EL TOPIL XXVI.- El cambio climático desde la tierra del sol

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El pasado 12 de diciembre concluyó en París, Francia, el 21 periodo de sesiones de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, mejor conocida como COP 21. En esta Conferencia Mundial los 195 Estados Partes adoptaron el documento titulado “Acuerdo de París”. En la presente entrega de El Topil, más que hacer un análisis sobre los resultados de la cumbre, analizaremos los efectos del cambio climático in situ.

Es por ello que hemos titulado este número: “El cambio climático desde la tierra del sol”. Virginia Reyes expone: “El Cambio Climático entonces, no debería verse solamente como una serie de efectos en el clima y su relación con la tierra, sino la relación que existe entre la humanidad y el planeta, puesto que nos afecta a todos por igual”. Alejandro de Avila concluye su texto con la siguiente reflexión: “Sólo la movilización social puede vencer a los verdaderos villanos de esta historia: los tiburones insaciables de la oligocracia”. Le invitamos a leer EL TOPIL.

EL TOPIL XXVI.- El cambio climático desde la tierra del sol

El Acuerdo de París: una pantomima histórica

Tom Kucharz, Periódico Diagonal

Debemos estar alarmados con tanta autocomplacencia con el acuerdo “histórico” de París. La imagen es de una mascarada lamentable. Naciones Unidas, jefes de Estado y la mayoría de los medios de comunicación celebran con euforia el Acuerdo de París, pero en realidad es inhumano, engañoso y esquizofrénico.

El Acuerdo de París es inhumano porque consiente la destrucción de los medios de vida de millones de personas en el mundo. Los gobiernos han cruzado todas las líneas rojas marcadas por la ciencia y la sociedad civil organizada. El acuerdo acepta implícitamente un aumento de temperatura global de entre 2,5 ºC y 3,7 ºC.

Diversos organismos evaluaban el alcance de las promesas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (las llamadas INDC) hechas por los diferentes países antes de la cumbre y afirmaron que con dichos objetivos no se contiene el aumento de temperatura por debajo de 2 ºC a final de siglo respecto a la era preindustrial.

Es una decisión que nos llevará a niveles catastróficos de cambios globales. Los gobiernos no han querido acordar obligaciones de reducción de emisiones más ambiciosos para limitar el calentamiento a 1,5 ºC, lo que equivale a permitir conscientemente la muerte, el desplazamiento y el sufrimiento de millones de personas. Una vez más se han favorecido los intereses y beneficios económicos por encima del cumplimiento de los derechos humanos.

El acuerdo también es inhumano porque festeja las limosnas que se dan al Sur global en función de la financiación de medidas de adaptación al cambio climático con el Fondo Verde para el Clima, mientras impide anclar el derecho a compensación por daños y pérdidas, por ejemplo en el caso del aumento de enfermedades tropicales, los suelos degradados, la pérdida de fuentes de agua o la desaparición de pueblos enteros en zonas costeras afectadas por la mayor incidencia de huracanes e islas inundadas por el aumento del nivel de mar.

El Gobierno de Estados Unidos, con la complicidad de la Unión Europea, ha insertado una demanda sin precedentes: que los países más vulnerables al cambio climático renuncien a su derecho legal a demandar a otros países por pérdidas climáticas.

El Acuerdo de París es injusto porque recoge menores obligaciones para los países más enriquecidos e históricamente más responsables del cambio climático, y aumenta la carga para los países más vulnerables y empobrecidos, mientras reduce la seguridad para ellos y da más espacio al sector privado.

El acuerdo es engañoso, ya que pretende ser capaz de detener el cambio climático, mientras que el texto hará todo lo posible para proteger los intereses de las grandes empresas. Es un acuerdo que ha nacido vacío y en el que las promesas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero no son de obligatorio cumplimiento.

¿De qué “mecanismos vinculantes” estamos hablando? Los tratados de comercio e inversión como el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP), que los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea negocian con mucha voluntad política sí serían vinculantes y marcarían un modelo de producción y consumo destructivo. Las políticas de comercio e inversión han contribuido significativamente al aumento la extracción de combustibles fósiles y han anulado la legislación ambiental, lo que impide poner en práctica políticas coherentes para frenar el cambio climático.

La COP21: permite seguir quemando energías fósiles

Lo más grave: al Acuerdo de París no menciona ni una sola vez el término combustibles fósiles. Los gobiernos no sólo no han tenido la voluntad política para oponerse a las poderosas industrias de los combustibles fósiles, si no que van de la mano, como señalan diversas investigaciones sobre las puertas giratorias y el lobby empresarial que han hecho caer la balanza en la COP21. Por eso el Acuerdo de París no impulsa una transición energética ni pone fin a los combustibles fósiles, como expresan desafortunadamente algunas valoraciones de ONG como Greenpeace o Avaaz. Por eso es un acuerdo contra la ciencia que dice claramente que hay que dejar dos terceras partes de las reservas probadas de los combustibles fósiles en el subsuelo.

El texto de París nos condena a décadas de inacción y más cambio climático, no tiene el sentimiento de urgencia porque no hay objetivos de reducción de emisiones a corto y medio plazo de aquí hasta 2020 y las primeras revisiones del acuerdo sólo serán en 2023.

Es esquizofrénico que los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea, y las grandes empresas de combustibles fósiles y agroindustriales, que son los principales culpables históricos del cambio climático, ahora se presenten defendiendo un objetivo máximo de 1,5 ºC de aumento de la temperatura global. Se necesita ese objetivo –que, por cierto, no es un objetivo obligatorio–, pero sin falsas soluciones, como los mercados de carbono, la energía nuclear y la geoingeniería que han estado tan presentes en las salas de negociación de París.

El Acuerdo de París habla de “equilibrio’ entre las emisiones antropogénicas y la capacidad de absorber esos gases, no reducciones de emisiones reales y a nivel doméstico, y justifica las tecnologías peligrosas de la industria petrolera, como la captura y almacenamiento de carbono (CCS) y la bioenergía.

Al incluir los suelos agrícolas en el acuerdo se puede provocar nuevos acaparamientos de tierras que se dedicarán a la especulación con los mercados de carbono en vez de producir alimentos sostenibles, lo que agravará la crisis alimentaria.

Frente a la indiferencia, la movilización ciudadana

Con la indiferencia con la que han reaccionado los gobiernos al estado de emergencia climática, se ha demostrado una vez más que la sociedad civil organizada debe hacer cumplir los cambios necesarios desde abajo y no debe esperar nada de sus gobiernos ni del espacio de negociaciones de Naciones Unidas.

Por ello lo más importante acontecido en París han sido los encuentros, actividades y movilizaciones convocadas por la Coalición Clima 21, una coalición compuesta por más de 150 organizaciones de Francia y que ha contado con el apoyo de numerosas redes, plataformas y organizaciones de base de otros países. En paralelo han tenido lugar manifestaciones y protestas en el mundo entero.

El sábado, último día de la cumbre, miles de personas se manifestaron en las calles de París contra el acuerdo criminal de la COP21 a pesar del estado de excepción, las restricciones al derecho de manifestarse y a las libertades (como los arrestos domiciliarios) y la campaña de miedo del Gobierno para desalentar a la gente a protestar.

La esperanza de París es el empoderamiento de los cambios impulsados por la ciudadanía frente al calentamiento global, con miles de luchas, como las articuladas contra las industrias de los combustibles fósiles y el fracking, acuerdos comerciales como el TTIP, o la energía nuclear.

Parece que las grandes industrias de los combustibles fósiles han ganado las negociaciones de la cumbre de París, pero, lejos de resignarse, los propósitos de la gente que han venido a París a manifestarse y rechazar el Acuerdo de París son: resistencia, alternativas al capitalismo, desinversión de los combustibles fósiles y desobediencia.

Las protestas de París también han puesto una señal muy clara contra la nueva escalada militarista del Gobierno francés y la OTAN. Desde la última asamblea en la Zona de Acción Climática, uno de los espacios de la sociedad civil organizada en París ,donde se congregaron miles de activistas para denunciar las negociaciones oficiales, se ha hecho un llamamiento a la movilización global contra la guerra en Siria y la islamofobia el 13 de febrero 2016.

Se profundizan las resistencias y alternativas desde los Pueblos durante la Cumbre de los Pueblos en París

Se profundizan las resistencias y alternativas desde los Pueblos durante la Cumbre de los Pueblos en París, mientras los gobiernos, cediendo a la presión de las transnacionales dan la espalda una vez más a compromisos verdaderamente vinculantes durante la COP 21

Campaña Global para Desmantelar el Poder de las Transnacionales y
Poner fin a la Impunidad

París, 14 de diciembre de 2015

En el marco de la 21a Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en “Paris 2015” – COP21, la responsabilidad de los acuerdos de libre comercio, los regímenes de inversión y las empresas transnacionales (ETN) en la crisis climática ha sido expuesta a través de varios talleres y protestas “prohibidas” ‘en toda la ciudad de París durante la Cumbre de los Pueblos sobre el Clima (ver en Storify).

