[Fotos] Día mundial en Defensa de los Ríos y en Contra de las Represas

Les compartimos algunas fotos de la acción mundial en contra de las represas y por los ríos libres que conmemoramos en el Río Cacaluta en Acacoyagua junto con algunos integrantes del Frente Popular en Defensa del Soconusco «20 de Junio»

El Río Cacaluta abastece de agua a la gente de Acacoyagua y es una fuente de alimentación con los peces que pueden pescar ahí. Hace unos años se vio amenazado por la contaminación de la mina Cristina y por un proyecto de una represa para producir energía eléctrica para la mina. Este 14 de marzo decimos #RíosLibres ¡¡QUEREMOS EL RÍO CACALUTA LIBRE!! #AguasParaLaVida #NoParaLaMuerte

Lee el comunicado Día mundial de acción en defensa de los ríos y en contra de las represas,14 de marzo.

Jalisco: Invierte el gobierno federal $500 millones en la presa El Zapotillo

Compartimos esta nota publicada en La Jornada sobre la presa el Zapotillo – A 17 de febrero 2020

Niega Conagua desacato a la SCJN – No se elevará la cortina sin aval de los habitantes, asegura

Por Juan Carlos G. Partida Corresponsal

Guadalajara, Jal., El gobierno federal realiza obras con una inversión de al menos 500 millones de pesos, las cuales considera urgentes para proteger y dar mantenimiento a la presa El Zapotillo, a pesar de que existe una suspensión provisional otorgada en 2013 por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para evitar que las autoridades ejerzan cualquier acto de autoridad que viole los derechos de los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, comunidades amenazadas con ser desplazadas por la inundación que provocaría el embalse.

A partir de una visita de inspección que realizaron el pasado 14 de febrero, habitantes de la región, a quienes se les permitió por vez primera el acceso a los trabajos, cuyo proyecto fue anunciado hace casi 15 años, señalaron que con las labores en la presa la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en efecto pretende cuidar el embalse, pero se ha desestimado la protección a los lugareños y a sus poblados.

La obra sigue avanzando y la amenaza sobre los derechos de las comunidades está ahí, porque todas las obras que se hacen son para proteger la presa. Nos queda muy claro a nosotros como comunidades que Conagua lo que está protegiendo es la infraestructura de esta obra hidráulica, reprochó Gabriel Espinoza, vocero del comité Salvemos Temacapulín, Acasico y Palmarejo.

Trabajos urgentes: Conagua

Las labores que se efectúan son urgentes, indicó José Luis Acosta, director de la cuenca Lerma-Chapala-Santiago de la Conagua, quien estuvo a cargo de responder dudas que le plantearon los visitantes, entre quienes se hallaron funcionarios de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (Cedhj), así como activistas del Instituto Mexicano de Desarrollo Comunitario (Imdec), y del Colectivo de Abogados y Especialistas del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso).

Los trabajos implican edificar un tanque de amortiguamiento cuyo costo se calcula en 300 millones de pesos, con el que se busca evitar un derrame catastrófico en caso de que ocurriera en el río Verde una avenida de agua tan fuerte que superara los 80 metros de altura de la presa.

También se han construido represas aguas arriba de la cortina de El Zapotillo para retener troncos o maleza que pudieran obstruir el canal de desvío, el cual está a punto de ser concluido y forma parte de elementos provisionales necesarios para permitir que fluya el agua del Verde en tanto se decide el destino final del embalse.

De igual manera, se refuerzan las laderas con concreto para evitar derrumbes de tierra y rocas sobre la presa. Una caída de material ocurrió durante la visita de inspección en una de las áreas sin reforzar, que no dejó daños mayores pero obstruyó un camino durante unos minutos, hasta que llegó maquinaria para reabrir la ruta.

Acosta aseguró que la Conagua ha respetado la sentencia de la SCJN. No rebasamos la elevación (de) 80 (metros) y se cancelaron todos los conceptos de obra que estaban hacia arriba, y lo único que se hizo fueron la obras necesarias para brindar la seguridad física, porque la inversión federal que se ha hecho es muy grande.

El funcionario calculó que una vez realizadas estas labores se requerirá que el gobierno federal se encargue del mantenimiento del embalse, que costará unos 40 millones de pesos anuales.

