Informe: Energías renovables y uso de la tierra: obstáculos para la transición justa en el Sur Global

Compartimos el siguiente informe escrito por la Dra. Anne Schiffer de la Universidad Leeds Beckett junto con Amigos de la Tierra (ATI) India, Palestina, Bangladesh y Argentinasobre la transición energética – A 28 de febrero del 2023

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Resumen del informe:

Amigos de la Tierra Internacional es consciente de la tremenda magnitud de la crisis climática y la necesidad de una transición justa y rápida que nos permita abandonar el sistema energético fósil dañino y transitar hacia un sistema energético renovable basado en la suficiencia energética para todas y todos. A la fecha, muchos proyectos de energía renovable a gran escala han replicado con demasiada frecuencia los mismos patrones del actual sistema energético sucio y extractivista basado en los combustibles fósiles, así como de los proyectos destructivos de energía hidroeléctrica a gran escala, energía nuclear y de biomasa industrial.

Amigos de la Tierra internacional se propuso recabar evidencia sobre los desafíos y obstáculos para una transición justa mediante el análisis de algunos estudios de caso concretos. Nuestro objetivo es propiciar el aprendizaje y ofrecer recomendaciones sobre cómo desarrollar las energías renovables respetando los derechos de los pueblos y sin provocar graves daños.

El presente informe basado en estudios de caso examina las transiciones energéticas en cuatro países del Sur Global, ante la urgencia de abandonar los combustibles fósiles y multiplicar las energías renovables: India, Palestina, Bangladesh y Argentina. El mismo plantea la siguiente interrogante ¿en qué medida los impactos y los problemas asociados a los sistemas basados en combustibles fósiles y se reproducen en el contexto de las energías renovables? Y ¿las tierras utilizadas para sistemas de energías renovables pueden servir como vehículo para la justicia energética feminista?

En primer lugar,”¿Una transición justa o solamente una transición? El caso del proyecto Rewa Ultra Mega Solar” examina el impacto de una instalación de 750 megavatios (MW) en tierras circundantes a aldeas y comunidades en el distrito de Rewa, del estado de Madhya Pradesh en India. A continuación, “Crecimiento de la energía renovable bajo la ocupación: los impactos socioambientales de la energía solar en Palestina” analiza las oportunidades que existen para aumentar el acceso a la energía, al tiempo que se ponen de manifiesto las brechas existentes en la evaluación y el monitoreo de los impactos ambientales. En tercer lugar, ” Sin espacio para la energía solar: La lucha contra la desidia política para aprovechar la energía solar en los techos en Bangladesh”, destaca la necesidad de un liderazgo efectivo y la implementación de políticas para masificar las energías renovables. Finalmente, Argentina ofrece la oportunidad de examinar los impactos que tienen las cadenas de suministro de materias primas necesarias para la transición energética, mediante el análisis sobre la extracción de litio en la región andina de la provincia de Catamarca, en el estudio de caso “¿Dotación de recursos para la transición energética renovable mediante “colonialismo energético”?
Un análisis sobre la minería de litio en Fiambalá, Argentina”. El informe concluye con un resumen de los hallazgos, que pone énfasis en los obstáculos clave que enfrentan las transiciones energéticas feministas hacia energías renovables y una serie de recomendaciones prioritarias en términos de políticas y prácticas.

Introducción:

Hay una necesidad urgente de una transición justa y rápida que nos permita abandonar el sistema energético fósil dañino y transitar hacia un sistema energético renovable basado en la suficiencia energética para todas y todos. El presente informe basado en estudios de caso examina las transiciones energéticas en cuatro países del Sur Global: India, Palestina, Bangladesh y Argentina. El informe identifica obstáculos y formula recomendaciones para desarrollar las energías renovables en el Sur Global, de forma que proteja los derechos de los pueblos.

¿Por qué una transición justa?

