Defendernos colectiva y comunitariamente

Raúl Zibechi, La Jornada

La situación mundial es muy grave. Cuando aún no se apagan las llamas de la guerra civil en Siria, la crisis en curso en Ucrania amenaza con elevar la tensión, a la espera de que se abran nuevos frentes en el conflicto global. La región sudamericana aplazó, por ahora, una escalada mayor en Venezuela gracias a la presencia disuasoria de la Unasur.

Sin embargo, debemos mirarnos en el espejo sirio, o quizá en el mexicano, para comprender que ninguna de esas opciones puede ser descartada en el periodo más agudo de la transición hegemónica. La guerra permanente sustituye a los golpes de Estado, ya que los think tanks imperiales parecen haber comprendido que los pueblos salen fortalecidos de los regímenes dictatoriales, como los que impusieron en las décadas de 1960 y 1970.

Ahora buscan romper el tejido social atizando prolongados conflictos internos, con el objetivo de dejar sociedades exhaustas, divididas e incapaces de autogestionar sus asuntos. Es el modo de romper naciones en el periodo de «acumulación por desposesión» (David Harvey) y de la «cuarta guerra mundial» ( subcomandante Marcos), por la apropiación de los bienes comunes y la destrucción de la vida.

Ante este panorama los movimientos no pueden contar con la protección del Estado, por haber sido neutralizado por la presión de las multinacionales y el imperialismo, o bien por apoyar con convicción sus estrategias. Debemos pensar, por lo tanto, en la necesidad de crear y multiplicar espacios, conciencia y organización para la defensa comunitaria.

Tenemos ante nosotros un buen puñado de formas de autoprotección comunitaria entre pueblos indios, campesinos y también entre sectores populares urbanos, donde esta tarea es más compleja. A menudo estas organizaciones ignoran la existencia de otras similares en otros países o regiones, con lo que no pueden enriquecerse mutuamente, aprender de sus aciertos y errores, y mejorar así los modos de enfrentar este periodo tan complejo.

Entre los nasa de Cauca (sur de Colombia) destaca la Guardia Indígena. Sus miembros son elegidos en asamblea por las comunidades y prestan servicio durante dos años, pudiendo ser relegidos. Los y las guardias son en su inmensa mayoría jóvenes comuneros, están armados con bastones de mando y no sólo protegen a las comunidades (tanto en sus territorios como a través de su despliegue en marchas y acciones de protesta) sino que ejercen además una labor educativa y de apoyo a la justicia comunitaria.

La Guardia Indígena ha sido capaz de rescatar autoridades secuestradas por los paramilitares y la guerrilla, apelando a la movilización masiva de las comunidades. Han desarmado también instalaciones de guerra de las fuerzas armadas en sus territorios y trabajan para impedir que la violencia ingrese en sus espacios destruyendo comunidades.

Las rondas campesinas nacieron en el norte de Perú a finales de la década de 1970 para combatir a los ladrones de ganado. En pocos años se extendieron a buena parte del país, ya que consiguieron reducir los robos hasta casi extinguirlos. Actuando de forma rotativa, los campesinos hacen rondas nocturnas de vigilancia, mostrando que ya no son familias aisladas sino comunidades en construcción.

Con los años las rondas encararon labores de construcción de servicios para las comunidades, implementaron su propia justicia al margen de la justicia estatal corrupta y, cuando se disparó la guerra interna entre las fuerzas armadas y Sendero Luminoso, aislaron a los violentos al precio de miles de muertos. En los últimos años las rondas campesinas juegan un papel decisivo en la resistencia a la minería, en particular frente al proyecto aurífero Conga, en la provincia de Cajamarca. Son conocidos como «guardianes de las lagunas».

En las ciudades contamos también con un puñado de experiencias de defensa comunitaria, en sintonía con las brigadas de la Comunidad Habitacional Acapatzingo en la delegación Iztapalapa, en la ciudad de México. Un caso destacable sucede en algunas villas de la ciudad de Buenos Aires, con larga tradición de organización popular, tanto para la demanda al Estado como para la organización y defensa de la vida cotidiana.

En la Villa de Retiro la Corriente Villera Independiente y el Movimiento Popular La Dignidad levantaron la Casa de las Mujeres en Lucha, un espacio de formación, debate, organización colectiva de la sobrevivencia y también de defensa contra la violencia machista. Las que integran las cuadrillas de autodefensa de mujeres realizan talleres de capacitación, que son «una herramienta de organización, reagrupamiento y acción directa que pueda dar respuestas ante determinadas situaciones, así como de acompañamiento y asesoramiento a las mujeres», según razona el movimiento.

En varios casos intervinieron ante agresores haciendo visible la situación, actuando en grupos, con disciplina y decisión, para frenar al agresor y llegado el caso inducirlo a abandonar el barrio. En la villa de Bajo Flores actuaron años atrás las Amazonas, madres que se movilizaron contra golpeadores y bocas de venta de drogas, habiéndose convertido en referentes para otras mujeres.

De modo que existen diversas experiencias organizativas entre los tres sectores sociales que enfrentan el modelo actual: indígenas, campesinos y sectores populares urbanos. Cada una tiene sus propios modos en función de la realidad que enfrentan. Algunos utilizan armas, otros optan por hacer valer la montonera; pero en todos los casos vemos una potente decisión de poner el cuerpo para defender a la comunidad de forma colectiva.

De algún modo estas prácticas se interconectan por abajo y van aprendiendo unas de otras, aunque de modo mucho más lento de lo que sería deseable. Aunque en su conjunto son aún muy pocas las personas y comunidades involucradas en la defensa comunitaria, marcan un camino por el que, en algún momento, habrán de transitar otras comunidades que sólo pueden contar con sus propias fuerzas cuando escala peligrosamente el caos sistémico.

MOVIMIENTO REDELDIA DE LOS MONTES AZULES: Encuentro por la defensa de la biodiversidad

DECLARACIÓN del MOVIMIENTO REDELDIA DE LOS MONTES AZULES
En el ejido Pichucalco, Reserva de la Biosfera Montes Azules, en la Selva Lacandona, delegados y delegadas del Movimiento Redeldía de los Montes Azules nos reunimos del 8 al 10 de abril por un motivo urgente: la inclusión de LA BIODIVERSIDAD y LOS CONOCIMIENTOS TRADICIONALES de los pueblos indígenas en el borrador del Acuerdo TransPacífico (ATP), el más grande acuerdo multinacional de libre comercio hasta ahora.

Acompañados por hermanas y hermanos de otros lugares de Chiapas y de nuestro país que es México, nos ocupamos en comprender cómo es que en el capitalismo las empresas dedicadas a la biogenética quieren privatizar este patrimonio hasta ahora colectivo, y cómo vamos a hacer para defenderlo y trabajar en las alternativas de su uso y manejo.

En nuestra convocatoria planteamos 3 objetivos:

1. Denunciar la ola privatizadora de la biodiversidad mundial que los capitalistas y sus gobiernos están a punto de pasarnos por encima de nuestras cabezas;

2. Hacer algo para detenerlos y también para construir la alternativa de los pueblos;

3. Y, para completar el remedio, ofrecer un nuevo flanco de resistencia en la lucha general de los pueblos que de aliento a otras luchas y ánimo a quienes, por ahora, han perdido la batalla frente a las reformas estructurales que los tocan.

En base a lo anterior acordamos llevar adelante el siguiente PLAN DE ACCION:

Plan para la Defensa:

1. Denunciar por todos los medios esta nueva y grande amenaza para nuestras tierras.

2. Pedir a las comunidades y rancherías de la Selva Lacandona, de Chiapas y de México que declaren la Moratoria, o sea que no le entren a:
a) Los programas de la Conservación que traen LA SEMARNAT o LA CONAFOR o LA CONANP o LA imperceptible CONABIO;
b) El programa de privatización de la tierra que trae LA SEDATU-Procuraduría Agraria conocido como FANAR (que certifica solares, parcelas y áreas comunes);
c) La investigación de montes y de conocimientos de los pueblos que vienen a sacar investigadores o estudiantes y luego los gringos, sus empresas o los militares la llevan para actualizar sus informes y mejor dominarnos.

En los próximos meses el Movimiento Redeldía entregará más información sobre esos tres ejes de amenaza a la tierra y a la cultura de los pueblos -la conservación, la certificación agraria y la investigación, que no controlan ni le sirve a las comunidades- para justificar todavía más por qué les pedimos que no participen en esos proyectos.

3. Conformar un sitio global de denuncia de las rutas, estrategias y actores del saqueo de montes y conocimientos tradicionales (en abierta biopiratería o bajo el amparo neoliberal del Convenio de Biodiversidad y su refrito el Protocolo de Nagoya) y ver de organizar una campaña mundial para alertar a sus consumidores.

