Denuncian que la financiación para frenar el cambio climático se quiere desviar para beneficiar intereses privados

Denuncian que la financiación para frenar el cambio climático se quiere desviar para beneficiar intereses privados

Comunicado de prensa

banco mundial fuera del climaCon ocasión de la reunión del Comité que diseñará el Fondo Verde para el Clima en Ginebra, más de 140 redes y organizaciones de todo el mundo, entre ellas Ecologistas en Acción y el Observatorio de la Deuda en la Globalización, exigen de los gobiernos compromisos urgentes que se aparten del “Business as usual”.

Ecologistas en Acción y el Observatorio de la Deuda en la Globalización han dirigido una carta a la Directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Alicia Montalvo, quien representa al gobierno español en el Comité de Transición del Fondo Verde para el Clima -establecido por la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC) y que se reúne hasta hoy en Ginebra- alarmados por la intención de algunos gobiernos de implicar el capital financiero en las operaciones del Fondo.

La carta firmada por más de 140 redes y organizaciones de todo el mundo llama a los miembros del Comité “a no proveer financiamiento o incentivos directamente al sector privado. Tal acción pueda plantear riesgos graves para el logro de procesos impulsados por los países. La participación del sector privado estaría mejor decidida, gestionada, regulada y promocionada en el contexto de una estrategia nacional.”

La relación entre el sector privado y el Fondo Verde para el Clima, también conocido como Green Climate Fund (GCF por sus siglas en inglés), es motivo de un intenso debate entre los miembros del Comité de Transición. Los representantes de los países más industrializados, entre ellos EEUU y los miembros de la UE, quieren que el sector privado sea la mayor fuente de la financiación internacional para hacer frente al calentamiento global en los países empobrecidos.

“Nos oponemos a la entrada de fondos privados que esperan un retorno de sus inversiones y que el sector privado pueda recibir recursos del Fondo Verde para el Clima”, detalla Tom Kucharz de Ecologistas en Acción. La obligación legal de los países industrializados como España de financiar la lucha contra el cambio climático en los países del Sur no puede depender de ninguna forma del capital privado y de instrumentos basados en la especulación y la volatilidad de los mercados financieros”, argumenta el portavoz de Ecologistas en Acción, “porque así el interés público y los Derechos Humanos Universales quedarían subordinados al interés privado de conseguir beneficios económicos y eso no lo permitiremos”.

Se oponen así a la propuesta de Teresa Ribera, Secretaria de Estado de Cambio Climático, de un “marco nuevo de financiación climática que haga posible la movilización de inversión privada mediante el uso de recursos públicos”, que defendió hace unos días.

capitalismo verdeLas organizaciones sociales explican en su misiva que las actividades financieras, como la creación de derivados e inversiones en el mercado del carbono, son extremadamente arriesgadas y albergan el riesgo de crear una nueva burbuja financiera, así como impactan muy negativamente en las poblaciones y el medio ambiente. “La volatilidad experimentada actualmente por las bolsas de valores constituye una clara advertencia de que tales instrumentos no sean precisamente una base apropiada para conseguir un financiamiento estable que el Fondo Verde para el Clima requiere si desea cumplir sus metas.” Por todo ello exigen a los gobiernos “explícitamente excluir el uso de instrumentos especulativos u de otra naturaleza para incrementar su capital a través de los mercados financieros”.

“Con el argumento de la crisis financiera, la deuda soberana y el déficit, los países enriquecidos pretenden evadir su obligación para proveer suficiente dinero para cubrir los costos de adaptación y de mitigación de los países del Sur, como se acordó en las convenciones internacionales sobre el clima”, alerta Iolanda Fresnillo del Observatorio de la Deuda en la Globalización.

“Para que el Fondo Verde verdaderamente cumpla con su propósito de acuerdo con los principios de responsabilidad histórica, equidad y justicia, nosotros creemos que la contribución fundamental del Fondo debe ser predecible, adicional y pública”, añade Fresnillo.

– Más información: http://www.worldbankoutofclimate.org/

Petróleo, medio ambiente, cambio climático y seguridad: Macondo, otra advertencia más

Petróleo, medio ambiente, cambio climático y seguridad: Macondo, otra advertencia más

Por Gian Carlo Delgado Ramos

El típico entendimiento de que el desarrollo tiene como fundamento el crecimiento económico dibuja un esquema que apunta a la debacle socio-ambiental puesto que el crecimiento económico obligadamente requiere de la transformación de la naturaleza hacia un estado mayor de baja, es decir, en desechos, y dado que esa transformación es irrevocable, el medio ambiente establece límites al subsistema económico. Todo uso de los recursos naturales para satisfacer necesidades no vitales lleva consigo una menor cantidad de vida en el futuro.

Resumen.- El actual patrón energético está centrado esencialmente en combustibles fósiles, siendo el petróleo el más relevante. El proceso de su obtención y quema produce costos ambientales y humanos que no son tomados en cuenta y por tanto quedan ocultos. Uno de tantos son los derrames, como el sucedido en el pozo Macondo en abril de 2010. El presente texto plantea que tales costos ocultos deben leerse desde un análisis amplio que no se limite al suceso per se. De este modo se plantea en un primer momento, la necesidad de dar cuenta del eminente alcance del punto máximo de producción (peak oil), el esperado incremento de la población mundial y el creciente calentamiento del planeta. Se analiza entonces el significado del derrame del pozo Macondo como un rasgo que lejos de ser excepcional es característico del patrón energético actual. Se cierra con una valoración sobre las implicaciones de seguridad del actual patrón energético para luego plantear la necesidad de repensar el desarrollo como sustento de un cambio de paradigma.

1. Introducción

Cuando la humanidad tuvo acceso a fuentes altamente condensadas de energía, su expansión y complejidad tuvo lugar como nunca antes. La escala global de tal fenómeno incluyó lo espacial, lo poblacional y desde luego, lo energético. Se pasó de un consumo de unos miles de barriles de crudo al año a mediados del siglo XIX a más de 65 millones de barriles diarios para fines del siglo XX (Heinberg, 2003: 92).

Mientras más energía se dispuso, más espacio se ocupaba, siendo la ciudad ícono de ése proceso. El crecimiento poblacional se disparó, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX pues pasó de unos 500 millones hasta el siglo XVI, a mil millones a principios del siglo XIX y dos mil millones para la década de 1930, para después aumentar en un mil millones adicionales de personas para 1960, 1974, 1987 y 1999 (Homer-Dixon, 2007: 61). Hoy día, la población mundial se estima en unos 6,800 millones de habitantes, siendo poco más de la mitad urbana.

Los combustibles fósiles constituyen, según la Agencia Internacional de Energía (AIE) y para el año 2008, el 81.3% de la energía primaria total mundial (AIE, 2010: 6). De este porcentaje, la mayor parte del petróleo se emplea en motores de combustión interna destinados al transporte, el resto en generación de electricidad y en la petroquímica. La mitad del carbón se emplea en la generación de energía eléctrica y el resto en diversas funciones industriales y domésticas. El gas, se emplea crecientemente en la generación de electricidad pues se pasó del 12.1% de su uso en el total de energía eléctrica generada en 1973 a 21.3% en 2008. También se usa, y prácticamente en montos similares, por la industria, el comercio y usos domésticos. De precisar es que la mayoría de la electricidad, o energía secundaría, se emplea en usos industriales (54%) y doméstico-comerciales (46%).

Lo indicado implica que, en resumen, el destino general de los combustibles fósiles tiene tres grandes rutas:

1) generación de energía calórica;
2) de energía eléctrica; y
3) motores de combustión interna.

petróleoEs un contexto en el que resulta imperante notar que de 1973 a 2008, si bien la cantidad de energía generada se ha duplicado -se pasó de 6,115 a 12,267 millones de toneladas de petróleo equivalente-, la proporción de los combustibles fósiles no ha variado aunque sí se le da un mayor peso al carbón y al gas. A ello se suma un incremento en el rol de la energía nuclear que creció seis veces al tiempo que, llamativamente, se estancan las energías renovables al representar en esos 35 años tan sólo el 10 % del total de energía primaria mundial (AIE, 2010). Así, los datos nos muestran que, pese a las adversidades, la política energética de las últimas décadas ha sido marcada y claramente fósil y nuclear.