La urgencia de eliminar equitativamente los combustibles fósiles implica la necesidad de multiplicar las energías renovables en todas partes, de forma mucho más rápida y justa. Amigos de la Tierra Internacional prioriza la energía renovable de pequeña escala para los pueblos, controlada socialmente y descentralizada. Proyectos tales como estos de Bangladesh, Palestine y Filipinas contribuyan a sociedades justas y feministas -en el marco de la soberanía energética.

Sin embargo, un rápido incremento de la energía renovable requerirá infraestructura de mayor escala.

A la fecha, muchos proyectos de energía renovable a gran escala han replicado con demasiada frecuencia los mismos patrones del actual sistema energético sucio y extractivista basado en los combustibles fósiles, así como de los proyectos destructivos de energía hidroeléctrica a gran escala, energía nuclear y de biomasa industrial.

Algunos sectores del movimiento por el clima han priorizado la urgencia de enfrentar el cambio climático y el desarrollo de la energía renovable por sobre los derechos de los pueblos que viven en el Sur Global a la tierra, alimentos, agua, medios de sustento y acceso a la energía. Esto ha dado lugar a proyectos de energías renovables (incluida la obtención de materias primas como el litio) que han desplazado o damnificado directamente a las comunidades, y no les han proporcionado ningún beneficio en materia del acceso a la energía. Esta situación conlleva el riesgo de un rechazo absoluto a los proyectos de energía renovable a mayor escala en el Sur Global.

Estudios de caso: energías renovables y uso de la tierra

“¿Una transición justa o solamente una transición? El caso del proyecto Rewa Ultra Mega Solar” examina el impacto de una instalación de 750 megavatios (MW) en tierras circundantes a aldeas y comunidades en el distrito de Rewa, del estado de Madhya Pradesh en India.

“Crecimiento de la energía renovable bajo la ocupación: los impactos socioambientales de la energía solar en Palestina” analiza las oportunidades que existen para aumentar el acceso a la energía, al tiempo que se ponen de manifiesto las brechas existentes en la evaluación y el monitoreo de los impactos ambientales.

“Sin espacio para la energía solar: La lucha contra la desidia política para aprovechar la energía solar en los techos en Bangladesh” destaca la necesidad de un liderazgo efectivo y la implementación de políticas para masificar las energías renovables.

“¿Dotación de recursos para la transición energética renovable mediante “colonialismo energético”? Un análisis sobre la minería de litio en Fiambalá, Argentina” examina los impactos que tienen las cadenas de suministro de materias primas necesarias para la transición energética.

Obstáculos y recomendaciones para desarrollar las energías renovables

El objetivo del informe es propiciar el aprendizaje y ofrecer recomendaciones sobre cómo desarrollar las energías renovables respetando los derechos de los pueblos y sin provocar graves daños.

Identifica los siguientes obstáculos:

  • “Acaparamiento verde” y colonialismo energético
  • Falta de consideración sobre los patrones de uso de la tierra y el agua
  • Falta de políticas de conservación, evaluación de impacto ambiental y seguimiento.
  • Opresión política y desidia
  • Las estructuras patriarcales que excluyen la participación de las mujeres más allá de la toma de decisiones en el hogar
  • Infraestructura de la red anticuada

El informe formula las siguientes recomendaciones:

  1. Garantizar que las comunidades que habitan las zonas donde se instalan proyectos de energía renovable participen activamente en los procesos de toma de decisiones que las afectan, así como de los beneficios. Esto último debería incluir acceso a energía suficiente y asequible y oportunidades socioeconómicas significativas que apoyen a la comunidad en general en lugar de crear tensiones y divisiones.
  2. Promover que las mujeres tengan roles técnicos y en la toma de decisiones, más allá de la esfera doméstica. Se necesitan esfuerzos focalizados y sostenidos, incluida la implementación efectiva de políticas de transversalización de género, así como capacitación equitativa y oportunidades de liderazgo para garantizar transiciones justas para todas/os, no sólo para el 50% de la sociedad.
  3. Analizar detenidamente los patrones de uso de la tierra (y el agua) de las comunidades locales en las distintas estaciones, incluidas las diferencias interseccionales relacionadas con el género y las normas y prácticas socioculturales. Cabe destacar que esto debe incluir los derechos de uso de grupos sin tierra, tales como las comunidades pastoralistas.
  4. Reconocer los costos ambientales y socioeconómicos de la desidia política que favorece enfoques continuistas centralizados y basados en combustibles fósiles. Desarrollar la aplicación efectiva y contextualizada de políticas para el despliegue rápido de energías renovables, como la energía solar en techos.
  5. Desarrollar políticas nacionales para proteger los hábitats ecológicos reconocidos por su importancia en la Convención Ramsar, y garantizar la capacidad para monitorear de forma independiente la aplicación de las políticas sobre impacto ambiental.

