Guatemala: Niñez muere de hambre y frío donde la mina Marlin explota oro, plata y mercurio

Plurijur

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El video es una descarga tóxica de la mina Marlin al Río Tzalá que atraviesa los municipios de Sipacapa y San Miguel Ixtahuacán, siendo una de las tantas fuentes comunitarias de agua.

Mientras el oro y la plata son llamados metales preciosos enriqueciendo a los accionistas de la empresa minera canadiense Goldcorp y su subsidiaria guatemalteca Montana Exploradora de Guatemala Sociedad Anónima, la niñez guatemalteca muere de hambre y frío en San Miguel Ixtahuacán y Sipacapa donde les explota la mina Marlin.

Una querida familia de la resistencia comunitaria en San Miguel Ixtahuacán contra la mina Marlin, ha sufirido la muerte de sus dos pequeños que murieron de hambre y frío, como muchos otros y otras en toda Guatemala.

Según el certificado de defunción, Angel de un mes con 7 días, y Milton de 2 años con 2 meses, murieron de neumonía.

Según la Organización Mundial de la Salud -OMS-, las niñas y los niños pueden estar protegidos contra la neumonía, mediante intervenciones sencillas y tratados con medicación y cuidados de bajo costo y tecnología sencilla. Uno de los mayores factores de riesgo es la desnutrición.

Para la OMS, una comunidad o población con una nutrición normal no debe exceder del 2.5% de desnutrición.

Según la Secretaría Alimentaria y Nutricional de la Presidencia de la República de Guatemala -SESAN-, el municipio de San Miguel Ixtahuacán ocupa el número 73 de los 338 del país con una desnutrición crónica del 50.4%, mientras Sipacapa ocupa el número 72 con el 50.8% de desnutrición crónica en el país.  Estos datos son sobre niñez entre los 7 y 9 años de edad en primer año primaria.

De 166 municipios de Guatemala en 2008, se registró desnutrición crónica en niñez menor de cinco años superiores al 43% de los cuales el 72% pertenecen a zonas rurales. Los municipios con mayor desnutrición crónica son de los más pobres y rurales, es decir, indígenas. De entre los 166 municipios hay 33 con una tasa de desnutrición crónica mayor al 70.4% y cuentan con una tasa de ruralidad del 79%; 50 municipios tienen una desnutrición crónica entre 60.2% con una tasa de ruralidad del 75%; y 83 municipios con una tasa de desnutrición crónica entre 43% y 60% con una tasa de ruralidad de 64%.

Pero la empresa minera Montana presume en los medios de comunicación que ha construido un hospital en San Miguel Ixtahuacán que le costo millones de quetzales con equipos y personal de primera.

La mina Marlin no solo explota oro y plata a través del cianuro y otros químicos sino también MERCURIO.

A pesar que Guatemala, suscribió el 10 de octubre de 2013 el Convenio de Minamata sobre el Mercurio, reconociendo que es un producto químico de preocupación mundial debido a su transporte a larga distancia en la atmósfera, su persistencia en el medio ambiente tras su introducción antropógena, su capacidad de bioacumulación en los ecosistemas y sus importantes efectos adversos para la salud humana y el medio ambiente.

Aún así, el gobierno de Alejandro Maldonado y ahora Jimmy Morales autorizaron la ampliación de la explotación de la mina Marln, y de forma ilegal, puesto que la Ley de minería no regula la ampliación de la explotación minera en el país.

Para eso deben tramitar una nueva licencia. Pero esta facultad que el Congreso de la República aprobó como limitación administrativa al poder público de los gobiernos, Madlonado y Jimmy la aprueban argumentando que la ampliación está regulada en el reglamento de la Ley de minería.

En otras palabras, al considerar los flamantes abogados del Gobierno que el Reglamento puede modificar la Ley de minería.están llevándose de corbata toda la cultura jurídica de occidente, invirtiendo la pirámide de Kelsen. Ya no es un Reglamento el instrumento para desarrollar una Ley, sino más bien para reformarla debido a las lagunas mentales de los diputados. Hay un gravísimo problema de legalidad en el país.

¿De qué sirve una Ley cuando a través de un Reglamento pueden regular aquello que los parlamentarios no aprobaron? ¿Entonces para que sirve una Ley?   Se puede tener mayor información sobre la ampliación de la explotación de la mina Marlin en los reportajes de Nómada AQUÍ.

 Esto también es corrupción, además de contar con abogados imbéciles.

Monsanto, el verdadero responsable de las microcefalias asociadas con el virus de Zika

ecoosfera.com

Este químico se introdujo en las aguas de los pueblos agricultores hace dos años, con el fin de desarrollar malformaciones en los mosquitos y así frenar el crecimiento de larvas en los tanques de agua bebible.

Pese a que el virus del zika apareció hace aproximadamente 60 décadas, actualmente este virus está azotando a la vida de de América Latina. Principalmente la de Brasil, en donde se reportó un alto índice de microcefalia en bebés recién nacidos: una condición congenital que provoca que los bebés nazcan con cabezas pequeñas.

Se culpó al virus del zika por esta situación; sin embargo, de acuerdo con investigaciones recientes de un grupo de físicos argentinos, la verdadera causa de esta condición parece ser un larvicida tóxico que abunda en el agua brasileña. Este químico se introdujo en las aguas de los pueblos agricultores hace dos años, con el fin de desarrollar malformaciones en los mosquitos y así frenar el crecimiento de larvas en los tanques de agua bebible.

El químico se le conoce comercialmente como Pyriproxifeno, y es usado regularmente en un programa gubernamental para controlar la población de mosquitos en Brasil. El Pyriproxifeno es un producto de Sumitomo Chemical, una compañía asociada con Monsanto. Subsidiada por Monsanto.

Los investigadores detectaron que los bebés que nacieron con malformaciones se encontraban en zonas en donde el estado de Brasil añadió pyriproxifeno en el agua pura; como por ejemplo, en los reçervoirs de Pernambuco, lugar que fue el primer estado en reportar el problema microcefálico, con el 35 por ciento de los casos en el país.

Inclusive se puntualizó que en epidemias de Zika en el pasado ni en las de otros países, como en Colombia, nunca se reportó la relación entre la microcefalia y el virus. Y de acuerdo con los datos de The Washington Post, de 732 casos de 4 180, más de la mitad no había una asociación entre el Zika y la causa de la microcefalia: sólo 270 casos fueron confirmados.

En la página de Sumitomo Chemical se anuncia que el pyroproxifeno presenta un alto riesgo en aves, peces y mamíferos.

Comunicado RECOMA en solidaridad con pueblos de Nueva Concepción

Comunicado de La Red Latinoamericana Contra Los Monocultivo de Árboles, en solidaridad con la lucha de los pueblos de Nueva Concepción, Escuintla por la liberación del río Madre Vieja.

El día 9 y 11 de febrero de 2016, más de 200 vecinas y vecinos de Nueva Concepción, Escuintla, Guatemala, realizaron una acción histórica para ese municipio y para muchos pueblos; liberaron al río Madre Vieja de varias represas que desviaban sus aguas hacia las plantaciones de palma africana y caña de azúcar.

El río Madre Vieja tiene un recorrido de más de 125 kilómetros de largo, desde que nacen sus afluentes en las montañas de la Sierra Madre, atravesando la cordillera volcánica hasta llegar al sistema de manglares en su desembocadura. El río a pesar de la degradación a la que ha sido sometida por años de explotación y uso indebido de sus aguas, aún es un importante elemento para la vida y sustento de las comunidades, agricultores y agricultoras, pescadores y pescadoras que conviven en sus orillas. El río aún sostiene importantes ecosistemas y biodiversidad.

Ante las acciones emprendidas por los pueblos de las aguas del río Madre Vieja expresamos:

Nuestra solidaridad con las comunidades de Nueva Concepción Escuintla, en su lucha para lograr el acceso al agua y la liberación del río Madre Vieja de represas injusta e ilegalmente construidas por intereses particulares de la empresa de palma africana del grupo Hame y la agroindustria de la caña de azúcar y banano.

Pedimos y exhortamos a las autoridades guatemaltecas, investiguen los casos de desvíos de ríos por las agroindustrias de palma aceitera, caña de azúcar y otras, con el fin de garantizar el acceso al agua a las comunidades locales y para el sostenimiento de la biodiversidad y los ecosistemas costero marinos tan  importes como el manglar.

Hacemos un llamado  las organizaciones sociales y a la sociedad civil en general a estar atentas ante este caso de violación de derechos humanos, con el fin de contribuir a la difusión de la información y al cumplimiento de los derechos de las comunidades afectadas.

CDMCH convoca para puesto de Comunicóloga y Educadora

San Cristóbal de las Casas, Chiapas; a 03 de febrero del 2016.
El Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas, A.C. es una organización no gubernamental sin fines de lucro, que surge de la lucha y de las demandas propias de las mujeres chiapanecas.

El objetivo del CDMCH, es contribuir al avance de la igualdad de género, clase y etnia en Chiapas, especialmente en las regiones indígenas y campesinas a través de un proceso creativo de ciudadanización, es decir, impulsando el conocimiento y ejercicio crítico de los diferentes sistemas de derecho que existen en Chiapas: indígena tradicional, autónomo, estatal, nacional e internacional, e impulsando desde ese pluralismo jurídico cambios oportunos en las costumbres y leyes discriminatorias, así como las formas de su aplicación que violan los derechos de las mujeres, es decir: el CDMCH se avoca a la construcción de culturas de derechos humanos.”

