Les compartimos el primer episodio del Podcast La tieaa arde producido por RGC – Redes de Gestión Cultural donde abortaran temas reflexionando en torno a la cultura, el medio ambiente y la emergencia climática – A septiembre 2024
La Tierra Arde Episodio 1
Maristella Svampa
Por una transición ecosocial
En el episodio inaugural de La Tierra Arde, nos acompaña Maristella Svampa, destacada socióloga, filósofa y activista argentina, para una conversación profunda sobre la crisis socioecológica, los desafíos del pensamiento crítico contemporáneo, y las tensiones entre desarrollo y sostenibilidad. Maristella nos invita a reflexionar sobre la «policrisis civilizatoria» que enfrentamos hoy y nos plantea caminos posibles hacia una transición ecosocial justa y democrática. Este es un diálogo urgente y revelador que aborda las fronteras planetarias, el extractivismo, y el rol de las comunidades en la construcción de futuros alternativos.
La Tierra Arde
Un podcast para abordar los vínculos entre cultura, tecnología, democracia y emergencia ambiental. Entrevistas conversacionales a artistas, intelectuales y activistas de Latinoamérica y España. Un espacio para pensar desde la cultura los desafíos de la emergencia ambiental, las crisis de nuestras democracias y las transformaciones que las tecnologías traman en nuestras vidas.
El viaje de La tierra arde fue logrado gracias a María Iribarren, Ángel Mestres y Nicolás Sticotti.
Una coproducción de RGC y Transit Projectes, con apoyo de la Universidad Nacional de Avellaneda.
Diseño gráfico: Pablo Amadeo. Edición, posproducción y diseño de sonido: Matías Basualdo y Noelia Giorgi. Locuciones: Patricia Del Carmen.
Compartimos el sexto capítulo de este podcats de Avispa Midia – A 21 de agosto del 2024
Este es un podcast de diez episodios que analizan las soluciones propuestas por Estados y corporaciones ante la crisis climática, como la transición energética, contrastándolas con las experiencias de comunidades latinoamericanas que luchan por la defensa de los bienes comunes.
Estimados lectores y oyentes, a continuación, les presentamos un nuevo episodio de “Atizando el Avispero”, el podcast donde desentrañamos las complejidades de la crisis climática y las falsas soluciones que se nos presentan.
Hoy celebramos el sexto episodio de esta serie con un análisis profundo y necesario sobre los discursos climáticos y las posibles soluciones desde abajo.
En los episodios anteriores, hemos explorado diversos ángulos de la Transición Energética y los minerales críticos que están en disputa, especialmente en territorios indígenas. Pero antes de adentrarnos en el análisis de hoy, es crucial destacar el contexto alarmante que hemos vivido recientemente. Mientras estábamos grabando los primeros episodios, el planeta experimentó oleadas de calor sin precedentes, con temperaturas récord.
Según el servicio de vigilancia climática de la Unión Europea, Copernicus, experimentamos 12 meses consecutivos de calor extremo. Mientras que el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, advirtió que estamos «jugando a la ruleta rusa con nuestro planeta» y describió la situación como una «autopista hacia el infierno climático».
Estas afirmaciones vienen de los mismos organismos que han presentado las soluciones para la crisis, pero ahora parecen estar enfrentando una dura realidad que cuestiona sus discursos previos.
Así que hoy, nos centraremos en las reflexiones de Donna Haraway, una bióloga, filósofa, historiadora y feminista, quien afirma, en su libro «Seguir con el problema», que “quienes creen que tienen las respuestas a las urgencias actuales son terriblemente peligrosas”.
A lo largo del episodio de hoy, discutiremos cómo los diversos discursos han cambiado, se van ajustado y siguen prometiendo falsas salidas.
Así que no te pierdas el episodio 6, puedes escucharlo en las siguientes plataformas:
Compartimos este reportaje especial de Avispa Midia sobre los impactos a personas y la naturaleza del cambio climático y los mega proyectos extractivistas – A 20 de agosto de 2024
por Carlos Tornel y Pablo Montaño*
Caminamos algunos metros antes de que uno de los vigilantes de la escuela primera nos dejara entrar a uno de los huertos que se están construyendo en varias comunidades y territorios carboníferos en el estado de Coahuila, norte de México. El huerto, uno de tres que ya se han construido, es parte de una serie de proyectos que organizaciones locales como Familia Pasta de Conchos proponen para avanzar hacia una transición energética que rechaza la noción de que este proceso implica solamente un cambio tecnológico –es decir, pasar de combustibles fósiles a tecnologías bajas en carbono– sino que implica un cambio de mentalidad hacia el cuidado de la vida.
