Compartimos con ustedes esta publicación de la Universidad de la Tierra que recopila diferentes artículos y opiniones surgidas durante la pandemia a través de Red Latina Sin Fronteras – A noviembre 2020
Presentación
Se ha vuelto indispensable repensar la pandemia. No es solo por la masiva desinformación que se ha propalado durante meses. Es porque se sigue tomando un conjunto de decisiones insensatas colgados de la “verdad científica” en que supuestamente se basan.
Pandemia quiere decir “todo el pueblo”; es una extensión torpe del término “epidemia” que ya de por sí era equívoco. El hecho es que, hasta ahora, nueve meses después de haber aparecido la pandemia, esa “ciencia” no ha podido siquiera caracterizar con precisión la enfermedad que se atribuye al virus y mucho menos proponer fórmulas confiables de prevención y tratamiento.
El juego de cifras es obsceno. Las muertes atribuidas al virus -alrededor de un millón en el mundo a finales de septiembre- son aún inferiores a las que ocurren cada año por accidentes de tránsito o a las causadas por enfermedades virales debidas a la falta de acceso al agua potable que padecen millones de personas.
En Unitierra nos pusimos a repensar el asunto. Semanas después nos pareció importante escuchar otras voces y abrimos un conversatorio, primero semanal y luego quincenal. La reflexión se enriqueció mucho porque, por fortuna, participaron personas muy diversas, de edades que van de los 20 años a más de 80, distribuidas proporcionalmente por géneros, de las más distintas profesiones o vocaciones y de varios países.
Nos fue muy útil, en el punto de partida, leer un texto de David Cayley que parte de las ideas de Iván Illich para desafiar las actitudes dominantes sobre el tema. Cayley ha dedicado varias décadas al estudio de Illich, publicó dos libros de sus conversaciones con él y es, sin duda, buen guía para explorar su pensamiento a pesar de sus sesgos. Publicamos su texto junto con otros dos relacionados con él, que leímos en nuestro conversatorio, como Iván Illich y la pandemia. En el camino fuimos agregando otras lecturas e hicimos algunas exploraciones bibliográficas. La lista puede verse en el apéndice 1.
Con esas lecturas en común, fue una conversación libre y abierta que no se constreñía a ellas. En este libro presentamos una compilación de lo que ahí pasó.
La primera parte, la más extensa, es una selección apenas editada de fragmentos de nuestras conversaciones. No es un texto colectivo ni una relatoría, por lo que carece de la coherencia y orden de lo escrito por una persona o un grupo. Recoge lo que platicamos durante los primeros meses de conversación, cuando transcribíamos todo lo que decíamos. No se trata de resúmenes, aunque hicimos cierta clasificación de las intervenciones.
La repetición es inevitable, pero quisimos dejar los matices que expresaban de diversa manera los mismos argumentos. Mantuvimos la primera persona del singular o del plural, y el masculino y el femenino, tal como se emplearon, sin mencionar el nombre de quien intervino. Si bien se trata de una reflexión colectiva, sus matices y colores personales definen realmente su contenido.
La segunda parte corresponde al periodo en que dejamos de hacer transcripciones de las sesiones y preparamos relatorías. Las intervenciones intentaban ir más allá de la pandemia; esta sección, mucho más pequeña, puede verse como una simple agenda de los temas sobre los cuales queremos seguir reflexionando. Se basó en párrafos tomados de las relatorías, los cuales pueden servir de puente hacia lo que sigue.
La tercera parte recoge la discusión y la propuesta, al final del ciclo de conversaciones, para sustituirlo por un círculo de estudio, en el cual este trataremos de reflexionar sobre las maneras de “Transitar la realidad”. Nos reunimos quincenalmente, a partir del 28 de septiembre. Las y los lectores interesados pueden contactarnos para participar en él a contactounitierra@gmail.com
En Unitierra cada miércoles, a las 4:00 de la tarde, desde hace 20 años, realizamos nuestro conversatorio “Caminos de la autonomía bajo la tormenta”. La conversa es para nosotros una forma de saber (producción de conocimiento, reflexión en la acción) y de hacer (intercambio de experiencias), que genera lo que deseamos que sea nuestra definición: saber hacer… y hacerlo en la lucha, como se hizo también este conversatorio.
Ediciones Unitierra, octubre de 2020
Compilación y edición: Gustavo Esteva, Alberto Elías González Gómez, Azael Rangel López,Andrea González Fernández
facebook: Unitierra de Oaxaca y twitter: @UnitierraOaxaca
LOS PRIMEROS NÚMEROS DE LA SERIE:
1. Mirar con nuestros ojos, Alfonso Morales Toledo, Elías A. González Gómez, Azael Rangel López, Itzel Farías Malagón, Alfredo Agudo, Matthias Gossner, Wendy M. López Juárez.
2. Iván Illich y la pandemia, David Cayley, Sajay Samuel, Gustavo Esteva.
3. Repensar la pandemia, participantes en el conversatorio.
ÍNDICE
2 PRESENTACIÓN
PRIMERA PARTE: REPENSAR LA PANDEMIA
5 Los daños de la medicina a la salud
7 La industria de la salud
9 La naturaleza del predicamento
9 Ignorancia científica y disparates políticos
14 El caso de los ancianos y otros grupos
14 Las otras pandemias: la chatarra
15 La contraproductividad paradójica
17 ¿Crisis de salud?
19 Subsistemas de los sistemas
22 Autoritarismo
26 Distanciamiento y división
28 La pandemia del miedo
34 Incertidumbre y miedo a vivir
35 Contra la política del miedo, la construcción de la esperanza
37 Recuperar el sentido, los sentidos
41 Hacer comunidad y construir en lo local
46 Cuidado colectivo
49 Desobedecer
53 Sanar
59 El arte de sufrir y de morir
63 La nueva normalidad
66 El virus que llegó para quedarse
69 Nuevas narrativas
SEGUNDA PARTE: MÁS ALLÁ DE LA PANDEMIA
73 Más allá de las creencias dominantes
74 Sanar de la salud
74 Habitar de nuevo nuestro cuerpo
75 Escapar de la ilusión electrónica
76 Las falsas alternativas
77 Más allá del trabajo
78 Más allá del individuo
78 Más allá de la necesidad
79 Regresar al mundo real…
79 …y reinventarlo
TERCERA PARTE: TRANSITAR LA REALIDAD
90 Apéndice 1: Lecturas
96 Apéndice 2: Participantes
SERIE
CONTRA EL MIEDO LA ESPERANZA
El mundo que teníamos ya no está ahí. Hemos entrado en una era de incertidumbre radical: no sabemos cómo será el mundo que ha de venir. El virus derramó el vaso de una crisis profunda que, en medio de un colapso climático y sociopolítico, se expresó en intensas movilizaciones populares en 2019. Desde Maquiavelo, el miedo se considera la más eficaz de las herramientas de gobierno. A él han estado recurriendo las élites en todo el mundo. Ediciones Unitierra comparte, en esta serie, historias y reflexiones sobre la manera en que, desde abajo, contra la política del miedo se construye esperanza.
Les compartimos este reportaje publicado en Sin Embargo sobre periodistas asesinados en México – A 19 de julio de 2020
Los siguientes son los 133 obituarios de los periodistas asesinados en México en la línea de tiempo entre 2000 y 2020. Diferentes en sus condiciones, estas son las biografías de seres comprometidos con el periodismo en una época en que este país se convirtió en un campo de batalla. Los callaron, pero no lograron acabar con su legado. Este memorial pretende honrarlos para siempre.
Este reportaje forma parte de un proyecto de investigación colaborativo entre SinEmbargo.MX y DemocraciaAbierta. Cuenta con el apoyo de Justice for Journalists Foundation.
POR LINALOE R. FLORES, con la participación de Efrén Flores.
Ciudad de México, 19 de julio (SinEmbargo/DemocraciaAbierta).– Distintas, brillantes en sus causas, reinas de sus propias letras, las siguientes vidas son las de 133 periodistas asesinados en México de 2000 a 2020.
Sus muertes son incomparables pues cada una ocurrió con los signos de enemigos diferentes, en zonas diferentes y en años diferentes. Pero son similares porque las protagonizaron seres que tomaron las riendas de nobles metas reporteriles. La precariedad de sus condiciones jamás impidió sus viajes a la marginada sierra o a los bajos mundos de la mafia. Muchas veces se convirtieron en emprendedores con tal de tener un medio para publicar o presentar noticias ante un micrófono. Otras, combinaron el periodismo con otros oficios para reunir un ingreso digno. Al irse, dejaron pendientes coberturas de política, narcotráfico, robo de dinero público, pobreza, despojo de la tierra de pueblos originarios, así como la ruina de playas, bosques y selvas.
En diciembre de 2006, el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) concentró su Gobierno en una política de seguridad nacional. En menos de diez días, con indicadores presurosos y endebles, logró justificar que era necesaria una guerra en contra de los grupos delincuenciales. Pronto, pasó de los papeles al terreno. Después, negó que lo suyo fuera “una guerra”. Pero para entonces, era demasiado tarde. México se había convertido en un campo de batalla. La violencia -terca en los años anteriores- arreció con un carácter obstinado y se mantuvo hasta la siguiente administración, la de Enrique Peña Nieto (2012-2018).
Las vidas eran añicos. Los anhelos estaban perdidos. El negocio del narcotráfico se ramificó con un crecimiento sin precedentes. Y reportear -ir a tocar el alma de los protagonistas para abrevar su experiencia y contarla- se convirtió en una actividad de alto riesgo.