El Centro de derechos tiene como misión contribuir a la construcción de culturas de derechos desde la igualdad de género, clase y etnia, hacia el ejercicio de los derechos humanos en un proceso constante que involucre niveles individuales y colectivos.

Su visión fomenta el ejercicio de los derechos de las mujeres, en un proceso de ciudadanización que involucra a las integrantes del CDMCH en la transformación de la sociedad, en los ámbitos de definición, ejecución y organización de valores, actitudes y conductas, sobre la base de una posición consciente y libre.

Contamos con dos sedes, desde dónde se cubren comunidades de tres regiones a fin de posibilitar un mejor acompañamiento a las mujeres indígenas, campesinas y rurales en la promoción, ejercicio y defensa de sus derechos humanos.

El CDMCH CONVOCA a las personas interesadas a integrarse en nuestro proyecto de género y Derechos Humanos en las siguientes VACANTES:

Región Altos (Oficina en San Cristóbal de las Casas)

COMUNICOLOGA
Perfil:
-Mujer profesionista del área de comunicación
-Con habilidades en el diseño de planes de comunicación e incidencia local e internacional
-Con habilidades en el diseño de materiales gráficos y audiovisuales
-Incorporación de la perspectiva de género en su trabajo
-Con habilidades para realizar análisis de contexto político
-De preferencia con licencia de manejo.

REQUISITOS:
-Con disponibilidad de movilizarse en la región altos, norte y sierra fronteriza.
-Visión sobre el contexto político actual en Chiapas.
-Posicionamiento sobre las mujeres, el feminismo y los Derechos Humanos.
-Currículum Vitae (especificar sus experiencias)
-Firmar contrato inicial por tres meses, para evaluar su rendimiento, y renovar contrato.

EDUCADORA
Perfil:
-Mujer profesionista del área de Ciencias Sociales, de preferencia Pedagogía con conocimientos y experiencia en Educación Popular.
-Habilidades en procesos y metodologías de formación y construcción del conocimiento
-Experiencia de trabajo con mujeres indígenas y campesinas.
-Incorporación de la perspectiva de género en su trabajo
-Habilidades para realizar análisis de contexto político.
-Capacidad de trabajo en equipo.
-De preferencia con licencia de manejo.

REQUISITOS:
-Disponibilidad de horario y movilización en las regiones altos y sierra fronteriza.
-Visión sobre el contexto político actual en Chiapas.
-Posicionamiento sobre las mujeres, el feminismo y los Derechos Humanos.
-Currículum Vitae (especificar sus experiencias)
-Firmar contrato inicial por tres meses, para evaluar su rendimiento, y renovar contrato.

Las personas interesadas deberán entregar un escrito en el que describan:
1. La visión de los derechos humanos desde la perspectiva de género, clase y etnia
2. Cómo visualizan el planteamiento político del centro. Para esto se le entregarán dos documentos que les permitan conocer nuestro trabajo y determinar su interés en incorporarse a nuestro proyecto político.

La documentación requerida se entregará a partir de la aparición de esta convocatoria, desde las 9 de la mañana hasta las 4 de la tarde, en las instalaciones del Centro de Derechos de la mujer de Chiapas, o al correo electrónico cdmch.comunicacion@gmail.com. Se dará fecha para entrevista.

El Escaramujo 62: Gestión Comunitaria de Bosques II

 Elementos para su defensa y fortalecimiento
(Segunda Parte)

  Claudia Ramos Guillén

  Otros Mundos, A.C.
San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México

  15 de febrero 2016

LEER PDF COMPLETO: El Escaramujo 62: Gestión Comunitaria de Bosques. Elementos para su defensa y fortalecimiento (Segunda Parte) (8 págs. -PDF 395Kb)

La gestión comunitaria de los bosques

Se refiere a espacios donde las comunidades ejercen el control político de sus territorios y recursos mediante mecanismos horizontales para la toma de decisiones que incluyen la transparencia y rendición de cuentas.

Otra definición indica que la gestión comunitaria del bosque se refiere a las regulaciones y prácticas que se utilizan en muchas comunidades, ejidos y poblaciones para la conservación y el uso sustentable del bosque con el que se convive. Estas regulaciones en muchas comunidades reciben el nombre de “acuerdos” y reglamentaciones, y son precisamente los que permiten hacer un uso sustentable de los bienes comunes, la mayoría de las veces son decisiones tomadas en colectivo y permiten tener un control local sobre el uso, manejo y cuidado de los bosques.

Entonces podemos resumir la gestión comunitaria como: “La capacidad para la planificación, toma de decisiones y manejo de una serie de recursos organizativos, tecnológicos, financieros y humanos por parte de las comunidades para la presentación de los servicios de asociaciones sociales, lo cual permite garantizar su eficiencia (proceso), efectividad (resultados) y sostenibilidad (en el tiempo)” (Gómez et al., 1996).

Algunos elementos importantes para la gestión comunitaria de bosques son:
-Responsabilidad: La comunidad toma posesión del sistema y de sus obligaciones.
-Autoridad: La comunidad tiene el derecho legítimo de tomar decisiones.
-Control: La comunidad ejerce un control político sobre el territorio.

Y entonces tendría tres características esenciales:
-La comunidad tiene autoridad, autonomía y efectivo control sobre el territorio y las decisiones que toman.
-Las instituciones proveen ayuda y asistencia pero no suplantan la organización comunitaria.
-Existe una organización comunitaria legalizada y legítima responsable de la administración y gestión  de sus bienes comunes naturales.

¿Quiénes hacen gestión comunitaria de bosques?
-Pueblos indígenas viviendo en territorios comunitarios definidos.
-Pueblos indígenas que han perdido territorios comunitarios y buena parte de su conocimiento tradicional.
-Comunidades campesinas que poseen áreas boscosas comunales.
-Comunidades campesinas que son poseedoras de parcelas de propiedad privada o ejidal y que pueden llegar a organizarse para restaurar, conservar y hacer uso de áreas boscosas.
-Comunidades urbanas que conservan áreas boscosas.

Participación de la mujer en el manejo del bosque

Tradicionalmente cuando hablamos de los temas de gestión y manejo de bosques, estos quedan reducidos a los “ámbitos” masculinos, especialmente cuando hablamos de aprovechamientos forestales, pues en muchas comunidades y ejidos son los varones quienes poseen los títulos de propiedad de la tierra y quienes tienen el derecho a tomar decisiones sobre los “recursos”. El papel de las mujeres, por tanto, suele ser secundario en los procesos de gestión comunitaria de bosques y en las luchas por defender el derecho a la tierra y el territorio.

Sin embargo, las mujeres tienen un papel fundamental en la conservación del bosque, pues la misma división tradicional del trabajo por género les asigna la responsabilidad de realizar actividades ligadas al bosque, el monte o la montaña; como son: la recolección de agua,  de leña, así como de plantas alimenticias y medicinales. Muchas de estas actividades las hacen acompañadas de sus hijas/os y se convierten así en espacios de convivencia en donde se comparten los saberes y la vida de la comunidad.

Por tanto, consideramos necesario fortalecer formas organizativas y la representación igualitaria en los espacios de toma de decisiones, de tal manera que permitan el reconocimiento y validación de la labor de las mujeres como parte de la gestión comunitaria de los bosques, en beneficio de las mujeres mismas, de los bosques y de las propias comunidades.

El bosque como parte del territorio

Como podemos ver, la gestión comunitaria de los bosques está muy ligada al territorio, es por ello que nos gustaría compartir aquí una reflexión de lo que territorio significa para algunas comunidades:

Los campesinos y campesinas reconocen la importancia que tiene la tierra para sus vidas: Para los pueblos campesinos la tierra es vida, es parte de la naturaleza, de la cual también forma parte el ser humano. (…) La tierra es subsistencia, es trabajo. Los campesinos están muy apegados a su tierra, allí es donde han vivido por varias generaciones.

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El Escaramujo 61: Gestión Comunitaria de Bosques I

 Elementos para su defensa y fortalecimiento
(Primera Parte)

  Claudia Ramos Guillén

  Otros Mundos, A.C.
San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México

  11 de febrero 2016

LEER PDF COMPLETO: El Escaramujo 61: Gestión Comunitaria de Bosques. Elementos para su defensa y fortalecimiento (Primera Parte) (8 págs. -PDF 367Kb)

PRESENTACIÓN

El presente documento es un esfuerzo por otorgar, de manera sintética, elementos y experiencias de la gestión comunitaria de bosques a personas interesadas en el tema, estudiantes, personas que necesiten adentrarse en estos conocimientos para facilitar procesos de acompañamiento, entre otras. No queremos decir cómo se debe “hacer” de manera “correcta” el convivir con el bosque y no creemos que exista una receta de gestión y manejo; al contrario, es una conjunción de saberes. Desde nuestra perspectiva, en las comunidades ya se posee el  conocimiento y sabemos que nunca se parte  de cero. La intención, por tanto, es sobre todo contribuir, con este documento, al reconocimiento, la reivindicación y el fortalecimiento de estos procesos.