4. Impulsar la distribución global solidaria de la biodiversidad y sus saberes tradicionales, y también de otros bienes comunes, para dificultar a las empresas y potencias extranjeras su privatización y volver inútiles sus malditas patentes.

5. Convocar a organizar centros de acopio regionales de los pueblos.

6. Oponernos al paso de la brecha Lacandona o brecha de los capitalistas como nosotros le llamamos porque es en servicio de los inversionistas que necesitan tener bien delimitadito el territorio antes de iniciar su saqueo biogenético que el gobierno federal está enviando a sus chalanes del Registro Agrario a marcar esa colindancia.

Plan de Trabajo o alternativas
1. Impulsar, con apoyo independiente al gobierno y a personas y grupos que le sirven, la recuperación de nuestros saberes y prácticas tradicionales y también la de nuestras propias historias, y resguardarlas en archivos bajo control de las propias comunidades o de organizaciones o personas de probada confianza;

2. Promover entre los pueblos el uso y el manejo comunitario de la biodiversidad, principalmente para la satisfacción de nuestras necesidades de salud y alimentación;

3. Elaborar nuestros propios planes de manejo comunitarios avanzar en las ecotecnias y realizar intercambios para las agroecologías con grupos y pueblos hermanos.

LA GUERRA VERDE que viene para las selvas y bosques en Chiapas y en México
Tres sucesos ocurridos el pasado 10 de abril

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Entrevista a Joan Martínez Alier

“El ecologismo igualitarista enraizará sobre todo entre los desposeídos del mundo”

Monica Di Donato entrevista a Joan Martínez Alier en Papeles nº 104

A partir de una primera pregunta de carácter general sobre la crisis de nuestro tiempo, esta entrevista recorre la formación y el trabajo de un académico, de un ecologista, de un ecosocialista que ha hecho confluir economía política, ecología, antropología social y termodinámica en el desarrollo de una crítica ecológica de la economía, y en la construcción de una ecología política que sirva de apoyo a los movimientos sociales del sur del mundo que luchan contra la degradación del medio ambiente. Joan Martinez Alier es catedrático del Departamento de Economía e Historia Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona, ex-presidente de la Sociedad Internacional de Economía Ecológica (Internacional Society for Ecological Economics) y autor de numerosos libros y artículos de carácter transdiciplinar de reconocido prestigio internacional.

Pregunta: Los discursos más avanzados de la izquierda social culpan al capitalismo de la situación en la que nos encontramos, una situación injusta desde el punto de vista socio-económico y ecológico, y señalan el socialismo como la alternativa para alcanzar una situación distinta. Sin embargo, los experimentos de carácter socialista llevados hasta ahora no se han caracterizado precisamente por su unión entre aspectos ambientales y sociales. ¿Qué cree Vd. que la izquierda está haciendo mal en este sentido? ¿En qué medida un ecosocialismo es posible en nuestra sociedad?

Respuesta: Me parece bien el ecosocialismo, y también el eco-feminismo, pero será un socialismo sin referencia alguna a los partidos leninistas del pasado. Me interesa más bien algo que se base en el gran movimiento por la justicia ambiental y social que hay en el mundo. El sistema de mercado no garantiza que la economía encaje en los ecosistemas, ya que los mercados no valoran las necesidades futuras ni los perjuicios externos a las transacciones mercantiles, como ya señaló Otto Neurath contra Von Mises y Hayek en el famoso debate sobre el cálculo económico en una economía socialista en la Viena de 1920. El conflicto entre economía y medio ambiente no puede solucionarse tampoco con jaculatorias tales como “desarrollo sostenible”, “eco-eficiencia” o “modernización ecológica”. Ahora bien, si el mercado daña a la naturaleza, ¿qué ocurrió en las economías planificadas? No sólo explotaron a los trabajadores en beneficio de una capa burocrática de la sociedad, sino que preconizaron el crecimiento económico a toda costa, y además les faltó la posibilidad, por ausencia de libertades, de tener grupos ecologistas que protestasen. Hay que inventar algo nuevo, pero eso no lo hará un partido, sino una suma de movimientos sociales.

P: ¿Cuáles son los momentos fundamentales que han influido sobre el desarrollo de esta posición, desde la perspectiva que nos ha expuesto, a lo largo de su rica experiencia intelectual y humana?

R: Desde mis estudios en economía en la Universidad de Barcelona y mi posterior especialización en economía agraria en Oxford, he ido madurando una cierta sensibilidad política en relación con la autonomía de las comunidades, un tipo de sensibilidad “populista” al estilo ruso, por decirlo de otra forma. Aunque al principio de los años 70 mis posiciones sobre la cuestión de las comunidades eran todavía las de un marxista abierto a las influencias de la antropología social y también sensible a las influencias del científico social Karl Polanyi, ya no estaba de acuerdo con la posición que defendía, por ejemplo, Hobsbawm en su libro Primitive Rebels (1959) según el cual los agricultores eran los rebeldes “primitivos” y la verdadera vanguardia sólo podía ser el proletariado industrial y el partido del proletariado.

Digamos que en rigor no fui un anarquista, pero estaba muy influido por la historia de Cataluña, y también por los intelectuales antifranquistas y libertarios del Ruedo Ibérico, exiliados en Francia. Todas estas contaminaciones fueron determinantes a la hora de desarrollar esta sensibilidad anti-leninista. También tengo que subrayar la importancia que tuvo, en este sentido, mi experiencia andina donde trabajé no sólo la cuestión de la antropología ecológica, sino que también fui testigo de la resistencia “anti-moderna” de las comunidades indígenas, como en Ecuador, los huasipungueros, o en Perú, los huacchilleros, que vivían en haciendas: ellos no eran siervos a la manera feudal, sino campesinos que resistían a la “modernización” capitalista.

P: De esa manera, uno de sus temas principales de investigación y trabajo ha llegado a ser el así denominado ecologismo popular, la ecología de los pobres, especialmente en los países del Sur del mundo. Todo esto, siempre ha ido unido al afán de indagar la relación entre la economía y el medio ambiente no sólo en términos monetarios sino sobre todo en términos físicos, analizando las incertidumbrelos problemas de inconmensurabilidad de valores, el problema de los lenguajes de valoración, etc. llegando a ser uno de los pioneros en el campo de la economía ecológica. ¿Podría explicarnos estos dos diferentes planos de investigación y cómo se relacionan?
 
R: He sido, durante los últimos veinte años, uno de los principales actores en los demorados nacimientos de la economía ecológica y de la ecología política, así como en explicar cómo el enfrentamiento inevitable entre economía y medio ambiente (estudiado por la primera de las dos disciplinas) abría el espacio para el ecologismo de los pobres (estudiado por la segunda), potencialmente la corriente más fuerte del ecologismo. En este sentido, siempre he tenido la idea de que la economía ecológica tenía que servir principalmente de apoyo a los movimientos sociales en el sur del mundo que están luchando contra la degradación del medio ambiente, lo que me hace estar convencido de que el ecologismo igualitarista, y no el socialdarwinista,1 enraizará sobre todo entre los desposeídos del mundo. Por ejemplo, los activistas de Vía Campesina que incorporan temas de economía ecológica, como la eficiencia energética, la pérdida de biodiversidad, la contaminación química, etc., aunque a veces sin conocer todos los supuestos teóricos de esta disciplina. Y también el fuerte papel de las mujeres, que están a menudo a la vanguardia de las luchas populares ecologistas. Es sobre todo la aparición de ese formidable grupo de ecologistas de carácter popular, así como la fuerza y potencialidad que reconozco en ellos lo que me mantiene activo políticamente, con una serie de viajes en América Latina, en la India, etc.

P: ¿Entonces se puede hablar de conciencia ecologista dentro de esos movimientos populares o sencillamente se trata de una lucha básica por la supervivencia?
 
R: Para entender el asunto, el libro de Ramachandra Guha, acerca del movimiento Chipko es muy importante. Él demuestra cómo un movimiento campesino, muy similar a otros movimientos de esta región del Himalaya, pero también de otras partes de la India, lucha contra la nacionalización de los bosques, ya iniciada por la administración colonial británica, con el pretexto de realizar una gestión racional. Obviamente, esto significaba que los pueblos indígenas perdían el acceso a los bosques, y de ahí las protestas. También hubo luchas contra un proyecto de plantaciones, porque la comunidad prefería el roble nativo en lugar de las plantaciones de árboles de crecimiento rápido como el pino, por ejemplo. Como se puede ver, estas luchas eran en realidad una forma de lucha por la biodiversidad, aunque se correspondían con los intereses de supervivencia de los que vivían allí. Pero, els resultantes, movimiento Chipko, que comenzó en la década de 1970 constituye sólo un ejemplo típico de este tipo de movimientos. Algo muy similar pasa con el movimiento de Chico Mendes en Brasil: un sindicalista que había aprendido a leer con la ayuda de un superviviente de la guerrilla comunista refugiado en el Amazonas, en la frontera con Bolivia. Mendes comienza como un defensor de los seringueiros, los recolectores de caucho de la selva amazónica, y posteriormente se da cuenta de la importancia de reclamarse como ambientalista, ecologista, quizás como una forma de protección. Definitivamente, el ecologismo popular es un ecologismo que no sabe que es ecologista hasta la década de 1970 o 1980, es decir, cuando ya era complicado no darse cuenta.