Así fue como los asesinatos de los comunicadores se multiplicaron al infinito. Las historias propias de reporteros, fotoperiodistas y camarógrafos se integraron al monstruo de mil caras de la contabilidad de víctimas mortales. Pero algunos se diluyeron en el tiempo. Buscar los rastros de un periodista muerto hace dos décadas lleva a sepulcros cubiertos de misterios. A los asesinatos, las autoridades no les dieron seguimiento, las familias se mudaron y los compañeros no desean hablar de algunos casos en particular.
En la República mexicana, 11 entidades cuentan con leyes que crearon mecanismos de protección; dos tienen vínculos con el Mecanismo Federal de Protección generado en la Secretaría de Gobernación. Mientras, 11 estados tienen iniciativas sin aprobar y las restantes siete entidades no tienen propuestas de legislación. A siete periodistas de nada les sirvió. Lo mismo cayeron.
Con todo, estos son los relatos de sus vidas y la forma en la que dejaron este mundo. Ninguno de estos textos reproduce escenas post mortem porque el objetivo al abordar sus biografías fue armar su memoria. Su bella memoria concluida con injusticia.
***
Luis Roberto Cruz Martínez 1 de febrero de 2000 Letras truncas: Cobertura del narcotráfico
Con su nombre se inician todos los registros de periodistas asesinados en México en el siglo XXI. Era reportero en Reynosa, Tamaulipas; trabajaba para la revista Multicosas y su presunto asesino, Óscar Jiménez González, huyó de la prisión donde estaba detenido. Esa muerte, impune 20 años después, fue el primer eslabón de una cadena trágica que parece interminable.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en su Informe 2016, en el capítulo Zonas Silenciadas: Regiones de Alta Peligrosidad para Ejercer la Libertad de Expresión identifica a 2000 -el año en que Luis Roberto fue agredido mortalmente- como “la raíz del miedo”. De ese entonces datan los primeros registros de ataques en contra de periodistas y medios de información.
Con el tiempo, la biografía de Luis Roberto se ha desdibujado. Poco se sabe de su historia de vida. El móvil o los responsables intelectuales no han sido identificados. De esa forma, su nombre se convirtió en emblema de la invisibilidad del fenómeno de violencia desatado en todo el país. Además de la especie de pacto de silencio que hasta hoy predomina en Tamaulipas.
A finales de 2017, el Congreso de Tamaulipas aprobó una Ley para la Protección de Periodistas y Defensores de los Derechos Humanos, y la creación de una Coordinación Estatal en la materia. Dos años después, Tamaulipas seguía en el primer sitio en los indicadores de agresiones a periodistas.
Ese año, en el Senado de la República, el representante del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, Jan Jarab, invitó a hacer un análisis sobre el incumplimiento de las leyes y resaltó que no era necesario cambiar la legislación.
Pablo Pineda Gaucín 9 de abril de 2000 Letras truncas: Cobertura de narcotráfico en la frontera norte
Luces y sombras llenan el obituario de este periodista. Originario de Torreón, Coahuila, se convirtió en fotógrafo-reportero en Matamoros, Tamaulipas, cuando fue invitado a trabajar al periódico El Imparcial. En esa frontera también se desempeñó muchos años como gestor de las oficinas gubernamentales y como “coyote” en la legalización de los autos importados de manera ilegal.
Cuando fue asesinado, trabajaba para el diario La Opinión y tenía 39 años de edad.
Sus restos fueron descubiertos por agentes de la Patrulla Fronteriza cerca del puente Los Indios, al poniente de Brownsville, Texas. Fue visto por última vez la noche del sábado anterior en la redacción del periódico. Sus compañeros lo escucharon responder una llamada. “¿Sí, jefe?” -dijo. Y luego: “Ahorita regreso”.
Las luces las aporta su trabajo. Publicaba imágenes crudas, reales, sin recato en lo sangriento. Eran fotos de atropellados, suicidas, vendedores de droga, violadores o funcionarios a los que señalaba de corruptos. Defendía a los detenidos y buscaba sacarlos de prisión. Cada semana ayudaba a la familia de un preso.
Las sombras las puso su modo de vida que dejaba entrever que tenía vínculos con los grupos delincuenciales de la frontera. La historia de Matamoros-Brownsvile -su campo reporteril- siempre estuvo ligada al tráfico ilegal. Fue paso de alcohol durante la prohibición en Estados Unidos, de armas durante la Revolución Mexicana y desde este siglo, de drogas o de humanos.
Pineda Gaucín trabajó siempre entre marañas de dudas de cómo con un salario de periodista podía vivir en la zona residencial Valle Alto y conducir automóviles de lujo.
Cuando los entrevistaron, varios de sus colegas coincidieron en que su asesinato no fue a causa de su trabajo de periodista. La hemeroteca arroja que su última publicación fue una serie sobre el linchamiento y muerte de un policía municipal, cometido por un grupo de estudiantes en el Tecnológico de Matamoros. El periodista se metió a defenderlo. Luego, publicó: “Sólo esperamos que la justicia divina aplique la ley, pues de la justicia terrenal, nada se espera”.
Hugo Sánchez Eustaquio 19 de julio de 2000 Letras truncas: Información general
Su historia se diluye, se pierde en el tiempo. Los rastros de la vida de Hugo se han perdido entre los otros 132 obituarios de periodistas asesinados desde 2000 hasta 2020. Su nombre integra todas las listas de informadores sacrificados en México, pero nunca arrojan en qué paró la investigación de su muerte. Ni la Secretaría de Seguridad Pública ni la Procuraduría General de Justicia del Estado de México brindan luces sobre las pesquisas. Sus familiares tampoco son localizables. No se sabe qué trabajo realizaba.
La Verdad, el periódico en Atizapán de Zaragoza, donde Hugo fue editor, ya no existe. Así, el tiempo ha jugado a favor para sepultar en el olvido la extinción de uno de los primeros periodistas asesinados en México en los últimos veinte años.
Hugo fue secuestrado y le arrancaron la vida. Su cuerpo fue encontrado en Hacienda de Atizapán, en el Estado de México. Tenía un balazo en el cuello y estaba al lado de su auto. Reproducir la escena es difícil porque ya todo cambió. Hoy, la avenida es de doble sentido y cuando su cuerpo fue abandonado, era sólo un camino.
Habían pasado dos semanas del triunfo electoral de Vicente Fox Quesada para la Presidencia de la República y aún faltaban cinco años para que desde el Gobierno se reconociera que a los periodistas mexicanos los mataban. Pero su nombre se convirtió en una de las carpetas de los mil 713 homicidios cometidos en México que ese año quedaron empolvadas.
La muerte de Hugo Sánchez Eustaquio contribuyó a que México fuera considerado uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el Periodismo, una característica similar a países como Turquía, Afganistán o Siria, donde hay guerra.
José Luis Ortega Mata 19 de febrero de 2001 Letras truncas: Financiación de campañas políticas por capos del narcotráfico
Fue director del semanario Ojinaga en la ciudad del mismo nombre en Chihuahua. Cuando ocurrió su tragedia, presidía la Asociación de Fotógrafos y Camarógrafos de ese municipio. Su último trabajo publicado fue que en Aldama -un municipio cercano a la capital del estado- había casas bodegas de droga. Bajo el brazo traía una investigación sobre el financiamiento de campañas políticas por barones del narco.
Tenía 37 años de edad y estaba casado con Alicia Cortés con quien procreó tres hijos.
Sus asesinos lo obligaron a bajarse de su coche. Uno de ellos le descargó balas a placer. Cuando estos hechos sucedieron, Vicente Fox Quesada cumplía 81 días de Gobierno, el primero no priista. En campaña, había prometido que la libertad de expresión sería reivindicada. Pero el homicidio de José Luis sería el primero de una cadena trágica en los siguientes seis años, mucho más dramática que los sexenios del priismo.
La mañana del 20 de febrero de 2000, en el noticiario Radio Prensa, el conductor Homero García, recibió al aire la noticia de un radioescucha: “Maestro, mataron a José Luis Ortega.
Desde entonces, en Ojinaga y en todo el país se pidió justicia. La presión pública obligó a una respuesta de las autoridades. El 29 de abril de 2001, fue detenido Jesús Herrera, “Juny Herrera”, propietario de un supermercado en Presidio, Texas. Pero sus abogados demostraron que el testigo que lo culpó se encontraba en la cárcel el día del crimen. Tres meses después, quedó en libertad.
Ojinaga es una ciudad de 28 mil habitantes, en la frontera con Texas, a orillas del río Bravo. El nombre se lo puso Benito Juárez en honor de Manuel Ojinaga, que luchó cuando los franceses invadieron México por segunda ocasión entre 1865 y 1869. En 1910, el general Toribio Ortega, en el cercano Coyame, convocó una insurrección contra la dictadura de Porfirio Díaz a la que había convocado para seis días después Francisco I. Madero. José Luis Ortega Mata era bisnieto del militar revolucionario.
José Barbosa Bejarano 9 de marzo de 2001 Letras truncas: Información general
Muerto en Ciudad Juárez, Chihuahua, en un aparente accidente automovilístico, su biografía se convirtió en un sepulcro sobre el cual, no hay datos. Un familiar que no desea ser identificado refiere que incluso sus parientes han decidido no dar cuenta de su tragedia porque quieren “dejar en el pasado lo sucedido”. El olvido, podría ser el título del final que tuvo este corresponsal de la revista Alarma en la frontera norte de México.
