Es hora de desmantelar el ETS

Es hora de desmantelar el ETS

Firmas: makenoise.org

Organizaciones de la sociedad civil exigen que la Unión Europea desmantele el régimen de comercio de derechos de emisiones. La lucha contra el ETS es la lucha por la justicia social, ecológica y climática.

etsTras siete años de fracaso continuado, las afirmaciones de la Unión Europea (UE) de que puede ‘arreglar’ su Régimen de Comercio de Derechos de Emisiones (ETS por sus siglas en inglés), ya no tienen credibilidad. Creemos que para dejar paso a medidas eficaces contra el cambio climático se debe abolir el ETS a más tardar en 2020.

El ETS, principal política de la UE para luchar contra el cambio climático, se introdujo en 2005 y dio lugar al mayor mercado de carbono mundial.[i] El ETS comprende sistemas de ‘fijación de límite y comercio’ (cap and trade) y de ‘compensaciones’ (offsets), que permiten a los participantes comprar y vender permisos de emisión y créditos de compensación para cumplir sus objetivos de reducción de emisiones o simplemente para obtener un beneficio del mercado. La idea es reducir las emisiones industriales de gases invernadero creando incentivos para innovaciones que sean beneficiosas para el clima y así encaminar a la industria hacia un modelo de bajas emisiones.

Pero el sistema no ha conseguido nada de eso. La fijación de la UE por emplear el ‘precio’ como motor de cambio no sólo ha cimentado un sistema económico dependiente de las industrias extractivas contaminantes – con un aumento pronunciado en las emisiones de combustibles fósiles en 2010 y 2011[ii]. El fracaso es aún mayor, ya que el ETS se usa como modelo a seguir en otros mercados de emisiones que se han propuesto en países como Brasil y Australia y como modelo también para otros mercados de ‘servicios de los ecosistemas’ en áreas como biodiversidad, agua y suelos.

Los gobiernos de la UE y la Comisión Europea están decididos a mantener el ETS como el pilar central de las políticas climáticas de la UE. La fase III ha comenzado en 2013, sin embargo, es evidente que los fallos estructurales del ETS no se pueden arreglar:

El ETS no ha reducido las emisiones de gases invernadero. Al beneficiarse de un exceso de permisos de emisiones gratuitos y de créditos de compensación baratos provenientes de países del Sur, las empresas más contaminantes no han tenido casi ninguna obligación de reducir emisiones donde las producen. En realidad, los proyectos de compensaciones han traído como resultado un aumento global de las emisiones: incluso fuentes conservadoras estiman que entre uno y dos tercios de los créditos de carbono que han sido utilizados en el ETS “no representan reducciones reales de carbono”.[iii] Las reducciones que se declararon en 2008 en la UE se atribuyen sobre todo a la crisis económica – y la mayoría de los estudios están de acuerdo en la falta de relación causal entre las reducciones y el ETS.[iv] La exportación de la producción industrial a países del Sur es otra causa de ‘reducciones’. Un estudio publicado en Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU estima que en algunos países europeos las emisiones ‘importadas’ – que no se contabilizan como emisiones europeas – ascienden a más del 30% de las emisiones totales.[v]

etsEl ETS ha funcionado como un sistema de subsidios para aquellos que más contaminan. Durante las dos primeras fases del ETS (2005-2007, 2008-2012), los permisos se concedieron de modo gratuito y de acuerdo a las emisiones históricas, lo que funcionó de hecho como un subsidio para las empresas más contaminantes. La asignación excesiva de permisos permitió seguir usando las mismas tecnologías y dejó sin efecto cualquier incentivo para efectuar una transición hacia procesos de producción de bajas emisiones. Un estudio de CE Delft ha desvelado que casi todos los costes de cumplir con los objetivos del ETS se han trasladado a los consumidores. El estudio estima que los beneficios así obtenidos ascendieron a €14.000 millones entre 2005 y 2008.[vi] Los productores de electricidad también tienen la libertad de pasar el ‘coste de oportunidad’ de cumplir con el ETS a los consumidores, aumentado las tarifas eléctricas. Esto les reportó unos beneficios de entre €23 y €71.000 millones en la segunda fase.[vii] El lobby empresarial se ha asegurado de que más de un 75% de la industria manufacturera seguirá recibiendo los permisos de emisiones de modo gratuito al menos hasta 2020 (lo que quiere decir que unos €7.000 millones anuales irán a los bolsillos de las industrias contaminantes en lugar de a las arcas del Estado). Todos los intentos de terminar con esto se han dado de frente con el lobby intensivo de las industrias. En la fase III sólo el sector eléctrico tendrá que comprar los permisos en subasta, e incluso ahí se han hecho excepciones para centrales de Europa central y del este, incluyendo aquellas con alta dependencia del carbón para la generación de electricidad. Sin embargo esto no es nada sorprendente, dado que el ETS se diseñó para atraer a la industria. El gigante petrolero BP, con ayuda del gobierno británico, fue una de las empresas que presionaron a la UE para adoptar el ETS.[viii]

El ETS se caracteriza por precios de carbono volátiles y a la baja. Los precios del CO2 han sido siempre inestables, y en continuo declive desde 2008. El mínimo histórico se alcanzó en diciembre de 2012 con los permisos vendiéndose a €5.89 y los créditos de compensación a €0.31.[ix] De acuerdo a los analistas de mercado, no hay previsión de que los precios alcancen los niveles en los que incentivarían cambios en la capacidad de generar energía. Incluso si se pudiese de algún modo conseguir precios altos y predecibles – que es lo contrario de lo que el ETS ha sido diseñado para producir – serían insuficientes para incentivar los cambios estructurales que son necesarios para enfrentarse al cambio climático en ausencia de otras medidas.

El ETS aumenta los conflictos sociales y medio ambientales en los países del Sur. El ETS permite a las empresas usar créditos de compensación generados por proyectos de ‘ahorro de emisiones’ que sobre todo se implementan en países del Sur. La idea es que cada tonelada de CO2 ‘ahorrada’ adicionalmente genera un crédito que permite que en otro sitio se emita otra tonelada. El Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), el mayor programa de compensaciones, ha demostrado acarrear graves consecuencias sociales y medioambientales para las comunidades cercanas a los proyectos. Estas incluyen violaciones de derechos humanos y derechos sobre la tierra, desalojos, conflictos y creciente destrucción medioambiental.[x] Aún así, a pesar de la evidencia en aumento de sus consecuencias negativas, el uso de las compensaciones en el ETS creció en un 85% en 2011.[xi] Muchas de las empresas que usan compensaciones han vendido de modo simultáneo sus permisos de emisión (gratuitos), comprando créditos del MDL a un precio mucho más bajo y embolsándose la diferencia.

tradeLos mercados de carbono son especialmente susceptibles al fraude. Para crear unidades de CO2 que se puedan comercializar, la medición de la contaminación que ha ocurrido o no se debe llevar a cabo con medidas indirectas y otros procedimientos de cálculo poco fiables y que a menudo no se pueden verificar, prestándose a todo tipo de abusos. Además, en 2010 se desveló que un gran ‘carrusel del fraude’ le había costado al público más de €5.000 millones en Impuesto sobre al Valor Añadido (IVA) no recaudado.[xii] Un tribunal alemán encarceló a 6 personas involucradas en un fraude de €300 millones por la venta de permisos de emisión a través del Deutsche Bank, y tribunales en Londres encarcelaron a once personas.[xiii]Grandes empresas como los gigantes del acero ThyssenKrupp y Salzgitter fueron señalados como especuladores de carbono fraudulentos en diciembre de 2010, incluso cuando el Fondo Mundial para la Defensa de la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), defensor de los mercados de carbono, reclamó sin éxito que ‘la UE pusiera fin al uso de compensaciones falsas’.[xiv] Unas semanas más tarde, fueron robados créditos de los gobiernos austriaco y checo, lo que llevo a suspender el mercado del ETS.[xv] La ONU también tuvo que descalificar a su principal agencia encargada de la verificación del MDL en 2009, y en 2011 tuvo que suspender a Ucrania por  fraude en emisiones no declaradas.[xvi]

Se derrocha dinero público en establecer mercados de carbono que no benefician al interés general. Se obliga a los contribuyentes a costear la legislación, regulaciones y mucha de la cuantificación de los mercados de carbono, así como los costes de la lucha contra el fraude, robo, corrupción y evasión de impuestos. Las empresas cubiertas por el ETS ganan subsidios por seguir contaminando, mientras que los gobiernos dedican dinero a compensar por las excesivas emisiones y por la generosa concesión de permisos de emisión gratuitos a las empresas. Se estima que por ejemplo España tendrá que comprar más de 150 millones de créditos de compensación para cumplir con los objetivos de Kyoto.[xvii] En un momento en que los ciudadanos se llevan la peor parte de la crisis económica y sufren los paquetes de ‘austeridad’, se desvía frívolamente el escaso dinero público hacia los sectores bancario y empresarial que son los causantes de muchos de los problemas actuales.

El ETS nos encadena a una economía dependiente de los combustibles fósiles. El ETS refuerza la lógica de la sobre producción y consumo basados en los combustibles fósiles. Permite que crezca la contaminación a la vez que implementa proyectos de ‘desarrollo limpio’ que en la práctica perjudican a la población local y al medio ambiente. Centrales de carbón, extracción de gas con fracturación hidraúlica, y proyectos de infraestructura destructivos se multiplican en Europa.[xviii] El ETS no sólo aumenta la deuda climática y ecológica que el Norte industrializado tiene con el Sur Global, sino que también exacerba la crisis climática global – lo que perjudica sobre todo a los grupos más vulnerables. Incluso la Agencia Internacional de Energía ha admitido que al menos dos tercios de los depósitos conocidos de combustibles fósiles deberían permanecer bajo suelo si el mundo quiere tener al menos una oportunidad de limitar el aumento de la temperatura a 2°C[xix] (lo que de por si es un objetivo insuficiente). Si el ETS continúa, ni siquiera esto será posible.

El ETS le cierra la puerta a otras políticas climáticas realmente eficaces a la vez que refuerza falsas soluciones como la energía nuclear, las represas a gran escala, los agrocombustibles y las plantaciones forestales industriales. Por ejemplo, entorpece las normas que se teme puedan interferir con el precio del carbono. Y en lugar de promover una filosofía de ‘residuos cero’, apoya sistemas de captura de metano que requieren de más basura en descomposición y que desplaza a los recicladores informales. Además, la misma lógica de comercializar la contaminación se quiere aplicar ahora para gestionar otras crisis como la de la biodiversidad y el agua[xx], lo que trae como resultado la mercantilización y financialización de cada vez más funciones, capacidades y ciclos de la naturaleza. Lo peligros son grandes; para evitarlos es necesario que se admita abiertamente que el ETS es un precedente desastroso. Si no se desmantela el ETS, más y más empresas se van a beneficiar a costa de la población local, incluyendo a los Pueblos Indígenas y dependendientes de los bosques, los pequeños agricultores y las mujeres de las comunidades donde se desarrollan los proyectos de compensaciones así como las que viven cerca de las fábricas que compran los créditos provenientes de dichos proyectos.

capInsistir en intentar ‘arreglar’ un sistema que está roto desde su comienzo desvía la atención y los recursos necesarios para otras políticas justas y eficaces. Exportar el fracaso del ETS a otros países en nombre de un ‘liderazgo’ de la UE equivale a una nueva oleada de intervencionismo en los países del Sur, aumentando la deuda social y ecológica del Norte. Aunque los legisladores europeos que están preparando la revisión del ETS se inclinan por intentar ‘arreglar’ el sistema para una nueva fase post-2020, las organizaciones abajo firmantes afirman que sólo hay una opción posible que beneficie al clima: terminar de una vez por todas con el ETS.

La lucha contra el ETS es la lucha por la justicia social, ecológica y climática. Es la lucha por la transformación de nuestros sistemas energéticos, de transporte, agrícolas, de producción, consumo, distribución, de residuos y financiero. Convocamos a las organizaciones y movimientos de la sociedad civil a que se adhieran a este llamado y se unan a la lucha para abolir el ETS.

NOTAS:

[i] El ETS funciona en 30 países: los 27 estados miembros de la UE más Islandia, Liechtenstein y Noruega. Cubre las emisiones de unas 11.000 instalaciones, entre las que se encuentran centrales eléctricas, plantas de combustión, refinerías de petróleo,  acerías y fundiciones, así como fábricas de cemento, cristal, ladrillos, cerámica, pulpa, papel y cartón. En total un 40% de las emisiones de la UE.

[ii] PNUMA (2012) The Emissions Gap Report, www.unep.org/pdf/2012gapreport.pdf.

[iii] Wara, M. (2008) A Realistic Policy on International Carbon Offsets, Program on Energy and Sustainable Development Working Paper #74, abril 2008, Stanford University, http://pesd.stanford.edu/publications/a_realistic_policy_on_international_carbon_offsets.

[iv] Agencia Europea de Medio Ambiente (2011) Greenhouse gas emission trends and projections in Europe 2011: Tracking progress towards Kyoto and 2020 targets, Copenhague: EEA, p.37,  www.eea.europa.eu/publications/ghg-trends-and-projections-2011.

