Soconusco, Chiapas: llevan 15 días en campamentos para detener la minería (+VIDEO)

Por Pia Rioblanco / Otros Mundos A.C.

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Un video de Otros Mundos A.C. / Amigos de la Tierra México /

Red Mexicana de Afectad@s por la Minería (REMA)

Desde el 26 de septiembre del 2016, habitantes de 29 barrios y comunidades de los municipios de Acacoyagua y Escuintla, en la Sierra Madre de Chiapas, protagonizan una etapa importante de la defensa del territorio ante la expansión de la actividad minera en la entidad. Están reunidos dentro del Frente Popular en Defensa del Soconusco (FPDS), un movimiento ciudadano pacífico, nacido el 20 de junio del 2015, que tiene como objetivo proteger del despojo esta hermosa región, ubicada en el Soconusco (la zona costera de Chiapas) y en las faldas de la reserva de la biósfera El Triunfo.

Con unas simples cuerdas atadas a los árboles, están impidiendo el paso de las maquinas de la empresa minera mexicana El Puntal S.A. de C.V. hacia el predio de explotación de 500 hectáreas “Casas Viejas”, ubicado entre las comunidades Magnolia, Los Cacaos y Satélite Morelia, en Acacoyagua.

21 concesiones mineras en Acacoyagua y Escuintla, 99 en todo Chiapas

Expresan así su rechazo a perder la salud y la vida por la contaminación que genera este proyecto de extracción de oro, plata, titanio y hierro, activo desde alrededor de quince años. Desgraciadamente, “Casas Viejas” es solo uno de los 3 proyectos mineros en actividad en el municipio, que abarca en total 13 concesiones mineras (más de 36 000 hectáreas). A éstas se suman las 8 concesiones ubicadas en el municipio vecino de Escuintla (más de 15 000 hectáreas). Son 99 las concesiones mineras en todo el territorio chiapaneco.

Los miembros del Frente tienen dos campamentos. Uno en la comunidad de Santa Anita, bautizado “Campamento Alberto Montaño Espejel”, y otro en la comunidad de Las Cadenas, llamado “Campamento José Luciano”. El primer personaje luchó por la creación del municipio libre de Acacoyagua (quedó bajo el dominio de Escuintla hasta 1947) y el segundo dio su vida por recuperar tierras para la gente de su pueblo bajo Porfirio Díaz. “Estamos defendiendo nuestro territorio para que nuestros hijos puedan seguir viviendo tan felices como nosotros lo hemos sido en estos lugares”, cuenta una habitante del municipio asentada en el plantón “José Luciano”.

22% de muertes por cáncer en Acacoyagua

Los derechos de los habitantes de Acacoyagua y Escuintla a un medio ambiente sano, a la salud y al agua, están siendo violados cotidianamente por la actividad minera. Una de las comunidades afectadas, Jalapa, en Acacoyagua, ha sido víctima de un desastre ambiental muy preocupante. La mina “Casas Viejas” se encuentra a solo unos 200 metros del sistema de captación de agua que abastece a la comunidad. Durante esta temporada de lluvia, los desechos mineros taparon el tanque, dejando a los habitantes sin agua. Al constatar la catástrofe, una gran parte de Jalapa decidió oponerse al proyecto.

Juan Velázquez, doctor en Acacoyagua, calcula que entre el 2005 y el 2015, la tasa de muertes por cáncer en el municipio subió del 7% al 22%. “Los cánceres de todos tipos, principalmente el del hígado, se volvieron las primeras causas de muerte en la localidad”, recuerda el médico. “Nosotros estamos luchando para sobrevivir”, dijo, asegurando que la actividad minera libera partículas tóxicas y radioactivas como el torio y el silicio.

Ríos contaminados y enfermedades de la piel

Muchos habitantes se quejan de haber sufrido enfermedades de la piel al estar en contacto con el agua de los ríos, en los que se sabe que las mineras descargan materiales extraídos del subsuelo. “Uno de los motivos por los que la SEMARNAT no aprobó el cambio de uso de suelo para el proyecto minero Bambú en Acacoyagua es porque la empresa que lo manejaba (Obras y Proyectos Mazapa S.A. de C.V) descargaba directamente sus desechos en el río Cintalapa, el cuál abastece de agua a alrededor de 3,000 habitantes de Escuintla”, recuerda Libertad Díaz, integrante de Otros Mundos A.C. / Amigos de la Tierra México y de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA).

Otros Mundos A.C. / Amigos de la Tierra México y la REMA apoyan la lucha del FPDS. Exigen junto con sus miembros que el ayuntamiento de Acacoyagua cumpla con la promesa que hizo al declarar el municipio territorio libre de minería el 16 de agosto del 2016: revocar las licencias de exploración y explotación vigentes y comprometerse a no entregar una sola más.

LLAMAMOS a la comunidad nacional e internacional a que se solidarice con el Frente Popular en Defensa del Soconusco y exija la revocación de las licencias de los proyectos mineros.

RESPONSABILIZAMOS al gobierno de Chiapas por cualquier atentado a la integridad física y psicológica de los integrantes del movimiento.

Pueden mandar sus cartas de apoyo a frentesoconusco@gmail.com

#RiosLibres
#NoALaMineria

+++ Avances en la lucha del FPDS, a 17 de noviembre del 2016

Minería y despojo: Existen 407 concesiones distribuidas en 220 municipios de Oaxaca

La Minuta.

En esta segunda entrega del trabajo de investigación realizado por EDUCA en el proyecto Observatorio de Derechos Territoriales, se revela que con datos del 2015, en Oaxaca se encontraban registradas ante la Secretaría de Economía 407 concesiones en todo el estado y 35 proyectos mineros impulsados por 38 empresas registradas en Canadá, USA, Perú, Australia y México. Según datos de la Secretaría de Economía 29 se encuentran en etapa de exploración, 2 en etapa de desarrollo, 2 postergados y 2 en etapa de explotación. Éstos últimos han sido ubicados por el Gobierno del Estado de Oaxaca como “dos de los proyectos mineros más importantes de la historia, generando una inversión privada durante el periodo 2011-2015 por 6 mil 382 millones de pesos, lo cual ha colocado al estado en el séptimo lugar nacional en producción minera”. Pero también Oaxaca ocupa el nada honroso segundo lugar en pobreza extrema. Las concesiones mineras están distribuidas en 220 municipios del estado, casi un 40 % del total de municipios de la entidad.

Ver mapa

Ver CONTEXTO SOBRE MINERÍA EN OAXACA.

Gustavo Castro: «Cuando mataron a Berta Cáceres a mí me dieron por muerto»

Entrevista

El sociólogo ambientalista mexicano Gustavo Castro Soto es testigo directo del asesinato de la activista de la tierra y el medioambiente de Honduras. Se encuentra en La Palma invitado por el grupo local de Amnistía Internacional. “Merece la pena morir por defender el planeta”, asegura.

Esther R. Medina – eldiario.es

Está convencido de que merece la pena morir por defender los derechos humanos y el patrimonio natural del planeta. El sociólogo ambientalista mexicano Gustavo Castro Soto se encuentra en La Palma invitado por el grupo local de Amnistía Internacional. Durante su estancia en la Isla mantendrá encuentros con los estudiantes de diferentes institutos y el próximo viernes, 7 de octubre, a las 20:00 horas, ofrecerá una conferencia en la Casa Salazar de Santa Cruz de La Palma. Es defensor de los derechos humanos y de la tierra y el medioambiente y fundador de la organización Otros Mundos con sede en Chiapas. Este destacado activista es asimismo miembro de la coordinación nacional de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA), del Movimiento Mexicano de los afectados por las Represas (Mapder), de la Red Latinoamericana contra las Represas (Redlar) y del Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Extractivo Minero (M4). Gustavo Castro era compañero y amigo de Berta Cáceres, la líder y defensora de la tierra y el medioambiente de Honduras que fue asesinada en marzo de 2016. Fue testigo directo de su muerte. “Este hecho ha supuesto un antes y un después y me ha marcado la necesidad de revisar la vida”, ha manifestado en una entrevista con La Palma Ahora. Está amenazado de muerte y lleva dos meses en España acogido en el Programa de Protección para Defensores de Derechos Humanos de Amnistía Internacional.