A manera de réquiem, su nombre es de los primeros en los listados de periodistas asesinados en México. Así, acaso sin saberlo, ha contribuido en las demandas de justicia junto a otros 132 nombres de periodistas asesinados desde 2000 a 2020. Aun así, el silencio sobre quién fue este periodista, estremece.
En la redacción de la revista no se encuentra a ningún contemporáneo que refiera de sus días. Imágenes de su rostro no hay. Notas bajo su firma tampoco. La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) no abrió ninguna carpeta por su historia. La Fiscalía de Chihuahua, tampoco.
Un estudio especial sobre asesinato de periodistas en América Latina, de la Organización de los Estados Americanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, elaborado en 2008, indicó: “La carencia de investigaciones adecuadas y la impunidad que se genera en relación con los asesinatos de periodistas motivados por su labor periodística, pueden tener el efecto de propiciar que otros reporteros sean asesinados y de fomentar la autocensura, lo cual restringe la libertad de expresión”. El caso de José Barbosa está en este párrafo cargado de premoniciones.
El hecho de que lo mataran, el hecho de que lo aventaran a una vía pública y el hecho de que hoy sólo sea un nombre en una base de datos brindó el mensaje de las múltiples posibilidades para acribillar periodistas sin que después nada ocurra. Tras su muerte, más de cien informadores cayeron en otros sitios de México sin que sus procesos llegaran a sentencias condenatorias. Se fueron en el silencio, el mismo que ahora cubre este nombre.
Saúl Antonio Martínez Gutiérrez 24 de marzo de 2001 Letras truncas: Narcopolítica
Fue uno de los cuatro hijos que procreó el periodista Gonzalo Martínez Silva, fundador del periódico El Imparcial en Tamaulipas, en 1993. Saúl ayudó con la construcción de la redacción. Como editor impulsó la cobertura de la delincuencia organizada, el tráfico de migrantes en esa frontera, además de los actos de corrupción del Gobierno de Tomás Yarrington Rubalcava.
Los tres temas pudieron ser causa de su secuestro y asesinato; pero la sospecha de que el agravio provino del Gobierno se fortificó cuando Yarrington Rubalcava fue detenido en Florencia, Italia, por delitos vinculados con “lavado de dinero”, el 23 de mayo de 2012. Habían pasado 11 años y un mes de la partida de Saúl Antonio.
Tomás Yarrington Rubalcava encarna la llamada “narcopolítica”, un término que se insertó en el vocabulario de los mexicanos desde aquellos años. Fue el Primer Mandatario del estado entre 1999 y 2005, bajo las siglas del Partido Revolucionario Institucional; en 2017, fue detenido en Italia y en 2018, fue extraditado a Texas, Estados Unidos. Narcotráfico y extorsión cometidos desde la Administración son algunos de los cargos que enfrenta. Mientras, el Gobierno del estado intenta expropiarle una propiedad de 1.2 millones de dólares, ubicada en Brownsville, Taxas, reflejo de la riqueza que acumuló.
A Saúl Antonio se le vio por última vez, el 23 de marzo de 2001. Del periódico, se fue a las 11 de la noche, poco después de darle una orden de información por teléfono a uno de los reporteros. A las 4:30 de la tarde del día siguiente ya había noticias. Su camioneta marca Explorer modelo 98, roja, placas WYE5095, estaba en la brecha 28, cerca del ejido El Ebanito, en el municipio de Río Bravo, frontera con Texas. Estaba acostado en el asiento trasero y presentaba cuatro impactos en el rostro.
El testimonio de su padre en la Policía Ministerial aún arroja que hubo amenazas previas de muerte. Una ocurrió en 1997 de parte de un hermano de uno de los precandidatos del Partido Acción Nacional a la presidencia municipal. Ese año, el edificio de El Imparcial recibió varios impactos de bala.
La memoria de Saúl hoy no es tan invisible como los son las de Luis Roberto Cruz Martínez o Pablo Pineda Gaucín. Pero pocos desean hablar de él para este obituario. Su asesinato fue uno de los primeros de la cadena trágica que empezó a formarse en el Gobierno de Vicente Fox Quesada. Fue también de los primeros de una serie de crímenes que volvió a Tamaulipas uno de los lugares más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. Tanto que veinte años después no es posible encontrar una foto suya, ni a quién desee hablar de cuál fue el motivo preciso para arrancarlo de esa tierra.
Felix Alonso Fernández García 17 de enero de 2002 Letras truncas: Cobertura de narcotráfico
Fue editor de la revista Nueva Opción, fundada por su padre, Félix Fernández Reyna.
Sujetos a bordo de un automóvil lo asesinaron en ciudad Miguel Alemán. La policía detuvo en la escena del crimen a Marín Beldar y Carlos Domínguez, supuestos guardaespaldas del periodista. En sus declaraciones, revelaron que fueron contratados porque el comunicador había sido amenazado de muerte por Raúl Rodríguez Barrera, exalcalde , excomandante de la Policía Judicial Federal y supuesto compadre del narcotraficante, Gilberto García Mena, “El June”.
De hecho, Félix Alonso trabajó en El Heraldo de Alemán, propiedad del exmunícipe.
Un año antes de su muerte, en abril, el entonces titular de la Fiscalía Especializada de Atención a Delitos contra la Salud (FEADS), José Luis Santiago Vasconcelos, estableció que había elementos suficientes para detener al ex alcalde por supuestos nexos con el narcotráfico.
Saúl Félix es uno de esos periodistas cuyo nombre se cubrió con la leyenda de la sospecha. La suya es una tragedia doble. Primero lo acribillaron unas cobardes Ak 47 y luego, le negaron una investigación desprovista de la creencia de que “andaba mal” (uso coloquial en el norte de México para indicar que alguien está vinculado con el narco). En Tamaulipas, su tierra, gobernaba Tomás Yarrington Rubalcava.
El periodista Jesús Blancornelas escribió de Félix en 2002, en La Crónica de Hoy: “Lamentablemente descuidó sus pasos. Hizo lo elementalmente indebido. La noche del viernes, acompañado de sus custodios se fue de parranda. Entró al bar El Señorial y se tomó las últimas copas de su vida”.
Es inevitable ubicar los últimos días de Félix Alonso en la narcopolítica de Tamaulipas. Blancornelas, en el mismo artículo: “ … Un compañero periodista de ese estado me informó de cierta asquerosa práctica. Los mafiosos acostumbran financiar publicaciones pequeñas. Les anima tener así una defensa y a la vez, trinchera para atacar. Esto empuja algunas ocasiones a los periodistas. Sin querer o queriendo se mezclan con las mafias. En este caso particular es triste una noticia oficial. En el auto de Félix, la policía descubrió droga”.
Con todo, hoy, se desconoce quién lo mató. La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) no atrajo el caso.
José Miranda Virgen 19 de octubre de 2002 Letras truncas: Narcopolítica, incursión de la DEA en Veracruz
La suya fue una de las plumas más influyentes de Veracruz y de México. Empezó su formación en El Sol de México de la Ciudad de México, mientras transcurría el convulso 1968. Su afán de contar historias lo combinó con sus dotes de bailarín. En el Teatro Iris fue campeón de rock & roll. Cuando volvió a Veracruz, trabajó en varios rotativos y laboró en las áreas de comunicación social de algunos políticos. Fue jefe de prensa del Gobernador Rafael Hernández Ochoa (1974-1980) y de Miguel Alemán Velasco (1998-2004). Además, siempre dio clases de periodismo.
Fundó una cooperativa. En La Crónica de Veracruz, los sueños fueron posibles. Los periodistas eran dueños de su lugar de trabajo y tenían salarios que inhibían la corrupción de la época. Incómodo para el Gobierno del estado de Patricio Chirinos, se le negó publicidad oficial y no subsistió.
Tras esa derrota, José se convirtió en subdirector editorial y vicepresidente de El Sur de Veracruz.
Su columna se llamó El Espejo del Poder. Poco antes de su muerte, la información que divulgó constituyó una gran crónica de cómo grupos de narcotraficantes y familias de abolengo se habían coludido en Veracruz.
En 2002, el periodista tenía 60 años de edad. Un estruendo rompió los cristales de las ventanas de su departamento en Boca del Río, Veracruz. El ruidajo se confundió con las risas en la noche de esa ciudad que suele amanecerse y con las olas del mar. Al informador se lo llevó una ambulancia. Llevaba el cuerpo quemado en todas sus partes. Miranda fue trasladado vía aérea a la Ciudad de México. Fue internado en el Hospital ABC donde cinco días después de la explosión tuvo el último suspiro. En esos días, su computadora laptop desapareció del departamento.
El expediente 851/2002/II indica que la explosión se debió a una fuga de gas. En 2002, así lo informó el entonces Procurador de Justicia del Estado, Pericles Namorado Urrutia.
Pero los colegas agrupados en la Asociación de Periodistas de Veracruz, lo dudaron. ¿Cómo no iba a detectar olor a gas el fino olfato de Pepe Miranda? Su última columna llevó el título “Drogas de Veracruz, las mejores familias …”. Aún no se sabe quién tumbó a su pluma.
Rafael Villafuerte Aguilar 13 de diciembre de 2003 Letras truncas: Cobertura policiaca
Con su nombre se inició un listado de periodistas asesinados en Guerrero. En dos décadas, fueron asesinados 13 periodistas en esa entidad en la que en 2014 se viviría la desaparición de 43 estudiantes de Normal Rural de Ayotzinapa, tragedia intrincada hasta nuestros días porque se desconoce quiénes la perpetraron.