[v]    Davis, S. and Caldeira, K. (2010) Consumption-based accounting of CO2 emissions, PNAS, 107(12), pp. 5687-5692, www.pnas.org/content/107/12/5687.full.

[vi] Bruyn, S. et al. (2010) Does the energy intensive industry obtain windfall profits through the EU ETS? CE Delft, www.ce.nl/publicatie/does_the_energy_intensive_industry_obtain_windfall_profits_through_the_eu_ets/1038.

[vii] Point Carbon, WWF (2008) EU ETS Phase II – The potential and scale of windfall profits in the power sector, http://wwf.panda.org/index.cfm?uNewsID=129881

[viii] Corporate Europe Observatory, http://corporateeurope.org/publications/bp-extracting-influence-eu.

[ix]  Point Carbon, 03 diciembre, 2012, EU carbon prices hit record low on vote delay, www.pointcarbon.com/news/reutersnews/1.2080305

[x]  Checker, M. (2009) Double Jeopardy: Pursuing the Path of Carbon Offsets and Human Right Abuses, en Bohm, S. and Dabhi, S. (2009) Upsetting the Offset: The political economy of carbon markets, UK: MayFly / Carbon Trade Watch (2009) El Mercado de Carbono: cómo funciona y por qué fracasa, www.carbontradewatch.org/publications/carbon-trading-how-it-works-and-why-it-fails.html / EJOLT (2012) The CDM Cannot Deliver the Money to Africa. Why the carbon trading gamble won’t save the planet from climate change, and how African civil society is resisting, www.ejolt.org/2012/12/the-cdm-cannot-deliver-the-money-to-africa-why-the-carbon-trading-gamble-won%E2%80%99t-save-the-planet-from-climate-change-and-how-african-civil-society-is-resisting

[xi] Click Green, 19 noviembre 2012, European companies nearly doubled the rate of carbon offsetting last year, www.clickgreen.org.uk/analysis/business-analysis/123760-european-companies-nearly-doubled-the-rate-of-carbon-offsetting-last-year.html.

[xii] Europol (2010) Carbon credit fraud causes more than 5 billion euros damage for European taxpayer, www.europol.europa.eu/content/press/carbon-credit-fraud-causes-more-5-billion-euros-damage-european-taxpayer-1265 / Banco Mundial (2010) State and Trends of the Carbon Market 2010 Washington: p.6.

[xiii] BBC, 12 diciembre, 2012, Deutsche Bank offices raided in carbon tax fraud probe, www.bbc.co.uk/news/business-20695042 / City of London Police, 7 diciembre 2012, www.cityoflondon.police.uk/CityPolice/Media/News/detectivesdismantlesuspectedcarboncreditfraud.htm

[xiv] World Wide Fund for Nature (2010) ETS credibility at stake as industrial polluters profit yet again, 14 diciembre, http://wwf.panda.org/fr/wwf_action_themes/politique_europeenne/?uNewsID=197955
[xv] EULib.com (2011) Update on transitional measure: EU ETS registries of Finland, Romania, Slovenia and Sweden to resume operations on 21 March, 18 marzo, www.eulib.com/18march-2011-update-transitional-measure-registries-13743
[xvi] ICIS Heron (2011) UN suspends Ukraine from carbon trading, 12agosto, www.icis.com/heren/articles/2011/08/26/9488161/un-suspends-ukraine-from-carbon-trading.html

[xvii] Congreso de los Diputados–Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (2012) Legislación X, Sesión 2, febrero 2012, www.congreso.es/public_oficiales/L10/CONG/DS/CO/CO_033.PDF /

El banco suizo UBS, que no es famoso por su conciencia social, declaró en noviembre de 2011 que “en 2025, el ETS habrá costado a los consumidores 210 mil millones de euros. Si esta cifra se hubiera empleado en sustituir las centrales más contaminantes, se habría conseguido reducir las emisiones un 43%, en lugar del impacto casi nulo del comercio de emisiones.” (Point Carbon, ‘EUAs slide towards 9 euros, hit fresh 33-month low’, www.pointcarbon.com/news/1.1683984).

[xviii] Amigos de la Tierra Europa (2012) Shale gas: Unconventional and unwanted, Setiembre, www.foeeurope.org/foee-unconventional-and-unwanted-the-case-against-shale-gas-sept2012

[xix] Agencia Internacional de Energía, noviembre 2012, www.iea.org/newsroomandevents/pressreleases/2012/november/name,33015,en.html.

[xx] Food and Water Europe (2012) Trading away your right to clean water: trading and the financialization of nature, www.foodandwaterwatch.org/factsheet/trading-away-your-right-to-clean-water-trading-and-the-financialization-of-nature-2/

¿Qué es la crisis ecológica?

¿Qué es la crisis ecológica?

Florent Marcellesi
*Coordinador de Ecopolítica y miembro de la Revista Ecología Política.

La ecología política basa su teoría y praxis en la reflexión y acción en la lucha contra la llamada “crisis ecológica” y en la propuesta de nuevos modelos de producción y consumo compatibles con los límites ecológicos del Planeta y la justicia y ética socio-ambiental. Pero ¿qué llamamos exactamente crisis ecológica? ¿En qué fenómenos concretos se manifiesta y qué relaciones guarda con el sistema socio-económico actual?

crisisLa crisis ecológica es principalmente una crisis de escasez: escasez de materias primas, de energía, de tierras y de espacio ambiental para mantener el ritmo de la economía actual, y aún menos extenderlo a todos los países del Sur y dejarlo en herencia a las generaciones futuras. El modo de producción y de consumo impulsado por el Norte no tiene en cuenta los límites físicos del planeta, tal y como lo deja patente la huella ecológica: si todas las personas de este mundo consumieran como la ciudadanía española, necesitaríamos tres planetas. Mientras tanto, la humanidad ya supera en un 50% su capacidad de regenerar los recursos naturales que utilizamos y asimilar los residuos que desechamos (WWF, 2012). Por su parte, el alcance de la dominación humana y de la amplitud de la crisis ambiental que provoca, queda claro por lo menos a través de los seis fenómenos siguientes (Vitousek y sus colaboradores (en Riechmann, 2008)):

-Entre la mitad y una tercera parte de la superficie terrestre ha sido ya transformada por la acción humana.
-La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera se ha incrementado más de un 30% desde el comienzo de la revolución industrial.
-La acción humana fija más nitrógeno atmosférico que la combinación de las fuentes terrestres naturales.
-La humanidad utiliza más de la mitad de toda el agua dulce accesible en la superficie del planeta.
-Aproximadamente una cuarta parte de las especies de aves del planeta ha sido extinguida por la acción humana.
-Las dos terceras partes de las principales pesquerías marinas se hallan sobreexplotadas o agotadas.

En este contexto, según Lipietz (2012), incluso podemos hablar hoy de una “segunda” crisis ecológica mundial, después de una primera que sitúa durante la Gran Peste del siglo XIV. Al igual que la Gran Peste, la crisis ecológica actual tiene como origen un conflicto entre la Humanidad y la Naturaleza, a través de la relativa escasez de producción alimentaria y los peligros de su propio sistema energético para la población humana. Además, se transmite por los canales de la globalización económica y golpea civilizaciones muy diferentes aunque lo suficientemente parecidas como para poder producir y padecer efectos semejantes. Sin embargo, según el teórico francés, la crisis ecológica actual se diferencia profundamente de la crisis “exógena” de la Gran Peste (un microbio desconocido y devastador que ataca a sociedades debilitadas por un cambio climático de origen no antropogénico y la baja productividad agrícola) por ser el resultado de la dinámica social e histórica del propio modelo de desarrollo: el propio liberal-productivismo ha generado la tensión actual entre Humanidad y Naturaleza. De tal forma que la “segunda” crisis ecológica, esta vez “endógena”, se podría resumir de la forma siguiente:

[Es] la conjunción de dos nudos de crisis ecológicas, internas a la dinámica del modelo liberal-productivista: el “triángulo de las crisis energéticas” y el “cuadrado de los conflictos para el uso del suelo”, ellos mismos articulados sobre la crisis financiera, económica y social del modelo capitalista neoliberal que triunfa a nivel mundial desde principios de los años 1980. Este modelo liberal pesa mucho sobre la evolución de los dos nudos de las crisis ecológicas: incluso podemos decir que las engendra (Lipietz, 2012).

A continuación, estudiaremos más en profundidad estos dos nudos centrales de la crisis ecológica para entender mejor los retos a los que se enfrenta la Humanidad si quiere elegir la vía de la esperanza.

El triángulo de las crisis energéticas

Los principales riesgos relacionados a la crisis energética se centran en torno a tres vértices: energía fósil (carbón, petróleo, gas), energía nuclear y energía proveniente de la biomasa (leña, agrocombustibles).

Como primer vértice del triángulo, encontramos los riesgos vinculados a las energías fósiles, que a su vez se dividen en dos vertientes: la capacidad de regeneración de estas energías (no renovables a escala humana) y la capacidad de asimilación de los residuos vinculados a su utilización. Asimismo, la humanidad se enfrenta al techo de los combustibles fósiles, que corresponde al punto de inflexión a partir del cual la extracción de una unidad de energía fósil por unidad de tiempo ya no puede incrementarse, por grande que sea la demanda. Coincide con el momento en que la extracción acumulada llega a la mitad de la cantidad total recuperable, y los esfuerzos humanos, técnicos y financieros pueden disminuir la tasa de declive, pero no invertir la tendencia a la baja de la extracción. Al mismo tiempo, la creciente incapacidad de ofertar más energía fósil se topa con una demanda en constante aumento, principalmente en los países llamados emergentes como China o la India, y con la especulación (Bermejo, 2008), lo que dispara el precio de la energía (y de otras materias primas).(2) En concreto, esta tensión entre oferta (que depende de factores ecológicos y económicos) y demanda (que depende del modo de vida) al alza es paradgimática y altamente peligrosa para el modelo social y productivo actual. Esto es especialmente cierto en el caso del petróleo, puesto que la globalización económica se basa en un petróleo barato, abundante y de buena calidad. El despliegue del modelo de producción y consumo de masa y sus instituciones asociadas necesitan energía fósil al igual que el cuerpo humano necesita sangre. Por ejemplo: el complejo agroindustrial, basado en la maquinaria motorizada, la producción y consumo de abonos y fertilizantes, altos niveles de bombeo de agua, la manipulación industrial, la explotación intensiva de los suelos, la comercialización globalizada y el transporte de larga distancia hacia el lugar de consumo, nos da una buena idea de esta dependencia.(3) Sin embargo al haber alcanzado el techo del petróleo (peak oil en inglés), esta era ha terminado: estamos entrando en la era del petróleo caro, escaso y de mala calidad.(4) Esta nueva situación tiene repercusiones directas sobre el conjunto de la economía y sobre nuestros modelos de vida diarios. De hecho, la crisis financiera de 2008, que hoy ha desencadenado una ola de recesiones y planes de ajuste brutales, pone de relieve una relación directa entre crisis ecológicas y económicas. En este sentido, el economista estadounidense Jeremy Rifkin recuerda que la crisis de las subprimes, es decir el impago de las hipotecas en Estados Unidos que luego se propagó a nivel mundial a través de los activos tóxicos, comenzó cuando el barril de petróleo en el verano 2008 alcanzó los 150 dólares y no en octubre cuando estalló la burbuja a la luz pública. Ese aumento de los precios hizo que subiera el precio de la gasolina y que en Estados Unidos mucha gente, principalmente las más empobrecidas e insolventes cuyo presupuesto familiar tiene dos partidas básicas en torno a la vivienda y al transporte, dejara de pagar la hipoteca (las subprimes) para mantener la tenencia de su coche privado (imprescindible en un sistema basado en su uso intensivo, por ejemplo para ir al trabajo y a su vez generar las rentas necesarias para sobrevivir).

Por otro lado, apuntemos que para superar el techo de producción de los combustibles fósiles, existe una nueva frontera extractiva: la extracción del gas de pizarra a través del método llamado fracking o fracturación hidraúlica. Si bien el fracking ha permitido bajar el precio a corto y medio plazo del gas, es un nuevo espejismo altamente peligroso para el medio ambiente, el clima y la salud humana y que no afronta el mayor reto de la civilización industrial: rebajar el consumo energético dentro de los límites ecológicos del Planeta (para un análisis detallado del fracking, véase Marcellesi y Urresti, 2012).

