Griselda Sánchez. desinformemonos
Una avalancha de planes, programas y reformas se ciernen sobre el campo, pareciera que todas estas políticas del agro quieren desanimar al campesino y llevarlo a abandonarlo; que no le quede más opción que la de migrar y vender sus tierras. Por otra parte, el Estado, las empresas y corporaciones trasnacionales no cumplen con su deber de informar a las y los pobladores de la envergadura de los proyectos, y mucho menos con la obligación de consultarles.
Sabemos que los medios de paga nos muestran información fragmentada, que no vincula los hechos e impide por lo mismo ver la realidad como una totalidad donde se integran las cosas. En su libro Control de los medios, control del hombre, Enrique Guinsberg nos menciona que lo peligroso —para el sistema de dominación— es precisamente el hallazgo de la vinculación, es decir la ruptura de la independencia.
Si seguimos estas ideas, podríamos intentar analizar la realidad como un todo y preguntarnos, por ejemplo: ¿Cuál es la relación entre la reforma educativa, el conflicto magisterial en Oaxaca y las Zonas Económicas Especiales? ¿Cuál es la relación entre la reforma energética, el que OXXO venda gasolina y el que se dispare el precio del combustible?.
Esta vivencia nos ha llevado a destacar la importancia de la comunicación en los procesos de resistencia contra el despojo territorial. Para que esto funcione, es necesario tener un grupo de trabajo o comisión de comunicación permanente y fortalecido que consulte a la organización, asamblea o colectivo y se pregunte de forma continua: ¿Qué queremos comunicar?, ¿qué queremos visibilizar, posicionar?, ¿en quién queremos incidir? Para contestar esta última pregunta, creamos un mapa de actores que nos ayude a vincularnos y armamos un plan que mire a largo plazo para que todas las acciones se articulen en una misma lógica. Para que la comunicación resulte atractiva, trabajamos en lo simbólico cuando abordamos el “cómo lo digo”. Además decidimos en qué soporte difundir nuestra labor: periódico mural, radio, documentales, internet, etcétera. En este caso hablamos del medio radiofónico por FM, pero contamos con otras múltiples plataformas y herramientas desde donde expandir el mensaje radiofónico como los podcasts y el streaming.
Para que la comunicación fluya, se puede trabajar en dos planos que funcionan de manera interrelacionada. A mi parecer, uno de estos planos es fundamental pero en varias ocasiones se desdibuja y no recibe la atención que se merece: es la comunicación local, que no hay que descuidar para nada, porque las comunidades afectadas por los megaproyectos son las que necesitan estar informadas para poder tomar decisiones acertadas basadas en una información verídica y sustentada.
Al visibilizar la fuerza de la asamblea comunitaria y sus modos de tomas de decisiones, nuestras radios pueden ayudar a reconformar la organización comunitaria —muy diluida en algunos casos—, a recuperar la habilidad de agencia en colectivo, la disposición a estar organizados y la capacidad de decisión. Se necesita entonces, fortalecer las capacidades colectivas, partiendo de este principio, nosotros tenemos la tierra y la decisión para la negociación o la negación es nuestra.
El otro plano que tenemos que contemplar es el de la comunicación nacional e internacional, dirigida a sectores que nos ayuden a reforzar los procesos de resistencia. A nivel internacional, el objetivo es sensibilizar a los intelectuales y demás actores que pueden ser aliados, y cuya opinión pesa en la imagen de la política exterior. En estos casos, se recurre mucho a medios como Facebook, Twitter. El reto es: ¿Cómo lograr que las personas sientan el problema como suyo? ¿Qué tipo de información podemos dar para recuperar la capacidad de indignación de la gente y provocar su movilización?
En una conversación que mantuve con el Dr. Noé Valladares Padilla de la Asociación de Capacitación e Investigación para la Salud Mental (ACISAM) del Salvador en el marco del Seminario de Comunicación Indígena (Capulálpam de Méndez, Oaxaca, 2013) me contó que ellos trabajan reconociendo el poder de cambio que existe en las personas. Me dijo que de no ser así, nos convertiríamos en víctimas y no seríamos capaces de salir de esa condición; para ACISAM, la comunicación pertenece al ámbito de la cultura, y no al de la información. Y esto se debe a que consideran que la cultura es el marco referencial de los cambios que se buscan. En las memorias del seminario estos argumentos quedaron registrados de la siguiente manera:
Nuestro enfoque es hacer posible que las personas reconozcan el poder que tenemos, que lo reconozcamos, como dice Freire, si no usamos nuestro poder, otros lo van a usar, nos convertimos en víctimas. Pero no somos capaces de poder articular poderes, nuestros poderes desde abajo (Memorias Seminario, 2013:13).
Siguiendo con la experiencia de la ACISAM, vemos que gracias a la realización de vídeos documentales, se construyen héroes comunitarios: la señora que hace las tortillas, el señor que corta la leña y todos los que tienen oficios o hacen algo en la comunidad. Cuando estas imágenes regresan a la comunidad, la gente se mira y se escucha, se eleva la autoestima comunitaria porque la persona se mira a sí misma y su referente para la reflexión ya no le es ajeno. En el caso de la radio, no trabajamos con imágenes propiamente dicho. Trabajamos con “imágenes sonoras”. Cuando nos escuchamos nos podemos reconocer: nos han desdibujado tanto que es necesario volver a reconocernos. No desde lo que piensan o dicen de nosotros; en muchos casos somos estigmatizados como flojos o vándalos opuestos al desarrollo y un largo etcétera.
La organización oaxaqueña EDUCA también trabaja por construir una narrativa a partir de la propia experiencia de los pueblos y de la lucha por la defensa de la tierra y el territorio. En una presentación en el marco del Segundo Encuentro Estatal de Comunicación Indígena (Oaxaca, 2 de diciembre de 2012), Miguel Ángel Vázquez nos compartió que la organización ha tratado de comunicar las demandas de las comunidades que resisten a los megaproyectos y de visibilizar los métodos empleados en la organización comunitaria, exaltando la forma creativa, pacífica y no violenta y sobre todo las alternativas que proponen los pueblos, sus aportaciones, que tienen que ver con los esfuerzos colectivos de vida comunitaria.
La propuesta es entonces, buscar historias que nos den un respiro y esperanza…a pesar de los pesares, y hagamos caso de lo que Erich Fromm, en su libro La revolución de la esperanza, nos dice: la esperanza es un elemento decisivo para cualquier intento de efectuar cambios sociales que lleven a una vivacidad, conciencia y razón mayores (Fromm, 1968:18).