Pero en 2003, a Rafael Villafuerte Aguilar lo mataron frente a muchos testigos. Y hasta la fecha, no hay detenidos. El periodista circulaba a las dos de la tarde por la avenida Nicolás Bravo de Coyuca de Catalán, en la Tierra Caliente, cuando le dispararon desde otro vehículo. El crimen lo presenciaron un transeúnte, un chofer de combi y un policía preventivo. El caso lo siguió la Policía Judicial, adscrita a la Procuraduría Estatal. Un mes después del crimen, los testigos dieron cuenta de la escena del crimen y de hecho, se generaron órdenes de aprehensión, pero fueron giradas un año después. Para entonces, nadie, pero nadie, fue localizado.
La vida de Villafuerte Aguilar se pierde en la maraña del tiempo. Dirigió el diario La Razón, en Altamirano, una ciudad cercana a Coyuca de Catalán. Cuando perdió la vida, el diario se quedó en manos de su padre. El periódico fue cerrado en 2006 y la familia dejó el estado.
Un rastro de esta biografía es la queja que en 2007 puso en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, su viuda, Sonia Gama García. El organismo emitió la recomendación 11/2009 en la que indica que en el caso faltaron documentos y que la Procuraduría dejó pasar años sin continuar las diligencias correspondientes. Un error fue no practicar la autopsia.
El documento asienta algo más: en septiembre de 2003, una persona le pidió a Rafael que “bajara la crítica” en su periódico. Le dijo que así lo pedía el entonces presidente municipal de Altamirano, Guerrero. También que quien fungió en ese año como director de Comunicación Social del municipio de Pungarabato, Guerrero, lo demandó porque “utilizaba su nombre”. Nada ha hecho que el crimen de Rafael se esclarezca.
Roberto Mora García 19 de marzo de 2004 Letras truncas: Asuntos políticos de la frontera
A las 2:00 horas del el 19 de marzo, el cuerpo del periodista Roberto Mora García fue encontrado a las puertas de su domicilio. Presentaba por lo menos 30 puñaladas. Regresaba de su jornada como editor editorial en el periódico El Mañana de Nuevo Laredo.
Sólo seis horas después, el entonces Procurador de Justicia de Tamaulipas, Francisco Cayuela, dio a conocer una línea de investigación: crimen pasional.
Una semana después, la policía detuvo al presunto asesino material, Mario Medina Vázquez, un joven estadounidense de 23 años, y a su presunto cómplice, Hiram Oliveros Ortiz, de 28 años, su pareja sentimental. Se declararon culpables. El 13 de mayo, a las 18:20 horas, Mario Medina fue asesinado en el Cereso II. Su cuerpo presentaba 88 lesiones de arma punzocortante y señas de abuso sexual.
En mayo del mismo año, en un informe de 35 páginas, la Comisión en Memoria (integrada por el Pen Club México, el Centro de Estudios Fronterizos y de Promoción de los Derechos Humanos, Periodistas Frente a la Corrupción, el Centro de Periodismo y Ética Pública y Libertad de Información) documentó que la confesión fue arrancada mediante tortura. El caso provocó un extrañamiento del consulado de Estados Unidos.
El periodista Roberto Mora García tenía 43 años de edad cuando fue asesinado. Su vida adulta la dedicó al periodismo. Estudió Ciencias de la Comunicación en Monterrey, Nuevo León, y al graduarse en 1983, ya trabajaba como reportero de Cultura en El Norte. Se le recuerda como un gran lector y un asiduo a los pasteles. Cada quincena compraba uno y lo repartía en la redacción.
En Monterrey vivió hasta 1999, cuando se mudó a Nuevo Laredo para dirigir El Mañana. Su esposa, Aracely, y su hijo Sebastián, se quedaron en Nuevo León pues aquel año, los indicadores de inseguridad crecían como la espuma en Tamaulipas.
Desvanecida aquella línea de investigación del crimen pasional, esta historia se ha quedado impune.
Comunicado de la Red Mexicana de Afectadas y Afectados por la Minería REMA – A 28 de mayo de 2020
La Red Mexicana de Afectadas y Afectados por la Mineria saluda con enorme alegría el 13° aniversario de la Red de Periodistas de A Pie pues en sus notas, artículos e investigaciones, las resistencia contra la minería en México han encontrado un espacio propio de visibilizarse.
Recordamos que fue en la Red de Periodistas de A Pie con quienes iniciamos nuestros talleres sobre el Modelo Extractivo Minero con el objetivo de que cada vez más periodistas contaran con las herramientas de investigación necesarias para entender como opera la minería y las múltiples formas en que las empresas mineras violentan los derechos de los pueblos y comunidades. Taller que poco a poco replicamos en muchos estados de la República con gran éxito.
Pese al complicado contexto para el ejercicio del periodismo y la libertad de expresión que, en México, pone en riesgo su seguridad personal, las y los periodista de A Pie contiuan ejerciendo una labor fundamental para millones de personas que en sus pueblos y comunidades alzan la voz contra la depredación del Modelo Extractivo Minero.
En los últimos 13 años, la Red de Periodistas de A Pie se han convertido en un referente informativo y un garante del derecho a la información en México.
!!LARGA VIDA A LA RED DE PERIODISTAS DE A PIE!!
¡¡VIVA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN!!
Firma
Red Mexicana de Afectadas y Afectados por la Mineria
Les compartimos el siguiente artículo escrito por Silvia Ribeiro, publicado en enero en La Jornada
Huachicoleo científico
Silvia Ribeiro *
La Jornada 2 febrero 2019
El 15 de enero pasado, la nueva directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Elena Álvarez-Buylla, alertó que esa institución había entregado en el sexenio anterior alrededor de 50 mil millones de pesos en subsidios, beneficios fiscales y otras prebendas a empresas privadas, muchas de ellas enormes trasnacionales.
Varias de las mayores compañías globales, como Monsanto y otras de transgénicos; enormes farmacéuticas, como Bayer y Sanofi-Aventis; trasnacionales químicas, como Dow Chemicals; automotrices, como Ford y General Motors, y empresas mundiales de electrónica, como Intel, IBM y Samsung, han estado chupando recursos públicos mediante «proyectos de investigación».
A ese inexplicable subsidio directo se agrega que, en muchos casos, los proyectos son con participación de universidades e instituciones públicas de investigación, lo cual lejos de ser un beneficio para éstas, facilita la influencia indebida de las trasnacionales en los programas de investigación y es un aporte adicional para las empresas, que aprovechan la infraestructura y la formación pública y trabajo de investigadores, docentes y estudiantes.
El Programa de Estímulos a la Innovación (PEI) del Conacyt entregó entre 2009 y 2017 unos 24 mil 448 millones de pesos a fondo perdido, de los cuales 7 mil 367 millones fueron para 512 grandes empresas (Arturo Sánchez y Laura Poy, La Jornada, 18/01/19). De éstos, la mayoría son solamente de interés para las propias empresas. Incluso, les pagan costos de actividades que necesariamente debían hacer para entrar al mercado, como análisis clínicos de medicamentos o evaluación de eventos transgénicos.
El caso de las trasnacionales de agronegocios y de alimentación industrial es particularmente indignante, porque son subsidios a las más grandes semilleras globales, sobre todo para trabajar con maíz. Así, México, centro de origen de ese grano, subsidió con dinero público a trasnacionales semilleras y de veneno, mismas que se han apropiado del mercado y contaminan maíces nativos y campos.
De 2009 a 2017, Monsanto, PHI México (propiedad de DuPont), Dow Agrosciences, la división agrícola de Bayer y la semillera Harris Moran recibieron juntas 50 millones 526 mil 107 pesos. Los proyectos incluyeron principalmente desarrollar nuevos eventos de maíz, herbicidas para malezas resistentes en maíz y trabajos en sorgo y otros cultivos. Dow recibió más de un millón de pesos a fondo perdido para evaluar sus primeros eventos biotecnológicos. En resumen, fondos públicos para lucrar produciendo transgénicos, híbridos y agrotóxicos para maíz, todas actividades contrarias a los intereses de los campesinos que crearon ese grano y en desmedro de las actividades que deberían hacer instituciones públicas, como el Inifap, para promover mejor producción con semillas nacionales, etcétera.
En el mismo periodo, el PEI entregó también 5 millones 268 mil 500 pesos a Barcel/Bimbo; 42 millones 702 mil 635 pesos a Gamesa, y 5 millones 779 mil 508 pesos a Sabritas. Las dos últimas, propiedad de PepsiCo.
Además, se entregaron directamente a PepsiCo 4 millones 228 mil 240 pesos. Es decir, más de 57 millones de pesos a PepsiCo, una de las mayores productoras globales de bebidas y comida chatarra. Igualmente, se dieron 50 millones 379 mil 947 pesos a Conagra, otra trasnacional de matriz estadunidense, gigante de la comida industrializada.
También se entregaron subsidios a trasnacionales de origen mexicano. Entre otras, a Bachoco y Minsa, que recibieron juntas 9 millones 142 mil 374 pesos; Agroindustrias Unidas de México (codueña de Granjas Carroll) recibió 15 millones 215 mil 751 pesos, y Agromod, empresa de Alfonso Romo, obtuvo 31 millones 969 mil 906 pesos.
Es también absurdo el caso de las trasnacionales farmacéuticas. El PEI entregó decenas de millones de pesos a las mayores trasnacionales farmacéuticas del mundo, como Merck, Novartis, Sanofi, Bayer, Boheringer Ingelheim. La industria farmacéutica trasnacional tiene el mayor porcentaje de retorno de ganancias de todos los rubros industriales y es conocida por su falta de innovación, que remplaza con supuestos nuevos productos que son apenas copias modificadas de los anteriores para prolongar la vida de sus patentes e impedir el acceso a medicamentos a bajo costo.