Creamos este material con el objetivo de ayudar a compensar la gran cantidad de información difundida por parte de organismos gubernamentales y no gubernamentales alineados a la política de mercantilización de la naturaleza, donde, en un contexto de crisis climática y de modelo económico, se pretende hacer de los bosques y su biodiversidad, una mercancía. Esto, ya que dicho modelo ha provocado que muchas comunidades y pueblos que habitan los bosques deban enfrentar procesos de defensa de su tierra y territorio, en donde los bosques se convierten en el elemento en disputa. Por otro lado, existen también organizaciones que tienen intenciones genuinas en cuidar los bosques y que entienden la importancia de la organización comunitaria para ello; sin embargo, carecen de elementos suficientes para comprender la complejidad y alcance real de esta relación. Creemos que este documento puede ayudar a discernir entre los proyectos que realmente contribuyen a la gestión comunitaria de bosques, y los que solamente legitiman las estrategias de la “economía verde”.
En resumen, este es un material informativo, de apoyo en la toma de decisiones e introductorio al vasto y maravilloso mundo de la relación entre los bosques y las comunidades y pueblos que los habitan.

Introducción

En Otros Mundos A.C, vemos la importancia de reconocer que las comunidades campesinas e indígenas conviven con los bienes comunes naturales, incluyendo, no solo al bosque, sino al agua, la biodiversidad y la integralidad de los ecosistemas, y que por lo mismo, existen un sinnúmero de prácticas; estrategias de manejo, conservación y protección del bosque, monte o montaña que se han implementado durante años en lo que se ha ido llamando gestión comunitaria de bosques. Estas estrategias, que han ido pasando a través de generaciones y se han ido enriqueciendo a través del aprendizaje, son producto del conocimiento que las poblaciones han desarrollado en relación con sus propios territorios. No pretendemos decir que en la relación de las comunidades con los bosques no exista un proceso de deforestación, ni obviar que algunas prácticas que se usan para el manejo de los bienes comunes no son necesariamente las mejores. Sin embargo, queremos hacer hincapié en la sabiduría de las poblaciones que han convivido con su medio y han enriquecido la biodiversidad a través de sus prácticas tradicionales, y en su derecho a seguir siendo quienes deciden libremente sobre sus bienes naturales. Dicha sabiduría cobra además especial importancia en un contexto en el que el modelo económico va valorando como mercancía a la naturaleza, convirtiendo a los pueblos en simples mercaderes o intermediarios.

Como punto de partida, en este documento revisaremos, desde una postura crítica, diferentes visiones (institucionales, comunitarias, desde colectivos ambientalistas, etc.) en torno al bosque, a sus diferentes manejos, usos y a las funciones que desempeñan en el mantenimiento del equilibrio ecológico global.

Así mismo, compartiremos características organizativas y técnicas de gestión comunitaria de bosques, producto de diferentes experiencias, con ejemplos prácticos que nos ayudarán a esclarecer algunos de los conceptos que se van desarrollando.

El o la lectora encontrará también elementos del marco legal mexicano e internacional que respaldan la gestión comunitaria de los bosques; y posteriormente un análisis de los diferentes programas, estrategias y proyectos que se han implementado desde las instituciones gubernamentales en los territorios indígenas y campesinos en México bajo este mismo concepto. De varios de ellos, se analizarán sus fallas e impactos causados en las comunidades, contrastándolos con experiencias exitosas de gestión comunitaria que se han dado en otros lugares, fuera de los esquemas de gobierno. Así mismo se presentan programas vigentes en Chiapas que dicen trabajar por la gestión comunitaria de bosques, señalando sus puntos críticos y potencialmente negativos, tanto para las comunidades, como para los bosques.

Este documento, que forma parte de un proceso continuo de investigación-acción, pretende dar pistas a partir de las distintas experiencias de gestión y manejo del bosque, y compartir lo que se está realizando en diferentes comunidades para analizar la oleada de proyectos que hoy en día van dirigidos a los bosques. Nuestra intención es abonar con experiencias y compartir herramientas para la toma de decisiones libre e informada con respecto al uso de los bienes comunes naturales.

Esperamos que la información aquí presentada sirva para identificar, no solo la importancia que los bosques y la biodiversidad tienen para la vida en el planeta Tierra, y la que van adquiriendo en el contexto capitalista dentro de los procesos de mercantilización; sino también para dar ánimos en la resistencia al mismo, para reforzar las prácticas autónomas de manejo del bosque y para poder seguir teniendo bosques, montes y montañas por mucho, mucho tiempo más para todas y todos.

Mercantilización de la vida

El sistema capitalista, en su fase corporación-nación, se ha extendido por todos los rincones del planeta y por todos los ámbitos de la vida, a un punto tal, que nos es difícil imaginar otras formas de vivir. Sin embargo, un sistema así, cuya finalidad se basa en el crecimiento ilimitado, no tiene cabida en un mundo donde los limitados bienes naturales son necesarios para sostener los ecosistemas y la vida misma.

Es por eso que, en la actualidad, afrontamos una serie de crisis (ambiental, social, económica, humanitaria, civilizatoria, climática, etc.) que parece marcarnos el principio del fin de una era, y un posible colapso a escala global, de proporciones jamás antes vistas por la humanidad.

Cada vez son más las voces desde los pueblos y los movimientos sociales que identifican la presencia de cambios en el clima que están afectando los modos de vida, sobre todo de quienes viven directamente de los bienes naturales; temporadas de sequía más largas o fuera del tiempo esperado, lluvias torrenciales fuera de época, descenso o asenso de temperaturas. Todo ello afecta las prácticas agrícolas, el crecimiento de las plantas que forman parte de la vida comunitaria, o propicia la aparición de enfermedades y plagas desconocidas. Por otro lado, desde los medios de comunicación, las empresas y los discursos gubernamentales y de los organismos internacionales, también se habla de una crisis climática y, sin abordar a profundidad sus causas, se ofrecen diferentes soluciones para enfrentarla.

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Las etnias de Chiapas casi sin agua pero ahogadas en Coca-Cola

Por Marco Appel, Revista Proceso

Un documental francés, Coca-Cola, la fórmula secreta, transmitido por la televisión de Bélgica hace tres años, molestó enormemente a esa compañía refresquera, la cual incluso se quejó ante el consejo deontológico de la prensa belga. El documental relata las peripecias de una reportera francesa para conocer la receta precisa del refresco. Y entre sus descubrimientos está que uno de los ingredientes principales… es agua. En grandes cantidades. Tres litros del líquido se necesitan para elaborar uno de la bebida azucarada. Y uno de los sitios donde la multinacional obtiene esa materia prima, casi gratis y a costa del desabasto de la población local, es Chiapas.

BRUSELAS (Proceso).- Coca-Cola: la fórmula secreta es el título de un documental que relata las vicisitudes de la periodista francesa Olivia Mokiejewski para conocer los ingredientes con los que se elabora ese refresco, los cuales resguarda la compañía con celo militar.

Uno de esos ingredientes es agua. Por eso una parte del documental está filmado en la zona de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde abunda.

La periodista, que viajó a esa localidad, señala que para producir un litro de Coca-Cola son necesarios tres litros de agua.

“Agua no es lo que falta –señala la voz superpuesta de Mokiejewski–. La región es una reserva de México: un paraíso para los fabricantes de refrescos. No es por azar que en los ochenta Coca-Cola decidió instalar una fábrica aquí.”

La periodista entrevista al hidrólogo Antonino García, quien explica que la refresquera se instaló “estratégicamente” en ese sitio para poder sacar directamente agua de los mantos freáticos de San Cristóbal. Afirma que todos los días extrae 750 mil litros, suficientes para abastecer a una población de 10 mil personas diariamente.

–Me imagino que con toda el agua que extrae, Coca-Cola debe pagar muy caro para compensar a toda la región por eso –comenta la joven periodista.

García, riendo, responde que no. Coca-Cola pagó apenas 25 mil euros en 2003, y todo gracias a los favores del entonces presidente Vicente Fox, quien fue presidente de la compañía en México.

Mokiejewski reflexiona: “25 mil euros por centenas de millones de litros de agua: el principal ingrediente de Coca-Cola no le costaría prácticamente nada a la compañía”.

El documental explica que hay cinco comunidades que dependen de los mismos mantos freáticos explotados por la refresquera. Ahí el agua es cada vez más escasa.

Una familia de uno de esos poblados le muestra a la periodista que en ese momento no tienen agua y que cada vez es más frecuente el desabasto. Abren la llave y no sale nada. Deben utilizar agua de lluvia o de pozo, que no es potable y enferma a los niños.

Mokiejewski expone ante la cámara: “Privados de agua en una región en la que sobra, los habitantes contactaron a Coca-Cola. Pero la multinacional asegura que no hay ningún vínculo entre su bombeo intensivo y la escasez de agua. El colmo de la ironía: cuando en el pueblo no hay agua, los niños toman refresco. Es una historia sin fin, una trampa en la que están atrapados los indígenas de Chiapas”, razona Mokiejewski mientras aparece la imagen de un niñito, casi un bebé, tomando refresco de cola de un biberón.

Ese fragmento del reportaje se incluye específicamente en una queja que la empresa Coca-Cola Services Belgique presentó el 22 de mayo pasado ante el Consejo de Deontología Periodística de Bélgica (CDPB) contra la compañía pública Radio Televisión Belga Francófona (RTBF), que transmitió en este país el documental francés.

Este consejo, creado en 2009 y formado por 20 periodistas y editores, recibe quejas y ofrece su opinión sobre casos relacionados con el tratamiento de la información en el conjunto de los medios belgas. Su secretario general, André Linard, comenta a Proceso que esa instancia nunca había recibido una demanda internacional de tal naturaleza.

La refresquera acusó ante el CDPB que la investigación relativa a México contiene “informaciones inexactas”, además de que todo el reportaje muestra “una voluntad manifiesta de destruir la reputación de Coca-Cola”.