Tanto quienes formulan políticas como las y los activistas deberían tener en cuenta las lecciones que aportan estos estudios de caso y otros similares, para lograr una transición justa hacia un futuro energético que sea genuinamente transformador para las comunidades que se encuentran en la primera línea de las instalaciones de infraestructura renovable y la extracción de materias primas.

Amigos de la Tierra Internacional tiene muchas historias positivas de los impactos transformadores de la energía renovable en el Sur Global, pero no son las únicas historias que hay que contar y este informe nos muestra una realidad inquietante. Abordar la crisis climática mediante el despliegue de energías renovables que satisfagan las necesidades de acceso a la energía en el Sur Global exige garantizar que no se sacrifiquen los derechos de los pueblos en función del «bien mayor”, así como no repetir los errores del sistema energético extractivo de combustibles fósiles actual.

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La Red de Biodigestores en Chiapas es reconocida en la 3ra Edición de la Exhibición Virtual de experiencias comunitarias de Transición Energética Justa

Con mucha alegría, entusiasmo y orgullo les compartimos que la BIORED Red de Biodigestores en Chiapas fue reconocida en Latino América en la 3ra Edición de la Exhibición Virtual de experiencias comunitarias de Transición Energética Justa organizado por la CENSAT Agua y Vida/ Amigos de la Tierra Colombia

Nos alegra muchísimo que hayan hecho parte de la Tercera Edición de la Exhibición Virtual de experiencias comunitarias de Transición Energética Justa. Cada edición seguimos conociendo y visibilizando experiencias que le están apostando a la construcción de alternativas desde los territorios, haciendo posible la construcción de presentes y futuros distintos, ennmarcados en una transición socioecológica con justicia ambiental. 

La Tercera Exhibición virtual de experiencias comunitarias para la TEJ, ha sido hasta el momento la versión con mayor participación, al sumar un total de 38 propuestas con representantes de 6 países en América Latina, entre los que, además de Colombia, encontramos a Venezuela, Puerto Rico, México, República Dominicana y la zona fronteriza de Haití, postulándose por primera vez.

Esta edición de la exhibición contó con la participación de los siguientes jurados y juradas: Juan David Reina Rozo, María Paz Aedo, Nubia Carmenza Colo Vargas y Fernando Salazar Ferreira, quienes hacen parte de la academia, organizaciones sociales y experiencias alrededor de la TEJ, pueden ampliar la información de sus perfiles en las bases de la convocatoria del 2022. Las juradas y jurados revisaron todas las experiencias que se postularon y las evaluaron con unos criterios establecidos. Dentro de estos criterios, se tuvo en cuenta que la iniciativa hubiera sido consolidada y gestionada por la comunidad, familia u organización misma, la relación con las energías comunitarias y la TEJ, la capacidad de difusión y reproducción de la experiencia, la participación de las mujeres, su impacto social, ambiental y cultural, y la incidencia de la misma. 

 Aunque encontramos elementos muy valiosos en cada una de las experiencias y nos anima enormenente que sean tantas las apuestas a un modelo energético distinto, luego de hacer la sumatoria de los puntajes por criterios y por jurados, han sido seleccionadas las experiencias meritorias de la convoctoria del 2022. A continuación, les invitamos a conocer las cuatro propuestas que fueron destacadas en la tercera versión de la Exhibición virtual de experiencias comunitarias de Transición Energética Justa.

