Taller Verdades Necesarias sobre REDD y otros Proyectos de Conservación de Bosques

En el Marco de La Escuela de La Sustentabilidad de Amigos de La Tierra América Latina ATALC
Otros Mundos Chiapas /Amigos de La Tierra México
Invitan al Taller :

“Verdades Necesarias sobre REDD y otros Proyectos de Conservación de Bosques».

Facilitado por: Diego Cardona, Amigos de La Tierra Colombia.

PRESENTACIÓN DEL MANUAL

Economía que le dicen Verde: la última frontera del saqueo

por Nieves Capote, Otros Mundos Chiapas /Amigos de La Tierra México

ENTRADA LIBRE

Muchos proyectos tipo REDD, REDD+ han sido implementados en América Latina, bajo esquemas que poco han favorecido a las poblaciones originarias que viven en los bosques y selvas. Muchas son las lecciones que hemos aprendido con la implementación de estos proyectos. El taller intenta compartir un espacio de reflexión conjunta sobre las verdades acerca de REDD y otros proyectos de conservación de bosques, lo que no se cuenta y es indispensable que conozcamos para saber sus implicaciones.
Las experiencias de las que se hará recuento están basadas en lo que ya le ha sucedido a otros pueblos y comunidades en América Latina que han firmado contratos REDD y que solo después de haber pasado por estos proyectos dan cuenta de sus consecuencias.
 
La llamada “Economía Verde” es una nueva área de negocios, se le dice “Verde” no porque sea bueno para el medio ambiente, sino porque su mercancía es la naturaleza. Estamos en un momento del avance del Capitalismo en el cual el agua, la tierra, la biodiversidad, el aire, el subsuelo, los componentes de la naturaleza y de la vida y hasta el paisaje son convertidos en mercancía. Al mismo tiempo, con la excusa de hacer algo para frenar el Cambio Climático y el Calentamiento Global, las Corporaciones desarrollan toda una gama de “Tecnología Verde”.

Lugar y Fecha: Sábado 03 de mayo de 2014. Hotel Rincón del Arco. Salón Gaudí.
(Ejército Nacional No.66, Esquina con Vicente Guerrero).

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.
Hora: 4:00 p.m,- 8:00 p.m.

Entrada libre

El Cambio Climático y el Decrecimiento

Por Serge Latouche (entrevista)

 

El cambio climático está ligado al incremento de los gases a efecto invernadero. En una medida natural estos gases regulan la temperatura en el planeta, pero la explotación excesiva de las energías fósiles y la producción desaforada de nuestra sociedad han creado un desequilibrio en este fenómeno natural.

Para entender cómo nuestro modelo ha provocado un desequilibrio en este fenómeno natural, es preciso explicar cómo funciona.

La gran mayoría de las radiaciones solares atraviesan directamente la atmósfera para calentar la superficie del planeta. La tierra a su vez emite radiaciones en el espacio. Sin embargo, no toda esta radiación vuelve al espacio, ya que los gases de efecto invernadero absorben la mayor parte. De este modo, el equilibrio térmico se establece a una temperatura superior a la que se obtendría sin este efecto. La importancia de los efectos de absorción y emisión de radiación en la atmósfera son fundamentales para el desarrollo de la vida tal y como se conoce. De hecho, si no existiera este efecto la temperatura media de la superficie de la Tierra sería de unos -22 ºC, y gracias al efecto invernadero es de unos 14ºC.

Los denominados gases de efecto invernadero o gases invernadero, responsables del efecto descrito, son :

Vapor de agua (H2O).

Dióxido de carbono (CO2).

Metano (CH4).

Óxidos de nitrógeno (NOx).

Ozono (O3).

Clorofluorocarburos (artificiales).

Si bien todos ellos (salvo los CFCs) son naturales, en tanto que ya existían en la atmósfera antes de la aparición del hombre, desde la Revolución Industrial, y debido principalmente al uso intensivo de los combustibles fósiles como el petroleo y el carbón en las actividades industriales y el transporte, quemamos en un año lo que la fotosíntesis produjo en 100 mil años. Nuestro sistema termo-industrial produce cada día cantidades enormes de dióxidos de carbono. Durante esta era industrial hemos gastado más energías fósiles que en toda la historia de la humanidad. Este fenómeno, agravado por otras actividades humanas como la deforestación, ha limitado la capacidad regenerativa de la atmósfera para eliminar el dióxido de carbono, principal responsable del efecto invernadero.

El cambio climático es el elemento más visible del sistema enfermo en el que vivimos, por lo que el decrecimiento, más que necesario, es imprescindible. Hay otros elementos críticos, como el agotamiento del petróleo y la desaparición de especies vivas.

Por todo ello el decrecimiento, además de imprescindible, es deseable, porque este sistema está basado en la obsesión por el trabajo, el desprecio del ser humano, la destrucción de la naturaleza. Se pueden ver las señales de una sociedad enferma a través de la tasa alta de suicidios en los países del Norte, y del consumo de drogas, tranquilizantes, antidepresivos. Este fenómeno tiene su raíz en la presión que ejerce el sistema sobre los trabajadores para que sean cada vez más productivos y eficientes, y para serlo tienen que consumir cada vez más drogas para aguantar el estrés. Retomando la idea de Ivan llitch, « se podría vivir mejor con menos si viviéramos de otra manera ».

No podemos seguir así. Hace dos o tres siglos nuestra sociedad eligió la vía del crecimiento económico, cuyo lema es consumir y producir cada vez más. Esta producción ilimitada acarrea un consumo desenfrenado. Para mantener este modelo económico se tiene que acelerar la obsolescencia de las mercancías, lo que genera cada vez más desechos. Entonces la producción no tiene como objetivo la satisfacción de las necesidades, sino la propia reproducción del sistema. Este modelo causa la destrucción tanto del planeta como del ser humano. En un mundo en donde tú eres lo que consumes, desvalorizamos la Naturaleza, los ecosistemas y hasta a nosotros mismos, los tecnócratas llegan a hablar incluso del hombre desechable. Todo es precario, el amor, el trabajo, el ser humano, etc.

Unos de los síntomas más perceptibles de la insostenibilidad de este modelo es el cambio climático, del cual se habla más ahora mismo. El último informe del GIEC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución del Clima) y el informe de Nicolas Stern del Gobierno del Reino Unido legitiman en la esfera publica lo que numerosos científicos han señalado desde hace tiempo. Esta conciencia mundial obliga a los gobernantes a tomar medidas, pero estas políticas sólo buscan limitar los efectos en lugar de enfrentar las causas. Es como frenar un poco y al mismo tiempo pisar a fondo. Estamos en un bólido y nos vamos a estrellar contra la pared, no basta con reducir un poco la velocidad, hay que pararnos y cambiar de camino. Es este el sentido del decrecimiento.

El decrecimiento no es un modelo. Es antes de todo un lema provocador para marcar la necesidad de una ruptura, impactar los espíritus como un eslogan publicitario. Estrictamente se tendría que hablar de « a-crecimiento », del « a » privativo griego, como « a »-teísmo. Es necesario salir de la religión del crecimiento, del culto al progreso, a las mercancías, mejor dicho habría que desintoxicarse.

Como lo comento en mi libro : “Sobrevivir al desarrollo : de la descolonización del imaginario económico a la construcción de una sociedad alternativa”, es imprescindible un cambio de valores, sobre todo en cuanto al comportamiento del ser humano frente a su entorno natural. Es un rasgo específico de Occidente la idea del hombre prometéico, de la cual viene la famosa frase de Descartes : « el hombre maestro y dominador de la naturaleza ». Sin embargo el hombre pertenece a la naturaleza, es menester que el hombre pare su depredación de la naturaleza, y que encuentre un modo de vivir en armonía con la naturaleza, como un jardinero fiel.

Se quiere sustituir el mundo natural por el artefacto, o sea un mundo artificial. Con la técnica conseguiremos sustituir el mundo que ha creado al hombre por un mundo creado por el hombre. Pero si se mira al planeta desde el punto de vista de la hipótesis Gaia (lo que correspondería a la Pachamama en América Latina), el hombre es solamente un elemento del conjunto del ecosistema terrestre. No sólo tiene que cambiar su modelo económico y político, sino que tiene que cambiar su manera de considerar al planeta y a sí mismo.

Entonces la reapropiación del futuro de cada pueblo pasa por la redefinición del contenido de su política general y éste es el sentido del decrecimiento.

El decrecimiento es sin duda un proyecto anti-globalización. Pero la globalización está condenada a largo plazo, incluso según las personas que no pertenecen al movimiento del decrecimiento, con el agotamiento del petróleo. La globalización sólo es viable teniendo en cuenta los costes de transportes artificialmente bajos. Con una desaparición de las energías fósiles, los costes de transporte van a multiplicarse por 10, 20 o 30, por lo que no se utilizará más el transporte aéreo y se reducirá el transporte terrestre. Sólo se transportarán las mercancías que no pueden producirse en la misma zona. J M Keynes, economista famoso del fin del siglo XIX, ya decía en su época, cuando todavía no se sabía lo que iba a ocurrir, que las ideas tienen que circular libremente, pero las mercancías lo menos posible y los capitales para nada. Desde este punto de vista, el decrecimiento cumplirá las aspiraciones de J M Keynes.

