Los “Escaramujos” son documentos de análisis producidos por Otros Mundos A.C. Les presentamos el último número de la colección, esperando les sirva para sus trabajos en defensa de los territorios. (Ver todos los números del Escaramujo)
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En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el Mercado Alternativo y de autogestión se extendió a partir de septiembre por los barrios contagiando la solidaridad. Pareciera que llegó tarde, ya que durante los meses del confinamiento provocado por el COVID-19 hubiera tenido un gran impacto para el sostenimiento de las economías familiares y los empleos locales. Sin embargo, los barrios ya se preparan para enfrentar otros confinamientos.
Luego de talleres, reuniones y asambleas, se han logrado establecer más de diez puntos de información donde los socios y socias del Túmin fungen como enlaces en sus barrios y colonias encargados de promover, inscribir e impulsar la moneda comunitaria en sus zonas, así como de preparar y organizar los tianguis del túmin donde corren los productos, los servicios, la solidaridad y la amistad entre las y los tumistas. En dos meses se sumaron tumistas que ofrecen pan, café, miel, granola, tacos, donas, alimentos preparados, medicina tradicional, mole, huevo, verduras, frutas, artesanías, cacao, ropa, joyería y abarrotes entre otros muchos productos. También proveedores de servicios como dentista, médico, carpintero, balconero, sastre, electricista, pintor, albañil, taxista, transportista, renta de locales, clases de regularización de materias, de música o de idiomas, papelería, restaurante, cafetería, etcétera. Se organiza ya un tianguis mensual, se elabora un directorio, grupos de chat, página de Facebook “Túmin San Cristóbal” y otras herramientas para difundir la confianza y la solidaridad.
La moneda comunitaria “Túmin” fue creada el 6 de Noviembre de 2010 cuando se inscribió a este sistema solidario la primera persona en la comunidad de El Espinal, Veracruz. Por ello, San Cristóbal se prepara para festejar en Noviembre 2020 el X Aniversario del Túmin.
¿QUÉ ES EL TÚMIN?
El Túmin es un instrumento de papel moneda de 1, 5, 10 y 20 Túmin para facilitar el intercambio y dinamizar la circulación de nuestros productos y servicios entre los barrios, las colonias y los pueblos, entre la zona urbana y rural. Es para completar el gasto familiar con el fin de cubrir las necesidades, para mantener nuestras fuentes de ingresos y empleos, para que la riqueza y los beneficios sean para nosotros y se queden entre nosotros y nosotras; pero también para incrementar los lazos de confianza y solidaridad.
Surgió en 2010 en el municipio de Espinal, Veracruz, y actualmente se extiende en 20 estados de la República mexicana. Es un Mercado Alternativo de Economía Solidaria de carácter autogestivo y comunitario que se basa en la confianza y el respeto.
El Túmin evita que nuestra economía se estanque frente a los grandes supermercados transnacionales. El Túmin no se acapara, no se estanca, no se devalúa, no se especula. El Túmin nos invita a moverlo, a danzarlo de mano en mano entre productores y productoras. El valor de nuestros productos respaldan al papel moneda que se nos entrega gratuitamente. Por ello, el Túmin no es un vale asistencialista que se reparte a un consumidor, y por ello no circularía; sino que representa productos y trabajo al servicio de la comunidad. Entre más lo usamos menos se acaba, a nadie nos conviene guardarlo y a todas y todos nos conviene que circule, por eso decimos que el Túmin es dinero sustentable, es una moneda autónoma que nos hace más independientes.
Al usar el Túmin se invierte en la comunidad y la comunidad lo invierte en mí. La autonomía será mayor cuando en este Mercado Alternativo se sumen más proveedores locales de distintos productos y servicios. Frente a los confinamientos sanitarios y la crisis económica, el Túmin se vuelve la moneda alternativa de sobrevivencia con solidaridad y confianza.
Con el Túmin también se facilita y favorece el trueque y otras formas de intercambio de la Economía Solidaria. El Túmin favorece la autonomía de los territorios rurales y urbanos. Fortalece la riqueza propia en beneficio colectivo porque se queda y circula en la comunidad y no se fuga a los grandes supermercados, o a las grandes trasnacionales.