El último día de acción en las calles de París el 12 de diciembre, resonó como una declaración de estado de emergencia climática mientras que los gobiernos, sometidos al poder de las transnacionales se preparaban a cerrar la COP 21, habiendo una vez más rechazado todo compromiso realmente vinculante que constituya una respuesta ante la crisis generada por el cambio climático. A pesar de ello, los movimientos sociales y las campañas que reivindican la justicia climática, han demostrado una creciente determinación en la asunción de responsabilidades y el esfuerzo por conseguir un cambio en el sistema económico y político en aras de enfriar el planeta.

Entre las 25 transnacionales con mayores ventas, 15 se vinculan con la industria de los combustibles fósiles (ver El Estado del Poder 2014) y son responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero que afectan a todo el planeta – entre ellas podemos citar a Shell, Exon-Mobil, Sinopec-China Petroleum, BP, Petro China, Total, Chevron, ENI, Petrobras, Gazprom, Statoil. Las empresas transnacionales (ETN) venden también falsas soluciones frente al cambio climático, basadas en mecanismos de mercado, después de haber capturado agresivamente la agenda y la formulación de políticas en las negociaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el clima.

De acuerdo con Diana Aguiar, de FASE (Brasil), organización miembro de la Campaña Global para desmantelar Poder Corporativo participar en la Cumbre del Clima Pueblos en París “entre los principales impulsores del colapso ambiental que afecta a todo el planeta, hay que destacar al régimen de Libre Comercio e inversiones, así como el papel de las empresas transnacionales”.

Las ETN acaparan de forma creciente a los bienes comunes a través de una apropiación global de los recursos, y actúan con una amplia impunidad, a pesar de los impactos sociales, económicos y ambientales devastadores generados por sus operaciones. Según Ben Lilliston Institute for Agriculture and Trade Policy (IATP, Estados Unidos), “la concesión de derechos especiales para empresas que está acelerando el cambio climático se basa en régimen de comercio e inversión, el cual los acuerdos como TTIP, CETA, TPP y TISA y otra acuerdos de libre comercio impuestos por EE.UU. y la Unión Europea (UE) proporcionan una protección exclusiva a los inversionistas, a la vez que niegan toda protección del interés público y respeto los derechos de los Pueblos“.

La captura corporativa o control ejercido por las transnacionales se hizo muy evidente durante la COP 21, en las diversas varias versiones del texto negociado. Las falsas soluciones, basadas en el mercado y en la tecnología propuestas por los criminales corporativos que acaparan la COP fueron expuestas en el Grand Palais y denunciadas durante un “Tour Tóxico”, así como durante el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, y durante las distintas protestas lideradas por los Pueblos Indígenas y las comunidades principalmente afectadas por el cambio climático.

Entre los momentos clave de la movilización en la Cumbre de los Pueblos, se intentó propiciar la convergencia de luchas y estrategias – entre lo/as defensore/as de la tierra y el agua, así como aquello/as que denuncian a los tratados de libre comercio y a las transnacionales. En este contexto, se abrieron debates sobre el proceso de construcción de resistencias y alternativas, plasmado en el Tratado Internacional por la Soberanía de los Pueblos e iniciativas como el Instrumento vinculante sobre las ETNs y los Derechos Humanos que se discute actualmente en las Naciones Unidas. Ambos temas fueron objeto de sendos talleres durante el 6 de diciembre de 2015.

Entre los casos expuestos, que ilustraron el carácter sistémico de la impunidad de las transnacionales en todas las regiones del globo, se destararon: Chevron Texaco en Ecuador, ProSAVANA en Mozambique, Veolia en Marruecos, EDF – Engie en Polonia y UK, empresas mineras en los países africados y en Filipinas, así como la Vale en Brasil y Mozambique.

De forma simultánea, la narrativa compartida por diversas campañas y comunidades en resistencia consistió también en estrategias y alternativas puestas en práctica que contribuyen a enfriar el planeta. Entre estos elementos podemos destacar la agroecología propuesta por La Via Campesina, el Movimento dos Atingidos por Barragens (MAB- Brasil), y otras redes que reclaman la soberanía de los Pueblos sobre el agua, la alimentación y la energía. Así mismo, se encuentra el debate colectivo que emerge de propuestas desde los movimientos sociales tales como la auditoría ciudadana de la deuda (presentada por el CADTM), y la necesidad de reivindicar a la democracia frente al poder de las transnacionales, defender la paz frente a la guerra, respaldar los derechos de lo/as migrantes y refugiado/as, así como las prácticas en aras de fomentar la justicia económica, política, de género, social, climática y ambiental. La Plataforma de Desarrollo de las Américas (PLADA) fue presentada con alternativas concretas elaboradas desde los sindicatos, y la Marcha Mundial de Mujeres organizó diferentes actividades en defensa de la Tierra, los territorios y los cuerpos de las mujeres.

A pesar del estado de emergencia oficial y la prohibición de manifestar, la Cumbre de los Pueblos representó un volcán de protestas y acciones en París, desde la Cadena Humana del 29 de noviembre, a las protestas ante la sede de Danone y de Total, acciones en la pirámide del Louvre, delante de la Catedral de Notre Dame, el Tour Tóxico ante el Grand Palais, las acciones en torno a BNP Paribas y las acciones del 12 de diciembre para “tener la última palabra” en la COP 21.

Las Asambleas de Convergencia y el momentum de la Cumbre de los Pueblos de Paris, resultaron en un calendario de los movimientos sociales y día de acción para la Campaña durante 2016. Esto incluyó la propuesta de los sindicatos y movimientos sociales latinoamericanos reunidos para el festejo de los 10 años de la victoria sobre el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), de convocar a nivel hemisférico a un Día de Acción contra los Tratados de Libre comercio y las Transnacionales el 4 – 5 de noviembre de 2016. Esta propuesta, así como el conjunto de convergencias que tuvieron lugar en París, acercando a movimientos y organizaciones sociales en aras de “tener la última palabra” frente a la justicia climática, permitieron profundizar las sinergias y acercar estrategias entre distintas luchas. Estas, de acuerdo con Lyda Fernanda (Transnational Institute) necesitan “confrontar el poder transnacional y unir las luchas en defensa de la vida y del planeta”.

Vía Movimiento M4

Las mujeres sienten el cambio climático en carne propia

Por Sohara Mehroze Shachi, Domoina Ratovozanany, y Dizzanne Billy
IPS Noticias

El vínculo entre mujeres y cambio climático es un asunto transversal que merece mayor reconocimiento, pues es omnipresente y afecta a distintos ámbitos, desde la salud y la agricultura hasta el saneamiento y la educación.

En los países en desarrollo, las mujeres son testigos del nexo entre el recalentamiento planetario y las cuestiones de género en carne propia. A menudo, su supervivencia depende mucho de la tierra y de los recursos hídricos, lo que las deja en situación vulnerable.

El cambio climático no es solo un asunto ambiental, sino de justicia social, igualdad y derechos humanos, todos asuntos vinculados con cuestiones de género.

La perspectiva femenina debió integrarse totalmente al Acuerdo de París, surgido de la COP21, en especial el empoderamiento de las mujeres, además de prever una respuesta y otras cuestiones de género como la vulnerabilidad de las mujeres rurales.

La COP21 (21 Conferencia de las Partes) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, tuvo lugar del 30 de noviembre al 12 de este mes en la capital francesa.

En las etapas de preparación del borrador, las cuestiones de género se trataron como un elemento accesorio que podía retirarse y casi todas las partes las ignoraron y se equivocaron.

Asia, el Caribe y África son tres de las regiones más vulnerables a la variabilidad climática y, si bien son responsables de una pequeña parte del recalentamiento planetario, las mujeres soportan la peor parte de sus severas consecuencias.

Millones de personas en Asia son extremadamente vulnerables al fenómeno, en especial las mujeres, debido a los roles tradicionales de género. En muchas áreas rurales, su movilidad es muy limitada, pues no se ve con buenos ojos que trabajen fuera del hogar.

Mientras los hombres de las regiones afectadas por la variabilidad climática suelen emigrar a las ciudades o a otras regiones menos vulnerables en busca de trabajo, las mujeres se quedan a cuidar del hogar y de los hijos comunes. Esa reclusión se traduce en dependencia económica y falta de acceso a la información, como alertas tempranas, lo que contribuye a su enorme vulnerabilidad.

En ese continente, las mujeres suelen encargarse de actividades más sensibles al clima, como recolectar agua y preparar la comida, lo que eleva su vulnerabilidad.

Investigaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) han concluido que las mujeres y las niñas son las encargadas de ir a buscar agua, para lo que tienen que recorrer largas distancias.

Con la creciente frecuencia e intensidad de las inundaciones, es común que las mujeres tengan que atravesar habitualmente terrenos anegados para buscar el agua y preparar los alimentos, lo que las expone a riesgos, desde ahogarse, pasando por mordeduras de serpientes, hasta enfermedades cutáneas.

En la otra mitad del mundo, las mujeres soportan situaciones similares. En el Caribe, muchos hogares son principalmente matriarcales, y ellas son las que más necesidades tienen de medidas de adaptación y mitigación del recalentamiento planetario.

También son responsables de las tareas del cuidado de las personas del hogar y sufren el impacto de la inseguridad alimentaria y la escasez de agua. Las mujeres rurales son particularmente vulnerables, en especial las pequeñas productoras, las agricultoras marginadas y las trabajadoras rurales.

Ya sea que la escasez de agua y de alimentos se deba al aumento del número y de la intensidad de los huracanes o de la sequía, las posibilidades de llevar adelante una vida decente no son altas ni mejoran. Comprender esa situación es importante para el buen diseño y la ejecución de estrategias de adaptación.

“La agricultura necesitaba mayor visibilidad en las negociaciones”, observó la presidenta de la Red de Productoras Rurales de Jamaica, Mildred Crawford.

“Las mujeres juegan un papel en la cadena alimentaria y necesitan fondos para asistir a los pequeños agricultores a fin de mitigar y adaptarse al cambio climático. Los grupos de mujeres ya están organizados, así que los incentivos les pueden servir para controlar el desperdicio de carbón en sus comunidades”, añadió.

El Caribe atraviesa su peor sequía de los últimos cinco años.

Según Mary Robinson, ex primera ministra de Irlanda, quien también se desempeñó como alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el borrador del Acuerdo de París debía concentrarse en cuestiones de género para garantizar a las mujeres el acceso a fondos para el clima, tecnologías renovables y capacidad de adaptación.

De hecho, las campañas climáticas no deben concentrarse solo en la reducción de emisiones, comercio de carbono y transferencia de tecnología, sino que deben tratar de ir más allá.

Además, deben tener en cuenta que la mayor parte de los agricultores en los países en desarrollo son mujeres y, la adaptación las involucra especialmente. Los asuntos de género son transversales, no se usan por conveniencia.

Las mujeres de los países en desarrollo deben estar empoderadas para desempeñar papeles más significativos en la lucha contra el cambio climático, pues tienen mucho que perder.

Kalyani Raj, integrante responsable de la Conferencia de Mujeres Todo India, arguyó que es crucial dar voz a la población femenina más vulnerables e incluirla en la planificación de políticas.

“Muchas mujeres desarrollaron enfoques de adaptación a muy pequeña escala, conocimientos tradicionales y soluciones de las comunidades indígenas que no se amplifican”, explicó. “Las políticas deben concentrarse en ampliar eso, en vez de proponer medidas uniformes para adaptarse al cambio climático”, añadió.

En África, el impacto del cambio climático sobre las cuestiones de género se relaciona principalmente con la agricultura, la seguridad alimentaria y los desastres naturales.

Según el Informe Económico de 2011 del Banco de Desarrollo Africano (BDA), las mujeres representan 40 por ciento o más de los trabajadores del sector agrícola en 46 de los 53 países del continente. Ese sector de la economía se considera vulnerable porque generalmente no incluye empleos formales con contratos e ingresos seguros.

“Los pobres son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático, y la mayoría de las 1.500 millones de personas que viven con un dólar al día o menos son mujeres”, señala el Estado de la Población Mundial de 2009, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

Además, en una muestra de 141 países se concluyó que, entre 1981 y 2002, el sesgo de género en las personas fallecidas por desastres naturales están directamente vinculadas a los derechos económicos y sociales de las mujeres. En esos casos, en las sociedades menos equitativas, mueren más mujeres que hombres.

El reclamo de las mujeres rurales es una realidad que debemos afrontar. Sin embargo, debemos reconocer que no son solo víctimas, son poderosos agentes de cambio.

La población femenina debe estar incluida en los procesos de decisión para que pueda contribuir con su experiencia y conocimientos únicos, pues toda intervención vinculada al cambio climático que excluya su perspectiva, así como cualquier política que omita las cuestiones de género, está destinada al fracaso.

Traducido por Verónica Firme

El poder de los pueblos cobra fuerza mientras los políticos fracasan en París

Declaración final de Amigos de la Tierra Internacional en la COP21

En las últimas dos semanas, las manifestaciones y protestas masivas ganaron fuerza en todas partes del mundo, quitándole protagonismo a las negociaciones en París sobre el clima y demostrando la fortaleza del movimiento respecto de los planes para 2016 y más allá.

Miembros de las comunidades más expuestas que ya están sintiendo las consecuencias más graves del cambio climático y las energías sucias alzaron sus voces. Los movimientos de la gente que trabaja para implementar soluciones de energía renovable controladas por las sociedades, a menudo en medio de contextos muy difíciles, se reunieron para compartir ideas e inspirarse. Indígenas, jóvenes y cientos de miles de activistas inundaron las calles de distintas ciudades y pueblos de todo el mundo para enviar un claro mensaje: exigimos justicia climática y seremos escuchados.

En París, donde las protestas públicas siguen estando restringidas debido al estado de emergencia declarado, los activistas encontraron formas creativas de torcer las reglas o fueron incluso más allá y decidieron forzar los límites del Estado policial y enfrentar las consecuencias. Durante la segunda semana de las negociaciones sobre el clima, las acciones se intensificaron y pusieron en la mira a los verdaderos delincuentes climáticos. Se denunció a las empresas contaminantes que pagan para ejercer influencia en las negociaciones sobre el clima. Se desenmascararon las falsas soluciones, que son sólo excusas y una distracción peligrosa para permitir que el PBI aumente mientras que se destruye el planeta, y se puso en evidencia a sus defensores.

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Se denunció que los sistemas injustos de producción y distribución de alimentos intensifican la crisis y empeoran los impactos del clima. Se defendió la soberanía alimentaria y más específicamente la agroecología campesina como la única solución climática segura y adecuada para nuestros sistemas alimentarios fracasados. Y nuevamente, es la gente, con métodos ya probados, que está solucionando estos problemas.

La influencia del cabildeo empresarial en las negociaciones sobre el clima de este año fue tan insidiosa como siempre. Las empresas contaminantes y otras responsables del gran daño ambiental y las graves violaciones a los derechos humanos intentaron hacerse pasar como parte de la solución a la crisis climática, pero no lo lograron. Los activistas en París y otras partes del mundo organizaron manifestaciones para develar el maquillaje verde de las empresas y la influencia que ejercen en las negociaciones. A las empresas no les compete estar en estas negociaciones y menos que menos a las contaminantes y violadoras de derechos humanos.

Climate justice peace

Desafortunadamente, las iniciativas para combatir la deforestación planteadas en las negociaciones sobre el clima a lo largo de los años han sido sumamente cínicas, como si el único propósito de los bosques fuera ser esponjas para absorber las emisiones excesivas del Norte global. Los bosques son ecosistemas complejos y dinámicos a los que no se les puede asignar otro propósito como por arte de magia. Debemos encarar la deforestación de manera urgente y razonable. Lamentablemente, demasiadas ideas en los pasillos de la ONU implican otorgar licencias para continuar deforestando con el argumento de que se puede “compensar” plantando árboles en otro lugar. Todo esto hace caso omiso del hecho que hay millones de personas que viven en los bosques, que entienden cómo funcionan los ecosistemas, saben cómo manejarlos de manera sustentable y son los mejor posicionados para proteger la inviolabilidad de sus hogares y recuerdos ancestrales. Y a medida que avanzaban las negociaciones, gente de todo el mundo se reunía para fortalecer sus conocimientos sobre manejo comunitario de bosques y manifestarse para rechazar las falsas soluciones frente a la deforestación y la crisis climática.

Una nueva ronda de negociaciones sobre el clima acaba de terminar, develando el fracaso de los llamados líderes mundiales y una falta inexcusable de justicia y ambición. El acuerdo abandonó a la gente y el planeta. Sin embargo, el movimiento por la justicia climática, por las soluciones populares, la equidad, la solidaridad, por el planeta, por la esperanza y la paz, desencadenó un torrente de ambición invencible.

Este es un movimiento arraigado en los reclamos de la gente que ya enfrenta los efectos del cambio climático y las comunidades cuyas vidas y bienestar se ven amenazados. Es un movimiento mundial en términos de su alcance y perspectivas. No tolerará la injusticia, la cobardía política ni la corrupción.

Y París demostró una vez más que nadie nos puede detener.