Antes de llegar a tal punto, es necesario reducir los transportes terrestres y plantearse una relocalización. Hoy en día, viajamos todo el tiempo porque no estamos a gusto en ninguna latitud, lo que es muy malo para el planeta, porque consumimos mucha energía y el coste ecológico de estos viajes es muy alto. Mientras vivimos cada vez más en un mundo virtual, en cambio viajamos realmente. En el futuro, tendremos que aprender a viajar virtualmente y redescubrir el arraigo al territorio. La respuesta es sí. Es simplemente matemático : un 20% de la población mundial que vive en el Norte consume un 86% de los recursos, pues nada más queda un 14% de estos recursos para el Sur. Es necesaria una redistribución más justa. Significa que tenemos que restringir nuestra sangría en los países del Sur para que respiren. Por ejemplo, durante la gran hambruna en Etiopia y Somalia, estos países seguían exportando alimentos para las mascotas de las clases medias del Norte.

Eso pasa por un cambio de nuestro modelo alimentario, comemos demasiada carne, grasa, azúcar, sal…Un 50% de los jóvenes en Estados Unidos son obesos, en Europa un 30%. Aquí se vislumbra la irracionalidad de tal modelo. Un 40% de la producción de cereales sirve para la alimentación del ganado. Pero se tira un 30% de la carne que se encuentra en los supermercados, es un despilfarro enorme. La producción de carne de Europa se basa en el uso de un territorio 4 veces superior al de Europa bajo forma de la importación de torta de orujo, de soja, maíz, etc. para el ganado.

Siempre digo que no voy a proponer a los países del Sur emprender el decrecimiento cuando todavía no han conocido el crecimiento. En cambio, si el decrecimiento significa construir una sociedad diferente de la sociedad occidental basada en el crecimiento sin límite, entonces tiene sentido a la vez para los países que todavía no tomaron este camino, que tienen aún un patrimonio que preservar. Y para los que ya tomaron este camino es todavía posible cambiar de camino. Les permitiría romper con la dependencia económica, que se ejerce a través de « l’Etau de la dette » (Aminata Traoré), pero también a través de las estructuras económicas. A esta dependencia económica se suma la dependencia cultural.

Se les ha privado de sus propias ilusiones para vivir, 700 millones de africanos no quieren vivir más en África, sino venir a Europa. A través de los nuevos medios de comunicación (internet, el teléfono móvil) tienen la cabeza en la « aldea global » y « los pies en la mierda africana ». El fenómeno de la inmigración, tal como lo conocemos hoy en día, está sólo iniciándose, no basta con sobrevigilar las fronteras con muros de retención y metralletas, pero eso es ahora mismo lo que va imponiéndose. Somos nosotros mismos quienes hemos creado este deseo, porque ellos no lo tenían antes. Hace 20 años los africanos no pensaban en marcharse, mientras hoy nada más quieren irse.

No me preocupo por África. La desmundialización será más fácil para ellos que para nosotros. Su sistema económico funciona ya mayoritariamente fuera del mercado, ya están acostumbrados a vivir en condiciones muy difíciles. Con la quiebra del sistema ya no podrán exportar sus cultivos especulativos, como ha sucedido en el pasado. Comerán mejor porque empezarán a diversificar sus cultivos, cultivarán productos para su propia satisfacción. Un inmenso país como es la República Centroafricana, poco poblado, tendría que hundirse por abundancia, pero tiene una organización muy débil como resultado de la colonización y del imperialismo de los países del Norte. Esta organización tiene como consecuencia un nivel de vida que no permite aumentar la producción agrícola que posibilitaría el abastecimiento de la población urbana.

Un ejemplo de alternativa podría ser el de Cuba, que a consecuencia del embargo supo construir una agricultura ecológica, que propicia una alimentación abundante y sana.

Si los países del Sur pudieran autogestionarse, encontrarían una solución. Seguramente no sería la solución en la que pensamos, ya que son ellos mismos los actores de su cambio.

¿Para Vd. cuál fue el papel de las ONG en este continente?

Las ONG participan en cierta medida de la dinámica de exportación del imaginario desarrollista. Después del fracaso de las políticas de desarrollo de los Estados en los años 60’, los grupos cristiano-católicos, que desempeñaban hasta entonces un papel modesto y más caritativo que dasarrollista, fueron encargándose de la cooperación bilateral que prolonga la colonización. A medida que los Estados se iban descargándo de este papel de « asistencia técnica », se ampliaba el rol de las pequeñas asociaciones ya existentes, y entonces surgió un verdadero mercado para las ONG que empezaron a multiplicarse.

Entre las ONG existe lo mejor y lo peor, y sobre todo lo peor. Pero está claro que la transformación social tendrá que pasar por grupos organizados y no sólo por individuos. Creo que existe un mito acerca de la sigla ONG, que se usa para todo, esconde realidades muy diversas. Es bastante chistosa esta palabra de ONG porque una familia africana de 300 personas podría considerarse como una ONG.

Los africanos se dieron cuenta de que a los blancos les gusta cooperar con organizaciones que tienen la misma manera de actuar y con personas blancas. Es una buena manera de conseguir fondos. Para una parte de la población joven desempleada con largos estudios, este fenómeno constituye una oportunidad grande y entonces crearon ONG que gracias a un discurso occidentalizado consiguen recaudar más fondos. Y eso da pena sabiendo que muchas de las alternativas fomentadas hoy por las ONG del Norte son recuperaciones de mecanismos ya existentes en los países del Sur. Por ejemplo los microcréditos en África tenían el nombre de « tontines ». Era una institución muy antigua, pero con objetivos muy distintos, ya que no se enfocaba hacia el desarrollo económico, sino en la organización de ceremonias familiares (bodas, entierros, etc.). A partir del momento en que se titula « microcréditos », es una recuperación de una creación africana, de una cultura original, para introducirla en el proyecto del hombre blanco. Lo mismo para el comercio justo, las micro-empresas y/o cooperativas, que ya existían a través de organizaciones informales basadas en el sistema de clan.

Es una cortina de humo porque el desarrollo no es sostenible. El desarrollo es sólo una palabra, que conlleva todo un imaginario y una historia. Es la historia del crecimiento insostenible. Hoy en día el crecimiento es nada más una transformación cuantitativa y no cualitativa. El término « desarrollo sostenible » es un lindo hallazgo del mundo publicitario. Según mis fuentes, sería el mismo Henry Kinsinger quien durante la Conferencia de Estocolmo en el año 1972 presionó para que el término de “ecodesarrollo” fuera sustituido por “desarrollo sostenible”. En efecto, a los grupos de presión de las industrias estadounidenses les parecía demasiado ecologista el término “ecodesarrollo”. Es un hallazgo a la vez político, publicitario y técnico, o sea la mejora cortina de humo. Es prometer a las personas el oro y el moro, salvar el planeta sin cambiar nada. Recuerdo una conversación que tuve con un businessman que me decía : “queremos salvar el business y el planeta”, pero es el business quien está destruyendo el planeta, entonces hay que escoger. Por esta razón, la palabra “decrecimiento” tiene como objetivo marcar la ruptura, mientras el “desarrollo sostenible” marca una continuidad. A tal punto que el World Business Council for Sostainable Development, el grupo de presión más potente del planeta, está compuesto por todos los grandes contaminadores del planeta, que son : Monsanto, Novartis, Total-Elf-Fina, etc.

*Entrevista a Serge Latouche por Audrey Boursicot y Audrey Dye

Fuente: decrecimiento.info

 

Más de 7 millones de personas en el mundo mueren por contaminación ambiental

Un informe presentado por la OMS, precisa que 3,7 muertes fueron ocasionadas por la contaminación ambiental externa, y 4,3 se debe a la polución en los hogares, generada por la combustión para cocinar con madera o biomasa. El mayor número de casos se registra en países de bajos ingresos. La contaminación ambiental cobra la vida de más de siete millones de personas en el mundo, fuera o dentro del hogar, lo que convierte a la polución en un riesgo latente para el para la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre el tema cuando presentó un informe con estadísticas sobre contaminación, que demuestran que una de cada ocho muertes en el mundo son a causa de la contaminación en el ambiente.

Tercera Información

La contaminación ambiental cobra la vida de más de siete millones de personas en el mundo, fuera o dentro del hogar, lo que convierte a la polución en un riesgo latente para el para la salud.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre el tema cuando presentó un informe con estadísticas sobre contaminación, que demuestran que una de cada ocho muertes en el mundo son a causa de la contaminación en el ambiente.

«Las cifras son sorprendentes, son dramáticas. Y es un problema que afecta a todos, tanto a países en desarrollo como desarrollados. Pero tenerlas ya es un primer paso positivo, porque nos da el conocimiento para poder actuar y resolver el problema», explicó la directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neira,

Los cifras actuales se encuentran en un estudio realizado en 2012, basado en las cifras publicadas en 2008 que apuntaban 3,5 millones de muertes por la contaminación.

De acuerdo con Neira, 3,7 muertes fueron ocasionadas por la contaminación ambiental externa, y 4,3 se debe a la polución en los hogares, generada por la combustión para cocinar con madera, carbón o biomasa.

«La polución excesiva es a menudo causa de políticas públicas insostenibles en sectores del transporte, la energía, la industria y la gestión de residuos. En muchos casos, estrategias más sanas también serán más económicas a largo plazo gracias al ahorro en gastos de salud y en la mejora del medio ambiente», señaló, a su vez el coordinador salud Pública de la OMS, Carlos Dora.

En el estudio presentado se destaca que el ochenta por ciento de las enfermedades causadas por la contaminación ambiental exterior son dolencias cardiovasculares. Un cuarenta por ciento son ataques al corazón y otro cuarenta por ciento son ataques cerebrales.

Entre las causadas por contaminación externa, figuran las afecciones pulmonares crónicas (11 por ciento); el cáncer de pulmón (6 por ciento); y las infecciones respiratorias agudas en niños (3 por ciento).

