Wikileaks filtra sobre el TPP capítulo ambiental

Amagan empresas de EU ecología de 12 naciones

Wikileaks filtra sobre el TPP capítulo ambiental

-No define medidas estrictas ni sanciones para proteger los recursos naturales
-El borrador omite acciones que afectan significativamente el cambio climático
-El acuerdo dejaría las decisiones en esa materia a los respectivos gobiernos
-Negociaciones soslayan protección a recursos naturales
-No hay protecciones ambientales obligatorias. «Queda claro que las mayores empresas estadunidenses continúan mandando en la negociación del ATP»


Angélica Enciso y Tania Molina. Periódico La Jornada

El borrador del capítulo ambiental del Acuerdo Transpacífico (ATP) no define medidas estrictas para la protección de los recursos naturales, deja de lado acciones contra el cambio climático, establece un comercio de recursos genéticos de la diversidad biológica y pretende que no se utilice el medio ambiente como barrera comercial, según el más reciente texto de la negociación correspondiente, la cual se efectúa en secreto entre 12 países, entre ellos México, desde marzo de 2010.

Por lo que se desprende del documento (wikileaks.org/tpp-enviro), entregado por Wikileaks a tres medios, entre ellos a La Jornada en exclusiva para el mundo de habla española, el ATP dejaría a los gobiernos integrantes las decisiones en materia ambiental, de acuerdo con sus leyes nacionales y los acuerdos internacionales que han suscrito, sin definir estándares específicos para la protección ambiental. Ello contrasta con los estrictos mecanismos fijados en el capítulo de propiedad intelectual, en los cuales se establece un panel internacional para dirimir las disputas, cuyas decisiones deberán ser acatadas por las partes del acuerdo, aun si contravienen sus legislaciones locales.

Amistoso endulzante

Julian Assange, fundador de Wikileaks, opinó sobre el documento: «Se esperaba que el capítulo ambiental del ATP fuera un amistoso endulzante público que compensaría lo amargo del resto del texto, pero es un ejercicio de relaciones públicas sin dientes. No hay protecciones ambientales obligatorias. Al compararlo con el capítulo de propiedad intelectual, que mandata sanciones penales y otras intervenciones, queda claro que las mayores empresas estadunidenses continúan mandando en la negociación del ATP».

El documento confirma que para Estados Unidos la biodiversidad y el cambio climático –que forman parte del acuerdo– no son temas prioritarios. El antecedente de la posición estadunidense es su negativa a suscribir el Convenio de Diversidad Biológica y a ratificar el Protocolo de Kyoto. Este último incluía compromisos para la reducción de emisiones de gases de efectos invernadero.

Los países que negocian el ATP son: México, Estados Unidos, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, los cuales generan 35 por ciento de la producción mundial. El gobierno mexicano se incorporó a la negociación durante la última etapa del gobierno de Felipe Calderón.

Este capítulo es resultado de las negociaciones que los representantes de esas naciones llevaron a cabo en Salt Lake City, Utah, en noviembre pasado. Después de esa ronda se efectuó otra reunión en diciembre, en Singapur, sin que se reportaran avances significativos. Corea del Sur ha mostrado interés por unirse al ATP y sostuvo pláticas preliminares con algunos de los países participantes, reportó The Wall Street Journal (http://on.wsj.com/1j31vZq).

“El informe de avances (http://bit.ly/1a5f2gn) detalla que el borrador del texto consolidado muestra que las partes ya alcanzaron acuerdos en muchos puntos, pero que se necesita más para arribar a un texto final”, señala Wikileaks. «Las principales áreas en disputa incluyen el papel de ese convenio respecto de otros acuerdos ambientales multilaterales y el proceso de resolución de disputas».

Entre los objetivos que el capítulo ambiental se plantea está la promoción del comercio solidario y políticas ambientales con altos niveles de protección, así como el cumplimiento efectivo de las leyes, pero deja a cada país estas medidas de acuerdo con lo que fijan las legislaciones nacionales, aunque precisa: «Las partes reconocen que es inapropiado determinar o utilizar sus leyes ambientales y otras medidas a manera de restricción encubierta de comercio o inversión entre las partes». Éstas, agrega, reconocen la soberanía de cada país para establecer sus niveles de protección ambiental y prioridades, así como para definir, adoptar o modificar sus legislaciones y políticas.

El capítulo SS.9 plantea mecanismos voluntarios para mejorar el desempeño ambiental y propone determinar incentivos basados en el mercado y el intercambio de información. Afirma: «Las asociaciones público-privadas pueden contribuir al logro y mantenimiento de altos niveles de protección ambiental, complementado con medidas regulatorias nacionales». Agrega que las partes reconocen que esos mecanismos podrían ser diseñados para maximizar los beneficios ambientales y evitar las innecesarias barreras comerciales. Así, de acuerdo con la legislación interna, cada nación fomentará los mecanismos voluntarios para la protección de los recursos naturales y ambientales en su territorio.

Este apartado consta de 18 artículos. De los múltiples temas ambientales, sólo se abordan biodiversidad, cambio climático, el Protocolo de Montreal, especies invasoras, pesquerías y conservación y comercio. Se soslayan rubros como la contaminación ocasionada por las empresas mineras, el comercio de residuos peligrosos y el uso del agua.

En el ATP (también conocido como TPP, por sus siglas en inglés) están incluidos México y Perú, dos de los países con mayor biodiversidad del planeta, tema al que el acuerdo dedica el artículo 13. Indica que las partes están interesadas en fomentar la conservación y sustentabilidad de la diversidad biológica y «compartir de manera justa y equitativa los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos», participación que debe ser en condiciones mutuamente acordadas.

Señala que las naciones se comprometen a mantener el conocimiento, las innovaciones y las prácticas de indígenas y comunidades locales que sean relevantes para la conservación y uso sustentable de la diversidad biológica, así como a fomentar la distribución equitativa de los beneficios derivados del uso de su conocimiento, innovaciones y prácticas.

Hay que recordar que en México, a finales de la década de los 90, se establecieron convenios de bioprospección –búsqueda de organismos en la naturaleza que pueden tener valor comercial–, como el de la Universidad Nacional Autónoma de México y la empresa Diversa, con la cual, en territorio nacional, se recolectarían plantas, de las cuales se extraía su ADN para fines comerciales. Otro fue el de ICBG-Maya (Investigación Farmacéutica y Uso Sustentable del Conocimiento Etnobotánico y la biodiversidad en la región maya de los Altos de Chiapas) entre la empresa Molecular Nature, con sede en Gales, y el Colegio de la Frontera Sur; con éste se buscó encontrar fármacos en hongos y plantas. Ambos acuerdos fueron cuestionados por organizaciones y ambientalistas, porque no tomaron en cuenta a las comunidades locales.