Les contamos que la selección de las experiencias meritorias fue anunciada en el marco del Convite de la Alternativas del 2022, un evento realizado por Censat Agua Viva en donde confluyen distintos procesos y organizaciones para intercambiar saberes y experiencias alrededor de la justicia ambiental y las transiciones socioecológicas. Pueden ver en línea la transmisión de este reconocimiento, en la cual intervienen dos de nuestros jurados. También, es importante mencionar que estamos trabajando en la actualización del sitio web con el fin de que crear la sección del 2022 de la exhibición y subir allí las experiencias inscritas en esta versión. 

Saludos y quedamos atentas cualquier cosa. 

Área de Energía y Justicia Climática 
Censat Agua Viva 

Más información:

El Escaramujo 102: LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA Y el Nuevo Modelo Energético

Los “Escaramujos” son documentos de análisis producidos por Otros Mundos A.C. Les presentamos el último número de la colección, esperando les sirva para sus trabajos en defensa de los territorios. (Ver todos los números del Escaramujo)  

>>Descargar Escaramujo 102<<

Desde hace muchos años se advierte la necesidad de eliminar los hidrocarburos como fuente de energía y como combustible para alimentar el sistema actual de vida, de producción y de consumo en todo el planeta. La actividad extractiva de petróleo, gas y carbón acelera irremediablemente el Cambio Climático y los Gases Efecto Invernadero. Las afectaciones sociales y ambientales que ya se agudizan intentan ser drenadas por los supuestos esfuerzos de los gobiernos mediante compromisos que nunca se cumplen y que se postergan a las siguientes décadas cada vez que se reúnen en sus cumbres climáticas. Se insiste en modificar la Matriz Energética Mundial con Energías Renovables pero sin alterar el modelo extractivo, privado y centralizado desde la producción, la transportación, la distribución y el consumo de la energía eléctrica.

Ante tal emergencia, hay quienes desean el cambio radical y mutante, de la noche a la mañana. Otros, para lograr el cambio de la Matriz Energética proponen una “Transición” pero que cada quien entiende de diversa manera; y unos con más urgencia y otros con más paciencia. Para algunas opiniones la transición significa solo un cambio de fuente de energía aunque fueran renovables, mientras que para otros implica una “Transición Justa” con características muy específicas y que se encamine hacia la disminución de los efectos que ahora se sufren por el actual modelo energético, hacia otro paradigma y con otra forma de gestionar la energía.

Así, una Transición del actual Modelo Energético modificando la Matriz Energética y con Energías Renovable. Pero, ¿cómo y hacia dónde? Saltan en el horizonte muchos conceptos como la soberanía energética, seguridad energética, autodeterminación energética, agua y energía no son mercancía, o la energía como un derecho. Pero, la energía, ¿es un derecho o un derecho humano? Cuando hablamos de ‘energía’ ¿nos referimos a la ‘energía’, a la ‘electricidad’ o a la ‘energía eléctrica’? También se discute sobre el papel de las políticas públicas, de la democracia energética; sobre la participación, las consultas y las alternativas, aunque poco sobre el capitalismo. Estas temáticas se tornan cada vez más importantes entre los sectores académicos, ambientalistas, ONG’s, gobiernos, pero también entre los pueblos y los movimientos sociales. Pues bien, aquí abordamos una reflexión sobre estos elementos para alimentar el debate.

La energía, ¿un “derecho” o un “derecho humano”?

Y es que no es lo mismo. Cuando nos referimos a que “tengo derecho” lo usamos en el sentido de que es legítimo querer, hacer o pensar o no en algo, cuyo motor es la voluntad y lo casuístico del querer o no querer. Que se pude renunciar a ello sin que se vea condicionada la felicidad o menoscabe la existencia humana digna, independientemente de si está estipulado ese querer en alguna norma o ley. Es también cuando se dice que tenemos “derecho a decir ‘no”, porque se puede renunciar a ello.