Dejando de lado el caso de la nuclear (véase Delgado, 2008 para una indagación puntual) y enfocándonos en el caso de los fósiles, es importante recordar que en especial el ritmo de extracción y quema de petróleo ha llevado a que estemos ya en su punto máximo de producción (o de peak oil). Marion King Hubbert estimó que el pico mundial se alcanzaría entre 1990 y 2000, sin embargo muchos de los datos de pozos petroleros que empleó no eran del todo precisos, además de que, desde entonces, la tecnología de extracción posibilitó ampliar ligeramente las reservas probadas de crudo. Colin J. Cambell (1997), otro geólogo petrolero, actualizó la estimación y fijó el “pico” mundial entre el 2008 y 2010. En el mismo sentido, Kenneth Deffeyes (2001) habla de un pico de entre 2003 a 2009, mientras que L. F. Ivanhoe, fundador del Hubbert Center for Petroleum Supply Studies, coincide en que el pico se alcanzó entre el 2000 y el 2010. Otros, como el geólogo Thomas Magoon del US Geology Survey (USGS) o el Oil & Gas Journal, son relativamente más optimistas y hablan de un rango de años de entre el 2003 y el 2020 (Heinberg, 2003: 113).

Pero, como bien advierte Homer-Dixon, la situación podría ser peor que la estimada puesto que los datos de las reservas mundiales (tanto de las petroleras privadas como públicas) usualmente son inexactas e incluso deliberadamente manipuladas en tanto que permiten estimular la economía nacional, abrir las puertas a más créditos y, en el caso de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), adjudicarse mayores cuotas de producción (Homer-Dixon, 2007: 89).

A lo anterior, deben sumarse las estimaciones de la AIE que contemplan un aumento en el consumo energético del 57% en el periodo de 2004 a 2030, un panorama en el que no es menor el hecho de que el consumo energético sea desigual pues se calcula que los habitantes de los países con mayores ingresos consumen unas 21 veces per capita más que los de bajos ingresos.

Cifras a nivel mundial precisan, además, que 2,400 millones de personas utilizan biomasa tradicional (e.g., madera) para cocinar, mientras que 1,600 millones no tienen acceso a la electricidad (Bank Information Center et al, 2006: 21). Esto es: la mitad de la población mundial está prácticamente fuera de los supuestos “beneficios de la modernidad”. Por tanto, cuando se habla de patrones intensivos de consumo energético, en buena medida nos referimos al de una fracción de la población mundial, esto es el de las clases medias y altas.

2. Los costos ocultos del patrón energético: una breve mirada al caso del petróleo.

LEER COMPLETA o BAJAR PDF:
http://www.giandelgado.net/2011/07/petroleo-medio-ambiente-cambio.html

Pese a la realidad del Cambio climático, 2010 marcó un récord histórico de emisiones de gases de efecto invernadero

Pese a la realidad del Cambio climático, 2010 marcó un récord histórico de emisiones de gases de efecto invernadero

ecoportal.net
gases efecto invernaderoEl incremento se estima en un 5% con respecto al record de 2008, y representa 30,6 gigatoneladas (Gt). En 2009, tras la crisis financiera, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) habían tenido un descenso. Alerta de los especialistas.

El 44% de las emisiones estimadas de CO2 en 2010 llegó a partir del carbón, el 36% del petróleo, y el 20% del gas natural. Además, el cierre de centrales nucleares tendría directa relación con mayores aumentos, publicó el sitio especializado en ambiente, Medio y Medio. «Este importante aumento de las emisiones de CO2 representa un serio revés para las esperanzas de limitar el aumento global de la temperatura a no más de 2ºC», afirmó el economista, Fatih Birol, en un artículo publicado la revista World Energy Outlook.

«Nuestros más recientes estimados son una llamada de atención. El mundo se encuentra muy cerca del nivel de emisiones al que no se debe llegar hasta el 2020 si se quiere alcanzar la meta de los 2°C», agregó.

Las alentadoras estadísticas que marcaban un descenso de las emisiones globales en 2009, producto de la crisis financiera, fueron una ilusión momentánea que se esfumó ante las nuevas mediciones, que marcan un récord histórico en la emisión de gases de efecto invernadero.

El incremento se estima en un 5% con respecto al record del 2008 y representa 30,6 gigatoneladas (Gt). El 80% de las emisiones del sector de la energía proyectadas para el 2020, ya proceden de las centrales que están actualmente en marcha o en construcción hoy en día.

La mayoría de estas centrales eléctricas queman combustibles fósiles, y según la Agencia Internacional de Energía (IEA, en sus siglas en inglés), es poco probable que salgan de servicio en forma anticipada.

Las emisiones anuales provenientes de la generación de energía no debería ser más de 32Gt para 2020, pero si aumenta el tiempo para los expertos sería imposible de manejar el calentamiento.

Alrededor de un 50% de probabilidad de un aumento de la temperatura mundial promedio de más de 4ºC para el año 2100, sería el escenario más probable.

De continuar el patrón actual, «habría alrededor de un 50% de probabilidad de un aumento de la temperatura mundial promedio de más de 4ºC para el año 2100«, le dijo al diario británico británico The Guardian, el profesor Nicholas Stern, de la London School of Economics.

Justicia climática: estrategias y retos de un movimiento que nace

Justicia climática: estrategias y retos de un movimiento que nace

Revista Caminos. La Habana. Por Llanisca Lugo

cambiar el sistema¿Cuáles son las fronteras del daño ecológico, cuál es el límite de una huella: un papel de propiedad, una cerca, un color diferente en la tierra? La nostalgia de un mundo de colores y sabores diversos, de olores que guardan la memoria de las lluvias que cayeron, el sabor de la fruta real con arrugas y manchas, es más fuerte que los discursos vacíos, las falsas soluciones y todas las trampas. Ya no se cierra más la puerta al debate sobre la recuperación de los bienes comunes como derechos de todos y todas.

El planeta se calienta a un ritmo insostenible. Cada vez más emisiones de gases de efecto invernadero van a la atmósfera. Los bosques desaparecen. Se derriten los glaciares. El agua se agota. No hay que comer. Los seres humanos separados por capacidades de consumo, compran y venden cosas desconocidas en un gran mercado sin rostro.

Pero no es un camino sin retorno. Hay una gran lucha por detener todo esto y construir otro tipo de sociedad capaz de generar bienes para todos, capaz de satisfacer las necesidades humanas más importantes en armonía con la Naturaleza.

Movimientos y organizaciones sociales de todo el mundo se cruzan con una fertilidad que genera vida, para crear espacios democráticos de construcción de alternativas y llegar a visiones compartidas sobre cómo revertir la crisis climática y sus causas. Fuerzas muy distintas confluyen en estos senderos, en buena medida por explorar.

Con un largo recorrido desde los días de la Campaña por los 500 años de resistencia al saqueo y la colonización de nuestros pueblos, participan organizaciones y movimientos sociales que luego de la lucha contra el ALCA, han seguido articulados y reconocen en el cambio climático un eje central para articular esfuerzos globales en la lucha contra el sistema capitalista. También participan organizaciones que históricamente han tenido una labor ambientalista y que desde un mayor dominio de los aspectos que han centrado las negociaciones y los marcos jurídicos existentes, han estado siguiendo estos procesos desde la Eco` 92, en los días en que la humanidad tomó conciencia de la necesidad de dar un giro a los modos que se había dado para vivir.

Cada vez con mayor protagonismo, campesinos e indígenas, actores largamente invisibilizados, rescatan un espacio público de actuación en el que muestran los impactos que el cambio climático genera sobre ellos, ofreciendo a la humanidad otro referente a partir de una milenaria relación de amor con la naturaleza a la que han cuidado y conservado guardando sus regalos y secretos más sagrados.