Sobre el tema, el capítulo ambiental indica que los países reconocen que el acceso a los recursos genéticos, cuando se conceda, debe ser sometido al consentimiento previo informado de la parte que provee los recursos, «a menos que de otro modo lo determine la parte». También estipula que se admite la importancia de la consulta y participación pública «que establezcan las leyes y políticas nacionales en materia de conservación y sustentabilidad de la diversidad biológica».

Abunda que las partes «se comprometen a fortalecer los esfuerzos de cooperación en áreas de interés mutuo relacionado con la diversidad biológica. La cooperación puede incluir la conservación y sustentabilidad de la diversidad biológica, la protección y mantenimiento de los ecosistemas y los servicios que proveen, y la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos, incluido un acceso adecuado a ellos».

En el artículo SS.15, dedicado a comercio y cambio climático, los negociadores reconocen que es un problema global que requiere acciones colectivas. Expresan la importancia de implementar las acciones de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

Pesquerías

Otro tema es el de las pesquerías, en el que se da por hecho un manejo inadecuado y se advierte que los subsidios contribuyen a la sobrepesca y a rebasar la capacidad de captura, así como a la actividad ilegal, por lo cual se propone su eliminación. Cada nación procurará determinar un sistema que regule la pesquería, evitar la sobrepesca y permitir la recuperación de especies. Este sistema deberá basarse en las prácticas internacionales reconocidas para el manejo pesquero.

El sistema de manejo fijado por cada país estará basado en las mejores evidencias científicas disponibles para promover la conservación de tortugas y mamíferos marinos, con la puesta en práctica efectiva de medidas para la conservación.

En el apartado de bienes ambientales y servicios se reconoce la importancia del comercio y la inversión en estos rubros como medio para mejorar el rendimiento económico y hacer frente a los desafíos ambientales internacionales.

Con la entrada en vigor de este acuerdo cada parte, de acuerdo con su legislación, eliminará todos los derechos aduaneros en una amplia gama de bienes ambientales. Además, los gobiernos firmantes se esforzarán por hacer frente a las barreras potenciales al comercio que puedan ser identificadas por alguna de las partes.

El proyecto de acuerdo deja la puerta abierta a que se desarrollen proyectos de cooperación bilaterales o multilaterales en bienes y servicios ambientales para abordar el comercio mundial y los futuros desafíos ambientales.

El documento fue porporcionado a La Jornada, The New York Times (Estados Unidos) y Fairfax (Australia), así como al periodista neozelandés Nicky Hager.

Los desafíos de la Alianza del Pacífico. Soberanía regional o periferia de lujo

Los desafíos de la Alianza del Pacífico

Soberanía regional o periferia de lujo

Raúl Zibechi. ALAI AMLATINA

unasurDos proyectos de asociación regional se enfrentan en América del Sur: la Alianza del Pacífico y la UNASUR. Ambas son incompatibles, responden a intereses geopolíticos opuestos que colocan a cada uno de los países de la región ante una disyuntiva. Ya no quedan espacios ni para ingenuidades ni para distracciones.

“Existe una cierta tendencia en nuestras perspectivas integracionistas a sobrecargar de ideología las lecturas sobre los diferentes proyectos subregionales”, escribió Carlos Chacho Álvarez, secretario general de Aladi (Tiempo Argentino, 2 de junio de 2013). Por esa razón considera que contraponer la Alianza del Pacífico al Mercosur ampliado, “resulta claramente un signo negativo, cuando no un retroceso”. De todos modos, Álvarez apuesta por la Unasur y la Celac “como los dos proyectos más ambiciosos e integrales de la región”, que al excluir a Estados Unidos y Canadá enseñan también su costado ideológico. (1)

“El continente se dividió”, apunta el ex presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso en referencia al nacimiento de la Alianza del Pacífico (Valor, 30 de noviembre de 2012). “De alguna manera perdemos nuestra relevancia política en el continente que era incontestable”, añade. Cardoso cree que la salida para su país es “una negociación a fondo con los Estados Unidos”, a la que “siempre tuvimos miedo”.

Deslizándose por encima de los dos bloques, el presidente peruano Ollanta Humala recibió a principios de junio a Luiz Inácio Lula da Silva, en el marco del foro “10 Años de la Alianza Estratégica Brasil-Perú 2003-2013”, y señaló que en diez años “se ha avanzado mucho en la integración peruano-brasileña y sobre todo en el entendimiento de que es una alianza natural para poder integrar un bloque bioceánico Atlántico-Pacífico” (La Voz de Rusia, 6 de junio de 2013).

En el mismo acto Lula recordó que una década atrás fue muy criticado en su país por firmar el acuerdo de integración con Perú, pues las elites brasileñas consideran que sólo se alcanzaría el desarrollo en base a relaciones comerciales con Estados Unidos y la Unión Europea: “América del Sur no existía, ni América Latina, no existía África ni los países árabes, yo creía que se podía cambiar la geografía comercial y política del mundo si creíamos en nosotros mismos, pero no era un discurso fácil”, sentenció el ex presidente.

Lula apoyó su discurso en datos irrefutables: el comercio bilateral pasó de 650 millones de dólares en 2003 a 3.700 millones en 2012. Las inversiones privadas brasileñas en Perú ascienden a 6.000 millones de dólares y lanzó el desafío de exportar productos industriales y con elevada composición tecnológica con el objetivo de que ambas economías “puedan complementarse”. Conscientemente abordó el punto clave de cualquier proceso serio de integración.

Los TLC hilvanados

La Alianza del Pacífico nació en abril de 2001 con la “Declaración de Lima”, iniciativa del entonces presidente Alan García, entre cuatro países que tienen Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos: México, Colombia, Perú y Chile. El 6 de junio de 2012 se firmó el “Acuerdo Marco de Antofagasta” por los presidentes Sebastián Piñera, Juan Manuel Santos, Humala y Felipe Calderón. Panamá y Costa Rica fueron los primeros miembros observadores, a los que luego se sumaron España, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Uruguay, y en las siguientes cumbres se incorporaron Ecuador, El Salvador, Francia, Japón, Honduras, Paraguay, Portugal y República Dominicana.