¡Adelante!

Imagen: Luka Tomac/Amigos de la Tierra Internacional

Cumbre sobre Cambio Climático en París: se necesita transparencia en forma urgente

Amigos de la Tierra Internacional

París, Francia. 7 de diciembre de 2015. A menos de una semana de que finalicen las negociaciones de las Naciones Unidas sobre cambio climático en París, Amigos de la Tierra Internacional advirtió que no se ha permitido la asistencia de observadores de la sociedad civil a partes fundamentales de las negociaciones, y exigió absoluta transparencia en la Cumbre.

Durante la primera caótica semana de la conferencia, muchas negociaciones tuvieron lugar en múltiples reuniones “oficiosas” y de subgrupos en perjuicio de muchos países en desarrollo, cuyas delegaciones son demasiado pequeñas para poder asistir a todas las reuniones importantes al mismo tiempo. Muchos países en desarrollo afirmaron que las organizaciones de la sociedad civil son una fuente vital de experiencia para las delegaciones más pequeñas.
Sin embargo, los observadores de la sociedad civil, entre ellos Amigos de la Tierra Internacional, fueron excluidos de todos los foros, excepto el principal, donde las partes informaron que no hubo progreso en las negociaciones.

“Las negociaciones deberían desarrollarse de manera transparente, sin discriminar a las delegaciones de los países pequeños y en plena presencia de la sociedad civil. Apoyamos a los 135 países en desarrollo que criticaron a muchos países desarrollados por obstruir el avance de las negociaciones y por negarse a discutir varias de sus propuestas”, afirmó Jagoda Munic, presidenta de Amigos de la Tierra Internacional. Munic añadió: “Los países ricos no deberían intimidar al resto del mundo a puertas cerradas para que logren un acuerdo que les convenga a ellos y no a los países en desarrollo”.

“En lugar de liderar mediante la reducción urgente de sus emisiones, los países desarrollados, que son los más responsables de la crisis climática, están intentando pasar la responsabilidad a los países en desarrollo. Los países que produjeron la mayor cantidad de carbono en la atmósfera, encabezados por Estados Unidos, ahora están renunciando a su responsabilidad de adoptar medidas. Los políticos están permitiendo que los países más ricos se salgan con la suya. Se trata de una gran injusticia para los países más pobres y los menos responsables de la crisis climática”, afirmó Dipti Bhatnagar, coordinadora del programa Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional.

Millones de personas ya están pagando con sus vidas la persistente falta de acción de los Gobiernos. La crisis climática afecta en forma desproporcionada a los países y a las personas más pobres, que no son responsables de esta crisis. Los países más ricos han utilizado más de la parte del espacio atmosférico que les corresponde y deben reducir drásticamente sus emisiones y transformar completamente sus economías y sociedades, según Amigos de la Tierra Internacional.

“Necesitamos la presión de la sociedad civil en París y después. No podemos contar con la buena voluntad de nuestros gobiernos para combatir la crisis climática. La transformación a la energía renovable socialmente controlada está ocurriendo y la están realizando los verdaderos líderes: la gente. Si se adoptan universalmente las soluciones propuestas por la gente, en lugar de que los tomadores de decisiones las sigan postergando, podremos lograr grandes avances hacia sociedades con un clima seguro”, afirmó Lucy Cadena, coordinadora del programa Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional.

Activistas de los Jóvenes de Amigos de la Tierra Europa realizaron hoy una protesta en las negociaciones de las Naciones Unidas sobre cambio climático para exigir transparencia y preguntar “¿qué están ocultando?”.

La Cumbre del Clima, entre la represión y la amenaza de “colapso”

Enric Llopis, Rebelión

En torno a 120.000 policías, gendarmes y militares se encargarán durante los próximos quince días de la seguridad en la Cumbre del Clima que se celebra en París, a la que asistirán delegaciones de 195 países. Con carácter previo a las reuniones, 24 activistas fueron sometidos a arresto domiciliario y más de 300 personas resultaron detenidas durante las concentraciones del 29 de noviembre. Mientras, en 2.500 ciudades de todo el mundo han tenido lugar actos reivindicativos en relación con el cambio climático y en el estado español, la Alianza por el Clima, de la que forman parte 40 organizaciones ecologistas, sindicales y ONG, han pedido la reducción de los gases de efecto invernadero de acuerdo con las recomendaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el cambio climático de Naciones Unidas (IPCC), para que no se sobrepasen los 2ºC de temperatura media global, o preferentemente los 1,5ºC. Alianza por el Clima ha recomendado asimismo las contribuciones comprometidas en el Fondo Verde para el Clima, de 100.000 millones de dólares anuales para 2020, que deberían contribuir a un cambio hacia un modelo bajo en carbono que impulse las energías renovables y la eficiencia energética.

En las últimas fechas han proliferado los estudios, investigaciones y estadísticas sobre los efectos del cambio en el clima. Un tercio de las reservas mundiales de petróleo, el 50% de las gasísticas y más del 80% de las de carbón se tendrían que mantener intactas entre 2000 y 2050 para evitar que la temperatura terrestre aumente en 2ºC, según un estudio publicado en la revista “Nature” por los investigadores Cristophe McGlade y Paul Ekins. Pero “el instinto de los políticos es aprovechar las reservas territoriales por completo y con rapidez”, afirman los autores. Recientemente Naciones Unidas ha recordado que anualmente se producen 30.000 muertes por inundaciones, tormentas, olas de calor u otros desastres relacionados con el cambio climático. Las catástrofes atribuidas en la última década a estos fenómenos asciende a una media de 355 anuales, un 14% más que en los diez años anteriores. Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado del incremento de enfermedades infecciosas, como la malaria, el dengue o el cólera, asociadas al aumento de las temperaturas.

La concentración de CO2 en la atmósfera ya ha superado el punto neurálgico de las 400 partes por millón, advierte el biólogo, experto en sostenibilidad ambiental y militante ecologista Ricardo Almenar, quien se manifiesta poco optimista respecto a los resultados de la Cumbre de París. Explica que el precio del barril de petróleo se sitúa en torno a los 45 dólares (ha caído desde los 105 dólares desde el verano de 2014), lo que implica un precio muy barato de la energía. “Con los precios de una materia prima como el crudo a esos niveles, es muy difícil pensar en políticas de ahorro; son precios que incentivan al consumo”.

Además, los delegados de los países que asisten a la Cumbre de París lo hacen con “propuestas de carácter voluntario”, que en caso de incumplirse no llevan aparejada una sanción. En resumen, “no se considera la atmósfera un bien común, sino un bien libre donde estados, ciudadanos y empresas pueden emitir lo que les parezca”, explica el autor de los libros “El fin de la expansión” (Icaria) y “El bosc protector” (Bromera) en un acto organizado por la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente y Cambio Climático en colaboración con la Universitat de València. Considera asimismo Almenar que las limitaciones al aumento de la temperatura del planeta en 2ºC hasta finales de siglo deberían haberse establecido ya en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992). “La de París es la que hace 21, llevamos unos 25 años de retraso”.

Otra cuestión es la de las prioridades políticas. El informe Stern sobre la economía del cambio climático, encargado por el gobierno británico y publicado en 2006, pedía el 1% del PIB mundial para atenuar los efectos de las modificaciones en el clima. “El gasto público dedicado a rescatar a los sistemas financieros ha tenido un volumen mucho mayor”. El biólogo y activista considera capital que en las próximas décadas “nuestros descendientes puedan encontrar Islas de naturaleza no antropizada, para que tengan las posibilidad de palpar algo de lo que todavía hoy consideramos medio natural”, Sin embargo, a juicio de Ricardo Almenar más grave que el cambio climático es una humanidad que llegue a pensar que puede vivir sin el resto de la naturaleza. “Sería la derrota definitiva, porque somos medio natural”. De hecho, “éste es el gran reto en un mundo donde lo virtual va comiéndose cada vez más a lo real”.

Según los informes del IPCC, desde 1950 se han observado cambios en el clima que no tienen precedente. Además, la temperatura media global ha aumentado en torno a 1ºC desde la revolución industrial (hace 150 años). En el hemisferio norte, 1983-2012 es el periodo de tres décadas más cálido de los últimos 800 años. En 2014 la concentración media anual de CO2 alcanzó el 143% de la media en la era industrial. La retahíla de cifras y efectos devastadores resultaría interminable. “Es el momento de una guerra abierta contra el cambio climático”, sostiene Amparo Vilches, profesora de Didáctica de las Ciencias Experimentales de la Universitat de València. La docente advierte de algunas confusiones en torno al concepto de “efecto invernadero”, ya que éste “no se trata de un fenómeno negativo, de hecho permite que la temperatura media en el planeta se mantenga en torno a 15ºC”. El problema, asegura, reside en el exponencial incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero por actividades humanas como la quema de combustibles fósiles o la deforestación.