Sin embargo, sabemos que la vida humana, como cualquier otra, no sería posible sin ‘energía’ y que por lo tanto no podemos renunciar a ella. Sin la energía solar no habría vida, alimentos, viento, movimiento, lluvia, biodiversidad, agua dulce o polinización. Todos estos elementos se interrelacionan y son condiciones para la existencia. Y la ‘electricidad’ es una forma como se manifiesta la ‘energía’. Pero ello, la ‘energía’ sí es un ‘Derecho Humano’ y un ‘Derecho de la Naturaleza’ en la medida en que sin ella no es posible la existencia misma. Porque es el principio de la vida. Pero, ¿y la ‘energía eléctrica’? ¿Es un ‘derecho’ o es un ‘derecho humano’? ¿Podemos renunciar a ella o no? ¿Determina los derechos humanos?

El primer registro del Homo Sapiens, de los “humanos”, data de hace 315 mil años. Pero es hasta algunos pocos miles de años que se se conoció la existencia de la ‘electricidad’ presente en nuestro mundo. Sin embargo, sólo hace menos de 200 años se conoció la ‘energía eléctrica’ como la conocemos hoy en día y de la cual la humanidad prescindió durante milenios. Y ahora, es imprescindible para la vida actual. La ‘energía eléctrica’ se descubre dentro del capitalismo, por ello se convierte en una mercancía y por tanto con patente. En la medida en que avanzó el sistema ha hecho que la energía eléctrica sea imprescindible. Sin ella hoy no tendríamos acceso a otros derechos humanos necesarios para existir y hacerlo de manera digna, ya que todos los derechos humanos se complementan, se interrelacionan, son progresivos y son interdependientes como la alimentación, la seguridad, el trabajo, la vivienda digna, la atención de la salud en un hospital, el acceso a la educación en unas instalaciones físicas, al agua cuando tenemos que almacenarla o extraerla, transportarla y consumirla; o para generar frío o calor artificial con el fin de protegernos de las adversidades climáticas. Para todo ello y más requerimos de la ‘energía eléctrica’.

No solo para vivir dignamente sino incluso para sobrevivir en este sistema capitalista la ‘energía eléctrica’ es indispensable. Por ello es un derecho humano, un bien público que no pueden tener un dueño ni ser una mercancía. De ahí la famosa consigna de los pueblos de que “el agua y la energía no son mercancía”, ya que no puede ser un mero “servicio” ni estar en propiedad de una persona o empresa, sino que es de toda la humanidad para que pueda existir de manera digna. Para ello se generan mecanismos, leyes e instituciones con el fin de que todas las personas y los pueblos tengan acceso, y hoy le llaman a eso ‘políticas públicas’ que alguien debe organizar, lo que en el capitalismo denominamos ‘Estado’, quien debe proteger, vigilar y velar por que esos derechos humanos y colectivos se ejerzan.

Sin embargo, no basta una cuota de energía mínima per cápita para garantizar el derecho humano a la energía eléctrica, porque el actual Modelo Extractivo ya impide el goce de otros derechos humanos. Es necesario modificar el sistema de vida porque cuando se garantiza el ejercicio de los derechos humanos también se abusa de ellos. Existen abusos, trastornos, fundamentalismos, excesos y/o enfermedades alimenticias, académicas, laborales, recreativas, religiosas, de acumulación de bienes y de viviendas, de libre opinión, sanitarias, entre otras muchas, y por supuesto de la energía eléctrica con el derroche, el abuso o usos que no ofrecen necesariamente el acceso a otros derechos humanos sino a más enfermedades sistémicas.

Pese a todo ello, podemos decir que la ‘energía’ es un ‘derecho humano existencial’ y que la ‘energía eléctrica’ es un ‘derecho humano sistémico’, porque sin ella no podemos sobrevivir en este sistema, aunque en otros sí se pudo.