Los defensores de la Alianza suelen decir que los cuatro países que la integran suman 200 millones de habitantes, representan el 55 por ciento de las exportaciones latinoamericanas y el 40 por ciento del PIB de la región. Dos destacados economistas de la región, el peruano Oscar Ugarteche y el brasileño José Luis Fiori, coinciden en analizar los procesos regionales como si fueran un juego de ajedrez, en el que la movida de una pieza por uno de los jugadores debe ir acompañada de una respuesta del otro contendiente adecuada al desafío recibido. Cuando se produjo el “golpe constitucional” que apartó a Fernando Lugo del gobierno, Paraguay fue separado del Mercosur y se le dio el ingreso a Venezuela. Del mismo modo debe interpretarse la creación de la Alianza del Pacífico: una respuesta a la creación de la Unasur encabezada por Brasil.

Cuando se formó la Alianza, Ugarteche sostuvo: “Los tres gobiernos sudamericanos del grupo (Chile, Colombia y Perú) tienen en común no haber firmado el acta de constitución del Banco del Sur, no tener acuerdos comerciales con el Mercosur vigentes, son observadores, tener TLCs firmados con Estados Unidos que aseguran arancel cero, lo que impide el acuerdo con el Mercosur cuyo piso es 5 por ciento, y carecer de un sector industrial nacional significativo” (Alai, 26 de abril de 2011). Su conclusión era que la Alianza es “un contrapeso a la influencia brasileña en Sudamérica” que “sirve no para competir sino para bloquear”.

Sin embargo, en un reciente artículo el economista sostiene que en los últimos tiempos “quien ha realizado los mejores movimientos ha sido sin duda la Alianza del Pacífico”, no tanto por sus propios méritos como por el notable estancamiento del Mercosur por el atasco en las relaciones entre Buenos Aires y Brasilia (Alai, 24 de abril de 2013). Entre esos avances figura el acercamiento del Paraguay pos Lugo. Así y todo, la Alianza debe sortear numerosas dificultades entre las que destacan la oposición de sectores del empresariado colombiano a un acuerdo que no les genera nuevas oportunidades sino “un detrimento de la balanza comercial y del empleo”.

Las dificultades de la integración

Los datos sobre inversión extranjera directa (IED) pueden tomarse como una radiografía de la región. La IED ha escalado de forma exponencial en América del Sur, pasando de poco más de 30.000 millones de dólares anuales en los primeros años de la década de 2000 a 143.000 millones en 2012. Se multiplicó por más de cinco, según el último informe de la CEPAL. (2)

Vale la pena destacar que los tres países andinos de la Alianza del Pacífico pasaron de recibir una IED de 11.000 millones de dólares al comenzar el siglo a percibir 58.000 millones. El mayor crecimiento de la región. Pero lo que revela el carácter de las economías nacionales es el sector al que se dirigen.

Chile es el segundo país en volumen de IED, con 30.000 millones de dólares en 2012, pero la mitad se invierte en la minería (49 por ciento) y un quinto en el sector financiero. Colombia recibió una IED de 15.800 millones de dólares, pero más de la mitad van a petróleo y minería. En Perú, que recibió 12.200 millones, sólo la minería absorbe bastante más de la mitad de las inversiones (quizá el 70 por ciento, aunque no hay datos).

En Brasil la relación es justamente la inversa: la industria manufacturera absorbe alrededor del 40 por ciento de las inversiones (decayendo del 47 a 38 por ciento en los últimos años) mientras las actividades extractivas concentran apenas el 13 por ciento. Esto quiere decir que el grueso de la inversión extranjera, de 66.000 millones de dólares (la cuarta del mundo luego de Estados Unidos, China y Hong Kong), se dirige a sectores que generan puestos de trabajo calificados y agregan valor a la producción.

Argentina tiene una situación intermedia entre Brasil y los países andinos. Luego de una década de fuerte retracción, la IED hacia Argentina creció un 27 por ciento en 2012 hasta alcanzar 12.500 millones de dólares. A fines de 2011 la composición sectorial de la IED acumulada en Argentina estaba concentrada en un 44 por ciento en la industria y un 30 por ciento en servicios.

Es cierto que toda la región sufre un proceso de desindustrialización como consecuencia de la competencia china. Pero los efectos son dispares: en algunos casos la dependencia de los bienes naturales es apabullante, convirtiendo a esos países en absolutamente dependientes de los precios de las commodities en las bolsas de valores y, muy en particular, de la evolución del mercado chino. Es posible que la mentada pujanza de la Alianza del Pacífico sea poco más que humo y se evapore cuando esos precios caigan.

Chile no es capaz de absorber productivamente los enormes flujos de IDE que recibe, toda vez que el 26% son reinvertidos inmediatamente fuera del país por las subsidiarias chilenas de empresas extranjeras. La CEPAL concluye que el país andino, colocado como modelo a seguir por buena parte de los economistas de la región, es apenas “una puerta de entrada para otros mercados latinoamericanos”.

Según Fiori los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico “son pequeñas o medianas economías costeras y de exportación, con escasísimo relacionamiento comercial entre sí, o con México”. El único país que tiene clima templado y tierras productivas, Chile, “es casi irrelevante para la economía sudamericana, además de ser uno de los países más aislados del mundo”, dice el economista brasileño.

Cree que la Alianza del Pacífico no tiene un futuro promisorio. Sus exportaciones son mayores que las del Mercosur, pero el comercio intrazona es ínfimo (dos por ciento del total exportado frente al 13 por ciento del Mercosur). En rigor, es una alianza comercial que no busca la integración.

El problema no radica tanto en las virtudes de la Alianza sino en los problemas que atraviesa el Mercosur. Por un lado, los cuatro países que lo crearon (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) exportan los mismos productos (básicamente soja y carne) a los mismos mercados. Con esa estructura de exportaciones no hay integración posible, que sólo puede forjarse sobre la base de la complementación productiva. Como apunta Fiori, desde la crisis de 2008 y a caballo de la expansión china, se han profundizado las características seculares de las economías sudamericanas que obstaculizan cualquier proyecto de integración: “El hecho de ser una sumatoria de economías primario-exportadoras paralelas y orientadas por los mercados externos” (Pontes, febrero 2013).

Por otro, y estrechamente ligado a lo anterior, la permanente disputa entre Brasil y Argentina por sus exportaciones industriales (automotriz y de electrodomésticos) está empantanando la alianza regional. Cada producto argentino que ingresa en Brasil, le hace perder puestos de trabajo, y viceversa. Los acuerdos comerciales existentes y la opción por la integración aún no se tradujeron en la creación de industrias capaces de complementarse.