-¿Merece la pena morir por defender los derechos humanos y el patrimonio natural?

-Pues creo que a fin de cuentas sí, porque se trata de la vida de todos y todas. La defensa del medioambiente es también la defensa de la propia vida, de la vida de nuestros hijos, y es la vida del planeta en el que vivimos todos y todas. No tenemos otra opción, hay que hacerlo.

-Ha sido testigo directo de la muerte de Berta Cáceres. ¿Cómo le ha marcado esa experiencia?

-Ha sido como un antes y un después. Fui testigo del momento en el que asesinan a Berta, la vi fallecer, y también sufrí yo un intento de homicidio, me dieron por muerto aunque quedé herido. Este hecho me ha marcado la necesidad de revisar la vida, las estrategias de lucha y de resistencia que se tienen que hacer en América Latina para defender el medioambiente, porque no solo estoy yo, hay mucha gente más: comunidades, pueblos, hombres y mujeres que están en la misma situación defendiendo el patrimonio de la humanidad, los ríos, los bosques, en bien de todo. 

-¿Piensa regresar a América Latina?

-Por lo pronto, no. Estoy en el programa de protección de Amnistía Internacional, y el proceso legal y jurídico contra el Gobierno de Honduras por el asesinato de Berta y de la tentativa de asesinato en mi caso, sigue todavía, se han detenido a cinco presuntos delincuentes -que son los que estuvieron en el atentado-, el gerente de una empresa hidroeléctrica, un militar, un ex militar, sicarios… y la inseguridad para mí continúa porque yo vivo muy cerca de Honduras, por eso veo la necesidad de estar un tiempo fuera, y desde España seguir colaborando en la investigación para que se haga justicia por el caso de Berta.

-¿Qué mensaje desea transmitir a la sociedad palmera?

-Me gustaría platicar mucho con los chicos sobre el amor a la tierra, el amor a este planeta que es de todos y todas, y que no solo es responsabilidad nuestra cuidarlo sino responsabilidad de todos estemos donde estemos. En este sentido, vale la pena protegerlo porque estamos hablando de nuestro futuro. Alguien en una comunidad dijo que los adultos debemos preocuparnos por el mundo que le vamos a dejar a nuestros hijos y otro comentó que habría que preocuparse qué hijos vamos a dejar a este planeta, hijos críticos, hijos sanos, hijos con ganas de cambiar la realidad, de defender la humanidad, el medioambiente, y yo quiero transmitir eso, enseñar a no ser pasivos, a enamorarnos de nuestro planeta, de nuestra vida y de nuestro futuro.

Honduras: Experto de la ONU advierte sobre el riesgo de impunidad en el caso de Berta Cáceres

Pronunciamiento Naciones Unidas sobre caso BERTA CÁCERES

GINEBRA (6 de octubre de 2016) – El experto independiente de las Naciones Unidas Michel Forst expresó hoy graves preocupaciones sobre la marcha de la investigación judicial en el caso de la defensora de los derechos humanos Berta Cáceres, asesinada en marzo de este año.

Las declaraciones del Relator Especial de la ONU sobre la situación de los defensores de los derechos humanos se producen tras la desaparición del expediente original del caso. Según la información recibida, el miércoles 28 de septiembre la jueza encargada del proceso fue interceptada por hombres armados que robaron su auto y el expediente que en él se encontraba.

“El robo del expediente original del caso de Berta Cáceres es muestra de la vulnerabilidad del sistema judicial hondureño y da cuenta, en este sentido, del problema de fondo que perpetúa la impunidad en Honduras: la incapacidad o falta de voluntad de las autoridades hondureñas para investigar y sancionar violaciones graves a los derechos humanos”, recalcó el Sr. Forst.

“Las autoridades hondureñas deben investigar de manera prioritaria el robo del expediente y las condiciones en las que sucedió, así como tomar medidas adecuadas y eficaces para evitar la repetición de tales hechos”, señaló.

Asimismo, el Relator Especial pidió que “la reconstrucción del expediente se haga de manera transparente y con la plena participación de los representantes de la víctima y sus familiares”.

“Las autoridades hondureñas deben actuar con profesionalidad, transparencia e independencia en la búsqueda de justicia en el caso de Berta Cáceres”, indicó el Sr. Forst. “De igual forma, deben tomar las medidas necesarias para garantizar la participación plena y efectiva de las víctimas y sus representantes legales en todas las etapas del proceso judicial”.

Para el experto de la ONU, “es fundamental que se restablezca la confianza de las víctimas en el funcionamiento del sistema judicial, no sólo para obtener justicia en el caso de Berta Cáceres, sino para combatir activamente la impunidad en Honduras”.

“Insto al Estado hondureño a aceptar la creación de la comisión independiente de expertos propuesta por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para cooperar en la investigación del asesinato de Berta Cáceres”, dijo el Relator Especial.

“El caso de Berta Cáceres es un ejemplo del nivel de riesgo y vulnerabilidad que enfrentan las personas que defienden los derechos humanos en Honduras y, en particular, las mujeres defensoras”, concluyó.

Las declaraciones del Sr. Forst cuentan con el respaldo del Grupo de Trabajo de la ONU sobre la cuestión de la discriminación contra la mujer en la legislación y en la práctica.

El Sr. Michel Forst (Francia) fue designado Relator Especial sobre la situación de los defensores de derechos humanos por el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU en 2014. El Sr. Forst tiene una vasta experiencia en el tema de los derechos humanos, específicamente sobre la situación de los defensores de derechos humanos. Fue Presidente de Amnistía Internacional (Francia) y Secretario de la primera Cumbre Mundial sobre Defensores de Derechos humanos en 1998. Para mayor información, visite: http://www.ohchr.org/SP/Issues/SRHRDefenders/Pages/SRHRDefendersIndex.aspx

Lea el informe del Relator Especial sobre las amenazas globales que enfrentan los defensores, y sobre la situación de los defensores de los derechos de la mujer:
http://www.ohchr.org/SP/Issues/SRHRDefenders/Pages/AnnualReports.aspx

Nuevo estudio confirma que las grandes represas son una fuente principal de los gases causantes del cambio climático

Investigadores de la Universidad del Estado de Washington concluyeron que todos los embalses, no solo los construidos en zonas tropicales, generan 1.3 por ciento del total de gases de efecto invernadero producido por la humanidad. El hallazgo ratifica una vez más que las represas no son energía limpia y afectan el clima.

AIDA America

Seattle, Estados Unidos. Un nuevo e importante estudio a cargo de investigadores de la Universidad del Estado de Washington da cuenta que los embalses de las grandes represas son una fuente “subestimada” de gases de efecto invernadero, principalmente metano, un contaminante 34 veces más dañino que el dióxido de carbono. La investigación evidencia además que todos los embalses, no solo los construidos en zonas tropicales, son gran fuente de emisiones contaminantes a la atmósfera.

De acuerdo con el estudio, los gases contaminantes provienen de la descomposición de la materia orgánica que es inundada por los embalses artificiales de agua. La contaminación generada es de gran magnitud. Los embalses generan 1.3 por ciento de los gases de efecto invernadero de toda la humanidad en un año (más que todas las emisiones contaminantes de Canadá) y el 80% de esa contaminación es metano, señala la investigación.