En cuanto a los efectos del modelo energético sobre el cambio climático, hoy principal preocupación ambiental en las agendas políticas, existen claras evidencias de que crisis energética y crisis climática no son más que dos caras de la misma moneda. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (GIECC), “la principal causa del crecimiento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera desde la época preindustrial es el uso de combustibles fósiles” (2007, p2), que hoy se estima en torno a 75% (el resto se debe a la deforestación y al cambio de uso de suelos). A pesar de mejoras tecnológicas por unidad producida,(5) el crecimiento demográfico y el actual modelo socioeconómico (basado en la acumulación material) provocan una presión insostenible sobre los ecosistemas. En este contexto, las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero sobrepasan la capacidad de autorregulación y asimilación por parte de los sumideros naturales (océanos, atmósfera), lo que está conduciendo a una situación peligrosa de no retorno. Para evitar tal caso que llevaría a sufrir cambios irreversibles e impredecibles, el GIECC recomienda que no haya aumento de más de 2 grados centígrados en 2100 en comparación con los niveles preindustriales, mientras que la muy institucional Agencia Internacional de la Energía pone 2017 como fecha límite para acotar el incremento de temperaturas. En caso contrario, ya sea el IPCC (2007) o el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2007) advierten de las mismas consecuencias ambientales y sociales. El cambio climático supondrá —y de hecho, ya supone— efectos en la agricultura y silvicultura (cambio de rendimientos según zonas frías o cálidas, aumento de plagas e insectos, etc.), en los recursos hídricos (extensión de las zonas afectadas por la sequía, empeoramiento de la calidad del agua, etc.), en la salud humana (tales como la mortalidad relacionada con el calor en Europa, aumento de enfermedades infecciosas, etc) o en la industria, asentamientos humanos y sociedad (disminución de la la calidad de vida de las personas en áreas cálidas sin vivienda apropiada) así como una mayor exposición a inundaciones costeras, unas condiciones climáticas extremas y un posible colapso de los ecosistemas.

crisisComo segundo vértice del triángulo, encontramos la energía nuclear que tras la catástrofe de Fukushima —decenas de miles de personas evacuadas fuera del perímetro de seguridad, contaminación radiactiva hasta en Tokio, escándalos políticos y técnicos en torno a la gestión y a la seguridad de las centrales nucleares japonesas y del accidente post-tsunami,(6) etc.— vuelve a apuntar sus altas deficiencias y riesgos para representar cualquier tipo de solución al cambio climático. Resumiendo los principales problemas (Marcellesi, 2011a):

-El riesgo de accidente, en este caso de probabilidad baja pero de magnitud alta, es más que nunca presente y real.
-Seguimos sin tener ninguna solución real a la gestión de los residuos radiactivos.
-La energía nuclear crea una fuerte dependencia con el exterior ya que el uranio, cuyas reservas son finitas, se compra a países fuera de Europa y cuya inestabilidad política no asegura un suministro seguro (el Chad, por ejemplo).
-Existe un riesgo de proliferación de la energía nuclear para fines militares (reforzado por la amenaza de uso terrorista de los residuos o de las centrales nucleares como posibles dianas de ataque).
-No es una alternativa para evitar sustancialmente emisiones de gases de efecto invernadero: si se tiene en cuenta el ciclo de vida global de la energía nuclear (extracción del uranio, suministro a Europa, construcción y desmantelamiento de las centrales, gestión de los residuos…), ésta produce más CO2 que las energías renovables.(7)
-Es una fuente de electricidad, por tanto no sustituye nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
-Los puestos de trabajo por unidades energéticas están por debajo de las creadas por las energías renovables. (8)

El último vértice del triángulo lo ocupa la biomasa, cuyo uso energético es el más antiguo desde que el Homo Erectus domesticara el fuego, el más constante para una gran mayoría de la humanidad (la leña sigue siendo el principal combustible utilizado) y, seguramente, uno de los más prometedores de cara al futuro. Pero la biomasa también tiene riesgos asociados que analizaremos en el siguiente subapartado, puesto que se articula directamente con el uso de las tierras, principalmente con el auge de los agrocombustibles.

El cuadrado del conflicto del uso de las tierras

Los anglosajones suelen decir que hacemos cuatro usos principales de la tierra, que pueden resultar excluyentes: Food, Feed, Forest, Fuel (las 4 Fs). Dicho en castellano, estamos hablando respectivamente de usos para 1. la alimentación humana, 2. la alimentación del ganado (natural —campos de pasto— o artificial —soja que se combina con maíz para las vacas europeas—), 3. los bosques (como sumidero o reserva de biosfera) y 4. la producción de biomasa (agrocombustibles, leña, etc.).

En este marco de análisis, intervienen dos factores cruciales: la dieta crecientemente carnívora de los países del Norte y emergentes, y la introducción cada vez más sistémica de agrocombustibles. Como lo relata Lipietz (2012), la polarización de los ingresos a nivel mundial provoca una transformación de la dieta humana que pasa de una dieta a base de proteínas vegetales con un poquito de carne (“el menú hindú o el menú chino”), a una dieta a base de carne (el “menú europeo o norte americano”). Sin embargo, las proteínas animales (feed) necesitan para su producción de 7 a 15 veces más hectáreas que las proteínas vegetales (food). Por tanto, esto representa un problema grave dado el aumento contante de la población con dieta carnívora (por ejemplo, en India y China el 10% de la población se alimenta con el mismo tipo de comida que en Europa y en Norte América). Por su parte, los agrocombustibles (fuel), que técnicamente son energías renovables obtenidas a partir de la biomasa, son la respuesta oficial a la crisis de los combustibles fósiles y del techo del petróleo. De hecho, en sociedades no dispuestas a ‘negociar su modo de vida’, los agrocombustibles despiertan un gran interés y cuentan con un fuerte impulso político,(9) lo cual, junto a otros factores, provoca tensiones en los precios de la comida en el mercado mundial.(10) En este contexto, Jean Ziegler, el relator especial de la ONU para el derecho a la alimentación, llegó a postular en 2007 que la producción masiva de biocombustibles «es un crimen contra la humanidad».

Si bien los agrocombustibles juegan un papel central en las crisis alimentarias actuales, hay que añadir también otros factores sociales y ecológicos: la escalada de precios de la energía, las malas cosechas en los países productores de trigo como Australia, Rusia o Ucrania debidas al cambio climático, los modelos productivos globalizados que apuestan por economías de la exportación en detrimento de la soberanía alimentaria y que denigran la producción autóctona para abastecer a los mercados locales provocando dependencia de los mercados exteriores sobre todo para la importación de productos básicos, el mal reparto de la producción agrícola local o importada, así como movimientos especulativos a nivel mundial. Al igual que los fuertes cambios de régimen político en Europa en 1848 tienen como origen revueltas de la hambruna, Lagi et al (2011) muestran que existe una fuerte correlación entre el alza de los precios de los alimentos —debido a la combinación de los factores arriba mencionados— y las revueltas del hambre de estos últimos años en el mundo que, recordemos, han dado fin en pocos meses a gobiernos autoritarios —como los de Túnez y Egipto— que nadie veía posible derrocar.

En conclusión de este apartado, es interesante —y sobre todo preocupante— constatar que, además de lo que teorizaba gran parte del movimiento ecologista en sus inicios, esta crisis ecológica no solo compromete de manera decisiva a las generaciones futuras sino que nos afecta ahora directamente a las generaciones presentes. No solo se trata de una crisis de abundancia de una generación privilegiada (“pan para hoy, hambre para mañana”), sino también de una crisis de escasez que ya se está manifestando en el día a día de gran parte de la población mundial (el hambre ya es para hoy). Asimismo, pone de relieve que las llamadas crisis financieras, especulativas o alimentarias están vinculada a crisis subyacentes e interdependientes: no solo la de la economía real (o economía productiva) sino también la de la “economía real-real”, es decir la de los flujos de materias y energía que depende por una parte de factores económicos y por otra parte de los límites ecológicos del planeta. Ecoportal.net

Notas:
(1) Se basa en una adaptación y actualización de la publicación Marcellesi, F. (2008): Ecología política: génesis, teoría y praxis de la ideología verde, Bilbao, Bakeaz (Cuadernos Bakeaz, 85).
(2) De hecho, no solo estamos llegando al techo de todos los combustibles fósiles sino también al peak all (en referencia en inglés al peak oil), es decir al techo de materias primas como algunos minerales tipo cobre, plata, uranio o zinc. “Peak all” y “peak oil” están fuertemente relacionados puesto que la escasez de materias primas necesitará a su vez una mayor cantidad de energía para su explotación, tratamiento, reciclaje, etc..
(3) Ingeniería sin Fronteras calcula por ejemplo que una manzana procedente de la producción industrial en Chile y comprada en Cataluña consume una cantidad de energía más de cuatro veces superior a la del caso ecológico y local (principalmente debido al transporte desde el lugar de producción hasta el de consumo: en este caso, 14.000 kilómetros en barco y en camión). Por su lado, un tomate industrial consume cinco veces más que un tomate ecológico y local. Mientras la diferencia entre comprar manzanas industriales traídas de Chile y manzanas ecológicas de la región a lo largo de un año equivale al consumo energético anual de 60.812 hogares, “el consumo energético asociado al uso de fertilizantes en una hectárea de tomates de producción industrial puede llegar a ser tan elevado como para representar la cantidad de energía suficiente para dar… ¡12 vueltas al mundo en coche!” (López, 2010 p. 65).
(4) Es complicado predecir la fecha exacta del techo del petróleo puesto que puede confirmarse con exactitud una vez superada (como fue el caso del techo del petróleo en Estados Unidos). Por ejemplo, James Murray de la Universidad de Washington y David King de la Universidad de Oxford, en un artículo reciente de la prestigiosa revista Nature, piensan que el techo de producción de petróleo a nivel mundial tuvo lugar en 2005 con unos 75 millones de barriles al día. De todas maneras, que el techo del petróleo haya pasado, esté por llegar a corto plazo o ocurra dentro de 20 o 30 años, no supone gran diferencia a escala de la civilización humana.
(5) A pesar de mejoras significativas en torno a la intensidad de carbono entre 1990 y 2007 (-12%), la eficiencia tecnológica no ha compensado el crecimiento de la población (+24,5%) y el aumento del nivel de abundancia (+25,5%), y las emisiones de CO2 han aumentado de 38%. Fuente: Tim Jackson (2010).
(6) De hecho, según una comisión de diez expertos creada en diciembre del 2011 a instancias del Parlamento de Japón, “el accidente en la planta nuclear de Fukushima Daiichi no se puede contemplar como un desastre natural. Fue un desastre hecho por el hombre que podría haberse previsto y prevenido”. Fuente.
(7) Más información.
(8) Véase por ejemplo el estudio siguiente: IRENA (2011): Renewable Energy Jobs: Status, Prospects & Policies, IRENA Working Paper
(9) A pesar de una resolución del Parlamento europeo sobre comercio y cambio climático que solicitó «que se subordinara todo acuerdo sobre la compra de biocarburantes a cláusulas relativas al respeto de las superficies devueltas a la biodiversidad y a la alimentación humana», la Comisión Europea sigue vislumbrando el objetivo del 10% de ‘biocombustibles’ en los transportes para el año 2020.
(10) En 2007, mientras la producción de maíz para agrocombustible aumentaba en un 500% en Estados Unidos, el precio del maíz –bajo el efecto conjunto del cambio climático, de la producción de carne y de la producción de agrocombustibles– se encarecía en un 130%, provocando una crisis social profunda para todas las poblaciones cuya alimentación descansa en estos productos básicos.

*Coordinador de Ecopolítica y miembro de la Revista Ecología Política.

Publicado en la revista Cuides, nº9, octubre 2012 (1). Este es el tercer artículo de ocho en la serie “¿Qué es la ecología política? Una vía para la esperanza en el siglo XXI”.

http://florentmarcellesi.wordpress.com/

Cuarto strike en Cambio Climático

Cuarto “strike” en Cambio Climático

Un “Espacio Climático” para repensar análisis y estrategias

Pablo Solon *

co2En el béisbol cuando uno tiene 3 “strikes” está fuera. En las negociaciones sobre  cambio climático ya suman 4 fracasos: Copenhague, Cancún, Durban y ahora Doha. Cuatro Conferencias de las Naciones Unidas y cada una fue peor que la anterior. Su principal objetivo era acordar las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero hasta el año 2020. Estas debieron ser de 40 a 50% tomando el nivel de emisiones del año 1990. Sin embargo, después de cuatro intentos, son de apenas 13 a 18%. Ahora estamos en camino a un aumento mundial de la temperatura de 4 y 8ºC.

«Lo perfecto es enemigo de lo bueno» dicen algunos negociadores de las Naciones Unidas. A lo que podemos replicar: «Cuando nuestra casa se está quemando, lo peor que puede hacer es mentir a la gente». Es hora de repensar lo que está pasando y tratar de encontrar nuevas estrategias para evitar una catástrofe global.

No es por la falta de evidencias

El cambio climático ya no es una posibilidad teórica. Tiene un impacto real en las vidas de las personas, la naturaleza y la economía.

El cambio climático ya está contribuyendo a la muerte de casi 400.000 personas al año[1]. Este mes, durante las negociaciones de la “COP18” en Doha, Qatar, el tifón Bopha azotó Filipinas, dejando más de 700 muertos. Este tifón, que fue el más fuerte que haya sufrido las Filipinas en las últimas décadas, devastó Mindanao, destrozando más de 70.000 viviendas y obligando a 30.000 a vivir en albergues temporales.