«Los huertos son un acto simbólico», me dice una de las organizadoras, “son un pretexto para hablar, para repensar qué papel tiene la energía en nuestros territorios y cómo podemos construir un futuro en donde no sea sinónimo de saqueo, violencia, impunidad y muerte”.
El huerto es parte de una iniciativa que se llama ‘sembrando transición’ un esfuerzo de la organización por posicionar una visión relacional con la energía. “Para nosotros el huerto es la alternativa al camino que hemos caminado por más de 18 años, esperando a que el Estado responda por la muerte de mineros y los impactos que esto ha dejado en sus familias y en la comunidad. El huerto es un símbolo de que otro mundo es posible y que la energía no viene solamente del carbón, sino de la posibilidad de repensar nuestras sociedades basándonos en el cuidado”, dice una de las organizadoras del huerto.
El caso de Barroterán en el norte de Coahuila es tan sólo uno de los muchos lugares en México que se han convertido en una zona de sacrificio, es decir, lugares que han sido abandonados o contaminados en exceso en nombre de un bien mayor, usualmente abstracto, como el progreso, el crecimiento económico o –y de manera más reciente y controversial– el ‘desarrollo sostenible’.
Las zonas de sacrificio no sólo se refieren al ámbito natural o el de lo no-humano, es decir paisajes, flora y fauna y la naturaleza en general que suelen ser convertidos en “recurso” o “servicios” para ser designados como “extraíbles», sino también de comunidades y formas de vida que en los ojos de la visión unidimensional del desarrollo se presentan como “problemáticas”, “subdesarrolladas” e incluso “retrogradas”. Esta visión, la cual tiene un origen profundamente colonial, es la que se suele movilizar para justificar el despojo, la contaminación, la degradación de la naturaleza e incluso su destrucción.
Por lo general, estas zonas suelen ser designadas sacrificables a través de otros nombres: “corredores industriales”, “zonas económicas especiales (ZEE)”, “polos de desarrollo”, “polos de desarrollo para el bienestar”, etc. son algunas de las designaciones más recientes.
Estas zonas suelen eliminar las protecciones legales, las cuales pueden ser modificadas como una forma de incrementar la inversión extranjera directa, fomentar la participación de empresas e industrias y garantizar algunos “beneficios económicos”, como el empleo. Como lo estipula el Colectivo Geocomunes, estas modificaciones se utilizan como una forma de ‘»legalizar» el saqueo de los territorios y permitir la participación del sector privado a través de modificaciones al marco legal, como se puede evidenciar en los cambios a la Ley Minera en 1992, el TLCAN de 1994, la Ley de Bioseguridad en 2005, la Ley de Inversión Extranjera (2012), la Ley de Asociación Pública-privada (2012), la reforma energética (2016) y de manera más reciente, la declaración de megaproyectos prioritarios y su carácter prioritario para el desarrollo (2018-2024).
Por razones de seguridad y considerando que México es uno de los países más violentos para personas defensoras del territorio –las estimaciones indican que al menos 185 personas han sido asesinadas desde el 2018– lxs defensorxs del territorio y activistas entrevistadxs para este texto permanecen anónimos.
La proliferación de zonas de sacrificio en México
El concepto de las zonas de sacrificio no es algo nuevo. Originalmente, el concepto se utilizó durante la guerra fría en los Estados Unidos para referirse a aquellas zonas que se volvían inhabitables por la contaminación creada por la radiación y la minería de uranio.
No fue sino hacia mediados de la década de los setentas que el concepto fue apropiado por comunidades indígenas y pueblos originarios en los Estados Unidos para denotar la forma en la que territorios indígenas se convirtieron en campos de pastoreo, desplazando y despojando del acceso a sus territorios, al tiempo que se borraban sus costumbres, conocimientos y formas de estar en el mundo.
Durante las décadas de los ochentas y noventas, es decir, durante el auge del periodo neoliberal, varios movimientos de justicia ambiental retomaron el concepto para denunciar el racismo que está inscrito en su creación.
Esta lógica permitió hilar de forma espacial la proximidad de ciertos grupos a puntos en donde se concentra la contaminación del suelo, el aire y el agua como la consecuencia de un modelo de desarrollo desigual y no como una simple casualidad. Por ejemplo, la presencia de comunidades afroamericanas, de personas más pobres y migrantes cerca de basureros tóxicos, corredores industriales o plantas de quema o procesamiento de combustibles fósiles como termoeléctricas o refinerías. Es el caso del corredor conocido como el “callejón del cáncer”, en el estado de Louisiana, EUA, en donde se concentran más de 90 refinerías en territorios principalmente habitados por comunidades afroamericanas y de bajos ingresos.
