El Escaramujo 118: A 50 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO EN CHILE

Los “Escaramujos” son documentos de análisis producidos por Otros Mundos A.C. Les presentamos el último número de la colección, esperando les sirva para sus trabajos en defensa de los territorios. (Ver todos los números del Escaramujo)

Ellos creen que eliminando a un hombre, a un político, a un dirigente, el proceso social va a desaparecer. Pero es un error. Podrá demorarse, podrá prolongarse pero, a la postre, no podrán detenerlo. En el caso de Chile, si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá su camino… Con la diferencia, quizás, que las cosas van a ser mucho más duras y mucho más violentas porque será una lección muy clara, muy objetiva para la masa de que esta gente no se detiene ante nada…
Salvador Allende Gossens

El 11 de septiembre pasado se cumplieron 50 años de uno de los más lamentables episodios en la historia reciente de América Latina y de la democracia mundial. En el contexto actual, vale la pena rememorar los fatídicos acontecimientos ocurridos el 11 de septiembre de 1973.

La mañana de ese día, Salvador Allende Gossens, presidente legal y legítimo de Chile desde noviembre de 1970, moría1 en el ataque que un sector de las Fuerzas Armadas dirigió al Palacio de La Moneda, sede del poder ejecutivo chileno. Con el golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet Ugarte2 y auspiciado por el gobierno de Richard Nixon, cayó el primer gobierno socialista en el mundo elegido por sufragio universal. Chile se convertiría en el conejillo de Indias del neoliberalismo en América Latina, engrosando así la lista de naciones devastadas por el humillante intervencionismo de los Estados Unidos.

UN LARGO CAMINO

La carrera de Allende en la política fue ciertamente difícil. Pero la perseverancia y la tenacidad hicieron de él un hombre tenaz que supo esperar su momento.

Poco después del fracaso de Marmaduke Grove Vallejo3, un nuevo instituto político nacía en Chile: el Partido Socialista, fundado en abril de 1933, entre otros, por el mismo Grove Vallejo y por el joven Salvador Allende, quien entonces tenía 25 años.

Tres años después, el movimiento comunista internacional, dominado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), hacía un llamado a todos los partidos afines del mundo para frenar el totalitarismo de los gobiernos fascistas europeos.4 Fue así que surgió el Frente Popular (FP). Sin embargo, a pesar de la radicalidad de algunos de sus miembros, el FP tuvo un carácter más bien reformista que le dio el triunfo en las elecciones presidenciales de 1939. Para 1947 el FP había expulsado a todos los izquierdistas radicales de sus filas. Y Allende ya había ingresado de tiempo completo a la política. Antes de cumplir los 30, fue electo diputado por las ciudades de Valparíso y Quillota, región de Valparaíso. En 1945 fue electo como senador y seguiría siendo legislador hasta 1970.

Por otro lado y a pesar de la solidez de sus instituciones, particularmente el Ejército, la democracia chilena enfrentó, desde principios del siglo XX, una constante: la polarización del electorado, reflejo de una sociedad profundamente dividida entre diversas corrientes de izquierda socialistas y comunistas, un centralismo oportunista y grupos de derecha liberal-conservadora, una de cuyas expresiones más importantes fue el Partido Demócrata Cristiano (PDC). Las elecciones de 1964 fueron un claro ejemplo de esta realidad. Las derechas, unidas en el PDC, presentaron como candidato al conservador de centro Eduardo Frei Montalva,5 mientras que las izquierdas tuvieron en Salvador Allende al candidato de unidad. Se trataba de una elección decisiva en la que se enfrentaron de manera más contundente dos modelos de nación.

Chile estaba en la mira de la comunidad internacional, que se debatía en la bipolaridad de la guerra fría.6 El Frente de Acción Popular (FRAP),7 en boca de Salvador Allende, expresaba su abierto rechazo al capitalismo y al imperialismo estadounidense y la intención de transitar pacíficamente hacia el socialismo. Por su parte, los Estados Unidos tenían un especial interés en impedir que cualquier otro país de América Latina emulara a Cuba.8 De ahí que pusieran en marcha todos los recursos a su alcance para apoyar la candidatura de Frei Montalva, que se presentaba como el gran reformador.

A través de operaciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA),10 el gobierno estadounidense gastó más de 2,7 millones de dólares en apoyo directo a la campaña de Frei. Varios millones más fueron donados por organizaciones e instituciones contactadas por el gobierno estadounidense en Europa: el Partido Demócrata Cristiano de Italia, el Vaticano, las casas reales de Holanda y Bélgica, la Democracia Cristiana holandesa y la alemana así como la Iglesia católica de los Estados Unidos. Con estas donaciones, se creó un fondo administrado por la CIA para 1) Financiar campaña a favor de Frei y de terror contra Allende; y 2) Convencer a distintas personalidades dentro de Chile opuestas a Frei Montalva para que cambiaran a la intención de su voto a favor de aquél. Se calcula que, a través del gobierno estadounidense, se invirtieron más de 4 millones de dólares para financiar acciones clandestinas en contra del FRAP, como quedó documentado por el Comité Church varios años después.11 Los esfuerzos de las derechas chilenas y de sus aliados estadounidenses y europeos dieron resultados: Frei Montalva ganó las elecciones con un cómodo margen de 56 por ciento de los votos contra 39 por ciento de Allende.