Ahora también los impactos económicos del cambio climático son evidentes. Los costos del Huracán Sandy son más de 60 mil millones de dólares para los EE.UU.[2] Un informe titulado “Monitor de Vulnerabilidad Climática[3]” calcula que el costo del cambio climático en el mundo asciende a más de $ 1,2 billones, lo que representa un 1,6% del PIB mundial cada año. Y para el año 2030, los impactos pueden elevarse a 3,2% del PIB mundial y en algunos países a más del 11% de su PIB.

Los hechos han comenzado a cambiar  la percepción de la gente, incluso en el país de los “negacionistas”. Ahora, 4 de cada 5 estadounidenses reconocen que el calentamiento global está ocurriendo[4]. Pero a pesar de todas las pruebas y el ligero aumento de conciencia, las negociaciones de las Naciones Unidas retroceden. En vez de entregar un ambicioso Protocolo de Kioto, con más países,  mejores mecanismos de cumplimiento y una meta global de reducción de emisiones conforme a lo que establece la ciencia, Doha concluyó con un miserable segundo período de compromiso del Protocolo de Kioto, con menos países signatarios y la promesa de un nuevo acuerdo que sólo entrarán en vigor el 2020.

Nuestros errores
cop18
Aquellos que siguen las negociaciones del clima – y yo fui también un negociador climático – por lo general tienen un enfoque de país. Esto significa que el conflicto es entre las naciones “desarrolladas” y “en desarrollo”. Países emisores históricos frente a países víctimas de las emisiones. Con la complicación ahora de que algunas de las “víctimas” se están convirtiendo en grandes emisores. Esta situación crea un estancamiento de las negociaciones en el que, por un lado, los países ricos no quieren hacer más recortes si las “economías emergentes” no hacen también recortes de emisiones y, por otro lado, las “economías emergentes” no hacen grandes esfuerzos argumentando que primero deben tomar la iniciativa los “históricos”.

Esta explicación del estancamiento de las negociaciones no examina las verdaderas causas. Para entender lo que ocurre tenemos que ver más allá de esta lógica basada en países – desarrollados, en desarrollo, emergentes, menos desarrollados – y adoptar un enfoque de clase que toma en cuenta los intereses de las élites en todas partes del mundo. La parálisis de las negociaciones no se debe al conflicto entre EE.UU. y China, sino a la coincidencia de intereses de las élites de EE.UU y China que obtienen jugosas ganancias de megaproyectos energéticos. Si hay un acuerdo mundial de fuertes reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero: ¿cuanto petróleo tendrán que dejar bajo el suelo? ¿cuántas plantas de carbón tendrán que cerrarse? ¿cuántas mega-represas no se construirán? ¿cuántos productos contaminantes tendrán que dejar de producir y vender? En síntesis: ¿cuánto disminuirán sus utilidades?

Estas élites controlan los gobiernos para que proyecten curvas de crecimiento económico que justifiquen mega-proyectos energéticos. A estos sectores de poder económico no les preocupa si mas del 30% de la energía se pierde en su traslado, si un proyecto generará la energía presupuestada después de ser construido, si una represa solo sirve para abastecer un mega-centro comercial, si la producción de agro-combustibles disminuye la producción de alimentos, si los mercados de carbono son buenos para los bosques… lo único que les interesa es hacer negocios.

El “derecho al desarrollo” y la “competitividad” lo utilizan para encubrir sus sed insaciable de ganancias. En nombres de los pobres amasan grandes fortunas. Utilizan el peligro del otro país para promover sus proyectos y hacer negocios con las élites del supuesto país “enemigo”.

Las élites están en todas las partes de la cadena: en la extracción de combustibles fósiles, en mega proyectos de infraestructura, en la promoción de energías peligrosas como la nuclear, en la financiarización de los bosques a través de REDD, en la comercialización de productos no durables que destruyen la naturaleza, en la producción de falsas soluciones como los agro combustibles, los organismos genéticamente modificados y ahora la biología sintética y la geo-ingeniería.

Para hacer frente al cambio climático hay que dejar bajo el suelo mas de 2/3 partes de las reservas de combustibles fósiles. Si no se hace eso, ninguna solución real es posible. Las transnacionales privadas y la burocracia estatal que controlan esas reservas no quiere perder la gallina de oro aunque eso represente una catástrofe para la humanidad y la madre tierra. Al final de cuentas ese es un tema del futuro y ellos cuentan en el presente con los recursos necesarios para ponerse a salvo.

La cuestión de las «emisiones de gases de efecto invernadero» a veces oculta el verdadero problema de la lógica del sistema capitalista que requiere de una creciente sobreexplotación de los seres humanos y la naturaleza para mantener la tasa de ganancia de las grandes empresas.

Quizás el error más grande fue reducir las negociaciones sobre el clima a una lucha por los porcentajes de reducción de las emisiones, cuando en realidad, deberíamos estar discutiendo el panorama completo y real del planeta que ha llegado a sus límites y poner sobre la mesa la cuestión de las reservas de combustibles fósiles, las empresas transnacionales, los patrones de consumo y producción, y toda la lógica de explotación, codicia y obsesión beneficio de este sistema.

Tenemos que mirar más allá de los conceptos de desarrollo, crecimiento y estados-nación y discutir los asuntos del Sistema de la Tierra y la necesidad de un modelo económico que respeta los ciclos vitales de la Naturaleza. La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra celebrada en Cochabamba, Bolivia 2010, fue un buen paso en esa dirección, pero fue sólo un primer paso.

Repensando nuestras estrategias
sociedad civil
Un nuevo análisis requiere nuevas estrategias. Ha llegado el momento de desafiar las negociaciones ganado victorias fuera de las negociaciones. Los movimientos sociales en los países “desarrollados” como “en desarrollo” están luchando contra el “fracking” (fracturación hidráulica), la construcción de oleoductos, el petróleo bituminoso y otras industrias extractivas destructivas. Necesitamos victorias que catapulten las luchas a escala mundial.

Tenemos que promover nuevos enfoques en la lucha contra el cambio climático vinculando la crisis ambiental, la crisis alimentaria y la crisis financiera. Tenemos que atraer nuevos actores sociales que no han estado involucrados hasta ahora en el tema climático. Para muchos no es evidente que la lucha contra los “planes de austeridad” enfrentan al mismo enemigo que la lucha contra el cambio climático. En el Foro Social Mundial sobre Migración, celebrado en Manila, Filipinas, una asamblea de movimientos sociales asiáticos emitió una declaración firmada por más de 70 organizaciones y movimientos sociales señalando que necesitamos “conectar las demandas urgentes de la población por alimentos, agua, salud, energía, empleo con las luchas contra el cambio climático, la especulación financiera, la apropiación de tierras, los acuerdos neoliberales de inversiones y de libre comercio, la impunidad de las empresas transnacionales (ETN), la criminalización de los migrantes y los refugiados, el patriarcado y la violencia contra las mujeres, las medidas de austeridad y los recortes a la seguridad social «.

Debemos discutir la implementación de nuevas campañas como la propuesta de referéndum climático a nivel nacional, regional o mundial. Tenemos que utilizar todos los espacios para reclamar el derecho democrático de los pueblos a decidir el futuro de todos y de nuestra Madre Tierra.

Necesitamos fortalecer nuestras alternativas como la agroecología, la soberanía alimentaria y la descentralización de la producción y consumo de energías. Tenemos que desmontar la mentira de que necesitamos más y más energía y la única manera de hacerlo es a través de mega proyectos. Tenemos que demostrar, con números y experiencias concretas, que detrás de esos proyectos están los intereses de empresas muy conocidas y que otras alternativas locales y de menor escala son posibles.

Una buena oportunidad para reunir a movimientos sociales y activistas del clima será el «Espacio Climático» dentro del próximo Foro Social Mundial (FSM) en Túnez (26-30 de marzo de 2013). Es tiempo de repensar nuestros análisis, alternativas y estrategias para hacer frente al cambio climático.

* Pablo Solón, director ejecutivo de “Focus on the Global South”, ex embajador del Estado Plurinacional de Bolivia ante las Naciones Unidas y ex jefe negociador boliviano para el cambio climático

NOTAS:
[1] http://www.fourgreensteps.com/infozone/top-stories/general/the-costly-truth-about-climate-change
[2] http://www.outsidethebeltway.com/final-costs-of-hurricane-sandy-could-exceed-60-billion/
[3] http://www.guardian.co.uk/environment/2012/sep/26/climate-change-damaging-global-economy
[4] http://www.cbsnews.com/8301-205_162-57559216/nearly-4-in-5-americans-believe-earth-is-warming/

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Manifiesto de un indignado climático

Manifiesto de un indignado climático

Florent Marcellesi . Investigador y activista ecologista.
Periódico Diagonal

contaminación«Hay noches que todavía sueño». Sueño con una humanidad capaz de vivir bien y feliz dentro de los límites climáticos del Planeta. Sueño con un mundo solidario con los pequeños Estados insulares que serán los primeros en desaparecer del mapa si no rectificamos el rumbo. Sueño con unos dirigentes valientes como la delegación filipina que, tras ver a su país arrasado por el tifón Bopha, suplicó a la comunidad internacional que “abriera los ojos y mirara la realidad de frente». Sueño con un homo y una femina climaticus racionales ante las alertas constantes de los científicos que ya se está produciendo el calentamiento global en base a las previsiones más pesimistas. Dicho de otro modo, sueño con que Sandy no sea ni más ni menos que el nombre de un niño normal y corriente, no de el devastador huracán.

¡»Nuestros sueños no caben en sus cumbres»! Desde luego, este sueño no es el que los dirigentes han dibujado en la última cumbre sobre cambio climático de Doha, en Catar. El mundo post-Doha, en la línea de las fracasadas cumbres anteriores en Copenhague, Cancún y Durban, es el mundo donde priman los egoísmos cortoplacistas de los grandes contaminadores, empezando por Estados Unidos, Rusia y Japón. Es un mundo donde el protocolo de Kioto, que representa apenas el 15% de las emisiones mundiales, es el lavado de cara verde de unas políticas insostenibles e irresponsables de las grandes potencias (mal)desarrollladas y emergentes. Es un mundo que encamina la humanidad, empezando por las personas y colectivos más empobrecidos y vulnerables, hacia el peor escenario climático posible planteado, es decir un aumento de 4ºC a final del siglo. Es el mundo donde triunfa la arrogancia y el cinismo, encabezada con orgullo no disimulado por España. Un país que, a la vez que afirma que “el cambio climático ni lo negamos, ni lo afirmamos”, se jacta de haber jugado un papel esencial en las negociaciones del acuerdo de Doha hacia una lucha contra el cambio climático “más fuerte y ambiciosa”. Un país que, mientras recorta sus ayudas a las energías renovables, le compra cien millones de toneladas de derecho de emisión de CO2 a Polonia para no tener que cambiar en absoluto su modo de vida.

«No somos anticumbre, la cumbre es antinosotros». Ante el peor de los mundos posibles, no me resigno: soy un indignado climático. Esta cumbre de Doha en general y la delegación española en particular no me representa. Ni representa a multitud de personas y colectivos que han hecho de la justicia ambiental su bandera de lucha y acción diaria. Hoy el clima, y la vida de millones de personas, son mercancías en manos de políticos y banqueros, de empresas multinacionales que presionan para que sus intereses millonarios no se vean afectados. Así que no nos resignemos ante esta oligarquía que nos lleva directo hacia el colapso o el ecofascismo, donde unos pocos se reparten los pedazos de naturaleza que quedan. Parafraseando a Stéphane Hessel, luchemos contra la indiferencia climática —y ecológica en general— y convoquemos una insurrección pacífica también a favor de la vida y de lo común. Está en juego la supervivencia civilizada de la humanidad, la de nuestras hijas e hijos, la mía, la tuya.

«No nos mires, ¡únete!» Si tú también eres un indignado/a climático/a, pasa a la acción. No esperes a que los que no nos representan actúen por ti. Difunde este manifiesto, hazte portavoz de los sin voz, defiende tu futuro y el de tu familia. En tu casa, tu barrio, tu trabajo, en la plaza pública, pon la justicia climática y ambiental en el centro de las preocupaciones tuyas y de tu entorno. Súmate a redes y colectivos que cerca de ti propugnan otros mundos posibles y ya construyen desde abajo alternativas ecológicas y sociales. Tienes mucho poder, no lo desperdicies, y sobre todo compártelo e hibrídalo: el todo es más que la suma de sus partes. Así que da el paso y grita a los cuatro vientos: ¡yo también soy un indignado climático!

Crónica de una intervención fallida

Fernando Prieto. Ecólogo. Periódico Diagonal

(fragmento)
crisis climaticaEstos últimos meses de 2012 se ha llegado al récord de CO2 en la atmósfera, superando la concentración de 390 partes por millón (ppm). Es muy probable que la temperatura a final de siglo supere los dos grados centígrados y es posible que llegue, incluso, a un aumento de seis grados. Además se están batiendo los límites de temperaturas según la Organi­zación Mundial de Meteo­rología. Naciones Unidas advierte que es necesario reducir en 2020 un 14% la emisión de los gases de efecto invernadero, para mantener el incremento en la temperatura global por debajo de 2 grados centígrados y que por ello se exigirá a los países objetivos más serios para reducir las emisiones.