El racismo ambiental detrás de las zonas de sacrificio constituye una designación ya ampliamente desarrollada, investigada y trabajada. Las comunidades indígenas y subalternas de este país han utilizado el concepto como una herramienta de denuncia, haciendo notar cómo lo «sacrificable”, para quienes ven estos espacios como vacíos, desperdiciados o mal aprovechados, es para ellxs lo “sagrado”, es decir, como una forma de denunciar la herramienta colonial del modelo de desarrollo que elimina todo aquello que no vea como una forma de valor.
En América Latina el concepto suele estar asociado no sólo a los puntos en el espacio y su proximidad a zonas contaminadas o a los puntos de origen de dicha contaminación, sino a un modelo de desarrollo extractivo que produce impactos positivos para algunas minorías, desplazando los costos espacial y temporalmente para las mayorías. Desde la proliferación de residuos tóxicos asociados a la minería y la gran industria, así como la contaminación del agua, tierra y aire a sus alrededores.
En México, la declaración de ZEE de 2017 creó enclaves especializados con exenciones legales y fiscales para atraer la inversión extranjera directa, con la justificación de aliviar la pobreza en “areas históricamente descuidadas”. Similar a iniciativas regionales pasadas como el Plan Puebla-Panamá, las ZEE representan una estrategia de desdibujamiento del Estado para interconectar espacios de tránsito y fomentar el desarrollo en la región mesoamericana.
Sin embargo, la presidencia de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en 2018, trajo un cambio en el discurso. Las ZEE se renombraron como «polos de desarrollo para el bienestar», con el objetivo de atraer inversión y mejorar las capacidades productivas para el desarrollo económico y social en áreas adyacentes a proyectos de infraestructura regional a gran escala o «zonas o corredores libres», con incentivos fiscales aumentados para las empresas.
Según el investigador Darcy Tetreault, la promesa de AMLO de «terminar con el neoliberalismo» ha sido socavada por la retención del marco institucional general establecido durante el periodo neoliberal posterior a 1992. Pese a la cancelación de políticas como las subastas de energía a largo plazo, las rondas de licitación de petróleo y el cese de nuevas concesiones mineras, permanecen sin cambios la distribución de recursos, los incentivos fiscales y los mecanismos de captura de rentas. El gobierno ha redirigido su atención a las empresas estatales, invirtiendo fuertemente en un proyecto de “soberanía energética” e intensificando la exploración de hidrocarburos y capacidades de refinación. Esto incluye la construcción de una megarefinería en Tabasco y la adquisición de una planta de refinación en Texas, EUA.
Al mismo tiempo el gobierno de AMLO ha disminuido notablemente el presupuesto para agencias ambientales y regulatorias, militarizado proyectos extractivos y de construcción, con un efecto paralizador y desarticulador de la protesta social y ha desplegado programas de investigación y desarrollo como tácticas contrainsurgentes, es decir, como estrategias para socavar la resistencia y la oposición y disciplinaraquellos que se muestren en contra.
Este enfoque subraya la importancia de la infraestructura a gran escala en la reconfiguración geopolítica de México, evidente en iniciativas como el «Corredor Interoceánico» en Oaxaca y Veracruz, el «Tren Maya» en el sureste mexicano y el Plan Sonora, que sirve a los intereses de relocalización cercana (nearshoring) de EE.UU., asegurando acceso a microprocesadores, vehículos eléctricos, plantas de baterías y recursos naturales y laborales, incluidos el litio, el agua y las reservas energéticas.
Aún cuando una reflexión de los orígenes de las zonas de sacrificio en México requeriría un repaso de la historia y política del país. Suficiente decir que la política federal de los últimos 30 años demuestra cómo es posible identificar el origen de la proliferación de estas zonas de sacrificio, las cuales suelen ser denunciadas por comunidades de primera línea, es decir, las primeras afectadas por la contaminación que proviene de estas grandes industrias.
Ahora bien, con el advenimiento y la aceleración de la crisis climática, estas zonas no se pueden reducir simplemente a aquellas afectadas por la contaminación, sino que comienzan a manifestarse como una forma de neo-colonialismo y de desplazamiento de costos para asegurar la “mitigación” o “adaptación” al cambio climático.