A pesar de que tanto indígenas como campesinos están mostrando sus propias alternativas relacionadas con la protección de los bosques concebidos más que como sumideros de carbono, como espacios en los que se reafirma su cosmovisión, a pesar de que proponen el desarrollo de una agricultura sustentable con soberanía alimentaria para enfriar el planeta; ambos grupos, con la enorme diversidad que también existe a su interno, son desplazados y expropiados de sus tierras, criminalizados y condenados al desarraigo y la pobreza extrema.

Desde estas organizaciones que históricamente han participado en esta lucha, va naciendo un movimiento, una nueva subjetividad que reconoce en la Naturaleza la maternidad absoluta, y de ella aprende con humildad y gratitud, sin intentar dominarla, ni tenerla, sino disfrutarla y usarla en un continuo flujo de entregas y regalos; una subjetividad que rescata el poder de la mística, la emoción y la fe, más allá de racionalidades agotadas, que se compromete con la vida de todo ser, y con el pasado y el futuro de un planeta que nos trasciende; una subjetividad que practica la solidaridad en lugar de la competencia, que confía en lo comunitario, lo local y familiar, que defiende la conexión entre todas las cosas y seres que existen en interinfluencia absoluta y constante.

Desde esta gran diversidad de luchas que confluyen en búsqueda de justicia climática, se ha dado un paso importante, que en buena medida es responsabilidad de la Cumbre de los Pueblos celebrada en Cochabamba en abril de 2010. Los debates escaparon de salones de corbata y frío fundamentalmente masculinos, los documentos complejos, casi crípticos, son revisados por un mayor y más diverso grupo de actores para convertirse en instrumentos de lucha con sus límites y complejidades. Las discusiones se democratizan y se va alcanzando un consenso amplio de demandas y propuestas a partir del entendimiento de la tensión de base en esta lucha entre la vida y la muerte.

Algunas trampas en el camino

Existe un discurso legitimado desde algunos sectores de la ciencia en complicidad con los centros de poder, lleno de consignas vacías sobre biodiversidad, inclusión, la búsqueda a gachas de un desarrollo sostenible, estériles llamados a luchar contra la pobreza. Es un discurso que no viene acompañado del reconocimiento de responsabilidades diferenciadas, que no reconoce las implicaciones que tiene todo esto en términos de deudas de adaptación de los países desarrollados con los países en desarrollo, y en términos de adopción de medidas concretas que apoyen las transformaciones estructurales necesarias, que intenta deslumbrar con explicaciones desconectadas sobre fragmentos de la realidad, y no contribuye a una acción organizada y movilizadora que vaya por las transformaciones necesarias.

El tiempo es el recurso más escaso en esta lucha. Sin embargo, el capital lo trae como dimensión eterna y lineal. La enajenación de ese futuro produce un pensamiento de resignación e incapacidad de actuación que busca la quietud necesaria al sostenimiento del sistema. Pero poco a poco se van haciendo las preguntas necesarias: ¿pueden postergarse las soluciones radicales a la crisis? ¿Pueden desplazarse al futuro metas de última instancia, a pesar de saber que con resultados intermedios no se conserva la vida?

Las huellas ecológicas son cada más visibles, y se reconocen muy bien las grandes deudas que se han ido acumulando en cientos de años en las tierras, los cielos y las aguas del sur.

La noción de lo global también es usada por los países desarrollados y las trasnacionales para adquirir créditos y mantener mayores emisiones de gases de efecto invernadero en sus patios privados, acceder a nuevos recursos y nuevas tierras que incrementen los derechos de contaminación en sus naciones, y seguir quemando en los hornos del desarrollo los fluidos del planeta.

Como una vez fue colonizada nuestra tierra, hoy es colonizada nuestra atmosfera, ocupada por las emisiones de gases de efecto invernadero de los países más ricos del planeta, quienes en complicidad con las grandes trasnacionales, provocan desencuentros entre pueblos de uno y otro lado del mundo; intentan ganar en un territorio las reservas de veneno que van a depositar en otro, y fracturan la lucha de los más afectados, para distanciarlos y poder hacer un mejor vuelo en picada que les deje llevarse consigo, más que la mordida a una tierra, el espíritu de un pueblo.

Por eso es importante la pregunta de los límites reales de un territorio. ¿Cuáles son las fronteras del daño ecológico, cuál es el límite de una huella: un papel de propiedad, una cerca, un color diferente en la tierra?

La nostalgia de un mundo de colores y sabores diversos, de olores que guardan la memoria de las lluvias que cayeron, el sabor de la fruta real con arrugas y manchas, es más fuerte que los discursos vacíos, las falsas soluciones y todas las trampas. Ya no se cierra más la puerta al debate sobre la recuperación de los bienes comunes como derechos de todos y todas, la utilización de otros tipos de energía que permitan dejar el combustible fósil bajo tierra, el desarrollo de un sistema agroindustrial cercano, confiable, autónomo y soberano, protagonizado por campesinos, indígenas, mujeres, con acceso a las semillas y a la tierra.

Demandas a partir de cuestiones políticas centrales

Las organizaciones que participan en la lucha por la justicia climática han elaborado una posición común a partir de los debates realizados en Dakar durante el Foro Social Mundial, que resume algunos puntos claves del marco político construido en un largo proceso de lucha.

Esta visión compartida de los movimientos y organizaciones sociales presenta demandas claras a los países desarrollados en cuanto a las políticas y los compromisos que deben asumir para detener el calentamiento global y tiene como punto de partida el rechazo al Entendimiento de Copenhague y las decisiones de Cancún, entre otras cosas porque dan lugar a un aumento de la temperatura mundial incompatible con la vida.

Las demandas se basan en un supuesto fundamental: No puede resolverse el cambio climático gestionando mejor lo que ya existe. No se trata de ser más consciente o más responsable con el manejo del sistema. Hay que cambiar el sistema, y tiene que ser ahora.

Los países desarrollados tienen que reducir emisiones de gases de efecto invernadero al menos en un 50% entre 2013 y 2017 con respecto a los niveles de 1990 y tienen que hacerlo a nivel nacional, internamente, sin recurrir a compensaciones, sin incluir mercados de carbono u otros mecanismos que ocultan el incumplimiento de las reducciones reales. Los países desarrollados deben actuar con sus especificidades y recursos y los compromisos asumidos, deben ser de carácter vinculante, con el horizonte de convertirse a carbono neutral en 2050.

Hay que limitar el incremento de la temperatura media global a un nivel máximo de 1°C a través de un verdadero cambio del sistema. Para ello, es imprescindible terminar con la minería, con las mega -represas hidroeléctricas, con los agro combustibles y con la quema de combustibles fósiles. Sólo estas podrían ser verdaderas soluciones.

Es necesario dejar los bosques entre las manos y el corazón de los pueblos originarios, que los consideran mucho más que un territorio rico en madera y fibras vegetales. A pesar de que REDD (Reducción por deforestación y degradación de bosques), quiere crecer también entre tierras agrícolas y otros ecosistemas, entre los movimientos sociales crece el consenso en cuanto al rechazo a los mercados de carbono, y a REDD en particular, por lo que implica en cuanto al control y a la expropiación de los pueblos originarios de los territorios donde siempre han vivido en una lógica de privatizaciones y mercantilización que se conoce demasiado.

Otra demanda importante es el reconocimiento de la deuda ecológica y la necesidad de un financiamiento para el clima público, obligatorio, sin condiciones, y adicional a otros flujos financieros del Norte al Sur, que no genere nuevas deudas financieras ni ecológicas…

Los países del Anexo 1 deben entregar el 5% de su PIB como financiación a largo plazo a los países en desarrollo y tal como reconocen organizaciones africanas recientemente reunidas en el proceso hacia la COP 17 a celebrarse en Durban, es necesario establecer mecanismos para evaluar la escala necesaria de las finanzas, y proveer claridad y trasparencia sobre las fuentes de los fondos, a partir de una evaluación de la incidencia de estas fuentes en la situación de los países en desarrollo.