Mientras que por la polución en los hogares, las personas fallecen a causa de los ataques cerebrales (34 por ciento); los ataques al corazón (26 por ciento); afecciones pulmonares crónicas (22 por ciento); infecciones respiratorias agudas en niños (12 por ciento); y el cáncer de pulmón (6 por ciento).

Además recalca que el 88 por ciento de las muertes por contaminación extrema tienen lugar en países de bajos ingresos, que representan el 82 por ciento de la población mundial.

En el Pacífico Occidental y el Sureste Asiático se registra el mayor número de casos: 1,67 millones de muertes y 936 mil fallecimientos. Por polución sólo 20 mil casos ocurrieron en naciones desarrolladas en Norteamérica, Europa, Reino Unido.

SE PREVÉ QUE CIENTÍFICOS ADVERTIRÁN SOBRE AUMENTO DE CLIMA EXTREMO DEBIDO AL CAMBIO CLIMÁTICO

Amigos de la Tierra Internacional

26 de marzo de 2014

SE PREVÉ QUE CIENTÍFICOS ADVERTIRÁN SOBRE AUMENTO DE CLIMA EXTREMO DEBIDO AL CAMBIO CLIMÁTICO

TOKYO, JAPÓN, 26 de marzo de 2014  –  Un importante informe de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, que se publicará el 31 de marzo en Japón, probablemente afirmará que el cambio climático está provocando más eventos climáticos extremos y que ello provocará un daño significativo tanto en los países ricos como en los más pobres.

“Los científicos advierten que el clima extremo se está cobrando muchas vidas y está afectando el sustento de las personas de todo el mundo, y esta tendencia se intensificará. Las personas más pobres y más marginadas no podrán adaptarse a esta realidad. El informe subraya la necesidad de que los líderes del mundo adopten medidas urgentes para reducir las emisiones de carbono”, afirmó Dipti Bhatnagar, coordinadora del programa Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional.

El informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) probablemente sostendrá que, a pesar de que se adopten medidas para la adaptación al cambio climático, la productividad de la agricultura mundial podría disminuir en todas las regiones, aunque las más afectadas serán las regiones de los países en desarrollo.

La disminución de la productividad oceánica debido al calentamiento y la acidificación de los océanos agravará la situación. Estos efectos provocarán que aumente el número de refugiados y de conflictos.

“Los países en desarrollo tendrán que soportar los peores efectos del cambio climático, a pesar de que históricamente son los que menos han contribuido a la emisión de gases de efecto invernadero en la atmósfera”, afirmó Yuri Onodera de Amigos de la Tierra Japón.

El último informe del IPCC dejó en claro que el cambio climático provocado por el ser humano ya afectaba los ecosistemas y la producción de alimentos, y que los efectos en la salud humana se están volviendo cada vez más evidentes.

También sostiene que “ni siquiera los esfuerzos de mitigación más tenaces pueden evitar los efectos del cambio climático en las próximas décadas”, pero sin ellos “el cambio climático probablemente exceda, a largo plazo, la capacidad de adaptación de los sistemas naturales, gestionados y humanos”.

Para más información (en Inglés):

Dipti Bhatnagar, coordinadora del programa Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional. Correo electrónico: dipti@foei.org o skype: nimadichai

Yuri Onodera, Amigos de la Tierra Japón: +81 90 6504 9494 (celular japonés) o correo electrónico: yurio@iea.att.ne.jp

Cumbre de los Pueblos frente al Cambio Climático

Cumbre de los Pueblos frente al Cambio Climático
Por un mundo habitable, con justicia climática

Lima, del 9 al 12 de diciembre de 2014

Solidariamente, convocamos a organizaciones de la sociedad civil, redes, movimientos sociales, centros de investigación y los ciudadanos y ciudadanas en general, a participar en la “Cumbre de los Pueblos frente al Cambio Climático.”, a desarrollarse del 9 al 12 de diciembre de 2014, como magno evento alternativo a la 20ª. Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP 20, por sus siglas en inglés) a realizarse durante la primera quincena de diciembre en la ciudad de Lima, en la república del Perú.

Los acuerdos que adoptemos en ambos eventos serán de suma importancia para el futuro del planeta y la humanidad. Nos encontramos ante una situación de emergencia planetaria, con cada vez mayores efectos negativos sobre la vida de las personas y los ecosistemas, con eventos climáticos extremos que ocasionan cuantiosas pérdidas y daños, muchas veces irreversibles, que profundizan la vulnerabilidad y la pobreza.

Es urgente promover, ejecutar y garantizar acciones ante la crisis climática. Sumemos nuestras voces, nuestras manos, nuestros corazones, nuestro talento y nuestra capacidad creadora para evitar que la irresponsabilidad de quienes colocan en primer lugar sus intereses particulares e inmediatos por sobre los de la humanidad entera, nos conduzca a la destrucción de la biodiversidad y posibilidades de vida en el Planeta.

Demandamos un mundo habitable para nuestros hijos y nietos y para todo el conjunto de seres vivos que poblamos la Tierra. Los científicos advierten que si no se detiene drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del Calentamiento Global y todos sus efectos adversos, llegaremos a un escenario más crítico todavía, la temperatura atmosférica promedio se elevará en más de 2º Celsius, con consecuencias catastróficas que afectarían de manera irreversible las formas de vida en el Planeta.

El actual modelo de desarrollo ha mercantilizado la vida humana, poniendo en peligro a millones de personas. Prioriza la acumulación desmedida y el consumismo; se basa en una extracción acelerada e irracional de los bienes naturales, sin tomar en cuenta los límites planetarios; ha generado una crisis civilizatoria con diversas dimensiones (climática, ambiental, financiera, energética, alimentaria) que corresponde enfrentar.

En la COP 21, a desarrollarse el 2015 en París, se suscribirá un nuevo acuerdo global sobre el cambio climático; que deberá ser ambicioso, justo, equitativo y vinculante, para lograr reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero en no menos del 50%, en base a los principios de equidad y responsabilidades comunes pero diferenciadas, con justicia climática para los más vulnerables. De no suscribirse el mismo, la vida de las futuras generaciones está en riesgo.

La COP 20 (a realizarse en Lima) debe avanzar en la construcción del borrador de dicho nuevo acuerdo a suscribirse en París. Además, es una gran oportunidad para hacer visible ante el mundo la urgencia de proteger la Madre Tierra, sus bosques, glaciares y sistemas de alta montaña, acuíferos, diversidad biológica, zonas marino costeras y poblaciones altamente vulnerables ante los actuales y futuros efectos devastadores del Cambio Climático, como condición fundamental para el mantenimiento de la vida.

Quizás este proceso sea nuestra última oportunidad gestar una vía alternativa de desarrollo que respete los límites y capacidades regenerativas de la Madre Tierra y que enfrente las causas estructurales del Cambio Climático. No es posible postergar más la aprobación e implementación global de un programa de transición justa -social, energética, productiva y de estilo de consumo- necesario para evitar el trastorno total e irreversible del sistema climático.

El diálogo en la “Cumbre de los Pueblos frente al Cambio Climático” nos permitirá compartir iniciativas, propuestas y experiencias, asimismo articularnos para definir agendas y ejercer presión ante los tomadores de decisión en la COP 20, exigiendo que negociadores oficiales tomen en cuenta el clamor de los ciudadanos/as y los pueblos del mundo

Lima, 10 Marzo de 2014

La Comisión Organizadora

Contacto: cumbredelospuebloscop20@gmail.com
http://grupoperucop20.org.pe/

COP19: El petróleo gana al clima en Varsovia

El petróleo gana al clima en Varsovia

La cumbre climática demora hasta el 2015 las propuestas sobre limitación de gases invernadero que entrarían en vigor en el 2020

Antonio Cerrillo, La Vanguardia

La nueva conferencia de cambio climático de la ONU, celebrada durante dos semanas en Varsovia, ha frenado en seco las expectativas para alcanzar un acuerdo ambicioso en la negociación del pacto mundial sobre el clima que se debe cerrar en París el 2015. La presentación de las nuevas metas (que entrarán en vigor en el 2020!) se podrá demorar hasta el primer trimestre del 2015. Los negociadores ganan más tiempo. Pero ¿saldrá perdiendo otra vez el clima?

La cumbre de Varsovia ha hecho más visible que nunca el pulso entre la comunidad científica, que pide medidas urgentes para mitigar el calentamiento del planeta, y la industria del carbón, el petróleo y el gas, reacia a ceder el testigo al nuevo modelo energético clave para reducir las emisiones de gases invernadero y estabilizar al clima. Hace ya tiempo que estas cumbres de la ONU se han convertido en el teatro político de esta pugna.

Eso explica que la conferencia registrara el mayor desembarco conocido de la industria de los combustibles fósiles, y por eso, el gobierno polaco organizó una conferencia paralela junto con la Asociación Mundial del Carbón (la Cumbre Internacional del Carbón y el Clima), para prestigiar este modo de generación que aporta el 90% de la electricidad en Polonia.

Dos grados más, peligro

Tan aparatosa escenografía, en contraste con la falta de acuerdos para mitigar el calentamiento, condujeron a que por primera vez las organizaciones conservacionistas dieron un portazo a una cumbre. En el Ministerio de Economía de Polonia aparecieron unas pancartas muy gráficas: «¿Quién manda en Polonia: la industria del carbón o la gente?». «¿Quién manda en el mundo: la industria de los combustibles fósiles o la gente?». En Varsovia, el tradicional esquema o conflicto de intereses entre países industrializados y naciones en vías de desarrollo (en torno a quién tiene más responsabilidad a la hora de reducir las emisiones de gases) ha dado paso a trincheras más sutiles e indefinibles: la influencia de las multinacionales de los combustibles fósiles incide también sobre las potencias emergentes o los países en vías de desarrollo (China, India, Venezuela o Arabia Saudí).