Aunque es difícil calcular el número de zonas como estas en México, la organización Conexiones Climáticas ha propuesto una categorización de estas zonas en tres. Primero, aquellos lugares cercanos o próximos a las fuentes de contaminación o a los puntos en donde se concentra dicha contaminación de agua, aire o agua. Segundo, aquellas zonas en donde la noción del desarrollo sustentable o la “transición verde” se ha convertido en una nueva forma de contaminación, despojo o afectaciones. Tercero, aquellas zonas que se convierten en espacios inhabitables a través de un desplazamiento de los impactos socioecológicos por medio de la exacerbación de los efectos de la crisis climática. Siguiendo esta formulación a continuación presentamos algunos ejemplos de estas zonas.
Zonas de sacrificio por proximidad y metabolismo
Las Zonas de Sacrificio Metabólicas implican la desvalorización de ciertas formas de vida en favor de las creadas por la economía dominante. Esta es una característica clave de las grandes ciudades, las cuales tienen relaciones metabólicas complejas de flujos de materiales, energía e información que tienen impactos desiguales en otros lugares en múltiples escalas espaciales y temporales. Estos sistemas están arraigados en relaciones de poder que revelan cómo ciertos lugares están posicionados para convertirse en zonas de sacrificio en respuesta directa a actividades/demandas de otros lugares.
Ejemplos de este tipo de zonas de sacrificio son numerosos y difíciles de calcular. Sin embargo, en lugares como Tula, Hidalgo, la cuenca del Río Santiago en el estado de Jalisco y otros lugares como Petacalco, Guerrero, demuestran una clara designación como zonas de sacrificio donde se acumulan una multiplicidad de formas de impacto debido a la proximidad de estos lugares a grandes urbes que externalizan su entropía y la presencia de la gran industria y puntos de quema intensiva de combustibles fósiles.
La ciudad de Tula, a tan sólo 120 kilómetros de la ciudad de México, se encuentra inmersa en lo que varios han descrito como un ‘infierno ambiental’: una refinería, una termoeléctrica, un corredor industrial y el desagüe del Túnel Emisor Oriente (TEO) son responsables de la degradación del aire, el suelo y el agua. “En buena medida”, me dice uno de los activistas que se han dedicado a atraer atención a la situación de la ciudad, «nosotros recibimos todo el desperdicio de la Ciudad de México, así sea en forma de basura física o en aguas residuales o en emisiones que producen la mala calidad del aire. Nosotros nos quedamos con el suelo, el agua y el aire degradado que es necesario para satisfacer lo que parece ser una imparable demanda de energía en forma de gasolina, diesel y electricidad, así como materiales como el cemento que requiere la ciudad”.
«Nosotros estamos malditos por la geografía”, dice uno de los habitantes de Tula, quien desde el 2014 se ha organizado con otras organizaciones para tratar de denunciar los impactos en su territorio al visibilizar la relación metabólica entre Tula y la Ciudad de México. «Nos ha tocado, quedarnos con el desperdicio de la ciudad de México, porque todo lo que se genera aquí va de regreso para allá, incluso las aguas residuales regresan en forma de comida a la Ciudad de México”.
En total, según las estimaciones del grupo de científicos que en 2019 organizaron el Toxitour alrededor de varios corredores industriales dentro del país, se estima que las afectaciones a la población van desde la proliferación de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y digestivas, afectando a más de un millón de personas dentro del Valle del Mezquital.
Las comunidades del Salto y Juanacatlán, en Jalisco, en torno a la cuenca del Río Santiago también concentran uno de los sitios más contaminados del país. De acuerdo con el informe del Toxitour la cuenca concentra las descargas de alrededor de 1,000 empresas manufactureras, metalúrgicas, químico-farmacéuticas, electrónica, automotriz, alimentos y bebidas en la zona de Toluca-Lerma y alrededor de 700 empresas en la zona Ocotlán-El Salto. La cuenca recibe además las descargas de las zonas industriales de Guanajuato, de la refinería de Salamanca y el drenaje del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG). La población expuesta directamente a estos contaminantes es alrededor de medio millón de habitantes.
Desde el 2006 la organización un Salto de Vida se ha mantenido en resistencia contra la contaminación del río, así como un proceso sistemático de denuncia por ser una zona de sacrificio en nombre del crecimiento económico y el desarrollo de corredores industriales. “La afectación a la salud es lo que nos ha movido, la recuperación del río es parte de este esfuerzo. Pero nuestra defensa del territorio ha buscado detener procesos de despojo que continúan insistiendo en contaminar esta zona, desde inmobiliarios y energéticos”,dice uno de los defensores del territorio. “Nuestra relación con las autoridades ha demostrado no sólo el desinterés del Estado sino la forma en la que por décadas han privilegiado a la industria, negando los impactos a las poblaciones, que en sus ojos son excedentes”, dice uno de los defensores.