Al contrario del difundido mito de que la innovación tecnológica proviene del sector privado y por eso es necesario apoyarlo, la historia muestra lo contrario. Todas las grandes innovaciones de las últimas décadas han sido desarrolladas por instituciones públicas. Por ejemplo, Internet, el GPS, las pantallas táctiles, el sistema HTLM y los asistentes de computación dirigidos por voz, sin los cuales no tendríamos teléfonos inteligentes ni muchos otros aparatos que hoy son la base de las grandes plataformas digitales y de comunicación. Igual sucede con otros rubros, incluyendo la biotecnología y la nanotecnología (Mariana Mazzucato, The Entrepreneurial State, 2011).
Las trasnacionales han tomado estas innovaciones y las han privatizado para su lucro, con patentes y en mercados oligopólicos, creando dependencia. Al contrario del mito, inhibiendo la innovación. Por todo ello es esencial que el Conacyt elimine ese programa y se replantee, en su lugar, qué acciones e investigaciones apoyar, que sean de necesidad y beneficio para la mayoría de la población del país.
* Investigadora del Grupo ETC
Foto: Maíz Transgenico Créditos: Biodiversidad América Latina
El día de hoy Sursiendo da a conocer su primer Informe Investigación sobre seguridad digital con organizaciones sociales de Chiapas.
En el presente Informe se aborda el proceso de diagnóstico, hallazgos y aprendizajes resultados del acompañamiento de Sursiendo en seguridad digital desde el enfoque de la autodefensa digital y los autocuidados junto a 8 organizaciones defensoras de los derechos humanos de Chiapas.
Diagnóstico tuvo el objetivo de conocer las necesidades de las organizaciones en seguridad digital con relación a sus labores de defensoría de los derechos humanos. Para con él, posteriormente, desarrollar herramientas y prácticas colectivas graduales de autocuidados digitales.
En un contexto donde Internet visto y pensado como territorio está sujeto a disputas actuales visibles y discutidas como los modelos de extracción de valor de nuestras comunicaciones casi exclusivamente guiados por el valor de mercado, la industria de la vigilancia, y el crecimiento de las facultades de vigilancia de los gobiernos.
El proceso de diagnóstico echa mano de un conjunto de metodologías participativas como la educación popular y herramientas de investigación-accion (IAP), informa-acción, y del manual Diagnósticos en seguridad digital para organizaciones defensoras de derechos humanos y del territorio, desarrollado por Técnicas Rudas.
Un trabajo que valora el aprendizaje desde las propias experiencias de uso de quienes acompañan. Sin perder de vista el papel y la importancia de la generación de los acuerdos colectivos al interior de las organizaciones que se acompañan.
Una publicación que indudablemente representa una contribución al oficio de la pedagogía del aprendizaje mutuo de la seguridad digital en dos dimensiones, la reflexión política tecnológica y su acción.
ØPresentación:
Este es el informe sobre uno de los caminos recorridos durante 2018 como Sursiendo, donde hemos convivido con lo local y lo digital, en un proyecto-proceso de investigación con organizaciones sociales de Chiapas para realizar un diagnóstico sobre seguridad digital.
Según un estudio de Lori Lewis y Chadd Callahan (Desjardins, 2018), con datos de mayo de 2018, en una hora se envían más de 10.000 millones de emails, se descargan 22 millones de aplicaciones o se realizan 222 millones de consultas en buscadores. En México, más del 65% de la población está conectada, según datos de Internet World Stats (2018).
Hoy en día Internet es fundamental para entender cómo funcionan nuestras sociedades, ya que está presente en casi todos los ámbitos sociales, políticos, económicos y culturales de México y del mundo. Estar en línea es muy importante para gran parte de la población. También para el trabajo de defensa de derechos humanos.
Más allá de las cifras pensamos que debemos fijarnos más en los quiénes, los cómos y los qués. Cómo usamos y nos relacionamos a través de Internet, y a través de qué dispositivos y programas. Qué ponemos en riesgo al estar en línea.
Nos gusta pensar Internet como un territorio, «como el espacio vivido, sentido y parte integrante de su cotidianidad», según lo define Arturo Escobar (2010); el territorio es el escenario de las relaciones sociales, por eso vemos Internet como una construcción social y nuestro conocimiento del mismo implica el conocimiento del proceso de su producción, de su ‘habitarlo’. Pero ese territorio, como muchos otros, está amenazado por el neoliberalismo, a través de la vigilancia y el control, la criminalización y el despojo, la comercialización de datos personales y la falta de ética. Internet es un territorio en disputa.
Así, durante todo el año 2018 nos propusimos realizar una investigación sobre una parte de esta disputa: la seguridad digital en organizaciones sociales de Chiapas, con el fin de realizar un diagnóstico de la situación de este tema en la región.
En México, la situación de la seguridad digital atraviesa momentos de amenaza a organizaciones, activistas sociales y defensoras de derechos humanos, como hemos visto con el despliegue de la vigilancia de Estado y los casos de utilización de software de espionaje Galileo, de la empresa Hacking Team, o Pegasus, de NSO Group, además de criminalización y censura. Tanto instituciones públicas como corporaciones tecnológicas ponen en riesgo la seguridad en el trabajo de defensoría y acompañamiento a procesos colectivos, que también se ve afectada por el crimen organizado.
Nos planteamos hacer un proceso de diagnóstico basado en metodologías de la educación popular y dinámicas participativas con talleres, encuestas, entrevistas y fichas de información en la red, yendo a sus contextos, conociendo sus espacios; para pasar a analizar toda esa información y posteriormente hacer una devolución que sirviese para mejorar las prácticas que se tienen en los entornos digitales, y así tener una base firme para realizar un acompañamiento de largo plazo.
Pero ¿qué es la seguridad digital? En algunos casos es definida como la protección de la infraestructura computacional y todo lo relacionado con ésta y, especialmente, la información contenida en una computadora o circulante a través de las redes de computadoras; o también se puede definir como las prácticas y las herramientas que utilizamos las y los usuarios para proteger aparatos, información e interacciones digitales.
Mucho de eso hay, pero desde Sursiendo preferimos ver la ‘seguridad digital’ como las prácticas de autodefensa y autocuidados digitales, como las formas de mejorar nuestra ‘vida digital’ en un (largo) camino hacia la soberanía tecnológica. O como también describen algunas de las personas de las organizaciones participantes: “una serie de hábitos, herramientas que uno utiliza en su cotidiano para poder proteger la información” o “la posibilidad de moverme por el ciberespacio sin que eso me pusiera en un riesgo no elegido. Ni a mí, ni a las personas que me rodean, ni en el trabajo”.
Consideramos que la ‘seguridad’ como concepto es en sí mismo engañoso y ha desembocado en el estado de vigilancia en el que cual estamos actualmente. No hay manera posible de estar ‘seguras y seguros’ al 100%, pero sí podemos tomar medidas para cuidar nuestras acciones digitales y así cuidar también nuestro trabajo de defensoría y activismos.
Sin embargo, y debido a que el concepto de ‘seguridad digital’ ha adquirido una utilización más generalizada para hablar de este tema, lo nombraremos de este modo a lo largo de todo el informe.
Este proceso de diagnóstico ha sido realizado con ocho organizaciones de Chiapas que trabajan distintos ámbitos, como los derechos humanos, migraciones, derechos de las mujeres, defensa de la tierra y el territorio, acompañamiento a comunidades en resistencia o con propuestas alternativas al modelo extractivo de “desarrollo”. Por guardar la confidencialidad y proteger sus procesos no se mencionan sus nombres en este informe.
En las siguientes páginas hacemos un resumen de qué ha pasado con la seguridad digital en México y en Chiapas, cuáles han sido los hallazgos de la investigación y qué necesidades y retos se plantean.
En la actualidad los medios masivos de comunicación a los que hoy también hacemos referencia como «tradicionales» continúan ocupando un espacio importante en la política pública de los países, marcando agenda y definiendo, en muchas ocasiones, el sentir y pensar de la opinión pública. Si bien es cierto que muchos de ellos hoy miran ya con interés las voces que se expresan en Internet, lo hacen a su vez de una manera sesgada y nada reflexiva.
En efecto, Internet vino a mostrarnos hace ya más de 20 años que cada una y uno de nosotros podíamos plasmar nuestra voz y seríamos escuchados por otras y otros. El interés democratizador de Internet que nació con ánimo de ser multidireccional (en contraposición a la unidireccionalidad que poseen los medios tradicionales) hoy aún se mantiene.
Para los movimientos sociales, quienes históricamente han visto acallados sus reclamos, estas plataformas digitales dan la posibilidad de estar presentes de forma permanente en las pantallas (y las vidas) de otras y otros y amplificar las voces de las y los defensores ambientales.
Gracias a estos nuevos medios de comunicación es hoy más accesible transmitir información en tiempo real y desde las voces de las propias personas protagonistas a la vez que cuestionar la desinformación.
El Movimiento Mesoamericano contra el Modelo extractivo Minero (M4), una red de organizaciones, comunidades y grupos que luchan contra la minería en los territorios que van desde México hasta Panamá, Colombia, Perú y Paraguay se planteó, desde sus inicios allá por el año 2012, contar con una plataforma web que le permitiera ser el canal de comunicación con otros procesos y con aquellas personas interesadas en la defensa territorial en contra del extractivismo minero.