Y por eso, muchas naciones en vías de desarrollo se han resistido con uñas y dientes a detallar cómo y cuándo empezarán a poner coto también a sus emisiones de gases, en sintonía con los intereses de un modelo energético basado en el carbón o el petróleo.

El problema es que si se quiere limitar un aumento de temperaturas mundiales a dos grados (un umbral del cual se desencadenaría un clima extremo peligroso), la humanidad solo podría consumir un tercio de las reservas probadas de combustibles fósiles, según la Agencia Internacional de la Energía. Dicho de otra manera, el potencial emisor de CO 2 de las reservas mundiales de los combustibles fósiles es tres veces superior a lo que pueda asumir una atmósfera estable, dice Carbon Tracker, un centro de estudios inglés. Las temperaturas apuntan ahora subidas de hasta 4 grados a final de siglo.

Más demoras y escapatorias

La cumbre ha mostrado escasísimos avances en el plan para tener un acuerdo mundial sobre el clima (París, 2015) que debe implicar, por primera vez, a todos los países, ricos o pobres, a la hora de limitar la emisión de los gases a partir del 2020 (pues las metas actuales sólo afectan a una treintena de naciones industrializadas; y no están EE.UU, China, India y demás). La modesta intención para Varsovia era que las naciones hicieran público la fecha en que van a presentar sus propuestas sobre planes naciones para limitar esos gases. Pero China, India y otros se resistieron a enseñar sus cartas, hasta poner la negociación al borde del colapso. Al final, el pacto de mínimos (marcado por China, India y EE.UU., sobre todo) llegó porque las propuestas (sobre limitación de gases) no se llamarán «compromisos», sino «contribuciones», una fórmula con menos valor legal. Además, se presentarán… en el primer trimestre del 2015, «en el caso de las partes en condiciones de hacerlo»: una precisión con la que los países reticentes podrán encontrar otra escapatoria. China, India, Venezuela o Arabia se llevaron el gato al agua.

Ha sido otra derrota para la UE, que proponía una verdadera hoja de ruta hasta París, incluida la idea de que esos «deberes» se entregaran en el 2014, para evaluar con tiempo las propuestas y comprobar si éstas encajan con un esfuerzo colectivo comparable de reducir de gases (para evitar la subida de dos grados).
Para más inri, Japón anunció que aumentará sus emisiones un 3% para el 2020 (respecto a 1990), mientras Australia y Canadá refrendaron su apuesta por los combustibles fósiles.

Síndrome Haiyan: Daños por el clima extremo

La cumbre superó el síndrome del tifón Haiyan, que segó la vida a más de 4.000 personas en Filipinas. Pero en los debates se puso sobre la mesa la reclamación de las naciones menos adelantadas en favor de un fondo para «pérdidas y daños»: una indemnización por el clima extremo que sufren algunos de esos países. Las naciones industrializadas se resistieron a pagar la nueva factura, porque sería tanto como asumir que son responsables directos de las de calor o los ciclones más intensos.

Al final, se acordó crear un sistema de coordinación e intercambio de experiencias en esta materia, el mecanismo de Varsovia, desprovisto de recursos, y «urgir» a los países desarrollados a «continuar movilizando dinero público en niveles superiores» a los acordados los tres últimos años dentro del actual fondo verde de ayuda para que las naciones vulnerables se adapten al cambio climático. Pero tampoco hay etapas claras para dotarlo de los 100.000 dólares anuales para el 2020 prometidos en Copenhague.

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Y si por algo se recordará seguro a esta COP19 es por el abandono masivo, a un día del fin oficial de la cumbre, por parte de ONGs y sindicatos, hecho que no había ocurrido antes en ninguna Cumbre sobre el Clima

Cambio climático y desplazados ambientales

Cambio climático y desplazados ambientales

Michael Renner, FUHEM Ecosocial

A finales de 2010 informaba el New York Times que, tras cuatro años consecutivos de sequía, la más grave de los últimos 40 años, el corazón agrícola de Siria y las zonas vecinas de Irak se enfrentaban a una situación muy grave: «[l]os antiguos sistemas de riego se han desmoronado, las fuentes de aguas subterráneas se han secado y cientos de aldeas han sido abandonadas a medida que las tierras de labor se convertían en superficies desérticas cuarteadas y morían los animales. Las tormentas de arena son cada vez más habituales y alrededor de los pueblos y ciudades más grandes de Siria e Irak se han levantado inmensas ciudades de tiendas, en las que viven los agricultores arruinados y sus familias». [2]

La principal zona afectada por la falta de lluvias es el nordeste de Siria, que produce el 75% de la cosecha total de trigo. El Informe de evaluación global sobre la reducción del riesgo de desastres del año 2011, publicado por las Naciones Unidas, señala que cerca del 75% de los hogares que dependen de la agricultura en el nordeste del país ha sufrido pérdidas totales de sus cosechas desde que comenzó la sequía. El sector agrícola de Siria representaba el 40% del empleo total y el 25% del producto interior bruto del país antes de la sequía. Entre dos y tres millones de personas se han visto condenadas a una pobreza extrema ante la falta de ingresos de sus cultivos y han tenido que vender su ganado a un precio un 60 ó 70% inferior a su coste. La cabaña ganadera de Siria ha quedado diezmada, pasando de 21 millones a entre 14 y 16 millones de cabezas de ganado. Esta calamidad ha sido provocada por una serie de factores, que incluyen el cambio climático, la sobreexplotación de las aguas subterráneas debida a las subvenciones para cultivos que consumen grandes cantidades de agua (algodón y trigo), unos sistemas de riego ineficientes y el sobrepastoreo. [3]

La sequía ha provocado el éxodo de cientos de miles de personas de las zonas rurales hacia núcleos urbanos. Las ciudades de Siria padecían ya tensiones económicas, debidas en parte a la llegada de refugiados de Irak tras la invasión de 2003. Un creciente número de personas indigentes se encuentra ahora en situación de intensa competencia por unos recursos y unos puestos de trabajo escasos. Francesco Femia y Caitlin Werrell, del Center for Climate and Security, escriben que «las comunidades rurales desafectas han desempeñado un destacado papel en el movimiento sirio de oposición, en comparación con otros países de la primavera árabe. El pueblo agrícola rural de Dara’a, afectado con especial dureza por cinco años de sequía y de escasez hídrica, sin apenas apoyo del régimen de al-Assad, fue efectivamente el germen de las protestas del movimiento de oposición en sus primeros tiempos [en 2011]». [4]

La experiencia de Siria sugiere que las tensiones ambientales y de recursos, incluido el cambio climático, podrían convertirse en una importante causa de desplazamientos. Aunque el profundo descontento popular tras décadas de gobierno represivo constituye indudablemente uno de los motivos de la guerra civil de Siria, las tensiones generadas por las alteraciones climáticas han añadido leña al fuego. Y esta es precisamente la cuestión importante: las repercusiones de la degradación ambiental no suceden en el vacío, sino que interactúan con toda una serie de tensiones y problemas sociales preexistentes en un auténtico hervidero.

Impactos climáticos

A pesar de la intención declarada por los gobiernos de limitar el incremento del calentamiento global a 2ºcentígrados, siguen sin adoptar políticas para lograr este objetivo. Un nuevo informe del Potsdam Institute for Climate Impact Research and Climate Analytics advierte que en muchas regiones las consecuencias serán de dimensiones cataclísmicas, con olas de calor, inundaciones en ciudades costeras, agravamiento de la escasez de agua, crecientes riesgos para la producción de alimentos, mayor intensidad de los huracanes tropicales y una pérdida irreversible de biodiversidad sin precedentes. [5]

A medida que las repercusiones de la desestabilización climática empiecen a dejarse sentir en todo el mundo, un interrogante clave es cómo se traducirán los cambios físicos en cambios sociales y económicos, que a su vez pueden obligar a la gente a abandonar sus hogares, bien sea temporalmente o para siempre. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático advertía ya en 1990 que «el mayor impacto individual del cambio climático podrían ser las migraciones humanas», lo que significa millones de personas desplazadas por la erosión litoral, la inundación costera y las graves sequías. Pero las dinámicas e interacciones concretas variarán, sin duda, de unas regiones a otras, con consecuencias más graves en unas zonas y mayor resiliencia y adaptabilidad en otras, además de respuestas políticas divergentes. [6]

Un clima y un estrés hídrico más extremos y la pérdida de tierras pueden minar la habitabilidad, seguridad alimentaria y viabilidad económica de un territorio. Es posible que algunas comunidades, regiones o países afectados sean capaces de hacer frente a las tensiones mediante cultivos resistentes a la sequía, una diversificación económica y otras medidas de adaptación. Pero también es posible que la gente sienta la necesidad de emigrar, como estrategia para hacer frente al problema o como fruto de la desesperación.

Clima extremo y habitabilidad. El ritmo al que acontecen los desastres se acelerará probablemente en un mundo más cálido, aunque se desconoce todavía su frecuencia e intensidad exacta. La revista Scientific American publicaba en un artículo de 2011 que la frecuencia de los desastres naturales ha aumentado ya un 42% desde la década de los años ochenta, y que la proporción de estos episodios relacionados con el clima ha aumentado del 50 al 82%. [7]

Los fenómenos que se desatan con rapidez, como las inundaciones y los huracanes, afectan a la población de forma distinta que los procesos más graduales como la sequía, la desertificación y la subida del nivel del mar. La intensidad y la frecuencia de los desastres pueden tener también repercusiones diferentes. Los movimientos poblacionales en respuesta a los desastres pueden variar enormemente en su duración, características y destino.