Ante la falta de interés y la desacreditación de los impactos en la salud de las personas, la organización se ha dedicado a documentar y, a través de varias colaboraciones con organizaciones de la sociedad civil y centros académicos, ha comprobar los impactos y daños ambientales en la cuenca. “Este proceso ha obligado al Estado a reconocer los impactos que ha generado pero, al mismo tiempo, ha servido para articular un proceso de rechazo y resistencia al despojo que aún sigue vigente aquí”, menciona uno de los defensores. “A través de amparos y otros medios también hemos logrado detener el desarrollo de plantas de ciclo combinado y otros intentos de despojo por parte de la industria inmobiliaria.” Este proceso ha generado una larga historia de resistencia, un proceso de denuncia que muestra que la región ha sido sacrificada en nombre del crecimiento económico y la generación de riqueza para las empresas mexicanas y extranjeras.
Otro ejemplo de esta condición es Petacalco, en Guerrero. La central termoeléctrica Plutarco Elias Calles se construyó hace 30 años bajo el argumento de traer un beneficio económico a la zona. Desde entonces las comunidades, casi todas pescadoras y agricultoras, han sido poco a poco expulsadas de sus territorios a otras ciudades como Tulancingo en busca de trabajo.
No es sino a partir del 2021 que un grupo de personas han comenzado a documentar los impactos que tiene la planta en el territorio. En buena medida, los impactos se incrementaron durante ese año debido a una veda de venta de combustóleo para el uso en barcos y buques comerciales que incentivó un regreso a la quema de combustóleo para la generación de electricidad. Aunque no se sabe con exactitud cuánto combustible se quema en cada una de las plantas en México, sabemos que al menos el 33% de la refinación de Pemex es combustóleo debido a que el petróleo crudo que extrae es cada vez más pesado. La pérdida del mercado de buques y barcos, así como la situación de emergencia producida por la pandemia de la COVID-19 en 2020-2021 impulsó el uso del combustóleo como una forma de mantener los precios de la luz estables.
Desde entonces el colectivo Juntos por el bienestar de Petacalco ha sostenido un proceso de documentación de la contaminación del agua, aire y suelo. “Aquí hemos visto cómo llueve ceniza. También es posible ver los derrames de combustible en los cuerpos de agua y aunque aquí los dolores de cabeza y las enfermedades estomacales son más frecuentes las autoridades aún se rehúsan a declarar esta área como una zona de sacrificio”, me dice una de las defensoras del territorio. “Las autoridades nos han dicho que aquí todo está en norma”, menciona uno de los miembros del colectivo. “En realidad, varias organizaciones han venido a medir la calidad del aire y del agua y nos han dicho que estamos muy lejos de estar cerca de las normas adecuadas. Además, lo que nosotros vemos y vivimos – la muerte de los peces, las enfermedades de las personas que aquí viven -, esto no lo contabilizan e incluso parece no importarles”.
Zonas de Sacrificio Verde
En medio de la crisis climática y las crecientes presiones por abandonar los combustibles fósiles para avanzar hacia una transición energética «verde», «sostenible» o «justa», están reconfigurando espacios para asegurar acceso a ciertas zonas con alto potencial de aprovechamiento –por ejemplo solar o eólica– así como para asegurar el acceso a ciertos minerales críticos, como el cobalto, el litio, el cadmio o algunas tierras raras, necesarias para garantizar esta transición.
Aunado a esto, propuestas como los Nuevos Pactos Verdes (Green New Deals) en el norte global han capturado el discurso y la imaginación en torno a la idea de la «transición». Esto ha generado un nuevo «consenso de descarbonización» como lo llaman los investigadores Breno Bringel y Mariestela Svampa, que sirve para establecer un nuevo consenso capitalista que reconfigura los extractivismos ya existentes mediante una estrategia de «acumulación por descarbonización», es decir, una forma de mercantilizar lo que antes era inaccesible para el capitalismo como es el viento, la luz solar, los “bonos de carbón” o la conservación misma. Este fenómeno, también denominado «extractivismo verde», implica el sacrificio de espacios, territorios y poblaciones para garantizar el abastecimiento, transporte, instalación y operación de infraestructuras y programas «bajos en carbono”, así como el tratamiento al final de la vida útil de los residuos materiales relacionados.