En su balance de la inversión extranjera en 2012, la Cepal no deja lugar a dudas: “En América del Sur (sin incluir a Brasil), se ha ido profundizando un patrón de distribución de la IED en el cual los sectores basados en recursos naturales son claramente el primer destino”. La minería absorbió el 51 por ciento de las inversiones en la región, servicios el 37 y la industria apenas el 12 por ciento.

Hora de elegir

“Se puede decir con toda certeza que el ´cisma del Pacífico´ tiene más importancia ideológica que económica en América del Sur y sería casi insignificante políticamente si no se tratara de una pequeña franja del proyecto de Obama de crear una Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), pieza central de su política de reafirmación del poder económico y militar en la región del Pacífico”, señala Fiori (Pontes, febrero de 2013).

Este es quizá el nudo de la cuestión. México es ya una pieza inseparable de la economía estadounidense. Luego de la crisis de 2008, que le impone serias restricciones presupuestales, la estrategia de los Estados Unidos consiste en “tercerizar” la administración de su poder global pero con el cuidado de impedir que surjan potencias regionales que amenacen su posición y en particular el predominio aéreo y naval. A través del sistema financiero, razona Fiori, la superpotencia sigue traspasando sus costos y sus crisis a terceros países, como sucedió con su principal aliado, la Unión Europea, manteniendo en tanto el “control monopólico de la innovación tecnológica”.

Ante este panorama, lo decisivo serán las opciones de los demás países, sobre todo el rumbo que adopte Brasil. El profesor Ricardo Sennes, analista internacional de la Universidad de Sao Paulo, sostiene que el crecimiento económico pos 2002 “profundizó las divergencias entre las estrategias económicas de los países, así como se ampliaron las asimetrías entre Brasil y los países de la región” (3).

A esta dificultad estructural se suma que en Brasil prevalece “la preferencia por un patrón de relación regional basado en la proyección de las capacidades políticas brasileñas y no en un patrón de integración regional”. No es lo mismo la densificación de los negocios que una estrategia de integración. En su opinión eso debe a que existe una débil “coalición interna” a favor de la integración y se traduce en un elevado activismo diplomático que contrasta con la baja institucionalidad de la integración. En conclusión, “la regionalización, aumento de las relaciones regionales no derivadas de política y acuerdos entre estados, avanzó más rápida y profundamente que la integración regional”.

Eso se manifiesta en que los miembros del Mercosur han establecido acuerdos más profundos con países de fuera de esta alianza que entre ellos mismos. Sennes concluye que más allá de las declaraciones, “el proyecto regional de Brasil no integra el eje central de su estrategia internacional”. Suena fuerte, pero en modo alguno parece alejado de la realidad. En su apoyo, resume: preferencia por reuniones de cúpula antes que acuerdos institucionales; “integración económica rasa”, o sea focalizada en cuestiones comerciales bilaterales en detrimento de la integración productiva, financiera y logística; privilegiar agencias de crédito domésticas como el BNDES en vez de regionales; y apoyar las iniciativas privadas de inversiones en detrimento de acuerdos regionales de promoción de inversiones.

A partir de este cúmulo de dificultades, Fiori plantea una disyuntiva de hierro. Que Brasil y la región se conviertan en “periferia de lujo” de las grandes potencias, como ya fueron Australia y Canadá, con acuerdos de “socios preferenciales”, en línea con la propuesta de Cardoso y de las elites de cada país, atornillados al papel de exportadores de commodities. O bien emprender un camino alternativo, asentado en la autosuficiencia energética y los recursos naturales estratégicos, combinando “una industria de alto valor agregado como un sector productor de alimentos y commodities de alta productividad”, que no renuncie a la complementariedad y competitividad con Estados Unidos pero que “luche para aumentar su capacidad de decisión estratégica autónoma” (“Brasil e América do Sul: o desafío da inserçâo internacional soberana”, Brasilia, CEPAL/IPEA, 2011).

Las elites han hecho su opción y pelean por ella. La Confederación Nacional de la Industria (CNI) y la Federación de las Industrias del Estado de San Pablo rechazan cada vez con mayor vigor el Mercosur y ni siquiera toman en cuenta la Unasur. Aecio Neves, candidato por el Partido de la Social Democracia que representa a esos sectores, habla claro: “Tenemos que tener el coraje de repensar y revisar el Mercosur. En este sentido, la Alianza del Pacífico, es un ejemplo ya de movilidad y dinamismo” (La Nación, 9 de junio de 2013).

Esa claridad contrasta con las nebulosas y contradictorias posiciones del progresismo. En el actual panorama global, no hay lugar para la neutralidad. “Los que se consideran neutros son siempre países irrelevantes o que acaban sucumbiendo”, concluye Fiori. Por eso sostiene que la región debería construirse como “un grupo de países aliados capaces de decir no, cuando sea necesario, y capaces de defenderse, cuando sea inevitable”.

Notas

1) Aladi: Asociación Latinoamericana de Integración. Unasur: Unión de Naciones Suramericanas. Celac: Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
2) La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2012”, Santiago, 2013.
3) Revista “Tempo do Mundo”, Vol. 3, No. 2, Brasilia, diciembre 2012.

– Raúl Zibechi, periodista uruguayo, escribe en Brecha y La Jornada y es colaborador de ALAI.

El TPP SE ESTÁ NEGOCIANDO EN SECRETO Y AMENAZA GRAVEMENTE NUESTROS DERECHOS

 

El TPP SE ESTÁ NEGOCIANDO EN SECRETO Y AMENAZA GRAVEMENTE NUESTROS DERECHOS

TPPEl Acuerdo de Asociación Transpacífico es un tratado de libre comercio promovido por Estados Unidos y que incluye a Chile, México y Perú. Conoce cómo afecta nuestros derechos y únete al clamor global por un TPP abierto y justo.

El TPP es un tratado de libre comercio multilateral, que involucra a 12 naciones: Estados Unidos, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, y los latinoamericanos México, Perú y Chile.

En sus más de 26 capítulos de negociación, el acuerdo abarca un espectro amplio de temáticas, que van desde el comercio de lácteos, hasta la regulación laboral.

Las negociaciones del TPP comenzaron en marzo del 2010, pero las conversaciones preliminares se remontan a algunos años previos, y encuentran su origen formal en la existencia del P4 o Pacific Four, un acuerdo negociado por Chile, Brunei, Singapur y Nueva Zelandia que tiene vigencia desde el 2006.