La energía no debe ser un tema exclusivo ni monopólico de empresas, gobiernos, ingenieros, intelectuales o ambientes académicos, sino debería ser un concepto, reflexión y realidad apropiada por los pueblos. Porque la energía es la vida. Pero, ¿de dónde obtenemos la energía eléctrica para satisfacer las necesidades? Esto se refleja en la ‘Matriz Energética’. Otro tema será cómo la obtenemos, cómo la producimos, la manejamos, la transportamos y la consumimos. Eso lo refleja el Modelo Extractivo.

La Matriz Energética

La ‘Matriz Energética’ no es otra cosa que una radiografía de las fuentes primarias y secundarias y los porcentajes que se usan en una región determinada, en un país, continente o en el mundo. Esta puede variar con el paso del tiempo. Por ejemplo, en América Latina la energía se obtiene en un 34% del Gas Natural, el 31% el Petróleo, el 19% de la Biomasa (carbón vegetal, bagazo y leña), el 8% de la Hidroelectricidad, el 6% Solar, el 1% Geotermia, el 1% Nucleoeléctrica. Esto es en promedio, ya que en cada país la Matriz Energética cambia ya sea porque se cuenta con energía nuclear o se usa más biomasa, porque no cuenta con represas hidroeléctricas o dependen de la importación de gas o gasolina. También puede variar porque se cuenta con energía geotérmica, parques eólicos o solares; o ya sea porque se descubren nuevos yacimientos petrolíferos en su territorio, porque las fuentes no renovables se agotan, o porque no se cuentan con los recursos para comprarla a otro país. También se dan casos en los países donde existen grandes fuentes de energía renovables o no renovables, pero no se cuenta con la tecnología ni con el dinero para acceder a ella. Razones, hay muchas.

Como podemos observar, la Matriz Energética Mundial está basada principalmente en el consumo de hidrocarburos, una energía no renovable que tarde o temprano se agotará. El Calentamiento Global es ya alarmante y se acelera en la medida en que la demanda de energía y de hidrocarburos aumenta año con año pero no así las mejores condiciones para los pueblos. Los efectos del Cambio Climático están impactando fuertemente sobre los derechos humanos.

Existen desigualdades profundas entre continentes, entre los países y al interior de estos de tal manera que el consumo de energía por persona (consumo per cápita) es muy desigual, muy injusto o con pocas posibilidades de acceso en términos económicos o geográficos. Hay ciudades y regiones que cuentan con todos los servicios, otros sectores en que los altos derroches de energía son alarmantes o con un consumo enorme de energía como son la industria, la minería, los servicios turísticos, entre otros. Todo ello a costa de regiones y sectores pobres, urbanos, campesinas e indígenas con altos índices de ‘pobreza energética’.

Esta Matriz Energética refleja un Modelo Extractivo intenso, privatizado, centralizado y a gran escala, con enormes megaproyectos para genera energía a costa de la apropiación de grandes extensiones de territorios; subsidiados por el estado y entregados en manos de pocas empresas trasnacionales. Megaproyectos de energía que implican ingentes consumos de agua y energía, con altos costos al consumidor, con desplazamientos de población, pérdida biocultural y de la biodiversidad y otras afectaciones sistemáticas a los derechos humanos, y otros enormes daños socio ambientales en muchas ocasiones irreversibles.

Por ello, el nuevo discurso gira en torno a cambiar y transformar la Matriz Energética eliminando los combustibles fósiles. Pero, ¿para qué?, ¿para dónde? No hay consenso en la respuesta. Para algunos será con el objetivo de eliminar la contaminación, combatir el Cambio Climático, descarbonizar la economía y el planeta entero, para eliminar los Gases Efecto Invernadero (GEI) o combatir la pobreza energética. Para otros intereses corporativos el objetivo consiste primordialmente en seguir buscando las mejores oportunidades de inversión, de negocio, de mercado, de ganancia, aunque sea pintando de verde cualquier opción y lucrando con créditos de carbono. Pero, independientemente de ello, para cambiar y transformar esta Matriz Energética, ¿se puede hacer de un día a otro? Obviamente que no, imposible una mutación de la Matriz Energética de un momento otro. Por eso se llama ‘transición’ que significa el movimiento de un lado a otro en un lapso de tiempo determinado. Sin embargo, ¿existe un cambio significativo si sólo sustituimos una fuente por otra pero con el mismo Modelo Extractivo? Consideramos que tampoco.