“En toda América, gobiernos están impulsando la construcción de cientos de grandes represas, sobretodo para producir energía, argumentando que ayudan a mitigar el cambio climático al ser fuentes limpias”, explicó Astrid Puentes Riaño, codirectora de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA). “Es cada vez más claro que las grandes represas, más que una solución, son un problema. Los líderes del mundo deben con urgencia empezar a planificar e implementar soluciones energéticas alternativas a fin de conseguir un avance real en la lucha contra el cambio climático”.

Junto con una coalición de organizaciones de la sociedad civil, AIDA, Amazon Watch e International Rivers hemos insistido por años que la implementación de grandes proyectos hidroeléctricos —como la represa Belo Monte en Brasil— causan daños serios al ambiente, el clima, y a los derechos de las comunidades afectadas.

“Las grandes represas son uno de los causas más importantes de la destrucción ambiental en la Amazonía”, dice Leila Salazar-López, directora ejecutiva de Amazon Watch. “Además de emitir metano, destruyen la biodiversidad y los bosques ancestrales de miles de comunidades indígenas y tradicionales que han vivido por siglos de los ecosistemas ribereños. Es imprescindible calcular los costos reales de las grandes represas para entender todos sus impactos y no generar más daños que beneficios”.

Como organizaciones trabajando en la promoción de soluciones reales al cambio climático, estamos dispuestas a compartir evidencia científica sobre los daños de las grandes represas con gobiernos, organismos internacionales e instituciones financieras, para contribuir al cambio energético que todos necesitamos.

“Los nuevos hallazgos tumban el mito de las hidroeléctricas como fuente limpia de electricidad y ponen de relieve porqué las grandes represas deben ser excluidas de los mecanismos de financiamiento climático”, dijo Kate Horner, directora ejecutiva de International Rivers.

Los hallazgos de este nuevo estudio deben ser considerados en los inventarios de emisiones contaminantes que contribuyen al cambio climático, y en la ejecución de programas y planes orientados a resolver nuestras necesidades energéticas.

Para más información consulte:

  • Estudio de la Universidad del Estado de Washington (inglés).
  • Comunicado de la Universidad del Estado de Washington sobre el estudio (en inglés).
  • 10 razones por las que las iniciativas climáticas no deberían incluir grandes proyectos hidroeléctricos (manifiesto).
  • Carta abierta a organismos internacionales, gobiernos e instituciones financieras para que dejen de considerar a las grandes represas como energía limpia e implementen soluciones reales al cambio climático.

 

COPINH y familia de Berta Cáceres piden al Ministerio Público que rompa la secretividad

COPINH y la familia de la lideresa indígena y ambientalista, Berta Cáceres, pidió al Ministerio Público que rompa la secretividad decretada sobre este emblemático caso que está siendo discutido nacional e internacionalmente.

7 meses de Impunidad e Injusticia.

COPINH

La petición la hizo el apoderado legal de la familia Cáceres, Víctor Fernández, quien consideró como un absurdo que el Ministerio Público no le permita tener acceso a la información y al expediente, cuando ahora éste está en manos de criminales, luego que le fuera hurtado a la magistrada María Luisa Ramos.

El caso de Berta Cáceres, quien fue asesinada el pasado 3 de marzo en su casa de habitación en la ciudad de La Esperanza, Intibucá, fue declarado en secretividad por el Ministerio Público, sin embargo desde ese entonces el proceso ha estado plagado de irregularidades.

 

“Rompan con la secretividad para que nos demos cuenta, para contribuir al proceso de investigación, para tener posiciones oportunas sobre lo que está pasando en el caso”, expresó Fernández, quien además es el coordinador del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ) una organización sin fines de lucro, cuyas oficinas fueron asaltadas recientemente y donde curiosamente se maneja el connotado juicio.

El profesional del derecho reveló este martes que mediante un allanamiento practicado por fiscales del Ministerio se encontró el pasado 2 de mayo en las oficinas de la empresa Desarrollos Energéticos S.A. (DESA), una camiseta, supuestamente del Fiscal General de la República.

“Este dato a nosotros nos parece sobremanera relevante y hoy el que el caso lo tiene cualquier gente que se lo robó ¿por qué nosotros debemos seguir conservando el secreto?”, dijo Fernández.

Apuntó que la familia Cáceres quiere que el Ministerio Público tenga éxito en el proceso de juzgamiento, “pero con este comportamiento, con estos datos, cuya respuesta es el secreto, el silencio, es un poco difícil mantener la confianza”, señaló.

Insistió en que es insostenible que el Ministerio Público mantenga en secreto un caso que ya está en manos de la delincuencia, por lo que a reglón seguido pidió la conformación de una comisión internacional. Desde un inicio la familia Cáceres ha venido solicitando la integración de una comisión internacional, liderada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El coordinador de la MADJ pidió que al caso de Berta Cáceres no se le siga dando el trato de cualquier asesinato, porque debe ser considerado un crimen de lesa humanidad.

Fuente: Criterio hn

 

 

Honduras: El FMO y su informe mentiroso

COPINH

El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras rechaza enérgicamente el informe de la Misión contratada por el FMO para legitimar sus actuaciones como banco financiador, así como las de la empresa DESA, la misión en su informe busca desestimar las responsabilidades de estas instituciones en la creación de una situación de conflictividad, intimidaciones, agresiones y asesinatos en las comunidades de Río Blanco y en contra del COPINH, así como en el asesinato de nuestra compañera Berta Cáceres.

Este informe busca desacreditar la resistencia legítima que han presentado las comunidades de Río Blanco en contra de la imposición del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, mediante la criminalización del COPINH, las comunidades indígenas y sus liderazgos.

Al mismo tiempo busca deslegitimar la búsqueda de justicia en el asesinato de nuestra Coordinadora General Berta Cáceres quitando las responsabilidades que claramente tiene DESA, e incluso el documento promueve la reapertura del proyecto.

El COPINH rechaza, una vez más la imposición de las ideas occidentales acerca del “desarrollo” enmascarado en el capitalismo verde que en realidad significa el saqueo del territorio Lenca, de nuestra cosmovisión y espiritualidad.

El informe trata al proyecto Agua Zarca como una solución mágica para los problemas de las comunidades, obviando que los beneficiados son los grupos económicos que en complicidad con las autoridades imponen su beneficio económico sin importar cuántas vidas cueste, arrojando migajas para las comunidades, las cuales debemos suponer que reemplazan las responsabilidades del Estado.

El Convenio 169 de la OIT, al igual que los demás instrumentos jurídicos, han sido producto de las luchas de los pueblos indígenas del mundo por el reconocimiento de nuestros derechos y su letra no puede ser tergiversada al beneficio de las empresas, los bancos o el Estado. El informe busca quitarle las responsabilidades a DESA y a los bancos, en especial al FMO, en la violación de la Consulta y Consentimiento, Libres, Previos e Informados (CLPI).

Agua Zarca es un proyecto aprobado por el Estado, sin consulta a las comunidades afectadas ni a sus organizaciones. Por lo cual desde su origen es ilegal e ilegítimo, y los funcionarios quienes firmaron cualquier contrato o disposición son igual de responsables por la violación a la CLPI y sus resultados en Río Blanco y el asesinato de Berta Cáceres. Jonathan Laínez, exvice-ministro de SERNA y Martiniano Domínguez, exalcalde de Intibucá, están siendo procesados por abuso de autoridad en la violación a la CLPI por los permisos otorgados a DESA sobre el Río Gualcarque. Exigimos castigo por esa violación flagrante de los derechos del pueblo Lenca.