El pasado 1 de diciembre, el organismo deontológico publicó sus conclusiones: el documental, sentencia, siguió un método de investigación periodística “correcto” y la periodista que efectuó el trabajo, Olivia Mokiejewski, respetó las pautas éticas profesionales.

El consejo no encontró en el documental violaciones al código deontológico belga ni “fallas de investigación y respeto a la verdad” (artículo 1), ni “ausencia de verificación de las fuentes” (artículo 4) y tampoco “deformación de información o eliminación de informaciones esenciales” (artículo 3).

Documental “correcto”

El documental Coca Cola: la fórmula secreta fue realizado en 2012 por la productora francesa Nilaya y coproducido por France Télévisions, el grupo audiovisual del Estado francés. Está filmado en Francia, Estados Unidos y México y fue transmitido originalmente en el canal de televisión pública France 2 como parte del programa de investigaciones periodísticas Infrarouge. Su duración es de 65 minutos; la parte relativa a México dura 12 minutos.

En Bélgica el documental fue difundido en cuatro ocasiones en el canal Uno de la RTBF en enero de 2013. Antes de la cuarta redifusión, el 13 de mayo de 2015, Coca-Cola refiere que se comunicó con la RTBF para exigirle que rectificara las supuestas informaciones erróneas, lo cual rechazó la televisora.

Una parte importante del reportaje transcurre en Estados Unidos (Atlanta, Nueva York y California), donde por medio de entrevistas con fuentes de primera mano la periodista logra dar con la fórmula secreta de la Coca-Cola. Entre esos componentes hay extracto de hojas de coca (las cuales se importan de Perú y Bolivia y sirven para dar el aroma amargo al refresco); una cantidad de azúcar equivalente a 10 cucharadas soperas por cada lata del producto, y un caramelo químico, el E.150D, que en 2007 se reveló cancerígeno (causa leucemia en animales).

Las autoridades sanitarias de California limitaron el uso del E.150D a 29 microgramos por cada lata de Coca-Cola, señala a la reportera francesa Mike Jacobson, director del Centro de Ciencias de Interés Público californiano. En los documentos que enseña el experto a la cámara se observa que en México se permiten 147 microgramos del químico por lata.

La refresquera asegura que perdió 1 millón 600 mil euros en ventas en Bélgica como resultado de las primeras cuatro transmisiones del documental.

Según consta en la resolución del CDPB, al cual tuvo acceso el corresponsal, la emisora argumentó en su defensa que no había producido el reportaje y, por tanto, no podía responder con detalle sobre cada afirmación precisa del mismo.

Alegó también que “el objetivo del documental nada más es informar” y consideró que “el resultado (informativo) es suficientemente creíble para que France Télévision lo difunda sin modificaciones, a pesar de las críticas”.

La televisora belga puntualiza que durante su investigación Mokiejewski no obtuvo respuestas precisas de la firma cuando la buscó: “Rehusarse a dar entrevistas constituye siempre un riesgo y es muy fácil quejarse después”, reclama la RTBF a Coca-Cola, en cuya demanda también asegura que es mentira que la refresquera se haya negado a responder sus cuestionamientos y que en todo caso “ella no se dirigió a los interlocutores que podían contestarle”.

En el documental la periodista menciona que durante dos meses solicitó entrevistas a dirigentes de la empresa, para lo cual envió 21 correos electrónicos e hizo 12 llamadas telefónicas. En una de ellas se escucha a una persona de prensa de la compañía negarle definitivamente cualquier declaración.

En otra secuencia se ve a Mokiejewski ir a buscar a un domicilio particular en Estados Unidos al presidente y director ejecutivo de la firma, Muhtar Kent. Por el intercomunicador del portón de la casa, ella explica que lleva dos meses pidiendo una entrevista con Kent, pero la persona que la escucha le cuelga groseramente, por lo que sólo deja encima del aparato una hoja con su solicitud de entrevista.

Paraíso refresquero

Otro fragmento rodado en México y que también integra la denuncia de Coca-Cola en Bélgica tiene que ver con el precio del refresco, que se menciona en el documental.

Ese episodio comienza cuando Mokiejewski expone: “Los mexicanos se han convertido en los mayores consumidores de Coca-Cola del mundo. Y en Chiapas se rompen los récords: tres latas diarias por habitante”.

Mientras viajan en una camioneta por un camino local, Marcos Arana, médico y experto en salud pública, comenta a la periodista que en esa región las madres dan de tomar Coca-Cola a sus hijos antes de los dos años de edad, con lo que deforman sus hábitos alimenticios y los vuelven adictos al azúcar.

Arana invita a la periodista a contar las tienditas que venden Coca-Cola: se encontraron 166 en 42 kilómetros que recorrieron.

Las imágenes de jovencitos indígenas reunidos afuera de una de esas tiendas se suceden. Mokiejewski dice: “Un país pintado en rojo y blanco, el modelo económico perfecto para Coca-Cola. Hasta en el pueblo más alejado de Chiapas la multinacional ha puesto en marcha una estrategia imbatible”.

La periodista se refiere al préstamo de refrigeradores exclusivos para los productos de ese fabricante de refrescos, lo cual le platica un tendero a quien entrevista.

Afuera de una tienda hay una especie de cartel, que dan las empresas con las fotografías de diferentes bebidas y sus respectivos precios. Se indica que un litro de Coca-Cola cuesta siete pesos; el de agua, ocho pesos. La botella de tres litros de Coca Cola se vende a 21 pesos. Arana comenta que tres litros de agua deben valer entonces 24 pesos. “El agua es más cara que la Coca-Cola; ese es el problema”, resume la periodista.

Enseguida, con una voz de fondo afirma: “Hoy los indígenas de Chiapas no pueden vivir sin Coca. A tal punto que la marca se ha logrado imponer en la religión y reemplaza el pox, la bebida tradicional, en las ceremonias sagradas”.

La reportera asiste a un rezo familiar en que se pide por la salud de un niño que tiene fiebre. Describe así la escena: “Para satisfacer a los dioses, no hay menos de siete botellas de Coca en ofrenda”.

El patriarca de la familia, un hombre de edad avanzada, afirma muy orgulloso que la bebida ya es parte de la “cultura” de la región, y explica que los eructos que causa ahuyentan a los malos espíritus. Sus dichos son intercalados en el reportaje con imágenes de los miembros de la familia tomando Coca-Cola en pequeños vasos y con una actitud ritual, incluso cerrando los ojos.

El último comentario de Mokiejewski en la parte chiapaneca de su documental es aterrador: “En México, 70% de la población padece sobrepeso u obesidad. Según el Observatorio Mexicano de la Salud en 2020 lo padecerá 100% de la población”.

Caso inédito

Proceso contactó a Mokiejewski, quien dijo no tener conocimiento de la queja de Coca-Cola en Bélgica.

Por su parte, André Linard, secretario general del Consejo de Deontología Periodística de Bélgica, explica: “Nosotros no rehacemos la investigación de la periodista; lo que examinamos es cómo trabajó: si todas las reglas éticas del ejercicio periodístico fueron respetadas. En este caso no vamos a ir a Chiapas para verificar”.

No obstante, durante los ochenta y noventa Linard viajó a Chiapas unas siete u ocho veces para hacer coberturas periodísticas. Estuvo en particular en San Cristóbal, por lo que, dice, “conocía el contexto de la demanda” de Coca-Cola.

Linard no comprende las razones por las cuales Coca-Cola pretendió desacreditar el trabajo periodístico del reportaje francés en Bélgica, pero subraya: “Desde hace seis años de existencia del consejo hemos tratado más de 300 expedientes y no recuerdo la queja de una empresa conocida internacionalmente con relación a una producción de contenido periodístico difundido en Bélgica”.

El fallo del CDPB tiene un carácter moral entre el gremio periodístico; no deriva en sanciones materiales ni multas.

–Si la opinión del consejo hubiera sido contraria a la RTBF, ¿qué hubiera ocurrido? –se le pregunta.

–Una opinión negativa significa que constatamos una falta deontológica, y en ese momento el medio afectado está obligado a informar a su público de nuestra decisión a través de una mención en su sitio de internet. No hay censura: no vamos a prohibir la difusión futura de un reportaje, pero la RTBF hubiera tenido que tomar en cuenta nuestra decisión al plantearse una nueva difusión del documental. El medio es responsable de tomar una decisión al respecto. No tenemos derecho a prohibir la publicación de nada. La libertad de expresión es un derecho fundamental.

La resolución del consejo refiere que en el caso de la información que se maneja en el fragmento mexicano del documental, “la problemática que se aborda genera debates, tanto en lo referente a la cantidad de agua necesaria como a los efectos de la producción chiapaneca sobre las poblaciones locales”.

Y remata: “El tono dominante es crítico, pero eso es legítimo por parte de los medios, ya que son contrapoderes. No porque un reportaje es crítico está tomando partido o es imparcial”.

Agroextractivismo y acaparamiento de tierras en América Latina: una lectura desde la ecología política

Omar Felipe Giraldo
Revista Mexicana de Sociología 77
Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Sociales.

Resumen:
En este artículo se discute cómo el agroextractivismo pone en juego diversos mecanismos discursivos y prácticos para desterritorializar a los campesinos, en muchas ocasiones sin necesidad de expulsarlos de sus tierras. Se utilizan herramientas de la ecología política con el propósito de explicar las distintas vías por las cuales el capitalismo moderno está territorializando su racionalidad dicotómica, mediante la irrupción de un régimen tecnológico, cultural y representacional de verdad, y la imposición de un mundo transformado en su lógica de homogeneidad, linealidad y disciplinarización de la naturaleza.