La Transición Energética, ¿para dónde, para qué y cómo?

Pese a la crisis global sistémica que enfrentamos producto de la pandemia del COVID-19, no toda la población está consciente de la necesidad de vivir de otra forma, de no regresar a la “normalidad” que ha causado precisamente esta crisis, y menos de evitar una “nueva normalidad” que sólo pretenda pintarla de verde y mitigar sus efectos para continuar con el mismo modelo de extracción de bienes comunes naturales, renovables o no renovables; el mismo modelo de producción y consumo, o que sólo sea una adaptación de sobrevivencia sin atender las causas profundas de esta crisis.

Ciertamente es urgente y necesario modificar la Matriz Energética en todo el mundo. No podemos seguir así, no se puede continuar infinitamente extrayendo hidrocarburos a este ritmo tan acelerado, ni continuar con la carbonización del planeta. Pero nos enfrentamos a muchos retos aunque no imposibles de sortear. Las empresas trasnacionales dueñas de los hidrocarburos no querrán dejar el negocio de vender petróleo, gas, carbón y sus derivados hasta exprimirles el último dólar de su ambición. Son gigantescas empresas las que controlan las voluntades y las políticas de los gobiernos, los precios y los mercados. Las corporaciones dueñas de la tecnología que usan hidrocarburos tampoco cederán tan fácilmente. La dependencia del transporte, de la producción de alimentos, del tipo de consumo y de la generación de energía eléctrica es de tal magnitud que no podría modificar de un día para otro esta multipandemia. De nada servirá si continuamos con el mismo consumo y consumismo que alimenta el mismo modelo extractivista aunque cambie la Matriz Energética. No hay planeta que soporte esto. Incluso hay países que invirtieron muchos recursos en energías fósiles o renovables, o en infraestructura, para la supuesta demanda de energía que llegaría con las inversiones y que nunca sucedió, pero sí aumentaron los conflictos socioambientales y la deuda externa de los países.

Es obvio que requerimos de un proceso paulatino para transitar. Y la crisis ambiental la antoja más rápido que lento. Pero, ¿hacia dónde queremos transitar? Cuando no vemos el objetivo o el horizonte nos quedamos discutiendo sobre el material para construir un puente que nos lleve a otra orilla pero no sabemos a cuál, y en realidad es hacia la misma orilla, hacia más de lo mismo. Ese horizonte diferente es el nuevo paradigma, el nuevo sistema. Podremos cambiar la matriz energética, pero si es bajo el mismo modelo extractivo y para hacer y consumir de la misma manera, regresamos al mismo punto.

Para descarbonizar la vida y el planeta, eliminar la extracción de hidrocarburos, es necesario modificar los patrones de producción y los hábitos de consumo de la sociedad que es de lo más difícil de cambiar. De verdad ¿estamos dispuestos a modificar el consumo? La crisis del COVID-19 nos obligó a ello, pero no fue por virtud o voluntad propia de la humanidad.

La Transición Energética implica hablar de la transición de la Matriz Energética. Y es urgente no sólo porque se agotan los combustibles fósiles, por sus impactos socio ambientales y planetarios, por el desarrollo violento que genera, sino porque sobre todo subyace a ellos la urgente necesidad de la Transición de Sistema. Sin embargo, la Transición Energética no se reduce a una Transición Minera si sólo cambiamos de tecnología y fuente de energía. Insistimos en que no basta cambiar de fuente, aunque sea renovable, sino que es urgente cambiar de modelo para extraer, producir y consumir. Es urgente plantear un nuevo modelo de vida, un paradigma de sociedad con otra forma de sentirse integrada en la naturaleza. La solución no está en la misma lógica capitalista. La resistencia a ello lleva a crear los discursos de economía verde, a plantear el sistema actual como inevitable y solo pretender ‘humanizar’, ‘mitigar’ y ‘compensar’ el mismo modelo extractivo ya sea sobre energías renovables o no renovables.