Con el Túmin, nadie pierde y todos ganan. Con sus tianguis es un espacio también de reencuentro, de alegría, de confianza, de ganas de vernos y de relacionarnos, de cercanía y sobrevivencia colectiva, todo eso que el capitalismo pretende arrebatarnos.
En el Túmin cabemos todas y todos. Y es responsabilidad del tumista lo que vende. En el Túmin no se discrimina a nadie por raza, etnia, religión, opción política, organización, orientación sexual; ni por clase, nacionalidad, producto o servicio que se ofrezca. Porque en el Túmin es más importante la productora y el productor, que el producto. En el capitalismo lo más importante es el producto, su precio, y se hace de la marca o de la mercancía un fetiche, algo muy exclusivo solo para algunos, o que lo puede adquirir quien tenga mucho dinero. En el Túmin, la persona es más importante, y con ello recomponernos en el tejido social, comunitario y barrial ayudándonos de manera solidaria.
Esta pequeña moneda es grande, y hace grande a los pueblos. Nos ayuda a ser conscientes del funcionamiento especulativo del sistema bancario y financiero. Con el Túmin recuperemos la solidaridad y la confianza que el capitalismo nos pretende secuestrar. Con el Túmin combatimos esa frase de “Hoy No Fío, Mañana Tampoco”, a “Hoy Sí Con-fio, ¡Mañana “Tumbién!”
Combatimos también esa frase de “No mezclar la amistad con los negocios”, porque con el Túmin, la sobrevivencia colectiva es amistad, confianza y solidaridad.
¿COMO FUNCIONA EL TÚMIN?
El funcionamiento es muy sencillo. Se entregan de manera gratuita 500 Túmin que equivalen a 500 pesos mexicanos. Un túmin es igual a un dólar, a un euro, a la unidad de cualquier otra moneda extranjera, o a una hora de cualquier tipo de trabajo ya sea manual o intelectual. Porque con el Túmin nos acercamos a la justicia porque nos hace iguales y reivindica con dignidad todo tipo de trabajo.
Quien los recibe debe ser una productora o un productor o un prestador de servicios. Se le inscribe y participa en el Directorio para darse a conocer por medio de las redes sociales u otras formas de difusión. Hay alguna persona Enlace cerca de ti con quien te puedes inscribir y quienes te proporcionará la moneda del Túmin, un pequeño reglamento, y si hay posibilidades también un póster, un tríptico, una calcomanía de “Se aceptan Túmin” o “Pide Túmin de Cambio” para ponerlo visible en tu establecimiento, negocio o vehículo o cualquier medio de transporte.
¿QUIEN PUEDE RECIBIR TÚMIN?
Todas aquellas personas que ofrezcan un bien o un servicio en el barrio, colonia o comunidad para ayudarnos mutuamente. Por ejemplo, quien vende pasteles, elotes, paletas, papitas, ropa, libros, tacos, quesadillas, gorditas, arroz, cacao, frijol, maíz, bebidas preparadas, plantas, miel, queso, café, artesanías, regalos, huevo, chiles, semillas, pan, alimentos orgánicos o preparados, frutas, carne, piñatas, medicina tradicional, etcétera.
También los servicios como taxi, panadería, sastrería, carpintería, alfarería, eléctrico, albañil, costureras, zapaterías, estéticas, ferretería, papelería, pintor, balconería, herrería, jardinería, hotel, restaurantes y fondas, tiendas de abarrotes, renta de sillas y mesas, peluquería, cuidado de enfermos o personas mayores, torno, mecánico, vulcanizadora, agua purificada, imprenta, enfermería, doctoras, servicios religiosos en las Iglesias, clases de yoga o de algún deporte, reparación de bicicletas, trabajo doméstico, lavado de ropa, entre otras muchos. O quien da clases de regulación de materias, quien pasea perros o arregla celulares, lavadoras, planchas, refrigeradores o máquinas
El Túmin permitirá que los negocios y las actividades económicas en los barrios y en las comunidades sobrevivan de manera solidaria con el apoyo de todas y de todos. Con el Túmin disminuimos la necesidad de conseguir más dinero para obtener lo que necesitamos.