Los que contaminan cobran

El mercado de CO2 nació en la UE a partir de 2005, inspirado en mercados similares de EE UU, como una herramienta para primar a las empresas que emitan menos gases de efecto invernadero. Se basa en unos permisos de emisión que son asignados por los gobiernos de forma gratuita a las empresas: si éstas emiten menos de lo que les han asignado, pueden vender los permisos sobrantes, y al contrario, si emiten más, los deben comprar. Aunque este mecanismo en teoría pretendía promover tecnologías más limpias, en España se ha revelado como un sustancioso negocio para las empresas, ya que recibieron una asignación muy por encima de sus emisiones. Así, los que más contaminan son los que más han cobrado por la venta de sus derechos, sin que ello haya estimulado políticas de reducción de las emisiones. De esta forma se ha perdido una enorme oportunidad de avanzar hacia la mejora en la eficiencia y en la disminución de emisiones.

El 55% del total del CO2 emitido en España depende de sectores difusos (transporte, sector residencial, ciudadanos…) mientras que el otro 45% procede de tan sólo unas mil instalaciones: energéticas, cementeras, siderurgias, refinerías, etc. Es evidente que es más fácil legislar y cambiar las actuaciones de esas mil instalaciones, que en ocasiones son además de las mismas empresas.

Un análisis del año 2009 permite hacer una valoración aproximada del coste de oportunidad del carbono. Se observa el enorme error de cálculo en la planificación y los beneficios que el cambio climático ha supuesto a estas empresas. Por ejemplo, Arcelor emitió el 50% de lo que tenía asignado, y le sobraron cerca de cinco millones de derechos de emisión. En el sector del cemento, Cemex con 7,5 millones asignados expulsó emisiones por valor de sólo 3,7; Portland Valderribas, con 4,3 asignadas, emitió  2,6; Lafarge, con unos tres millones asignados emitió 1,8; Holcim, con 3,3, tan sólo 1,8. En el sector refinero, por ejemplo, Repsol tenía asignados 10,5 millones y emitió 8,7, es decir le sobraron 1,8 millones de toneladas; Cepsa tenía asignados 3,7, de los cuales emitió tres. Estos derechos que han sobrado se vendieron en el mercado de carbono, lo que les aportó, por supuesto, importantes beneficios.

Es evidente que el mercado de CO2 es un mercado financiero y como tal especulativo, lo que ha favorecido a las industrias que recibieron esas asignaciones. A partir del Registro Nacional de Derechos de Emisión el diario El País ha calculado que la industria pesada, incluyendo refine­rías, cementeras, azulejeras y ladrilleras, ha vendido en cuatro años derechos de emisión por un coste equivalente a 1.279 millones de euros.

Negociaciones sobre clima en Doha: países industrializados impiden acción para combatir cambio climático

AVISO A LA PRENSA

Amigos de la Tierra Internacional

8 de diciembre de 2012

Negociaciones sobre clima en Doha: países industrializados impiden acción para combatir cambio climático

cop18DOHA, QATAR, 8 de diciembre de 2012 – Amigos de la Tierra Internacional condenó firmemente a los gobiernos de los países industrializados por impedir que se tomen medidas para hacer frente a la crisis climática en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Qatar, que terminó en fracaso.

Asad Rehman, portavoz de Amigos de la Tierra Internacional en Qatar declaró: “El acuerdo de Doha es tan vacío como un espejismo. A pesar de las declaraciones oficiales, estas negociaciones no lograron nada: no hubo ningún avance en la reducción de gases de efecto invernadero, sino apenas un gesto insultante a  los compromisos de financiación”.

“Los culpables son los países industrializados, en particular Estados Unidos. El Gobierno de Obama está teniendo éxito en su intento de fracasar el régimen mundial de clima de la ONU, y otros países ricos se han sumado, Han logrado paralizar las negociaciones sobre clima y han condenado a los más pobres del mundo a pagar el precio”.

“Exigimos justicia para las poblaciones de los países en desarrollo que sufren los peores efectos de la crisis climática, una crisis provocada principalmente por el mundo industrializado”.

“La esperanza de alcanzar una solución depende de la gente. Debemos exigir que nuestros gobiernos tomen medidas y oponernos a ellos si no cumplen”.

No hubo ningún avance considerable en la 18a Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático con respecto a las promesas de los países industrializados de abordar su responsabilidad histórica de haber provocado la crisis del clima.

En virtud de la Convención, los países desarrollados tienen el compromiso de reducir sus emisiones en forma considerable y vinculante, de acuerdo con la ciencia y la equidad y de brindar fondos para el clima para compensar a los países en desarrollo y apoyar su desarrollo sustentable.

Sarah-Jayne Clifton, co-coordinadora del programa Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional, afirmó:

“El lobby de la industria de los combustibles fósiles ganó la batalla del clima en Qatar, donde fuimos testigos de cómo las élites de las industrias contaminantes aún llevan las riendas de nuestros gobiernos, a medida que la crisis climática empeora y el tiempo para actuar se acaba. Los países desarrollados ni siquiera intentaron resolver la crisis climática en las negociaciones, sino que continuaron protegiendo los intereses de las empresas de combustibles fósiles y ayudaron a las élites financieras a alimentar a su nueva gallina de los huevos de oro: el engaño del mercado mundial de carbono”.

Dipti Bhatnagar, co-coordinadora del programa Justicia Climática de Amigos de la Tierra Internacional, declaró:

“Necesitamos un acuerdo internacional fuerte y vinculante para combatir la crisis climática mundial. Sin embargo, las negociaciones en Doha muestran que la población mundial no puede esperar que nuestros gobiernos entren en razón y logren las soluciones.

La gente está trabajando unida en las comunidades y ya está resistiendo los combustibles fósiles y la energía contaminante, está construyendo cooperativas de energía limpia, transformando nuestros sistemas de alimentos y protegiendo nuestros bosques, nuestra tierra y nuestra agua de las empresas multinacionales. Únicamente las respuestas que se basen en la gente y el planeta podrán solucionar la crisis climática y forjar un futuro mejor para todos. Debemos hacer que nuestros gobiernos escuchen y exigir justicia climática ahora”.

PARA MÁS INFORMACIÓN:
Sarah-Jayne Clifton, co-coordinadora del programa Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional: +44 7912 406510 o correo electrónico: sarah.clifton@foe.co.uk

Dipti Bhatnagar, co-coordinadora del programa Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional: +258 840 356 599 o correo electrónico dipti@foei.org

ONU: el cambio climático está ante «nuestros ojos»

ONU: el cambio climático está ante «nuestros ojos»

El secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés), Michel Jarraud, dijo que el cambio climático está ocurriendo delante de nuestros ojos y que va a continuar.

BBC – bbc.co.uk
jarraudJarraud estaba comentando datos que muestran que las emisiones de gases de efecto invernadero volvieron a incrementarse.

Expertos de la agencia de Naciones Unidas aseguraron que el derretimiento del hielo en el Ártico en el último año alcanzó niveles sin precedentes. En su nivel más bajo, la capa de hielo en el Polo Norte fue 18% inferior al mínimo anterior registrado en 2007.

Este año la temperatura media de la superficie del planeta registró una «anomalía» de 0,45 grados centígrados por encima de lo normal, por lo que 2012 va camino a ser el año más cálido desde que se tienen registros.

La organización presentó este miércoles el «Estado Mundial del Clima 2012».

Por otro lado, nuevas pruebas sugieren que el nivel del mar está subiendo mucho más rápidamente que lo pronosticado previamente, acelerando la amenaza de inundaciones para las regiones costeras más bajas del mundo.

Gracias al uso de la más reciente información recabada por satélite, los investigadores del Instituto Potsdam para el Impacto Climático en Alemania encontraron que los océanos han subido 60% más rápidamente -a un promedio de 3.2 milímetros anuales- en los últimos 20 años, de lo que los expertos de Naciones Unidas habían anticipado.

Los hallazgos fueron presentados en una conferencia de la ONU en Qatar sobre el combate al cambio climático.

También descubrieron que las temperaturas mundiales han aumentado en línea con las predicciones de la ONU, confundiendo a críticos que dicen que el calentamiento global ha sido exagerado.

Fuente: ecoportal.net

Cambio Climático: ESTUDIO PREVÉ LA TEMPERATURA SUBIRÁ 4 GRADOS

El cambio climático está al acecho todos los días

ESTUDIO PREVÉ LA TEMPERATURA SUBIRÁ 4 GRADOS

Efectos. Los expertos prevén grandes inundaciones y disminución de la producción de alimentos.

Washington, EEUU. listindiario.com

cambio climáticoEl mundo avanza precipitosamente por un camino que hará aumentar 4 grados la temperatura del planeta para finales del presente siglo si la comunidad mundial no adopta medidas frente al cambio climático. Tal situación desencadenaría una serie de cambios catastróficos, como olas de calor extremo, disminución de las existencias de alimentos a nivel mundial y una elevación del nivel de los océanos que afectaría a centenares de millones de personas, según un nuevo informe científico encargado por el Banco Mundial.

Todas las regiones se verían afectadas, unas más que otras, pero en el informe se concluye que los pobres serán los más perjudicados.

El informe Turn Down the Heat, una reseña de los conocimientos en climatología más recientes preparada para el Banco Mundial por el Potsdam Institute for Climate Impact Research (PIK) y Climate Analytics, señala que el mundo avanza por un camino que se traducirá en un aumento de 4 grados Celsius, y que las actuales promesas con respecto a las emisiones de gases de efecto invernadero no contribuirán mucho a contener tal aumento.

“Se puede y se debe evitar un aumento de 4 grados de la temperatura mundial; tenemos que frenar el calentamiento del planeta para que no supere los 2 grados”, dijo el presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim. “Si no se adoptan medidas… se corre el riesgo de que el mundo que hereden nuestros hijos sea completamente diferente del mundo en que vivimos hoy. El cambio climático es uno de los mayores desafíos que enfrenta el desarrollo y tenemos que asumir la responsabilidad moral de actuar en beneficio de las generaciones futuras, especialmente los más pobres”.

En el informe se señala que un aumento de 4ºC podría tener consecuencias devastadoras: inundaciones de ciudades costeras; mayores riesgos para la producción de alimentos, lo que podría provocar un aumento de las tasas de desnutrición y malnutrición; mayor aridez en muchas regiones áridas y mayor humedad en las regiones húmedas; olas de calor sin precedentes en muchas regiones, especialmente en los trópicos; marcado agravamiento de la escasez de agua en muchas regiones; aumento de la intensidad de los ciclones tropicales, y pérdida irreversible de diversidad biológica, incluidos los sistemas de arrecifes de coral.

“Las respuestas del sistema terrestre al cambio climático parecen ser no lineales”, señala el director del PIK, John Schellnhuber. “Si nos aventuramos mucho más allá de la barrera de los 2 grados y nos acercamos a los 4 grados, el riesgo de traspasar los puntos de inflexión aumenta marcadamente. La única manera de evitarlo es rompiendo el patrón de producción y consumo actual”.

No obstante, en el informe se observa que el aumento de 4ºC de la temperatura mundial no es algo inevitable y que si se adoptan firmes medidas de política, aún es posible contener el calentamiento por debajo de los 2ºC. Esta es la meta que ha establecido la comunidad internacional y ya está produciendo algunos daños y riesgos graves para el medioambiente y las poblaciones humanas.

Responsabilidad
“El mundo tiene que abordar el problema del cambio climático de una manera más agresiva”, dijo Kim. “Es esencial intensificar las medidas de adaptación y mitigación del cambio climático, y existen soluciones. Necesitamos una respuesta mundial de igual magnitud que el problema del clima, una respuesta que nos coloque en una nueva senda de desarrollo y prosperidad compartida en que el cambio climático se aborde con inteligencia. Pero no tenemos mucho tiempo”.

En su labor relativa al crecimiento verde e inclusivo, el Banco Mundial ha comprobado que cuando la energía y los recursos naturales se utilizan de una manera más eficiente e inteligente existen oportunidades para reducir notablemente el impacto del desarrollo en el clima sin desacelerar el ritmo de alivio de la pobreza o de crecimiento económico.

“Si bien cada país elegirá un camino diferente para promover un desarrollo más verde y lograr un equilibrio entre sus propias necesidades de acceso a la energía y la sostenibilidad, cada cual tiene oportunidades para un crecimiento verde que puede aprovechar”, dijo Rachel Kyte, vicepresidenta de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial.

Tales iniciativas podrían consistir en utilizar mejor los subsidios por valor de más de US$1 billón a los combustibles fósiles y otros subsidios perjudiciales; introducir la contabilidad del capital natural en las cuentas nacionales; aumentar el gasto tanto público como privado en infraestructura verde capaz de soportar condiciones meteorológicas extremas, y en sistemas de transporte público urbano que minimicen las emisiones de carbono y maximicen el acceso a los lugares de trabajo y a los servicios; promover la determinación de precios del carbono y los sistemas internacionales y nacionales de compraventa de derechos de emisión, y aumentar la eficiencia energética, especialmente en los edificios, y la proporción de la energía eléctrica producida a partir de fuentes renovables.

