Los “Escaramujos” son documentos de análisis producidos por Otros Mundos A.C. Les presentamos el último número de la colección, esperando les sirva para sus trabajos en defensa de los territorios. (Ver todos los números del Escaramujo)
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Hemos explicado cómo llegamos a este punto y la magnitud de lo que implica lo sucedido con el COVID-19 en El Escaramujo No.92. Si nos basamos en la premisa fundamental de que un nuevo virus aparecerá, o varios más, incluso más letales y en un futuro no muy lejano, es imperativo plantearnos ¿qué pasó durante el confinamiento?, ¿qué hicimos?, ¿qué no hicimos?, ¿qué nos faltó hacer?, ¿cómo nos hubiera gustado estar preparados?, ¿qué haremos para afrontarlo nuevamente? Este confinamiento de la humanidad ha desplazado nuestras vidas al territorio mínimo, inmediato y básico: la vivienda, el hogar, la casa. Se intentó reducir las relaciones políticas a la familia y a sus miembros. Este territorio también en disputa se presionó con coerción y con miedo; con presión política, militar, toques de queda, mediática y económica por medio de multas. Se generó la narrativa de que el confinamiento es por amor, por protección a los demás, por solidaridad, por responsabilidad, por prevención, y por medio de un eslogan que machacó las conciencias: “Quédate en Casa”.
La tentación del olvido y regresar a la “normalidad”
Después del COVID-19, una vez superado el confinamiento y haber enterrado a los muertos, existe la tentación de enterrar también lo sucedido, enterrar la memoria y salir a la calle a toda prisa para recuperar lo que se tenía, esos sistemas personales, familiares, empresariales o de otra índole que nos mantenían funcionando, que nos garantizaban la subsistencia, las comodidades o al menos los mecanismos y la rutina al que se estaba acostumbrado para vivir. Aunque muchas personas y negocios ya no podrán hacerlo.
La gula por recuperar lo perdido a toda costa y lo más rápido posible para regresar a esa supuesta “normalidad” en la que se vivía, a esa rutina, a ese nivel y costumbre de consumo, aunque implique el endeudamiento nuevamente a mediano o largo plazo, engordará a los acreedores y pondrá al límite a los deudores. El Banco Azteca y Elektra, Coppel, Banorte, CityBank, BBVA, entre otros bancos privados, las casas de empeño, otros prestamistas y usureros entre los que se encuentra también la banca multilateral como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Caribeño de Desarrollo (BCD), el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y otros bancos multilaterales regionales, serán los buitres que recogerán la carroña que deje el COVID-19. No condonarán deudas, sólo las aplazarán y aprovecharán la ocasión para la extracción de más dinero de los millones de personas que desean regresar a la normalidad del capitalismo depredador.
Sin embargo, lo que no es ni era normal es que los alimentos se transporten miles de kilómetros para que estén en la mesa; que dependamos de una empresa para que nos venda la comida y las semillas; que una transnacional sea dueña del agua, otra o la misma sea dueña de una medicina gracias a las plantas y los genes y al conocimiento tradicional de los pueblos. No es normal la violencia, los feminicidios, la pobreza o el desplazamiento forzado.
Enterrar en el olvido lo sucedido abarca con ello lo malo y lo bueno que la crisis generada por el COVID-19 desató en las personas, en diversos sectores de la población. Desde los escupitajos y violencia contra quienes salvaban vidas en los hospitales, hasta las acciones de solidaridad más loables e impresionantes que se registraron en muchos rincones del planeta. Por ello, es imperativo la vacuna contra el olvido para no borrar de la conciencia colectiva lo malo para no repetirlo, y lo bueno para mantenerlo, potencializarlo y mejorarlo.
La Agenda para el Movimiento Social
El COVID-19 es una advertencia que nos invita a la conciencia ambiental, política, social y económica. A la conciencia mundo, a la consciencia sistémica. Y es que hay una verdad inexorable e irrefutable: habrá otros virus. Y más letales. Por ello tenemos que plantear el futuro, lanzar la mirada hacia los próximos años inmediatos pero desde este momento de la crisis, antes de que se nos olvide lo vivido y, desde la crisis, plantear Alter Natos. ¿Cómo queremos un futuro? Las nuevas pandemias serán generadas ya sea por la actividad extractivista y económica que produce el sistema capitalista con una acelerada pérdida de la biodiversidad. Ya sea por el modelo de producción industrializado de alimentos o por que el Cambio Climático acelerado liberará nuevos virus congelados en el permafrost. Pero también por alguna guerra biológica o una liberación intencionada del virus. El asunto es que volverá a suceder. Y solo desde este momento de crisis, no desde la “vuelta a la normalidad”, podremos diseñar la prevención y las alternativas. Nosotros le llamamos “Alter Natos”.