En el Túmin no hay ninguna condición, ninguna coerción, ninguna penalización. La persona entra cuando quiere y sale cuando lo desee regresando los tumins que le fueron entregados. Pero sólo hay un compromiso: aceptar como mínimo el 10% en moneda túmin por tu producto o servicio. No significa aumentar un 10% en moneda túmin a tu producto o servicio, sino restarle el 10% para ser cobrado en la moneda solidaria del túmin.
El cobro del 10% en moneda túmin puede aumentar hasta el 100%, depende de la voluntad y necesidad del tumista que vende, y puede bajar cuando lo desee, pero nunca por debajo del 10%. Este es el principio de la confianza en la Economía Solidaria. En el Túmin puede ofrecerse mejores precios en comparación con la venta solo en pesos mexicanos.
Se puede dar Túmin de cambio recomendando que no sea mayor al costo del servicio recibido o producto comprado. El vendedor puede preguntar si el comprador acepta túmin de cambio o el comprador pedir que le den túmin de cambio, aunque no sea socia o socia del Túmin. A nadie obliga dar o recibir túmin de cambio. Es voluntario. El Túmin es válido al portador, aunque no seas productor o productora o vendedor o vendedora de servicios, aunque no seas socia o socio del túmin, porque lo puedes solicitar de cambio para adquirir productos o servicios que aceptan túmin, o porque lo puedes donar a algún familiar o amistad.
Lo más importante en la Economía Solidaria del Túmin es el Productor/a, la persona, la solidaridad, la ayuda mutua, no el producto. Nos importa más la solidaridad, la organización, la toma de consciencia, la ayuda mutua, la sobrevivencia colectiva, la unidad, aprender otra lógica de mercado. Si de esa consciencia nace otra actividad productiva, pues mejor. Si el día de mañana alguien logra salir del sistema y producir algo sustentable, orgánico, que impacte menos al medio ambiente y la salud, será parte de este proceso de tomar consciencia por el que transitamos todos y todas. Por ello, el Túmin es una moneda solidaria, alternativa, viva, sustentable, autogestiva, pero de transición. El Túmin no cambiará todo el capitalismo, pero será una puerta de entrada para construir otros mundos posibles que, sin la solidaridad, no se podrá lograr.
La moneda comunitaria del Túmin no se vende, no se especula, no es mercancía, no genera intereses, no se devalúa, sino un instrumento de solidaridad y de transición. La moneda comunitaria no es para resolver todos los problemas del capitalismo, sino para iniciar a resolverlos.
El Túmin vale en todos los sitios y estados del país donde circula, y de la misma manera se aceptan los túmins de otros estados que tienen otros diseños. No hay voceros en el Túmin, todos y todas las socias podemos hablar y representar el espíritu de la moneda comunitaria en cualquier espacio. Dar charlar, promover, invitar, etc.
Cada Colectivo, Colonia, Barrio o Comunidad puede organizarse como desee para impulsar el Túmin por medio de ferias, tianguis, difusión por cualquier medio, grupos de Whatsapp, etcétera. También se pueden organizar actividades del túmin por sectores, productores o temáticas. El Túmin es libre, es de la gente, es para resolver necesidades básicas.
¿QUÉ SIGNIFICA ‘TÚMIN’?
Alrededor del año 300 antes de Cristo, en la Antigua Grecia, existió una moneda de plata llamada “Dracma”, palabra que proviene del verbo griego “empuñar”, “agarrar”, porque esta moneda equivalía al peso en plata de 6 óbolos que eran 6 barras de metal largas y finas que cabían en el puño de la mano.
Posteriormente, los árabes derivaron la palabra “Dracma” en “Adarme”. Y a un ochavo de “adarme” le llamaron “tumn” o “tumni”, que equivalía al valor más pequeño.
Más tarde, en España le llamaron “tomin” que también significaba el valor más ínfimo y equivalía a la tercera parte del Adarme y a la octava de la moneda “Castellano”. El “tomin” fue una medida de peso equivalente a poco más de medio gramo de oro (0.596 gramos) o a 12 granos.