En lo que se resuelve de fondo, es necesario destinar recursos. Tenemos que seguir haciendo monitoreo ambiental, la instrumentación sísmica, de inclinómetros, la vigilancia, el mantenimiento de caminos. Son cosas elementales pero que se tienen que hacer, afirmó.

En su resolución de la controversia constitucional 93/2012, la SCJN determinó anular un convenio suscrito en 2007, que permitía que la presa fuera construida con una cortina de 105 metros y evitar cualquier acto de autoridad que pudiera afectar intereses de ciudadanos y habitantes de Jalisco respecto a la dotación de agua que corresponde al estado.

La impresión de los pobladores de que la edificación continúa, si bien no se aumenta el tamaño de la presa, fue compartida por la Cedhj y por el Imdec.

Prevalece la incertidumbre que implica aspectos técnicos para saber si las obras que se están realizando entran en el rubro de acciones de protección para la población. No se tiene un estudio ni acciones de protección civil ante una eventualidad. El riesgo no sería solamente para las poblaciones aguas abajo, sino para Acasico, Palmarejo y Temacapulín, porque el embalse crecería, dijo Alfonso Hernández Barrón, presidente de la Cedhj.

Si bien el ombudsman ponderó la apertura del gobierno federal para dejar entrar a la presa por primera vez a los pobladores de las comunidades que podrían ser perjudicados por el embalse, recordó que sobre la presa pesan dos recomendaciones de la Cedhj, porque desde que comenzó a edificarse se violaron derechos humanos.

La obra nació sin garantizar el derecho a la consulta, sin tomar una serie de medidas para mitigar depreciación de inmuebles, falta de servicios públicos, hostigamiento de autoridades y desplazamiento de personas. Pese a que hay dos recomendaciones en lo sustancial no se avanzó, al contrario, los tres gobiernos involucrados no han entrado al fondo del asunto, agregó.

María González Valencia, del Imdec, señaló que durante la inspección se constató un fuerte impacto y deterioro ambiental de la cuenca, pero en particular una inversión que no cesa para mantenimiento, pero no para salvaguarda de la seguridad de las personas y las comunidades.

Javier Claussen, especialista en presas y académico del Iteso, quien coordinó a un grupo de estudiantes durante la visita, consideró que los trabajos del gobierno federal claramente determinan que se decidió dejar la cortina del embalse a 80 metros de altura y no hay visos de que pudiera ser derrumbada, como demandan las comunidades.

Armando Alfonso Jiménez, miembro de la coordinación de asesores de la Presidencia de la República, quien fue enviado para estar a cargo de la inspección, manifestó que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene claros dos principios sobre El Zapotillo: la presa no aumentará de tamaño sin la aprobación de las comunidades que serán afectadas, pero tampoco será destruida para no desperdiciar la multimillonaria inversión que se ha hecho en ella.

Quienes hablaron escasamente, mostrando sentimientos encontrados por estar en la cresta del dique, fueron dos pobladores de Temacapulín, María Abigaíl Ramos y Alfonso Íñiguez, quienes desde casi 15 años atrás, cuando se anunció el proyecto, cambiaron sus tranquilas vidas por el activismo en defensa de su tierra, de sus casas, de sus descendientes y de sus muertos.

Imagen: En la presa El Zapotillo, en Jalisco, la Comisión Nacional del Agua realiza obras de mantenimiento a pesar de que existe una suspensión provisional otorgada en 2013 por la Suprema Corte de Justicia de la Nación ante la amenaza que representaría para las comunidades aledañas.Foto Arturo Campos Cedillo

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Sierra Norte de Puebla: Defensa del río Ajajalpan: un paso adelante

Compartimos este artículo de opinión publicado en La Jornada sobre la defensa de los ríos en Puebla- A 25 de enero de 2020

Por Francisco López Bárcenas

El 12 de enero pasado, el secretario del ayuntamiento del municipio de Ahuacatlán, ubicado en la Sierra Norte de Puebla y habitado mayoritariamente por comunidades del pueblo totonaco, a nombre del cabildo municipal, hizo público un acuerdo tomado el 7 de junio del año pasado, mediante el cual se revocó la autorización de cambio de uso de suelo, licencias de movimiento de tierras y construcción municipal, que desde septiembre de 2009 se habían otorgado a la empresa Deselec 1, S de RL de CV, para que llevara a cabo el proyecto hidroeléctrico Puebla 1 sobre el río Ajajalpan. La publicidad de dicho documento se hizo frente a integrantes de Consejo Regional Totonaco en defensa del territorio que le exigían cancelar esos permisos, pues la obra únicamente busca beneficiar a las empresas Walmart, Vips, Suburbia y Waldos y a ellos los perjudicaría profundamente en sus formas de vida.