P: Pero en muchos de los sectores más populares de los países del sur del mundo es innegable que existe una fuerte atracción y aspiración a copiar los modelos de consumo y los estilos de vida del norte, de la parte enriquecida del mundo desde un punto de vista monetario. Muchos de sus líderes no esconden una perspectiva muy modernizadora, que hablan de la ecología como de un lujo del mundo rico. También hay que reconocer que las sociedades pre-industriales o pre-capitalistas no siempre han protegido sus ecosistemas y sus servicios. Teniendo presente esto, ¿cuál cree Vd. que pueda ser la verdadera fuerza del ecologismo popular?

R: La teoría del ecologismo popular no dice que todos los pobres del mundo son ecologistas porque, por supuesto, eso es falso. Lo que remarca, simplemente, es que en muchos conflictos ambientales, los pobres se alinean al lado de la preservación de los recursos naturales, no por ideología ecologista, sino en virtud de sus propias necesidades de supervivencia, de preservar los medios de vida, a veces expresadas en un idioma culturalmente específico, como la idea de la santidad de las fuerzas de la naturaleza de algunos grupos indígenas. Por el momento, en América Latina, Perú, Argentina, en particular, pero no sólo, hay decenas de conflictos en torno a la minería, por ejemplo, ahora mismo en Orissa (en India) por la minería de bauxita, enormes conflictos entre grupos indígenas como los Dongria Kondh que defienden la montaña sagrada de Niyamgiri y las empresas extranjeras del aluminio. En este enero del 2009 he estado allí unos días. Y habrá más y más conflictos, porque el metabolismo de nuestra sociedad, la cantidad de energía y materiales utilizados en el carrusel de la producción y el consumo, sigue aumentando más y más. No hay crecimiento económico desmaterializado y la idea de “crecimiento económico angelical”, como Herman Daly dijo irónicamente, es una utopía. Lo que sí es posible es que la intensidad material de la economía baje un poco en los países ricos, pero seguirá creciendo en términos absolutos. En Europa, por ejemplo, ya no producimos el aluminio y el acero, pero lo importamos, como el petróleo, el gas, etc. Las economías en apariencia más “limpias”, funcionan sobre la base de importaciones “baratas”, y son tan limpias porque trasladan hacia fuera el coste ambiental relacionado con la producción.

P: Hacemos un pequeño paréntesis justo en relación a la última idea que acaba de desarrollar. Cada vez más se escucha que hace falta un verdadero cambio del sistema, un cambio que muchos intelectuales cómo Vd., cómo Serge Latouche en Francia, llaman decrecimiento. ¿Cuáles son, entonces, los puntos que debería de incluir cualquier programa de decrecimiento?

R: El decrecimiento económico ya lo tenemos aquí, en la crisis del 2007-2008 del mundo rico. Este año bajarán las emisiones de dióxido de carbono en España, en Estados Unidos, etc. Se juntó la crisis financiera (por el exceso de hipotecas y de la construcción de viviendas) con una crisis económica. Todo eso ayudado por el precio del petróleo (por el oligopolio de la OPEP, que se mantiene por la escasez de petróleo a la larga). El coste energético de conseguir energía está aumentando. Este decrecimiento económico debería ser socialmente sostenible, hacen falta nuevas instituciones, redistribuir la producción, redefinir el trabajo para incluir el trabajo del voluntariado, también el trabajo doméstico no remunerado, etc.

Entender que estamos a un nivel muy alto de ingreso, y que si bajamos un poco no pasa nada. Instituir la renta básica. Evitar el racismo con los inmigrantes. Estamos viendo lo que yo llamo “la Segunda Muerte de Friedrich von Hayek”. Estos días vuelve Keynes, hasta los bancos piden que el Estado los nacionalice porque están temerosos de que los clientes pidan su dinero. Hace falta pues un cambio del sistema financiero. Así que este decrecimiento necesario hay que medirlo no tanto en términos de PIB, sino con indicadores físicos (menor uso de materiales, menor producción de gases con efecto invernadero, etc.) y aplicando el principio de precaución a las tecnologías. Mientras que en los países ricos debe ocurrir esto, en los países más pobres hay que aumentar el uso de energía porque todavía es muy bajo.

P: Acerca de ese nuevo juego de equilibrios entre Norte y Sur, Vd. en muchas ocasiones ha hablado también del problema de la “deuda ecológica”. ¿Qué consideraciones haría al respecto?

R: Hay una gran injusticia en el mundo, el Norte tiene una deuda ecológica hacía el Sur, existe una deuda de carbono, además de todas las deudas colonial y postcolonial que los europeos han contraído en el Tercer Mundo. Se deberá evaluar el importe de dichas deudas, que podría resolverse mediante la eliminación de la totalidad o parte de la deuda externa de los países del Sur, por ejemplo, y desarrollando mecanismos institucionales para garantizar la reinversión del dinero ahorrado en los programas contra la pobreza y la promoción de energías alternativas en el Sur.

P: Volviendo a sus investigaciones en el seno de la economía ecológica y de la relación con la economía crematística, la ortodoxia dominante dentro del mundo académico. En lo que se refiere a estas disciplinas, ¿por qué y de dónde nace esta dicotomía, y cuáles son los autores que han sabido expresarla con mayor lucidez y rigor científico?

R: La diferencia entre economía y crematística fue explicada por Aristóteles en su libro Política. Digamos que la primera es el estudio del abastecimiento del oikos o de la polis, mientras que la segunda es el estudio de la formación de los precios en los mercados. La Economía Ecológica critica el “imperialismo” crematístico en dos casos: las extracciones de recursos energéticos y materiales agotables o lentamente renovables, y las inserciones en el medio ambiente. Y en este sentido la crítica ecológica va a tocar un tema ante el cual la ciencia económica no tiene ninguna respuesta convincente: la inconmensurabilidad de los elementos que componen la economía. La Economía Ecológica empieza, pues, poniendo en solfa con mucho gusto buena parte del instrumental de la economía ortodoxa, y a continuación trata de explicar el uso de energía y materiales en ecosistemas humanos. Este punto de vista ha existido por lo menos desde hace unos 120 años (con Frederick Soddy, Patrick Geddes), pero pocos de los autores de la segunda mitad del siglo XX como Paul Ehrlich, Herman Daly, Barry Commoner, Howard y Eugene Odum, David Pimentel, René Passet, Kenneth Building o Nicholas Georgescu-Roegen, han conocido a sus predecesores, cuyas obras yo estudié en mi libro de 1987, Ecological Economics. En este libro expliqué que Podolinsky en 1880, según reconoce Vernadsky en 1925 en su libro Geoquímica, estudió la economía agraria como un sistema abierto a los flujos de energía. Y eso le hace un importante precursor de la Economía Ecológica.

P: Unos de los indiscutidos padres de la economía ecológica del siglo XX fue el ya citado Nicholas Georgescu-Roegen. ¿Cómo se acercó a él y qué obra destacaría del economista rumano?
 
R: Georgescu-Roegen es muy importante. En 1971 publicó su gran texto, La Ley de Entropía y el Proceso Económico, y uno de mis grandes amigos, José Manuel Naredo, un joven economista que trabajaba por aquel entonces en la OCDE en París, me lo señaló. Ya sabía un poco acerca de él, porque fue también un experto en economía agraria, y en 1960 había publicado un artículo sobre la economía campesina en Europa Oriental, donde todavía no explicita el análisis de la economía en términos del flujo metabólico de energía. Su libro de 1971 que, como un poco toda su obra, resulta bastante difícil de leer, representa un texto fundamental de la Economía Ecológica. El supo investigar de manera atrevida pero brillante sobre los asuntos de la bioeconomía, cómo la denomina él, sabiendo tender, gracias a su enfoque transdisciplinar, puentes fundamentales entre economía, termodinámica y ecología a la hora de explicar cómo el proceso económico se da dentro de un sistema abierto a la entrada de materia y energía y a la salida de residuos.