La negociación del TPP es secreta, de espalda a la comunidad de los países afectados. En febrero del 2011, se filtró el capítulo de propiedad intelectual que ha impuesto Estados Unidos al resto de los países, lo que ha generado alerta mundial respecto a diversos temas, como:

Limitación a Derechos Humanos en Internet.
-Obstáculos al acceso a medicamentos genéricos.
-Obstáculos al acceso al conocimiento y la cultura.
-Obstáculos a los derechos de los consumidores.

Países como Estados Unidos y Chile, han expresado su voluntad de que el TPP se firme en octubre del 2013, aunque la reciente incorporación de Japón podría retrasar esa fecha.

Presenta diversos peligros que han generado la alarma a nivel mundial:

Negociación secreta
Los términos del acuerdo están siendo llevados en secreto. La filtración del capítulo de propiedad intelectual ha permitido conocer cómo esta condición de secreta ha sido aprovechada por el lobby de la industria farmacéutica y de la industria del entretenimiento para imponer una agenda agresiva en estas materias. Si un tratado es bueno,
no existe ninguna buena razón para que se haga a espaldas de la ciudadanía.

Atenta contra nuestros derechos ciudadanos
Con el TPP se ven afectados derechos como: el acceso a la salud de los ciudadanos, nuestros derechos digitales, nuestro acceso a la cultura como también nuestros derechos como consumidores.

No es un acuerdo de mutuo beneficio
Tal como está, el TPP es una herramienta de los países más poderosos para imponer condiciones abusivas a los países más pobres de la negociación, como los latinoamericanos“

Más que un TLC, es una estrategia geo-política de Estados Unidos
No se trata de una iniciativa políticamente neutral. La documentación existente permite asumir que para EE. UU., el TPP se trataría más de una estrategia de balance y contención a la expansión del poderío de China, que de un intento de integración económica real.

NUESTRO DERECHO A LA SALUD
El TPP busca expandir el plazo de protección a las patentes de medicamentos, lo que significa mayores trabas para la fabricación de genéricos y, en consecuencia, tendremos medicinas cada vez más caras.

Los medicamentos genéricos han sido vitales para reducir el costo de tratamientos de enfermedades como el cáncer y SIDA, aumentando las posibilidades de supervivencia de los afectados, sobre todo en los países más pobres. Limitar su producción es un atentado contra nuestro el derecho a la salud.

Información extraída de: http://tppabierto.net

VIDEO NO AL TPP, CONFERENCIA EN LIMA

¡NO AL TPP (TRANSPACIFIC PARTNERSHIP)! CONFERENCIA EN LIMA 16 mayo 2013

Fuente: bloglavozdelreservista.blogspot.com.br

TPPPresentamos la CONFERENCIA SOBRE EL TPP (TRANSPACIFIC PARTNERSHIP o ACUERDO TRANSPACÍFICO) realizada el 16 de mayo de 2013 en el hotel «San Agustin Exclusive» de Miraflores, Lima, Perú. Es un resumen de la última parte de la ronda de conferencias sostenida ese día, esperando que sirva como divulgación y testimonio a la vez.

Concienciémonos todos sobre la gravedad de este «acuerdo» que se «negocia» A PUERTA CERRADA en el Hotel Marriott de Miraflores, sin la participación del PUEBLO quien, al final, será quien pague todas las consecuencias de la firma del TPP, a saber: PÉRDIDA ABSOLUTA DE NUESTRA SOBERANÍA, MEDICINAS CON PRECIOS MÁS Y MÁS ELEVADOS, DESAPARICIÓN DE LOS MEDICAMENTOS GENÉRICOS, PÉRDIDA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y LA PRIVACIDAD EN INTERNET, SAQUEO DE NUESTRAS RIQUEZAS ORIGINARIAS, DESAPARICIÓN DEL «SOFTWARE LIBRE», etc.

¡NO AL TPP!

¡NO A LA PÉRDIDA DEFINITIVA DE NUESTRA SOBERANÍA, A CAMBIO DE «INVERSIONES» QUE EN NADA HAN FAVORECIDO NI FAVORECERÁN AL PUEBLO!

 

Amenazas del Acuerdo Transpacífico

Amenazas del Acuerdo Transpacífico

Alejandro Nadal | En La Jornada, 3 de abril de 2013.

TTPEsta semana se reanudan en Singapur las negociaciones del Acuerdo Transpacífico, un proyecto anunciado por sus promotores como el más grande y ambicioso tratado comercial. Participan 11 países: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. Se dice que será un instrumento para el crecimiento, el empleo y la prosperidad. Esa es la promesa, pero la realidad será distinta.

La economía mundial tiene tres décadas de acuerdos comerciales de corte neoliberal que han incluido una fuerte liberalización financiera, tanto en lo interno como en los flujos trans-fronterizos. También han sido acompañados de reglas sobre propiedad industrial, compras del sector público, medidas sanitarias y fitosanitarias, relaciones laborales y la prohibición de requisitos de desempeño sobre las corporaciones internacionales. Esos acuerdos comerciales han redefinido radicalmente la estrategia de desarrollo de cualquier país y la colocan en manos de las transnacionales y del ‘libre mercado’.

¿Cuál ha sido el resultado? Una economía mundial semi-estancada, altos niveles de desempleo, deterioro ambiental acelerado y la peor crisis en 80 años. Alguien podría pensar que con estos ‘logros’ se habría frenado el afán de negociar nuevos acuerdos comerciales. Pero es exactamente al revés. Las corporaciones trasnacionales necesitan abrir espacios de rentabilidad, aunque sea en detrimento de las reglas de ética social y de salud ambiental. Y como esas empresas trasnacionales se han adueñado del ámbito regulatorio, sus amanuenses en la burocracia se esmeran inventando nuevos pactos comerciales.

México aceptó ser parte del proceso negociador el año pasado. Al hacerlo tuvo que aceptar dos condiciones dañinas. La primera es que renunció a cualquier pretensión de reabrir negociaciones sobre acuerdos ya adoptados por los países que arrancaron el Acuerdo Transpacífico (ATP). Es decir, aceptó el principio de que lo que ya se acordó debe ser aceptado por un nuevo «socio» para ingresar al proceso. La segunda es que tampoco puede solicitar la inclusión de nuevos temas en la agenda del proceso. Así, México entró en las negociaciones como siempre: de rodillas y entregando todo aún antes de comenzar a negociar. Alguien podría pensar que con el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) nuestro país ya entregó todo y no hay nada que perder. Eso es parcialmente incorrecto. Se entregó todo a Estados Unidos y Canadá, no a otros ocho países en Asia y América Latina. El ATP es una nueva amenaza sobre México.