Las zonas de sacrificio verdes implican la identificación de lugares y poblaciones que serán afectados por el traslado de costos y ocupaciones (neo)coloniales justificados bajo el desarrollo de políticas para acelerar la transición energética y la mitigación o adaptación al cambio climático. Lo «verde» de esta categorización refleja el daño que emana de la infraestructura de bajo carbono.
El investigador Alexander Dunlap, por ejemplo, cuestiona la renovabilidad de infraestructuras bajas en carbono como paneles solares y turbinas eólicas, pues su cadena de suministro depende de los combustibles fósiles y la explotación de «minerales de transición».
Imagen: Debido a la rápida erosión costera y el aumento del nivel del mar, El Bosque, Tabasco, ha sido etiquetada como la primera comunidad en México en ser desplazada por los efectos del cambio climático. Foto: Santiago Navarro F.
Les compartimos el nuevo podcast de Radio Mundo Real RMR y Amigos de la Tierra Internacional ATI sobre el cambio climático y el urgente cambio de sistema – A Junio 2024
Lunes 10 de agosto, 14 horas, registro 3 de la Dra. Elena Suárez, evaluación médica del paciente Planeta Tierra. «La situación es muy delicada, sinceramente me preocupan muchísimo los síntomas, algunos que ya estaban presentes, ahora se agudizaron, pero hay también nuevas manifestaciones de la gravedad del caso».
El cambio climático y el colapso ambiental, el hambre, la pobreza y la desigualdad, la crisis sanitaria y la violencia, son síntomas de una enfermedad sistémica. Los síntomas son aquello que vemos y sentimos, lo manifiesto, son la punta del iceberg. Pero ¿Qué hay detrás? ¿Qué es lo que ocasiona el malestar?
Bienvenidas/os a Cuidados intensivos: Tratamiento para el cambio de sistema. Un podcast de Radio Mundo Real y Amigos de la Tierra Internacional (ATI). Hoy presentamos algunos tratamientos esenciales no solo para paliar los síntomas, sino para erradicar la enfermedad. El antídoto está en los Pueblos y su organización. Te invitamos a escuchar el podcast haciendo click en el reproductor. ¡Esperamos que te guste!
Compartimos el primer capítulo de este podcats de Avispa Midia – A 26 de mayo del 2024
Este es un podcast de diez episodios que analizan las soluciones propuestas por Estados y corporaciones ante la crisis climática, como la transición energética, contrastándolas con las experiencias de comunidades latinoamericanas que luchan por la defensa de los bienes comunes.
Este espacio sonoro busca fomentar el diálogo sobre la crisis civilizatoria, invitando a reflexionar colectivamente sobre posibles soluciones. La audiencia es invitada a escuchar, compartir y participar en la conversación para generar conciencia y acciones transformadoras.
Un espacio de reflexión sobre las respuestas que se proponen desde diferentes entes, como las promovidas por Estados y corporaciones. Destrabamos discursos como la transición energética, desentrañando sus verdaderos alcances y efectividad. Pero también, y quizás más importante aún, hacemos eco de la voz de comunidades y organizaciones que luchan incansablemente desde sus territorios por la preservación de los bienes comunes como: el agua, tierra y bosques. Nuestro objetivo es fomentar el diálogo y la reflexión colectiva, buscando alternativas que no solo provengan de entidades gubernamentales, sino que broten desde lo más profundo de nuestras comunidades y relaciones cotidianas.
Puedes escuchar este episodio en cualquiera de las siguientes plataformas:
Le invitamos a seguir el lanzamiento Mapa de Falsas Soluciones a la crisis climática donde alertamos sobre las amenazas que representan para los territorios de vida 🌊 Será un lanzamiento regional a nivel Latinoamérica y el Caribe🌎
Publicaremos también junto a las organizaciones que comparten otros horarios ☀️❤️ así que pon atención a nuestras publicaciones
Puedes seguir el evento en Facebook https://fb.me/e/1RN4KdbtA o sumarte a través de zoom para traducción en portugués e inglés ➡ https://us02web.zoom.us/j/87574528756
Compartimos la postura de Amigos de la Tierra Internacional (ATI) sobre el Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) – A 20 de marzo del 2023
Ámsterdam, marzo 20, 2023. El órgano científico de la ONU dedicado al cambio climático subraya el peligro que supone la aceleración de los impactos climáticos, alerta sobre la necesidad de una rápida reducción de las emisiones y un cambio de sistema transformador, pero propone peligrosas tecnologías de emisiones negativas.