Acostumbrados a que el concepto de “alternativa” implique por lo general la elección entre dos caminos, dos opciones que se bifurcan radicalmente entre la opción buena versus una opción mala, nos parece importante resaltar la evidencia de que existen muchos mundos posibles que construyen los pueblos, según su historia, su lengua, su geografía, sus modos de organización, entre otros elementos. Muchos caminos y modos diversos que conducen hacia lo mismo, hacia la felicidad colectiva, hacia la construcción de otros sistemas. Esto es para nosotros el “Alter”, los varios caminos. muchos modos. Y como son propios, endémicos, nacen de la región, de lo que los pueblos construyen desde su visión, lo llamamos “Natos”. Por ello, buscar opciones no significa aplicar normas iguales, importar paradigmas estructurales o recetas aunque sean de izquierda; o copias sin adaptar lo necesario. Sino que más bien se construyen desde lo local. Esto es el “Alter Natos”. Diseñar y construir “Alter Natos” es el momento fundamental que ahora nos devela el COVID-19. Se requiere de inventar, de construir, de soñar, de implementar, de probar formas transitorias o que nos transiten a nuevos sistemas. No bajo grandes recetas o formulaciones muy complicadas en términos políticos, económicos, académicos o conceptuales, con grandes enciclopedias que nos marquen el camino, o que mientras menos entendamos, más complicadas sean o más abstractas, pareciera que es mejor y más inteligente. No. Transitar a otros mundos posibles es desde lo concreto, desde las nuevas prácticas y hábitos con lógicas distintas al capital que generan nuevas conciencias colectivas.
Todo Alter Natos está marcado en el contexto de una transición. Difícil es salir del sistema de manera repentina o mutante. Esto es ingenuo. Sin embargo, también es cierto que no podemos cambiar el sistema ni ser diferentes, si seguimos haciendo lo mismo, si continuamos con las mismas prácticas y principios que nos rige el sistema capitalista. Tenemos que cambiar la lógica. La solución no está dentro del mismo sistema aunque lo pintemos de verde o lo intentemos “humanizar”, hacer “sustentable” o “responsable”, lo que no está en su ADN. Se requiere ver hacia otro lado y apuntalar hacia ese cambio que queremos vivir. Cambiar la conciencia, la práxis, los hábitos, el consumo, la relación con la Naturaleza y con nuestros semejantes.
Para buscar Alter Natos es necesario sistematizar la experiencia. Durante el COVID-19 se gestaron nuevas prácticas e ideas, aunque otras muchas recobraron y renovaron su sentido político; también se actualizaron o adquirieron nuevo sentido y más fuerza. Muchas acciones y propuestas se recubren, son sinérgicos y se relacionan intrínsecamente.
Será necesario también potenciar todos los recursos urbanos por su lado y los recursos rurales por el otro. Y lo que haga falta, buscar los vínculos necesarios basados en la Economía Solidaria, los mercados locales. El movimiento social tiene ahora la oportunidad de encauzar y priorizar su agenda. Más adelante rescatamos algunos cuantos de los muchísimos otros elementos que se pueden recuperar y que corresponden tanto a nivel familiar o comunitario, macro como micro, global como local, urbano o rural. No están en orden de importancia, ni están todas ni cada creatividad registrada durante el confinamiento. Imposible abarcar todo. Lo que sí podemos asegurar es que cada quien, cada persona y familia ha acumulado una experiencia vital y única sobre el mismo fenómeno, y eso, habrá que aprovecharlo, porque no había sucedido. Esta experiencia nos dimensiona lo que es posible si nos ponemos de acuerdo los pueblos. Si el sistema colapsó en pocos meses, podemos hacer resurgir otros paradigmas. En tan poco tiempo hemos visto el daño que le hacemos al planeta con este sistema. En pocos días el planeta respiró limpio; la fauna y la flora reaparecieron. Esta experiencia nos debe ayudar a darnos cuenta lo que sucede con un planeta sin humanidad, y el daño que hacemos con este sistema capitalista a la casa que habitamos. Este sistema no cabe en este planeta.
Desde otro punto de vista, el COVID-19 nos regaló la gran oportunidad de respirar, de ver las cosas de diferente manera, de generar esperanzas en que se puede vivir de otro modo. Nos ha dado otra oportunidad para que sobreviva la humanidad, para ver desde fuera, desde lejos, pero desde dentro de nuestras casas, lo que el sistema ha significado para nuestras vidas y la Naturaleza. Nos ha mostrado que podemos revertir el Cambio Climático si hay voluntad política y creatividad. No se ha hecho porque el Estado Corporativo no está dispuesto a sacrificar la acumulación de capital.