Hace quince años el presidente de la Asociación Europea por la Conservación del Suelo y primer director del Centro de Investigación sobre la Desertificación (CIDE), José Luis Rubio, ya alertaba de que aproximadamente el 40% de la superficie terrestre se halla amenazada por la desertificación, en un territorio donde vive el 35% de la población mundial. No se establece habitualmente este vínculo entre suelo y cambio climático. Rubio recuerda que en las últimas dos décadas un tercio de las emisiones antrópicas de CO2 son consecuencia de los cambios en el uso del suelo y la deforestación. En consecuencia, afirma el científico, “la protección y conservación del suelo permitiría que éste puediera capturar y almacenar dióxido de carbono”. Los dignatarios reunidos en la Cumbre de París seguramente no relacionen el cambio climático con las guerras, pero el conflicto que estalló en Dahrfur (oeste de Sudán) en 2003 tuvo en su origen una grave sequía, procesos de degradación del suelo y un incremento demográfico. La consecuencia fue una guerra que se saldó con una cifra de muertos que oscila entre 200.000 y 500.000, además de 2,4 millones de desplazados. En Ruanda y Somalia se vivieron procesos similares, recuerda José Luis Rubio, quien para frenar el cambio climático parafrasea a Gandhi: “Sé el cambio que quieras ver en el mundo”.

La batalla contra la modificación del clima pasa por un nuevo modelo energético y, en el estado español, también por poner coto al imperio de las compañías eléctricas. El ingeniero industrial y miembro de la Plataforma per un Nou Model Energètic, Pau Lillo, recuerda en la Universitat de València que un oligopolio formado por cinco empresas –Iberdrola, Endesa, E.ON, Gas Natural-Fenosa y Energías de Portugal- controlan en España el 95% de la generación eléctrica y un porcentaje similar de la distribución. En París no se señalará a este oligopolio, multado en 2011 por la Comisión Nacional de la Competencia a 60 millones de euros, aunque la multa fue anulada en abril de 2015 por la Audiencia Nacional. Entre 2008 y 2014 el precio de la energía eléctrica que pagan las familias españolas aumentó en un 52%, cifra que duplica el incremento registrado en la Unión Europea. Pau Lillo relaciona estos desmanes con un titular del diario El Mundo del 23 de febrero de 2014: “43 políticos enchufados en eléctricas”. El cuerpo de la información incluye en la nomina de las empresas del sector a José María Aznar (Endesa), Miguel Boyer (Red Eléctrica) o Felipe González (Gas Natural-Fenosa). Sobre la Cumbre del Clima en París, “la energía más barata es la que no se consume, y esta idea nos conduce al decrecimiento”, remata el activista.

La doble cara de las empresas que financian la Cumbre del Clima de París

Toni Martínez, La Marea

Los patrocinadores del encuentro de la ONU tienen un largo historial de ataques al Medio Ambiente, aunque la organización destaca sus compromisos en este ámbito para los próximos años.

La Cumbre del Clima de Naciones Unidas tendrá un coste estimado de 170 millones de euros, a los que habrá que añadir los gastos de seguridad, que se elevarán de manera notable después de los recientes atentados yihadistas en París. Un 20% del presupuesto de COP21 correrá a cargo de empresas privadas, muchas de ellas del sector eléctrico, aunque también hay aerolíneas, compañías automovilísticas, bancas y aseguradoras.

“Todas estas empresas son amigas del clima”, afirman desde el Gobierno francés. Poco importa que entre los nombres se encuentren algunos de los máximos responsables del calentamiento global en las últimas décadas, industrias que ven la lucha contra el cambio climático como una posibilidad nueva de negocio. Algunos partidos como Los Verdes Europeos califican de “impresentable” e “incoherente” que “grandes corporaciones con una fuerte responsabilidad en el cambio climático” financien esta Cumbre. “Es como si invitáramos a las multinacionales del tabaco a financiar congresos de lucha contra el cáncer”, apuntan.

Pese a que la gran mayoría de estas empresas se ha comprometido a reducir su impacto medioambiental y se ha fijado objetivos para disminuir sus emisiones y su consumo de energía, la mancha en algunos casos es tan grande que un simple lavado de cara no es suficiente.
EDF: El mayor defensor de las «virtudes» de la «limpia» energía nuclear

Parte interesada. Así se podría definir la participación de Électricité de France como patrocinadora de la Cumbre del Clima. De hecho, ha aprovechado este papel para lanzar una campaña publicitaria a gran escala en la que alaba las “virtudes” de la energía nuclear por “limpia” y “libre de CO2”. En su eslogan, EDF se autodefine como el “socio oficial de un mundo bajo en carbono”, y llama a descubrir “la verdadera cara de la energía baja en carbono”. Lo que no cuenta es que su propuesta se basa de manera exclusiva en el aumento de la presencia de centrales nucleares en Francia. Instalaciones libres de carbono, pero con un problema de radiactividad que omiten. Para ellos, Chernóbil y Fukushima suenan muy lejanos. Poco se conoce del papel que las energías renovables juegan en el modelo “limpio” de EDF, al que apenas aportan poco más del 2% de su volumen de negocio.
ENGIE: La gran contaminante busca su sitio para salir de la lista negra

Resulta extraño que una de las empresas responsable de algunas de las centrales de carbón menos eficientes del mundo sea patrocinadora de un encuentro que precisamente lucha contra la dependencia energética de combustibles fósiles, pero así es. Engie, antiguamente GDF Suez, figura entre los primeros emisores globales de gases de efecto invernadero, con 155 millones de toneladas de carbono emitidas por año durante 2013, según Thomson Reuters. Sólo quedaron por delante de ella dos petroleras chinas, Arcelor Mittal, NTPC Ltd. y la empresa eléctrica alemana RWE AG.

Para intentar paliar esta mala imagen, Engie –que posee 30 centrales de carbón en el mundo, sobre todo en Europa, Estados Unidos y Australia– ha anunciado un plan de reestructuración con el objetivo de reflejar su transición a una “nueva era energética”. Algunos medios especulan con la posibilidad de que durante la Cumbre, la empresa francesa anuncie una retirada parcial de su cartera de centrales de carbón. Es decir, vendería sus activos. Según un estudio de la Universidad de Oxford publicado en marzo de este mismo año, Engie posee la flota de centrales de carbón más ineficientes del mundo (después de dos pequeñas empresas indias), y sus consecuencias empiezan a notarse en forma de catástrofes medioambientales. En Italia, por ejemplo, Vado Ligure, una central participada al 51% por Engie, fue cerrada en 2014 por los impactos sanitarios y el “desastre ambiental” que ocasionaba.
BNP-PARIBAS: El gran inversor de proyectos expansivos de extracción de carbón

Si alguien sabe lo que cuesta el cambio climático, ese es BNP Paribas. Al menos, debería saberlo ya que se trata de uno de los bancos internacionales más involucrados en operaciones de financiación de carbón alrededor del mundo. Según el portal web coalbanks.org, entre 2005 y abril de 2014 el banco francés ha contribuido de manera efectiva a la expansión del carbón (minas y centrales eléctricas), con al menos unos 15.600.000 millones de euros. Desde la organización de los Premios Pinocho, creados para denunciar los daños de las multinacionales al medio ambiente y en la que participa Amigos de la Tierra, alertan de las prácticas de los poderes financieros y en concreto de BNP Paribas, y documentan varios casos. “En Sudáfrica, el banco está involucrado en la construcción de dos gigantescas centrales eléctricas a carbón, Medupi y Kusile. Entre ambas, cada año emitirán a la atmósfera 60 millones de toneladas de carbono, aumentando las emisiones de Sudáfrica en un 17% y exacerbando los devastadores impactos del cambio climático sobre las comunidades pobres”, apuntan. También aparecen los tentáculos de la entidad bancaria en India, donde, según denuncian, “BNP Paribas es el único banco internacional partícipe, a través de un préstamo de 327 millones de dólares en la infame central Tata Mundra, en la costa del Gujarat”. Esta factoría de 4.150 MW ha provocado la destrucción de los medios de subsistencia de las comunidades locales, ya que arroja masivas cantidades de agua caliente en el ambiente marino. Además, el polvo de carbón y la ceniza que resulta de su combustión caen del cielo y contaminan las tierras agrícolas y los pescados.
NISSAN: Los controles de emisiones de CO2 de los coches, bajo sospecha

En medio de la polémica por el caso Volkswagen, la empresa automovilística francesa se presenta como ejemplo de pureza medioambiental.