P: Las preocupaciones por tender puentes entre las ciencias de la naturaleza y la ciencia económica seguramente representan un aspecto fundamental para los economistas ecológicos, y en Georgescu todo esto estaba relacionado con la aplicación de la segunda ley de la termodinámica a la teoría de la producción. ¿Podría comentar algo más acerca de esta ley y su importancia dentro de la Economía Ecológica?
 
R: La teoría económica neoclásica describe la economía como un sistema cerrado en el que las mercancías se intercambian a través de un sistema de precios regulados por el mecanismo de la oferta y la demanda. Esto tiene alguna utilidad en la medida en que ha desarrollado una serie de ideas relativamente interesantes, pero en última instancia se trata de una visión ontológica equivocada, aún cuando puede ser metodológicamente aprovechable.

En realidad, la economía es un sistema abierto que no puede funcionar sin los insumos de energía y materiales, comenzando con la energía del sol a través de la fotosíntesis, o el carbón y el petróleo, que son acumulados, almacenados gracias justo a la fotosíntesis.

Pero este sistema produce también residuos. En volumen, el residuo más importante es el dióxido de carbono, pero también cadmio, residuos radiactivos, que son prácticamente imposibles de reciclar. Hay gráficos para ilustrar la naturaleza abierta de un sistema como el económico, como los publicados por René Passet, en su libro Principios de Bioeconomía (traducción al castellano de su obra L’économique et le vivant de 1979). Creo que Passet fue el primero en mostrar gráficamente la economía como un subsistema de un sistema más amplio. Así que en este sistema, no todo es reciclable. Esto es lo que la economía neoclásica denomina “externalidades”, y que pretende “internalizar” por medio del sistema de precios, como si fuera sólo una cuestión de detalle. En general, los economistas hablan de energía y materiales sin preocuparse por las leyes que gobiernan la “gestión” de esos recursos.

En concreto, el economista rumano decía que las dos leyes eran la limitación física a la expansión del sistema económico, y que la nueva ciencia de la termodinámica representaba la física del valor económico.

P: Para concluir esta entrevista. Lo que se deduce de lo que ha mencionado anteriormente es que el tema de los flujos de materia y energía, así como la importancia de las leyes físicas en los procesos económicos, son cuestiones fundamentales en la reflexión que se está llevando desde hace algunas décadas a nivel académico. ¿Piensa Vd. que en algunos autores existe la clara intención de elaborar una teoría puramente energética del valor económico?
 
R: No, pienso que ya no hay tales autores. Yo creo que una teoría del valor energético es equivocada. La importancia del segundo principio de la termodinámica para la economía es que la energía no se puede reciclar. Quemamos petróleo, y se acabó, la energía se “disipa”, ya no sirve para mover el automóvil. Y el petróleo tiene un stock limitado, estamos llegando al pico de la curva de Hubbert. Y además al quemarlo, el petróleo produce dióxido de carbono y por tanto aumenta el efecto invernadero. Esos aspectos quedan ocultos en la economía convencional. Los precios están mal puestos. Pero no creo que podamos o debamos contar todo en unidades de energía con la intención de servir de guía para decisiones sociales.

Nota

1 El socialdarwinismo es la creencia de que el concepto de selección natural entre las diferentes especies mediante la lucha por la existencia, y el consecuente triunfo de las más adaptadas, resulta también aplicable a distintos grupos humanos (J. Martínez Alier y K. Schlüpmann, La ecología y la economía, FCE, México, 1992, p. 25).

Encuentro y Verbena Popular: «Nos movemos para quedarnos, Nos quedamos para movernos» en Cuxtitali

Sábado 12 de Abril de 2014

Encuentro y Verbena Popular: «Nos movemos para quedarnos, Nos quedamos para movernos».

Plazuela del barrio de Cuxtitali, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

CONVOCA: MOVIAC Chiapas

Nosotras y nosotros como Movimiento Mexicano de Alternativas a las Afectaciones Ambientales y el Cambio Climático consideramos fundamental profundizar en el análisis y denuncia del contenido y consecuencias de las reformas estructurales promovidas por el gobierno de Enrique Peña Nieto, en el marco del Acuerdo Trans-Pacifico, en materia de educación, salud, trabajo, energía, entre otras; que implican un retroceso sin precedentes en los derechos humanos y la entrega a las grandes corporaciones de las tierras y el subsuelo del país a costa de la vida y el futuro de los pueblos de México. Por ello a comienzos de 2014 y tras una profunda reflexión colectiva elaboramos y compartimos el comunicado «La Reforma Energética: Crimen de Estado».  (Click aquí para leer)

Asimismo, sentimos fundamental proponer espacios de información, discusión y encuentro popular que den como fruto el conocimiento colectivo concretamente de la Reforma Agraria y la Reforma Energética, así como  las iniciativas de resistencia y construcción de alternativas al modelo expropiador de la vida que imponen los gobiernos y corporaciones transnacionales para los que éstos trabajan.

El Encuentro y Verbena Popular  «Nos movemos para quedarnos, Nos quedamos para movernos», es una de las iniciativas que a lo largo del presente año 2014 estamos proponiendo en este sentido, con el gusto de compartir el espacio con diversas organizaciones y colectividades que nos apoyarán a conocer en profundidad las reformas, así como sus diversas propuestas y prácticas de Defensa de Tierra y Territorio. Y como el encontrarse y compartir siempre es motivo de celebración y oportunidad de aprendizaje, disfrutaremos también de actividades culturales y propuestas de autogestión que alimenten la alegría y creatividad colectivas.

Escucha el SPOT de Radio

A lo largo de la jornada contaremos con mesas  de información sobre diversas problemáticas socio-ambientales y experiencias de alternativas y resistencias. También habrá un mercado de productos locales y una rifa solidaria para colaborar con la realización del evento.

 

¡Asiste, infórmate y participa!

PROGRAMA 12 ABRIL

Hora
Actividad
10 am a 12 pm
Mística
Bienvenida-Inauguración y Presentaciones.
12 a 12:30 pm
Son Jarocho y apertura del Mercado Popular.
12:30 a 2:30 pm
Experiencias Comunitarias de Defensa de Tierra y Territorio y Problemáticas Socio-ambientales: Presentación de Casos.
2:30 a 4 pm
Comida y música con el grupo de trova Cantelagua.
4 pm a 6 pm
Información y debate sobre las Reformas Energética y Agraria.
6 pm a 8 pm
Presentación a cargo de la «Caravana Climática por América Latina: gira de Acción Rumbo a la COP 20» sobre su proyecto y los  casos que está documentando en su recorrido rumbo a la Cumbre de los Pueblos.
8pm
Cierre del evento

 

La lucha por derechos y la importancia de la movilización y las luchas sociales

BOLETÍN Nro 199 del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM)

La lucha por derechos a nivel internacional ha tenido un avance significativo en las últimas décadas. Numerosos países ya reconocen un conjunto de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Comunidades y pueblos, principalmente indígenas, que dependen del bosque, han obtenido un mayor reconocimiento en materia de derechos sobre los territorios que ocupan tradicionalmente. Aún así, a pesar de estos avances, la violación de los derechos continúa en aumento, como podemos ver en este boletín en los artículos y testimonios relativos a Nigeria, Sierra Leona, Indonesia, Chile.

Lo que llama la atención es que en estas historias de comunidades que buscan defender sus derechos, se considera que las empresas que acaparan sus tierras tienen derecho a hacerlo, o sea, se las ve también como portadoras de derechos. Y en el desigual juego de poder, los estados tienden a privilegiar los derechos individuales de las empresas y los derechos de los mercados libres en detrimento de los derechos colectivos de comunidades indígenas, campesinas y otras afectadas por las actividades de tales empresas.

Para avanzar en las luchas por los derechos, indudablemente es fundamental garantizar y mantener los derechos de las comunidades que, cada vez más, se ven afectadas por grandes proyectos empresariales que buscan apropiarse de sus territorios como también de la naturaleza en su conjunto (ver nuestro boletín de enero de 2014 sobre “servicios ambientales”). Además, la lucha por los derechos colectivos, como la de la Vía Campesina por el derecho a la soberanía alimentaria y por los derechos de campesinos y campesinas, tiene una gran importancia, justamente por ser derechos colectivos y no individuales, lo que significa que son derechos que no entran en la lógica del neoliberalismo. Dentro de esta lógica, las trasnacionales creen tener derechos – individualizados- de apropiarse y de mercantilizar absolutamente todo: los territorios de pueblos y comunidades, las aguas e inclusive el carbono y la biodiversidad de los bosques que son vendidos para asegurar a las grandes empresas su “derecho a contaminar”.