Para cumplir con las grandes expectativas generadas, una vez asumido el cargo, el gobierno de Frei Montalva se concentró en sacar al país de la crisis económica heredada del gobierno de Alessandri. La primera medida tuvo que ver con el principal recurso natural de Chile: el cobre. Gran parte de la sociedad chilena esperaba que el país tuviera mayores beneficios de su explotación. El problema era que la industria estaba en manos de empresas estadounidenses. Como en otros rubros, Frei Montalva ofreció una solución intermedia, que dejó satisfechos a los empresarios extranjeros pero que generó mucho descontento y críticas desde las izquierdas. La idea del presidente chileno era, ante todo, aumentar la producción, las ganancias y apropiarse de parte de la industria. Los resultados fueron, empero, muy magros. Si bien los ingresos por exportación de cobre aumentaron en los siguientes años, esto se debió a un aumento en los precios del metal, no a una mayor producción.

Algo similar ocurrió en el sector agrario y la participación política de las clases populares. Por un lado, los resultados de la prometida reforma agraria de fondo frustraron las aspiraciones de los campesinos chilenos, que llevaban décadas exigiéndola. Por el otro, el impulso que Frey Montalvo dio a la conformación de cooperativas y el comunitarismo, lejos de apaciguar la efervescencia política, fortaleció la conciencia política de sindicalistas, estudiantes, profesionistas. Asimismo, aunque el gobierno de los Estados Unidos, siempre al pendiente de los resultados del gobierno demócrata cristiano de Chile, le otorgó un generoso crédito y gestionó que el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo hicieran lo propio, la situación económica del país fue aun más incierta, pues dichos préstamos terminaron por engrosar sustancialmente la deuda externa. La ‘Revolución en libertad’ ofrecida por Frei Montalvo mostraba sus limitaciones más temprano que tarde. Si bien el PDC consolidó su poder en las elecciones de 1965, en los procesos electorales subsiguientes perdió terreno.

Un año antes de las elecciones presidenciales de 1969, el PDC ya no tenía mayoría legislativa. Ante la imposibilidad de reelección consecutiva que impedía a Frei volver a ser candidato, para 1970, las derechas, cuya unidad les había garantizado el triunfo en 1964, decidieron presentarse por separado. La ultraderecha optó nuevamente por el ex presidente Jorge Alessandri como candidato; la Democracia Cristiana, por Radomiro Tomic; y las izquierdas, esta vez aglutinadas en torno a la Unidad Popular (UP),12 una vez más por Salvador Allende. La fragmentación de las derechas en dos frentes permitió, por fin, el triunfo de las izquierdas. Ante el horror de las derechas y del gobierno de los Estados Unidos, el 4 de septiembre Allende ganaba con un reducido margen que, a pesar de todo, no pudo revertirse.

Es importante mencionar que la UP era un grupo heterogéneo que llevaba la unidad sólo en el nombre. Desde los moderados, como el mismo Allende,13 que buscaban la transformación siempre por la vía legal hasta los más radicales que no descartaban el uso de las armas para tal fin, todos encontraron en la UP el espacio para construir un diálogo que en otras circunstancias quizá no se hubiera dado. Lo cierto es que la frágil y coyuntural alianza entre tan diversos sectores de izquierdas jugó un papel decisivo en los acontecimientos del 11 de septiembre de 1973.

¡VIVAN LA CHICHA, EL VINO, LA CUECA, LA ZAMBA Y LA DEMOCRACIA!

Venceremos, venceremos,
con Allende en septiembre a vencer.
Venceremos, venceremos,
¡la Unidad Popular al poder!
Himno Venceremos (fragmento)

Con una apretada diferencia, la UP ganó las elecciones del viernes 4 de septiembre de 1970.

Luego de la victoria, el objetivo de la oposición y del gobierno estadounidense fue uno: impedir a toda costa la toma de posesión de Allende. Para ello, se movieron en dos flancos: con el Congreso chileno, que debía ratificar el triunfo dado el apretado margen entre el triunfador y Alessandri (de menos de 2 puntos porcentuales); y con el Ejército, algunos de cuyos altos mandos habían expresado un marcado repudio hacia la UP y en especial, hacia Allende.

En cuanto al Congreso, la ultraderecha pensaba presionar a los legisladores para que, violentando el estado de derecho, no reconocieran el triunfo de Allende y, con sus votos y los de la DC, ungieran a Alessandri como presidente. Con el fin de lograr la legitimidad mínima necesaria para gobernar, la idea era que Alessandri convocara a nuevas elecciones renunciando al cargo inmediatamente después. Los democratacristianos rechazaron esta posibilidad y se inclinaron para la propuesta del ex candidato Tomic: nombrar a Allende presidente de Chile a cambio de un Estatuto de Garantías, lo que finalmente ocurrió.14

Quedaba entonces el Ejército, tan institucional como conservador…

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