases de la moneda comunitaria Túmin y su Mercado Alternativo, el ABC de lo que quiere ser desde que nació en 2010 en un rincón de México llamado Espinal, Ver.

Algo que era para una pequeña comunidad, ya llega a 25 estados con cerca de 3 mil socios; y lo que era para nuestros tiempos libres, se va haciendo parte integral de nuestra vida.

Con el Túmin se busca un desarrollo comunitario de “Economía Solidaria”, diferente a la economía capitalista donde sólo se compite por el bien individual; y distinta a la economía socialista que controla el Estado.

La Economía Solidaria se centra en la comunidad autónoma y en la cooperación, más allá de intereses personales. Demuestra que, para progresar como sociedad, cooperar es mejor que competir.

La moneda comunitaria Túmin crea tejido social donde hay dispersión y desorganización, principalmente entre pequeños productores y comerciantes, frente a los monopolios corporativos. Más aún, pone en práctica un nuevo modelo de sociedad.

Veremos que el uso de la moneda comunitaria crea poder de compra y resta poder al sistema económico que hoy favorece a dichas corporaciones.

Así, el Túmin se diseñó como un motor que impulse la economía local y nos ayude a vender nuestros productos. Si es una carga más, no sirve.

No pretende sustituir al trueque, sino facilitarlo. Queremos que el dinero cumpla su función social de agilizar el comercio y distribuir la riqueza, no el acaparamiento. Pero depende de la voluntad de cada participante: funciona tanto como tú quieras.

Hablaremos en tres apartados: A) de la moneda; B) de los tumistas que le dan vida; y C) del mercado alternativo que se genera.

Te contaremos qué es el Túmin y por qué es así. Todo tiene su historia…

A La moneda

1 – Para satisfacer necesidades

El Túmin es un dinero comunitario de papel que un grupo de productores y comerciantes decide imprimir, porque tienen productos y servicios, pero no dinero para comerciarlos.

La riqueza real ahí está, echándose a perder al no haber la herramienta para hacer los intercambios: el dinero.

Porque el trueque directo a veces es difícil: simplemente uno no quiere o no necesita en ese momento lo que el otro le ofrece, y ya no hubo intercambio. El comercio se detiene y la gente no adquiere lo que necesita para sobrevivir.

Sin embargo, una persona puede recibir dinero por sus productos, y con él podrá comprar lo que quiere con otros vendedores, cuando lo necesite. Así, el comercio no se detiene y todos obtienen lo que desean.

Por otro lado, las importaciones y los grandes supermercados han desplazado a los productos locales, de modo que se llevan todo el dinero y no queda nada para comerciar en la localidad.

Por eso es importante contar con un dinero propio que no se vaya a las grandes tiendas y que nos ayude a que los productos circulen. Así se facilitan las compras y los trueques.

Como vemos, el Túmin se hizo para satisfacer necesidades, para adquirir los productos y servicios que ofrece la comunidad. No se hizo para venderse como una mercancía más.

El dinero que otros hacen para venderlo, como muchas criptomonedas, no es para satisfacer necesidades sino para hacer negocio, para obtener ganancias a costa del otro. Se genera un comercio inequitativo e injusto, utilizando la escasez para subir los precios y adquirir más dinero.

En cambio, el dinero comunitario es para que tengamos acceso a la abundancia.

2- Es simple

Para que una moneda comunitaria fuese aceptada, debía ser sencilla, sin complicaciones, sin más requisitos que querer participar.

En su inicio era algo novedoso, sobre todo para Espinal, la pequeña población veracruzana donde nació. Incluso parecía un proyecto loco, increíble,
ilegal, fraudulento…

La moneda tenía que estar diseñada de manera práctica, lógica, tan fácil de usar como la moneda oficial, que nadie pusiera peros. Nada de firmar o hacer anotaciones. Sin complicadas cuentas, sin calculadora.

No harían falta documentos de identificación, la palabra recobraba su valor, la confianza se ponía en marcha.

Nadie se vería presionado o temeroso de participar, ni se sentiría usado; podría entrar y salir cuando lo desee, y volver a entrar y volver a salir cuantas veces quisiera. Todos serían aceptados como son.

Además, fácil de administrar, pues es una actividad extra en nuestras vidas, voluntaria, para nuestros tiempos libres y sin recibir pago alguno, ya que todos tienen otros trabajos para sobrevivir.

Su atractivo sería tan simple como pertenecer a un grupo de compañeros solidarios y de ayuda mutua, confiando unos en otros… un oasis en el desierto.

“Cero costos, cero riesgos y cero complejidades”, se decía. Sin reuniones aburridas. ¡Sin partidos políticos! Sin deudas. Pocas y fáciles reglas. Sin supervisores, ni policías ni multas. Libre, libre, libre.

Tenía que funcionar casi en automático. Sólo haría falta la propia voluntad: que los participantes decidan que funcione. ¡Y esto era tan simple como usarla!… Si la uso, funciona, y si no la uso, no funciona. Si la recibo, funciona, si no, no. Depende por igual de cada uno de nosotros.

Sin pretenderlo, resultó una moneda “standard” o común, adaptable en todos lados y a toda la gente. Con energía positiva y socialmente magnética.

3- Es gratuito

Precisamente, porque no hay dinero, es gratuito, nadie lo podría comprar.

La gratuidad resuelve la falta de dinero. Si se pagara, sería cambiar un dinero por otro, sin agregar nada a nuestros bolsillos, no tendría sentido.

Más aún, nadie quiere arriesgarse ante algo nuevo, pero al ser gratuito, no se corre ningún riesgo.

Si hubiera que pagar algo, la mayoría no participaría. Nos han acostumbrado a pedir, no a producir ni a cooperar; nos hemos hecho dependientes.

Y muchos piensan que el Túmin es un negocio de unos pocos. Pero la gratuidad acaba con los rumores: si no se cobra nada, ¿dónde está el negocio?.

En una sociedad acostumbrada a sacar provecho de todo, al negocio, al lucro y desde luego a la corrupción, nadie cree que existan proyectos honestos para el bien común.