La Misión del FMO se parcializó para favorecer a los actores involucrados en la violación de los derechos del pueblo de Río Blanco y construyó un discurso que respalda las nefastas actuaciones de la empresa. La Misión ignoró y desestimó testimonios de personas e instituciones claves para entender el contexto de violencia y conflictividad creado por la empresa y el Estado hondureño. E incluso evitó hablar con la familia de nuestra compañera Berta Cáceres aún cuando su tarea es producto de su vil asesinato y la vinculación de DESA en este.

La violencia sufrida en las comunidades de Río Blanco ha sido producto de la instauración de un modelo de terror paramilitar y división implantado desde la empresa DESA, dirigida por su gerente, militar de inteligencia, David Castillo, en complicidad con todos los niveles del Estado (Ejecutivo, congreso, alcaldes municipales), para imponer a toda costa un proyecto que no brinda beneficios a las comunidades, sino muerte y destrucción.

La responsabilidad de la violencia recae en las actuaciones de esta empresa y su alianza con las instituciones estatales que han agredido, humillado y asesinado con impunidad. Sin embargo, el informe de la misión del FMO busca alegar que la violencia proviene de las comunidades y criminaliza al COPINH. El informe ignora la naturaleza sistemática de la violencia, lo cual incluye los asesinatos de cuatro miembros de COPINH, así como los cientos de casos de intimidación y agresiones por parte guardias de seguridad, policías y militares contra las comunidades.

Este informe es sacado a la luz con el objetivo de tergiversar la verdad acerca del proyecto de muerte Agua Zarca y permitir que DESA/Agua Zarca continúen sembrando la muerte para lucrarse.

La Relatora Especial sobre Pueblos Indígenas de la ONU, ha expresado en su reciente informe acerca de la situación de los pueblos indígenas en Honduras “El Caso de Río Blanco es emblemático de la situación de violencia, impunidad y falta de acceso a la justicia que amenaza a los pueblos indígenas de Honduras, particularmente en relación con los proyectos de inversión”. Y ha añadido; “Deben profundizarse las líneas de investigación del asesinato de Berta Cáceres respecto a la posible participación de personas adicionales, incluyendo empleados y agentes de la empresa y agentes estatales, policiales, militares y de seguridad privada”.

Sabemos que se está desarrollando toda una estrategia mediática a nivel nacional para limpiar la imagen de DESA/Agua Zarca y poner en funcionamiento el proyecto, con la aparición de figuras indignas y vendidas como Elsia Paz entre otras.

El COPINH deja claro que no vamos a permitir de ninguna manera que Agua Zarca continúe y que se sigan despojando nuestros territorios. Nuestra búsqueda de justicia por Berta será inagotable y todos los responsables deben ser castigados.

Exigimos que el FMO, Finn Fund, y el BCIE se retiren de manera inmediata y definitiva del Proyecto Agua Zarca.  Exigimos la cancelación inmediata del Proyecto Agua Zarca en el sagrado Rio Gualcarque.

Seguimos en pie de lucha. Por Berta y por todos y todas nuestras mártires. Por nuestros ríos, bosques y montañas. Por todas las comunidades que resistimos este sistema capitalista, racista y patriarcal.

En el documento adjunto se amplían las inconsistencias, sesgos, y errores del informe de la misión del FMO, solicitamos a la solidaridad nacional e internacional su difusión y apoyo.

¡Con la fuerza ancestral de Berta, Lempira, Mota y Etempica se levantan nuestras voces llenas de vida, justicia, dignidad, libertad y paz!

Dado a los 30 días del mes de septiembre de 2016.

AQUI PUEDEN LEER EL DOCUMENTO ADJUNTO COPINH rechaza el informe de la Misión del FMO

ADEMAS: Mediante asalto roban expediente judicial del asesinato de Berta Cáceres http://www.clibrehonduras.com/alerta/mediante-asalto-roban-expediente-judicial-del-asesinato-de-berta-c%C3%A1ceres

Mantienen dos campamentos para detener la actividad minera en el Soconusco

Comunicado del Frente Popular en Defensa del Soconusco 20 de Junio, miembro de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA) – Acacoyagua (Chiapas, México), martes 4 de octubre del 2016

 

El Frente Popular en Defensa del Soconusco 20 de Junio mantenemos

dos campamentos para detener la actividad minera en nuestro territorio.

Las familias que integramos el Frente Popular en Defensa del Soconusco 20 de Junio (FPDS) ejercemos nuestro derecho a un medio ambiente sano y al agua, a proteger nuestra tierra y el patrimonio de nuestros/as hijo/as.

Este 26 de septiembre determinamos cuidar los caminos del paso de la maquinaria de excavación y transporte del proyecto minero “Casas Viejas”. Siendo nosotros/as lo/as propietario/as de los caminos que usan los mineros como paso de trabajo, establecimos de manera colectiva que es nuestro deber cuidar la reserva de El Triunfo, los ríos Cacaluta, Cintalapa y Doña María, así como los manglares de la zona costera de la explotación minera de Titanio. De manera pacífica, con el sentimiento de unión y solidaridad, nos organizamos para mantener dos campamentos para impedir el saqueo y la contaminación de nuestra naturaleza.

El proyecto minero “Casas Viejas” (en los ejidos Cacaos, Magnolia y Satélite Morelia) es parte de cinco proyectos que se han establecido desde hace quince años. Tan solo en el 2009, se explotaron 49.000 toneladas del proyecto “Cristina” y, durante los últimos cinco años, se han concesionado 21 títulos en los municipios de Escuintla y Acacoyagua. Las empresas Male S.A. de C.V., el Puntal S.A. de C.V., Tristán Canales Reyna y Socios, Honour Up Tranding S.A de C.V., Sociedad Cooperativa Unidad Piedritas y Servicios S.C.L. de C.V. se han apoderado de nuestro territorio y ponen en riesgo nuestro futuro.

 

Las familias del FPDS hacemos efectiva la Declaratoria de Municipio Libre de Minería firmada por el presidente municipal y los/as regidores del H. Ayuntamiento de Acacoyagua y el compromiso que desde entonces establecimos: los y las representantes de los ejidos y comunidades de Acacoyagua declaramos que no permitiremos ninguna reanudación de proyectos mineros, nada de trabajos a escondidas (ni de exploración ni explotación), nada de máquinas por los caminos, nada de visitas de empresarios chinos, nada de promesas de minería sustentable. Porque nuestro territorio merece ríos sanos, gente sin enfermedades, trabajo digno y con tierra para las nuevas generaciones.

Los/as integrantes exigimos: comunidades sanas, ríos libres, tierra para sembrar y futuro para nuestros hijos/as.

¡Vida Sí, Minería No!
¡Aguas para la Vida, No para la Minería!

Firman:

Frente Popular en Defensa del Soconusco 20 de Junio
Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA)

Para mayor información:

salvadorchavit@hotmail.com
libertaddiaz@otrosmundoschiapas.org

La Lucha por la Tierra en Chiapas (1972-1993)