Se considera que los desastres meteorológicos extremos provocan normalmente desplazamientos temporales y a corta distancia, tras los cuales las comunidades afectadas regresan para reconstruir sus hogares una vez que ha remitido el huracán o las inundaciones. [8] Sin embargo, experiencias como las ocurridas tras el huracán Katrina en Estados Unidos sugieren que en algunos casos los desplazamientos pueden ser permanentes. La población de Nueva Orleáns descendió entre 2005 y 2010 un 24,5%, más de 120.000 personas. [9]

Estrés hídrico y seguridad alimentaria.   Unos patrones de precipitaciones cambiantes, unas lluvias más irregulares y unas sequías más graves debidas al calentamiento global se traducen en fluctuaciones de la disponibilidad de agua, con impactos potencialmente muy graves para la agricultura.

Hace más de una década los científicos advirtieron que los procesos de desertificación están poniendo en riesgo de expulsión de las tierras que habitan a una población estimada en 135 millones de personas en todo el mundo. [10] El creciente estrés hídrico en algunas zonas se agravará también por los efectos de la intrusión salina en zonas costeras debido a la subida del nivel del mar, la fusión de los glaciares en regiones como el Himalaya y los Andes y la alteración de los ciclos monzónicos. La escasez de agua podría afectar para 2020 a una población de entre 75 a 250 millones de personas en África y para 2050 a más de 1.000 millones de personas en Asia. [11]

En 2012, la sequía devastó los cultivos en todo el mundo, incluyendo a productores importantes como Estados Unidos, Argentina, Brasil, Australia, la India y Rusia. [12] La Organización Meteorológica Mundial afirmaba en agosto 2012 que «se prevé que el cambio climático aumente la frecuencia, la intensidad y la duración de las sequías, con impactos en muchos sectores, en particular la alimentación, el agua y la energía». [13] En un mundo donde la temperatura media haya subido 4º centígrados, se estima que los rendimientos de los alimentos básicos caerán masivamente en gran parte del África subsahariana, y que más de la tercera parte de las tierras de cultivo actuales del este y del sur africano se volverán probablemente inadecuadas para el cultivo. [14]

Unos rendimientos más bajos, una temporada de cultivo más corta o la pérdida total de las cosechas amenazan la seguridad alimentaria de muchos millones de personas y ponen en peligro los ingresos agrícolas de los hogares en las zonas rurales.

Las repercusiones del cambio climático se reflejarán en unos precios alimentarios al alza, tanto con subidas repentinas como con incrementos más graduales y a largo plazo. Durante la pasada década los precios han subido ya de forma constante, registrando dos subidas súbitas muy acusadas (véase gráfico 1). Un estudio reciente del New England Complex Systems Institute sostiene que los precios de los alimentos constituyen un factor clave detonante de agitación social. La vulnerabilidad de las poblaciones a las tendencias mundiales de los precios de los alimentos ha aumentado debido a la dependencia de muchos países pobres del sistema alimentario mundial y a la capacidad limitada de la oferta local para amortiguar sus impactos. En la medida en que los gobiernos son incapaces de garantizar la seguridad alimentaria de la población, se resiente su legitimidad y las protestas subsiguientes podrían convertirse en vehículo para expresar el descontento de toda una serie de otros problemas. Cuando en 2008 se dispararon por primera vez los precios se produjeron más de 60 revueltas alimentarias en 30 países diferentes. El vertiginoso aumento de precios a finales de 2010 y principios de 2011 coincidió nuevamente con el estallido de revueltas alimentarias, incluidas las de los países de la primavera árabe. Independientemente de las subidas repentinas de precios, su constante tendencia al alza durante la pasada década puede ser un indicador de más agitaciones e inestabilidad futuras.

Subida del nivel del mar y pérdida de tierras. Pequeños estados isleños como las Maldivas en el océano Índico y Tuvalu en el Pacífico podrían quedar sumergidos completamente a medida que suben las aguas marinas. Y más de 600 millones de personas en todo el mundo viven en deltas fluviales y otras zonas bajas costeras. [15] El Gobierno de Bangladesh advierte de que más de 20 millones de sus habitantes podrían verse obligados a trasladarse debido a una combinación de la subida del nivel del mar y creciente número de ciclones y de marejadas ciclónicas. [16] Los modelos sugieren que 40 millones de personas podrían verse desplazadas en la India por una subida de 1 metro del nivel del mar. Una subida similar podría desplazar eventualmente a más de 7 millones de habitantes en el delta del Mekong de Vietnam, y un ascenso de las aguas de 2 metros podría duplicar esta cifra y afectar a la mitad de la población de este delta. [17]

La subida del nivel del mar tendrá posiblemente unas repercusiones más graduales que los fenómenos meteorológicos extremos, pero su impacto es irreversible. Las aguas de una inundación se retiran con el tiempo, pero en un mundo que se está calentando el mar no vuelve a niveles más bajos. Los desplazamientos provocados serán, por tanto, permanentes.

Trasladarse o no

Todavía existe un enérgico debate sobre si el cambio climático provocará un enorme aumento de los movimientos de población. La Organización Internacional para las Migraciones señala con razón que «no siempre se producen migraciones, pues la población más vulnerable puede carecer de medios para emigrar». En las regiones donde se producen movimientos poblacionales inducidos por el clima, éstos pueden considerarse como falta de adaptación (es decir, reflejo de la vulnerabilidad y falta de resiliencia de la población, y por tanto una respuesta más parecida a la de los refugiados), o como una estrategia de respuesta (un esfuerzo para diversificar las fuentes de ingresos y aumentar la resiliencia). No obstante, para trasladarse las personas necesitan recursos financieros y pueden necesitar acceder a redes sociales que faciliten su movilidad y que posiblemente les proporcionen asistencia en su lugar de destino. Sin este tipo de medios, la gente puede verse obligada a quedarse donde habita independientemente de las condiciones existentes. Por supuesto, el que la gente no se desplace no significa que no se sufran impactos negativos. [18]

El punto de vista convencional considera que las migraciones seguirán siendo una válvula de escape que permitirá a las personas y a las comunidades hacer frente a situaciones difíciles, incluso en un mundo en proceso de calentamiento. Indudablemente, la resiliencia y la adaptabilidad de las personas no debería subestimarse, pero es improbable que el pasado pueda ser un prólogo de la situación venidera; por tanto, esta afirmación puede ser excesivamente optimista por varias razones que se enumeran a continuación.

Primero, las repercusiones de un sistema climático desestabilizado −con episodios desastrosos más frecuentes y potentes− no tienen ningún precedente significativo en la historia de la humanidad.

Segundo, probablemente las sociedades no estarán expuestas a un sólo impacto, sino que experimentarán simultáneamente distintos tipos de impactos −por ejemplo, inundaciones y sequías−, con la posibilidad de que se produzcan efectos en cascada y de bucles de realimentación imprevistos. Es posible que un número de personas mucho mayor que en la actualidad sienta la necesidad de trasladarse. [19]

Tercero, unas poblaciones más numerosas en movimiento limitarán las posibilidades de adaptación a medida que más personas compitan entre sí y con las comunidades que les acogen por las mismas oportunidades, empleos, recursos y servicios.

Cuarto, en las zonas receptoras también puede reducirse notablemente la voluntad de acoger la llegada de más gente, una respuesta ya evidente en todo el mundo en las circunstancias actuales.

Quinto, los patrones de migración pueden pasar a ser más estables y menos temporales. Por ejemplo, unos impactos graves del cambio climático podrían alterar patrones tradicionales de movilidad estacional. El nomadismo de los pastores para hacer frente a las sequías en el África subsahariana ya está siendo afectado por unas condiciones ambientales cambiantes muy rápidamente. Y en Bangladesh, el movimiento tradicional entre distintos chars (islotes de arena y de limo en el delta del río Padma y en la bahía de Bengala que albergan a más de 5 millones de personas) se está viendo alterado por crecidas súbitas cada vez más frecuentes e intensas. [20]

De la misma manera, los cultivadores vietnamitas de arroz que migraban estacionalmente a las ciudades durante la época de inundaciones para diversificar sus ingresos se han visto obligados recientemente a asentarse allí permanentemente debido a las grandes inundaciones que han destruido su medio de vida rural. Y las comunidades que viven a lo largo del río Zambeze y el Limpopo en Mozambique tradicionalmente se movían periódicamente fuera de la llanura fluvial para evitar las inundaciones. Sin embargo, tras las catastróficas inundaciones del 2000, 2001 y 2007 el gobierno animó a los habitantes de esta región a mudarse de forma permanente. La población reasentada carece, sin embargo, de medios de sustento; con una fuerte dependencia de la ayuda, posiblemente tengan que considerar trasladarse a la nueva capital, Maputo, o a la vecina Sudáfrica. [21]

Nuevas categorías y controversias

Entre los diversos grupos de personas que dejan su hogar por diversas razones hay algunas categorías bien definidas. La legislación internacional otorga reconocimiento a los refugiados internacionales, aunque los gobiernos no siempre cumplen con sus responsabilidades. Por el contrario, las personas que se desplazan en el interior de un país disfrutan de mucha menos protección, o, en ocasiones, de ninguna. Ha habido intentos de dar mayor visibilidad a grupos adicionales de población desplazada −personas desarraigadas por riesgos naturales y por proyectos de desarrollo−, pero éstos suelen seguir a merced de la ayuda humanitaria ad hoc, y eso cuando reciben algún tipo de ayuda. [22]