Y también parece fundamental que la lucha por los derechos no puede estar disociada de la lucha que busca organizar y movilizar a las comunidades para defender lo que les es más sagrado: sus territorios. Éstos están más amenazados que nunca, si observamos las previsiones y los planes de las trasnacionales dedicadas a la extracción de minerales y de petróleo, la construcción de hidroeléctricas y a proyectos de expansión del agronegocio. Por ello, las historias de las comunidades que luchan por su territorio, en la mayoría de los casos de forma aislada, muestran la importancia de la necesidad de organizarse y movilizarse, de buscar ampliar la posibilidad de alianzas con movimientos sociales y otros segmentos de la sociedad civil que comparten el compromiso con la lucha contra las injusticias y por la transformación social. Esto no solo parece ser crucial para hacer avanzar en la lucha por los derechos sino también para cuestionar más efectivamente las relaciones de poder injustas y desiguales que rigen el mundo y que implican que no se concreten los derechos fundamentales de la mayoría de los pueblos y se concedan numerosos derechos a una minoría que representa a los intereses del gran capital productivo y financiero- especulativo.

Descargar BOLETÍN Nro 199

Celebraciones de COPINH

27 marzo celebraremos el 21° aniversario del COPINH

Celebraremos con ceremonias, haciendo memoria histórica, con programas especiales en las radios Lencas  del COPINH, reflexión y análisis.

 Desde tempranito una compostura a la tierra en UTOPIA. 

Habrá  alborada.

RIO BLANCO-COPINH: A UN AÑO DE ACCIONES HISTORICAS Y LANZAMIENTO 4a RADIO

 

¡LES ESPERAMOS!!!

 

http://copinhonduras.blogspot.mx/

Taller EL TUMÍN Y EL TAQUÍN LAS MONEDAS ALTERNATIVAS COMUNITARIAS

Los Vecinos Amigos Unidos por la Seguridad y el Bienestar del Barrio de Cuxtitali
y el Colectivo Tumín de Veracruz
invitan este viernes 21 y sábado 22 de marzo de 5 a 8 pm
en el Centro Cultural Convivencial Cuxtitali (a un lado de la Plazuela)
al taller

«EL TUMÍN Y EL TAQUÍN
LAS MONEDAS ALTERNATIVAS COMUNITARIAS»

Frente a la crisis y a las nuevas reformas hacendarias absurdas, te invitamos a formar parte de otras monedas comunitarias alternativas. Contaremos con la presencia de los creadores del Túmin en Veracruz que nos compartirán su experiencia, habrá videos y mucho rato para diseñar nuestro intercambio alternativo. Están invitados todas las personas que renten sillas, mesas, bocinas, sonidos, música, grupos musicales, marimba o cualquier otro servicio que presten; que vendan bolis, paletas, tamales, maíz, frijol, palomitas, carne, libros, ropa, velas, comida, tortillas, zapatos, pasteles, miel, artesanías, etc.; o que reparen lavadoras, estufas, bicis, tejas, plomería, o cualquier cosa; o que tengan tiendita, restaurante, taxi, cyber, farmacia, ferreteria, carpintería, balconería, zapatería, taller mecánico, hospedaje y hoteles, etc.; o que laven ropa, que cuiden niños y niñas; que ofrezcan cursos, clases, talleres, o cualquier otro servicio a la comunidad….

Ven a ver cómo se le puede hacer para que entre todos y todas formemos nuestra moneda alternativa y nuestro intercambio y movamos nuestros productos y servicios.

ENTRADA GRATUITA

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas

Derechas con look de izquierda

por Raúl Zibechi, en ALAI-NET
Las recientes manifestaciones de masas generadas por las derechas en los más diversos países, muestran su capacidad por apropiarse de símbolos que antes desdeñaban, introduciendo confusión en las filas de las izquierdas.

El 17 de febrero de 2003 Patrick Tyler reflexionaba sobre lo que estaba sucediendo en las calles del mundo en una columna en The New York Times: “Las enormes manifestaciones contra la guerra en todo el mundo este fin de semana son un recordatorio de que todavía puede haber dos superpotencias en el planeta: los Estados Unidos y la opinión pública mundial”.

“Mira a tu alrededor y verás un mundo en ebullición”, escribe el editor estadounidense Tom Engelhardt, editor de la página tomdispatch. En efecto, diez años después del célebre artículo del Times, que dio la vuelta al mundo en ancas del movimiento contra la guerra, no hay casi rincón del mundo donde no exista ebullición popular, en particular desde la crisis de 2008.
 
Se podrían enumerar la Primavera Árabe que derribó dictadores y recorrió buena parte del mundo árabe; Occupy Wall Street, el mayor movimiento crítico desde los años sesenta en Estados Unidos; los indignados griegos y españoles que cabalgan sobre los desastres sociales provocados por la megaespeculación. En estos mismos momentos, Ucrania, Siria, Sudán del Sur, Tailandia, Bosnia, Turquía y Venezuela están siendo afectadas por protestas, movilizaciones y acciones de calle del más diverso signo.
 
Países que hacía décadas que no conocían protestas sociales, como Brasil aguardan manifestaciones durante el Mundial luego de que 350 ciudades vieran cómo el desasosiego ganaba las calles. En Chile, se ha instalado un potente movimiento juvenil estudiantil que no muestra signos de agotamiento y en Perú el conflicto en torno a la minería lleva más de un lustro sin amainar.
 
Cuando la opinión pública tiene la fuerza de una superpotencia, los gobiernos se han propuesto entenderla para cabalgarla, manejarla, reconducirla hacia lugares que sean más manejables que la conflagración callejera, conscientes de que la represión por sí sola no consigue gran cosa. Por eso, los saberes que antes eran monopolios de las izquierdas, desde los partidos hasta los sindicatos y movimientos sociales, hoy encuentran competidores capaces de mover masas pero con finas opuestos a los que esa izquierda desea.
 
Estilo militante

Desde el 20 hasta el 26 de marzo de 2010 se realizó en el departamento uruguayo de Colonia un “Campamento Latinoamericano de Jóvenes Activistas Sociales”, en cuya convocatoria se prometía “un espacio de intercambio horizontal” para trabajar por “una Latinoamérica más justa y solidaria”. Entre el centenar largo de activistas que acudieron ninguno sospechaba de dónde habían salido los recursos para pagar sus viajes y estadías, ni quiénes eran en realidad los convocantes (Alai, 9 de abril de 2010).
 
Un joven militante se dedicó a investigar quiénes eran los Jóvenes Activistas Sociales que organizaban un encuentro participativo para “comenzar a construir una memoria viva de las experiencias de activismo social en la región; aprender de las dificultades, identificar buenas prácticas locales aprovechables a nivel regional, y maximizar el alcance de la creatividad y el compromiso de sus protagonistas”.
 
El resultado de su investigación en las páginas web le permitió averiguar que el campamento contó con el auspicio del Open Society Institute de George Soros, y de otras instituciones vinculadas al mismo. La sorpresa fue mayúscula porque en el campamento se realizaban reuniones en ronda, fogones y trabajos colectivos con papelógrafos, con fondo de whipalas y otras banderas indígenas. Un decorado y estilos que hacían pensar que se trataba de un encuentro en la misma tónica de los Foros Sociales y de tantas actividades militantes que emplean símbolos y modos de hacer similares. Algunos de los talleres empleaban métodos idénticos a los de la educación popular de Paulo Freire que, habitualmente, suelen emplear los movimientos antisistémicos.
 
Lo cierto, es que unos cuantos militantes fueron usados “democráticamente”, porque todos aseguraron que pudieron expresar libremente sus opiniones, para objetivos opuestos para los que los convocaron. Este aprendizaje de la fundación de Soros fue aplicado en varias ex repúblicas soviéticas, durante la “revuelta” en Kirguistán en 2010 y en la revolución naranja en Ucrania en 2004.
 
Ciertamente, muchas fundaciones y las más diversas instituciones envían fondos e instructores a grupos afines para que se movilicen y trabajen para derribar gobiernos opuestos a Washington. En el caso de Venezuela, han sido denunciadas en varias oportunidades agencias como el Fondo Nacional para la Democracia (ned por sus siglas en inglés), creada por el Congreso de Estados Unidos durante la presidencia de Ronald Reagan. O la española Fundación de Análisis y Estudios Sociales (faes) orientada por el expresidente José María Aznar.
 
Ahora estamos ante una realidad más compleja: cómo el arte de la movilización callejera, sobre todo la orientada a derribar gobiernos, ha sido aprendida por fuerzas conservadores.
 
El arte de la confusión
 
El periodista Rafael Poch describe el despliegue de fuerzas en la plaza Maidan de Kiev: “En sus momentos más masivos ha congregado a unas 70.000 personas en esta ciudad de cuatro millones de habitantes. Entre ellos hay una minoría de varios miles, quizá cuatro o cinco mil, equipados con cascos, barras, escudos y bates para enfrentarse a la policía. Y dentro de ese colectivo hay un núcleo duro de quizás 1.000 o 1.500 personas puramente paramilitar, dispuestos a morir y matar lo que representa otra categoría. Este núcleo duro ha hecho uso de armas de fuego” (La Vanguardia, 25 de febrero de 2014).