Las emisiones de CO2 registradas en Europa en 2014 fueron, de promedio, un 40% superiores de las que declaró la industria de la automoción, según un informe de la ONG Transport & Enviroment. Pese a ello, Renault se mantiene como la marca con menos emisiones de CO2, según el análisis realizado por la empresa consultora Jato.
IKEA: El ejemplo del modelo de consumo que impide un cambio a nivel global

Más de 70 millones de visitas a alguna de sus 16 tiendas repartidas por todo el Estado español. Un total de 1.165 millones de euros de facturación durante 2014. Éstos son los números de la empresa que mejor representa el consumo rápido y desmesurado. Artículos baratos, de procedencia lejana y en los que se prima más el placer de comprar (y montar) que la necesidad. Es “la república independiente de tu casa”.

Una “república” que apareció en un informe de Greenpeace del año 2009 en el que se le señalaba directamente como una de las empresas responsables de la desaparición “a pasos agigantados” de la selva amazónica. La compañía sueca rápidamente inició su contrarréplica y destacó sus “indicadores de sostenibilidad”. Este mismo año The Wall Street Journal publicó que Ikea había decidido comprar y gestionar bosques con los que asegurarse el suministro de madera. Ya lo hace en Rusia, donde las autoridades le retiraron el sello de sostenibilidad, y ahora tiene proyectado ejecutarlo también en Rumanía.
Otras empresas: Del negocio del agua al modelo económico de Michelin y Carrefour

En París también habrá sitio para otras empresas que no remiten especialmente a una lucha contra el cambio climático, aunque con su presencia como patrocinadoras de la Cumbre sí esperan obtener algunos réditos. En el listado de multinacionales aparecen Suez Environnement y Sedif, ambas vinculadas a la gestión del agua, un sector en el punto de mira ecologista por su permeabilidad a la especulación económica. También se encuentra en el listado de patrocinadores la compañía aérea Air France. Los vuelos comerciales son responsables del aumento de los gases de efecto invernadero. Entre 1990 y 2006, las emisiones aumentaron un 87% en la Unión Europea. La contribución de aeronaves civiles en vuelo a las emisiones globales de CO2 se estima en alrededor de 2% del total, aunque los expertos duplican esa cifra.

Michelin es otra de las empresas patrocinadoras. La multinacional es la que más hace en su sector a favor de la sostenibilidad, pero aun así representa un modelo que daña enormemente a la capa de ozono. Igual que el de Carrefour, quien sigue buscando solución a las toneladas de residuos que genera cada año.

Cumbre de París: respuesta a los jefes de Estado

AVISO A LA PRENSA
Amigos de la Tierra Internacional
30 de noviembre de 2015

Cumbre de París: respuesta a los jefes de Estado

París, Francia, 30 de noviembre de 2015. En respuesta a las declaraciones del Presidente Obama, del Presidente Hollande y otros líderes mundiales en la conferencia sobre clima en París, la presidenta de Amigos de la Tierra Internacional Jagoda Munic sostuvo:

“El Presidente Obama instó a un futuro con bajas emisiones de carbono, pero la gente necesita en forma urgente un presente con bajas emisiones de carbono y podría estar a nuestro alcance si los políticos escucharan a la gente”.

“Los líderes mundiales afirmaron hoy que la crisis climática depende de nosotros y que los países más pobres son los menos responsables de haberla provocado. Sin embargo, los países más ricos no se están comprometiendo a adoptar las medidas necesarias para impedir el cambio climático irreversible y proteger a las personas de los impactos de la crisis climática”.

“Hasta el momento, la reducción de emisiones propuesta por los países desarrollados no se acerca a la porción de emisiones de la que son responsables. Deben comprometerse de inmediato a reducir sus emisiones para evitar el peligroso calentamiento global”.

“Los combustibles fósiles ayudaron a los países desarrollados a obtener la posición desigual de poder que ostentan en la actualidad. Estos países deben asumir la responsabilidad de haber provocado la crisis climática, de haber utilizado más de la porción del espacio atmosférico que les correspondía y de seguir desarrollándose utilizando combustibles fósiles”.

“En todo el mundo, la gente está generando soluciones reales a la crisis climática, entre ellas las profundas reducciones a las emisiones de carbono, detener el uso de combustibles fósiles, crear soluciones de energía limpia, sustentable y de propiedad comunitaria, transformar nuestros sistemas de alimentos y detener la deforestación”.

Florent Compain, presidenta de Amigos de la Tierra Francia, declaró:

“El Presidente Hollande declaró que quiere un acuerdo sobre el clima ambicioso y equitativo. Sin embargo, ¿cómo es posible que Francia lidere si no puede dominar a sus contaminadores? Las empresas como Engie y EDF, de las que el Estado francés es accionista, aún se niegan a cerrar sus 46 plantas de carbón. Esto debe cambiar de inmediato, necesitamos justicia climática ya”.

COP21 en París: la gente está decidida a movilizarse por la justicia climática

Amigos de la Tierra Internacional
27 de noviembre de 2015

Conferencia sobre cambio climático en París: la gente está decidida a movilizarse por la justicia climática

París, Francia, 27 de noviembre de 2015 — Más de 147 Jefes de Estado darán inicio el 30 de noviembre a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que durará dos semanas y en la que se prevé que se alcanzará un acuerdo mundial sobre el clima sin precedentes, pero poco ambicioso, que entraría en efecto en 2020.

Amigos de la Tierra Internacional, la mayor red de grupos ambientalistas de base del mundo, no tiene muchas expectativas con respecto a la conferencia sobre cambio climático de las Naciones Unidas en París.

“Lamentablemente, a nuestros gobiernos les falta ambición. No vemos un compromiso para adoptar las medidas urgentes necesarias para impedir el cambio climático irreversible y proteger a las personas de sus efectos. Sobre la base del texto propuesto, podemos vislumbrar que el acuerdo de París no asegurará un clima seguro ni justicia climática para las personas afectadas. Esto marca un fuerte contraste con las medidas adoptadas por las personas que se movilizan en todo el mundo, que se oponen cada vez más a la extracción de combustibles fósiles y allanan el camino para sociedades con un clima seguro”, afirmó Jagoda Munic, presidenta de Amigos de la Tierra Internacional.

Se prevé que cientos de miles de personas se manifestarán en 150 países en la víspera de la conferencia para exigir medidas reales para combatir el cambio climático. Los activistas y expertos de Amigos de la Tierra Internacional y sus grupos miembros participarán en marchas en diferentes países el 28 y 29 de noviembre. Además, organizarán varias actividades paralelas en París durante la cumbre y seguirán las negociaciones de cerca. [1]

“La gente sabe que esta vez no podemos depender de la buena voluntad de nuestros Gobiernos para que salven el mundo. Necesitamos la presión de la sociedad civil en París. Ya ha comenzado la transformación hacia la energía renovable, controlada por la sociedad, encabezada por los verdaderos líderes: las personas. Si las soluciones de la gente son aceptadas a nivel universal y no siguen siendo postergadas por los encargados de adoptar decisiones, ni socavadas por los incentivos de las empresas, juntos podremos avanzar hacia el logro de sociedades con un clima seguro”, afirmó Lucy Cadena, coordinadora del programa Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional.

“Un acuerdo en París solamente podrá ser exitoso si logra pasar la prueba de la gente, es decir, si cada país se compromete a reducir la parte que le corresponde de sus emisiones a nivel nacional; si el acuerdo incluye fondos y transferencia tecnológica adecuados del Norte al Sur y un mecanismo aparte para pérdida y daños; si aborda la necesidad de una transición justa para garantizar los derechos de los trabajadores; y si se centra en soluciones reales y transformadoras, en lugar de las falsas soluciones promovidas por el lobby empresarial. Lamentablemente, no creemos que cumplan con esas demandas, lo cual solamente aumenta nuestra determinación de presionar con más fuerza ahora y en 2016”, añadió.

Millones de personas ya están pagando la inacción de los Gobiernos con sus propias vidas. La crisis climática afecta de manera desproporcionada a los países y a las personas más pobres, que no son responsables de la crisis climática que afrontamos. Los países más ricos y desarrollados del mundo son los más responsables del cambio climático, ya que lograron desarrollarse contaminando. Estos países han tomado una parte mucho mayor del espacio atmosférico de la que les correspondía y deben reducir sus emisiones drásticamente y transformar por completo sus economías y sociedades, según Amigos de la Tierra Internacional.

“Muchos políticos están siendo presionados por las empresas trasnacionales que lucran con los combustibles fósiles y la energía sucia. La presión de las empresas da lugar a la promoción del carbón, la fracturación hidráulica, la energía nuclear y las falsas soluciones como los mercados de carbono, la compensación y la agricultura industrial tanto en las Naciones Unidas como a nivel nacional. El Gobierno francés no es la excepción: eligió a dos empresas de combustibles fósiles y de energía nuclear, como EDF y Engie, para patrocinar la cumbre sobre el cambio climático”, declaró Malika Peyraut, campañista de energía de Amigos de la Tierra Francia.