Algunos investigadores llevan años proponiendo que es preciso que la comunidad mundial establezca nuevas categorías de poblaciones migrantes, pues las antiguas categorías no recogen adecuadamente las razonas complejas por las que se traslada la gente y cómo se mueve. En los años setenta fue propuesto el término refugiado ambiental, pero no rebasó de círculos muy restringidos hasta el informe redactado por Essam El-Hinnawi en 1985 para el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas. [23]

La aparición de esta nueva terminología ha generado un fuerte debate. Algunos analistas afirman que la categoría de refugiados −definidos jurídicamente como personas que huyen de persecuciones y que carecen de protección en su propio país− no debiera ser enturbiada por otros factores como la degradación ambiental. Hasta cierto punto esto refleja el hecho de que los estudios migratorios han ignorado esencialmente los factores ambientales hasta hace poco. [24]

Al margen de la categoría de refugiados, no existe una definición consensuada –ni, lo que tiene más importancia, jurídicamente vinculante− para otros grupos de personas en movimiento. La definición de personas desplazadas en el interior de un país tiene un cierto reconocimiento de facto en las directrices adoptadas por las Naciones Unidas. Pero términos como refugiados ambientales y emigrantes ambientales son totalmente informales y cuestionados. [25]

La distinción entre modalidades forzadas y voluntarias de movimientos de población sigue siendo clave para la legislación internacional y las políticas gubernamentales. El hecho de que no exista un reconocimiento oficial para nuevas categorías de personas desplazadas limita la capacidad mundial para afrontar adecuadamente esta situación.

Es fundamental que los expertos en migraciones, refugiados y medio ambiente dialoguen entre sí con una mentalidad abierta para comprender mejor las dinámicas y para generar un debate más productivo sobre las políticas posibles.

Resiliencia y adaptación

La resiliencia es un factor clave para determinar si la vulnerabilidad de una población la apremia a la huida. Los pobres están más expuestos habitualmente a los peligros ambientales. La marginación social les obliga a vivir con frecuencia en lugares de riesgo: laderas con fuerte pendiente con probabilidades de sufrir deslizamientos de tierra, zonas bajas susceptibles de inundación o zonas costeras que han sido despojadas de sus barreras protectoras naturales (humedales, manglares y arrecifes de coral). Y es frecuente que tengan una capacidad limitada para enfrentarse a estos problemas, ya que a menudo carecen de los recursos económicos y de las redes familiares u otras conexiones necesarias para emigrar. [26]

La vulnerabilidad puede mitigarse con las medidas de adaptación: sistemas de alerta temprana sobre desastres y hambrunas, diversificación de los medios de subsistencia, cultivos resistentes a la sequía, restauración de ecosistemas, infraestructuras de defensa contra inundaciones, seguros de cultivos y otras medidas. Pero una ayuda de emergencia y recuperación adecuada puede significar que la gente permanezca o se vea obligada a marcharse incluso tras las inundaciones y los huracanes. El grado de resiliencia está en función también de la capacidad económica general, de la diversificación para reducir la dependencia de un sólo recurso económico o de varios, de las presiones demográficas, de las estructuras de gobernanza, de un buen liderazgo y de la cohesión social y política.

Aunque es importante indudablemente actualizar los convenios y categorías legales mundiales aplicables a los refugiados y cerrar la dilatada brecha de protección existente, sigue siendo fundamental intentar evitar tantos daños como sea posible a los sistemas naturales de la Tierra. Deberá concederse mucha mayor prioridad y urgencia a la mitigación, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y minimizar otras agresiones humanas a la naturaleza. La adaptación tiene unos límites y, para ser eficaz, debe ser ejecutada ahora, antes de que se manifiesten las consecuencias más graves de la inestabilidad climática, y no después.

Los activistas por las cuestiones climáticas llevan mucho tiempo insistiendo en que la adopción de políticas debiera estar guiada por la ciencia. Cada vez se hace más evidente, sin embargo, a medida que pasa el tiempo, que el mayor reto para la humanidad puede que no sea dominar las complejidades de la ciencia del clima, sino responder a los interrogantes mucho más molestos de cómo funcionan los sistemas políticos y por qué se resisten de tal modo a escuchar las señales de alarma de la ciencia.

Si no logramos que nuestros sistemas políticos presten atención a los problemas del cambio climático, tendremos que aprender a hacer frente a desplazamientos masivos de la población durante las próximas décadas.

NOTAS:

[1] Este texto es una síntesis del capítulo 31 de La Situación del Mundo 2013: ¿Es aún posible lograr la sostenibilidad?, publicado por FUHEM Ecosocial e Icaria y disponible en nuestra librería virtual .

[2] Robert F. Worth, «Earth Is Parched Where Syrian Farms Thrived», New York Times, 13 de octubre de 2010.

[3] Ibid. ; Wadid Erian, Bassem Katlan y Ouldbdey Babah, «Drought Vulnerability in the Arab Region: Special Case Study: Syria», colaboración en Global Assessment Report on Disaster Risk Reduction 2011, 2010; Francesco Femia y Caitlin Werrell, «Syria: Climate Change, Drought and Social Unrest» (blog), Center for Climate and Security, 29 de febrero de 2012.

[4] Femia y Werrell, op. cit. En nota 3.

[5] Potsdam Institute for Climate Impact Research and Climate Analytics, Turn Down the Heat: Why a 4°C Warmer World Must Be Avoided, Banco Mundial, Washington D.C., 2012.

[6] Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, First Assessment Report, Cambridge University Press, Cambridge (Reino Unido), 1990, p. 20.

[7] Alex de Sherbinin, Koko Warner y Charles Ehrhart, «Casualties of Climate Change: Sea-level Rises Could Displace Tens of Millions», Scientific American, enero de 2011.

[8] Frank Laczko y Christine Aghazarm, eds., Migration, Environment and Climate Change: Assessing the Evidence, Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Ginebra, 2009, p. 23.

[9] Susan L. Cutter, «CSI: The Katrina Exodus», Foresight Project, Migration and Global Environmental Change, Gobierno del Reino Unido, octubre de 2011, p. 6.

[10] « Declaración de Almería sobre Desertificación y Migraciones», Simposio Internacional sobre Desertificación y Migraciones, 9–11 de febrero de 1994, Almería, España.

[11] Vikram Odedra Kolmannskog, Future Flood of Refugees: A Comment on Climate Change, Conflict and Forced Migration , Norwegian Refugee Council, Oslo, 2008, p. 15.

[12] Vikas Bajaj, «Crops in India Wilt in a Weak Monsoon Season», New York Times, 3 de septiembre de 2012.

[13] Organización Meteorológica Mundial, «With Drought Intensifying Worldwide, UN Calls for Integrated Climate Policies», UN News, 21 de agosto de 2012.

[14] Actionaid et al., Into Unknown Territory: The Limits to Adaptation and Reality of Loss and Damage from Climate Impacts, Bonn, 2012, p. 7.

[15] Kolmannskog, op. cit. nota 11, p. 16.

[16] Actionaid et al., op. cit. nota 14, p. 9

[17] De Sherbinin, Warner y Ehrhart, op.cit. nota 7.

[18] Laczko y Aghazarm, op. cit. nota 8, p. 24; Gemenne, «Climate-Induced Population Displacements in a 4ºC+ World», Philosophical Transactions of the Royal Society, enero de 2011, p. 188.

[19] Chris Bright, «Anticiparse a las “sorpresas” ambientales», en Lester R. Brown et al., La Situación del Mundo 2000, FUHEM/ Icaria, 2000, pp. 53-78.

[20] De Sherbinin, Warner y Ehrhart, op. cit. nota 7.

[21] Ibid.

[22] Veáse Cuadro 31–1 de La Situación del Mundo 2013, basado en los siguientes: Federación International de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC), World Disasters Report 2012, Ginebra, 2012, p. 15; Oficina de Coordinación para Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCAH) e Internal Displacement Monitoring Centre (IDMC), «42 Million Displaced by Sudden Natural Disasters in 2010—Report», nota de prensa, Ginebra y Oslo, 6 de junio de 2011; OCAH e IDMC, Monitoring Disaster Displacement in the Context of Climate Change, Ginebra: 2009; Actionaid et al., op. cit. nota 14, p. 9; IFRC, op. cit. en esta nota, p. 14.

[23] James Morrisey, «Rethinking the ‘Debate on Environmental Refugees’: From ‘Maximilists and Minimalists’ to ‘Proponents and Critics», Journal of Political Ecology, vol. 19, 2012, p. 36; Essam El-Hinnawi, Environmental Refugees, UNEP, Nairobi, 1985 .

[24] Gemenne, op. cit. nota 18, p. 186.

[25] Veáse Tabla 31–1 de La Situación del Mundo 2013 basado en los siguientes: Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), «Convención sobre el Estatuto de los Refugiados», en http://www2.ohchr.org/spanish/law/refugiados.htm ; Consejo Económico y Social de Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos, «Further Promotion and Encouragement of Human Rights and Fundamental Freedoms, Including the Question of the Programme and Methods of Work of the Commission Human Rights, Mass Exoduses and Displaced Persons», 11 de febrero de 1998; OIM, «Identifying International Migrants», en www.iom.int/jahia/Jahia/about-migration/developing-migration-policy/identify-intl-migrants; Essam El-Hinnawi, Environmental Refugees , UNEP, Nairobi, 1985 ; Laczko y Aghazarm, op. cit. nota 8, p. 19.