Uno de los rasgos característicos del ATP es que los gobiernos pueden ser demandados por una empresa extranjera cuando ésta sienta que se ha visto afectada en sus ganancias esperadas. Esta parte del ATP está inspirada en el capítulo XI del TLCAN que constituye una amenaza particularmente peligrosa en materia de salud pública, protección al consumidor y medio ambiente. De hecho este instrumento ya fue utilizado por la empresa Metalclad en 1996. Por cierto, Monsanto podría estar recurriendo a esta parte del TLCAN para forzar al gobierno federal a abrir completamente el campo mexicano a sus dañinos maíces transgénicos. ¿Se atreverá el gobierno de Peña Nieto a rechazar con una clara negativa los peligrosos planes de la transnacional o aceptará jugar el rol de subordinado?

El ATP también es un instrumento para presionar a China en el plano monetario. ¿Cómo es que el gigante asiático no forma parte del ATP? La respuesta es que se pretende crear un cinturón comercial que sirva para frenar el auge del yuan chino como moneda de referencia y permita extender la vida útil del dólar estadunidense. Las llamadas «guerras de divisas» de hoy se verán exacerbadas por la entrada en vigor del ATP.

TTPPor su parte, Japón apenas va a incorporarse a las negociaciones. Los japoneses están preocupados por la presión para abrir su sector agropecuario y desregular su sistema de salud pública. El 13 de marzo un comité del parlamento japonés envió una carta al primer ministro Shinzo Abe alertando sobre la amenaza del ATP. Su advertencia central: es necesario evitar la humillación y subordinación de México al incorporarse al proceso el año pasado. Y es que a los parlamentarios japoneses no se les escapa el costo que significa aceptar un proyecto de tratado que ya está muy avanzado sin haber participado en las negociaciones. A diferencia de los gobiernos mexicanos, Japón no siente que debe comportarse como satélite de Estados Unidos.

El ATP también podría convertirse en un cordón o bloque militar. En esta región ya existen antecedentes de acuerdos comerciales y estratégicos para frenar el auge económico de una potencia emergente que tenía sus propias pretensiones imperialistas (Japón en los años 1921-1938). El resultado fue la extensión de la segunda guerra mundial en el océano Pacífico. Un mal presagio: Obama acaba de establecer el Pacífico occidental como el centro de operaciones de las fuerzas navales estadunidenses.

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Han transcurrido 20 años desde el inicio del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de America del Norte) y los daños que ha suscitado deben motivar la suspensión del Tratado Transpacífico actualmente en negociación.  

Por: Raúl Burbano, Kristen Beifus and Manuel Pérez-Rocha

ttpEsta semana se ha llevado a cabo en Singapur la 16ava ronda de negociaciones del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, o Tratado Transpacífico (TTP). Es la segunda ocasión que Canadá y México se han reunido con los otros nueve países del TTP desde que el gobierno estadounidense invito a sus aliados del TLCAN ha unirse el año pasado.

El TTP es un gigantesco tratado de carácter expansionista, y es el más grande de la llamada era de “la nueva generación” de tratados y negociaciones de inversión. Los países del TLCAN lo procuran ahora debido al estancamiento en la Organización Mundial del Comercio. Este tratado multilateral posee serias amenazas para los pueblos de la región de Norteamérica, y va a ser combatido por un movimiento tri-nacional conformado por activistas en favor de la justicia en el comercio internacional, quienes se están preparando para una posible ronda de negociaciones del TTP que se llevarían a cabo en el mes de Julio en Canadá.

Desde que el TLCAN fue firmado hace ya casi veinte años, los tres países norteamericanos han sufrido una disminución de buenos empleos, la inequidad del ingreso ha empeorado, se han debilitados la prestación de servicios públicos ya sea por escasa financiación o por la entrega de estos al sector privado, se ha visto un aumento de la inseguridad alimentaria (particularmente en México) y los ecosistemas han sufrido graves consecuencias. Con el TLCAN se prometió una prosperidad económica para Norteamérica que supuestamente beneficiaría a todos. Sin embargo, en enero del 2014 el TLCAN cumplirá 20 años y las promesas de derramas económicas para los pueblos no se han llevado a acabo.

Tres Naciones, Sin Ganadores

En los últimos diez años Canadá ha perdido 500,000 empleos en el sector manufacturero. El último reporte de United Way Toronto encontró que en Toronto y sus alrededores, que conforman la urbe más grande de Canadá, un 20% de sus habitantes se encuentran empleados en condiciones precarias, inestables o con trabajos de tiempo parcial. Este tipo de empleo ha aumentado en un 50% en los últimos veinte años. En este mismo periodo no se ha conocido o implementando ningún programa social relevante. El “libre comercio” ha erosionado de manera grave nuestra percepción de cómo las personas pueden trabajar juntas por el bien común.

Actualmente, Canadá esta enfrentado en tribunales internacionales demandas que llegan aun monto de 2 mil 500 millones de dólares por parte de corporaciones transnacionales. El TLCAN posibilita el que los Estados sean sujetos a estos tipos de demandas, cuando los posibles ingresos de las corporaciones se vean amenazados por leyes de seguridad, medio ambiente o salud que afectan el libre desempeño de sus operaciones. Entre las demandas recientes, se incluyen la de una corporación estadounidense que esta desafiando un moratorioum a la fracturación (o fracking) de gas natural en Quebec, la decisión de una corte para anular un patente de Eli Lily, la decisión en contra de la apertura de una nueva cantera de grava en Ontario debido a las consecuencias que pueden afectar el agua y a las tierra agrícolas y muchas otras.

Durante 1994 cuando el TLCAN entro en rigor, en México millones de pequeños agricultores se vieron desplazados, desatando una migración masiva a los Estados Unidos. El TLCAN le dio un gran golpe a México durante la crisis financiera de 2008-2009 debido a la fundada dependencia de México hacia los EEUU. De hecho, el periodo del presidente Felipe Calderón ha sido caracterizado como el mas lento desde 1954, solo 1.58% en promedio desde 2007 al 2011. Según indicadores del Banco Mundial desde 2007 al 2010 el PIB per cápita en México disminuyó en un 3.71 %, lo cual fue catalogo como el peor desempeño en Latinoamérica, y todo esto debido a la dependencia de la economía de México de las exportaciones hacia Estados Unidos. México también enfrenta varias demandas de empresas transnacionales, la mayoría estadounidenses, por cientos de millones de dólares. Un caso reciente fue la victoria de la transnacional agroalimentaria Cargill sobre México por 77 millones de dólares.