Desde allí compartimos nuestros comunicados, análisis, publicaciones y contenido multimedia, pero también nos hemos esforzado por recopilar materiales de otros procesos y organizaciones que trabajan por la defensa de los territorios. La intención es ser puente entre esos materiales didácticos, que nos apoyan en nuestras luchas, y los grupos que los generaron para a su vez, estrechar lazos en la defensa de la tierra.
Por aquel entonces también se abrieron otros canales que nos permitieron difundir toda esta información: elegimos un correo electrónico institucional, listas de correos y perfiles en redes sociales comerciales como Twitter y Facebook. De esta manera lograríamos tener una comunicación más directa con personas y procesos. Más tarde, sumamos algunos canales más. A través de todos los espacios mencionados pudimos comprobar que las plataformas digitales tienen un rol importante hoy en día en la difusión de los sucesos y situaciones que viven constantemente las y los defensores de la naturaleza. También hemos visto crecer los debates y las acciones que se emprenden para la búsqueda de formas de vida digna y han sido espacios a través de los cuales hemos generado alianzas con investigadores académicos, periodistas y personas sensibles a estos temas.
Con el tiempo, fuimos enlazándonos a otras luchas. Fue entonces cuando a finales del año 2014 decidimos migrar nuestra plataforma web y listas de correos a servidores más seguros. Desde entonces nuestros contenidos habitan en el espacio de la cooperativa tecnológica Mayfirst/Primero de Mayo. Otro cambio que hicimos, fue migrar gran parte de nuestros contenidos a la plataforma libre archive.org. Sabemos que en cuestiones tecnológicas nos quedan muchos pasos por dar, sin embargo, lo vamos haciendo en el convencimiento de que necesitamos transitar hacia otros modelos que estén en consonancia con los principios de autonomía y autodeterminación que defendemos.
Nuestra fuerza va de lo local a lo global.
Algunos ejemplos de la comunicación en la defensa de nuestros territorios:
→ Acciones urgentes y acciones prevención contra la criminalización:
Diferentes grupos de base que conforman el Movimiento M4 sufren diariamente criminalización, hostigamientos, difamaciones. Si desde el inicio se planteó la plataforma web como el espacio más importante desde el cual lanzar nuestras denuncias, felicitaciones y vinculaciones, hacia mediados de 2013 vimos que era desde allí desde donde queríamos lanzar nuestras acciones urgentes, de denuncia y/o prevención. Inauguramos el espacio con la acción para detener el Consorcio Minero Peña Colorada en un territorio en disputa entre los estados de Colima y Jalisco, en México.
Más tarde, las acciones urgentes que se hicieron para apoyar a la comunidad de Zacualapan y a Víctor Chí, Gabriel Martínez, Esperanza Salazar y el Consejo Indígena, a través de nuestra plataforma web fueron fundamentales para visibilizar la violencia que desde el gobierno estatal se volcaba contra los compañeros, lo que ayudó a minimizar los riesgos y fortalecer su seguridad. En sus palabras:
Para Bios Iguana A.C y el Consejo Indígena por la Defensa del Territorio de Zacualpan el apoyo que hemos recibido desde 2013, del Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Extractivo Minero M4, ha sido clave para enfrentar las amenazas, la criminalización, la estigmatización y la violencia a lo largo de nuestra lucha contra el proyecto minero a cielo abierto.»
Las acciones se siguieron sucediendo según se necesitaba. El 3 de marzo del año 2016 nos despertamos muy de madrugada con la tristísima noticia de que nuestra compañera Berta Cáceres había sido vilmente asesinada. Tampoco encontrábamos sosiego para la situación de persecución y criminalización que estaban viviendo las demás compañeras y compañeros del Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH). Pero nuestro dolor y preocupación no acaban allí. Nuestro compañero Gustavo Castro, quien se encontraba en casa de Berta para impartir talleres de alternativas al modelo extractivista, también había sufrido un intento de asesinato y se encontraba retenido injustificadamente en Honduras.
Desde la plataforma del Movimiento en M4, en contacto directo con sus compañeras y compañeros de la organización Otros Mundos A.C. de Chiapas, México, nos pusimos a disposición para sacar en tiempo real acciones e informaciones sobre la situación de Gustavo. Necesitábamos decirle al mundo entero que nuestro compañero y único testigo del asesinato de Berta no podía continuar en Honduras a merced de un estado que no garantizaba su integridad física y psicológica. Nos mantuvimos todo el mes en que nuestro compañero estuvo retenido allí, exigiendo #SeguridadParaGustavo.
Las acciones emprendidas recibieron un fuerte apoyo. La comunidad internacional se mantuvo vigilante de la situación y seguimos con el convencimiento de que nuestro compañero salió de Honduras gracias al apoyo de las personas, organizaciones y autoridades de todo el mundo que expresaron su indignación y apoyo. Al día de hoy continuamos exigiendo #JusticiaParaBerta.
El equipo de Otros Mundos A.C., con sede en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, tiene su propia área de comunicación para fortalecer su trabajo de defensa del territorio tanto como su espacio área de Alternatos, dedicada a la búsqueda de alternativas locales al sistema capitalista. Alimenta cotidianamente su sitio web, portal informativo alternativo que permite al público en general, a organizaciones sociales y a comunidades en resistencia entender mejor los impactos del modelo extractivo en los territorios, y conocer a los pueblos que resisten día a día al despojo en México y el mundo. Contiene comunicados, denuncias de diversos pueblos organizados, así como muchas producciones de Otros Mundos en acceso libre: análisis, videos, audios, notas informativas, manuales, ilustraciones y mapas. Los lectores están invitados a descargarlos y reproducirlos para su uso propio o para repartirlos.
Desde Otros Mundos A.C. consideramos que el video es una herramienta particularmente potente, como lo vimos con el Frente Popular en Defensa del Soconusco 20 de junio (FPDS), un grupo que acompañamos en su resistencia a la minería en la costa de Chiapas. Cuando sus integrantes instalaron campamentos en septiembre 2016 para exigir la clausura de la mina Casas Viejas explotada por El Puntal S.A. de C.V., realizamos un video para contarlo, lo cual se volvió útil contra la desinformación y los intentos de criminalización del movimiento, al mostrar que los miembros del FPDS eran hombres y mujeres luchando pacíficamente por una vida digna y sana.
El sitio y las redes socialesde Otros Mundos siguen siendo el principal canal de información sobre la lucha del FPDS. Por un lado le permite tener impacto mediático y contar con una buena red de aliados en situaciones de emergencia (hostigamiento policíaco por ejemplo). Por otro lado, vemos que es difícil que las defensoras y defensoras se integren a la estrategia de comunicación, tomando ellas mismas una cámara y manejando las redes sociales de su movimiento cuando se trata de personas adultas no particularmente interesadas en la comunicación, el audiovisual o Internet, sin embargo a través de los materiales que se generan desde la organización reproducimos su voz y su palabra como instrumentos importantes del acompañamiento.
→ El COPINH habla a través de la radio comunitaria la Voz del Gualcarque
En el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), la comunicación popular, alternativa, en manos de las comunidades en resistencia, ha sido un arma fundamental para la lucha en todas las comunidades a las que se ha podido llegar. En muchas de las comunidades que conforman el COPINH no hay electricidad, sin embargo en cada casa hay una radio.
En este contexto, la radio comunitaria ha sido un elemento importante de formación política de la comunidad, compartiendo los programas y productos de otras radios y medios alternativos y estableciendo un espacio libre de discusión e información, buscando alejarse de las malas prácticas y vicios amarillistas y tergiversadores de los medios corporativos. La radio ha sido un instrumento de lucha para la liberación de las mujeres quienes encuentran en ella un espacio de incidencia, denuncia y expresión.
Tal ha sido la fortaleza que la radio ha dado a la comunidad que la empresa pagó para montar una radio en la misma frecuencia y entorpecer la frecuencia de La Voz del Gualcarque. Sin embargo, lo que no puede pagar el dinero sucio de esa represa es el trabajo comunitario y la alegría de la gente de poner su antena, construir su cabina y organizarse para que cada quien, desde sus posibilidades, participe en la radio de toda la comunidad.
Es por eso que desde allí se sigue construyendo comunicación popular y denunciando el asesinato de nuestra compañera Berta Cáceres, quien perdió la vida por incentivar la organización y rebeldía del pueblo Lenca.
Día tras día constatamos que la comunicación en manos de los procesos y en los diversos formatos que adopta es una herramienta fundamental para caminar las luchas. Juntando ésta a otras formas de organización podemos hacer frente a las embestidas del capital para seguir construyendo día a día la vida digna que merecemos vivir.
Les invitamos a descubrir la página web «Guancasco de Medios»: ya que se acercan las Elecciones Generales del 26 noviembre 2017 en Honduras, es hora de informarse sobre las graves violaciones a los Derechos Humanos que se están perpetrando en ese país centroamericano
Bienvenidxs al Guancasco de Medios 2017
El Guancasco es una de las tradiciones más arraigadas de las costumbres hondureñas, significa un encuentro e intercambio de paz entre los pueblos a través de la celebración de un espacio común de expresiones culturales. Desde la solidaridad internacional hemos retomado esta tradición de los pueblos originarios de Honduras, para invitar a los medios y periodistas libres e independientes a solidarizarse con las luchas y las demandas más sentidas del pueblo hondureño, para demostrar hermandad y solidaridad internacional en este momento social y político relevante que representan las elecciones generales del 26 de noviembre 2017.