No obstante, todo tiene un costo, ¿de dónde sale el dinero para imprimir y organizar el Túmin?.

Sale del bolsillo de gente entusiasta y desinteresada, decidida a impulsar un proyecto de desarrollo comunitario sin recibir nada a cambio. Es decir, un grupo de compañeros cooperan para que tú lo recibas gratuitamente.

Y todos podemos cooperar después, voluntariamente en posteriores impresiones, para que otros nuevos socios también reciban su Túmin gratuito como tú lo recibiste.

A cambio sólo te pedimos un compromiso simple: ¡ingéniatelas en mantenerte informado!.

Si ya no puedes participar, devuelve el Túmin, para que podamos inscribir a otro socio. Si después quieres volver, se te vuelve a dar… puedes entrar y salir del Túmin las veces que quieras.

Libro: TÚMIN; Moneda Autónoma

Compartimos con mucha alegría este bello libro sobre en Túmin a 10 años de su creación – A Abril del 2022 >>Descargar libro en pdf<<

Prólogo

El 6 de noviembre de 2020, el Túmin cumplió su primera década de vida. Así, como en su primer trienio se realizó un balance de esta notable experiencia, este libro es resultado del recuento y reflexión de su primer decenio de existencia.

Como se comenta en las conclusiones, el Túmin ha sido polémico desde el inicio. Primero, sorteando la acusación del Banco de México que sostenía esta moneda comunitaria y complementaria implicaba falsificación de dinero. También por su decisión de no restringir la participación por la calidad de los productos que las socias y los socios deciden ofertar, o si los mismos son productores o solo intermediarios ─suena la recurrente referencia de la posibilidad de comprar una coca cola con el Túmin─. A esto podemos agregar dos elementos adicionales: las iniciativas regionales que no lograron prosperar, así como la crisis interna que se visibilizó en la ríspida asamblea de 2016, en donde, en un contexto de expansión, las distintas voces no se lograron escuchar y, algunos valiosos y muy queridos compañeros y compañeras decidieron retirarse del colectivo.

En este ejercicio de sistematización no se eluden estas cuestiones, se recuperan y se hacen importantes reflexiones que contribuyen a fortalecer esta importante experiencia. Respecto a su política de “cero complicaciones” ─que el Túmin tenga libre circulación en vez de un uso restrictivo─ se sostiene que el Túmin es primero un proyecto monetario, una moneda que busca facilitar los intercambios, lo que no significa que no contribuya en otras dimensiones: “si bien las dimensiones económicas, políticas e ideológicas del Túmin lo hacen un proyecto integral, nació simple, como instrumento de intercambio, y el compromiso de los adherentes es también simple: pagar y cobrar con él. Ir más allá, es un logro extra muy deseable”. Asimismo, se plantea que es parte de un proceso de transición en el que las socias y los socios ─impulsados por la demanda y los procesos de concientización─ podrán ir caminando hacia la producción directa y agroecológica: “ya comenzamos cambiando el instrumento de intercambio, «dinero sucio» por «dinero sano», ahora habrá que cambiar la producción”. También se defiende un principio de “libertad responsable” el que supone pasar del “cada quien es responsable de lo que produce y de lo que consume, de lo que compra y de lo que vende” a un compromiso “con el medio ambiente y la comunidad”. En lo que se propone como un “examen de conciencia”, se plantea que “la economía solidaria no se entiende como un grado al que se llega sino una escuela donde se aprende a ser mejores personas”.

Sobre las iniciativas colectivas que naufragaron ─o no pudieron navegar─, se despliegan reflexiones en torno a la necesidad de contar con una base social, pues aquellas no pueden surgir de decisiones individuales. También se ha resaltado la necesidad de contar con un equipo coordinador, y de establecer relaciones con la experiencia, diríamos, “madre”. En ese sentido, en su segundo quinquenio ─específicamente en 2017─ se establecieron algunos criterios para conformar las llamadas “regiones autónomas”, ante el deseo y la intención de usar el Túmin más allá de Espinal, el territorio que lo vio nacer; entre esos criterios, está el de la participación mínima de 50 socias y socios. Asi mismo, se planteó la necesidad de contar con un Consejo General para articular la red nacional: las regiones autónomas ─cinco hasta febrero del 2020, más el Túmin-Totonacapan─, así como las socias y socias diseminadas en otras partes del país. Aquí se puede destacar además las alianzas que se han establecido con algunos ayuntamientos y con la iglesia para “aceptar el Túmin”.

En cuanto a los conflictos internos, ineludibles en toda experiencia social, se señala que los mismos pudieron manejarse de otra manera, no obstante, específicamente en relación a la crisis
de 2016, sería deseable un análisis más profundo, partiendo de las distintas voces, sobre las causas y razones del conflicto que impidieron una salida consensuada. Se hace una importante reflexión sobre la necesidad de priorizar el diálogo sobre el debate, como principio de actuación, abriendo espacio a la tolerancia: “este proyecto ha requerido de «ciencia, consciencia y paciencia» –como dice Luis Lopezllera, pionero de estas experiencias en México–, los tumistas tienen otro reto, la tolerancia”. Y agregan:

“La gran diversidad de pensamientos hace del Túmin un espacio polémico y en ocasiones conflictivo. El reto ha sido mantenerse unidos, compartir y aceptar los distintos puntos de vista, evitando sectarismo… para caminar juntos, el primer paso ha sido aceptarnos como somos, en lugar de querer forzar o imponer nuestros propios modos a los demás. Este principio de tolerancia, respeto y aceptación, abre las mentes y corazones de la gente, permite reconocer los propios errores, cambiar de opinión y corresponder en la ayuda mutua”.