Antecedentes de la sublevación neozapatista

Por: JORGE FAVA. larevolucionseminal
“Dura y amarga ha sido la experiencia pero hemos
aprendido: lo que no hagamos por nosotros no lo
hará nadie, y estamos dispuestos a lucha por
recobrar nuestras tierras”.
Carta de la Comunidad de Monte Líbano al
presidente de México Miguel de la Madrid.
Municipio de Ocosingo, Chiapas, 1983.
1.- INTRODUCCIÓN
El estado de Chiapas, situado en el sureste mexicano, ocupa una superficie de 75.634,4 kilómetros cuadrados en la que se distribuyen 111 municipios, 16.400 localidades y una población, según el censo de 1990, de 3.200.000 habitantes, de los cuales aproximadamente un millón son indígenas. El 60% del total de estos pobladores viven en el campo. Económicamente, Chiapas es un estado rico en petróleo, gas, energía eléctrica (el 55% de la energía nacional de origen hidroeléctrico proviene de este estado), ganadería, agricultura, silvicultura, café, miel, mango, caña de azúcar, algodón, etc. No obstante ello, un tercio de las viviendas chiapanecas no tienen luz, la mitad no tiene agua potable, el 54% de los habitantes están desnutridos (en la región de los Altos y la Selva el porcentaje es aún mayor), el 90% de la población rural tiene ingresos mínimos o no tiene ninguno y el analfabetismo alcanza al 30% del total de los residentes del estado y al 50% en las comunidades indias. Se calcula que en Chiapas mueren cada año aproximadamente 14.500 personas de enfermedades curables, constituyéndose en el índice de mortalidad más alto del país.[1]
    En la estructura económica chiapaneca “los pobres –dice el investigador Alejandro Guevara- están ligados generalmente a las actividades productivas de bajo valor agregados como es el caso del sector primario”.[2] A dicho sector pertenecen mayoritariamente los 300 mil tzeltales, 120 mil choles, 90 mil zoques, 300 mil tzotziles y 70 mil tojolabales, entre otras etnias nativas del estado.[3] En este contexto la cuestión de la tenencia de la tierra se torna crucial. De acuerdo a los autores Luis Duhalde y Enrique Dratman (según datos de 1994), “en Chiapas existen por lo menos 50.000 campesinos que demandan la entrega de tierras y en el estado se concentra casi el 30% del rezago agrario nacional, lo que significa, según estimaciones de la Confederación Campesina, 112.000 expedientes. En este estado, aproximadamente 6.000 familias detentan 2.856.000 hectáreas dedicas a la ganadería, que representa casi la mitad de la superficie rural del estado, lo que denota su poderío económico y político”.[4] Esta situación de desequilibrio en la posesión de la tierra impulsó a ejidatarios y comuneros a una lucha sin cuartel con el objeto de lograr una distribución más justa de las mismas.
    Abordamos aquí brevemente la evolución del conflicto chiapaneco y el desarrollo de sus combativas organizaciones campesino-indígenas independientes. Esta sucinta historia sobre la lucha por la tierra en Chiapas está basada en el excelente libro del Profesor Thomas Benjamin: “Chiapas: Tierra Rica, Pueblo Pobre”,[5] cuya lectura recomendamos para una profunda comprensión del desarrollo histórico-social del mencionado conflicto agrario en el sureste mexicano. Del largo proceso chiapaneco (que Benjamin analiza de manera completa en su libro), nos ocupamos aquí solo de los veintidós años que van de 1972 a 1993, con el objeto de esclarecer los acontecimientos principales que llevaron a los indígenas a la lucha autogestionaria por sus tierras, la que finalmente  desembocó, luego de reiteradas frustraciones, en la sublevación de enero de 1994.
 
 2.- 1972-1981: LA LUCHA AUTOGESTIONARIA CAMPESINO-INDÍGENA
 
     Convencidos de que la solución a sus reclamos de tierra no habrían de llegar a través de las organizaciones sindicales nacionales y regionales oficiales, la Confederación Nacional Campesina (CNC) y su brazo local, la Liga de Comunidades Agrarias de Chiapas (LCACH), los campesinos comenzaron a organizarse de forma independiente. La experiencia acumulada en las décadas anteriores puso en evidencia la inoperancia interesada de estas organizaciones sindicales agraristas y su connivencia con el poder y los terratenientes. Además, la gestión de la Secretaría de la Reforma Agraria se  mostró “indiferente y apática” ante los pedidos de los ejidatarios y los campesinos indios, según lo han reconocido las propias organizaciones sindicales campesinas oficialistas. Por su parte, el estado, en esta etapa específica del conflicto, no supo (y en ocasiones no quiso) dimensionar la complejidad de la situación en Chiapas y lograr tener así un diagnóstico más acertado de lo que allí ocurría, para luego obrar en consecuencia. “La asignación de recursos a Chiapas en los setenta –dice al respecto Thomas Benjamin- fue escasa y tardía. En ese entonces se combinaban muchos factores para crear una situación explosiva: sobrepoblación, erosión y agotamiento del suelo, la perniciosa corrupción de las oficinas gubernamentales que trabajan con los campesinos, aumento de precios y estancamiento de salarios, una concentración creciente de tierras de cultivo, la expansión de pastizales para la ganadería en tierras agrícolas, demora y –lo peor de todo- fraude, demora y pasmo en el proceso de reforma agraria”.[6] Pero, como este mismo autor lo señala, la clave del activismo campesino en los comienzos de 1970 fueron las solicitudes de tierras y la casi inexistente respuesta a las mismas por parte de la Secretaría de la Reforma Agraria, así como también la manifiesta impotencia de la CNC para gestionarlas con éxito.[7]
 
    El Primer Congreso Indígena de Chiapas realizado del 13 al 15 de octubre de 1974 y organizado por la diócesis de San Cristóbal de las Casas, marca el inicio de la politización y organización indígena. Allí se reunieron tzeltales, tzotziles, tojolabales y choles en representación de más de 300 comunidades, las que posteriormente darían lugar a las organizaciones independientes de base en lucha por la tierra.
 
    De resultas de este Congreso, surgen tres movimientos populares e independientes en las regiones con mayor conflicto etno-social de Chiapas: la Selva, Simojovel (al norte) y Venustiano Carranza (en el centro). En la Selva, el gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) otorgó en marzo de 1972 una gran extensión de tierra (más de 600 mil hectáreas) a un grupo de 66 familias lacandonas y a una compañía maderera. Disimulado tras un acto de reparación histórica a los indígenas lacandones se pretendía esconder al verdadero beneficiario de la amplia concesión de tierras y sus inmensas riquezas forestales: la compañía maderera. Los 71 mil tzeltalez, tzotziles, choles y tojolabales afectados por esta resolución presidencial, decididos a no abandonar las tierras que ocupaban desde hacia mucho tiempo atrás y de las cuales obtenían su sustento, fueron declarados “invasores” por el gobierno que en 1975 envió al ejército para desalojarlos. En respuesta, los migrantes tzeltales fundan en 1976 tres Uniones de Ejidos (UE) diferentes: Quiptic Ta Lecubtesel (unidos por nuestra fuerza) en el valle de San Quintín, Ocosingo,  y las Uniones de Ejidos Tierra y Libertad y Lucha Campesina en Las Margaritas; todas controladas por delegados del Congreso Indígena. Las uniones de ejidos emprenden así una larga e infructuosa lucha en defensa de sus derechos, la que da nacimiento en 1980 en el ejido Bajucú a la organización Unión de Uniones Ejidales y Grupos Campesinos Solidarios de Chiapas (UU), que reunía a aproximadamente 150 comunidades indígenas repartidas en 11 municipios.