El Guancasco de Medios es un esfuerzo colectivo y colaborativo de diferentes Redes, Organizaciones sociales, medios independientes y periodistas individuales para generar espacios de cobertura durante las elecciones presidenciales en noviembre 2017 en Honduras con un especial énfasis en la situación de los DDHH.
Antes, durante y tras las elecciones vamos a juntar y difundir distintas producciones de periodistas, medios y organizaciones independientes y/o comunitarias y construir un puente entre Honduras y el mundo que rompa el cerco mediático y facilite el acceso a la información no sesgada por intereses económicos o políticos a la vez que es crítica con el discurso dominante. Somos una iniciativa independiente de cualquier partido político o gobierno y nuestro compromiso es únicamente con los derechos humanos y el pueblo hondureño.
A través del uso de diferentes herramientas de comunicación vamos a fortalecer un cambio en la cobertura sobre lo que sucede en Honduras con un especial enfoque en la difusión de las voces marginadas e históricamente silenciadas.
En este sitio web ofrecemos una compilación de informaciones sobre el contexto social y político de Honduras y la situación de DDHH en el país. El 26 de noviembre, el día de las elecciones presidenciales en Honduras vamos a difundir información actualizada desde diferentes puntos y regiones del país a través de un stream de radios comunitarias, una red de corresponsales, un newsticker sobre los acontecimientos del día y entrevistas con diferentes actores de la sociedad civil en Honduras.
Desde el Guancasco de Medios hacemos una llamada a los pueblos del mundo de solidarizase con el pueblo de Honduras y sumarse a esta iniciativa en las redes sociales para visibilizar la grave violación de derechos humanos que se vive día en día en este país centroamericano.
Si quieren realizar algun trabajo periodístico relacionado con el tema de los derechos humanos en Honduras en el marco de las elecciones, pueden escribir a contacto@guancascodemedios.org para obtener más insumos y contactos.
Si quieren conocer y difundir las informaciones del Guancasco, les invitamos a seguirlo en Facebook y Twitter y replicar sus publicaciones, usando el hashtag #EleccionesHondras2017:
«Aire, no te vendas: La lucha por el territorio desde las ondas» es un libro escrito por la productora de radio Griselda Sánchez Miguel, quien lo presentó el 16 de abril 2017 en la librería La Cosecha en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Cuenta la experiencia de Radio Totopo, una radio comunitaria nacida en el 2005 en Juchitán, en el Istmo de Tehuantepec, la región más ventosa del mundo, que une Oaxaca a Chiapas. La radio transmite la palabra del pueblo zapoteco emitiendo en el 105.FM desde el Barrio de los Pescadores y alberga las reuniones de la Asamblea Popular del Pueblo de Juchitán (APPJ), que participa desde el 2013 en la defensa del territorio contra la multiplicación de proyectos eólicos.
Radio Totopo defiende el aire entendido como las ondas, difundiendo una información veraz y dignificante, y como el viento, fortaleciendo la resistencia ante la invasión de aerogeneradores que se imponen en el Istmo en violación de los derechos de los pueblos indígenas y para el beneficio de empresas privadas.
– compartir-copiar, distribuir, ejecutar y comunicar públicamente la obra
– hacer obras derivadas, bajo las condiciones siguientes:
Este libro es resultado de un trabajo colaborativo. Creemos que el conocimiento es un bien común y que las investigaciones realizadas con recursos públicos deben de seguir siendo públicas. Por estas razones, este libro en su versión digital es de libre descarga y en su versión impresa es de distribución gratuita para radios y medios comunitarios. Muchas personas han participado aportando dinero para que esto sea posible, pero no sólo eso: tiempo, interés, atención y deseos.
Contacto: disonancias@riseup.net
Ilustraciones de portada y cap.tulos: Ixchel S. R.-Tetera Ilustraciones interiores: Emilia Ajonjol. Dise.o editorial y formaci.n: Paola Avila Dise.o de portada: Gran OM & El Dante Lectura: Am
Introducción
Este libro lleva un proceso de cinco años: se originó en el año 2011 como un proyecto de investigación en la Maestría en Desarrollo Rural y desde el inicio, el reto fue elaborar una investigación crítica que contribuyera a la academia pero ante todo a la reflexión sobre el actuar de los sujetos sociales involucrados en los procesos comunicativos comunitarios; quise hablar de nuestra práctica y dotarla de un análisis teórico. Y digo nuestra práctica porque soy parte de la generación de medios libres, que desde hace años, ha acompañado la cobertura de movimientos sociales. En esa tarea nos dimos cuenta de que muy pocas veces sistematizamos nuestras vivencias y experiencias por escrito y eso por encontrarnos casi siempre inmersos en lo urgente -difusión de las represiones, movilizaciones, transmisiones en vivo.
Este libro se propone hacer este ejercicio. Recorre primero brevemente la historia de algunas radios comunitarias en América Latina para alcanzar a situar cada experiencia en un contexto y permitirnos entender que ese contexto siempre determina el camino que emprenden las radios y las estrategias que desarrollan. Luego, aterriza este argumento en México y estudia los modos en que el modelo extractivista neoliberal afecta el estado de Oaxaca, generando numerosos conflictos socioambientales. Para ahondar en las estrategias comunicativas que desarrollan las radios comunitarias en la defensa del territorio -procesos de información, organización y en particular de movilización-, elegimos analizar el caso de Radio Totopo y su resistencia ante el megaproyecto eólico en el Istmo de Tehuantepec.
Creemos que la sistematización del trabajo de Radio Totopo no sólo servirá para la labor que está desarrollando, sino para el movimiento de medios libres, alternativos, autónomos o como se llamen, ya que la documentación y análisis de estos procesos de comunicación es un eje fundamental para la multiplicación del conocimiento pues pareciera que cada vez que se pone en práctica un nuevo proyecto de comunicación hay que empezar de cero, cuando ha habido experiencias previas a las cuales acudir para aprender de los logros, aciertos y errores.
Decidimos imprimir este libro -y difundirlo en versión digital y libre descarga- para cuestionar el hecho de que los trabajos que se generan desde la academia se archiven en las bibliotecas o coordinaciones de los posgrados o licenciaturas. Pensamos que estos trabajos cobran vida cuando los circulamos, compartimos, haciendo del conocimiento un bien común. Con esta inquietud es que inicié la maestría y con ese objetivo caminé estos años para lograr su realización.
Este libro no es un punto de llegada sino de partida para que otros compañeros aporten, desde el debate respetuoso, sus ideas sobre el papel de las radios comunitarias en la defensa del territorio. Sea así pues, una pequeña contribución.
Foto: Presentación de «Aire no te vendas» en La Cosecha el 16 de abril
Para las periodistas, la violencia y la intimidación no son solo problemas que aparecen en zonas de conflicto, son una experiencia cotidiana en todas partes del mundo que les impide el correcto desempeño de su profesión y atenta contra la libertad de expresión.
“Ya no tienes que estar en zona de conflicto para que te violen”, se lamentó el último miércoles de abril la periodista del diario The New York Times, autora de The Taliban Shuffle: Strange Days in Afghanistan and Pakistan (La confusión Talibán: Días extraños en Afganistán y Pakistán), Kim Barker, en el marco del lanzamiento de un nuevo libro que documenta los abusos y el acoso cotidianos que experimentan las reporteras en el ejercicio de su profesión.
Tras escribir un editorial en el que contó su experiencia de acoso sexual en el terreno, Barker relató que una persona que lo comentó en Internet la llamó “gorda” y “poco atractiva” y le dijo que “nadie querría violarla”.
El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, en inglés), con sede en Nueva York, decidió enfocar la edición de este año de su serie de “Ataques contra la prensa” en el acoso basado en cuestiones de género, de violencia sexual y de agresión física que sufren las periodistas por las consecuencias que el tema tiene para la libertad de prensa.
“En sociedades en las que las mujeres tienen que luchar por tener el control sobre sus propios cuerpos, tienen que luchar para reafirmar sus derechos en el espacio público, ser una periodista es casi una forma de activismo”, explicó la reportera de televisión egipcia Rawya Rageh, en el lanzamiento del libro.
La mayor parte del abuso se da en Internet, donde los agresores se esconden detrás del anonimato del espacio para comentarios.
Según el Centro de Investigación Pew, 40 por ciento de los usuarios de Internet han experimentado algún tipo de acoso en ese espacio. Los hombres también soportan agresiones, pero el abuso hacia las mujeres tiende a ser más severo, incluso el acoso sexual y las amenazas de violencia.
Alessandria Masi, corresponsal del International Business Times en Medio Oriente, recordó los comentarios que recibió por un ensayo en un libro de CPJ: “Me agredió el Ejército Electrónico Sirio por escribir un artículo que criticaba al presidente Bashar al Assad y me preguntó con cuántas personas había tenido que mantener relaciones sexuales para que me lo publicaran”.
El abuso en Internet es un síntoma del arraigado sexismo que está generalizado, coincidieron muchas de las participantes.
La profesora de derecho de la Universidad de Maryland y autora de “Hate Crimes in Cyberspace” (Crímenes de odio en el ciberespacio), Danielle Keats Citron, señaló que el acoso por cuestiones de género “refuerza los estereotipos de género”, que percibe a los hombres como dominantes en el ámbito laboral, mientras que las mujeres son objetos sexuales que no tienen lugar en los espacios de Internet.
Pero las amenazas no se quedan en Internet, también se manifiestan en el mundo real.
La subeditora del diario colombiano El Tiempo, Jineth Bedoya Lima fue secuestrada y violada en 2000 tras destapar una red clandestina de tráfico de armas en el país.