A sus 10 años, consideramos que el Túmin es una iniciativa social que cuenta con importantes logros, y que desde los mismos ─así como desde sus dificultades─ contribuye a prefigurar elementos de una sociedad que busca liberarse de las relaciones de dominación y explotación vigentes, no sin tensiones y contradicciones. Desde la convicción de que otro mundo es posible, con el Túmin se cuestiona la mirada hegemónica que se tiene de la economía ─asociada exclusivamente al dinero oficial, el lucro y al interés individual─ y en términos prácticos contribuye a “desempoderar al dinero oficial”, al favorecer otros modos de intercambio. Diríamos además que contribuye a la desmercantilización y a valorar el trabajo, esto último al establecer que “un Túmin es igual a un minuto de trabajo”, contenido en los bienes o servicios ofrecidos, sea este manual o intelectual, rompiendo así con la mirada dicotómica que establece la supremacía del segundo sobre el primero, o las infranqueables fronteras entre uno y otro sostenidas desde el eurocentrismo, como forma hegemónica de saber.

Otros aspectos importantes considerados en la reflexión sobre los 10 años de vida del Túmin, son aquellos relacionadoscon la interculturalidad, la sustentabilidad y la descolonización. El que se pongan en la mesa resulta de gran relevancia, y, aunque sobre algunos de ellos se hacen apenas menciones generales, u otros, como en el caso de la sustentabilidad, son tratados con cierta renuencia –“la mayoría necesitamos digerir antes esta palabrita «sustentable»”‒, el que sean incluidos refleja que la reflexión trasciende el ámbito de la experiencia del Túmin como moneda.

Estos son elementos ineludibles para la transformación social, y sobre los que se debería establecer y mantener un ejercicio permanente de reflexión, dado el carácter polisémico de los términos, significantes vacíos que pueden ser “llenados” con diversos contenidos. Consideramos que la interculturalidad no tendría que ser entendido sólo como un diálogo de saberes, sino aspirar a ella como una igualdad epistémica, política y ontológica, que vaya a contrapelo de las relaciones de dominación y explotación propias de la modernidad/colonialidad capitalista, que descrea de las clasificaciones jerárquicas naturalizadas a partir de criterios como el de “raza”, sexo y clase. Esto es, para nosotros, la descolonialidad. En ese sentido, aunque el Túmin se reivindique principalmente como un proyecto monetario para facilitar los intercambios, no pueden dejar de considerarse otros aspectos de la vida social, pues el cambio social requiere esa mirada global ya que las relaciones de dominación y explotación no se limitan a la dimensión monetaria.

Es deseable que el Túmin persista en su orientación como proyecto integral, que ayude a “generar redes de intercambio, vida comunitaria, a promover los derechos indígenas, o de las mujeres, para producir y consumir productos orgánicos, generar autonomía y cooperativismo, cuidar la naturaleza o para educar a los niños en la economía solidaria y tantas cosas…”. Si es necesario complementar el “atornillador” ─el Túmin─ con el martillo, el serrucho, la lijadora y demás herramientas o instrumentos, hay que tratar de hacerlo, sin que esto signifique una exigencia al Túmin de resolverlo todo. Los problemas que actualmente enfrentamos como humanidad, nos exigen mirar y actuar considerando las diversas interrelaciones en los distintos ámbitos de la vida, desde la complejidad.

Para concluir, queremos dejar patente nuestro profundo respeto y reconocimiento a esta significativa experiencia, una de las más importantes en América Latina en lo que a monedas alternativas y cuestionamiento a la visión dominante de economía, se refiere. El Túmin, en este caminar de 10 años, ha dejado constancia de su capacidad de reflexión y acción, de adaptación y renovación, de despliegue de gran creatividad y pasiones. Se trata de una experiencia que ha alcanzado su madurez, y como otros colegas ya lo han señalado: ¡Larga vida al Túmin!
DANIA LÓPEZ CÓRDOVA
BORIS MARAÑÓN PIMENTEL

Introducción

“No es sano estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”.
JIDDU KRISHNAMURTI

ara concluir el X aniversario del Túmin en Espinal, el 6 de noviembre de 2020, se elevó un “globo de Cantoya”1 hecho con 350 pliegos de papel de china, de unos 4 o 5 metros de alto, elaborado por jóvenes artesanos del municipio de Zozocolco, quienes llegaron a la hora acordada, a las 6 de la tarde, cuando el sol ya no se veía en el horizonte.
Lo traían en una pequeña bolsa de plástico y no parecía que de ahí fuera a salir semejante globo. De sus mochilas sacaron alambres, amarras, soplete, pinzas y otras herramientas y artefactos para inflarlo en unos minutos.

Aunque modesto en comparación con el tamaño de otros globos, era muy bello y pudo inflarse dentro del amplio auditorio. “Túmin, 10 años”, decía, y por el otro lado mostraba el ambi-
grama que diseñó el tumista Manuel Tapia.

Los jóvenes parchaban pequeñas fisuras con una cinta adhesiva transparente y metían el soplete por su gran boca para calentar el aire y mantener inflado al globo.

Aunque la mayoría de los asistentes ya se había retirado de la celebración, quienes quedaban se tomaron fotografías al pie de la gran bola.

Después lo fueron arrastrando por el aire para sacarlo del auditorio, hasta la plazuela del parque frente al palacio municipal, donde hubo más fotografías y le colgaron una botella de plástico que estabilizaría su vuelo, según se dijo.

Al final, un grupo de tumistas soltaron las amarras y de inmediato el globo se fue elevando, iluminando la noche. Tomó su rumbo hacia el municipio de Papantla, hasta que desapareció.

Los jóvenes afirman que tenía combustible para volar más o menos una hora, pero hay quienes afirman que lo han visto volando alrededor del mundo, esparciendo semillas de economía solidaria, una luz de esperanza para los pueblos. Ahí se fueron muchas cosas. El globo se llevó nuestras ilusiones y alegrías, para rociarlas por doquier. También se llevó todo lo que nos hace daño, aspirando por su boca nuestras malas vibras, envidias, desconfianzas, rencores, que se fueron con- sumiendo con el fuego… y así, por el mundo, limpiando va. Un periodista que no leyó esto, se acercó y preguntó:
─ ¿Qué significa el globo?

─ ¿Es que debe significar algo? ─respondió un compañero, rascándose la barriga, espantado por la pregunta. Pero la maestra

Irene salió al auxilio:

─ Mi vida ─le dijo al periodista─: significa que estamos contentos.