 

    En el norte del estado, en los municipios productores de café de Simojovel, El Bosque, Huitiupán y Sabanilla, el activismo campesino-indígena concentró sus esfuerzos en la recuperación de la tierra. Anteriores reformas agrarias (1934-1959) habían dado tierras a los campesinos ejidatarios pero de muy baja productividad, cuestión a la que para la década del ’70 se debió agregar la superpoblación de dichas tierras y el consecuente problema del minifundismo, lo que obligó a los campesinos a trabajar en las grandes fincas cafetaleras de la región como peones “acasillados”. En 1975 y 1976, desmoralizados por los nulos resultados obtenidos a través de las gestiones de la CNC, comenzaron las tomas de tierras y la posterior represión por parte del ejército y las guardias “contrainsurgentes” organizadas por los caciques. Esta nueva estrategia de acción directa estaba dirigida por un comité central de siete ejidos, nacido al calor del Congreso Indígena de Huitiupán. Para 1977, este comité central aglutinaba a 37 ejidos de Huitiupán, El Bosque, Simojovel y Sabanilla, los que en los siguientes tres años invadieron 19 fincas. Sobre el final de la década, el comité central solicitó ayuda a la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) con el propósito de atender los reclamos de los trabajadores asalariados de las fincas. En 1978, se creó en la zona del ingenio Pujiltic, municipio de Venustiano Carranza, la Unión de Ejidos 28 de de Septiembre, la que requirió su afiliación a esta central, expandiéndose así su área de influencia en la región. La instalación de la CIOAC en Chiapas trajo roces con la CNC, que intentó contrarrestar las acciones de ésta organizando rompehuelgas e invadiendo tierras ya invadidas por la CIOAC.  A esta confrontación se sumó la acción represiva del gobierno estatal, el que en apoyo del sindicato oficialista, persiguió, encarceló y asesinó a dirigentes de la CIOAC. Para esta organización independiente, la lucha en Chiapas reunía dos objetivos principales,  los derechos laborales y los agrarios, y era llevada a cabo a través de una doble acción: una imperativa negociación con la Secretaría de la Reforma Agraria y, simultáneamente, la toma de tierras. Los primeros logros de esta estrategia habrían de esperar hasta 1987, cuando finalmente el gobierno autorizó la titularización de 16 ejidos reclamados por la CIOAC.
 

 

    Venustiano Carranza es el tercer lugar donde surge en 1973 un movimiento independiente de lucha por la tierra en Chiapas. Llamado “Movimiento de la Casa del Pueblo”, por su lugar de reunión, canalizó las frustraciones de los campesinos de esta región que demandaban tierras al Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización (DAAC). Su estrategia de lucha incluyó la acción directa, y en 1974 tomaron las oficinas del DAAC en Tuxtla Gutiérrez con el objeto de impulsar la puesta en práctica del decreto agrario de 1965.[8] En 1975, fue asesinado el dirigente Bartolomé Martínez Villatoro, y el ejército ocupó la Casa del Pueblo donde se produjo un tiroteo que resultó en la muerte de comuneros y soldados. El liderazgo del movimiento fue arrestado y la organización se dividió entre quienes intentaron un acercamiento al gobierno y sus planes de ayuda y quienes optaron por contrarrestar esta estrategia de “dividir para reinar” creando alianzas entre campesinos aislados. Dirigentes de esta última línea participaron en 1979 en el congreso  donde se creó la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA) en Milpa Alta, Distrito Federal, quienes, con la ayuda de los catequistas católicos, se expandieron dentro de Chiapas. En 1980, se unieron con ejidos y comunidades indígenas de los municipios de Simojovel y Las Margaritas para formar la Coordinadora Provisional de Chiapas (CPCH), la que en julio de 1982, pasó a denominarse Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ). Esta habría de convertirse en la mayor de las organizaciones independientes populares de Chiapas, como así también en la más combativa.

    Durante los ’80, la OCEZ, a diferencia de la CIOAC, se mantuvo independiente de influencia política partidista alguna, y, contrariamente a la ARIC (Asociación Rural de Interés Colectivo, fundada en Ocosingo en 1988), lejos de las agencias gubernamentales, lo que a posteriori habría de significarle una mayor afluencia de afiliados. Fiel a su política de tejer alianzas mayores, en 1980 la OCEZ se unió a la Coordinadora de Luchas de Chiapas (CLCH), una instancia organizativa amplia que fue prontamente desbaratada por la represión desatada contra ella. También tejió alianza con el Frente Nacional Democrático Popular (FNDP), una organización sospechada por algunos miembros de la OCEZ de estar infiltrada por el gobierno. En 1988, la agrupación se escinde en dos grupos como producto de discrepancias internas (el cuestionamiento a la unión con el FNDP, entre otras), con acusaciones cruzadas. Se supone que esta organización desarrolló en 1992 nuevos frentes en la Selva, los Altos y el norte de Chiapas bajo el nombre de Alianza Nacional Campesina Independiente Emiliano Zapata (ANCIEZ). Para algunos especialistas OCEZ y ANCIEZ son lo mismo con diferentes nombres.

  Otras organizaciones campesinas surgieron en esta época. En 1975, por ejemplo, la Alianza Campesina 10 de Abril (fecha del asesinato de Emiliano Zapata) coordinó tomas de tierras en los municipios de Ángel Albino Corzo, Chiapa de Corzo, Villa Flores, Venustiano Carranza, Socoltenango, Comalapa y Tzimil. Para inicios de 1982, hizo su aparición la Alianza Campesino Revolucionaria (ACR) y propició tomas de tierras en la costa del Pacífico de Chiapas.

    La intensa disputa por la tierra y las consecuentes invasiones que de ella se derivaron, no fueron protagonizadas exclusivamente por los campesinos. Un estudio realizado en los setenta en Chiapas, concluyó que de 115 casos de disputas agrarias graves 87 habían sido intrusiones de ganaderos en tierras comunales o ejidales.[9]
 
    La lucha del movimiento campesino-indígena y sus organizaciones de base, independientes y democráticas, contra la situación imperante en el campo chiapaneco generó una dura respuesta desde el poder. El encarcelamiento y/o asesinato de activistas sociales fueron recursos comunes a los que echaron mano tanto el estado como los finqueros, con el objeto de desarticular la creciente organización popular. Esta macabra tarea se profundizará en la década siguiente a través de una creciente militarización del estado y el control social de las comunidades indígenas.
 
3.- 1982-1993: AHOGAR AL MOVIMIENTO EN SANGRE
 
    Al conflicto por la tierra en Chiapas habrá de sumarse en esta década larga, como una marca de época, el drama de los refugiados guatemaltecos, la guerra revolucionaria en los países centroamericanos (Guatemala y El Salvador) y la erupción del volcán Chichonal (que obligó a reubicar a 14 mil indígenas zoques, muchos de ellos por la fuerza), lo que impulsó al gobierno a llevar adelante un creciente proceso de militarización del estado y nombrar como gobernador al general Absalón Castellanos Domínguez (1982-1988). “Hacia 1987 –señala Thomas Benjamin-, aproximadamente  4 mil soldados fueron destinados a Chiapas. Las dos fuerzas policiales del estado, la Policía de Seguridad Pública y la Policía Judicial, se pusieron bajo el mando de oficiales militares”.[10] La vía represiva con la que se pretendía ahogar en sangre al movimiento campesino-indígena independiente chiapaneco estaba en marcha.
 
    A partir de mediados de 1982, comenzaron a llegar a Chiapas oleadas de refugiados guatemaltecos, indígenas en su mayoría, que huían de la campaña de “tierra arrasada” que llevaba adelante el gobierno militar del general Efraín Ríos Montt en el noroeste del país vecino. En los años siguientes estos refugiados se establecerán en noventa campos a lo largo de la frontera con Guatemala, sumando para mediados de la década aproximadamente 50 mil personas. El gobierno, así como entidades empresariales mexicanas, temían que con los refugiados se infiltrasen las guerrillas centroamericanas con el objeto de diseminar en la región la ideología revolucionaria. Por tal motivo se tomaron una serie de medidas de seguridad que incluyeron, entre otras, maniobras de contrainsurgencia por parte del ejército mexicano en los municipios choles de Tila y Sabanilla, en la Selva y en la frontera con Guatemala, y el traslado de aproximadamente 18 mil refugiados al estado de Campeche.
 
    Con el objeto de bajar la tensión y desactivar posibles nuevos conflictos por la propiedad de la tierra, el gobierno nacional creó en 1984 el Programa de Rehabilitación Agraria (PRA), dándole prioridad a las zonas socialmente calientes de la Selva, Simojovel y Venustiano Carranza. No obstante su objetivo declarado de ayudar a los pequeños campesinos, los mayores beneficiarios del plan fueron los terratenientes y algunos burócratas de la Secretaría de la Reforma Agraria, quienes entre 1984 y 1987 se fagocitaron la mayor parte del presupuesto destinado a este propósito.