Estados Unidos, país que lidera las negociaciones del TTP, también se ha visto afectado por el TLCAN. En febrero la AFL-CIO desmintió el que el TTP ofrezca beneficios a los trabajadores, subrayando que el déficit del comercio estadounidense “ha aumentado dramáticamente desde el TLCAN –de 75 mil millones de dólares en 1993 a 540 mil millones hoy en día (en términos nominales).” La AFL-CIO afirma que desde el inicio de la implantación del TLCAN “el crecimiento del déficit con México le ha costado a los Estados Unidos 700,000 empleos.” La AFL-CIO en cambio, está haciendo un llamado a un Nuevo Tratado Global que promueva el crecimiento “con equidad, preservando la salud y la seguridad, al mismo tiempo que garantice un desarrollo sostenible.”

La Nueva Generación de Grilletes

ttpLa nueva generación de tratados comerciales y corporativos como el TTP y los propuestos tratados de “amplia envergadura” que Canadá, EEUU y México buscan con la Unión Europea pretenden inhibir nuestra habilidad para alcanzar estrategias económicas distintas. Estos tratados están diseñados para garantizar que los gobiernos no tengan poder en el control de la economía, y que simplemente sean útiles para utilizar los dólares de los impuestos para rescatar grandes bancos y otras corporaciones.

Al igual que el TLCAN, el TTP restringiría nuestra capacidad de implementar regulaciones en áreas importantes como las finanzas, la industria, el medio ambiente, contratación publica, y en crear programas alternativos para crear trabajos desde los hogares. Los “libre comercio” ofrece subsidios a los ricos y mete a todos los demás a una competencia encarnizada. De esta manera, no es ninguna sorpresa que las comunidades del hemisferio occidental se estén movilizando para luchar en la venidera batalla en contra del TTP.

El primero de diciembre, cientos de activistas en Canadá, Estados Unidos y México en favor de los derechos laborales y comunitarios, por la salud publica y la libertad en el Internet, se reunieron en el Parque del Arco de la Paz en la frontera de British Columbia en Canadá y del Estado de Washington en Estados Unidos. La declaración que emanó de este encuentro estratégico de unidad Tri-Nacional ha sido firmado por cientos de organizaciones que representan a miles de personas a lo largo del continente.

Desde el pasado primero de diciembre asociaciones transfronterizas, de comunidades y ONG de Centro América y de todo Latinoamérica han levantado las voces colectivas para oponerse al TTP. Esta oposición se ha consolidado en la Cumbre de los Pueblos de Santiago de Chile- que fue paralela a la cumbre de la Unión Europea y la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC)- el pasado mes de enero, en donde se reunió la sociedad civil para expresar y compartir sus preocupaciones y desarrollar estrategias para detener este tipo de tratados. La sociedad civil del hemisferio ha identificado al TTP como una “herramienta de desintegración” para la región ya que intenta desestabilizar los procesos de integración regionales los cuales a su vez representan un obstáculo para el modelo neoliberal inherente al TTP.

Estas alternativas regionales incluyen a UNASUR, CELAC al igual que los bloques económicos regionales de MERCOSUR y ALBA. El TTP ha sido catalogado por América Latina como el Segundo intento de los Estados Unidos para imponer en la región la fracasada Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), contando con la ayuda de países cuyos gobiernos están subordinados a los Estados Unidos bajo la ideología neoliberal y economías de “libre mercado”.

Detener a nuestros gobiernos para que no cometan mas daños con pactos que defienden los derechos corporativos, como el TTP, tiene que ser una prioridad de los pueblos de Norteamérica. Debemos demandar alternativas más justas y un régimen comercial sustentable a nivel global. Los tratados y las inversiones deben respetar y promover los derechos fundamentales, el medio ambiente, la soberanía indígena, los derechos laborales, incluyendo igualdad en los derechos de los trabajadores y de las personas afrodescendientes.

Las comunidades y los gobiernos locales necesitan de una manera activa crear empleos con buenos salarios y prestaciones, de manera que no denigren la dignidad de nuestras hermanas y hermanos a nivel global.

Gente rica, Comunidades pobres

Los gobiernos deben de tener la capacidad de promover políticas publicas responsables y de manera incluyente para el interés publico, sin tener que temer a demandas catastróficas en tribunales de inversiones excluyentes y a puertas cerradas, a espaldas de los afectados.

El “libre comercio” hace de los ricos más ricos pero crean comunidades pobres. Tenemos veinte años de evidencias con el TLCAN… no queremos más!. Detengamos el TTP!! Firmando la Declaración de Unidad Tri nacional en contra del Tratado Traspacífico. Para conocer más y unirse puede entrar a www.TTPxborder.org.

Raul Burbano es el director de Common Frontiers (Canadá Kristen Beifus es la directora de Washington Fair Trade Coalition y Manuel Pérez-Rocha es miembro de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC) e investigador del Institute for Policy Studies (IPS).

http://nottp.webs.com/

video: Peril in the Pacific: No to the TPP

video: «Peril in the Pacific: No to the TPP»

Friends of the Earth, U.S. has released a new video, “Peril in the Pacific: Trans Pacific trade agreement threatens people and the planet.” The video highlights the threats to the environment and human rights posed by the secret negotiation of the TPP deal and in particular its draft investment chapter

The video illustrates these threats by telling the story of Chevron v. Ecuador, a cautionary tale about an international investment suit brought under an existing U.S. treaty that raises important questions like: Who should pay to clean up what has been called the “Rainforest Chernobyl” in the Ecuadorian Amazon? Why are the people of the rainforest who suffered the most not represented at the international tribunal hearing the case? Is it U.S. policy to favor the financial interests of multi-national corporations over people and the environment in such disputes?

The video also asks why the negotiating framework for the Trans Pacific Partnership trade deal favors Wall Street and multinational corporations at the expense effective environmental and climate policy. In particular, why does the U.S. proposal for a TPP investment chapter allow transnational corporations to challenge environmental laws that protect our air, land and water? These wealthy investors could demand millions or even billions of dollars in damages for the cost of complying with such environmental regulations, including lost future profits.