Y nadie preguntó ni respondió más.

II

El primer libro del Túmin, anterior a éste, “Aceptamos Túmin”,se resume en el primer capítulo de este segundo libro, para quienes no tienen el primero; son los primeros tres años de esta moneda comunitaria a partir de 2010. Y los siguientes capítulos completarán más de 10 años de experiencias en el Túmin: Mercado Alternativo, Economía Solidaria y Autogestión.

Esta vez no se tiene una estructura de los capítulos, si bien lleva cierto orden cronológico, por etapas.
En el segundo capítulo se habla del Contexto Académico que impulsó este proyecto, para después hablar del Turismo, debido al atractivo que pronto generó el Túmin. Seguido por el sabor comunitario de las Ferias y Tianguis, en el cuarto capítulo… y es que todo comenzó con un pequeño tianguis.
En seguida, hablamos de algo que no esperábamos, losmAyuntamientos socios, lo que puede ser motivo de otra polémica. Tampoco esperábamos un capítulo 6, donde la Iglesia so-
lidaria participa, en gran sintonía con el Túmin.

El crecimiento del Túmin nos llevó a formar Regiones autónomas y de esto hablamos en el capítulo 7, para después tratar la necesidad de un Consejo General, que viene a ser una asamblea de coordinadores y enlaces.

Ya en la segunda mitad del libro, haremos un recuento de la Emisión de billetes durante más de 10 años. Y en el capítulo diez, Qué ofrecemos, una sistematización de los productos y servicios en siete categorías.

La última parte es quizá más conceptual o reflexiva. El capítulo 11 trata el controvertido tema Túmin y sustentabilidad, para un entorno sistémico. Luego se habla de la Filosofía y pedagogía del Túmin que han ido guiando este caminar. Finalizando con el capítulo 13, Sistema financiero y economía solidaria, sobre la
importancia de un sistema económico alternativo como el Túmin.

Además, hemos incluido diversas opiniones de tumistas al final de algunos capítulos. Y todos los nombres mencionados a lo largo del libro son reales, no hay seudónimos. Lamentamos no poder mencionar a todos.
Tampoco se ha podido testificar todo lo que ha pasado. La fuente principal de información ha sido la revista Kgosni-elvolador, que, si bien no ha dejado de informar cada quincena desde 2010, no tiene toda la información consigo.

III

Pretendemos que estas páginas ayuden a cohesionar lo vivido. Y quizá puedan ser un referente para otras vivencias. Mas no se pretende un manual para hacer una moneda comunitaria, aunque a veces lo parezca; sólo se quiere compartir lo que se ha hecho, a los tumistas principalmente.

Queremos que sirva para impulsarnos en la economía solidaria, siendo el Túmin un motor y no una carga. Nos debe ayudar

a vender nuestros productos, a satisfacer necesidades, a organizarnos, a capacitarnos, a convivir, a conocer otras formas de producir y consumir; nos ha de entusiasmar. Si el Túmin es una carga, no sirve.
Y en este motor todos somos necesarios, indispensables, y líderes:

Todos necesarios. – Nadie necesita del Túmin tanto como el Túmin necesita de todos nosotros. Cada tumista es tan importante como cada uno. Ciertamente hay los más activos, que organizan, que coordinan o simplemente usan más el Túmin, sin embargo, nada de esto se podría sin los demás.
Todos indispensables. – Cada integrante hace que el Túmin sea distinto: si alguien falta el Túmin ya no es lo mismo. Así, el Túmin puede tener muchas carencias, pero, sobre todo, faltarán siempre los que ya murieron o decidieron irse. Siempre estare- mos incompletos. Nada de que “aquí nadie es indispensable”: todos somos indispensables, en algún modo.
Todos líderes. – No hay jefes, cada uno es libre de participar como quiera y de tomar decisiones, líder de sí mismo. Un liderazgo que se ve desde que alguien saca un Túmin y decide comprar; cuando decimos “págame con Túmin”; cuando coloco mi letrero “Aceptamos Túmin”. Y cada día que ese letrero está ahí
colgado, se ejerce cierto liderazgo, porque nadie me da órdenes, yo lo decido. Y si no quiero, ese letrero no se pone.
“La solidaridad es la ternura de los pueblos”.

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Cómo una moneda comunitaria en México se convirtió en una «utopía realizable» en tiempos de crisis económica

Compartimos esta nota publicada en Actualidad RT sobre el Túmin – A 17 de noviembre del 2021

A más de once años de que comenzó a circular el túnim, hay más de 2.200 socios que están distribuidos en 20 estados del país latinoamericano.

Una revolución financiera a nivel comunitario comenzó a gestarse en 2010 en el norte del estado de Veracruz, cuando productores del municipio Espinal decidieron crear el túnim —que significa «dinero» en lengua totonaca—, una moneda que les ofreció sortear la falta de pesos mexicanos derivado de las constantes crisis económicas y que fue la mejor alternativa para incentivar el comercio y la producción local. 

«Porque hay productos, pero no hay dinero, entonces la gente no puede hacer uso de ellos porque no hay un papelito. Entonces decidimos hacer nuestros propios papelitos y con eso comprarnos nuestros propios productos», explica Juan Castro, maestro de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI) y uno de los cofundadores del túmin

Este proyecto de autonomía comunitaria y economía solidaria inició cuando productores, estudiantes y académicos de la UVI, del Centro de Investigación Intercultural para el Desarrollo (Ciides) y de la Red Unidos por los Derechos Humanos (RUDH) reunieron 3.000 pesos (unos 243 dólares al tipo de cambio del momento) e imprimieron billetes de túnim para 100 socios iniciales

Moneda comunitaria túnimCortesía Facebook: @monedatunim

A diferencia de lo que sucede con el trueque, esa herencia prehispánica que consiste en el intercambio de alimentos, el túnim permitió facilitar los acuerdos entre agricultores, artesanos y comerciantes,sin las discrepancias que conlleva ponerle un valor a diferentes productos. 

