Comunicado de la Red Mexicana de Afectadas y Afectados por la Minería REMA – A 5 de septiembre de 2020
Hacemos un llamado de alerta ante la actual situación crítica que enfrenta nuevamente la comunidad de Carrizalillo, en el municipio de Eduardo Neri, Guerrero, a raíz del comportamiento racista y discriminatorio que la empresa minera canadiense Equinox Gold (anteriormente Leagold Mining y antes Goldcorp, todas canadienses) ha tenido tanto con los representantes campesinos como en el cumplimiento de su convenio, que contiene la exigencia de condiciones elementales de protección ante un emplazamiento minero que desde hace ya más de diez años ha generado una grave afectación, progresiva e irreversible a su comunidad.
Debido a la ruptura en relaciones con el nuevo dueño de la mina Los Filos, el Ejido de Carrizalillo ha declarado concluido su convenio con la empresa y, en ejercicio de su derecho a la tierra y al territorio y tal como está especificado en el acuerdo, han cerrado totalmente las operaciones de la mina desde la madrugada de este jueves 3 de septiembre.
Cabe mencionar que la empresa canadiense Equinox Gold apenas tomó control de la mina Los Filos a principios de 2020, y en este breve tiempo, por sus incumplimientos y falta de capacidad para llevar una relación respetuosa con la comunidad, logró que el Ejido de Carrizalillo echara abajo el convenio que había firmado por 6 años, iniciado en 2019 La nueva propietaria canadiense de la mina no supo mantener una relación de respeto con la comunidad, terminando con la decisión de la comunidad de rescindirlo. Equinox Gold es una empresa relativamente nueva que entró a la escena en México con la compra de la mina Los Filos y con un programa muy ambicioso de despojo de oro y territorio de México y América Latina, proyecto del multi-millonario canadiense e inversionista minero, Ross Beaty, quien también es fundador de la empresa minera canadiense Pan American Silver.
Pan American Silver ha operado por dos décadas en México y es responsable del desplazamiento forzado de la comunidad de La Colorada en Zacatecas en 2017, además de operar la mina “Dolores” en la Sierra Tarahumara de Chihuahua, en las mismas condiciones de militarización y violencia que aplica en Carrizalillo, en el supuesto “cinturón de oro” de Guerrero.
Esta misma empresa cuenta con procedimientos de ingeniería de conflictos, coerción y presión intimidatoria, gracias a los cuales compra proyectos a pesar de existir grandes resistencias de las poblaciones locales, como es el caso de la mina “Escobal”, actualmente suspendida por la resistencia tenaz del pueblo indígena Xinka de Guatemala, y como el proyecto “Navidad” en la provincia de Chubut de Argentina, donde la movilización constante de la población ha logrado la prohibición de la actividad minera desde 2003. Es decir, no es la primera vez que los propietarios y operadores de la empresa canadiense Equinox Gold han mostrado el racismo, el desprecio y el dolo hacia las poblaciones afectadas por sus intereses económicos mezquinos.
Así, la crisis actual en Carrizalillo en Guerrero es el resultado de un largo y sistemático proceso de despojo, que ha dejado ya una severa alteración en la vida de la comunidad, incluyendo el desplazamiento forzado de la mitad de sus familias ante los niveles de violencia surgidos desde 2015. Hasta este entonces, recordamos desde la REMA que el Ejido de Carrizalillo nos daba la bienvenida para conocer de cerca la devastación de sus tierras, para conversar sobre las grandes afectaciones por la minería a sus fuentes de agua y las repercusiones terribles sobre la salud que había sufrido.
Ahora volvemos a agradecer a los ejidatarios por habernos recibido muchas veces. Estos intercambios fueron impactantes y siguen inspirando fuertes resistencias a la minería en otros partes del país. Pero, lamentablemente, el intercambio se suspendió después de que toda esta zona fuera sitiada y violentada por fuerzas del crimen organizado operando en contubernio con el Estado, generando procesos permanentes de extorsión, violencia y miedo. Es decir, los crímenes organizados se apoyan entre sí, porque la minería devastadora es también crimen organizado a partir de la violencia y de las consecuencias criminales inherentes al despojo que impone.
