Compartimos la siguiente nota informativa publicada en Pie de Página- A 29 de noviembre de 2019
La construcción del Tren Maya podría fragmentar los hábitats de ocho áreas naturales protegidas de cinco estados, advierten investigadores de distintas disciplinas. Dio inicio la fase informativa en 15 asambleas regionales de la consulta del proyecto
Texto: Daliri Oropeza
Foto: Lucía Vergara
El diagnóstico: impacto en ríos subterráneos, cenotes, selvas, humedales, manglares, palmares y arrecifes de 8 áreas naturales protegidas. Es el resultado de la investigación de un grupo multidisciplinario sobre los efectos del Tren Maya, en el marco de la consulta que se llevará a cabo en cinco estados: Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco y Chiapas.
De acuerdo con cuatro instancias de gobierno, Fonatur, INPI, Segob [1] y Presidencia, el proyecto contempla una ruta de 1,460 km, con 18 estaciones. Con ello, servicios de transporte para pasajeros locales, turistas y carga. Estiman una inversión120 mil millones de pesos para la construcción del tren. Trazan su viabilidad en 4 ejes, medio ambiente, ordenamiento territorial, desarrollo económico y patrimonio cultural.
Tanto Fonatur (oficina encargada del proyecto) como el INPI aseguran que en medioambiente, buscarán proteger los recursos hídricos y acuíferos, en particular cenotes y ríos subterráneos y respetar las reservas ambientales aunque no detallan cómo. Proyectan 18 “polos de desarrollo”, entre ellos Calakmul en el corazón de la reserva.
Sobre el ordenamiento territorial, hablan de llevar a cabo procesos de planeación con participación ciudadana, pero no dicen si van a comprar tierras o van a expropiar. Hablan del derecho de vía ya existente, pero eso solo está en una parte de la ruta.
Del desarrollo económico dicen que es prioridad facilitar el acceso a los mercados laborales y “generar nuevas oportunidades económicas”. En cuanto al patrimonio cultural, dicen que es prioridad “facilitar el acceso a múltiples zonas arqueológicas y poblaciones de valor turístico” .
El efecto barrera lo provocarían al intervenir la selva. Esto deriva en perdida de hábitat provocado por desmonte, entonces los animales se desplazan, puede pasar atropellamiento de fauna y efecto de atracción hacia zonas urbanas por búsqueda de alimento.
En el equipo de investigación están la antropóloga Giovanna Gasparello, la pedagoga Violeta Núñez, el periodista Jaime Quintana, la historiadora Eliana Acosta, el biólogo David Jiménez, el antropólogo Antonio Machuca, y de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya, Heber Uc.
Ellas enlistan los ocho territorios protegidos en el trazo del Tren Maya:
- Parque Nacional Palenque, Chiapas
- Área de Protección Cañón del Usumacinta, Tabasco
- Reserva de la Biosfera de Calakmul, Campeche
- Reserva de la Biosfera Los Petenes, Campeche
- Área de Protección Yum Balam, Quintana Roo
- Área de Protección Manglares de Nichupté, Quintana Roo
- Reserva de la Biosfera Sian Ka’an, Quintana Roo
- Área de Protección Uaymil, Quintana Roo
Una nueva consulta…
Nunca antes se había hecho una consulta de este tipo en la región Maya. De acuerdo con las cuatro instancias de gobierno federal, es un proceso de consulta que contempla tres fases a lo largo de un mes: difusión de información, fase deliberativa y un ejercicio participativo con votación y urnas a la que denominaron fase consultiva.
Dentro de la etapa de difusión e información, que inició desde el 15 de noviembre, este 28 comenzó la fase informativa realizada a través de 15 asambleas regionales. A partir del 30 iniciará la fase deliberativa para desembocar en la fase consultiva de votación en urnas el 14 de diciembre.
La etapa de difusión e información inició desde el 15 de noviembre. La fase informativa inició el 28 de noviembre, realizada a través de 15 asambleas regionales. A partir del día 30 de noviembre iniciará la fase deliberativa, para desembocar en la fase consultiva de votación en urnas el 14 de diciembre.
a dinámica de la consulta fue anunciada en una conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Habitantes de la región han expresado confusión sobre el proceso de consulta y la falta de información tanto de la dinámica de la propia convocatoria, como detalles del proyecto.
Por su parte, aún sin haber consulta, el titular de Fonatur Rogelio Jiménez Pons anunció el 9 de agosto a las empresas ganadoras de la licitación para construir el tren: el consorcio integrado por SENERMEX Ingeniería y Sistemas, S.A. de C.V., Daniferrotools, S.A. de C.V., Geotecnia y Supervisión Técnica, S.A. de C.V. y Key Capital, S.A.P.I. de C.V.
Jiménez dijo que esto integra la ingeniería y diseño de diversos estudios y proyectos: cartografía, topografía, geología, geotecnia, geofísica, trazo geométrico, terracerías, estructuras, obras inducidas, entre otros.
Para garantizar los derechos de consulta, de acuerdo con la el Convenio 169 de la OIT, debe haber consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas. Pero ya estaba la licitación antes de que los pueblos definieran si les interesa el proyecto.
Detalle de los impactos
El proyecto, de acuerdo con los investigadores, además de implicar la deforestación de la selva, la venta de tierras, el cambio de uso de suelo y la especulación inmobiliaria, conlleva la penetración de una lógica de mercado que privatiza la tierra y la vida.
Aseguran que esto afectará las propias formas de valoración de los pueblos indígenas, “los cuales por cientos de años con sus saberes y prácticas ancestrales han sabido cuidar y conservar, y hacer del Sureste una de las regiones con mayor riqueza y diversidad biológica y cultural del país”.
Los investigadores advierten que el Tren Maya implica un “reordenamiento territorial que podría cambiar profundamente las formas de vida de la población indígena y campesina en la región”. A través de los llamados “polos de desarrollo” se edificarán ciudades para abastecer las necesidades turísticas como hoteles, restaurantes, centros comerciales, mano de obra, explican.
El equipo de investigadores muestra preocupación por varios puntos, el primero es que el proyecto está a cargo de Fonatur:
“Fonatur no es una institución destinada al desarrollo de servicios sociales o de infraestructura pública. Se trata de una instancia intermediaria entre el Estado (que ‘posee’ la tierra y la riqueza natural, paisajística y cultural ofrecida en el mercado turístico) y los empresarios (que tienen el capital para invertir en hoteles e infraestructura turística)”.
También expresan:
“Sólo 30 por ciento de los habitantes de los estados por donde cruza el tren tienen acceso al agua, y este impacto se va volver más grave porque no hay una estrategia de potabilización del agua ni de alcantarillado o de tratamiento de aguas residuales”.
Sobre el agua, los investigadores cuestionan qué pasará en Calakmul ya que actualmente no hay agua suficiente para la población: ¿de dónde se abastecerán de agua si imponen el proyecto?
Las entidades donde cruzará el Tren Maya -Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán- albergan 63.6 por ciento de la superficie de manglar.
Los investigadores advierten además sobre la contaminación de cenotes, grutas, impactados por turismo:
“El proyecto del tren amenaza los ecosistemas y hábitats de las especies endémicas como el jaguar, puma, tapir, pecarí de labios blancos, saraguato de manto, mono araña, zopilote rey, águila elegante y pavo ocelado”.
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