En 2012, tras escribir sobre los peligros de la mutilación genital femenina, la periodista liberiana Mae Azongo, recibió amenazas de muerte, incluso le dijeron que la agarrarían y la cortarían si no “se callaba”; tuvo que pasar a la clandestinidad con su hija de nueve años.
Un año después, la periodista libia Jawlija al-Amami recibió un disparo de un hombre que se acercó a su automóvil. Si bien sobrevivió, luego recibió un mensaje de texto amenazándola con que moriría si no “dejaba el periodismo”.
Los y las periodistas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) soportan peligros similares, añadió CPJ.
Este año, Xulhaz Mannan, editor de una revista sobre cuestiones LGBT de Bangladesh, fue atacado hasta morir en su propia casa.
Pero muchas víctimas de acoso y abusos no denuncian las agresiones.
“Era como uno de esos sucios secretitos de los que no hablas porque tienes que simular que eres una más entre los hombres”, explicó Barker; y se refirió al caso de Lara Logan como uno de los puntos de inflexión.
Mientas cubría la revuelta en Egipto para la cadena estadounidense CBS, en el marco de la Primavera Árabe en febrero de 2011, Logan fue atacada y violada por un grupo de hombres. Durante una entrevista para el programa de televisión “60 minutos”, relató cómo la separaron de sus compañeros, le arrancaron la ropa, la golpearon con palos y la violaron.
Cuando le preguntaron por qué decidió hablar públicamente, Logan dijo que quería romper el silencio “sobre algo que todas hemos experimentado, pero sobre lo que nunca hablamos”.
Una de las razones por las cuales muchos y muchas periodistas no denuncian es porque temen no poder seguir trabajando por su orientación sexual o de género.
“Es una trampa”, subrayó Rageh a los participantes. “No quiero reforzar esa idea de que quién soy o qué soy limitará mi capacidad para cubrir una historia, pero por supuesto que hay un asunto que atender”, prosiguió.
La vicepresidenta de CPJ y editora ejecutiva de Associated Press (AP), Kathleen Carroll, dijo que hace tiempo que la amenaza de la violencia sexual mantiene a las mujeres fuera del periodismo. Pero hay formas de hacer frente a las amenazas que no implican que se excluyan, opinó.
Carroll señaló que hay que proporcionar a las periodistas y también a los hombres buenas herramientas y capacitación. IWMF creó una formación en seguridad con un perfil de género específico para preparar a las mujeres para ambientes hostiles. Eso incluye escenarios de dramatización, evaluación de riesgos y planes de comunicación.
También se necesitan líderes efectivos, informados y comprensivos en las agencias de noticias para ayudar al personal a minimizar los riesgos, añadió Carroll.
Las panelistas coincidieron en la urgencia de que haya una reforma por la necesidad de mujeres en el terreno.
“Cuantas más mujeres hayan cubriendo esas historias, más se hablará de ellas”, apuntó Barker.
En un artículo, Lima reflexionó sobre la importancia de la voz femenina: “nuestras palabras, nuestras letras, nuestra voluntad pueden prevenir que se vulnere la libertad de expresión, que se viole a más mujeres, que se silencie a quienes son la voz de otros. Nuestras palabras pueden avivar una lucha o sepultar por siempre el cambio”.
Del 21 al 26 de septiembre de 2105 se levará a cabo en Chiapas la “Semana por la autonomía audiovisual”, la edición en Chiapas de la “Semana de la soberanía audiovisual” que durante septiembre 2015 sucede simultáneamente en varias partes de Latinoamérica, como Perú, Colombia, Argentina, Ecuador, Cuba, Venezuela y México.
Este es un festival de cine comunitario multilocalizado, alrededor del que también se desarrollan varias actividades como talleres, creaciones colectivas, charlas, conciertos, transmisiones de radio y video, etc.
Esta es la tercera edición de este festival y tiene el tema “Territorio” como eje central, entendido en los múltiples territorios que disputamos en nuestras luchas cotidianas, desde la tierra, la cultura, el arte, los cuerpos.
En chiapas optamos por utilizar el concepto de “autonomía audiovisual” para relacionarlo más directamente con nuestro horizonte de construcción, ya que consideramos la comunicación como una pieza más de nuestro caminar hacia la autonomía en todos los sentidos de nuestra vida.
Puedes encontrar más información en las siguientes ligas:
Los legisladores están circulando diversos dictámenes de la Ley General de Transparencia para evitar que las organizaciones puedan advertir a tiempo sobre las regresiones que contiene su propuesta. Entre las principales regresiones que quieren aprobar está: que no se puedan invocar violaciones graves a los derechos humanos para hacer pública la información; que el plazo de reserva de la información sea indefinido; que los comisionados del IFAI puedan ser sancionados por hacer pública la información; que los sujetos obligados puedan argumentar excesiva carga de trabajo para no responder a las solicitudes; que NO se obligue a los servidores públicos a documentar sus decisiones… Entre otras lindezas. Por favor: difundan, compartan, tenemos unos cuantos días (menos de una semana) para defender QUINCE AÑOS de trabajo ciudadano y hacer efectivo el derecho de acceso a la información pública. Difundan, compartan. Cada quien puede hacer algo.
En estos días de conocer temas tan escandalosos como la compra de casas a través de un grupo empresarial, de saber que no hay obligación en el tema del conflicto de interés, de saber que no hay apertura en las declaraciones patrimoniales, “por temor o inseguridad”, de saber que hay muchos que dicen que hacen, pero no hacen nada (“hemos apoyado a tres víctimas”), quisiera dedicar el blog el día de hoy a todos aquellos funcionarios que nos han hecho enojar mucho.
Pero también dejarles en claro que si ellos no se cansan, nosotros tampoco. Pero regreso un poco al contexto. En México Infórmate participamos en un proceso que, desde un inicio, advertí –como bien sabe mi colega Gabriela Morales—un tanto complicado. No somos legisladores y para eso ganan su dieta día tras día, para hacer el trabajo que nosotros no tenemos que hacer.
Pues bien. Se decidió que las organizaciones de la sociedad civil “podían” acompañar en el proceso a los integrantes y responsables de redactar la nueva Ley General de Transparencia. Que claro. Como ocurre siempre, no son los senadores mismos los que arrastran el lápiz en primera instancia. Son sus secretarios técnicos, sus asistentes, sus acompañantes, sus fieles compañeros.
Ok. Todo iba bien. Se sostuvieron sesiones maratónicas por alrededor de 250 horas –de las cuales sólo estuve presente en dos, el resto tuvo a bien estar mi colega Gabriela Morales, quien se ganó ya un gran mérito por el simple hecho de haber estado defendiendo la postura y agenda de México Infórmate—para que al final, ya después de tanta tarea, se tratara de modificar partes sensibles de este documento que concluyó con una muy desangelada conferencia de prensa. Expreso aquí mi enojo doble. Tanto trabajo para que los senadores no se dignaran a escuchar la postura de las organizaciones sociales. ¿Eso es apertura? ¿Eso es parlamento abierto? En fin.
Y lo peor del asunto es tratar de cambiar ideas y pensamientos de personas y funcionarios que aún consideran como información reservada los correos electrónicos de los mismos funcionarios. Que cuestionan cada milímetro de petición, al señalar que se pide demasiado o que eso no está permitido por “práctica parlamentaria”.
A mí lo único que me quedó claro desde un inicio es que este tipo de ejercicios no debieran volver a repetirse. Que sólo quisieron un “acompañamiento” ficticio para terminar con sus frases en las cuales “la sociedad civil” también fue incluida.
Todo esto suena muy mal y más cuando sabemos por los mismos integrantes de este equipo de secretarios técnicos, que hubo reuniones con gente del Banco de México, para evitar que datos delicados de la economía de este país se supieran con tan sólo una petición de información.
Y el colmo de los colmos. Todavía no podemos saber cómo se hicieron las investigaciones en masacres como las de El Charco en Guerrero y otros delitos de lesa humanidad y se atreven a dar un salto cuántico doce años atrás para intentar cerrar la información relacionada con averiguaciones previas de esa índole.
¿No están viendo el agravio en el que vivimos todos los mexicanos? ¿No ven cómo sufren las familias enteras por ver a las madres y padres recorriendo este país por encontrar a sus hijos desaparecidos como es el caso Ayotzinapa? ¿Y Tlatlaya? ¿Y los asesinatos de los periodistas? ¿No tenemos derecho a saber qué pasó con todas esas investigaciones y con la responsabilidad de nuestras autoridades?
¿Tanto miedo tienen? ¿Tanta irresponsabilidad hubo en la ejecución de acciones que les da miedo que nos enteremos de lo que realmente pasó?
Y no explico aquí la serie de agravios que aún, sin Ley General de Transparencia, siguen cometiendo los funcionarios públicos, pues con el marco actual, siguen negando información que ni siquiera –sí, léanlo bien funcionarios públicos—debiera ser objeto de una solicitud de información.
Debiera ser información pública, que sólo a un tris pudiera cualquier mexicano conocer el Registro Público de la Propiedad y no tener que pagar por búsquedas y esperar semanas para enterarnos que nuestros más altos funcionarios compraron casas a empresarios que contrataron mientras estaban en funciones.
Creo que la gente está enojada. Están enojados. Y todavía tienen tiempo de resarcir el daño, reparar un dictamen que a todas luces es desproporcionado, que incluye regresiones y dejar al menos, el trabajo que ya se hizo junto con el resto de los colegas de las organizaciones de la sociedad civil.