Esta disposición de fuerzas para el combate de calles no es nueva. A lo largo de la historia ha sido utilizada por fuerzas disímiles, antagónicas, para conseguir objetivos también opuestos. El dispositivo que hemos observado en Ucrania se repite parcialmente en Venezuela, donde grupos armados se cobijan en manifestaciones más o menos importantes con el objetivo de derribar un gobierno, generando situaciones de ingobernabilidad y caos hasta que consiguen su objetivo.
 
La derecha ha sacado lecciones de la vasta experiencia insurreccional de la clase obrera, principalmente europea, y de los levantamientos populares que se sucedieron en América Latina desde el Caracazo de 1989. Un estudio comparativo entre ambos momentos, debería dar cuenta de las enormes diferencias entre las insurrecciones obreras de las primeras décadas del siglo XX, dirigidas por partidos y sólidamente organizadas, y los levantamientos de los sectores populares de los últimos años de ese mismo siglo.
 
 
 
En todo caso, las derecha han sido capaces de crear un dispositivo “popular”, como el que describe Rafael Poch, para desestabilizar gobiernos populares, dando la impresión de que estamos ante movilizaciones legítimas que terminan derribando gobiernos ilegítimos, aunque estos hayan sido elegidos y mantengan el apoyo de sectores importantes de la población. En este punto, la confusión es un arte tan decisivo, como el arte de la insurrección que otrora dominaron los revolucionarios.
 
Montarse en la ola
 
Un arte muy similar es el que mostraron los grupos conservadores en Brasil durante las manifestaciones de junio. Mientras las primeras marchas casi no fueron cubiertas por los medios, salvo para destacar el “vandalismo” de los manifestantes, a partir del día 13, cuando cientos de miles ganan las calles, se produce una inflexión.
 
Las manifestaciones ganan los titulares pero se produce lo que la socióloga brasileña Silvia Viana define como una “reconstrucción de la narrativa” hacia otros fines. El tema del precio del pasaje pasa a un segundo lugar, se destacan las banderas de Brasil y el lema “Abajo la corrupción”, que no habían estado originalmente en las convocatorias (Le Monde Diplomatique, 21 de junio de 2013). Los medios masivos también desaparecieron a los movimientos convocantes y colocaron en su lugar a las redes sociales, llegando a criminalizar a los sectores más militantes por su supuesta violencia, mientras la violencia policial quedaba en segundo plano.
 
De ese modo, la derecha que en Brasil no tiene capacidad de movilización, intentó apropiarse de movilizaciones cuyos objetivos (la denuncia de la especulación inmobiliaria y de las megaobras para el Mundial) estaba lejos de compartir. “Es claro que no hay lucha política sin disputa por símbolos”, asegura Viana. En esa disputa simbólica la derecha, que ahora engalana sus golpes como “defensa de la democracia”, aprendió más rápido que sus oponentes.
 
– Raúl Zibechi, periodista uruguayo, escribe en Brecha y La Jornada y es colaborador de ALAI.

Alimentos kilométricos

Campaña de Amigos de la Tierra España

Muchos de los alimentos que recorren miles de kilómetros hasta tu mesa tienen un gran impacto ambiental y social. Dale la vuelta a tus compras… #PideLocal

Consume productos de Km 0  ¡¡Pide Local!!

Os esperamos en las redes sociales para disminuir colectivamente las distancias:
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VIDEO:

http://youtu.be/5kpYPWG3OKs

Otras recomendaciones relacionadas con la alimentación:

Los 9 Alimentos que Nunca Debería Comer
Muchos alimentos han sido fuertemente promovidos como saludables, cuando no son nada más que alimentos chatarra o “junk foods” perniciosos. En el artículo presentado, Clean Plates fundador de Jared Koch compartió su lista de nueve alimentos básicos que no son nada buenos para usted, contrariamente a lo que le han hecho creer.

9 Alimentos que Nunca deberías comprar
Los 9 alimentos que deberíamos evitar consumir y sobre todo comprar en nuestro día a día y una explicación corta del porqué:
ASPARTAME, COMIDA ENLATADA, GLUTEN, ALIMENTOS GMO, JARABE DE MAÍZ, ALIMENTOS PROCESADOS, AZÚCAR, GRASAS TRANS, AGUA EN BOTELLA DE PLÁSTICO…

¿Por qué surgen las autodefensas y policías comunitarias?

De autodefensa y policías comunitarias V y última: ¿por qué surgen las autodefensas y policías comunitarias?

por Manuel Cardoso
MEMORIAS EN MOVIMIENTO

En un primer momento podríamos resolver esa pregunta de una manera muy fácil. La respuesta sería la delincuencia, las extorsiones, los secuestros y la violencia en general.  Sin embargo, para mí la problemática es mucho más profunda e incluso tiene raíces históricas importantes, tanto en referentes como en problemas.

 

Tanto autodefensas como policías comunitarias podrían caminar en el mismo sentido, siempre y cuando las demandas por seguridad sean legítimas, que no sean grupos paramilitares creados por narcotráfico, empresas o el propio gobierno, tal como ha referido el EPR en un comunicado, pues estas también han existido y han provocado grandes conflictos para la sociedad, y un ejemplo se dio en Colombia.

Si salvamos lo anterior, una autodefensa puede convertirse en una policía comunitaria cuando no sólo se detienen a los delincuentes, sino que se forma un proceso de justicia y además se busca la resolución de los conflictos que el Estado ha dejado de lado en su modelo de combate a la delincuencia organizada. Además debe ratificar su autodeterminación y para ello no importa si se trata de una organización indígena o no; puede extenderse a toda población tras una reivindicación comunitaria: económica, cultural, política y social.

1. Existe un aumento de la inseguridad y la violencia, la cuál está incrementando desde los años 90. La reconfiguración de cárteles del narcotráfico, la aparición de nuevos y la desestructuración de otros a raíz del combate a la delincuencia organizada  desató una guerra que ha dejado a muchos boquiabiertos por la saña con la que se ha llevado a cabo.  Pero específicamente, la guerra declarada por Felipe Calderón y sus operativos conjuntos fueron la gota que derramó el vaso, pues sin ninguna estrategia clara se decidió alborotar el avispero.

2. La economía criminal es un claro ejemplo de negocio redondo, pues no es a nivel local, sino a nivel internacional y se encuentra presente en un sin número de cosas, desde lavanderías hasta empresas y equipos de fútbol.  Ya hablaba Manuel Castells de la posibilidad de “fusionar” la economía formal y la criminal a tal grado que los delincuentes aprovechaban las estructuras transnacionales y las nuevas tecnologías con el fin de operar financieramente.

Este tipo de operaciones vincula lo local con lo global, pues las comunidades más pequeñas se ven afectadas por la delincuencia en todos los delitos de los que se vale la delincuencia organizada para generar recursos.

3. Pero la delincuencia no crece de la noche a la mañana, y mucho menos lo hace por generación espontánea. El sistema económico que se implementó en México por medio de las políticas neoliberales  es excluyente en muchas medidas. Aunque genera el crecimiento económico, eso sólo habla de la concentración de la riqueza en pocas manos, pero ahora sin ningún sistema que lo redistribuya como en los tiempos del Estado de Bienestar.  La pobreza se ha incrementado, el desempleo sube, y ahora ni  la seguridad social es posible porque o han quebrado Intencionalmente) los institutos en esa materia o han privatizado los sistemas de salud, jubilaciones, etcétera.

En el caso del campo la situación es quizá más complicada, pues aunque es posible una sustentabilidad, los apoyos a la agricultura son acaparados gracias a la corrupción, o no llegan o no son suficientes. Eso sin agregar las constantes sequías y las obras públicas nulas. O la incapacidad para generar una circulación e intercambio de bienes de manera provechosa para todas las partes, más bien se genera que al campesino se le paga lo mínimo por sus cosechas.

4. La desposesión también se ha vuelto una forma de agredir a las comunidades. En la actualidad existen numerosos proyectos de extracción de recursos naturales gracias a las concesiones otorgada por el gobierno mexicano. Los principales conflictos se han dado por presas, eólicas y minas a cielo abierto. Todos estos proyectos son ejemplos de acumulación por desposesión, pues se les paga muy poco a las comunidades por sus tierras, se privatiza en automático territorio que era parte de una cultura, como en el caso de Wirikuta.

Dichos procesos afectan al territorio y muchas poblaciones han alzado la voz para defender su territorio, pues sufren afectaciones de salud hasta económicas (hablan de dar empleos, pero lo que pagan es una miseria en comparación con lo que se llevan y ganan). Podríamos hablar incluso de un nuevo proceso colonial pues se afectan intereses, dinámicas y pensamientos de la gente, inclusive llegando a dividir comunidades por un proyecto de este tipo.