La Declaración de unidad de Justicia climática es muy clara en cuanto al rechazo al rol del Banco Mundial en este financiamiento, especialmente en la creación del Fondo Mundial para el clima.

En resumen, las organizaciones sociales exigen instrumentar una transición justa, que lleve a medidas concretas que limiten las emisiones globales, distribuyan equitativamente el espacio atmosférico, transfieran finanzas y tecnología hacia los países en desarrollo para permitir la adaptación al aumento de las temperaturas y la aplicación de las medidas de mitigación en los países históricamente afectados.

Estas demandas vienen acompañadas de la propuesta de una agricultura campesina sustentable por su capacidad de aumentar la biodiversidad, recuperar la materia orgánica del suelo, mejorar la producción diversificada de alimentos a pequeña escala, expandir los mercados locales, y practicar una gestión integrada de los bosques. De ahí que sea importante rescatar sus territorios, mantener el control sobre sus tierras, acceder al agua como bien común y derecho humano, y al derecho a usar e intercambiar semillas, y promover mercados locales descentralizados.

Escenarios de lucha

Un escenario de lucha importante es el proceso de negociaciones oficiales para llegar a acuerdos encaminados a la reducción de emisiones y sobre los mecanismos para instrumentarla. Sin embargo, ya no pueden ocultarse los límites de estos espacios multilaterales que no pueden romper las armaduras oxidadas en que se desarrollan y cada vez demandan mayor cantidad de recursos para reuniones que oscilan en vaivenes improductivos, sin poder responder a las necesidades reales de la humanidad.

En el contexto de estas reuniones, es importante incentivar el desarrollo de plataformas nacionales en los países sede para la movilización y generación de protestas que despierten la indignación social. Lo más importante en este escenario son los procesos previos de construcción de alianzas y consensos en los que el movimiento social tiene que ser cada vez más activo.

Hay otro escenario marcado por enfrentamientos constantes a expresiones múltiples pero muy concretas del capital: las empresas mineras, las militaristas, las grandes represas. Es una lucha diaria contra las trasnacionales, presionando a los gobiernos para que no se levante un foco más de contaminación, una causa más de sequía. En este tipo de escenarios mueren miembros de organizaciones sociales cada día, solo por defender sus derechos. Diariamente son reprimidos y criminalizados hombres y mujeres que se resisten a los intereses de las élites de poder, que no están dispuestos a una migración forzada, ni a ser arrancados de su tierra y su historia.

No podemos olvidar el escenario de lo cotidiano donde hay una pugna constante entre modelos y culturas que lamentablemente coexisten y se desarrollan paralelamente en nuestras sociedades, un escenario en el que se desarrolla, de manera permanente, una batalla cultural, que a nivel de consumo y práctica de vida, resignifica el valor de los recursos naturales y contribuye a crear otro paradigma de bienestar y desarrollo.

Utiliza recursos comunicativos para generar cambios de actitud que pueden favorecerse a nivel de pequeños grupos y sociedad en general, como parte de un proceso amplio de transformación social.

Otros escenarios también importantes tienen que ver con ejes de articulación en los que se expresan relaciones muy estrechas y directas con la lucha por la justicia climática. La militarización, por ejemplo, es desarrollada en beneficio de una industria que responde a los intereses de acumulación y control de territorios y recursos naturales, que favorece el extractivismo y la explotación de los recursos con fines de dominación. Por eso es importante buscar la complementariedad de las luchas y los modos en que se conectan en un marco de resistencia global contra todo el sistema.

Todos estos niveles de actuación se complementan e interinfluencian en un proceso que no necesariamente sucede paso a paso, en el que se pueden dar saltos cualitativos debidos a la acumulación de experiencias. Siempre puede sorprendernos la cristalización de algunas metas en un recorrido que no es lineal.

SEGUIR LEYENDO:  http://www.ecaminos.cu/leer.php/7245

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Afectados ambientales en Chiapas convocan a marcha este 9 de Agosto

Afectados ambientales en Chiapas convocan a marcha este 9 de Agosto

click para ampliarTras mucho tiempo de protestar por las afectaciones en su comunidad sin obtener respuesta de las autoridades, afectados por la contaminación y destrucción al medio ambiente en Chiapas, marcharán este 9 de agosto a partir de las 10 am del centro de la ciudad de San Cristóbal hacia las oficinas de la ONU en Chiapas.

Las comunidades de Ribera Cahuaré del municipio de Chiapas de Corzo a un costado del Cañón del Sumidero y las de Las Peras y Ranchería Alcanfores en San Cristóbal de las Casas, hacen el llamado a la comunidad nacional e internacional a que se sumen a la marcha o apoyen en la difusión de su protesta, para que se respete el medio ambiente en Chiapas y se detengan las  graves afectaciones físicas a la población.

(click en la imagen para ampliar)

Fuente y más información:
http://www.pozol.org/?p=1930
http://www.pozol.org/?p=1751
http://www.pozol.org/?p=1007
http://www.pozol.org/?p=1822

¿Crecimiento o cáncer? La economía en tiempos del cambio climático

¿Crecimiento o cáncer? La economía en tiempos del cambio climático

por Joerg Elbers

El alcohólico que sigue tomando, intenta mantener una apariencia normal, y niega que exista algún problema. De igual manera, sociedades adictas al crecimiento sin fin y al consumo ilimitado niegan que exista algún problema, como si los límites de los recursos finitos pudieran ser pasados por alto, por una creencia ciega e irracional en soluciones aún por imaginarse. Finalmente, aparte de todo, la adicción nos obliga a vivir una mentira – a vivir en autoengaño.

Marc Hathaway y Leonardo Boff (2009: 94-95)

crecimientoEn el año 1999, Ed Ayres, el entonces editor del World Watch Magazine, describió con palabras imponentes lo que en la Tierra ocurre cada minuto de cada día (citado en Hathaway y Boff, 2009: 20):

-Perdemos un área de bosques tropicales equivalente a la zona de cincuenta campos de fútbol, sobre todo por la quema.
-Convertimos medio kilómetro cuadrado de tierra en desierto.
-Quemamos una cantidad de energía de combustibles fósiles para cuya producción la Tierra requirió diez mil minutos, a través de la captura de luz solar.

La explotación y destrucción de la Tierra tomó velocidad con la Revolución Industrial, y se ha acelerado dramáticamente desde 1950. En este período ultra corto en la historia de la vida de la Tierra (Hathaway y Boff, 2009: 5-6):

-Destruimos más o menos la mitad de los bosques del planeta.
-Liberamos inmensas cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera.
-Creamos un hueco gigantesco en la capa de ozono, la cubierta protectora del planeta que filtra la dañina radiación ultravioleta.
-Perdimos aproximadamente el 65% de los suelos fértiles, un 15% de la superficie terrestre del planeta se está convirtiendo en desierto, y dos tercios de las tierras agrícolas están amenazadas por procesos moderados a severos de erosión y salinización.
-Liberamos decenas de miles de sustancias químicas al aire, suelo y agua, muchas de ellas toxinas de larga duración que están envenenando la vida.
-Destruimos cientos de miles de especies de plantas y animales. Cada año desaparecen unas 50 mil especies, casi todas como resultado de la actividad humana. La tasa de extinción actual se estima hasta 10 mil veces más alta que las ocurridas antes que el ser humano habitara el planeta.

Esta destrucción masiva y cada vez más acelerada de las bases de nuestra vida en la Tierra se nutre de la quema desenfrenada de combustibles fósiles. La carga ambiental de esta combustión se evidencia no solamente en los niveles crecientes de dióxido de carbono sino también en un trastorno de tipo exponencial. Dianne Dumanoski (2009: 26-28) clasifica los peligros provenientes de este crecimiento explosivo durante los últimos dos siglos en dos categorías: muerte lenta y sorpresas.

capitalismoLas amenazas de la muerte lenta son los problemas familiares, como la desaparición de las especies, la erosión de la tierra, los suelos deteriorados, el agotamiento y contaminación del agua dulce, la pérdida de los bosques, la penetrante contaminación de las cadenas alimentarias y la carga acumulativa de las actividades humanas sobre los sistemas naturales.