“Este informe reafirma la realidad de que la volatilidad climática actual influye en todo lo que hacemos”, señaló Kyte. “Redoblaremos nuestros esfuerzos para desarrollar la capacidad de adaptación y la resiliencia, y para encontrar soluciones al desafío del cambio climático”.

El informe Turn Down the Heat: Why a 4ºC Warmer World Must be Avoided resume una variedad de consecuencias climáticas directas e indirectas ante la trayectoria actual de las emisiones de gases de invernadero a nivel mundial.

A continuación las principales conclusiones:

En muchas regiones habrá olas de calor extremo durante casi todos los meses de verano, fenómenos que en ausencia del calentamiento global se esperaría que ocurrieran una vez cada varios centenares de años. Los efectos no serían uniformes. El mayor calentamiento se produciría en superficies terrestres y variaría entre 4ºC y 10ºC. En el Mediterráneo, el Norte de África, Oriente Medio y partes de los Estados Unidos se esperarían aumentos de 6ºC o más de las temperaturas medias mensuales durante el verano.

Probabilidades
-Es probable que el nivel de los océanos aumente de 0.5 m a 1 m para 2100, y es posible que dicho aumento sea mayor. Algunas de las ciudades más vulnerables se encuentran en Mozambique, Madagascar, México, Venezuela, India, Bangladesh, Indonesia, Filipinas y Viet Nam.

– Las regiones más vulnerables se encuentran en los trópicos, subtrópicos y hacia los polos, donde es probable que se combinen múltiples impactos.

– Es probable que la agricultura, los recursos hídricos, la salud humana, la biodiversidad y los servicios que prestan los sistemas se vean gravemente afectados. Ello podría provocar un desplazamiento de poblaciones en gran escala y tener consecuencias para la seguridad humana y los sistemas económicos y de comercio.

– Muchas islas pequeñas tal vez no puedan sustentar a sus habitantes.

El informe señala que los conocimientos científicos muestran inequívocamente que los seres humanos son la causa del calentamiento global, y que ya se están observando cambios de gran magnitud. La temperatura media del planeta ha seguido aumentando y hoy se encuentra alrededor de 0.8 ºC por encima de los niveles de la era preindustrial.

Si bien un aumento de 0.8ºC de la temperatura del planeta puede no parecer importante, en el informe se señala que ya han comenzado a aparecer muchos efectos del cambio climático.

Comienza COP de Cambio Climático: entrevista con coordinadora internacional de Amigos de la Tierra

Vamos por otra ronda

Comienza COP de Cambio Climático: entrevista con coordinadora internacional de Amigos de la Tierra

Audio: MP3 – 2.8 Mb

Sarah“Desde la hecatombe provocada por el huracán Sandy a las inundaciones devastadoras en Nigeria, el impacto del cambio climático está a la vista de todos y es cada vez más frecuente. Las emisiones de dióxido de carbono han alcanzado un nivel récord, y nos encaminamos hacia un nivel de calentamiento atemorizador de 6 grados”, dijo la coordinadora internacional del programa Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional (ATI), Sarah-Jayne Clifton.

En un comunicado de prensa de la federación ecologista circulado el viernes por el inicio este lunes de la XVIII Conferencia de las Partes (COP 18) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), en Doha, capital de Qatar, Sarah manifestó que “lamentablemente los países desarrollados, encabezados por Estados Unidos, están acelerando la destrucción del marco internacional mundial para tomar medidas justas y urgentes con respecto al clima”.

“Y la mayoría de los gobiernos continúa apoyando y promoviendo las políticas que están provocando la crisis climática, desde la extracción de combustibles fósiles como el petróleo y el gas, al comercio de carbono, los agrocombustibles, la agricultura industrial a gran escala y las plantaciones de ‘desiertos verdes’”, sentenció la activista.

Radio Mundo Real entrevistó este lunes a Sarah para tener los lineamientos generales de ATI de cara a estas nuevas negociaciones de cambio climático de Naciones Unidas (ONU).

En el comunicado de prensa, titulado “Negociaciones de la ONU: falta de progreso necesario”, la federación ecologista, de las más grandes del mundo, con presencia en cerca de 80 países, expresó fuerte preocupación con respecto a la persistente falta de avances de los países desarrollados, “que son los que deberían encabezar los esfuerzos por detener la devastación climática y evitar el cambio climático catastrófico”.

Según explicó ATI, los países desarrollados (presentes en el Anexo I de la CMNUCC) son responsables de tres cuartas partes de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero, a pesar de albergar tan sólo un 15 por ciento de la población mundial. “Debido a su responsabilidad histórica en el cambio climático, tienen la obligación moral y legal, en virtud de la CMNUCC, de reducir sus emisiones en primer lugar y de brindar financiamiento público adecuado para que los países en desarrollo tomen medidas para combatir el cambio climático”, enfatizó el parte de prensa.

En la COP 17, realizada a fines del año pasado en Durban, Sudáfrica, los países acordaron que en 2015 se lanzaría un nuevo tratado para tomar medidas con respecto al clima, que probablemente no entraría en vigor hasta 2020. La nueva ronda de negociaciones hacia ese acuerdo, conocida como “la Plataforma de Durban”, comenzará las negociaciones en Doha y debe finalizar su trabajo en 2015. Hay un gran riesgo de que esa Plataforma postergue diez años más la acción para reducir las emisiones, de que tenga pocas ambiciones y menoscabe los principios de equidad y justicia en el marco mundial de “lucha” contra el cambio climático. Entre otras cosas, los países desarrollados buscan salirse de sus obligaciones de reducción de emisiones contaminantes, que tienen bajo el Protocolo de Kioto, para pasar a un sistema de “promesas” de reducciones y posteriores revisiones.

dohaEstados Unidos, Australia, Canadá y Japón son los principales actores que están impidiendo el progreso en las negociaciones de clima de la ONU. La Unión Europea prometió una meta de reducción de emisiones que permitirá que las emisiones continúen aumentando, y sigue promoviendo la expansión del comercio de carbono, “un engaño peligroso que solamente beneficia a las empresas y a las élites financieras”.

“Muchos gobiernos parecen dispuestos a participar en las negociaciones en Doha para promover un debilitamiento aún mayor del marco de reducción de emisiones a nivel mundial, mientras que a nivel nacional continúan apoyando la expansión de las falsas soluciones a la crisis climática”, denunció ATI.

De acuerdo a la federación ecologista, las emisiones mundiales tendrán que alcanzar su nivel máximo alrededor de 2015, para tener posibilidades de disminuir las emisiones a tiempo a niveles seguros, y así evitar un cambio climático catastrófico e irreversible, con niveles de destrucción, inseguridad y sufrimiento sin precedentes.

El poder de los intereses creados y de las empresas multinacionales y su influencia en las políticas de los gobiernos y en los procesos de la ONU son también uno de los principales motivos del fracaso de las negociaciones. Unas 400 organizaciones y movimientos sociales de diversas partes del mundo denunciaron hace varios meses la cooptación empresarial como la principal causa del fracaso de las negociaciones multilaterales sobre medio ambiente. Presentaron demandas claras a la ONU para ayudar a poner fin a la influencia excesiva y perjudicial de las empresas en los procesos como las negociaciones de cambio climático. Hasta el momento la ONU no ha brindado una respuesta pública. El informe de ATI sobre cooptación empresarial está disponible aquí: http://www.foei.org/en/resources/publications/pdfs/2012/reclaim-the-un-from-corporate-capture/view

“Es esencial poder combatir su influencia -de las corporaciones transnacionales- para desbloquear el estancamiento” de las negociaciones de clima, dijo ATI.

En tanto, el campañista de clima Asad Rehman, de Amigos de la Tierra Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, declaró que “ATI está exhortando a los gobiernos que asisten a Doha a que de una vez por todas se den cuenta de la realidad de la crisis climática y realicen el avance urgente que se necesita sobre la base de una acción por el clima justa y ambiciosa: reducción de emisiones de acuerdo con la ciencia y la equidad; financiamiento público adecuado para apoyar la acción por el clima en los países en desarrollo; avance con respecto a la transferencia de tecnología; y poner fin al comercio de carbono”. “Todas estas medidas son necesarias para avanzar hacia la transformación de nuestras economías, para promover alternativas reales de energía sustentable y soberanía alimentaria, y para reducir las emisiones al tiempo que se mejora la salud y el bienestar de todos”, subrayó Rehman.

Foto: http://www.foe.co.uk

La deuda climática

La deuda climática

Por Julio César Centeno, en ecoportal.net

contaminaciónLos países en desarrollo, con la mayoría de la población mundial, deben exigir el pago de la deuda climática para poder contribuir a evitar un desequilibrio planetario catastrófico.

El cambio climático se encuentra entre las principales prioridades políticas, científicas, económicas y morales del siglo 21. La estabilidad planetaria, y por ende la seguridad de la humanidad, depende de las medidas que se tomen ahora para mitigar el impacto de la actividad humana sobre el clima.

 Todavía es posible evitar cambios climáticos catastróficos. Pero para lograrlo se necesita una movilización coordinada a escala planetaria similar a la de la Segunda Guerra Mundial. No hay excusa para el retraso, pues cuando nuestros hijos se enfrenten a olas extremas de calor, sequías, tormentas, inundaciones, epidemias y hambrunas, ya sería demasiado tarde.

Una de las características mas insólitas de las negociaciones internacionales sobre cambios climáticos es la vergonzosa relación entre los burócratas de los países en desarrollo, donde se encuentra el 83% de la humanidad, y los burócratas de una élite minoritaria pero privilegiada y prepotente: los representantes de los países industrializados.

Durante años los países en desarrollo han venido solicitando, sin éxito, que las naciones industrializadas cumplan con obligaciones explícitas del Acuerdo Marco sobre Cambios Climáticos de 1992, como las relacionadas con sus desproporcionadas emisiones de gases del efecto invernadero. O las vinculadas a su mayor capacidad, tanto tecnológica como económica, para reducir emisiones. Solicitan también, sin éxito, que se cumplan los compromisos sobre la transferencia de tecnologías menos contaminantes, en términos preferenciales, para evitar incrementos innecesarios en las emisiones de países en desarrollo por su dependencia de tecnologías obsoletas.

Tampoco se ha cumplido el compromiso de los países industrializados de facilitarle recursos financieros a los países más pobres, tanto para asegurar que su desarrollo se fundamente en procesos energéticos más eficientes y menos contaminantes, como para asistir en su adaptación a los inevitable impactos climáticos que se avecinan.

El único acuerdo concreto de la cumbre de Copenhagen en Diciembre 2009 fue el de evitar que la temperatura promedio del planeta aumente mas de 2ºC sobre el promedio de la época preindustrial. El fracaso de Copenhagen no se limita a la ausencia de un acuerdo legalmente vinculante. El verdadero fracaso es la ausencia de una estrategia para alcanzar el objetivo de los 2ºC, la ausencia de compromisos efectivos para la reducción de emisiones, la ausencia de un mecanismo para distribuir las responsabilidades y la ausencia de recursos financieros para asistir a los países más pobres en su adaptación a cambios climáticos generados principalmente por países industrializados.

Las negociaciones sobre cambios climáticos en Durban, Sur África, en Diciembre 2011, sólo sirvió para ratificar el compromiso de los 2ºC. Cada país deberá presentar sus contribuciones voluntarias con dicha meta para el 2015, a ser implementadas sólo a partir del 2020. En tales condiciones, sin objetivos vinculantes, coordinados y compatibles con la meta de los 2ºC, para el 2020 el planeta estaría rumbo hacia un aumento promedio de temperatura de 4ºC, con calamitosas implicaciones para toda la humanidad.

Un estudio reciente del Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA y el Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, concluye:

“En el Plioceno temprano, cuando el nivel del mar era 25 metros superior al actual, la temperatura superaba por apenas 1ºC la del Holoceno, no más de 2ºC superior a la temperatura promedio de la era preindustrial. El objetivo actual de limitar el calentamiento global a 2ºC y la concentración de CO2 a 450 partes por millón es una prescripción para el desastre”(Paleoclimate Implications for Human-Made Climate Change, NASA 2011)
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 Los gobiernos de los países industrializados se resisten a facilitar recursos para evitar cambios climáticos catastróficos, pero no han dudado en canalizar más de 2 millones de millones de dólares (2 billones) para proteger el comportamiento criminal de sus propias instituciones financieras. Tampoco han vacilado para disponer de otros 3 billones en los últimos 10 años para desatar guerras de agresión y ocupación contra países en desarrollo, seleccionados por sus particulares riquezas naturales o posiciones geopolíticas estratégicas. Cada año se gastan US$ 1.7 billones en armas, más de la mitad por parte de Estados Unidos.