En el virreinato de Nueva España, la primera moneda autóctona acuñada en 1536 fue el peso de oro de Tepuzque, cuyo nombre sería la versión castellanizada de Teputzli, cobre en lengua náhuatl. Este peso equivalía a 272 maravedíes, a 8 Reales de plata, y cada Real equivalía a un Túmin.
La unidad de peso para metales preciosos fue el equivalente a unos 230 gramos. En el caso de las piezas de oro, sus divisores eran el castellano, el tomín y el grano. En cuanto a la plata aparecían la onza, equivalente a 1/8 de marco o 28,75 gramos; y el tomín de plata, de 1/384 o 0,559 gramos. Alrededor del año 1600 el Rey Felipe III acuñó una moneda de cobre llamada un ochavo que equivalía a un octavo de onza y que dejó se usarse alrededor de 1850. En aquel tiempo una onza castellana equivalía a 28.75 gramos o a 576 granos.
Así, durante la colonia se hace referencia a diversas monedas: pesos de oro, maravedíes, tomín, ducados, doblones, reales, dineros, sueldos, escudos (conocidos también como patacas), doses y tostones (monedas de 4 reales) muy comunes en Chiapas.
El “Tomin” que tiene origen en los griegos y que pasó a los árabes, luego a los españoles y por ahí a nuestro continente, llegó a ser parte de las culturas americanas y del vocabulario náhuatl. Por eso “Túmin” significa dinero en náhuatl, en totonaco y en purépecha. Y en tzeltal significa algodón, porque los tributos que se pagaban durante la colonia al gobernante o tlatoani antes de la colonia, fueron adoptados por los españoles introduciendo las equivalencias de sus monedas, combinadas con los pagos en especie que ya se hacían. Por ejemplo, según el Códice Otlazpan, cada 80 días una persona que contaba con un terreno para sembrar de 800 por 20 brazas, debía pagar 4 tomines más dos cargas de leña, además de un guajolote al año.
Mientras la cantidad de guajolotes y de leña era fija para todos, la del Tomin y el cacao aumentaban con el tamaño de la parcela. En parte, esto explica por qué nuestros antepasados comenzaron a pelear por el oro y la plata acuñados en monedas: para poder pagar sus tributos. Pero también explica, quizá, de dónde vienen las costumbres que hoy subsisten para efectuar pagos mediante la leña, como hoy en Santiago Tinguistenco, Estado de México; sólo que aquí es al modo mexicano y no al modo colonial: no para someter unos a otros, sino para intercambiar productos y generar vida comunitaria.
Otras fuentes refieren que el túmin era el impuesto que pagaban los indígenas en el Perú con destino al sostenimiento de hospitales. Para los pueblos originarios Incas, túmin o tumis eran las navajas ceremoniales que se usaban en los siglos XV y XVI durante los festivales para el sacrificio de las llamas con el fin de agradecer al sol por las cosechas. Actualmente existe el poblado Tumina en la provincia de Estado Miranda, Venezuela, y el pueblo Los Tumines (Poblado de los Ates) en el Municipio Ario, Michoacán, México.
Hoy, muchas formas de colonización han cambiado, pero el mundo entero sigue peleándose por el dinero para pagar los tributos que ahora se llaman intereses e impuestos. En el corazón del mundo financiero, Wall Street, los propios norteamericanos protestan por la nueva esclavitud a las tarjetas bancarias, pues también en los Estados Unidos –y allá mucho más que aquí– viven peleándose por el dinero.
Por ello, más de 5 mil monedas comunitarias circulan en el mundo para salirse de estos esquemas de dominio. Y con el TÚMIN, con esta humilde moneda, la de menor valor, que equivalía a la cantidad o porción mínima de algo, los indígenas comerciaban entre sí. Hoy, el TÚMIN es una pequeña moneda en papel que hace maravillas, milagros, que mantiene viva la vida económica de la comunidad basada en la solidaridad y la confianza que el capitaliso nos pretende arrebatar.
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Soy Sebastian dice:
Oh Wow. Gracias por tan fantastica nota