[26] Kolmannskog, op. cit. nota 11, p. 13; Oli Brown, Climate Change and Forced Migrations: Observations, Projections and Implications, Occasional Paper 2007/17, Oficina del Informe de Desarrollo Humano, Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD), Nueva York, 2007, p. 15.

Comunicado de prensa desde México: Día de acción global

Comunicado de prensa

8 de noviembre del 2013

La incineración ponen en riesgo nuestra salud. No sigan quemando nuestro futuro

gaiaLos miembros mexicanos de la Alianza Global para Alternativas de la Incineración (GAIA) en este día de acción global contra el uso de los Residuos Solidos Urbanos (RSU) para la producción de energía, mismo que se enmarca en el contexto histórico de la Alianza con mas de diez años de realizarlo y que en esta ocasión se une a la campaña global contra el uso de energía sucia, los miembros mexicanos de GAIA hacemos un llamado de preocupación ante la proliferación de proyectos de “valorización energética” en el país, insistiendo en buscar una gestión sustentable y sostenible de los RSU, sin la incineración de estos.

“Estos proyectos se están instalando o promoviendo como una alternativa a la crisis en el manejo de los RSU actualmente en varias ciudades del país. Incluso justificando los impactos socio-ambientales de los Rellenos Sanitarios, los cuales la mayoría no cumple con la norma oficial. Sin embargo están siendo presentados como la solución a esta crisis cuando son soluciones de final de tubería, es decir que no van a la causa del problema, sino que se quedan con la consecuencia dándole falsas soluciones al manejo de los RSU que agravan mucho mas de lo que solucionan, generando nuevos riesgos en la salud ambiental, humana, impactos negativos en el medio ambiente, la economía de las comunidades cercanas, creando problemas de justicia socio-ambiental” Explicaron los miembros de la Alianza.

A pesar del fuerte cabildeo de las empresas y de los supuestos beneficios que publicitan los gobiernos hacia estas tecnologías que se presentan como gasificación, pirolisis, coprocesamiento, despolimerización molecular, entre otras, numerosos estudios a nivel mundial hechos por importantes Centros de Investigación y/o Universidades han mostrado la inviabilidad de esta tecnología para el manejo de los RSU, mencionando además de los nuevos riesgos que se generan desde el punto de vista de la salud, ambiental, social, económico. Incluso los comparativos de la incineración con el reciclaje por ejemplo el ahorro de energia al reciclar es mucho mayor que lo que produce la incineración o el nombre que se le de desde las distintas empresas promovente.

Otra solución de final de tubería impulsada en México para la gestión de los RSU en los últimos años es el coprocesamiento en la industria cementera. Otra modalidad para la incineración de RSU que esta impactando a muchas comunidades en su salud y actividades productivas.

Por lo tanto la incineración o la “valorización energética de los RSU representa serios peligros para las comunidades cercanas a estas plantas, compitiendo además de manera muy ventajosa con los pepenadores y los recicladores formales que desde sus trincheras y sin reconocimiento alguno, están llevando a cabo una gestión real de los RSU, recuperando, reusando, reciclando materiales en los rellenos sanitarios, casas o camiones recolectores.

“Nos parece una irresponsabilidad por parte de las autoridades considerar este tipo de proyectos tan a la ligera, sin estudios serios de los impactos negativos de esta tecnología. El ejemplo mas claro es el convenio firmado por el Gobierno de la Cd de México con la empresa cementera CEMEX para el coprocesamiento de mas de 7,000 toneladas de RSU al día en los hornos cementeros de esta empresa transnacional la cual cobra 300 pesos por tonelada incinerada, entrando también a los mercados de carbono por bajar sus emisiones de CO2 a la atmósfera. Esto esta generando un serio caso de injusticia socio-ambiental en las comunidades donde están estas plantas y una fuerte deuda para los ciudadanos y ciudadanas de la Cd de México que están pagando con sus impuestos esta falsa solución del manejo de sus residuos. Mencionar también a los 1500 pepenadores que vieron cerrada su fuente de empleo al llevarse estos residuos a los hornos cementeros” agregaron desde GAIA.

Finalmente las organizaciones, comunidades, grupos, movimientos miembros de la Alianza Global reclamaron a las autoridades invertir en verdaderas soluciones a la crisis de la gestión de los residuos. Soluciones basadas en los principios de Basura Cero donde se pueden recuperar para ser reciclados, reutilizados y/o compostados hasta el 87% de los RSU que ahora llegan a los rellenos sanitarios y que pretenden incinerar. Abogaron además proyectos de inclusión social donde los pepenadores, recicladores y la ciudadanía en general participen, logrando así una verdadera justicia socio-ambiental. Por lo tanto declaramos que:

La incineración de residuos contamina las personas y el medio ambiente. Los residuos se queman en incineradores convencionales, en incineradores de dos etapas, como la gasificación, y mezclados con otros combustibles fósiles que se queman en hornos de cemento y centrales eléctricas. Mercurio, dioxinas, plomo y otras sustancias tóxicas provienen de la quema de residuos. Los incineradores emiten más dióxido de carbono (CO2) por unidad de electricidad que las plantas eléctricas de carbón .

• La Energía de los incineradores es no renovable: papel, plástico y metales provienen de recursos naturales finitos, como los bosques que están siendo ya muy agotados. Plásticos y neumáticos son también combustibles fósiles. La quema de estos recursos genera una demanda de más «residuos» y desalienta las soluciones reales: la conservación, empaque rediseñado y productos, la reutilización, el reciclaje y el compostaje.

• Todas las incineradoras, incluida la gasificación, pirólisis y plasma de arco, son una pérdida enorme de energía. Debido al bajo poder calorífico de los residuos, las incineradoras sólo son capaces de hacer pequeñas cantidades de energía, a costa de la destrucción de grandes cantidades de materiales reutilizables. La incineración de residuos alimenta el círculo vicioso causante del cambio climático: la extracción de nuevos recursos de la tierra, su procesamiento en las fábricas, transportarlos por todo el mundo, para luego perderlos en incineradores y rellenos sanitarios. Por el contrario, las prácticas de basura cero como el reciclaje y el compostaje pueden conservar de tres a cinco veces la cantidad de energía producida por la incineración de residuos.

• Basura Cero crea puestos de trabajo, ahorra dinero y es una estrategia esencial para combatir el cambio climático. Según el Cuarto Informe de Evaluación del IPCC sobre el cambio climático «la minimización de residuos, el reciclaje y la reutilización representan un potencial importante y cada vez mayor para la reducción indirecta de las emisiones de gases de efecto invernadero a través de la conservación o de materias primas, la energía y mejorar la eficiencia de los recursos y la reducción de los combustibles fósiles.»

• Basura Cero es una meta alcanzable que se está aplicando con éxito en ciudades de todo el mundo – en contraste con la idea primitiva de la quema de los residuos.

La Alianza Global para Alternativas a la Incineración se formo hace diez años y a la fecha tienen mas de 900 miembros en 80 países. Cuya misión es buscar reducir el enterramiento de los RSU sin llegar a la incineración.

Mas información:

http://reclaimpower.net/

http://no-burn.org/-1-20

Contacto: Jorge Tadeo Vargas

Correo electrónico: jtadeo@lunasexta.org

Lista de naciones que más degradan su ambiente. Brasil, México y Perú, entre los 10 primeros

Lista de naciones que más degradan su ambiente. Brasil, México y Perú, entre los 10 primeros

Un estudio realizado por universidades, evaluó a 171 países, utilizó siete indicadores de degradación ambiental: pérdida de bosques naturales, transformación de los hábitats, capturas pesqueras, uso de fertilizantes, contaminación de las fuentes de agua, emisiones de carbono y especies amenazadas.

Ecoportal.net

paisesPaíses latinoamericanos encabezan lista de naciones que más contribuyen al impacto negativo sobre el medio ambiente.

Brasil, México y Perú se encuentran entre los 10 países del mundo que más contribuyen a la degradación ambiental, de acuerdo con la «Evaluación del Impacto Ambiental Relativo de los Países”, realizada por las universidades de Adelaide (Australia), Princeton (EEUU) y Nacional de Singapur.

El estudio, que evaluó a 171 países, utilizó siete indicadores de degradación ambiental: pérdida de bosques naturales, transformación de los hábitats, capturas pesqueras, uso de fertilizantes, contaminación de las fuentes de agua, emisiones de carbono y especies amenazadas.

Uno de los grandes hallazgos es que a mayor riqueza de un país, es mayor su impacto sobre el ambiente.

«Correlacionamos los rankings frente a tres variables socioeconómicas (tamaño de la población, producto interno bruto y calidad de la gobernanza) y encontramos que la riqueza total era la variable explicativa más importante; cuanto más rico un país mayor es su impacto ambiental promedio”, explicó el profesor Corey Bradshaw, quien dirigió la investigación llevada a cabo en el 2010. «Hay una teoría sobre que a medida que aumenta la riqueza, los países tienen más acceso a tecnología limpia y adquieren más conciencia ambiental, de tal forma que los impactos sobre el ambiente comienzan a declinar. Esto no pudo ser confirmado”.

Sin embargo, la investigación también encontró que en países con mala calidad de gobernanza y elevada corrupción, las políticas de protección ambiental son inexistentes o no se implementan adecuadamente.