En la cumbre de Durban, en Diciembre 2011, se evidenció un claro enfrentamiento entre países industrializados y países en desarrollo, debido fundamentalmente a la pretensión de los burócratas del norte industrializado de imponer sus posiciones y desconocer acuerdos previos sobre responsabilidad común pero diferenciada, la reducción de emisiones, la transferencia de tecnologías y el aporte de recursos financieros. Pretenden ahora rechazar los limitados avances en las negociaciones de los últimos 20 años, imponer un nuevo acuerdo en el que se desconozcan las responsabilidades acumuladas hasta la fecha, y convertir en negocio privado la transferencia de tecnologías, la asistencia internacional y los servicios ambientales.

Curiosamente, mientras los países en desarrollo continúan solicitando, sin éxito, que se concrete la cooperación internacional previamente acordada en el Acuerdo sobre Cambios Climáticos de 1992, mantienen un gigantesco flujo neto de recursos financieros hacia los países industrializados.

Según el Fondo Monetario Internacional, entre el 2000 y el 2010 los países en desarrollo transfirieron más de 6 millones de millones de dólares (6 billones) netos a los países industrializados, 660 mil millones sólo en el 2010 (IMF Balance of Payment Statistics). Según el FMI, estas transferencias netas de recursos del Sur hacia el Norte industrializado “tienden a aumentar en proporción con la ampliación de los desbalances financieros”. Las transferencias netas se refieren a los flujos financieros del Sur hacia el Norte menos los del Norte hacia en Sur.

El retraso en la concreción de un acuerdo internacional para limitar las emisiones de CO2 y otros gases a la atmósfera favorece de manera perversa a quienes acumulan las mayores emisiones, principalmente a la élite opulenta del norte industrializado. Continúa emitiendo cantidades desproporcionadas de gases y apoderándose así, con absoluta impunidad, de la mayor parte de un limitado bien común de toda la humanidad: la capacidad de la atmósfera para absorber emisiones.

A medida que se agota con celeridad el cupo disponible de emisiones, se reducen las opciones de los países más pobres para impulsar su desarrollo sin caer en peligrosas relaciones de dependencia, adicionales a las ya existentes, por tecnologías, recursos financieros y acceso a los mercados.

deudaEl control de las energías renovables es un instrumento ideal para la imposición de mecanismos adicionales de dominación. Es parte de la batalla global por el control de las fuentes de energía, incluyendo petróleo, gas y energía nuclear, batalla en la que se encuentran enmarcadas las guerras de agresión contra Irak, Afganistán, Libia, Siria e Irán, la partición de Sudán y la desestabilización de Venezuela

La contradicción es obvia: quienes contaminan no están pagando por el daño que causan. Los costos ambientales que evitan con impunidad se convierten en pérdidas para todos. Las emisiones de gases del efecto invernadero son externalidades de proporciones tan gigantescas que amenazan la seguridad de toda la humanidad. De similar magnitud deben ser las iniciativas para superar tales amenazas.

El consumo de energía se encuentra directamente vinculado al desarrollo económico y social, al mejoramiento de la calidad de vida. Es poco razonable exigir que la mayoría de la población mundial, sumergida en la pobreza, consuma menos energía. Implicaría condenarla a un estado permanente de pobreza y dependencia. En la actualidad, 1.400 millones de personas en el mundo en desarrollo carecen de electricidad en sus hogares. Mas de 1.700 millones utilizan leña como fuente de energía para cocinar y para la calefacción. Según la Organización Mundial de la Salud, cerca de 1,3 millones de personas, principalmente mujeres y niños, mueren cada año como consecuencia de la contaminación causada por cocinas a leña. Cada año mueren 9millones de niños menores de 5 años en el mundo en desarrollo víctimas de la pobreza, 25.000 cada día (UNICEF 2010).

Según la Agencia Internacional de Energía: “Urgen acciones decisivas para acelerar el desarrollo energético de los países más pobres… El acceso a la energía es un pre-requisito para el desarrollo humano”

Los combustibles fósiles suministran el 83% de la energía que se consume en el mundo. Generan a su vez la mayor cantidad de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Rescatar a cientos de millones de personas de la pobreza implica facilitar el acceso masivo a energía económica y abundante. En las condiciones actuales, esto implica un mayor consumo de energía fósil y mayores emisiones de CO2.

Las emisiones de CO2 de los países industrializados se encuentran relativamente estabilizadas desde 1980, mientras que las emisiones de los países en desarrollo se han cuadruplicado en el mismo período.

De acuerdo con las recomendaciones del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambios Climáticos, para alcanzar el objetivo de los 2ºC los países industrializados deberían reducir sus emisiones en un 80% para el año 2050, mientras que los países en desarrollo deberían reducirlas en un 50% para la misma fecha, con un pico máximo en emisiones antes del 2020. Gigantescos retos políticos, económicos, tecnológicos e industriales para ambos grupos de países.

De la misma manera en que es injusto exigir que los países en desarrollo reduzcan el consumo de energía, es poco realista esperar que desarrollen, por sus propios medios y a corto plazo, capacidad para el aprovechamiento masivo de energías alternativas, como nuclear, solar o eólica, entre otras.

Mejorar la eficiencia de las matrices energéticas nacionales es sólo parte de la solución. Urge facilitar el uso masivo de energías alternativas, en términos competitivos, para todos y a corto plazo. Ambos objetivos dependen de la transferencia de tecnologías en términos preferenciales de países industrializados a países en desarrollo, como parte de un esfuerzo conjunto para reducir las emisiones de gases del efecto invernadero. También se requieren recursos financieros tanto para mejorar la eficiencia energética como para desarrollar la infraestructura necesaria que permita efectivamente aprovechar fuentes alternas de energía.

Exceptuando la energía nuclear (3%) y la hidroeléctrica (4%), las energías limpias alternativas, como la solar, la geotérmica y la eólica, representan en la actualidad menos del 5% del consumo global de energía. Aún en los países industrializados sólo alcanzan proporciones moderadas del consumo total de energía. Se encuentran limitadas no sólo por sus costos, sino también por limitaciones tecnológicas, como la falta de sistemas efectivos para el almacenamiento masivo de la energía que producen.

El potencial de los biocombustibles es también limitado, independientemente del conflicto con la producción de alimentos. Estados Unidos es el principal productor de maíz, con el 42% de la producción mundial. Si destinara todo el maíz (350 millones de toneladas métricas, 2010) a la producción de etanol, sólo aportaría un 6% de su consumo de petróleo. Mientras que el etanol celulósico posiblemente tomará décadas para alcanzar niveles similares del consumo de energía. En el 2011, el etanol y el biodiesel juntos representaron sólo el 3% del consumo mundial de combustible para automóviles.

En estas condiciones, el retraso en la concreción de un acuerdo internacional acelera la gravedad de la amenaza climática. Corresponde a los países en desarrollo, con la mayoría de la población mundial, la obligación de impulsar medidas de emergencia para impedir que el calentamiento global se acelere fuera de control. Evadir esta responsabilidad implica obligar a nuestros descendientes inmediatos a enfrentarse a un escenario considerable-mente más inestable y peligroso que el actual.

Es inconcebible que los países en desarrollo continúen sometiéndose como rehenes a las peligrosas tácticas dilatorias de una reducida minoría, entre cuyos intereses se encuentra continuar acaparando con impunidad el limitado cupo atmosférico disponible, despojarnos de nuestra condición de ciudadanos para convertirnos en consumidores, y monetizar todos los recursos y servicios de la naturaleza en las condiciones que ellos impongan.

El proceso actual de negociaciones sobre cambios climáticos es improductivo e inconsistente tanto con la gravedad de la amenaza como con la responsabilidad inter-generacional con nuestros descendientes. En lugar de comportarse como mendigos, los países en desarrollo deben coordinar posiciones para impulsar medidas de emergencia en concordancia con la gravedad y la urgencia de la amenaza climática. Entre estas medidas se encuentra el reclamo de la deuda climática.

La necesidad de recursos financieros para afrontar el reto del cambio climático fue reconocida en Durban. Para tal fin se acordó la creación de un Fondo Verde. Los países industrializados se comprometieron a aportar 100.000 millones de dólares. Pero hasta la fecha ningún aporte se ha concretado; dicho fondo carece de recurso financiero alguno.

La Agencia Internacional de Energía estima las necesidades financieras para alcanzar el objetivo de los 2ºC en 24 billones de dólares (millones de millones) sólo durante los próximos 10 años (IEA: Tracking Clean Energy Progress, 2012). Aproximadamente la mitad de tales inversiones se necesita en países en desarrollo. En este contexto, los aportes ofrecidos hasta la fecha por los países industrializados al Fondo Verde son insignificantes. Sólo las necesidades financieras de América Latina se estiman en 110.000 millones de dólares anuales durante los primeros 10 años (IEA 2012).

Irónicamente, mientras crecen las estimaciones de los recursos necesarios para evitar un aumento de temperatura superior a los 2ºC y mientras los países industrializados se niegan a asistir a los países más pobres con transferencias de tecnologías y recursos económicos, los países en desarrollo mantienen un flujo neto hacia los países industrializados por el orden de los 700.000 millones de dólares anuales.

Deuda por deuda

justiciaLa principal contribución de cada país al cambio climático es proporcional a sus correspondientes emisiones de CO2 acumuladas en la atmósfera al menos desde el año 1900. Entre 1900 y el año 2010 se emitieron 1.300 Giga-toneladas métricas de CO2 a la atmósfera provenientes del consumo de combustibles fósiles, más del 60% por países industrializados.

La contribución al aumento de temperatura en un momento determinado depende de las emisiones efectivas acumuladas hasta entonces, tomando en consideración la disipación producida principalmente por la absorción de CO2 con el tiempo por parte de océanos y bosques.

Para el año 2010, la contribución de los países industrializados al aumento de temperatura era del 60%, aun incluyendo las emisiones efectivas provenientes de la deforestación durante el período 1900-2010.

Si las emisiones acumuladas en la atmósfera se hubiesen distribuido en proporción con la población en 1990, a los países industrializados les habría correspondido 286 Gt durante el período 1900-2010. Las emisiones en exceso (656 Gt) deberían contabilizarse como una deuda a favor de países en desarrollo, cuyas posibilidades de emisiones se encuentran ahora coartadas. Si partimos de un precio base de US$ 20/ton CO2, esta deuda superaría los 13 billones de dólares.

El precio promedio de los derechos de emisiones en el mercado de carbono de la Unión Europea se encuentra alrededor de los US$ 20/ton CO2, aunque recientemente se hayan desplomado debido en parte a la crisis financiera y a la falta de un acuerdo internacional sobre cambios climáticos. Al caer el valor de los derechos de emisiones se debilitan tanto los incentivos para reducir emisiones en la actualidad como los incentivos para invertir en innovaciones tecnológicas que reduzcan emisiones futuras.

En Columbia Británica, Canadá, el impuesto a las emisiones pasó de US$ 25 a 30/ton CO2 en Julio 2012, mientras que en Australia es de US$ 24/ton CO2, con un aumento anual del 2,5%.

Joseph Stiglitz, premio Nobel en Economía y quien sirviera como economista principal del Banco Mundial, ha sugerido un impuesto a las emisiones de carbono de US$ 80/ton CO2, nivel al que tienden a estabilizarse tanto los créditos de carbono, como los permisos de emisiones o los impuestos correspondientes, una vez que se implemente un acuerdo internacional para estabilizar la concentración de CO2 en la atmósfera en 450 partes por millón.

Para asegurar que el aumento de la temperatura promedio se mantenga por debajo de los 2ºC y que la concentración de CO2 no supere las 450 ppm, es necesario que las emisiones acumuladas entre el 2011 y el 2050 no superen las 850 Gt. Aunque los países industrializados reduzcan sus emisiones en un 80% para el 2050, algo poco probable, sus emisiones en el período 2011-2050 ascenderían a 345 Gt, el 41% del cupo de emisiones disponible. Lo que les correspondería en proporción con su población actual serían 145 Gt. El exceso (200 Gt) sumaría US$ 4 billones adicionales a la deuda climática, aun manteniendo el precio base de US$ 20/ton CO2.

Aún si los países industrializados redujeran sus emisiones en un 80% para el 2050, terminarían acumulando el 60% del cupo atmosférico disponible para evitar un aumento en la concentración de CO2 en la atmósfera superior a 450 ppm. Cada ciudadano de países industrializados habría acumulado nueve (9) veces el cupo de cada ciudadano de países en desarrollo.

Si se distribuye la deuda climática total (US$ 17 billones) en partes iguales durante el período 2011-2050, correspondería a una cuota promedio de 425.000 millones de dólares anuales durante 40 años consecutivos. Esta deuda es de un orden de magnitud similar al de las crecientes transferencias netas de recursos financieros del Sur hacia el Norte: 660.000 millones en el 2010, en buena parte por el pago de la deuda externa.