Es importante analizar el documento revocatorio de los permisos mencionado. En un extenso texto de 12 cuartillas no sólo se asientan las razones del cabildo municipal para tomar esa decisión, sino también el proceso que lo llevó a ello. Dice, por ejemplo, que el 15 de noviembre de 2018 acordó integrar una Comisión Especial que investigara la situación de los permisos, ya que muchos ciudadanos protestaban por su otorgamiento. La comisión, integrada por diversos miembros del cabildo, revisó el expediente, realizó asambleas en las comunidades, consultó con varios vecinos en lo particular y a especialistas en la materia; así llegó a la conclusión que el otorgamiento de las citadas licencias violaban varios derechos de pueblos indígenas reconocidos en las leyes nacionales, lo mismo que en el sistema internacional de derechos humanos, pero sobre todo, en su otorgamiento se violaron las normas jurídicas a que debió sujetarse su otorgamiento.

En principio, no fueron extendidos por el cabildo municipal en su conjunto, sino por el regidor de Obras Públicas, Andrés Francisco Juan Covarrubias, hecho que en sí mismo convertía los permisos en documentos inválidos, pues tal servidor público municipal carecía de facultades legales para extenderlos, pero no sólo eso, los sellos y el logotipo del municipio utilizados para extender dichas concesiones no eran los que la administración municipal empleó para dejar constancia de sus actos en ese trienio. Estas burdas irregularidades cometidas por quien extendió los permisos sin tener facultades para hacerlo llevan a suponer a los integrantes de Consejo Regional Totonaco que el funcionario fue sobornado para hacerlo, lo cual, de resultar cierto, pone al descubierto las formas de actuar de las empresas interesadas en llevar a cabo la obra, aunque la gente afectada se oponga.

Junto con el permiso, el cabildo revocó el Convenio de Colaboración supuestamente celebrado en junio de 2015 entre la empresa y la comunidad de San Mateo Tlacotepec, en el que esta comunidad –también teóricamente– otorgó su consentimiento para la construcción de la presa hidroeléctrica sobre sus tierras, así como el establecimiento de unos –supuestos– beneficios compartidos, que no son otra cosa que cantidades de dinero que la comunidad recibiría por su anuencia a la obra: 4 mil 666 pesos 66 centavos mensuales mientras durara la construcción de la obra y 6 mil 250 pesos mensuales por los siguientes 25 años. Una bicoca. En este caso, el cabildo no encontró constancia alguna de que las personas que firmaron a nombre de San Mateo hubieran sido nombradas por la comunidad como sus representantes y el entonces presidente municipal participó como testigo de calidad y no como servidor público. Todo esto llevó al cabildo a la conclusión de que dicho convenio es leonino y a todas luces abusivo.

La publicidad de esta determinación del ayuntamiento de municipio de Ahuacatlán representa, sin duda alguna, un paso adelante del Consejo Regional Totonaco, en su lucha porque el afluente del río Ajajalpan siga libremente su cauce y los habitantes de las comunidades aledañas puedan continuar recreando su cultura, practicando una agricultura tradicional que les ha dado de comer por muchísimos años, cuidando la biodiversidad de la región y manteniendo un ambiente sano, hasta donde acciones ajenas a ellos se lo permiten. Es también un refrendo de la razón que asiste a quienes han sufrido desprestigio, agresiones y amenazas diversas por involucrarse en la defensa de las aguas del río y, sin que sea su objetivo, da luces al tribunal colegiado que actualmente revisa una sentencia de amparo que negó la protección de la justicia federal a los afectados que acudieron a estas instancias y no la obtuvieron porque, según el juez que la dictó, las cosas estuvieron bien hechas.

Imagen: Lado B

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