Tres claves son fundamentales para enfrentar las futuras pandemias: la descentralización, la diversificación y la organización colectiva. Estos criterios son vacunas que favorecen la independencia y la soberanía como pilares para lograr otros mundos posibles. La concentración de alimentos, de la producción, de la salud o de la tecnología en pocas manos no se sustenta. El monopolio, los monocultivos, la mono-dependencia del petróleo, de los ingresos exclusivos de un sector como el turístico o el “eco-tursimo” para sobrevivir, tampoco son la solución. El endeudamiento impagable e ilegítimo se contrapone a la soberanía. Las soluciones mesiánicas del Estado Corporativo se contrapone a tres criterios fundamentales para crear otros paradigmas de vida feliz: la autonomía, la autodeterminación y la autogestión de los pueblos. Es necesario crear las propias reglas y normas, definir el rumbo y administrar el camino hacia nuevos paradigmas, otros Alter Natos.
Nos preocupa más la exigibilidad de los derechos sobre un Estado Corporativo cuya lógica interna y posibilidades estructurales no le es posible otorgarlo. Debemos repensar la autonomía con autogestión de las condiciones para la felicidad colectiva. No limitarse a la exigibilidad al Estado para que nos garantice el agua, la luz, los alimentos o las medicinas, sino caminar hacia la autodeterminación. Que el Estado nos deje hacer, nos deje pasar las iniciativas de los pueblos.
Si nos regresáramos en el tiempo, digamos un año antes de estos acontecimientos y, sabiendo lo que nos sucedería, ¿cómo nos hubiéramos preparado?, ¿qué condiciones hubiéramos puesto para mitigar lo que se vivió? Esta perspectiva nos puede ayudar a preparar nuestros Alter Natos para no olvidar. Echemos la imaginación a volar para saltar de este sistema. El confinamiento nos dio la razón de lo que se puede hacer si nos pusiéramos de acuerdo en buscar otros paradigmas de vida. Pero al mismo tiempo debemos hacer un ejercicio de autocrítica de la cotidianidad personal, familiar, colectiva y sistémica; un ejercicio fuerte imaginación y creatividad; y una gran fuerza de voluntad política para dejar de reproducir el modelo de vida que reproduce el sistema y pensar y actuar colectivamente. Esta es la semilla de la rebelión sistémica.
Veamos entonces algunas pistas…
- La Salud en manos del pueblo. Luego de inundaciones o temblores se sugiere que las familias tengan a la mano o en una bolsa sus documentos, una linterna o agua, entre otras prevenciones. Durante el COVID-19 se buscó con ansiedad alcohol, mascarillas, gel antibacterial, papel higiénico, entre otros productos. De igual manera habrá que tener preparado el kit para cada persona. Piensa qué cosas sobre el tema de la salud necesitaste durante el COVID-19 y acopia lo suficiente y con tiempo. Se inventaron en casa tapabocas, batas y otros artefactos para prevenir las infecciones y se distribuyeron solidariamente a los centros de salud. Es necesario generar mecanismos de autosuficiencia sanitaria sin tanta dependencia de las empresas y el Estado. La medicina tradicional, la buena alimentación y la disminución de enfermedades como la diabetes, entre otras, ayudarán para prevenir. Estos proyectos populares de salud preventiva recobran mucho sentido. Los mecanismos comunitarios y vecinales de salud servirán de mucho en una contingencia similar. No podemos olvidar que se sacrificó a millones de personas para que los sistemas de salud desmanteladas por los mismos gobiernos no se les colapsaran para poder atender a los enfermos. Todos pagamos el precio de su privatización, por ello es importante luchar por un servicio y sistema público de salud.
- El consumo necesario. Por las dificultades económicas se redujo el consumo a lo indispensable. Esto ofreció la oportunidad de combatir el consumismo y generar nuevos hábitos que modifican la lógica de consumo que acarreamos, de tal manera que ni los préstamos o programas sociales de gobierno sean para activar el consumismo innecesario, sino para prepararnos para otra pandemia. Mucha gente dejó de consumir CocaCola, dejó de fumar, de consumir tanto alcohol o comida chatarra, entre otros hábitos. Nos dimos cuenta de cuántos gastos superfluos hacemos. Y es que los hábitos son los más difícil de cambiar. Para muchos fue la oportunidad de consumir productos artesanales, de mayor duración y calidad.
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