Sara Shaw, Coordinadora de Programa de Amigos de la Tierra Internacional comentó:
“Es sumamente alarmante que la remoción de dióxido de carbono figure en el informe del IPCC. No podemos depender ni fiarnos de tecnologías de remoción que son riesgosas, no probadas ni validadas y directamente peligrosas, solamente porque los grandes contaminadores quieren que el statu quo no se modifique. En esta década, el petróleo, el gas y el carbón tienen que abandonarse gradual pero rápidamente y ajustándose a criterios de justicia, y es posible hacerlo si existe voluntad política.
“Este informe es la evaluación más grave y preocupante hasta la fecha de los impactos climáticos que todas y todos enfrentamos si no se realizan cambios sistémicos ahora. Hay que hacer caso y acatar los mensajes de urgencia del IPCC sin caer en la trampa de asumir que la remoción de dióxido de carbono nos salvará”.
El Informe de Síntesis del 6° Informe de Evaluación del IPCC que hoy se hace público confirma que la acción humana ha provocado un nivel de calentamiento del planeta sin precedentes en los últimos 2000 años. Los impactos del cambio climático se dejan sentir con mayor intensidad en regiones vulnerables, donde es 15 veces más probable que una tormenta, sequía o inundación provoque la muerte de personas.
La ciencia advierte que es indispensable reducir rápidamente las emisiones en la fuente y frenar en seco todo nuevo proyecto de explotación de petróleo, gas y carbón. Las emisiones de la infraestructura de combustibles fósiles existente excederían por sí solas el presupuesto de carbono y el umbral de 1,5 grados Celsius de calentamiento que se consideran seguros.
A Amigos de la Tierra Internacional le preocupa que a pesar de las graves y tajantes advertencias de la ciencia, muchas de las hipótesis de futuro en el informe parten de la base de que el mundo va a sobrepasar el umbral de 1,5 grados de calentamiento, pero que podemos fiarnos de tecnologías de emisiones negativas para revertir más adelante esa ecuación.
Hemantha Withanage, Presidente de Amigos de la Tierra Internacional, añadió:
“En Sri Lanka, mi país, ya se sienten los impactos del cambio climático. No tenemos tiempo para hacerle caso a cuentos de hadas como las tecnologías de remoción de carbono para absorber el carbono de la atmósfera. La evidencia del IPCC es clara: el cambio climático está matando gente, a la naturaleza y el planeta. Las respuestas requeridas son obvias: una eliminación justa y gradual pero rápida de los combustibles fósiles, y financiamiento para una transición justa. El sueño de sobrepasar los umbrales que se consideran seguros y apostarle a parches tecnológicos riesgosos ciertamente no es una solución al problema”.
La remoción de carbono parte de la idea de que el dióxido de carbono que ya se emitió puede removerse de la atmósfera usando métodos basados en la naturaleza como plantar árboles, o métodos de ingeniería como la Captura y Almacenamiento de Carbono (CAC) o la Captura de Carbono Directamente del Aire (a menudo combinada con CAC, como Captura Directa y Almacenamiento del CO2 Atmosférico – DACCS, por su sigla en inglés). Amigos de la Tierra Internacional realizó investigaciones que describen la infinidad de problemas de las remociones basadas en la naturaleza: tales proyectos implican acaparamiento de tierras y violaciones de derechos, principalmente de las comunidades vulnerables en el Sur Global, y están condenados a agravar la crisis climática, no a resolverla.
El sobrepaso es la idea de que podemos traspasar la barrera de 1,5 grados de calentamiento establecida en el Acuerdo de París, y utilizar más adelante la remoción de carbono para estabilizar el aumento de la temperatura y reducirlo de nuevo a 1,5 grados con el paso del tiempo. El propio IPCC advierte en el informe de síntesis que «el sobrepaso conlleva impactos adversos, algunos irreversibles, y riesgos adicionales para los sistemas humanos y naturales, todos ellos crecientes según la magnitud y duración del sobrepaso».
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Por más comentarios e información, contacte por favor a Madeleine Race, encargada de comunicaciones de Amigos de la Tierra Internacional: madeleine[a]foei.org.
Compartimos esta campaña por el cambio climático DCJ (por sus sigla en inglés) a la cual nos hemos sumado recientemente – Febrero 2023
El clima de la Tierra se está desestabilizando y el planeta está en crisis.