DESCARGAR: farmlandgrab.org (.PDF 26 páginas)

 

El TPP: el tratado de las grandes corporaciones

El TPP restará derechos y libertades de toda la ciudadanía a cambio de beneficios económicos mínimos. Actualmente esperando la ratificación del Senado, es un tratado que se debe analizar y debatir con detenimiento.

Gisela Pérez de Acha, Horizontal.mx

Secretismo, opacidad y corrupción. Esos son los principales ejes rectores del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica –o TPP por sus siglas en inglés. Este tratado comercial que acaba de firmarse el 4 de febrero, fue impulsado por Estados Unidos y negociado con México, Perú, Chile, Brunei, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Canadá, Japón, Malasia y Vietnam, pero beneficia casi exclusivamente a Estados Unidos y otorga un enorme poder a las compañías multinacionales por encima de los gobiernos mismos. Además, pone en riesgo el derecho a la salud, al trabajo, al medio ambiente, a la libertad de expresión y a la privacidad de los ciudadanos del resto de los países involucrados.

Alfred de Zayas, experto independiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), denunció al tratado como un documento “con grandes fallas” que entra en conflicto directo con los derechos humanos. Económicamente tampoco tiene sentido. En un estudio reciente, el Banco Mundial señaló que de aquí a 2030 las economías de los países firmantes crecerían apenas un 1.1%; el pronóstico es menor para los países que forman parte del TLCAN, como México cuyo crecimiento sería de apenas un 0.6%.

Poco de esto importó el 4 de febrero.

De los 30 capítulos, solo seis tienen que ver con libre comercio. Si bien mucho del contenido ya estaba en otros tratados de este tipo, el TPP le da mayores poderes legales a las multinacionales para colocarse por encima de los procesos democráticos de cada país para obtener beneficios económicos. Este problema del tratado empieza por la definición de “inversión”, que, básicamente, abarca empresas, bonos, derivados, licencias, propiedad intelectual, entre otros. Lo preocupante es que también incluya “la expectativa de obtener ganancias o utilidades”, y que además prohíba las “expropiaciones indirectas” (artículo 9.1). Estas definiciones, cuando se unen al capítulo de Solución de Controversias, atan de manos a los Estados.

Por ejemplo, si México promulga una ley que aumente el salario mínimo, obligue a las empresas a reducir su emisión de dióxido de carbono o que, inclusive, prohíba ciertos productos nocivos para la salud (como el asbesto o el tabaco) las compañías pueden demandar al gobierno exigiendo que se les pague todo aquello que dejaron de ganar según sus “expectativas” futuras, más intereses mensuales (artículo 9.7). Inclusive, si el gobierno en cuestión decide cobrar un impuesto a las compañías puede verse como un tipo de “expropiación indirecta” y ser motivo de demanda.

Este tipo de disputas se resolverían en el tribunal de Arbitraje de Diferencias Estado-Inversor (conocido por ISDS del inglés Investor-State Dispute Settlement), un modelo que también se encuentra en otros tratados de libre comercio con Estados Unidos, y que ha sido parangón de muchas injusticias.

En 2012, un tribunal similar condenó al gobierno de Ecuador a pagarle 23 mil millones de dólares a la Occidental Petroleum Corporation por violar un acuerdo bilateral entre este país y Estados Unidos, a pesar de que la compañía petrolera había quebrantado la ley nacional. Para no irnos más lejos, en 1997 la compañía Metalclad demandó a México por cancelar un permiso para desechar sus productos nocivos en San Luis Potosí, a pesar de que estaba contaminando seriamente la región. El tribunal arbitral condenó a México al pago de 16.7 millones de dólares por la violación de disposiciones muy similares a las que ahora contiene el TPP. Este dinero, claro, sale de los impuestos de los ciudadanos.

Sectores de derecha argumentan que el TPP tiene un par de capítulos que se refieren a derechos laborales y ambientales, pero de poco sirven las letanías declarativas si sólo los Estados y  las empresas pueden demandar el incumplimiento del tratado. Ni sindicatos ni ciudadanos ni ONGs pueden participar en estos tribunales arbitrales.

Con esto en mente, el capítulo de propiedad intelectual es de los más problemáticos.

Primero, porque traba la producción de medicamentos genéricos para tratar enfermedades como el VIH, el cáncer o el ébola. Estos tratamientos son “productos biológicos” porque no pueden ser producidos en un laboratorio de manera puramente sintética, sino que tienen que partir de un proceso natural. El TPP bloquea este conocimiento durante ocho años en lo que se llama “plazo de farmacovigilancia”, haciendo imposible la producción de genéricos durante ese tiempo (artículos 18.50 y 18.52). Consecuentemente, los principales afectados serían los pacientes que no tendrían dinero para pagar las medicinas de marca.

Segundo, porque, como concluye un documento de Public Citizen, el tratado protege a las compañías de semillas como Monsanto en detrimento de los derechos de los agricultores. Para el caso local, hay que recordar que uno de los principales sectores que resultaron dañados por el Tratado de Libre Comercio fue el campo mexicano: desplazó a más de un millón de pequeños productores, destruyó economías alimentarias locales y dejó en bancarrota a 1.5 millones de agricultores que no pudieron competir con el maíz altamente subsidiado por el gobierno de Estados Unidos. El balance anterior pudo servir como lección histórica, pero parece que no es el caso.

En específico, el capítulo de propiedad intelectual, además, obliga a los países que firmaron el TPP a adherirse también a la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV 91), misma de la que México aún no es parte (artículo 18.1). El objetivo es patentar “nuevas variedades” de plantas y semillas mediante un derecho de propiedad intelectual que dure un periodo de 20 a 25 años. Es decir, permitir y proteger los alimentos transgénicos u organismos genéticamente modificados. En nuestro país, la lucha de ciertos sectores indígenas en contra de esto ha llegado hasta la Suprema Corte –teniendo algunas  victorias y avances que el TPP amenaza. No solo eso: el TPP prohibiría que los agricultores intercambien semillas entre sí –una práctica milenaria del campo mexicano–, obligándolos a pagar por ellas el precio que fijen las multinacionales.

Tercero, porque aumenta los plazos de protección a los derechos de autor, que se protegerían durante la vida de los mismos y hasta 70 años después de su muerte (artículo 18.63). Este esquema protege, por una partem un régimen de propiedad privada que afecta el acceso a la cultura y la pone en manos únicamente de quienes puedan pagarla. Además, es un esquema que beneficia directamente a Estados Unidos que, con poderosas industrias como Hollywood o Disney, es el principal exportador neto de productos y contenidos protegidos por derechos de autor en el mundo. Y aunque México tiene el peor estándar del mundo, 100 años, si en un futuro se buscan reducir los plazos, el TPP lo hará imposible.

Cuarto, el TPP establece un régimen de responsabilidad de proveedores de servicios de internet que sigue la lógica de la Digital Millenium Copyright Act (DMCA) estadounidense (artículos 18.81 y 18.82). Este régimen obliga a compañías como Google, Facebook –o sus equivalentes nacionales– a retirar contenido que “infrinja” derechos de autor en cuanto tengan conocimiento efectivo de ello. De no hacerlo, pueden incurrir también en responsabilidad. Sin salvaguardas judiciales, este sistema ha llevado a millares de actos de censura, incluso contra actos legítimos de expresión y de creación, bajo la amenaza de responsabilidad sobre el intermediario. Inclusive en países como México y Ecuador se utiliza para eliminar contenido disidente.

Por último, el capítulo de comercio electrónico, afectaría seriamente el derecho a la privacidad. Por ejemplo, el artículo 14.11 establece que los países deberán permitir “las transferencias transfronterizas de información por medios electrónicos, incluyendo la información personal”, estableciendo así salvaguardas vacías para garantizar la protección de derechos en beneficio de grandes compañías privadas y abriendo paso para el espionaje de nuestros datos y comunicaciones privadas.

¿Por qué firmar un tratado que generará un impacto económico mínimo y que, en cambio, tendrá grandes costos en términos de derechos humanos? Si bien la firma en sí no crea obligaciones legales, ahora la ratificación está en manos del Senado. ¿Deberían aceptar esta imposición de condiciones económicas que no queremos y esquemas de negocios que intercambian la libertad y los derechos por beneficios inexistentes?

El tema debe, al menos, debatirse abiertamente.

ecretismo, opacidad y corrupción. Esos son los principales ejes rectores del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica –o TPP por sus siglas en inglés. Este tratado comercial que acaba de firmarse el 4 de febrero, fue impulsado por Estados Unidos y negociado con México, Perú, Chile, Brunei, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Canadá, Japón, Malasia y Vietnam, pero beneficia casi exclusivamente a Estados Unidos y otorga un enorme poder a las compañías multinacionales por encima de los gobiernos mismos. Además, pone en riesgo el derecho a la salud, al trabajo, al medio ambiente, a la libertad de expresión y a la privacidad de los ciudadanos del resto de los países involucrados.

Alfred de Zayas, experto independiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), denunció al tratado como un documento “con grandes fallas” que entra en conflicto directo con los derechos humanos. Económicamente tampoco tiene sentido. En un estudio reciente, el Banco Mundial señaló que de aquí a 2030 las economías de los países firmantes crecerían apenas un 1.1%; el pronóstico es menor para los países que forman parte del TLCAN, como México cuyo crecimiento sería de apenas un 0.6%.

Poco de esto importó el 4 de febrero.