«Yo quiero tus manzanas, pero tú no quieres mis tomates, entones ya no hubo un trueque. Pero con el túnim que yo te doy, tú vas y compras lo que quieres, no se detiene el comercio«, explica Castro. 

Venta de artesanías donde aceptan túnim en mercado de Papantla, estado de VeracruzCortesía Facebook: @monedatunim

Los comercios y mercados que aceptan esta moneda usualmente tienen letreros con las leyendas: «Aquí se recibe túnim» y «Aceptamos túnim». Estos carteles también resumen, en unas cuantas palabras, la razón de ser de este proyecto: «El túnim es nuestro derecho«, «Viva la economía de los pueblos» y «Otro mundo es posible«. 

A más de once años de que los fundadores del proyecto imaginaron otro mundo posible, actualmente hay más de 2.200 socios que están distribuidos en 20 estados de México. El túnim es aceptado para la compra de alimentos y bebidas; de artesanías; de medicamentos y productos naturistas; de calzado; como moneda válida para cortarse el cabello; y hasta las bodas o festejos de XV años. 

Además, el profesor de la UVI cuenta a RT que los ayuntamientos de Espinal y Teotitlán del Valle (Oaxaca) son socios y es posible pagar con túnim el predial y las multas.

Monedas de túnim en MéxicoCortesía Facebook: @monedatunim

«Cualquier persona puede inscribirse al Túnim, vendiendo lo que venda, no hay una restricción en cuanto al producto, que tenga que ser de determinada calidad o tipo, como sí sucede en las monedas comunitarias», refiere Castro. 

PGR investiga el túnim

En 2011, el Banco de México (Banxico) solicitó a la extinta Procuraduría General de la República (PGR) que investigara si los usuarios del túnim incurrían en un delito federal al supuestamente sustituir la moneda oficial —el peso— por la alternativa comunitaria. Los socios y fundadores respondieron que se trataba de un acuerdo civil, de uso libre y voluntario

El asunto quedó zanjado y más allá de ese incidente, Castro dice que no han tenido más hostigamiento por parte del gobierno federal, estatal o municipal.

Difícil implementar una persecución cuando «todo funciona de nuestros propios bolsillos, no depende de un gobierno, sino de los propios socios y de la solidaridad ciudadana», apunta el académico de la UVI. 

Actualmente, hay unas diez monedas comunitarias, de acuerdo con Castro. Para el académico, la implementación del túnim destaca porque se basa en dos principios que chocan con el sistema capitalista: la confianza y la solidaridad. 

Después de once años de ver un sueño hecho realidad, Castro concluye que la implementación del túnim en México ha sido «una utopía realizable».

Imagen: Facebook Moneda Túmin

Más información:

Vídeo: ¿Qué significa el Túmin en San Cristóbal de Las Casas?

El Túmin toma cada vez más fuerza en la economía local en el Valle de Jovel, cada mes se realiza un tianguis de economía solidaria promoviendo el consumo local. El año pasado se cumplieron 10 años de la creación de esta moneda en Veracruz, para celebrarlo se realizó un tianguis especial donde se entrevisto a la gente para conocer su opinión sobre el túmin y el proceso de adaptación de la moneda en la ciudad. Conoce su opinión a través de este video.

La moneda comunitaria “Túmin” es un instrumento de papel moneda de 1, 5, 10 y 20 Túmin para facilitar el intercambio y dinamizar la circulación de nuestros productos y servicios entre los barrios, las colonias y los pueblos, entre la zona urbana y rural. Es para completar el gasto familiar con el fin de cubrir las necesidades, para mantener nuestras fuentes de ingresos y empleos, para que la riqueza y los beneficios sean para nosotros y se queden entre nosotros y nosotras; pero también para incrementar los lazos de confianza y solidaridad.

Si quieres conocer más sobre el Túmin en San Cristóbal, los proximos tianguis y los socios tumista visita el grupo de Facebook «Túmin San Cristobal«.

Más información:

Video Túmin en Chiapas, Economía Solidaria

Hoy se cumplen 10 años de la creación del Túmin en Espinal, Veracruz. La moneda comunitaria “Túmin” es un instrumento de papel moneda de 1, 5, 10 y 20 Túmin para facilitar el intercambio y dinamizar la circulación de nuestros productos y servicios entre los barrios, las colonias y los pueblos, entre la zona urbana y rural. Es para completar el gasto familiar con el fin de cubrir las necesidades, para mantener nuestras fuentes de ingresos y empleos, para que la riqueza y los beneficios sean para nosotros y se queden entre nosotros y nosotras; pero también para incrementar los lazos de confianza y solidaridad.

Surgió en 2010 en el municipio de Espinal, Veracruz, y actualmente se extiende en 20 estados de la República mexicana. Es un Mercado Alternativo de Economía Solidaria de carácter autogestivo y comunitario que se basa en la confianza y el respeto.

Les compartimos este vídeo sobre el Túmin en Chiapas y en especial en San Cristóbal de Las Casas, donde la gente se organiza para realizar mensualmente un tianguis en diferentes partes de la ciudad y donde cada vez más productoras, productores, comerciantes y prestadores de servicios se unen al Túmin.

Para celebrar este décimo aniversario se realizará un tianguis este domingo 14 de noviembre a partir de las 10 de la mañana en la Plazuela de San Ramón.

Si gustan saber más sobre el Túmin en San Cristóbal y los tianguis que se realizan pueden unirse al grupo en facebook «Túmin San Cristóbal«.

Más información:

El Escaramujo 108: LA MONEDA COMUNITARIA “TÚMIN”, X Aniversario de la Economía Solidaria

Los “Escaramujos” son documentos de análisis producidos por Otros Mundos A.C. Les presentamos el último número de la colección, esperando les sirva para sus trabajos en defensa de los territorios. (Ver todos los números del Escaramujo)  

>>Descargar Escaramujo en pdf<<

En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el Mercado Alternativo y de autogestión se extendió a partir de septiembre por los barrios contagiando la solidaridad. Pareciera que llegó tarde, ya que durante los meses del confinamiento provocado por el COVID-19 hubiera tenido un gran impacto para el sostenimiento de las economías familiares y los empleos locales. Sin embargo, los barrios ya se preparan para enfrentar otros confinamientos.