Friends of the Earth is concerned that the TPP deal potentially checkmates many of our past environmental victories, and likewise blocks new initiatives on global climate change and  exports of tar sands oil, for example. Friends of the Earth is using the video to encourage people concerned about the environmental costs of a TPP trade deal to talk to their friends, neighbors and fellow environmentalists about it. We are even offering copies of the video to people interested in screening it at local meetings or sharing it with local media. This could move communities, both domestically and abroad, to take action on this issue that reflects local priorities and values.

For more information about the TPP or organizing a community meeting contact Bill Waren at wwaren@foe.org.

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Firmas en oposición al Tratado Trans Pacífico

DECLARACIÓN UNITARIA DE NORTEAMÉRICA

NOS OPONEMOS A LA EXPANSIÓN DEL TLCAN MEDIANTE EL TRATADO DE ASOCIACION TRANSPACIFICO (TTP)*

ttpLas casi dos décadas de daños económicos, ambientales y culturales causados por el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) han sido muy perjudiciales para la mayoría de las personas en toda la región, aunque estos daños no han sido experimentados de manera equitativa.
 
Como resultado directo del TLCAN, hay cada vez menos buenos empleos, las granjas familiares enfrentan más dificultades, los sistemas alimentarios son menos estables, cada día son más débiles las medidas de seguridad para los consumidores y se acrecienta la desigualdad social. Las reglas del tratado en torno a propiedad intelectual continúan dificultando el acceso a medicamentos a precios asequibles, mientras que sus provisiones en servicios financieros han socavado las regulaciones bancarias. El TLCAN alimentó aún más las condiciones que precipitaron una crisis de emigración económica y ha exacerbado una falsa guerra contra las drogas, provocando abusos a los derechos humanos de manera masiva, donde decenas de miles de ciudadanos han sido las víctimas. Se ha degradado la tierra y sus ecosistemas en muchas maneras, incluyendo la minería y otros proyectos de extracción de recursos, y ha tenido efectos pronunciados sobre la soberanía de los pueblos indígenas. Los acuerdos comerciales posteriores también han impulsado una carrera a la baja en los salarios, en los derechos laborales y en la protección del medio ambiente, así como la desregulación y la privatización, lo que contribuye a las crisis financieras a nivel mundial y a la crisis climática.
 
Detener un mayor daño debe ser una prioridad compartida por nuestros pueblos. En cambio, dado que el TLCAN de manera simultanea ha facilitado la concentración de la riqueza y el poder en las élites de cada uno de los países involucrados, ahora los gobiernos de Canadá, México y Estados Unidos, entre otros, están tratando de ampliar las reglas de comercio e inversión del TLCAN a lo largo de la costa del Pacífico, en la forma del llamado Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés). De hecho, documentos filtrados sugieren que el TPP pretende ir más allá del TLCAN, otorgando aún más derechos y nuevas competencias a las corporaciones transnacionales, incluso ampliando el infame proceso de solución de controversias inversionista-Estado, mediante el cual los inversores internacionales pueden desafiar las leyes de interés públicas, los reglamentos y incluso las decisiones judiciales que pusieran en peligro sus expectativas de beneficios a través de tribunales, con jueces privados que no rinden cuentas y que eluden y violan los sistemas judiciales nacionales.
 
El mundo no puede permitirse este paquete de expansión del TLCAN. En contraste, lo que necesitamos son políticas que ayuden a construir una economía mundial más justa y sostenible, incluido el respeto y promoción de los derechos fundamentales del trabajo, incluida la igualdad de derechos para los trabajadores migrantes, la creación de empleos con salarios y mayores prestaciones, la protección del medio ambiente, la soberanía alimentaria, la estabilidad de los mercados financieros, una verdadera sanidad de los productos, un acceso a servicios de salud de calidad, y a la democracia local.
 
Juntos, hacemos un llamado a nuestros hermanos y hermanas en América del Norte y más allá, para informar y compartir con sus comunidades la grave amenaza que entraña el TPP e involucrarse desde ahora, para detener el daño que se nos impone así como a los pueblos de muchos otros países.
 
*El Acuerdo de Asociación Transpacífico está actualmente en negociación entre Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Estados Unidos y Vietnam, pero también ha sido propuesta como un “acuerdo de conexión” que permitiría otros países a adherirse eventualmente sin poder poner condiciones (tal y cómo se ha aceptado a México y a Canadá).

Por favor enviar sus firmas a MAS TARDAR el jueves 28 de febrero  a rmalc@rmalc.org.mx

Campaña Internacional contra Acuerdo Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP)

Campaña Internacional contra Acuerdo Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP)

APOYEMOS ESTA CAMPAÑA CONTRA EL TPP EN TODA AMÉRICA LATINA

Peor tratado comercial y político que el ALCA

TPP¿Qué puedes hacer para ayudarnos a derrotar el Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico o TPP (por sus siglas en inglés)- considerado como “el acuerdo del siglo 21” que será la base para el Área de Libre Comercio de Asia y el Pacífico que pretende ir más allá del límite que ningún acuerdo neoliberal y trasnacional lo ha hecho antes?
 
Firma la petición mediante el mecanismo electrónico internacional conocido como Avaaz, entrando a:
http://www.avaaz.org/en/stop_the_corporate_death_star/?vc
(Escribe tu correo electrónico, nombre y país)

Con ello alcanzaremos la meta de 1 millón de adhesiones antes de terminar el año 2012.  Actualmente llevamos un poco más de 752.000 adhesiones.
 
La presentación de la solicitud será la pieza central para la acción de Auckland en el Día de Acción contra el TPP, el sábado 8 de diciembre.

Alcanzar un millón de firmas (adhesiones) para acabar con el TPP, la Estrella Trasnacional de la Muerte.

La petición dice así:
A todos los gobiernos que negocian el Acuerdo de Asociación Transpacífico:

Como ciudadanos del mundo interesados, hacemos un llamado a usted para hacer del TPP un proceso transparente y accesible a todos, y para rechazar los planes que limitan el poder de los gobiernos para regular en función del interés público. El TPP es una amenaza a la democracia, que socava la soberanía nacional, los derechos laborales, la protección del medio ambiente y la libertad en Internet. Le instamos a rechazar esta toma de control corporativo.

Coalición Mexicana contra el TPP
Central Unitaria de Trabajadores, Red Mexicana de acción frente al Libre Comercio, CONORP, y adhesiones en curso.

El Acuerdo Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP) como golpe global

el TPP va mucho más allá del “comercio”