De los 30 capítulos, solo seis tienen que ver con libre comercio. Si bien mucho del contenido ya estaba en otros tratados de este tipo, el TPP le da mayores poderes legales a las multinacionales para colocarse por encima de los procesos democráticos de cada país para obtener beneficios económicos. Este problema del tratado empieza por la definición de “inversión”, que, básicamente, abarca empresas, bonos, derivados, licencias, propiedad intelectual, entre otros. Lo preocupante es que también incluya “la expectativa de obtener ganancias o utilidades”, y que además prohíba las “expropiaciones indirectas” (artículo 9.1). Estas definiciones, cuando se unen al capítulo de Solución de Controversias, atan de manos a los Estados.

Por ejemplo, si México promulga una ley que aumente el salario mínimo, obligue a las empresas a reducir su emisión de dióxido de carbono o que, inclusive, prohíba ciertos productos nocivos para la salud (como el asbesto o el tabaco) las compañías pueden demandar al gobierno exigiendo que se les pague todo aquello que dejaron de ganar según sus “expectativas” futuras, más intereses mensuales (artículo 9.7). Inclusive, si el gobierno en cuestión decide cobrar un impuesto a las compañías puede verse como un tipo de “expropiación indirecta” y ser motivo de demanda.

Este tipo de disputas se resolverían en el tribunal de Arbitraje de Diferencias Estado-Inversor (conocido por ISDS del inglés Investor-State Dispute Settlement), un modelo que también se encuentra en otros tratados de libre comercio con Estados Unidos, y que ha sido parangón de muchas injusticias.

En 2012, un tribunal similar condenó al gobierno de Ecuador a pagarle 23 mil millones de dólares a la Occidental Petroleum Corporation por violar un acuerdo bilateral entre este país y Estados Unidos, a pesar de que la compañía petrolera había quebrantado la ley nacional. Para no irnos más lejos, en 1997 la compañía Metalclad demandó a México por cancelar un permiso para desechar sus productos nocivos en San Luis Potosí, a pesar de que estaba contaminando seriamente la región. El tribunal arbitral condenó a México al pago de 16.7 millones de dólares por la violación de disposiciones muy similares a las que ahora contiene el TPP. Este dinero, claro, sale de los impuestos de los ciudadanos.

Sectores de derecha argumentan que el TPP tiene un par de capítulos que se refieren a derechos laborales y ambientales, pero de poco sirven las letanías declarativas si sólo los Estados y  las empresas pueden demandar el incumplimiento del tratado. Ni sindicatos ni ciudadanos ni ONGs pueden participar en estos tribunales arbitrales.

Con esto en mente, el capítulo de propiedad intelectual es de los más problemáticos.

Primero, porque traba la producción de medicamentos genéricos para tratar enfermedades como el VIH, el cáncer o el ébola. Estos tratamientos son “productos biológicos” porque no pueden ser producidos en un laboratorio de manera puramente sintética, sino que tienen que partir de un proceso natural. El TPP bloquea este conocimiento durante ocho años en lo que se llama “plazo de farmacovigilancia”, haciendo imposible la producción de genéricos durante ese tiempo (artículos 18.50 y 18.52). Consecuentemente, los principales afectados serían los pacientes que no tendrían dinero para pagar las medicinas de marca.

Segundo, porque, como concluye un documento de Public Citizen, el tratado protege a las compañías de semillas como Monsanto en detrimento de los derechos de los agricultores. Para el caso local, hay que recordar que uno de los principales sectores que resultaron dañados por el Tratado de Libre Comercio fue el campo mexicano: desplazó a más de un millón de pequeños productores, destruyó economías alimentarias locales y dejó en bancarrota a 1.5 millones de agricultores que no pudieron competir con el maíz altamente subsidiado por el gobierno de Estados Unidos. El balance anterior pudo servir como lección histórica, pero parece que no es el caso.

En específico, el capítulo de propiedad intelectual, además, obliga a los países que firmaron el TPP a adherirse también a la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV 91), misma de la que México aún no es parte (artículo 18.1). El objetivo es patentar “nuevas variedades” de plantas y semillas mediante un derecho de propiedad intelectual que dure un periodo de 20 a 25 años. Es decir, permitir y proteger los alimentos transgénicos u organismos genéticamente modificados. En nuestro país, la lucha de ciertos sectores indígenas en contra de esto ha llegado hasta la Suprema Corte –teniendo algunas  victorias y avances que el TPP amenaza. No solo eso: el TPP prohibiría que los agricultores intercambien semillas entre sí –una práctica milenaria del campo mexicano–, obligándolos a pagar por ellas el precio que fijen las multinacionales.

Tercero, porque aumenta los plazos de protección a los derechos de autor, que se protegerían durante la vida de los mismos y hasta 70 años después de su muerte (artículo 18.63). Este esquema protege, por una partem un régimen de propiedad privada que afecta el acceso a la cultura y la pone en manos únicamente de quienes puedan pagarla. Además, es un esquema que beneficia directamente a Estados Unidos que, con poderosas industrias como Hollywood o Disney, es el principal exportador neto de productos y contenidos protegidos por derechos de autor en el mundo. Y aunque México tiene el peor estándar del mundo, 100 años, si en un futuro se buscan reducir los plazos, el TPP lo hará imposible.

Cuarto, el TPP establece un régimen de responsabilidad de proveedores de servicios de internet que sigue la lógica de la Digital Millenium Copyright Act (DMCA) estadounidense (artículos 18.81 y 18.82). Este régimen obliga a compañías como Google, Facebook –o sus equivalentes nacionales– a retirar contenido que “infrinja” derechos de autor en cuanto tengan conocimiento efectivo de ello. De no hacerlo, pueden incurrir también en responsabilidad. Sin salvaguardas judiciales, este sistema ha llevado a millares de actos de censura, incluso contra actos legítimos de expresión y de creación, bajo la amenaza de responsabilidad sobre el intermediario. Inclusive en países como México y Ecuador se utiliza para eliminar contenido disidente.

Por último, el capítulo de comercio electrónico, afectaría seriamente el derecho a la privacidad. Por ejemplo, el artículo 14.11 establece que los países deberán permitir “las transferencias transfronterizas de información por medios electrónicos, incluyendo la información personal”, estableciendo así salvaguardas vacías para garantizar la protección de derechos en beneficio de grandes compañías privadas y abriendo paso para el espionaje de nuestros datos y comunicaciones privadas.

¿Por qué firmar un tratado que generará un impacto económico mínimo y que, en cambio, tendrá grandes costos en términos de derechos humanos? Si bien la firma en sí no crea obligaciones legales, ahora la ratificación está en manos del Senado. ¿Deberían aceptar esta imposición de condiciones económicas que no queremos y esquemas de negocios que intercambian la libertad y los derechos por beneficios inexistentes?

El tema debe, al menos, debatirse abiertamente.

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Alfred de Zayas, experto independiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), denunció al tratado como un documento “con grandes fallas” que entra en conflicto directo con los derechos humanos. Económicamente tampoco tiene sentido. En un estudio reciente, el Banco Mundial señaló que de aquí a 2030 las economías de los países firmantes crecerían apenas un 1.1%; el pronóstico es menor para los países que forman parte del TLCAN, como México cuyo crecimiento sería de apenas un 0.6%.

Poco de esto importó el 4 de febrero.

De los 30 capítulos, solo seis tienen que ver con libre comercio. Si bien mucho del contenido ya estaba en otros tratados de este tipo, el TPP le da mayores poderes legales a las multinacionales para colocarse por encima de los procesos democráticos de cada país para obtener beneficios económicos. Este problema del tratado empieza por la definición de “inversión”, que, básicamente, abarca empresas, bonos, derivados, licencias, propiedad intelectual, entre otros. Lo preocupante es que también incluya “la expectativa de obtener ganancias o utilidades”, y que además prohíba las “expropiaciones indirectas” (artículo 9.1). Estas definiciones, cuando se unen al capítulo de Solución de Controversias, atan de manos a los Estados.

Por ejemplo, si México promulga una ley que aumente el salario mínimo, obligue a las empresas a reducir su emisión de dióxido de carbono o que, inclusive, prohíba ciertos productos nocivos para la salud (como el asbesto o el tabaco) las compañías pueden demandar al gobierno exigiendo que se les pague todo aquello que dejaron de ganar según sus “expectativas” futuras, más intereses mensuales (artículo 9.7). Inclusive, si el gobierno en cuestión decide cobrar un impuesto a las compañías puede verse como un tipo de “expropiación indirecta” y ser motivo de demanda.

Este tipo de disputas se resolverían en el tribunal de Arbitraje de Diferencias Estado-Inversor (conocido por ISDS del inglés Investor-State Dispute Settlement), un modelo que también se encuentra en otros tratados de libre comercio con Estados Unidos, y que ha sido parangón de muchas injusticias.

En 2012, un tribunal similar condenó al gobierno de Ecuador a pagarle 23 mil millones de dólares a la Occidental Petroleum Corporation por violar un acuerdo bilateral entre este país y Estados Unidos, a pesar de que la compañía petrolera había quebrantado la ley nacional. Para no irnos más lejos, en 1997 la compañía Metalclad demandó a México por cancelar un permiso para desechar sus productos nocivos en San Luis Potosí, a pesar de que estaba contaminando seriamente la región. El tribunal arbitral condenó a México al pago de 16.7 millones de dólares por la violación de disposiciones muy similares a las que ahora contiene el TPP. Este dinero, claro, sale de los impuestos de los ciudadanos.