 

    Al tiempo que la crisis agraria se agravaba y las movilizaciones campesino-indígenas aumentaban poniendo mayor presión a la disputa por la tenencia de la tierra, el gobierno del general Absalón  Castellanos ponía todos los recursos del estado en pro de la protección de los propietarios privados contra las invasiones de tierras y las expropiaciones por la reforma agraria. No obstante, las tomas de tierras siguieron adelante. El panorama era el siguiente: en 1983 un grupo de campesinos invadieron 128 fincas; en junio de 1985, la CIOAC anunció que afiliados de su organización habían ocupado 109 grandes propiedades en diferentes municipios del estado. Y no fueron las únicas.
 
    Insertos en una dinámica de acción-reacción, a las invasiones les siguieron las expulsiones, muchas realizadas con suma violencia por tropas del ejército o la policía estatal. Esta espiral de terror fue creciendo, mientras los muertos se apilaban mayoritariamente de un solo lado. El hostigamiento a las organizaciones campesinas e indígenas independientes se efectivizaba a través de la persecución y el encarcelamiento de sus integrantes, o lisa y llanamente el asesinato de los mismos. En 1987, la Academia Mexicana de Derechos Humanos definió al gobierno del general Absalón Castellanos como el más represivo del país.[11]

 

    Durante el período 1988-94, el gobierno central instituyó un programa nacional para las poblaciones en situación de pobreza, denominado Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL). Este programa proporcionaba fondos a los denominados Comités Locales de Solidaridad para la puesta en ejecución de proyectos de desarrollo en los distintos estados de la Unión. El gobernador de Chiapas manejó esos fondos de manera arbitraria y corrupta, utilizándolos para recompensar a sus aliados políticos locales mientras ignoraba a las comunidades y organizaciones independientes. A comienzos de 1994, el propio Consejo Consultivo de Solidaridad dio a conocer un estudio en el que destacaba que, con respecto a Chiapas, en los “municipios más pobres de la entidad, que son justamente algunos de los involucrados en el conflicto armado, la presencia de Solidaridad en el combate a la pobreza extrema fue por demás exigua”.[12]
 
    Entre 1991 y 1992, el presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) reformó el Artículo 27 de la Constitución Nacional, con el objeto de cambiar el sistema ejidal de tenencia de la tierra y abrirlo a la inversión privada. Esta innovación hería de muerte a la reforma agraria, ya que negaba el derecho de los campesinos a solicitar la redistribución de la tierra y permitía rentar o vender las parcelas ejidales, las que, con toda seguridad, terminarían siendo absorbidas por los terratenientes y/o por los bancos a través de la ejecución judicial de los créditos caídos en mora, agravando aún más el problema. La respuesta fue inmediata, miles de campesinos de distintas asociaciones se movilizaron en Ocosingo en protesta por la reforma del Artículo 27 y demandaron el reparto de tierras, la cancelación de las carteras vencidas y el respeto a su forma de vida.

 

    Como vimos, en la década de 1980 Chiapas asistió a una escalada represiva sin precedentes, situación que no varió sustancialmente en los tres primeros años de la década siguiente, y que junto a las recurrentes crisis agrarias y económicas “crearon una grave crisis de justicia”.[13] Ante este panorama, las organizaciones de base del movimiento indígena chiapaneco se vieron enfrentadas a una disyuntiva de hierro: explorar nuevas formas de lucha o resignarse a una realidad de miseria y opresión. La respuesta a este dilema se la harán conocer al país y al mundo el 1° de enero de 1994.
 

 


* Este artículo fue escrito en febrero de 2015 y se publica aquí por primera vez.

[1] La mayor parte de estos datos fueron tomados del documento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), titulado “Chiapas: el Sureste en Dos Vientos, Una Tormenta y Una Profecía”. Firmado por el subcomandante Marcos y fechado en agosto de 1992, fue publicado por el diario La Jornada, México, el 27 de enero de 1994.

[2] Guevara, Alejandro: Perfil Socio-económico de Chiapas. En: De Lella, Cayetano y Ezcurra, Ana (comp.): Chiapas, entre la Tormenta y la Profecía. Lugar Editorial. Buenos Aires, 1994. Pág. 47.

[3] EZLN: mismo documento.

[4] Duhalde Luis y Dratman, Enrique: Chiapas, la Nueva Insurgencia. Ediciones del Pensamiento Nacional. Buenos Aires, 1994. Pág. 107.

[5] Benjamin, Thomas: Chiapas, Tierra Rica, Pueblo Pobre. Historia Política y Social. Editorial Grijalbo. México, 1995.

[6] Ibídem, pág. 257.

[7] Ibídem, pág. 258.
[8] Resolución del presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), que reconocía las demandas de tierras de los indígenas de este municipio por aproximadamente 50.000 hectáreas.

[9] Benjamin, Thomas: ob. cit., pág. 260.
[10] Benjamin, Thomas: ob. cit., págs. 270 y 271.

[11] En 1989, la CIOAC “informó que desde diciembre de 1982 a 1988 (sexenio de Absalón Castellanos) se registraron 153 asesinatos políticos, 327 desapariciones de campesinos, 692 detenciones, 503 secuestrados y torturados” (Pólito, Elizabeth y González Esponda, Juan: Cronología. Veinte Años de Conflictos en el Campo: 1974-1993. Chiapas N° 2. Ediciones Era. México, 1996. Pág. 209).

[12] Díaz-Polanco, Héctor: La Rebelión Zapatista y la Autonomía. Siglo XXI Editores. México, 1997. Págs. 158 y 159.

[13] Benjamin, Thomas: ob. cit., págs. 275 y 276.

Colombia: “Somos soñadores”

Propuestas y trabajo sobre manejo comunitario de territorios desde el caribe colombiano

RadioMundoReal.fm

En un día histórico para el pueblo colombiano y latinoamericano, el gobierno conducido por Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron un acuerdo de paz que representa seguramente un mojón en la larga búsqueda de paz en ese país. En este trabajo constante en la búsqueda de paz con justicia social y ambiental, están muchas organizaciones y movimientos sociales ambientalistas, campesinos, afrodescendientes, indígenas, que entienden que las negociaciones que acaban de culminar aún se encuentran lejos de combatir las amenazas a esa paz con justicia social y ambiental.

“Las amenazas que más nos hacen sentir temor son los megaproyectos como hidroeléctricas, como la minería, la deforestación de areas que son parte de nuestros territorios. Para nosotros son amenazas, porque no se les consulta a las comunidades sobre su implementación, ni sobre estrategias para la defensa de la madre tierra”, dijo en entrevista con Radio Mundo Real, don Patricio Pallares, integrante de la Asociación de Productores para el Desarrollo Comunitario de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú (Asprocig).

 

Asprocig fue la organización anfitriona del reciente Taller sobre Manejo Comunitario de Bosques y Territorios del 16 al 19 de septiembre en Lorica, departamento de Córdoba. Radio Mundo Real entrevistó a don Patricio para saber de la evaluación de la actividad, así como del propio trabajo que realiza su organización.

Don Patricio nos cuenta sobre la concepción y el trabajo que realizan en su región, que es parte del caribe colombiano: “Acá en Lorica, estamos integrados en nuestra asociación, campesinos, pescadores, indígenas, afrodescendientes; compartimos el territorio y trabajamos la conservación de bosques y la agroecología, pero no sólo como producción, sino como espacio de vida, por que consideramos que la agroecología, así como la pensamos, permite que convivamos bosques, hombres, animales; y todo lo que producimos lo hacemos en forma integrada con el bosque”.