5. La militarización del territorio mexicano a raíz de la lucha contra el narcotráfico ha generado una constante violación de derechos humanos. No sólo por detenciones arbitrarias o cateos ilegales, sino hasta por asesinatos por parte del brazo armado del Estado.  La respuesta del gobierno federal ha sido contraria, pues no sólo no reconoce su responsabilidad, sino que niega la existencia de violación de derechos humanos.

Militarización y derechos humanos

6. La movilización de los pueblos indígenas, de los barrios populares o de los afrodescendientes ha generado la búsqueda del reconocimiento de las diferentes identidades que componen el país. Aunque el multiculturalismo ya se ha reconocido, sólo se ha hecho en papel, pues en la práctica son palabras vacías. Un ejemplo claro y entorno a las autodefensas es el señalamiento de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos contra las autodefensas no sólo de Michoacán, sino de Guerrero, el presidente de la organización dijo que era inadmisible la presencia de grupos que hicieran justicia por su propia mano.  Tal postura implica un desconocimiento o un rechazo por parte de las autoridades a procesos culturales específicos, sin reconocer la multiplicidad de formas de vida, específicamente en el caso de organizaciones legítimas y populares.  Es más desconoce la existencia de los derechos de los Pueblos Indígenas en favor de los Derechos Humanos civiles y políticos aplicables a todos  en su carácter de ciudadanos.

7. El olvido de los sectores indígenas como parte de un proyecto nacional está presente desde hace 500 años. De allí que en 1992 la demanda fuera la resistencia de diferentes agrupaciones al colonialismo y a la agresión por parte del Estado.  Muchos de los lugares donde han surgido autodefensas y policías comunitarias son de alta presencia indígena, lo cual nos habla de por dónde va el asunto.  Además, el proyecto nacional vigente no sólo los alejó culturalmente, sino que los ha mantenido marginados en lo político y lo económico, sobre todo por su carácter liberal que reconoce a los ciudadanos desde una perspectiva individualista y capitalista.

500 años de resistencia

8. Es por ello que la búsqueda de autonomías se ha vuelto una demanda importante ya no sólo para los grupos indígenas, sino para otros sectores de la sociedad mexicana que basan su actuar en la libre determinación política, económica y cultural.  Ante el desconocimiento del Estado, se ha buscado un proyecto alternativo que pretenda otorgar igualdad de oportunidades de “desarrollo”, respetando, por supuesto, las particularidades de cada colectivo.  Dentro de esto se encuentra la capacidad de los grupos para aportar a la seguridad e implementar sistemas de justicia que sean funcionales y busquen la verdadera reinserción social de los infractores.

9. Pero las autodefensas y policías comunitarias no crearon esos proyectos de seguridad de la nada, existen antecedentes. Los pueblos indígenas  cuentan las guardias tradicionales. Figuras que fueron creadas ante los agravios de los conquistadores con el fin de proteger a la comunidad, no sólo a los individuos.  Quizá todos contamos con esa cosmovisión, sólo que negamos esa parte de nuestro pasado. Quizá se trata de una cuestión innata con el fin de proteger a nuestros compañeros y nuestros intereses, pero a final de cuentas ay se encuentra dentro de uno de nuestros antecedentes:  los pueblos originarios, los cuales han sido los más explotados y agredidos por diferentes prácticas.

Si respondemos más profundamente al ¿por qué surgen las autodefensas y las policías comunitarias? podríamos responder que surgen ante la marginación, la pobreza. Frente a un sistema económico (aunque no sólo económico) que busca la acumulación de capital incluso si tiene que traslapar la economía formal con la criminal; un sistema económico que tiene a criminalizar a los desposeídos, a los pobres.  Que orilla a la gente a buscar alternativas que hacen incrementar las actividades ilegales  y que atentan contra la vida de los seres humanos. Surgen en sectores que han sido excluidos del proyecto nacional, a los cuáles no se les respeta su propia identidad, pues sólo se cree en la existencia de un ciudadano liberal y capitalista. Aparecen en lugares que representan alternativas, quizá no para nosotros, pero sí para sus formas de vida, proyectos de resistencia y construcción de un mundo diferente.  Las autodefensas y policías comunitarias están donde la militarización, la corrupción, los proyectos extractivistas buscan vender el territorio a cambio de unos cuantos empleos que trastocan culturas que caminan hacia otra dirección, pero que también cuentan con antecedentes de protección comunitaria.  Es allí y por eso que surgen las autodefensas y las policías comunitarias.

Conversa del Mundo IV: Silvia Rivera Cusicanqui y Boaventura de Sousa Santos

Las «Conversas del Mundo» reúnen a hombres y mujeres de diferentes nacionalidaes y experiencias que comparten la lucha por la dignidad humana y la convicción de que otro mundo es necesario, urgente y posible. Son una expresión, desde el Sur global, de la ecología de saberes.
Esta Conversa entre la socióloga y activista boliviana Silvia Rivera Cusicanqui y el sociólogo del derecho y activista portugués Boaventura de Sousa Santos se realizó en el Valle de las Ánimas (La Paz, Bolivia) el 16 de octubre de 2013. Es la cuarta Conversa producida en el ámbito del Proyecto ALICE.

VIDEO:

VIDEO: VIDEO: VIDEO: VIDEO: http://youtu.be/jmy6OZTo38o

10 tesis sobre el «divorcio» entre izquierda y progresismo en América Latina

«..si persiste en prácticas como el extractivismo o el hiperpresidencialismo, se alejará definitivamente de la izquierda».

Según Eduardo Gudynas, el progresismo, nacido desde el seno de la izquierda latinoamericana, a medida que se consolida con una identidad propia, parecería estar tomando otra dirección, expresada en acciones, discursos y modelos puestos en prácticas por gobiernos como el de Ecuador, Nicaragua y Bolivia, entre otros.

por Eduardo Gudynas

No me refiero a las clásicas críticas de la derecha (que los acusa de antidemocráticos), ni a las de una izquierda muy dogmática (que los denuncian como conservadores).

Todos sabemos que los gobiernos de la nueva izquierda han dominado el escenario político latinoamericano reciente. En un viraje sustancial, suplantaron a presidentes conservadores y neoliberales, y actualmente están presentes en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Uruguay y Venezuela.
También sabemos que se trata de un conjunto variado. Existen diferencias notables, por ejemplo, entre los modos de hacer política de Evo Morales y los de José Pepe Mujica en Uruguay. Más allá de su diversidad, tienen muchos elementos compartidos que explican que sean parte de un mismo conjunto, y que además son efectivamente distintos de gobiernos conservadores o neoliberales.
Así, se delimita el «progresismo” como una cristalización reciente de una identidad política específica; una denominación adecuada, usada en varios países, y que deja en claro que todos comparten la fe en el progreso, con sus particulares modos en organizar la economía, las relaciones sociales y la apropiación de los recursos naturales.
Pero, también, frente a estos gobiernos hay un creciente debate. No me refiero a las clásicas críticas de la derecha (que los acusa de antidemocráticos), ni a las de una izquierda muy dogmática (que los denuncian como conservadores). Los señalamientos provienen de un número significativo de simpatizantes, militantes e incluso conocidos líderes de izquierda, que están lejos de ser dogmáticos, y que se sienten desilusionados, alejados o incluso enfrentados con este progresismo.

Impulso hacia la izquierda

Una de las razones de este malestar parece deberse a que el progresismo comienza a apuntar en sentidos que son significativamente distintos a los trazados por la izquierda que le dio origen. Como «izquierda” es también una categoría plural, estas comparaciones deben hacerse con precaución. La izquierda que lanzó al progresismo se nutrió de muy variadas tendencias, aprendió de sus errores y se renovó. Mucho de eso se debió a que convergió en lo que podría llamarse una «izquierda abierta” (parafraseando al «marxismo abierto” de Ernest Mandel), que intentaba no ser dogmática, era tolerante y aceptaba aportes diversos. Esto le permitió establecer relaciones estrechas con movimientos y organizaciones populares (especialmente indígenas y campesinos), destronar al neoliberalismo, fortalecer el Estado y atacar la pobreza. Fue una sinergia exitosa que fructificó en conquistar gobiernos, lanzar procesos de cambio y superar durísimas oposiciones internas (como en Argentina, Bolivia o Venezuela).
Con el paso del tiempo, en su seno emergió el progresismo con una identidad política propia y que apuntaría en una dirección distinta. Estaríamos frente a una «gran” divergencia entre izquierda y progresismo.