Sectores de derecha argumentan que el TPP tiene un par de capítulos que se refieren a derechos laborales y ambientales, pero de poco sirven las letanías declarativas si sólo los Estados y  las empresas pueden demandar el incumplimiento del tratado. Ni sindicatos ni ciudadanos ni ONGs pueden participar en estos tribunales arbitrales.

Con esto en mente, el capítulo de propiedad intelectual es de los más problemáticos.

Primero, porque traba la producción de medicamentos genéricos para tratar enfermedades como el VIH, el cáncer o el ébola. Estos tratamientos son “productos biológicos” porque no pueden ser producidos en un laboratorio de manera puramente sintética, sino que tienen que partir de un proceso natural. El TPP bloquea este conocimiento durante ocho años en lo que se llama “plazo de farmacovigilancia”, haciendo imposible la producción de genéricos durante ese tiempo (artículos 18.50 y 18.52). Consecuentemente, los principales afectados serían los pacientes que no tendrían dinero para pagar las medicinas de marca.

Segundo, porque, como concluye un documento de Public Citizen, el tratado protege a las compañías de semillas como Monsanto en detrimento de los derechos de los agricultores. Para el caso local, hay que recordar que uno de los principales sectores que resultaron dañados por el Tratado de Libre Comercio fue el campo mexicano: desplazó a más de un millón de pequeños productores, destruyó economías alimentarias locales y dejó en bancarrota a 1.5 millones de agricultores que no pudieron competir con el maíz altamente subsidiado por el gobierno de Estados Unidos. El balance anterior pudo servir como lección histórica, pero parece que no es el caso.

En específico, el capítulo de propiedad intelectual, además, obliga a los países que firmaron el TPP a adherirse también a la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV 91), misma de la que México aún no es parte (artículo 18.1). El objetivo es patentar “nuevas variedades” de plantas y semillas mediante un derecho de propiedad intelectual que dure un periodo de 20 a 25 años. Es decir, permitir y proteger los alimentos transgénicos u organismos genéticamente modificados. En nuestro país, la lucha de ciertos sectores indígenas en contra de esto ha llegado hasta la Suprema Corte –teniendo algunas  victorias y avances que el TPP amenaza. No solo eso: el TPP prohibiría que los agricultores intercambien semillas entre sí –una práctica milenaria del campo mexicano–, obligándolos a pagar por ellas el precio que fijen las multinacionales.

Tercero, porque aumenta los plazos de protección a los derechos de autor, que se protegerían durante la vida de los mismos y hasta 70 años después de su muerte (artículo 18.63). Este esquema protege, por una partem un régimen de propiedad privada que afecta el acceso a la cultura y la pone en manos únicamente de quienes puedan pagarla. Además, es un esquema que beneficia directamente a Estados Unidos que, con poderosas industrias como Hollywood o Disney, es el principal exportador neto de productos y contenidos protegidos por derechos de autor en el mundo. Y aunque México tiene el peor estándar del mundo, 100 años, si en un futuro se buscan reducir los plazos, el TPP lo hará imposible.

Cuarto, el TPP establece un régimen de responsabilidad de proveedores de servicios de internet que sigue la lógica de la Digital Millenium Copyright Act (DMCA) estadounidense (artículos 18.81 y 18.82). Este régimen obliga a compañías como Google, Facebook –o sus equivalentes nacionales– a retirar contenido que “infrinja” derechos de autor en cuanto tengan conocimiento efectivo de ello. De no hacerlo, pueden incurrir también en responsabilidad. Sin salvaguardas judiciales, este sistema ha llevado a millares de actos de censura, incluso contra actos legítimos de expresión y de creación, bajo la amenaza de responsabilidad sobre el intermediario. Inclusive en países como México y Ecuador se utiliza para eliminar contenido disidente.

Por último, el capítulo de comercio electrónico, afectaría seriamente el derecho a la privacidad. Por ejemplo, el artículo 14.11 establece que los países deberán permitir “las transferencias transfronterizas de información por medios electrónicos, incluyendo la información personal”, estableciendo así salvaguardas vacías para garantizar la protección de derechos en beneficio de grandes compañías privadas y abriendo paso para el espionaje de nuestros datos y comunicaciones privadas.

¿Por qué firmar un tratado que generará un impacto económico mínimo y que, en cambio, tendrá grandes costos en términos de derechos humanos? Si bien la firma en sí no crea obligaciones legales, ahora la ratificación está en manos del Senado. ¿Deberían aceptar esta imposición de condiciones económicas que no queremos y esquemas de negocios que intercambian la libertad y los derechos por beneficios inexistentes?

El tema debe, al menos, debatirse abiertamente.

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Acuerdo de Asociación Transpacífico: a este mal acuerdo comercial le esperan importantes luchas a nivel nacional

Comunicado de prensa de Amigos de la Tierra Internacional
4 de febrero de 2016

Los ministros de comercio de 12 países miembro del Acuerdo de Asociación Transpacífico realizaron una firma simbólica del acuerdo comercial que establece normas económicas favorables a las empresas para el 40% de la economía mundial.

Amigos de la Tierra internacional advierte que el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) se convertirá en una amenaza para la vida de la gente y el planeta en caso de ratificarse.

Sam Cossar-Gilbert, Coordinador del programa de Justicia Económica – Resistencia al Neoliberalismo de Amigos de la Tierra Internacional, dijo:

«La ceremonia de firma del TPP no es nada más que una oportunidad para sacarse una foto e intentar apuntalar este acuerdo profundamente impopular y ambientalmente destructivo. Los ministros de comercio saben que será muy difícil ratificar el TPP en los parlamentos nacionales, especialmente en Estados Unidos donde los principales candidatos a la presidencia se oponen a él».

“Las miles de personas que protestaron hoy en las calles de Nueva Zelanda son una muestra del rechazo generalizado que existe en contra de este acuerdo comercial empresarial en todo el Pacífico.  La lucha contra el TPP crece y debemos asegurarnos de que esta injusticia de 6000 páginas no consiga ver la luz del día.

«El TPP socavaría las normas ambientales relativas a una amplia gama de asuntos, incluyendo la seguridad alimentaria, el acceso a medicamentos, la modificación genética, el uso de sustancias químicas y el cambio climático.  Por ejemplo, protegería el «libre comercio» de productos de energía sucia y conllevaría el aumento de las exportaciones de carbón, petróleo y gas, exacerbando el calentamiento global.”

«El TPP incluye el polémico mecanismo de solución de controversias inversionista-Estado (ISDS) que permite a las empresas extranjeras demandar a los gobiernos por adoptar políticas que podrían perjudicar sus ganancias esperadas. Recientemente, TransCanada anunció que utilizaría el sistema ISDS para demandar a Estados Unidos por 15 mil millones de dólares por negarle autorización para la construcción de un oleoducto de arenas bituminosas. El TPP además socavará el «derecho a reglamentar» de los gobiernos, y es por esta razón que los legisladores deberían rechazar este mal acuerdo.

 

Un nuevo flanco de batalla se abre contra el TPP

Servindi

Un nuevo flanco de lucha en el plano social y político se abre en torno al Acuerdo Transpacífico (TPP), a propósito de su reciente firma por 12 países, el 4 de febrero en Nueva Zelanda.

Si bien es prematuro señalar que el nivel de consciencia en las calles es grande, protestas como las que tuvieron lugar el jueves en Chile, México y Perú, dejan entrever que el camino se irá poblando a medida que más ciudadanos se vayan enterando en frío del daño que le podría significar dicho acuerdo en temas como salud, trabajo y ambiente.

Dicho esto, organizaciones sociales, colectivos de jóvenes, profesionales de la salud y del sector químico-farmacéutico, expertos en derecho, entre otros, han hecho suyo el tema y un grupo de ellos se dieron cita en Lima como antesala a una marcha que solo en la capital peruana llegó a movilizar a más de dos mil personas.

El objetivo en este momento, como bien exclamaron los marchantes en su recorrido, es evitar que los Congresos ratifiquen el tratado, en un espacio de tiempo máximo de dos años.

Lo primero que cabe precisar es que si bien son 12 los países que integran el TPP, son Estados Unidos y Japón los que tienen casi todo el peso.

«Hay que terminar con esa falacia que dice que todos hacemos el 40 por ciento de la economía mundial. Estados Unidos y Japón son el 80 por ciento de ese 40», explica Luis Hallazi, del Instituto del Bien Común (IBC) y miembro del grupo juvenil Las Zonas.

Lo segundo es señalar que se trata de un «acuerdo» cuyo contenido nunca fue abierto al público, sino solo a los negociadores de los Estados y a un grupo de 500 grandes empresas, según reporta el Observatorio Ciudadano de Chile en un reciente informe.

El mismo se enfoca en el impacto que tendrá el polémico acuerdo en los derechos humanos en Chile, México y Perú, el bloque latinoamericano del grupo. Esto en contraste con los anuncios triunfalistas de los gobiernos sobre que el TPP será bueno para sus ciudadanos.

«Se trata de una afirmación que no solo no tiene fundamento empírico que lo respalde, sino que es rebatida por diversos estudios que demuestran que las bondades económicas que para los estados de América Latina  tendría el TPP son, al menos, dudosas», señala.

Juan Carlos Vargas, del Programa Laboral de Desarrollo (PLADES), sostiene que en el plano laboral el tratado perjudicará a algunos sectores económicos del país, principalmente al «ya golpeado sector textil».

Esto se dará, explica, porque países como Vietnam tendrán vía libre para posicionarse sobre los mercados a los que habitualmente Perú atiende. Señala así que este país, que tiene una legislación laboral sumamente débil frente a la peruana, tiene todas las de ganar. Lo mismo ocurriría con países como Singapur, Malasia y Brunei, que también forman parte del TPP.