La situación en Carrizalillo es emblemática de lo que implica la devastación ambiental y social que la megaminería tóxica lleva a cabo en muchas comunidades del país y que el gobierno actual no ha querido atender, optando en su lugar por repetir una y otra vez que no otorgaría más concesiones mineras, mientras las empresas ya instaladas siguen generando daños impunemente y amenazando a las comunidades, que para ellos son solamente un estorbo. El modelo extractivo, actualmente tolerado e impulsado por el Estado y protegido por su Guardia Nacional, tiene en Carrizalillo y en toda la región, a consecuencia de engaños y complicidades, una muestra contundente de lo que significa la extracción de recursos a costa de la vida y del futuro de las poblaciones campesinas e Indígenas, condenadas a la pérdida de sus territorios y a su expulsión de los mismos ante la producción de conflictos, enfermedades y muerte, y ante la inseguridad y violencia que las mismas empresas generan bajo su único fin, que es el despojo.
En estos momentos, la prepotencia de la empresa Equinox Gold, aunada a la actitud permisiva y cómplice del gobierno estatal y federal, pretende doblegar la resistencia del Ejido de Carrizalillo, que a pesar de todo exige condiciones mínimas para atenuar los impactos en sus fuentes de agua y su salud, aunque sea luego de tantas afectaciones. Este proceso devastador debe llevar a la opinión pública a exigir la anulación de todas las concesiones de muerte ampliamente evidenciadas. La defensa de los territorios nacionales no se hace desde la ignorancia, la desinformación y las falsedades que las empresas imponen a los gobernantes, sino desde la verdad objetiva de los riesgos y daños evidentes, y en particular, desde el sufrimiento y la dignidad de nuestro pueblo.
Saludamos y enviamos nuestra solidaridad al Ejido de Carrizalillo por su valor y su integridad al levantar y sostener esta pelea ante la discriminación y ambición de una empresa saqueadora canadiense más y en condiciones altamente difíciles, tanto por el contexto local y regional de violencia, como por la pandemia de COVID-19 que la misma empresa ha traído a la comunidad, después de que el gobierno, irresponsablemente y bajo presión, declaró como “esencial” a la actividad minera, como si el despojo de metales como el oro fuese “esencial” para las comunidades, sin consideración alguna por la enfermedad y la devastación que iba a seguir generando.
Hay una «minería sustentable» del modelo extractivista actual dominante, es cierto: ella se sustenta, sí, pero en el despojo, el engaño, el racismo y la complicidad. ¿Cuántos muertos a corto, mediano y largo plazo, cuántas familias expulsadas y dejadas en la miseria, cuántas comunidades y territorios devastados más necesitamos para poner un alto a esta devastación múltiple? Es falso que en Canadá exista una «minería social y ambientalmente responsable». Las evidencias nacionales e internacionales están a la mano. Así como los empresarios mexicanos de esta minería devastan el territorio nacional, así los empresarios canadienses lo hacen en territorio canadiense. Creer otra cosa solo muestra una visión idealizada e ingenua del extranjero y de sus intereses.
Hacemos un llamado enérgico a la opinión pública, a los periodistas y a los movimientos sociales que pongan atención en lo que sucede en este momento de amenazas e intimidaciones en Carrizalillo y que se solidarizan con este pueblo ante los intentos de Equinox Gold de descalificar y esquivar sus justas y mínimas demandas en condiciones de respeto, seguridad y dignidad, y, segundo, a los legisladores y funcionarios que actúan ante tantas violaciones de los derechos que sigue generando la minería en todo el país, para cancelar este tipo de crimen organizado de alcance nacional.
Firma
RED MEXICANA DE AFECTADAS Y AFECTADOS POR LA MINERÍA
Imagen: Paro en Carrizalillo 2014
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