La divergencia

¿Cuáles son los temas en los cuales izquierda y progresismo están difiriendo? Se pueden identificar algunas cuestiones donde las propuestas progresistas actuales son diferentes a las de la izquierda que lo cobijó.

1. Desarrollo. Más allá de sus pluralidades, la izquierda latinoamericana de las décadas de 1960 y 1970 criticaba en profundidad el desarrollo convencional. Cuestionaba tanto sus bases conceptuales como sus prácticas concretas, como la de ser proveedores de productos primarios.
El progresismo actual ha abandonado en buena medida este debate y acepta las bases conceptuales del desarrollo. Festeja el crecimiento económico y los extractivismos. Es cierto que en algunos casos se denuncia al capitalismo, e incluso hay intentos alternativos (por ejemplo, con empresas nacionalizadas), pero prevalece la inserción en éste. Las discusiones están en cómo instrumentalizar el desarrollo (por ejemplo, si con más o menos Estado), pero no se disputa el mito del progreso. En cambio, sí mantuvo de la izquierda de los 60 y 70 una actitud refractaria a las cuestiones ambientales.

2. Democracia. Al menos desde fines de los 70, las izquierdas latinoamericanas hicieron suyo el mandato de la democracia. La idea de llegar al poder por las armas fue desechada; así lo entendieron desde Pepe Mujica a Hugo Chávez. No sólo esto, sino que se buscó ir más allá de las elecciones nacionales, hacia la llamada radicalización o profundización de la democracia. Se crearon los presupuestos participativos, se promovieron referéndums y se buscó diversificar la participación ciudadana.
El progresismo, en cambio, está abandonando ese entusiasmo y se contenta con el instrumento electoral clásico, las elecciones. Profundiza la democracia delegativa y llega a extremos hiperpresidencialistas.

3. Derechos humanos. Aquella izquierda incorporó la defensa de los derechos humanos, especialmente en la lucha contra las dictaduras en el Cono Sur. Fue un aprendizaje notable, donde el viejo ideal de igualdad se articuló con la salvaguarda y ampliación de los derechos. Hoy, las actitudes han cambiado, ya que cuando se denuncian incumplimientos en derechos, hay reacciones progresistas defensivas. En lugar de atender esos problemas, se cuestiona a veces a los denunciantes o se critica la institucionalidad jurídica. Incluso ponen en duda la validez de algunos derechos, como ha hecho Rafael Correa diciendo que los derechos de la naturaleza son «supuestos”.

4. Constituciones y leyes. La izquierda abierta insistía en recuperar el papel de las constituciones como el marco básico compartido. Es más, en Bolivia, Ecuador y Venezuela se aprobaron nuevas constituciones (con innovaciones sobre los derechos), y nuevos ordenamientos normativos. A su vez, en todos los casos se proponía reforzar la independencia, imparcialidad y capacidades del Poder Judicial. Ahora, el progresismo da señales contradictorias. Se incomoda con obligaciones que le imponen sus propias constituciones, e incluso opera sobre ellas para aligerar controles políticos, sociales o ambientales. Se toleran desprolijidades en cumplir exigencias legales, manipular leyes o presionar al Poder Judicial. Y en algunos momentos parecería que erosiona su propio nuevo constitucionalismo.

5. Corrupción. La izquierda de fines del siglo XX era una de las más duras luchadoras contra la corrupción. Ése era uno de los flancos más débiles de los gobiernos neoliberales, y en aquellos años la izquierda atacó una y otra vez en ese terreno, desnudando negociados, favoritismos empresariales, etcétera. Aquel ímpetu parece menguar. Hay varios ejemplos en los que no ha manejado adecuadamente los casos de corrupción de figuras claves dentro de gobiernos progresistas, o la asignación de fondos públicos termina repitiendo viejos vicios. Asoma una actitud de cierta resignación y tolerancia.

6. Movimientos sociales. La izquierda latinoamericana durante décadas cultivó un relacionamiento estrecho con grupos subordinados y marginados. El progresismo inicial resulta de esa simbiosis, ya que gracias a indígenas, campesinos o movimientos populares urbanos alcanzaron los gobiernos. Desde esos sectores surgieron votos, pero también ideas y prioridades, y unos cuantos dirigentes y profesionales que ahora están en las oficinas estatales.
En los últimos años, el progresismo parece alejarse de varios de estos movimientos, no comprende sus demandas, se pone a la defensiva, intenta dividirlos y si no lo consigue, los hostiliza. Gasta mucha energía en calificar, desde el palacio de gobierno, quién es revolucionario y quién no lo es, y perdió los nexos con organizaciones indígenas, ambientalistas, feministas, de derechos humanos, etcétera. La desazón se expande entre líderes sociales que, en el pasado fueron atacados por gobiernos neoliberales y ahora vuelven a serlo, pero desde el progresismo.

7. Justicia social. La izquierda clásica concebía a la justicia social bajo un amplio abanico temático, desde la educación a la alimentación, desde la vivienda a los derechos laborales, y así sucesivamente. El progresismo en cambio apunta sobre todo a una justicia como redistribución económica, enfocada en la compensación monetaria a los más pobres y en el consumo masivo para el resto. No niego ni la importancia de esas ayudas para sacar de la pobreza a millones de familias, ni la relevancia de que los sectores populares accedan a servicios y bienes necesarios. El punto es que la justicia es mucho más que bonos, la calidad de vida es más que comprar televisores, y no se la puede reducir al economicismo de la compensación monetaria.

8. Integración y globalización. La izquierda logró relanzar la integración regional y continental, y combatió esquemas de liberalización comercial como el ALCA, los TLCS e IIRSA. Lanzó algunas iniciativas muy interesantes, como el Tratado de Comercio de los Pueblos, el SUCRE, el Banco del Sur y algunos de los convenios del ALBA.
Hoy se mantiene la retórica latinoamericanista, pero no se logran políticas continentales en sectores claves como energía, agroalimentos e industria. Hay avances en algunos planos (como la integración cultural), pero los Estados siguen compitiendo comercialmente y no pocas veces los vecinos hacen trampas comerciales. Y, finalmente, todos aceptaron la gobernanza global del comercio.

9. Independencia y crítica. La izquierda mantenía una estrecha relación con los intelectuales, y más allá de discusiones puntuales, respetaba la rigurosidad e independencia. Incluso se buscaban ángulos originales, se hurgaba en lo que estaba oculto y se navegaba en una pluralidad de voces.
El progresismo da señales que cada vez le gusta menos la crítica independiente y prefiere escuchar a los intelectuales amigos. Y cuando ellos escasean dentro del propio país, los traen del norte, aprovechando lo poco que saben de las realidades nacionales. Desconfía de análisis exhaustivos y prefiere las felicitaciones y el apoyo publicitario. Denuncia a libres pensantes y reclama seguidores fieles. La crítica es apresuradamente rotulada como traición neoliberal.

10. Discursos y prácticas. Finalmente, en un plano que podríamos calificar como cultural, el progresismo elabora diferentes discursos de justificación política, a veces con una retórica de ruptura radical que resulta atractiva, pero sus prácticas son bastante tradicionales en muchos aspectos. Por ejemplo, los discursos por la Pachamama se distancian de la gestión ambiental, se cita a Marx y Lenin pero los acuerdos productivos son con corporaciones transnacionales, se reivindica la industrialización pero prevalece el extractivismo, se dice responder a los movimientos sociales pero se clausuran organizaciones ciudadanas, se felicita a los indígenas pero se invaden sus tierras, y así sucesivamente.

Entre el concepto y la praxis
Los senderos del progresismo

En la actualidad, el progresismo parece tomar un camino distinto al de la izquierda.

El progresismo nació como una expresión reciente en el seno de la izquierda latinoamericana. Maduró como una particular mezcla e hibridización de distintas condiciones culturales y políticas, pero quedó enmarcado en las ideas occidentales del desarrollo. No es una postura conservadora ni neoliberal, lo que explica que sus defensores lo presenten como una expresión de izquierda, y como ha sido exitoso en varios frentes, cuenta con apoyos electorales.

Pero, en la actualidad, el progresismo parece tomar un camino distinto al de la izquierda. Quedó enmarcado en el desarrollo convencional, y lo ejecuta a su manera, ajustando la democracia y apelando a compensaciones monetarias. Es un camino propio, pero que comulga también con el mito del progreso.

Tal vez este progresismo rectifique su rumbo en algunos países, retomando lo mejor de la izquierda clásica, para construir otras síntesis de alternativas que incorporen efectivamente temas como el Buen Vivir o la justicia en sentido amplio. Sean ésas u otras cuestiones, en todos los casos deberá desligarse del mito del progreso. Dicho de otro modo: menos progresismo y más izquierda. Pero si persiste en prácticas como el extractivismo o el hiperpresidencialismo, se alejará definitivamente de la izquierda.