El documento alertó que «la continua degradación de la naturaleza a pesar de décadas de advertencias, junto con el crecimiento de la población humana, sugieren que la calidad de vida humana podría disminuir considerablemente en un futuro próximo. La creciente competencia por los recursos podría desencadenar conflictos sociales y guerras con cada vez más frecuencia. La permanente degradación ambiental exige que los países que necesitan soluciones sean identificados con urgencia para que reciban ayuda en la conservación y restauración ambiental”.

Adital

 

Interpol advierte del aumento de criminalidad en el mercado de CO2

Interpol advierte del aumento de criminalidad en el mercado de CO2

La organización internacional policial Interpol advirtió hoy del incremento del número de redes criminales en el mercado internacional de la explotación de derechos de emisión de dióxido de carbono.

Vía Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales

crisis climáticaLa organización señaló, en su guía sobre el Crimen en el Mercado del Carbono, que las áreas industriales tienen mayor riesgo de ser manipuladas a través del fraude fiscal, el tráfico ilegal, la malversación, el blanqueo de dinero y el cibercrimen.

El negocio del dióxido de carbono es el «mercado de materias primas de más rápido crecimiento en el mundo», actualmente valorado por el Banco Mundial en 176.000 millones de dólares, informó la institución con sede en Lyon.

La Interpol recordó que a diferencia de los mercados tradicionales, en este no existe un producto físico sino créditos para compensar las emisiones contaminantes.

Es precisamente la dificultad de cuantificar el negocio, combinada con las grandes cantidades de dinero invertido en él y la falta de supervisión, lo que lo convierten en un «mercado vulnerable al crimen».

«Es imprescindible que el mercado del dióxido de carbono sea seguro, no sólo para proteger las inversiones financieras sino también porque el medioambiente de todo el planeta depende de él», declaró el miembro del Comité del Crimen Medioambiental de la Interpol, Andrew Lauterback.

La guía sobre el Crimen en el Mercado del Carbono incluye estudios sobre casos «alrededor del mundo» de la contabilidad empresarial sobre los gases de efecto invernadero.

También recoge las irregularidades cometidas por las autoridades nacionales sobre las jurisdicciones, así como listas de particulares y compañías que reclaman compensaciones y falsificaciones de información o sobornos a cambio de sus propias emisiones.

Con ocho empresas de comercio de créditos de carbono operando en régimen de comercio de emisiones de la Unión Europea recientemente cerradas por malas prácticas, la guía de la Interpol busca «generar una respuesta policial internacional» a estos crímenes.

«Estamos apoyando a todos los gobiernos que están regularizando sus mercados de carbono para poner fin a este tipo de crímenes», explicó el secretario general del organismo, Ronald K. Noble.

EFE

La CIA y el control del clima

 

La CIA y el control del clima

Silvia Ribeiro, en ALAI AMLATINA

CIALa CIA estadunidense está financiando un estudio sobre geoingeniería (manipulación climática) que durará 21 meses, con un costo inicial de 630 mil dólares. Lo ejecuta la Academia Nacional de Ciencias, con participación de la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de ese país. (revista Mother Jones 17/7/2013).

El interés de la CIA por el clima no es nuevo, pero esta participación es significativa, debido a las implicaciones bélicas que tiene la posibilidad de manipular el clima y a la presión que están ejerciendo los proponentes de la geoingeniería en ese país para avanzar en experimentación de esas técnicas, pese a existir una moratoria en Naciones Unidas contra su aplicación.

El proyecto analizará diferentes propuestas de geoingeniería, como manejo de la radiación solar y remoción de dióxido de carbono de la atmósfera; también estudiarán los efectos de la siembra de nubes y otras formas de manipular el tiempo atmosférico para provocar lluvia, sequías o controlar huracanes. Según descripción oficial harán una evaluación técnica de los impactos de esas tecnologías, desde el punto de vista ambiental, económico y de seguridad nacional.

Estos últimos son los aspectos que preocupan a la CIA, que en documentos anteriores ha calificado el cambio climático y el control del clima como factores de importancia geopolítica estratégica y de seguridad nacional. Pese a ello, los republicanos votaron por desaparecer el departamento de cambio climático de la CIA, lo que según la agencia la motivó a financiar esta iniciativa. Las razones podrían ir mucho más allá, ya que el control del clima es un proyecto militar de larga data en ese país, que realizó experimentos ya durante la guerra de Vietnam, provocando lluvia por meses seguidos para anegar los cultivos y caminos de los vietnamitas. En el mismo sentido, la Fuerza Área estadunidense publicó en 1996 un documento titulado Weather as a Force Multiplier: Owning the Weather in 2025 (El tiempo como multiplicador de la Fuerza: poseyendo el tiempo en 2025), cuyo título refleja claramente sus intenciones.

Estos intereses convergen con los de un grupo pequeño pero influyente, de climatólogos y otros científicos de países del Norte, que alegan que la geoingeniería es necesaria porque no se puede reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero (como si sus países no fueran  quienes tienen que tomar las medidas principales para ello). O, como declaró David Keith, un conocido promotor de la geoingeniería, porque es un plan barato y fácil. (MIT Technology Review, 8/2/2013).

Sí, barato y fácil para los que han causado el cambio climático con su sobreconsumo de recursos e industrialización basada en petróleo, porque en lugar de reducir realmente sus emisiones, podrían seguir calentando el planeta y además hacer un jugoso negocio con nuevas tecnologías que manipulen el clima de todos, para bajar o subir la temperatura según convenga a los intereses económicos y bélicos de quienes las controlen.

Bajo el término manejo de la radiación solar, la meta es disminuir la cantidad de rayos solares que llegan a la Tierra. Por ejemplo, a través de construir enormes nubes volcánica artificiales, inyectándolas con partículas azufradas. Otras propuestas incluyen blanquear las nubes, colocar trillones de espejos en el espacio para reflejar la luz del sol o la más reciente, del mismo David Keith, dispersar ácido sulfúrico desde aviones en la línea ecuatorial para que se mezcle con las nubes.

En remoción de dióxido de carbono se incluyen otras técnicas, como máquinas o árboles artificiales que absorban carbono de la atmósfera (que por cierto no saben dónde depositarán luego para que permanezca por siempre). La más conocida es la fertilización oceánica: verter nanopartículas de hierro o urea en el mar para provocar florecimientos de plancton, que absorban dióxido de carbono y lo lleven al fondo.

Las técnicas de geoingeniería son solamente teóricas salvo alguna, como la fertilización oceánica, de la cual se conocen experimentos legales e ilegales, que mostraron que además de no servir para su propósito –el carbono no permanece en el fondo de mar– los impactos pueden ser enormes, con disrupción de la cadena alimentaria marina, anoxia (falta de oxígeno) en capas marinas, crear algas tóxicas, etcétera.

La geoingeniería, para tener impacto en el clima global, tendría que aplicarse a mega escala, disrumpiendo un ecosistema global poco conocido, altamente dinámico y en interacción con toda la vida en el planeta. No existe por tanto una etapa experimental. Lo que se haga en pequeña escala no mostrará la acción sobre el clima global, aunque podría tener impactos negativos graves en la zona o en la región. Y si se hace a gran escala, no es experimental, es despliegue y es irreversible.

Por ejemplo, las nubes volcánicas artificiales no se pueden retirar, hasta que las partículas caigan a la tierra, lo cual es tóxico. Esta técnica empeoraría además el agujero en la capa de ozono y la acidificación de los mares, dos problemas globales muy graves. Si realmente lograran disminuir la cantidad de luz solar que llega al Norte, producirían sequía extrema en África y disrupción de los monzones en Asia, colocando en peligro las fuentes alimentarias de 2 mil millones de personas.

Imaginen si la CIA pudiera decidir sobre el termostato global. La geoingeniería es tan riesgosa, tanto por sus efectos climáticos como por su potencial uso hostil contra otros países, que lo único sensato es prohibir internacionalmente su uso.

– Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC – www.etcgroup.org

Cambio climático, movimientos sociales y políticas públicas. Una vinculación necesaria

Cambio climático, movimientos sociales y políticas públicas. Una vinculación necesaria

cambio climáticoJulio C. Postigo. [Editor] 

Andrea Lampis. Germán Palacio Castañeda. Gustavo Blanco Well. María Ignacia Fienzalida. Mirta Malvares Miguez. Pablo Chacón Cancino. Julio C. Postigo. Mirta Geary. Fernado Marcelo de la Cuadra. Julio Torres Martínez. Sofía Castro Salvador. [Autores de Capítulo]
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Colección Grupos de Trabajo. ISBN 978-956-351-609-8 CLACSO. ICAL. INTE-PUCP. Santiago de Chile. Marzo de 2013 

El cambio climático amenaza los sistemas humanos y biofísicos de nuestro mundo. Durante las dos últimas décadas a través de Naciones Unidas se creo el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), se generó el Protocolo de Kioto y se han realizado casi una veintena de Conferencias de las Partes (COP) con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 a niveles seguros sin resultados positivos. Un horizonte sombrío de degradación ambiental y catástrofes se cierne sobre la humanidad. Mitigación, adaptación, riesgo, incertidumbre entre otros son conceptos que dominan la academia, y las consideraciones acerca de qué es mejor para los países subdesarrollados y en vías de desarrollo son parte del debate en las altas esferas de la política internacional. Lo global tiende a imponerse sobre lo local; sin embargo la ciudadanía, los actores y movimientos sociales poseen percepciones, perspectivas y otras lecturas de las agendas oficiales que pueden ser trascendentales en el futuro. Este libro es una contribución a la polémica sobre cambio climático desde la mirada crítica de varios autores latinoamericanos que buscan la discusión interdisciplinaria, la solidaridad intelectual y la esperanza.