Un buen indicador que demuestra los límites del crecimiento es la huella ecológica que desarrollaron William Rees y Mathis Wackernagel (1996) en la década de 1990. La huella ecológica representa la demanda de recursos que tiene la humanidad, contrastada con la biocapacidad del planeta, que indica la disponibilidad de dichos recursos. En 1961 la humanidad utilizó el equivalente de 0,6 planetas para sostener sus actividades, mientras en la década de 1970 pasó el punto en el cual la huella ecológica y la biocapacidad anual estaban equiparadas, y en el año 2007 la humanidad utilizó el equivalente de 1,5 planetas para sostener sus actividades. En otras palabras: para regenerar la cantidad de recursos que el ser humano utilizó en un año, el planeta requiere un año y medio (WWF, 2010: 34-47).

Hasta aquí no hay nada nuevo. Es la demencia normal (business as usual) de la destrucción de las bases de la vida en el planeta, pero nada de lo cual un economista de la escuela neoclásica tendría que preocuparse.

Aparte de todas las amenazas de la muerte lenta -que en sí ya deberían preocuparnos mucho-, existe otro peligro de una magnitud inmensa, las sorpresas: cambios abruptos e imprevisibles que amenazan los fundamentales procesos planetarios. El desarreglo más conocido es el cambio climático que perturba el ciclo de carbono (Hansen, 2009; Lovelock, 2007, 2009), pero además de eso estamos trastornando los ciclos del nitrógeno, fósforo y azufre a una escala planetaria (Dumanoski, 2009: 28-30). Estos cambios pueden distorsionar el sistema de la Tierra con consecuencias impredecibles. El Homo economicus ha evolucionado de ser un miembro de la comunidad de la vida a ser una fuerza planetaria capaz de amenazar todo el sistema.
(…)

¿Cuál es la fuerza destructiva?

¿Cómo llegamos a destruir a nuestra Tierra al grado en el cual nos encontramos ahora? Para decirlo con Stephan Harding (2006: 228), dos palabras pueden resumir la situación ante la cual nos encontramos: crecimiento económico.
Los abogados del crecimiento económico prácticamente siempre presentan como argumento matador la elección entre dos opciones: o combatimos la pobreza -mediante el crecimiento económico obviamente-, o protegemos la naturaleza. Hathaway y Boff (2009: 22) responden lo siguiente “… esta idea de que o se puede luchar contra la pobreza o proteger los ecosistemas (pero no ambos) se revela como una mentira perpetuada por aquellos que quieren seguir explotando tanto a la Tierra y a los más pobres y más vulnerables de la humanidad. Las mismas patologías que empobrecen a la gente también empobrecen a la Tierra”. Hathaway y Boff señalan seis características clave de nuestro actual trastorno global producido por el capitalismo de crecimiento industrial:
1. Adicción al crecimiento ilimitado.
2. Comprensión distorsionada de desarrollo.
3. Creciente sumisión al poder corporativo.
4. Dependencia de deuda y especulación como generadores clave de ganancias.
5. Tendencia a monopolizar el conocimiento e imponer una cultura mundial uniforme.
6. Confianza en el poder como dominación, incluyendo el poder militar y la violencia (Hathaway y Boff, 2009: 22).

El crecimiento canceroso

crecimientoEl crecimiento económico lineal, cuantitativo e ilimitado que predican los economistas y políticos no existe en la naturaleza y no puede existir en un planeta finito. La vida es cíclica, a la fase del crecimiento rápido siempre sigue el crecimiento lento, la maduración, el decrecimiento y por último la descomposición, o en el caso de los ecosistemas, la sucesión. Cuando los sistemas vivos maduran, los procesos cambian del crecimiento cuantitativo hacia el cualitativo (Capra y Henderson, 2009; Hathaway y Boff, 2009).

Capra y Henderson (2009) desenmascaran el crecimiento económico ilimitado:

Un ejemplo ilustrativo es el rápido crecimiento de las células cancerosas, que no reconoce fronteras y no es sostenible porque las células cancerosas mueren cuando el organismo huésped muere. Del mismo modo, el crecimiento económico cuantitativo ilimitado en un planeta finito no puede ser sostenible (Capra y Henderson, 2009).

Esta causalidad de la imposibilidad del crecimiento económico ilimitado está muy bien demostrado en el corto video animado The Impossible Hamster presentado por el think tank inglés the new economics foundation (nef, One Hundred Months, Wake Up y Freak Out, 2010).

(…)

¿Hacia dónde vamos?

La alfabetización ecológica y la economía del estado estacionario son dos ejemplos que nos muestran alternativas deseables -y más que necesarias- si queremos darle un chance a nuestros hijos y nietos, de poder disfrutar de la comunidad de la vida de Gaia, nuestra Tierra viva. La tarea de la transición es titánica y los contrincantes son muy poderosos: el crecimiento económico y la codicia. Plutarco, historiador griego que vivió hace más de 2 mil años, ya dijo “La bebida apaga la sed, la comida satisface el hambre; pero el oro no apaga jamás la avaricia”. También Mahatma Gandhi encontró palabras elocuentes sobre este tema: “La Madre Tierra puede satisfacer bien a todas las criaturas que habitan sobre ella, pero nunca puede satisfacer la codicia ni de una sola persona”.

Fritjof Capra y Hazel Henderson (2009) terminan su ensayo sobre el crecimiento cualitativo con las siguientes palabras: “Esta transición global hacia la sostenibilidad ya no es un problema conceptual, ni un problema técnico. Se trata de un problema de los valores y la voluntad política”. Las últimas palabras las tiene Sulak Sivaraksa, uno de los líderes pensadores sociales y activistas de Asia y Premio Nobel Alternativo, quien sobre el desarrollo escribe lo siguiente: “El verdadero desarrollo debe estar en armonía con las necesidades de las personas y los ritmos del mundo natural. Los seres humanos son parte del universo, no sus patrones” (Sivaraksa, 2009:32).

climaY la última cita no requiere de comentario alguno:

El capitalismo nos lava el cerebro a través de la publicidad y el sesgo de prioridades, para pensar que tenemos que ser alguien distinto a nosotros mismos para tener valor. Pero nunca podremos ser más que nosotros mismos al rechazar lo que somos. Cuando estamos firmemente arraigados en el respeto propio, podemos tomar decisiones saludables (Sivaraksa, 2009: 31).

LEER COMPLETA: http://vamosacambiarelmundo.org/2011/07/%C2%BFcrecimiento-o-cancer-la-economia-en-tiempos-del-cambio-climatico/

Cambio Climático: que no te engañen. Sí que puedes hacer algo

Cambio Climático: que no te engañen. Sí que puedes hacer algo

justicia climaticaPor Ricardo Natalichio
Durante muchos años, y hasta el día de hoy inclusive, las grandes empresas hidrocarburíferas y las relacionadas con el consumo de combustibles fósiles, como las automotrices, energéticas y demás, han realizado denodados esfuerzos por ocultar a través de los medios masivos de comunicación, la realidad del Cambio Climático. Y en parte lo han logrado.

La voz de grupos ecologistas, de científicos independientes, de investigadores sin relación de dependencia con el poder económico, ha sido acallada adrede con el fin de perpetrar, durante el mayor tiempo posible, este ecocidio global al que estamos siendo sometidos, para beneficio de unos pocos, de un mínimo porcentaje de la población mundial.