Luego de talleres, reuniones y asambleas, se han logrado establecer más de diez puntos de información donde los socios y socias del Túmin fungen como enlaces en sus barrios y colonias encargados de promover, inscribir e impulsar la moneda comunitaria en sus zonas, así como de preparar y organizar los tianguis del túmin donde corren los productos, los servicios, la solidaridad y la amistad entre las y los tumistas. En dos meses se sumaron tumistas que ofrecen pan, café, miel, granola, tacos, donas, alimentos preparados, medicina tradicional, mole, huevo, verduras, frutas, artesanías, cacao, ropa, joyería y abarrotes entre otros muchos productos. También proveedores de servicios como dentista, médico, carpintero, balconero, sastre, electricista, pintor, albañil, taxista, transportista, renta de locales, clases de regularización de materias, de música o de idiomas, papelería, restaurante, cafetería, etcétera. Se organiza ya un tianguis mensual, se elabora un directorio, grupos de chat, página de Facebook “Túmin San Cristóbal” y otras herramientas para difundir la confianza y la solidaridad.

La moneda comunitaria “Túmin” fue creada el 6 de Noviembre de 2010 cuando se inscribió a este sistema solidario la primera persona en la comunidad de El Espinal, Veracruz. Por ello, San Cristóbal se prepara para festejar en Noviembre 2020 el X Aniversario del Túmin.

¿QUÉ ES EL TÚMIN?

El Túmin es un instrumento de papel moneda de 1, 5, 10 y 20 Túmin para facilitar el intercambio y dinamizar la circulación de nuestros productos y servicios entre los barrios, las colonias y los pueblos, entre la zona urbana y rural. Es para completar el gasto familiar con el fin de cubrir las necesidades, para mantener nuestras fuentes de ingresos y empleos, para que la riqueza y los beneficios sean para nosotros y se queden entre nosotros y nosotras; pero también para incrementar los lazos de confianza y solidaridad.

Surgió en 2010 en el municipio de Espinal, Veracruz, y actualmente se extiende en 20 estados de la República mexicana. Es un Mercado Alternativo de Economía Solidaria de carácter autogestivo y comunitario que se basa en la confianza y el respeto.

El Túmin evita que nuestra economía se estanque frente a los grandes supermercados transnacionales. El Túmin no se acapara, no se estanca, no se devalúa, no se especula. El Túmin nos invita a moverlo, a danzarlo de mano en mano entre productores y productoras. El valor de nuestros productos respaldan al papel moneda que se nos entrega gratuitamente. Por ello, el Túmin no es un vale asistencialista que se reparte a un consumidor, y por ello no circularía; sino que representa productos y trabajo al servicio de la comunidad. Entre más lo usamos menos se acaba, a nadie nos conviene guardarlo y a todas y todos nos conviene que circule, por eso decimos que el Túmin es dinero sustentable, es una moneda autónoma que nos hace más independientes.

Al usar el Túmin se invierte en la comunidad y la comunidad lo invierte en mí. La autonomía será mayor cuando en este Mercado Alternativo se sumen más proveedores locales de distintos productos y servicios. Frente a los confinamientos sanitarios y la crisis económica, el Túmin se vuelve la moneda alternativa de sobrevivencia con solidaridad y confianza.

Con el Túmin también se facilita y favorece el trueque y otras formas de intercambio de la Economía Solidaria. El Túmin favorece la autonomía de los territorios rurales y urbanos. Fortalece la riqueza propia en beneficio colectivo porque se queda y circula en la comunidad y no se fuga a los grandes supermercados, o a las grandes trasnacionales.

Con el Túmin, nadie pierde y todos ganan. Con sus tianguis es un espacio también de reencuentro, de alegría, de confianza, de ganas de vernos y de relacionarnos, de cercanía y sobrevivencia colectiva, todo eso que el capitalismo pretende arrebatarnos.

En el Túmin cabemos todas y todos. Y es responsabilidad del tumista lo que vende. En el Túmin no se discrimina a nadie por raza, etnia, religión, opción política, organización, orientación sexual; ni por clase, nacionalidad, producto o servicio que se ofrezca. Porque en el Túmin es más importante la productora y el productor, que el producto. En el capitalismo lo más importante es el producto, su precio, y se hace de la marca o de la mercancía un fetiche, algo muy exclusivo solo para algunos, o que lo puede adquirir quien tenga mucho dinero. En el Túmin, la persona es más importante, y con ello recomponernos en el tejido social, comunitario y barrial ayudándonos de manera solidaria.

Esta pequeña moneda es grande, y hace grande a los pueblos. Nos ayuda a ser conscientes del funcionamiento especulativo del sistema bancario y financiero. Con el Túmin recuperemos la solidaridad y la confianza que el capitalismo nos pretende secuestrar. Con el Túmin combatimos esa frase de “Hoy No Fío, Mañana Tampoco”, a “Hoy Sí Con-fio, ¡Mañana “Tumbién!”

Combatimos también esa frase de “No mezclar la amistad con los negocios”, porque con el Túmin, la sobrevivencia colectiva es amistad, confianza y solidaridad.

¿COMO FUNCIONA EL TÚMIN?

El funcionamiento es muy sencillo. Se entregan de manera gratuita 500 Túmin que equivalen a 500 pesos mexicanos. Un túmin es igual a un dólar, a un euro, a la unidad de cualquier otra moneda extranjera, o a una hora de cualquier tipo de trabajo ya sea manual o intelectual. Porque con el Túmin nos acercamos a la justicia porque nos hace iguales y reivindica con dignidad todo tipo de trabajo.