Las grandes empresas están gastando elevadas sumas de dinero a través del lobby y del “lavado verde” para socavar la adopción de medidas para combatir el cambio climático. Los Premios Pinocho sobre el Clima se celebrarán el 3 de diciembre en París y destacarán a algunas de las empresas que son más responsables de socavar la acción para combatir el cambio climático. [2]

 NOTAS
[1] Los activistas y expertos están disponibles para informar a los periodistas sobre lo que sucede en las negociaciones y para contar historias y luchas personales, a menudo de zonas afectadas por la injusticia climática. La información de contacto de los delegados de ATI y de sus grupos miembros en París a partir del 28 de noviembre están disponibles en el siguiente enlace:
http://www.foei.org/wp-content/uploads/2015/11/Foei-PRESS-contact-sheet-from-28-Nov-Sheet1.pdf

[2] http://www.pinocchio-awards.org/

CUMBRE SOBRE EL CLIMA DE PAÍRS – ANTECEDENTES

¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR DE LAS NEGOCIACIONES SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO DE PARÍS?

Los líderes políticos están ofreciendo en general soluciones falsas, como ampliar los mercados de carbono, REDD y compromisos voluntarios e insuficientes para reducir sus emisiones.

La falta de acción de nuestros gobiernos es evidente: sus compromisos no vinculantes y otras promesas vacías en París serán totalmente insuficientes para hacer frente a la urgencia de la crisis climática.

Las actuales Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (INDC) que se propondrán en París nos encaminan hacia un calentamiento global promedio de 3,5°, que claramente provocará un desastre climático. Hasta el momento, los Gobiernos ricos no han contribuido la porción que les corresponde para reducir las emisiones mundiales y detener el calentamiento global medio por debajo de 1,5 grados. Además, no están incorporando un compromiso para la eliminación progresiva y a tiempo de los combustibles fósiles lo antes posible (a más tardar en 2050). Sus compromisos financieros con los países afectados por el cambio climático y los que ya están experimentando pérdidas y daños provocados por el cambio climático son absolutamente insuficientes.

CUMBRE SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO EN PARÍS: ¿TRIUNFAREMOS?

En junio de 2015 los movimientos sociales de las comunidades afectadas por el clima del Sur global, así como grupos religiosos, de trabajadores, ambientalistas y de lucha contra la pobreza, que representan a decenas de millones de personas de todo el mundo, entregaron una declaración sin precedentes a los ministros de todo el mundo que estaban reunidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas para hablar sobre el cambio climático.

La declaración, titulada El Clima Bajo la Lupa de los Pueblos 2015, que establece el mínimo que se espera de la conferencia sobre el clima en París, está disponible en inglés, francés y español en el siguiente enlace: http://peoplestestonclimate.org

Si los políticos no pasan la prueba, tanto ellos como la Conferencia habrán fracasado.

Habida cuenta de la situación actual de las negociaciones y de los planes de acción para el clima a nivel nacional, Amigos de la Tierra Internacional considera que la cumbre sobre cambio climático en París no logrará adoptar las medidas que se necesitan urgentemente. La reducción de emisiones que los observadores creen que se acordarán en París no serán suficientes para ayudar a las poblaciones del sur a adaptarse al cambio climático ni para indemnizar a quienes sufren pérdidas y daños irreparables a causa del cambio climático.

¿CUÁLES SON LAS VERDADERAS SOLUCIONES A LA CRISIS CLIMÁTICA?

Hay soluciones reales a la crisis climática. En todo el mundo, hay personas que están creando las soluciones de energía limpia y segura que necesitamos y se niegan a utilizar proyectos de energía sucia y ayudan a detenerlos. Por ejemplo, impiden el uso de combustibles fósiles, crean soluciones energéticas sustentables gestionadas socialmente, promueven reducciones drásticas de las emisiones de carbono, transforman nuestros sistemas de alimentación e impiden la deforestación.

Nuestro sistema energético actual es insustentable, pero es posible realizar una revolución energética para crear un sistema climáticamente seguro, justo y sustentable que asegure el derecho básico a la energía para todos.

El movimiento a favor de alternativas reales está creciendo y se está fortaleciendo cada día y 2016 será un año de acción, un año en el que las demandas de los pueblos y las soluciones de los pueblos ocuparán un lugar central. Las personas de todo el mundo están exigiendo una transformación del sistema actual de combustibles fósiles promovido por las empresas, hacia un sistema de energía renovable socialmente controlado y gestionado.

La gente quiere un compromiso con la energía verde, segura, sustentable y justa que se base en el ahorro energético y la energía socialmente controlada. Lo mínimo indispensable para resolver la crisis climática es una transformación sistémica de nuestros sistemas energéticos.

COP21: ¿en ruta al abismo?

John Saxe-Fernández. La Jornada

Con el aumento del calentamiento global (CG) registrado por centros especializados y satélites alrededor del planeta y eventos climáticos que ya afectan a millones en todos los continentes, difundidos al mundo desde agencias noticiosas y redes sociales, crecen los movimientos a favor de regulaciones efectivas y vinculantes para el control de las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI) CO2, metano etcétera. Con dato duro de la Organización Mundial de Meteorología (OMM), el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU, la Asociación para el Avance de la Ciencia y múltiples universidades y academias científicas, se advierte la necesidad de evitar un CG catastrófico e irreversible y que la ventana de oportunidad para hacerlo se cierra rápido ¿modificará la COP21 la ruta al abismo del fundamentalismo petrolero (FP)?

Los movimientos sociales de Francia y el mundo son los más afectados por el FP, presente en los trágicos ataques terroristas del 13 de noviembre, que las autoridades atribuyeron al Estado Islámico (EI). Se trata de movimientos ciudadanos que estarán en París activos durante dos semanas (con una magna manifestación el 30 de noviembre en la que se esperan 200 mil personas) para presionar a favor de compromisos con blindaje legal contra los GEI, según dijo a Democracy Now Alix Mazounie, coordinadora de internacionales de la Red Francesa de Acción Climática. Alix citó a Laurent Fabius, el Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, que favorece “mantener alguna forma de expresión pública durante la COP. Buscamos opciones. Obvio nos preocupa la seguridad del pueblo francés, la seguridad de todos los que deseen expresarse sobre el cambio climático, en las calles de París.”

Pero, como dice Alix, Fabius no es el encargado de la seguridad, por lo que preocupa que voceros oficiales que sí lo están, usen criterios similares al Homeland Defense de Estados Unidos, ajenos a la cultura política francesa y se inclinen por prohibir desfiles, reuniones, actos artísticos, al tiempo que permiten operaciones hoteleras, de restaurantes e incluso actos deportivos, como si el desplome de la facturación en esos rubros, por los ataques, fuera más relevante que las decisiones de casi 200 jefes de Estado rodeados de policías, militares y cabilderos de corporaciones emisoras de GEI. Esta COP se realiza en el contexto de la “guerra global al terrorismo”, eje de la diplomacia de fuerza de Estados Unidos, con Obama y Kerry bajo presión republicana, reticentes a otorgar cobertura legal al recorte de GEI, urgente desde 1992.

Los protocolos del anti terrorismo incluyen la criminalización de la protesta social rotulándola de terrorista. El vocero del Centro de Información Anti-Terrorista de California dice: “uno puede hacer fácil el vínculo (entre la protesta social y el terrorismo internacional) porque como podría haber terroristas infiltrados en la protesta…(U)no puede casi argumentar que cualquier protesta es un acto terrorista”.(Ver F. Morales Homeland Defense (www.globalrsearch.org).

Tanto en los ataques del 11/S en NY como en los de París, el fundamentalismo petrolero (FP) está presente, como lo mostró Gregg Muttitt (The Fuel in the Fire, 2012) con mil minutas secretas, desclasificadas, de las reuniones del gabinete de Blair mostrando que el acceso al petróleo estuvo (y está) entre los objetivos centrales de la guerra de agresión contra Irak, mientras petróleo clandestino y fondos de donantes vinculados a su explotación, apoyan al EI. De igual manera el FP está presente en lo que la prensa de EU califica de sabotaje republicano a la COP21, encabezado por el senador Mitch McConnell. Tanto Bush/Cheney y Blair- en Irak, como el EI en París y republicanos vetando regulaciones vinculantes a los GEI, con apoyos del big oil encabezado por Exxon, emanan fundamentalismo petrolero (FP) por todos los poros. Por ejemplo, en momentos oportunos de una sesión legislativa para la anulación de los mega millonarios subsidios otorgados por EU al big oil (cientos de miles de millones) “llegaron poco más de 131 mil dólares en contribuciones de campaña a los cofres de Mitch McConnell desde petroleros localizados en Midland Texas y “en tres días la propuesta de ley se rechazó”. Poco después Bill Moyers (January report), ex secretario de prensa del presidente Johnson, documentó que las firmas que cabildearon contra todo intento de reabrir fuentes de empleo en EU, “dieron un millón de dólares a McConnell para que ganara sus elecciones a cambio de proteger sus intereses”. La denuncia de Moyer llevó al Courier-Journal.com de Kentucky a afirmar que “de tiempo atrás McConnell dejó de servir al público. Sirve a intereses corporativos cuyos dineros alientan el obstruccionismo que plaga al Congreso”. Tratándose, según esas fuentes, de “grandes donativos para McConnell, entre otros de GE, Microsoft y Exxon Mobil”, esta última con McConnell en el corazón del FP, empujando el mundo al abismo.