Sin embargo, un “aliado” entró a jugar un papel importante. La naturaleza comenzó a dar muestras inconfundibles e inocultables de que el clima sobre la Tierra está cambiando. Inundaciones, sequías, huracanes cada vez más potentes, récords históricos de temperatura. Modificaciones que se han puesto a la vista de toda persona que las quiera ver y que han hecho conciente a la gran mayoría de la humanidad, de que el clima del planeta está cambiando y está claro que el origen de ese cambio es la actividad humana. De tal forma que el primer paso, la generación de una conciencia ecológica masiva, con ayuda de la naturaleza, lo estamos dando.

Pero ser concientes de semejante realidad, nos pone en una situación de responsabilidad para actuar, que no todas las personas están dispuestas a asumir.

Cotidianamente, convivimos con inmensidad de casos en los que podríamos, con poco esfuerzo, hacer un gran acto de solidaridad, de ayuda a un prójimo. (…) Claro que la mayoría de nosotros no podemos dedicar el día a ello, ya que debemos atender nuestras obligaciones. Sin embargo… algo más de lo que hacemos podríamos hacer seguramente.

Respecto del Cambio Climático, nos encontramos en una situación similar. Sabemos lo que está sucediendo, en general conocemos las causas y más aun, tenemos una clara idea de los efectos que tendrá a tan corto plazo que nuestros hijos los padecerán crudamente y muchos de nosotros seguramente también nos veremos afectados en mayor o menor medida.

Según el IPCC, estabilizar las emisiones de contaminantes para que la temperatura no ascienda más de 2 grados, económicamente supondría sólo una reducción del PBI global del 3% y un recorte del crecimiento mundial del 0,12% anual. Como ven, no es necesario volver a la Edad de Piedra ni mucho menos.

Si bien hay efectos que ya no podemos evitar, no es demasiado tarde para paliar muchas de las consecuencias del Cambio Climático. Nuestra civilización dispone de la tecnología suficiente para hacerlo. Para ello se requieren tres cosas: esfuerzos económicos, voluntad política y solidaridad. La buena noticia es que sobre las tres cosas, puedes actuar.

Ricardo Natalichio – Director de EcoPortal.net

Los vehículos asfixian las ciudades de América Latina

Los vehículos asfixian las ciudades de América Latina

Once diarios recorrieron las principales capitales de la región para analizar si los autos particulares son una amenaza para las grandes urbes
La escena se repite en Buenos Aires, Sao Paulo, Ciudad de México, Quito, Santiago, Bogotá o Lima: largas filas en las vías principales; conductores que se impacientan, bocinas, imprudencia, invasión de carriles, ruido, violencia verbal, estrés. Se para y se arranca cada tres metros. Inmovilidad.

ElComercio.pe / Lima

autosEl vehículo, esa maravilla de máquina que revolucionó al mundo a finales del siglo XIX, que acortó distancias y dio origen a un nuevo estilo de vida, está asfixiando las ciudades. A tal punto que en muchas de ellas ya se lo considera su principal enemigo.

A la capital argentina, Buenos Aires, ingresan diariamente 1,4 millones de autos provenientes del conurbano; Bogotá, con casi un 1 millón de vehículos particulares, logra sacar de circulación 400 mil cada día, pero aun así, la ciudad colapsa en corredores viales principales; mientras que en Sao Paulo la gente que viaja en auto pierde 2 horas y 43 minutos en algún tramo de los 100 kilómetros de atascos que se registran cada día, esto es, 30 millones de horas a lo largo de sus vidas.

En Quito, Ecuador, un conductor tarda una hora y 30 minutos en recorrer 12 kilómetros por una vía considerada rápida; en Montevideo, Uruguay, los buenos indicadores económicos se traducen en mayor poder adquisitivo para tener carro, lo mismo que en Lima, una ciudad en la que hay sectores en los que se circula a 5 kilómetros por hora, como San Isidro.

¿CIUDADES DE AUTOS?
El automóvil ha contribuido al crecimiento de las economías y de las ciudades en pleno desarrollo, pero también ha sido el responsable de que los centros urbanos hayan sufrido modificaciones o –peor aun– hayan sido diseñados en función del vehículo particular.

Parques, monumentos, áreas verdes, ríos, barrios enteros han sucumbido ante un mal concebido progreso que prioriza el espacio para los vehículos o se construyen autopistas de segundo piso, como en Ciudad de México, que rompen con la estética urbana y atentan contra la calidad de vida.

Los críticos tienen un poderoso argumento a la hora de cuestionar el uso irracional del vehículo: el medio ambiente. Ciudad de México, Buenos Aires, Caracas y Bogotá generan casi 90 millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Las consecuencias no se hacen esperar. En Sao Paulo, según la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo (USP), 12 personas mueren al día por culpa de la contaminación.

EL BUS POR EL CARRO
Aunque suena facilista responsabilizar al vehículo por este estado de cosas, lo cierto es que los autos llegaron hace más de un siglo y, en esencia, siguen cumpliendo el mismo papel: rodar por las vías. Lo que ha fallado, en el caso de América Latina, es la manera como se fueron consolidando los modelos de ciudad, un transporte público que no responde a las necesidades de los usuarios y la falta de creatividad para impulsar formas alternativas de movilización.

Pese a que la gran mayoría de personas se transporta en buses, autobuses, trenes o metros, la pésima calidad del servicio público, el alto costo del mismo y la inseguridad, han convertido al sector en uno de los más impopulares.

El metro de Sao Paulo moviliza 10 millones de pasajeros por kilómetro, cuando lo normal en el mundo, según el sindicato de Metroviarios, es que por cada 2 millones de habitantes haya 10 kilómetros de metro. En Buenos Aires, cada vez más gente deja de usar los trenes y la ciudad no tiene competencia para controlar los colectivos urbanos.

“El limeño compra un auto porque no quiere subir a un transporte público lento, sucio e inseguro”, resume Erick Reyes, vicepresidente de la Sociedad de Urbanistas de Perú. “Se necesita ofrecer comodidad y economía para crear un sistema de transporte público atractivo al ciudadano”, agrega Gabriela de Llavaneras, profesora de Maestría de Transporte de la Universidad Central de Venezuela. Y esto es precisamente lo que no existe en buena parte de las 11 ciudades latinoamericanas analizadas por el GDA.

USO RACIONAL DEL AUTO
Lo peor de todo es que la situación, antes de mejorar, empeora. Los presupuestos locales no alcanzan para mantener y construir vías para los autos, mientras que las ventas de estos se han disparado en todos los países. Se añade que el chatarreo de vehículos viejos y obsoletos tampoco es alto y estos se suman a una pelea permanente por el espacio.

La esperanza está en que en las ciudades cada vez aparecen más modelos provenientes de organizaciones cívicas, o incluso de las mismas autoridades, que le apuestan a nuevas maneras de movernos en las ciudades. Se construyen ciclovías, se moderniza el transporte público, se les abre más espacio a los peatones, etc. Pero no es suficiente.

Más que una guerra contra el auto, lo que resulta urgente revisar es el modelo de ciudad que se perfila. El reto de los gobiernos locales y nacionales es pensar qué resulta más rentable para una sociedad en términos ambientales, sociales y de salud pública: si seguir haciendo centros urbanos para los carros o ciudades que permitan a la gente movilizarse con facilidad.

José Rivera Santana, planificador ambiental de Puerto Rico, indicó que lo primordial es la “planificación del terreno”, de manera que el traslado de los ciudadanos no implique grandes distancias. Las distancias cortas pueden ser cubiertas por transporte público, bicicletas o caminando.

“Hay que cambiar de paradigma, reducir al mínimo el uso del auto”, señaló Juncos Gautier, directora del Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable (Cedes), de San Juan de Puerto Rico. Quizás sea ese el camino. Al final, como decía William Faulkner, “un paisaje se conquista con las ruedas del zapato, no con las del automóvil”.