Quien los recibe debe ser una productora o un productor o un prestador de servicios. Se le inscribe y participa en el Directorio para darse a conocer por medio de las redes sociales u otras formas de difusión. Hay alguna persona Enlace cerca de ti con quien te puedes inscribir y quienes te proporcionará la moneda del Túmin, un pequeño reglamento, y si hay posibilidades también un póster, un tríptico, una calcomanía de “Se aceptan Túmin” o “Pide Túmin de Cambio” para ponerlo visible en tu establecimiento, negocio o vehículo o cualquier medio de transporte.

¿QUIEN PUEDE RECIBIR TÚMIN?

Todas aquellas personas que ofrezcan un bien o un servicio en el barrio, colonia o comunidad para ayudarnos mutuamente. Por ejemplo, quien vende pasteles, elotes, paletas, papitas, ropa, libros, tacos, quesadillas, gorditas, arroz, cacao, frijol, maíz, bebidas preparadas, plantas, miel, queso, café, artesanías, regalos, huevo, chiles, semillas, pan, alimentos orgánicos o preparados, frutas, carne, piñatas, medicina tradicional, etcétera.

También los servicios como taxi, panadería, sastrería, carpintería, alfarería, eléctrico, albañil, costureras, zapaterías, estéticas, ferretería, papelería, pintor, balconería, herrería, jardinería, hotel, restaurantes y fondas, tiendas de abarrotes, renta de sillas y mesas, peluquería, cuidado de enfermos o personas mayores, torno, mecánico, vulcanizadora, agua purificada, imprenta, enfermería, doctoras, servicios religiosos en las Iglesias, clases de yoga o de algún deporte, reparación de bicicletas, trabajo doméstico, lavado de ropa, entre otras muchos. O quien da clases de regulación de materias, quien pasea perros o arregla celulares, lavadoras, planchas, refrigeradores o máquinas

El Túmin permitirá que los negocios y las actividades económicas en los barrios y en las comunidades sobrevivan de manera solidaria con el apoyo de todas y de todos. Con el Túmin disminuimos la necesidad de conseguir más dinero para obtener lo que necesitamos.

En el Túmin no hay ninguna condición, ninguna coerción, ninguna penalización. La persona entra cuando quiere y sale cuando lo desee regresando los tumins que le fueron entregados. Pero sólo hay un compromiso: aceptar como mínimo el 10% en moneda túmin por tu producto o servicio. No significa aumentar un 10% en moneda túmin a tu producto o servicio, sino restarle el 10% para ser cobrado en la moneda solidaria del túmin.

El cobro del 10% en moneda túmin puede aumentar hasta el 100%, depende de la voluntad y necesidad del tumista que vende, y puede bajar cuando lo desee, pero nunca por debajo del 10%. Este es el principio de la confianza en la Economía Solidaria. En el Túmin puede ofrecerse mejores precios en comparación con la venta solo en pesos mexicanos.

Se puede dar Túmin de cambio recomendando que no sea mayor al costo del servicio recibido o producto comprado. El vendedor puede preguntar si el comprador acepta túmin de cambio o el comprador pedir que le den túmin de cambio, aunque no sea socia o socia del Túmin. A nadie obliga dar o recibir túmin de cambio. Es voluntario. El Túmin es válido al portador, aunque no seas productor o productora o vendedor o vendedora de servicios, aunque no seas socia o socio del túmin, porque lo puedes solicitar de cambio para adquirir productos o servicios que aceptan túmin, o porque lo puedes donar a algún familiar o amistad.

Lo más importante en la Economía Solidaria del Túmin es el Productor/a, la persona, la solidaridad, la ayuda mutua, no el producto. Nos importa más la solidaridad, la organización, la toma de consciencia, la ayuda mutua, la sobrevivencia colectiva, la unidad, aprender otra lógica de mercado. Si de esa consciencia nace otra actividad productiva, pues mejor. Si el día de mañana alguien logra salir del sistema y producir algo sustentable, orgánico, que impacte menos al medio ambiente y la salud, será parte de este proceso de tomar consciencia por el que transitamos todos y todas. Por ello, el Túmin es una moneda solidaria, alternativa, viva, sustentable, autogestiva, pero de transición. El Túmin no cambiará todo el capitalismo, pero será una puerta de entrada para construir otros mundos posibles que, sin la solidaridad, no se podrá lograr.

La moneda comunitaria del Túmin no se vende, no se especula, no es mercancía, no genera intereses, no se devalúa, sino un instrumento de solidaridad y de transición. La moneda comunitaria no es para resolver todos los problemas del capitalismo, sino para iniciar a resolverlos.

El Túmin vale en todos los sitios y estados del país donde circula, y de la misma manera se aceptan los túmins de otros estados que tienen otros diseños. No hay voceros en el Túmin, todos y todas las socias podemos hablar y representar el espíritu de la moneda comunitaria en cualquier espacio. Dar charlar, promover, invitar, etc.

Cada Colectivo, Colonia, Barrio o Comunidad puede organizarse como desee para impulsar el Túmin por medio de ferias, tianguis, difusión por cualquier medio, grupos de Whatsapp, etcétera. También se pueden organizar actividades del túmin por sectores, productores o temáticas. El Túmin es libre, es de la gente, es para resolver necesidades básicas.

¿QUÉ SIGNIFICA ‘TÚMIN’?

Alrededor del año 300 antes de Cristo, en la Antigua Grecia, existió una moneda de plata llamada “Dracma”, palabra que proviene del verbo griego “empuñar”, “agarrar”, porque esta moneda equivalía al peso en plata de 6 óbolos que eran 6 barras de metal largas y finas que cabían en el puño de la mano.

Posteriormente, los árabes derivaron la palabra “Dracma” en “Adarme”. Y a un ochavo de “adarme” le llamaron “tumn” o “tumni”, que equivalía al valor más pequeño.

Más tarde, en España le llamaron “tomin” que también significaba el valor más ínfimo y equivalía a la tercera parte del Adarme y a la octava de la moneda “Castellano”. El “tomin” fue una medida de peso equivalente a poco más de medio gramo de oro (0.596 gramos) o a 12 granos.