“Tenemos una propuesta rural territorial que nos hace sentir que nosotros somos también soñadores y podemos diseñar nuestro modelo de desarrollo, y así lo estamos haciendo”, afirma Don Patricio en la entrevista que se puede escuchar completa en el archivo adjunto.

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Urgente defender la libre circulación de las semillas campesinas en México, ante la amenaza del TPP

Por Pia Rioblanco / Otros Mundos A.C.

Mañana, jueves 29 de septiembre, Otros Mundos A.C. y otras organizaciones celebraremos el día nacional del maíz en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México. Los talleres y las charlas estarán enfocados este año a cómo este cultivo y las semillas nativas de nuestro país en general son víctimas de los tratados de libre comercio. Sobre todo del nuevo Acuerdo Transpacífico (TPP), firmado por el presidente mexicano en febrero del 2016.

México está a punto de firmar un convenio que dejaría en manos de las empresas biotecnológicas el control de sus semillas nativas. Se vería restringida la libre circulación de éstas entre los pequeños agricultores, eje fundamental del tejido social en los pueblos rurales del país y guardianas de la biodiversidad.

Se trata del convenio de la UPOV 91. UPOV, por “Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales”, una organización intergubernamental con sede en Ginebra (Suiza), que se dio como misión “proporcionar y fomentar un sistema eficaz para la protección de las variedades vegetales, con miras al desarrollo de nuevas variedades vegetales para beneficio de la sociedad”. 91, en referencia al año de la última versión del convenio.

Adherirse al convenio de la UPOV 91 es una obligación para cada uno de los doce países que en febrero del presente año firmaron el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, o TPP (Trans-Pacific Partnership, en inglés), impulsado por Estados Unidos con el fin de frenar la expansión del mercado chino en la región pacífica. Los otros once integrantes son Estados Unidos, Canadá, Chile, Perú, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Vietnam, Malasia, Singapur y Brunéi.

Del UPOV 78 al UPOV 91

El congreso mexicano aún no ha ratificado el TPP que se encuentra actualmente en manos de los senadores. Así que vale la pena conocer los términos del acuerdo para exigir el rechazo del texto, como lo está haciendo la plataforma nacional “México mejor sin TPP”. Los ciudadanos no pudieron movilizarse antes del fin de las negociaciones ya que éstas se llevaron en el más absoluto secreto. Hubo que esperar octubre del 2015 para que Wikileaks sacara a la luz las reglas del juego. (Más información aquí o aquí.) Fue así como nos enteramos de que el TPP obliga a sus integrantes firmar el convenio de la UPOV 91, como parte de su arsenal para proteger el derecho a la “propiedad intelectual” de las empresas.

Por ahora, México es adherente del convenio de la UPOV 78. En esa versión “light”, una empresa o una persona ya puede volverse el “obtentor” de una “obtención vegetal” durante 15 a 18 años años, al comprar la concesión “de protección” o “de patente” de un objeto vegetal. Puede tratarse de una semilla, una planta, el gene de una planta, o cualquier parte de ésta, un árbol, o una vid, que el “obtentor” haya creado y que sea “nueva”, es decir que tenga características que la diferencien de otras variedades de su especie. Con dicha concesión, el “obtentor” puede controlar la producción, la puesta a la venta y la comercialización de su objeto vegetal.

Lo que cambia con el convenio 91, es que el “obtentor” tiene el control de su objeto vegetal durante mínimo 20 años y se requiere su autorización no sólo para la producción, venta y comercialización sino también para “la preparación a los fines de la reproducción o de la multiplicación” del objeto. Significa por ejemplo que un campesino que usa semillas concesionadas por un “obtentor” ya no podría recuperarlas de su cosecha para volver a sembrarlas. Ni podría dárselas a un vecino o intercambiarlas con otras, como se suele hacer en los pueblos rurales de México.

Hacia un control policial de las semillas campesinas

“Podríamos pensar que las semillas campesinas no corren peligro porque son semillas que han estado circulando durante mucho tiempo, entonces que no son nuevas y no pueden ser concesionadas», comenta la antropóloga mexicana Elizabeth Sotelo. Efectivamente, la mayoría de las semillas poseídas por los campesinos son semillas nativas, que provienen de sus propias cosechas y han sido heredadas por sus ancestros. Pero también les toca comprar semillas a otros productores, semillas mejoradas promovidas por el gobierno, o semillas híbridas vendidas por grandes empresas biotecnológicas presentes en México, como Monsanto, Dupont Pioneer o Syngenta Crop. Con el convenio 91, ya no podrán guardarlas ni intercambiarlas, ya que tienen dueños.

Además, el convenio 91 prevé que el control del “obtentor” se extienda a “las variedades que no se distingan claramente de la variedad protegida”: una disposición terrible para los campesinos detentores de semillas nativas a partir de las cuales las empresas crean sus propios modelos. “Una empresa puede agarrar una semilla campesina, hacerle algún pequeño cambio para que sea nueva, luego registrarla y entonces apropiársela, advierte Elizabeth. Dado que los campesinos no suelen registrar sus propias semillas [el UPOV no se los impide, pero el proceso es muy complejo y costoso, además de no ser un hábito ancestral], no podrán comprobar que la suya les pertenece y es realmente distinta a la de la empresa. Podrán enfrentar sanciones por el simple hecho de regalar su semilla a un vecino.”

“Habría muchos campesinos criminalizados, pagando multas, y en situación de carcel”, alerta la antropóloga. “Se implementaría un sistema de control policial, porque los campesinos tendrán que aceptar que cualquier inspector pueda checar sus cultivos para asegurarse de que no están pirateando una semilla registrada”.

La diversidad de las semillas, fundamental para resistir al cambio climático

Este sistema impuesto en nombre de la seguridad alimentaria, con el argumento de que las semillas concesionadas son mejores, más resistentes y más rentables, genera dependencia de los campesinos hacia las empresas. “El riesgo es que con el tiempo, los campesinos empiecen a descuidar sus semillas nativas y pierdan el conocimiento que tenían al conservar sus semillas y transmitirlas a las nuevas generaciones.”

Además, se pueden perder “los lazos comunitarios, la reciprocidad, que existen entre los campesinos, quienes hoy tienen asegurado que si carecen de una semilla, la pueden pedir a un vecino”, dice Elizabeth Sotelo. Tal vez no valga la pena tomar tal riesgo ya que en muchas comunidades de México, empezando por aquí, en los Altos de Chiapas, la semillas nativas han demostrado más resistencia a los cambios climáticos que cualquier otra semilla híbrida comercializada.

En medio de la actual crisis climática, preservar la diversidad biológica de los cultivos es fundamental. “En caso de sequía o de mucha lluvia, el poder tener muchas variedades de maíz es importante porque si una no aguanta, siempre habrá otra que sí” , dice la antropóloga. Será necesario también conservar los conocimientos ancestrales de los campesinos. “Saber seleccionar las semillas para que se vayan transformando y adaptando a las nuevas condiciones ambientales es lo que siempre se ha hecho, durante miles de años. Ahora los cambios climáticos son tan rápidos que hay que generar esa adaptación en un tiempo más breve. Y yo creo que hay conocimiento para hacerlo.”

>> La Feria Popular Alternativa convoca a celebrar el día nacional del maíz este jueves 29 de septiembre

 

Programa de la Feria por el Día Nacional del Maíz

Día Nacional del Maíz

Feria Popular Alternativa
en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas

29 de septiembre de 2016

Con la Jornada:
EL MAÍZ, UNA VÍCTIMA DE LOS TRATADOS DE LIBRE COMERCIO

de 9am a 6pm
En Casa Pastoral, ubicada en calle 5 de febrero, esquina con General Utrilla,
atrás de la Curia.