OPINIONES:
“El sistema de transporte condiciona a los limeños a adquirir un auto. Sin un transporte público de calidad tenemos personas que buscan conseguir un auto propio aunque sea viejo”
ERICK REYES. SOC. DE URBANISTAS DEL PERÚ

“Estoy en contra de la dependencia que produce el auto. Estocolmo, por ejemplo, tiene el doble de unidades por habitante que las ciudades latinoamericanas, pero se usa mucho más el transporte público”
ANDRÉS BORTHAGARAY. INST. CIUDAD EN MOVIMIENTO

Informe revela responsabi​lidades del Banco Mundial en el caos climático

Amigos de la Tierra Internacional

Informe revela responsabi​lidades del Banco Mundial en el caos climático

banco mundialUn nuevo informe publicado hoy por Amigos de la Tierra Internacional en las negociaciones de la ONU sobre el clima que se están llevando a cabo esta semana en Bonn, muestra que el Banco Mundial invierte cada vez más en combustibles fósiles y promueve falsas soluciones empresariales al cambio climático, tales como el comercio del carbono, que profundizan, en lugar de mitigar, las actuales crisis ambientales.

El informe, “Banco Mundial: catalizador del cambio climático devastador”, responde a las preocupaciones expresadas por los países en desarrollo acerca del papel cada vez mayor que está adquiriendo el Banco Mundial en el financiamiento para el clima.

El informe muestra como el Banco invierte cada vez más en combustibles fósiles, lo que induce a países como India y Sudáfrica a depender cada vez más en el carbón. Además, el Banco impulsa la expansión de los mercados del carbono, que son una válvula de escape a disposición de los países industrializados para evitar reducir sus emisiones, que causa daños ecológicos y el desplazamiento de comunidades en el Sur global. Y a pesar de sus impactos negativos en términos ambientales, sociales y de cambio climático, el Banco Mundial continúa aumentando significativamente su apoyo a las grandes represas hidroeléctricas.

A pesar de los préstamos que otorga para proyectos sumamente insustentables en todo el mundo, el Banco está procurando asegurarse un papel influyente en el nuevo Fondo Verde para el Clima de la ONU y en los mecanismos para reducir las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques (REDD).

El Coordinador del Programa de Justicia Económica de Amigos de la Tierra Internacional, Sebastián Valdomir, dijo: “El Banco Mundial es parte del problema climático, no de su solución. Sus conflictos de interés y sus pésimos antecedentes sociales y ambientales deberían servir para descalificarlo automáticamente de cualquier participación en el diseño del Fondo Verde para el Clima, y del financiamiento para el clima en general”.

El Banco Mundial es acusado de conflictos de interés al oficiar de administrador interino del Fondo Verde para el Clima (función fiduciaria) y formar parte de la Unidad de Apoyo Técnico que está diseñando el fondo (función de consultoría). Como consecuencia, el Banco estaría diseñando un fondo que supuestamente debería supervisar sus propias actividades.

amigos de la tierraLas inversiones del Banco Mundial en combustibles fósiles y el impulso a las falsas soluciones al cambio climático como el comercio de carbono y las grandes represas, deberían ser suficientes para excluir al Banco de cualquier tipo de participación en el diseño del Fondo Verde para el Clima de la CMNUCC. Amigos de la Tierra Internacional reclama que el financiamiento para el clima provenga de aportes presupuestarios y otras fuentes innovadoras que no estén basadas en el mercado –tales como impuestos a las transacciones financieras- y que su monto guarde proporción con el papel desproporcionado de los países ricos en la generación del problema del cambio climático.

Kate Horner, analista de políticas de Amigos de la Tierra Estados Unidos, dijo: “El Banco Mundial pretende mostrar liderazgo en la lucha contra el cambio climático, pero como muestra este informe, es uno de los mayores financiadores de proyectos de combustibles fósiles sucios, comercio del carbono y mega-represas. Estas iniciativas agravan la pobreza y nos llevan al borde de un desastre ambiental mundial”.

NOTAS:

[1] El informe muestra que en 2010 el Banco batió un nuevo récord en materia de financiamiento para combustibles fósiles (6.600 millones de dólares en total), lo que representa un aumento del 116% con respecto a 2009. De ese total, 4.400 millones de dólares se invirtieron en proyectos asociados al carbón, lo que también significó un incremento récord del 365% respecto del año anterior.

[2] El brazo prestamista del Banco Mundial para el sector privado, la Corporación Financiera Internacional (CFI), aprobó una inversión de 450 millones de dólares para la central de energía eléctrica a carbón de 4000 megavatios de Tata Mundra en Gujarat, India, que emitirá 25,7 millones de toneladas anuales de CO2 durante 25 años o más.

En abril de 2010, el Banco Mundial aprobó un voluminoso préstamo de 3.750 millones de dólares, la mayor parte del cual se utilizará para financiar la central a carbón de Medupi de 4800 megavatios que está construyendo Eskom, la empresa estatal de energía eléctrica de Sudáfrica. Sudáfrica es hoy en día responsable del 40% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero de África, y este préstamo le agregará aun más emisiones.

[3] El Banco Mundial ha venido incrementando sus inversiones en grandes represas desde 2003, después de una pausa en su  actividad inversionista en ese rubro en la década de 1990, a pesar que las represas ya han desplazado entre 40 y 80 millones de personas.

[4] Los Fondos de Inversión en el Clima (FIC) del Banco Mundial incluyen un Programa Piloto sobre la Capacidad de Adaptación al Cambio Climático (PPACC), que permite dar préstamos para la adaptación, a diferencia de los fondos de la CMNUCC y el Fondo de Adaptación. Esto condujo recientemente a protestas en Nepal y Bangladesh.

[5] La versión en español del informe está disponible en: http://www.foei.org/es/recursos/publicaciones/pdfs-por-ano/2011/banco-mundial-catalizador-del-cambio-clima301tico-devastador/
La versión en inglés del informe está disponible en: http://www.foei.org/en/resources/publications/pdfs/2011/world-bank-catalysing-catastrophic-climate-change/

[6] Las principales conclusiones del informe se presentarán en un evento paralelo a las negociaciones de la CMNUCC sobre el clima, en Bonn, Alemania, el sábado 11 de junio desde las 18:45 a 19:45, en WIND, en el edificio del Ministerio de Medio Ambiente.

Enfrenta México riesgos ambientales

Enfrenta México riesgos ambientales

contaminaciónMéxico, (Prensa Latina) La degradación del ambiente, el calentamiento global, los desastres naturales y el crecimiento acelerado de la población son algunos de los principales retos que enfrenta el planeta, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En su reporte con motivo de la celebración hoy del «Día Internacional de la Madre Tierra», refiere que la humanidad no emite señales positivas ante los riesgos generados por el calentamiento global, y por ende ante los desafíos del deterioro ambiental y el agotamiento de los recursos naturales.

Sobre este particular hace referencia a las grandes extensiones de tierra que en México actualmente sufren de erosión como una clara evidencia de los daños que ocasionan el empleo de químicos sintéticos que alteran los procesos de desarrollo y crecimiento en plantas, animales y microorganismos.

Un ejemplo palpable de la agresión constante del hombre contra la madre naturaleza lo constituye la deforestación, un fenómeno que provoca el rompimiento del equilibrio hídrico y por ende la aceleración del cambio climático local, señaló Juan Carlos Andrade, integrante de la Organización Profesionales por México.

El especialista precisó que esta situación, así como la desaparición de especies animales y la contaminación del agua se originan por la tolerancia de las autoridades ante las conductas inapropiadas de industrias, fábricas, empresas y asentamientos humanos.

Asimismo, el informe del Inegi resalta otros aspectos que hoy impactan negativamente al planeta como la distribución inequitativa del agua y su uso inadecuado; la fragilidad de los ecosistemas marinos; la pérdida de la biodiversidad; la acumulación de desechos y el calentamiento global.

Este último factor, subraya el estudio, genera el incremento de enfermedades debido a los cambios en la temperatura y humedad de los ambientes, así como a la proliferación de insectos y otros vectores «en zonas que antes no existían».

El Día de la Tierra, que se celebra cada 22 de abril, se organizó por primera vez en 1970 en Estados Unidos por iniciativa del senador Gaylord Nelson para crear conciencia acerca de temas como la contaminación, el agujero en la capa de ozono, el crecimiento poblacional y la conservación de la biodiversidad.