En el virreinato de Nueva España, la primera moneda autóctona acuñada en 1536 fue el peso de oro de Tepuzque, cuyo nombre sería la versión castellanizada de Teputzli, cobre en lengua náhuatl. Este peso equivalía a 272 maravedíes, a 8 Reales de plata, y cada Real equivalía a un Túmin.

La unidad de peso para metales preciosos fue el equivalente a unos 230 gramos. En el caso de las piezas de oro, sus divisores eran el castellano, el tomín y el grano. En cuanto a la plata aparecían la onza, equivalente a 1/8 de marco o 28,75 gramos; y el tomín de plata, de 1/384 o 0,559 gramos. Alrededor del año 1600 el Rey Felipe III acuñó una moneda de cobre llamada un ochavo que equivalía a un octavo de onza y que dejó se usarse alrededor de 1850. En aquel tiempo una onza castellana equivalía a 28.75 gramos o a 576 granos.

Así, durante la colonia se hace referencia a diversas monedas: pesos de oro, maravedíes, tomín, ducados, doblones, reales, dineros, sueldos, escudos (conocidos también como patacas), doses y tostones (monedas de 4 reales) muy comunes en Chiapas.

El “Tomin” que tiene origen en los griegos y que pasó a los árabes, luego a los españoles y por ahí a nuestro continente, llegó a ser parte de las culturas americanas y del vocabulario náhuatl. Por eso “Túmin” significa dinero en náhuatl, en totonaco y en purépecha. Y en tzeltal significa algodón, porque los tributos que se pagaban durante la colonia al gobernante o tlatoani antes de la colonia, fueron adoptados por los españoles introduciendo las equivalencias de sus monedas, combinadas con los pagos en especie que ya se hacían. Por ejemplo, según el Códice Otlazpan, cada 80 días una persona que contaba con un terreno para sembrar de 800 por 20 brazas, debía pagar 4 tomines más dos cargas de leña, además de un guajolote al año.

Mientras la cantidad de guajolotes y de leña era fija para todos, la del Tomin y el cacao aumentaban con el tamaño de la parcela. En parte, esto explica por qué nuestros antepasados comenzaron a pelear por el oro y la plata acuñados en monedas: para poder pagar sus tributos. Pero también explica, quizá, de dónde vienen las costumbres que hoy subsisten para efectuar pagos mediante la leña, como hoy en Santiago Tinguistenco, Estado de México; sólo que aquí es al modo mexicano y no al modo colonial: no para someter unos a otros, sino para intercambiar productos y generar vida comunitaria.

Otras fuentes refieren que el túmin era el impuesto que pagaban los indígenas en el Perú con destino al sostenimiento de hospitales. Para los pueblos originarios Incas, túmin o tumis eran las navajas ceremoniales que se usaban en los siglos XV y XVI durante los festivales para el sacrificio de las llamas con el fin de agradecer al sol por las cosechas. Actualmente existe el poblado Tumina en la provincia de Estado Miranda, Venezuela, y el pueblo Los Tumines (Poblado de los Ates) en el Municipio Ario, Michoacán, México.

Hoy, muchas formas de colonización han cambiado, pero el mundo entero sigue peleándose por el dinero para pagar los tributos que ahora se llaman intereses e impuestos. En el corazón del mundo financiero, Wall Street, los propios norteamericanos protestan por la nueva esclavitud a las tarjetas bancarias, pues también en los Estados Unidos –y allá mucho más que aquí– viven peleándose por el dinero.

Por ello, más de 5 mil monedas comunitarias circulan en el mundo para salirse de estos esquemas de dominio. Y con el TÚMIN, con esta humilde moneda, la de menor valor, que equivalía a la cantidad o porción mínima de algo, los indígenas comerciaban entre sí. Hoy, el TÚMIN es una pequeña moneda en papel que hace maravillas, milagros, que mantiene viva la vida económica de la comunidad basada en la solidaridad y la confianza que el capitaliso nos pretende arrebatar.

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Más Escaramujos:

Lunes 14 de septiembre, 6 pm, Conversatorio: El Túmin en Chiapas

Otros Mundos A.C.

Invita al conversatorio:

“El Túmin en Chiapas”

Economía solidaria, una alternativa en tiempos de crisis y covid

Lunes 14 de septiembre de 2020, a las 18.00h en FORO CULTURAL KINOKI, Calle Belisario Domínguez #5 A, esquina con Real de Guadalupe, Zona Centro, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México

ENTRADA LIBRE

Economía solidaria, una alternativa en tiempos de crisis y covid.

¿Qué es el Túmin?

Túmin significa dinero en lengua tutunakú. Y desde 2010 es también un pequeño billete, tipo papel moneda. Equivale uno a uno con el peso mexicano y con cualquier moneda, en denominaciones de 1T, 5T 10T y 20T. De uso universal, válido al portador y por quien lo quiera recibir, en cualquier momento.

¿Para qué surgió?

El Túmin se creó por maestros de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), para facilitar el intercambio de productos y servicios, y fomentar la economía local. Esto, debido a la falta de dinero y ante la invasión de grandes tiendas transnacionales.

Más información:

Sábado 5 de septiembre, 12 pm, Conversatorio: El Túmin en Chiapas

Otros Mundos A.C.

Invita al conversatorio:

“El Túmin en Chiapas”

Economía solidaria, una alternativa en tiempos de crisis y covid

Sábado 5 de septiembre de 2020, a las 12.00h en FORO CULTURAL EL PALIACATE, Avenida 5 de Mayo #20, Zona Centro, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México

ENTRADA LIBRE

Economía solidaria, una alternativa en tiempos de crisis y covid.

¿Qué es el Túmin?

Túmin significa dinero en lengua tutunakú. Y desde 2010 es también un pequeño billete, tipo papel moneda. Equivale uno a uno con el peso mexicano y con cualquier moneda, en denominaciones de 1T, 5T 10T y 20T. De uso universal, válido al portador y por quien lo quiera recibir, en cualquier momento.

¿Para qué surgió?

El Túmin se creó por maestros de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), para facilitar el intercambio de productos y servicios, y fomentar la economía local. Esto, debido a la falta de dinero y ante la invasión de grandes tiendas transnacionales.

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