Pero el riesgo se prolonga mucho más. Y sin duda el capítulo que por el momento más preocupa, al menos en Perú, es el que afecta el derecho a la salud. Vale precisar que hasta el fin de las negociaciones del TPP, que se cerraron el 5 de octubre pasado en Atlanta, EE.UU., el Ministerio de Salud mantuvo su negativa a firmar el tratado.

Los negociadores de esta cartera se oponían a la protección de los llamados datos de prueba de fármacos biológicos para el cáncer, que debido al monopolio tienen precios astronómicos.

De acuerdo a Ana Romero, de la Red Peruana por una Globalización con Equidad – RedGE, el mecanismo de datos de pruebas, seudopatentes para algunos, aún no se implementa en el Perú.

Lo cierto es que con el TPP en vigencia, dicho mecanismo será impuesto por un plazo de 8 años, lo que hará que los pacientes no se beneficien de los últimos avances en medicamentos, debido a que solo una empresa tendrá la exclusividad para su elaboración.

El capítulo de inversiones es igual de preocupante a raíz de que establece la obligación de los Estados de otorgar a los inversionistas un “trato justo y equitativo, y la protección y seguridad plenas”.

En este punto llama la atención el futuro que le espera a las comunidades y pueblos originarios. Luis Hallazi sostiene que dichas inversiones representan un peligro ya que territorialmente hablando no se sabe dónde se van a ejecutar estas inversiones.

Al respecto, advierte que el 47 por ciento del territorio peruano abarca superficie de pueblos indígenas, según estudios del IBC, y de ese porcentaje una parte significativa aún está pendiente de reconocimiento, es decir, de titulación.

No obstante, apuntando al tratado en sí, José Aylwin, del Observatorio Ciudadano de Chile, sostiene que una dimensión no abordada por los Estados latinoamericanos en el proceso que llevó a la aprobación del TPP, es la de la afectación que este acuerdo tiene sobre los citados pueblos.

«Se trata de una realidad crítica puesto a que los 3 estados de la región involucrados en el TPP se encuentran entre los de mayor demografía indígena en América Latina», explica Aylwin. Se trata además de Estados que han ratificado el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales, y suscrito la Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de Pueblos Indígenas

En ese sentido, por tratarse de un acuerdo que los afectará directamente procede la consulta previa, señala el experto jurídico. Lo concreto hasta el momento es que tanto Chile como Nueva Zelanda lograron incluir salvaguardas al polémico tratado. 

En el caso del primero, sus negociadores establecieron una salvaguarda al capítulo de inversiones en la que se señala que el Estado de ese país “se reserva a adoptar o mantener cualquiera medida  conforme a los derechos o preferencias de los pueblos indígenas”. Se desconoce si México y Perú han incluido algo parecido.

“Si el tratado es tan beneficioso (como dicen los Gobiernos) por qué se mantiene en secreto”, se pregunta Flora Luna, médico-pediatra y representante del colectivo Perú Libre de Transgénicos. Es la misma pregunta que se hacen los opositores al tratado.

Para Magali Silva, ministra de Comercio Exterior y Turismo de Perú, quien finalmente fue la que estampó su firma el 4 de este mes en Auckland, Nueva Zelanda, en representación de Perú, se trató de un tema de «estrategias» para lograr términos más favorables en las negociaciones.

En ese marco, Luna plantea la necesidad de encarar a las autoridades de los sectores claves por su conveniente silencio. Apuntó directamente al Ministerio del Ambiente, a cargo de Manuel Pulgar-Vidal, el cual tendría mucho que explicar respecto al capítulo que le concierne en el tratado.

El TPP involucra una serie de temas aún difíciles de abordad y explicar con total claridad -propiedad intelectual, solución de controversias, compras gubernamentales, entre otros-, lo que explica en parte que mucha gente aún no conecte o advierta todas sus amenazas. Gabriela Delgado y Ciro Salazar, jóvenes de la Plataforma Peruanos contra el TPP consideran que es así.

«Necesitamos más creatividad para la creación de contenidos, para poder traducir el TPP», afirma Salazar, quien ha sido blanco de los abusos de las fuerzas del orden que incluso han llegado a detenerlo, cuando participaba en marchas contra el TPP.

«El TPP no es un acuerdo de comercio, es un acuerdo de derechos de los inversionistas», sostiene el activista a la vez que recibe el respaldo de un auditorio atento y con muchas preguntas.

Lo que sigue ahora, explican representantes de diversos frentes ciudadanos, es una batalla en diversos ámbitos. El social parece garantizado, el que se debe trabajar ahora es el político, señalaron. Por ello plantearon buscar el apoyo de un número importante de congresistas, y por otro lado fortalecer una estrategia internacional, con Chile, México y eventualmente otros países. 

En ese sentido ya han dado algunos pasos, el Gobierno por su parte a nivel interno recién lo hará, tal es así que la ministra de Comercio Exterior de Perú reconoció en conferencia de prensa desde Nueva Zelanda que lo que le toca al Gobierno hacer ahora, es convencer al Congreso de las bondades del TPP. En poco tiempo se verá quién acelera más el paso.

El Escaramujo 60: LA LEY DE ENERGÍA GEOTÉRMICA

 ¿En qué consiste?

 Gustavo Castro Soto

 Otros Mundos, A.C.
San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México

 5 de febrero 2016

 LEER PDF COMPLETO: El Escaramujo 60: LA LEY DE ENERGÍA GEOTÉRMICA (7 págs. -PDF 600Kb)

Con esta ley el gobierno presiona más sobre el despojo de las tierras campesinas y los territorios indígenas; y los pondrá a competir con las corporaciones de energía por el acceso a los recursos hídricos.

En el marco de la Reforma Energética y de la firma del Tratado Transpacífico (TTP), el gobierno publica el Decreto de la Ley de Energía Geotérmica1 en el 2014. Para ello también se reforman diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, misma ley que se estará modificando en los próximos meses para adecuarse al libre comercio y a las inversiones.

Esta ley tiene el fin de “regular el reconocimiento, la exploración y la explotación de recursos geotérmicos para el aprovechamiento de la energía térmica del subsuelo dentro de los límites del territorio nacional, con el fin de generar energía eléctrica o destinarla a usos diversos”.2

Al referirse esta ley como de “utilidad pública”, tiene preferencia “sobre cualquier otro uso o aprovechamiento del subsuelo de los terrenos”, a excepción de las actividades de la industria de los hidrocarburos que tendría prioridad. La ley estipula que se respetará la consulta indígena, previa, libre e informada, sin embargo esta no está regulada y sus intentos son siempre controlados por el mismo gobierno. También afirma que se protegerá el “medio ambiente” y que se respetarán “los derechos humanos y sociales de los particulares, ejidatarios, comuneros  o dueños de los predios”.3 Tampoco se dice cómo se respetarán los derechos humanos sobre todo cuando el gobierno pretende modificar la ley agraria para lograr despojar a los núcleos agrarios de sus tierras y facilitar las inversiones de los megaproyectos. Las actividades de exploración como de explotación requieren hacerse sobre la superficie que tiene ya un dueño. ¿Y si el dueño del suelo se niega?

La Secretaría de Energía será quien otorgue las concesiones para exploración o explotación a las empresas privadas, a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) o a las empresas productivas del Estado4. Estas concesiones podrán venderse a otras empresas5; podrán ser para generar energía eléctrica o “para destinarla a usos diversos”6; podrán unificarse concesiones colindantes7, y solo darán un “derecho temporal para la explotación del recurso geotérmico, durante la vigencia de dichos títulos”.8 Si la empresa descubre “subproductos tales como minerales, gases o aguas con un origen distinto a las aguas geotérmicas”, debe avisar a la Secretaría de Energía.9

Las aguas geotérmicas deben ser reinyectadas al área geotérmica10. Por otro lado, la Secretaría de Energía puede revocar una concesión si la empresa incumple con su objetivo, si amplia el área sin permiso, si la vende sin informar, si daña o contamina el acuífero adyacente; o cuando no informe de cambios en su cronograma financiero o de trabajo, entre otras razones.11

No se podrán realizar actividades de reconocimiento de recursos geotérmicos en zonas urbanas, en áreas donde se localicen instalaciones estratégicas de seguridad nacional y sobre bienes de uso común definidos en la Ley General de Bienes Nacionales12. Si el permisionario encuentra durante la exploración acuíferos adyacentes al yacimiento geotérmico, lo debe avisar a la Secretaría de Energía quien resolverá la conveniencia de proseguir con la exploración.13

Los permisos para la exploración tendrán una extensión de hasta 150 km2, una vigencia de tres años prorrogados por tres años más14. Las concesiones de explotación tendrán una vigencia de 30 años y se podrá prorrogar.15

Los particulares, la Comisión Federal de Electricidad y las empresas productivas del Estado que realicen trabajos de exploración deberán entregar la “información geológica, de percepción remota, la derivada de los muestreos geoquímicos, geofísicos, geohidrológicos, toma y análisis de muestras de rocas, y demás que haya sido obtenida en la etapa de exploración de terrenos con posible potencial geotérmico a la Secretaría”, la cual será responsable del acopio, resguardo y administración de dicha información y será de carácter privada durante la duración de la concesión.16 Todo concesionario deberá contar con un  “seguro de riesgos, planes de emergencia y contingencia previamente aprobados por la Secretaría”.17

Sigue…

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