Mensaje sobre cambio climático, Convención de París y Cumbre de los Pueblos

Cuba Debate

“La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Lo real es que todo lo que contribuya hoy al subdesarrollo y la pobreza constituye una violación flagrante de la ecología. (…) Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. (…) Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño.”
Fidel Castro, Río de Janeiro, 1992.

Han pasado tres años desde que se realizara en junio 2012, la Cumbre de los Pueblos paralela a la de Naciones Unidas conocida como Rio+20. En aquel momento la Red En defensa de la humanidad hizo un llamado a los movimientos sociales, a líderes sociales en general, gobiernos, y a todas las personas de buena voluntad a movilizarse en contra del modelo suicida que se ha impuesto al mundo, y que nos deja como única alternativa la extinción de la especie humana.

Hoy, a las puertas de la COP 21, París 2015, donde se espera la firma de un nuevo acuerdo climático, no existen motivos para estar satisfechos, pues nada nos induce a pensar que habrá consenso en adoptar las verdaderas soluciones que reclama la gravedad del momento. Cabe retomar la consigna abrazada en Copenhague: No cambiemos el clima ¡Cambiemos el sistema! Si no enfrentamos las verdaderas causas de la catástrofe, no podremos evitarla.

En la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Defensa de la Vida, celebrada en Tiquipaya, Bolivia, del 10 al 12 de octubre de este año, los allí presentes adoptaron la decisión de retomar por su vigencia, y así quedó recogido en la Declaración Final, el mensaje que la Red En defensa de la humanidad hiciera en junio de 2012 a la Cumbre de Río+20 y exigir, por todos los medios a nuestro alcance, ante el sistema de organismos internacionales de las Naciones Unidas:

1. Refutar la pretensión de las nuevas tesis planteadas en torno a la “economía verde”. Rechazar este concepto y cualquier otra forma de explotación por parte del poder transnacional y exigir un abordaje multisectorial y multidimensional del enfrentamiento a la crisis.

2. Condenar la privatización de los recursos naturales y toda forma de mercantilización de la naturaleza. Reconocer y valorar la concepción integral de la vida de las culturas originarias y de los principios de solidaridad, igualdad, complementariedad y reciprocidad en que se basan alternativas como el Buen Vivir y otras, para la relación armónica con la naturaleza y la supervivencia de la especie humana.

3. Reconocer la urgencia de colocar la defensa de los derechos de nuestra especie y de la naturaleza como eje central de las negociaciones e instrumentos normativos internacionales en detrimento de los derechos del capital. Desde esa perspectiva, reconocer la necesidad de un tribunal penal sobre el ambiente.

4. Que se condenen las guerras, las políticas imperiales y la carrera armamentista como las mayores agresiones al medio ambiente y a la preservación de la especie humana, tanto por sus consecuencias directas como por los gastos incalculables que provocan. Estos recursos bien podrían utilizarse para solventar los principales retos sociales y medioambientales que enfrenta la humanidad. Que se denuncie el carácter suicida de los arsenales nucleares y se demande su eliminación y prohibición absoluta.

5. Que las autoridades públicas asuman como obligación principal aplicar un enfoque basado en los derechos de sustentabilidad, bienestar y progreso de la sociedad, y se reivindique la responsabilidad inexcusable de los gobiernos de proporcionar servicios esenciales para la vida a la totalidad de los ciudadanos. Que cambien radicalmente los indicadores de desarrollo y progreso para que tengan en cuenta los costos ambientales, la equidad social y el desarrollo humano.

6. Que se reconozca como imprescindible la transformación de los patrones de producción, consumo y distribución del ingreso. La búsqueda de acumulación creciente de ganancias y la orientación de la producción en función de la demanda solvente y no de la necesidad social, propia del sistema capitalista, no puede, ni podrá nunca, generar igualdad, eliminar la pobreza, ni garantizar un desarrollo armónico con la conservación del medio ambiente. La urgencia real de migrar hacia tecnologías no contaminantes no puede reducir los análisis a aspectos meramente tecnológicos.

7. Que el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, reconocido en la Declaración de Río, se traduzca en reales mecanismos de financiación, flexibilidades y políticas de acceso a la tecnología y el conocimiento para los países más necesitados y en obligaciones ineludibles para los países industrializados.

8. Denunciar el cínico “discurso limpio” de las potencias del Norte que intentan hoy inculpar a los países del Sur mientras ocultan su responsabilidad histórica y presente en el atraso de las tecnologías de esos países y en la deformación de sus economías y favorecen las operaciones “sucias” de las transnacionales en el Sur. Las marcas y patentes “verdes” deben ser denunciadas como un renovado y peligroso mecanismo de reafirmación de la dominación hacia todos los países tecnológicamente dependientes.

9. Que la Cumbre se pronuncie por la imprescindible evaluación precautoria de las tecnologías según sus impactos sociales y ambientales. Debe gestarse con urgencia una Convención mundial para el control de tecnologías nuevas y emergentes, basada en el principio de precaución y la evaluación participativa.

10. Denunciar la llamada obsolescencia programada y que se favorezcan las tecnologías que atiendan a la máxima vida útil de los productos, beneficien la estandarización, la reparación, el reciclaje y un mínimo de desechos, de manera que se satisfagan las necesidades humanas con el menor costo ambiental.

11. Condenar el control del comercio mundial por las transnacionales y el papel de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la imposición de acuerdos que legitiman la desigualdad y la exclusión e impiden el ejercicio de políticas públicas soberanas. Promover acciones concretas para lograr un intercambio comercial más justo, y en armonía con los requerimientos medioambientales.

12. Acordar medidas concretas para frenar la volatilidad de los precios de los alimentos y la especulación en los mercados de productos básicos, como medio indispensable para combatir el hambre y la pobreza.

13. Denunciar la compra masiva de tierras en países del Sur por parte de potencias extranjeras y multinacionales para explotar sus recursos naturales o dedicarlos a proyectos que comprometen el medio ambiente o el equilibrio de sus ecosistemas.

14. Promover un convenio marco para la responsabilidad ambiental y social de las empresas y legislaciones nacionales que condenen prácticas nocivas y abusivas de las mismas, teniendo en cuenta el carácter transnacional de sus operaciones

15. Promover acciones de control sobre la publicidad comercial, la incitación al consumo desmedido y la creación de falsas necesidades, sobre todo los dirigidos a la infancia y la juventud, y establecer en cambio políticas de impulso a la publicidad de bien público, que constituya fuente de información y prácticas sustentables.

16. Que se realice un firme pronunciamiento en favor de orientar la educación y la ciencia en beneficio del desarrollo humano y no en función del mercado, basada en una nueva ética del consumo que, sin sacrificar lo esencial de las satisfacciones materiales, rechace los productos fruto de prácticas ecológicamente agresivas o del trabajo esclavo y de otras formas de explotación.

17. Promover la revisión y modificación del sistema de propiedad intelectual vigente, a la luz de las negociaciones medioambientales, la agenda de lucha contra el cambio climático y los derechos humanos, de modo que pueda facilitarse la transferencia de tecnologías y conocimientos prácticos ambientalmente sanos, o el acceso a ellos.

18. Exigir a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) como organización del sistema de Naciones Unidas, que enfrente la urgente necesidad de un cambio de paradigma en torno a la investigación científica internacional y el conocimiento, de manera que, dejando a un lado los mecanismos de mercado, fomente la necesaria colaboración, la investigación coordinada y la difusión y aplicación de sus resultados a gran escala. Que se implementen por esta organización los mecanismos necesarios para propiciar en el menor tiempo posible una transición energética efectiva y las medidas de mitigación del cambio climático.

19. Que se promueva una reevaluación integral del sistema de gobernanza ambiental existente, que ha demostrado ser incapaz de frenar la catástrofe ecológica, y se sienten las bases de uno nuevo, inclusivo, auténticamente democrático y participativo, que se dirija a las causas profundas de la crisis, y sea capaz de promover soluciones reales a estos problemas para las actuales y futuras generaciones. Generar un nuevo Contrato Social en nuestros países y a escala internacional.