“La mayoría de la gente ve al mundo como es y se pregunta: ¿Porqué? Deberíamos ver al mundo como debería ser y preguntarnos: ¿Por qué no? ” George Bernard Shaw

El compromiso asumido por países industrializados en Copenhagen en el 2009 para facilitar 10.000 millones anuales durante el trienio 2010-2012 corresponde a sólo un 2% de la cuota anual de su deuda climática. Sin embargo, se convirtió en un compromiso burlado, como tantos otros asumidos en el pasado, a pesar de que buena parte de su opulencia se debe a la explotación de recursos naturales y humanos de países en desarrollo.

No deben ser sólo los países en desarrollo los que cumplan con el pago de deudas y otras obligaciones internacionales. La deuda climática es tan enorme como la crisis climática que se ha generado. De similar magnitud deben ser las medidas que se tomen para superar este reto planetario e intergeneracional.

México, Estados Unidos y América Central están a la espera de la sequía más atroz

México, Estados Unidos y América Central están a la espera de la sequía más atroz

Uxbridge, Canadá (Tierramérica). En los mapas que proyectan la humedad que tendrán los suelos en este siglo, México y América Central parecen cubiertos de sangre seca.

sequiaLos resultados de 19 modelos climáticos informáticos de avanzada indican condiciones de sequía extrema y persistente para casi todo México, el medio oeste de Estados Unidos y la mayor parte de América Central.

 Si el aumento de la temperatura media del planeta llega a 2,5 grados respecto de la era preindustrial, como muchos científicos prevén, esas regiones pasarán a convivir con esa aridez severa.La situación será peor que la actual sequía de México o que la que vivió Estados Unidos en la década de 1930, cuando intensas tormentas de polvo obligaron a migrar a cientos de miles de personas. Estas son algunas de las conclusiones del estudio «Projections of Future Drought in the Continental United States and Mexico», aparecido en diciembre de 2011 en la revista Journal of Hydrometeorology de la American Meteorological Society, y que ha pasado casi inadvertido.

“Las condiciones de sequía prevalecerán, no importa cuáles sean los registros de precipitaciones en el futuro”, dijo el coautor Michael Wehner, científico climático del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, un centro de investigaciones del gobierno estadounidense en el occidental estado de California. “Incluso en las regiones donde habrá más lluvias, los suelos se volverán más áridos. Este es un hallazgo muy contundente”, agregó.

Si no se registran reducciones importantes de las emisiones de dióxido de carbono, como las derivadas de la quema de combustibles fósiles, el calentamiento global llegará por lo menos a 2,5 grados entre 2050 y 2090, dependiendo de la proporción de gases de efecto invernadero, de la sensibilidad climática y de la capacidad de respuesta.

Los 19 modelos empleados en este estudio muestran que el calor creciente secará tanto los suelos que ni siquiera más lluvias podrán recuperar sus niveles de humedad. Las temperaturas del aire causarán mayor evaporación, secando aun más los suelos.

El cambio climático también está alterando los patrones de precipitaciones, concentrando más y más lluvias en los meses de invierno. Y es más probable que este fenómeno se manifieste como chubascos muy copiosos y breves, dijo Wehner.

Una vez que el suelo está seco, la energía solar empieza a cocinarlo, lo que a su vez calienta más el aire, había dicho a Tierramérica la investigadora Beverly Law, experta en cambio climático de la Oregon State University, durante la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, realizada en 2010 en Cancún.

Grandes zonas del Hemisferio Sur, por ejemplo en Australia, África y América del Sur, han soportado procesos de aridez y desertificación en la última década, según el estudio “Climate Change: Water Cycle Dries Out”, publicado en 2010 por Law y sus colegas en la revista Nature.

Otra investigación divulgada ese año, “Drought Under Global Warming: A Review”, examinó proyecciones climáticas y determinó que los suelos presentarán aridez extrema en buena parte del centro de Estados Unidos, México y América Central para 2060, si bien ese proceso se iniciaría mucho antes.

Este estudio, de Aiguo Dai, científico del Centro Nacional de Investigación Atmosférica, en el central estado estadounidense de Colorado, también prevé un escenario similar para el nororiente de América del Sur.

“Si estas proyecciones se acercan a la realidad, las consecuencias sociales serán enormes en todo el mundo”, dijo Dai en 2010.

Según Wehner, los últimos pronósticos surgidos de los modelos computacionales más modernos y aún no publicados, muestran resultados muy similares. “Como mínimo, prevemos severas sequías en el futuro”, declaró. Wehner está sorprendido de la escasa atención que los medios de comunicación prestaron a su estudio, pese a la gravedad de sus conclusiones.

sequiaLo que entrañan estas proyecciones para las generaciones futuras es “un tema del que me resulta muy difícil hablar”, admitió Wehner. Al mismo tiempo, hay pocas investigaciones sobre cómo incidirá la aridez extrema en la agricultura, la disponibilidad de agua y los asentamientos humanos. “Intento trabajar con científicos agrícolas y de otros campos para determinar esos impactos, pero no encuentro financiamiento”, aseveró.

Para Lester Brown, experto internacional en asuntos agrícolas, “es duro imaginarse las consecuencias. Ya estamos al borde del precipicio”.

México vive actualmente su peor sequía en 70 años. El sureño estado estadounidense de Texas sufrió la suya en 2011, y 56% del territorio de Estados Unidos estaba en situación de sequía al 8 de este mes, casi el doble del área afectada el año pasado, según datos del U.S. Drought Monitor.

“Los agricultores de todo el mundo están batallando para satisfacer la demanda de alimentos”, dijo Brown, presidente del Earth Policy Institute, con sede en Washington. El consumo mundial de granos creció más del doble, igual que los precios. La escasez de agua, los eventos meteorológicos extremos y las temperaturas elevadas ya están causando efectos, señaló. “Todo nuestro sistema agrícola está basado en las condiciones meteorológicas estables que disfrutamos en los últimos milenios. Pero eso está cambiando”, añadió. “La agricultura y el clima ya no están en sintonía”. En este contexto, se acelera la carrera para acaparar tierras arables y agua. Pero la concentración de la propiedad agraria es la peor respuesta a estos problemas, opinó.

“En los últimos años, especuladores, bancos de inversión, fondos de pensión y corporaciones estatales se han apropiado de unos 200 millones de hectáreas de tierras de agricultores pobres de África, América Latina y Asia. Y cuando la población local se queda sin tierra y sin agua, se desespera y cae en reacciones violentas”, dijo Brown.“Tenemos que trabajar juntos”, postuló. “No podemos responder a estos desafíos si cada país sigue pensando en salvar solo su propio pellejo”.

ATALC: Soluciones reales ignoradas nuevamente en negociaciones de ONU

COMUNICADO DE PRENSA

Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe (ATALC)

Soluciones reales ignoradas nuevamente en negociaciones de ONU

atalcLa cumbre de Río+20 fue una oportunidad perdida de dar pasos importantes para revertir la grave crisis ambiental y social que enfrenta el planeta, afirmó ATALC. El poder de las grandes empresas transnacionales, su cooptación de los espacios de ONU, la falta de compromiso y los intereses mezquinos de los países desarrollados se impusieron en Río de Janeiro.

En contrapartida, ATALC destaca que la paralela Cumbre de los Pueblos reunió a decenas de miles de personas de todos los continentes en una nueva lógica, con plenarios de convergencia y asambleas, donde los pueblos del mundo dialogaron y analizaron en clave política las amenazas que enfrentan y sus soluciones. Mujeres, campesinos, indígenas, comunidades negras, pescadores, afectados por grandes corporaciones y ecologistas, entre otros, convergieron en posiciones conjuntas, ocuparon las calles de Río de Janeiro en movilizaciones multitudinarias y acordaron una agenda de luchas.

Las numerosas manifestaciones y acciones colocaron el poder popular en las calles para denunciar la economía verde, los desastres ambientales y sociales causados por las corporaciones transnacionales, el capitalismo como causa estructural de las diversas crisis y la criminalización de la lucha social, entre otras cosas.

“Los países desarrollados se negaron una vez más a asumir su responsabilidad ante las crisis, y junto a las corporaciones transnacionales impulsaron la economía verde, una plataforma política para un nuevo proceso de apropiación y privatizacion de la naturaleza y los territorios. Lo que necesitamos es un cambio de sistema que nos permita enfrentar con seriedad las crisis climática, energética, alimentaria, financiera, entre otras”, dijo la activista Lucia Ortiz, representante de Amigos de la Tierra Brasil. “Además, tanto en términos del proceso como del resultado, confirmamos una vez más la cooptación empresarial de los espacios de decisión de ONU, que salvaguardan los intereses de las corporaciones en lugar de crear mecanismos legales para controlarlas y atender las denuncias de los pueblos”, agregó.

cumbrePor su parte, Danilo Urrea, de CENSAT Agua Viva – Amigos de la Tierra Colombia, aseguró que “el proceso previo a las negociaciones de Río de Janeiro tuvo reuniones a puertas cerradas y muchas dificultades para acceder a la información”. “No queremos letra muerta, sino atención real a las soluciones de los movimientos sociales. La economía verde es una agenda política que profundiza la lógica capitalista de mercantilización de la naturaleza, de poner un valor económico a los bienes naturales para hacer negocios. Si bien algunos gobiernos de países en desarrollo, especialmente los del ALBA, parecen haber escuchado nuestras voces, debemos estar alertas”, dijo el dirigente.

En tanto, la soberanía alimentaria, la reforma agraria y la agroecología, la economía solidaria y feminista, el derecho humano al agua, el manejo comunitario de los bienes comunes, son algunas de las soluciones de los pueblos. “Las alternativas existen, si no se ponen en práctica es porque nuestros gobiernos no tienen la voluntad política para hacerlo”, consideró Grace García, de COECOCEIBA – Amigos de la Tierra Costa Rica. Por su parte, Martín Drago, de REDES – Amigos de la Tierra Uruguay, agregó que “las movilizaciones populares han sido impactantes en Río de Janeiro”. “Los movimientos sociales tomamos las calles de esta ciudad para hacer oir nuestras voces. La lucha está en las bases, en las comunidades, en el campo y en las ciudades, y es hora de que nos escuchen. La naturaleza y los pueblos no admiten más demoras”, cerró Drago.

Por más información:  Lucia Ortiz, Amigos de la Tierra Brasil, lucia@natbrasil.org.br

Río+20: movilizaciones y reflexiones

Rio+20: Multitud inundó calles de Río para exigir cambios sustanciales en la economía mundial

Río+20Servindi, 21 de junio, 2012.– Cerca de cincuenta mil personas ocuparon las principales avenidas de Río de Janeiro este miércoles “en defensa de los bienes comunes y contra la mercantilización de la vida”, en el marco de las actividades programadas por la Cumbre de los Pueblos, evento paralelo a Río+20.

La Movilización Global, denominación con la que fue promovida, fue convocada para coincidir con el inicio de la reunión que sostienen más de un centenar de delegaciones de todo el mundo que tocarán temas como la lucha contra la pobreza y la denominada “economía verde”.
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Comunicado frente Río+20 de feministas y mujeres convocadas en el territorio global de las mujeres

AWID
Las organizaciones feministas y de mujeres de diferentes países, reunidas en el Territorio Global de las Mujeres, de la Cúpula de los Pueblos, nos manifestamos frente a los gobiernos que participan de la Conferencia de Rio+20 para denunciar la sistemática violación de los mínimos compromisos asumidos en la Eco 92 y las falsas soluciones para alcanzar el desarrollo sustentable basadas en la comercialización de la naturaleza, y la profundización de un modelo de producción y consumo que es inequitativo e insustentable. La urgencia de los límites naturales hace aun mas dramática las decisiones que los gobiernos asumen para enfrentar las causas estructurales de la crisis sistémica.
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Pueblos indígenas presentes en la Marcha de los Pueblos en defensa de los bienes comunes

ADITAL
Cientos de indígenas se concentraron en el centro de Río de Janeiro para unirse con los diferentes grupos que se movilizaron ayer (20) en la gran marcha de los pueblos en defensa de los bienes comunes y contra la mercantilización de la Madre Tierra.

Las voces fueron variadas y diversas: hombres, mujeres, jóvenes, trabajadores, indígenas se unieron en una única voz para denunciar al modelo capitalista hegemónico que está mercantilizando los bienes comunes, en especial los que se encuentran en los territorios indígenas.
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Rio+20: No a la mercantilización de la naturaleza

Por José Pedro Martins, desde Rio de Janeiro. Adital
mercantilización
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Rio+20, comenzó el 13 de junio en Rio de Janeiro con varias advertencias de la sociedad civil mundial sobre el riesgo de que la economía verde se convierta en la justificación de la mercantilización de la naturaleza, en beneficio de las grandes corporaciones internacionales.

Para las organizaciones de la sociedad civil, hay una transición brusca desde el discurso del desarrollo sostenible, consolidado en la Conferencia Rio-92, basado en el trípode economía-ambiente-sociedad, hacia el discurso de la economía verde y también del crecimiento verde. El nuevo discurso se caracteriza «por el sometimiento de las cuestiones políticas, sociales y ambientales exclusivamente a la lógica económica”, afirma Camila Moreno, coordinadora de sostenibilidad de la representación brasileña de la Fundación Heinrich Böll.
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