A fines de la década de 1980, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) hizo suya la conmemoración, que desde 2005 es reconocida por la ONU como el Día Internacional de la Madre Tierra, término que suma un concepto cultural de armonía con la naturaleza.

LIBRO sobre comercio de carbono: ¿Diseñado para fracasar?

¿Diseñado para fracasar?

Los conceptos, las prácticas y las controversias detrás del comercio de carbono. Ahora disponible en español.

http://www.fern.org
El calentamiento global es ya una realidad. Los climatólogos advierten que, a menos que reduzcamos masivamente el uso de combustibles fósiles de manera inmediata, los cambios climáticos serán probablemente catastróficos, lo que representa una grave amenaza para la viabilidad de la sociedades humanas tal y como las conocemos hoy en día. La opinión de muchos científicos es que, para evitar lo peor de este cambio climático previsto, las emisiones globales de gases de efecto invernadero tendrían que alcanzar un máximo en 2015 y luego disminuir drásticamente.

Frente a esta fuerte advertencia, los gobiernos del mundo han negociado una serie de tratados destinados a detener inicialmente el crecimiento de las emisiones, con la esperanza de finalmente reducir y sustituir la dependencia de nuestras economías en los combustibles fósiles antes de que sea demasiado tarde. Entre los diferentes enfoques propuestos, un sistema de libre comercio basado en el mercado de carbono se ha convertido en el pilar central de la política para incentivar la reducción de emisiones.

Esta versión abreviada de la guía «El comercio de carbono» de FERN (actualmente sólo disponible en francés e inglés) explica los mecanismos de comercio de carbono y por qué no pueden conseguir, o siquiera incentivar, los cambios estructurales necesarios para liberara nuestras economías de los combustibles fósiles en el tiempo necesario.
DESCARGA: Diseñado para fracasar.pdf (20 págs. 920Kb)

Contaminar se conjuga en masculino

Contaminar se conjuga en masculino

Por Julio Godoy
contaminaciónPARÍS, feb (Tierramérica) – La desigualdad de género en detrimento de la mujer es bien conocida y documentada. Pero lo que no se sabe tanto es que también el comportamiento masculino es el mayor responsable de la emisión de gases invernadero, que causan el recalentamiento del planeta.

A esa conclusión llegaron dos estudios independientes desarrollados por científicos europeos por separado, basados ambos en datos estadísticos sobre el consumo y las actividades cotidianas de hombres y mujeres en países industrializados.

Frédéric Chomé, consultor francés en cuestiones ambientales y de desarrollo sostenible, afirmó que una mujer francesa típica provoca la emisión de 32,3 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) por día en promedio, mientras que un hombre en el mismo período es responsable de 39,3 kilogramos.

«Las estimaciones tienen como base un estudio de las actividades humanas dividido por género, realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos de Francia», explicó Chomé a Tierramérica.

«Aunque nuestro método de cálculo es aún muy aproximativo, creo que el resultado es un buen indicador de las diferencias de contaminación ambiental derivadas de los distintos comportamiento entre hombres y mujeres», añadió el autor del estudio titulado «24 heures chrono: votre bilan carbone» (24 horas exactas: Su cuenta personal de carbono).

A conclusiones similares arribaron la sueca Annika Carlsson-Kanyama y la finlandesa Riita Räty en una investigación sobre los comportamientos de hombres y mujeres en 10 actividades cotidianas en Alemania, Grecia, Noruega y Suecia.

«Los hombres consumen más carne y bebidas procesadas que las mujeres, además de utilizar más frecuentemente el automóvil y conducir distancias más largas. Eso hace que sumen mayor cantidad de emisiones de CO2», indica el estudio «Comparing Energy Use by Gender, Age and Income in Some European Countries» (Comparación del uso de energía por género, edad e ingresos en algunos países europeos).

Comentando ambos trabajos, Corinna Altenburg y Fritz Reusswig, del alemán Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, avalaron que algunos de los hábitos más contaminantes atribuidos a la población masculina son motivados por los papeles sociales que ellos cumplen en la sociedad.

«En el transporte, por ejemplo, con muchos trayectos en avión y en automóvil, que elevan considerablemente la huella ecológica de los hombres», explicaron Altenburg y Reusswig a Tierramérica.

Ese desequilibrio se puede compensar «en la medida en que la igualdad de oportunidades profesionales permita a la mujer ascender en la escala laboral, a la par de que los hombres cada vez asuman más tareas hogareñas», señalaron.

En cambio, las diferencias en la alimentación son determinadas por el género. «Los hombres tienden a comer más carne y las mujeres más frutas y vegetales, hábitos difíciles de combatir», añadieron.

Altenburg y Reusswig sugirieron que una política dirigida a disminuir las emisiones masculinas debe orientarse tanto a objetivos ambientales como a temas de desarrollo urbano, tradiciones profesionales y costumbres arraigadas.

«La meta en alimentación debería ser intercambiar cantidad por calidad. Al mermar el consumo de carne se logra reducir la producción masiva y así abatir las emisiones de CO2 emitidas por los animales, por ejemplo», puntualizaron.

LA CULPA DE LOS HOMBRES

Chomé comprobó que en Francia, sólo a causa de los hábitos alimenticios, un hombre es responsable por la emisión de 7,98 kilogramos de CO2 al día, mientras que una mujer lo es de 6,79 kilogramos. El científico estimó diferencias similares de género en prácticamente las 11 actividades analizadas.

En el único caso en que las mujeres provocan mayores emisiones de ese gas invernadero es cuando realizan tareas tradicionales en el hogar, como cocinar, limpiar la casa, lavar y planchar ropa, según el estudio divulgado el 24 de noviembre.

Por su parte, Carlsson-Kanyama explicó a Tierramérica que la investigación encarada con Räty dio como resultado que, aparte de las diferencias sustanciales entre género en transporte y alimentación, el consumo de alcohol y de tabaco son dos factores que aumentan las emisiones de las cuales son mucho más responsables los hombres.

«Para el estudio, nosotras examinamos el uso total de energía por hogar en los cuatro países y después diferenciamos los consumos individuales entre hombres y mujeres por actividad,» dijo.

Pero la actividad más importante por sus consecuencias ambientales es el transporte, apuntó Carlsson-Kanyama. «Sólo en este rubro, los hombres consumen entre 70 y 80 por ciento más energía que las mujeres en Alemania y Noruega, 100 por ciento más en Suecia y hasta 350 por ciento más en Grecia,» detalló.

Esto se explica por la utilización mucho más intensiva de automóviles de modo individual de parte de ellos, que conlleva un mayor consumo de combustible y de piezas de repuesto, así como más reparaciones.

«Estas diferencias no son específicas de los cuatro países analizados, pero son generalizadas en toda la Unión Europea (UE), y tienen poco que ver con las distintas actividades profesionales entre hombres y mujeres,» indicó Carlsson-Kanyama.

Las mujeres en la UE tienden a hacer viajes más cortos en automóvil, a utilizar más frecuentemente los transportes colectivos, y conciben sus trayectos en función de las necesidades de transporte de otras personas.

En general, el estudio publicado en agosto de 2009 por Carlsson-Kanyama y Räty muestra que los hombres consumen mucha más energía que las mujeres. Las diferencias van desde ocho por ciento en Alemania, seis por ciento en Noruega y 22 por ciento en Suecia, hasta 39 por ciento en Grecia.

Como otros estudios previos, el de estas investigadoras concluye también que el consumo de energía aumenta a medida que crece el nivel de ingreso de los hogares y con ello también las emisiones de CO2 y su contribución individual al cambio climático.

Según Carlsson-Kanyama, los hallazgos de ambas investigaciones sugieren que los gobiernos europeos deben focalizar sus esfuerzos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en convencer a la población masculina a cambiar sus hábitos de transporte y de alimentación, para incrementar su eficiencia en el consumo de energía en tales actividades.

http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=97528