La Transición Energética no es un fin, ni un medio, sino un proceso con características que abarquen una “Transición Justa” que implica no continuar emitiendo Gases Efecto Invernadero, eliminar los combustibles fósiles paulatinamente aunque rápido y a la par invertir en tecnologías alternativas. Una transición que incluya a la población desfavorecida en el acceso a la electricidad y que mejore las condiciones de vida, que genere procesos descentralizados y modifique el modelo extractivo en que se ha basado la explotación de los hidrocarburos. Una Transición Justa debe contemplar la justicia climática, la perspectiva de la energía como derecho humano y no como mercancía, como un recurso común y público; incluye políticas públicas que garanticen el acceso mínimo universal, que combatan la obsolescencia programada e impulse campañas con el fin de generar conciencia en la urgente necesidad de transitar en los hábitos de consumo.

La Transición Justa implica equidad, democracia, transparencia, sustentabilidad, sin conflictos socio ambientales, con una distribución equitativa de costos y beneficios, con el reconocimiento de la injusticias y las adecuadas reparaciones de los daños socio ambientales; que reduzca las asimetrías de poder en la planeación, producción, distribución y goce de la energía eléctrica. Una ‘Transición Justa’ donde el Estado apoye la creación de experiencias de generación y distribución de energía en micro, pequeñas y medianas escalas por medio de cooperativas y otras formas asociativas locales adecuadas a la población tanto urbanas como rurales, descentralizadas, locales, territorializadas, con gestión local, participación social, con respeto a la autodeterminación de los pueblos, de manera soberana y autónoma pero también solidaria con otras regiones. Con tecnologías apropiadas. Incluso el uso de biomasa a pequeña escala, del biogás doméstico y otros insumos energéticos primarios no fósiles, bien usados y con la tecnología apropiada, han demostrado que son efectivos y sustentables y revierten la estigmatización del uso de la biomasa ligada a la pobreza energética para justificar el acceso a la energía solo por medio del sistema eléctrico centralizado y corporativo.

Más Escaramujos:

Ni los combustibles fósiles ni la energía verde son una opción si están en manos de trasnacionales: APIIDTT

Les compartimos esta nota publicada en Desinformémonos sobre el modelo energético apropósito del reciente debate sobre las energías renovables – A 26 de mayo 2020

Ciudad de México | Desinformémonos. Ante los amparos que interpusieron siete consorcios de energías renovables contra el Acuerdo del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), el cual impedía la operación de nuevas centrales solares y eólicas en el mercado eléctrico, la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio (APIIDTT) reafirmó que las energías renovables en México sirven a las grandes empresas y contribuyen al despojo de los pueblos indígenas, además de que no combaten la crisis climática por servir a las transnacionales y proyectos extractivos e industriales.

«No es energía verde si es de las grandes empresas, y menos, si estas grandes empresas son las que más contaminan o destruyen otras geografías, como es el caso de los parque eólicos de Grupo México y Grupo Peñoles instalados en el Istmo Oaxaqueño, ambos conocidos consorcios mineros», señaló la Asamblea en un comunicado.

«Los combustibles fósiles no son más una opción, tampoco la energía renovable como mercancía en manos de las trasnacionales, si queremos mitigar está Crisis Climática, insistimos, todxs tenemos que trabajar en la construcción participativa de una Transición Energética ecológica, social, comunitaria y popular», concluyó.

La tarde del 25 de mayo, un juez federal concedió los siete amparos a las empresas contra el Acuerdo, el cual permancerá suspendido por tiempo indefinido hasta que el caso jurídico se revise a fondo.

A continuación el comunicado completo de la Asamblea: AQUI

Imagen: Foto: Maya Goded / Hablan los pueblos

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