El cambio climático está multiplicando los sufrimientos de las personas que ya sufren las injusticias mundiales del hambre, el despojo y las violaciones de los derechos humanos. Algunos de los impactos del aumento de 0,8 grados centígrados en la temperatura promedio de la tierra desde 1900 incluyen:
El retroceso significativo de los glaciares de montaña, una fuente de agua para millones de personas. Los cambios en los patrones de lluvias están causando un gran estrés hídrico, particularmente en África occidental y el sur de Asia.
Hoy hay un 80 % menos de hielo marino en el Ártico que en 1950, lo que provoca un aumento del nivel del mar y amenaza a más de 600 millones de personas que viven a menos de 10 metros sobre el nivel del mar.
El aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera provoca la acidificación de los océanos, con algunos océanos ahora un 30 % más ácidos de lo normal, dañando los hábitats oceánicos y destruyendo las poblaciones de peces. El aumento de la temperatura del océano también reduce el crecimiento de los peces, lo que afecta las reservas de alimento y los medios de subsistencia de al menos mil millones de personas.
Los rendimientos de los cultivos están disminuyendo y los aumentos de los precios de los alimentos relacionados con el clima han empujado a la pobreza -desde 2005- a unos 105 millones de personas.
Cada año, miles de personas pierden la vida y millones pierden hogares y medios de subsistencia debido a fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático.
Incluso con la llamada ‘acción climática’ prometida por los gobiernos, estamos en camino de arriesgarnos a un calentamiento de 5 grados centígrados. Esto cambiará radicalmente la superficie del planeta, colapsando los sistemas de los que dependemos para la vida. Amenaza con acabar con vastas poblaciones y cambiar profundamente la vida en la Tierra.
El cambio climático surge principalmente de:
Sistemas de extracción, producción, distribución y consumo impulsados por las ganancias y orientados al crecimiento, que sacrifican las necesidades de la mayoría y el bienestar del planeta por los intereses de unos pocos.
Estructuras económicas y sociales desiguales y explotadoras que abusan del medio ambiente y generan aún más desigualdad entre países, clases, géneros, etnias y comunidades.
Políticas y prácticas promovidas por corporaciones globales, países ricos e industrializados, instituciones internacionales y élites económicas y políticas que perpetúan y fomentan estos sistemas y estructuras.
La mayoría de las comunidades y pueblos del mundo tienen poca responsabilidad por la crisis climática y, sin embargo, sufren sus peores efectos al verse privados de los medios para responder. También conllevan impactos adicionales derivados de las falsas soluciones promovidas por quienes evitan medidas significativas, eficaces y justas para abordar el cambio climático y, en cambio, buscan beneficiarse de él.
Abordar estos desafíos requiere una transformación social profunda en todos los países y en todos los niveles: local, nacional y mundial.
Requiere una transición rápida y justa hacia sistemas energéticos, modos de producción y prácticas de consumo que sean compatibles con los límites del planeta y estén dirigidos a satisfacer las necesidades de los pueblos en lugar de la búsqueda incesante de ganancias.
Esto no sucederá sin una movilización masiva de personas en todas partes, en el sur y en el norte.
Nuestros esfuerzos hasta ahora no han logrado superar la negativa persistente de las élites poderosas, las corporaciones y los gobiernos a cumplir con sus responsabilidades y obligaciones, y sus esfuerzos por interponerse en el camino del cambio social.
Necesitamos intensificar nuestros esfuerzos para construir y ejercer el poder de la acción colectiva, en diferentes formas en diversos frentes y escenarios, en diferentes niveles (local, nacional y global) a una escala nunca antes vista.
Desarrollemos nuestra capacidad para movilizaciones coordinadas durante momentos políticos críticos, aumentando progresivamente el número de personas movilizadas, ampliando el número de comunidades, ciudades y países participantes, elevando la escala, intensidad y audacia de nuestras acciones, desarrollando nuestra fuerza y poder para impedir la catástrofe planetaria.
1.Luchar por la transformación de los sistemas energéticos
El fin de la energía sucia y dañina; el cumplimiento del derecho de los pueblos a la energía para sus necesidades básicas;
Un cambio rápido hacia energía limpia y renovable pública y comunitaria;
El fin del consumo excesivo y derrochador de energía por parte de las corporaciones y las élites.
2.Luchar por la soberanía alimentaria, por el derecho de los pueblos a una alimentación suficiente, sana y adecuada, y a sistemas alimentarios sostenibles
La promoción de una agricultura y agroecología sostenibles y resilientes al cambio climático;
Acceso democrático a la tierra y los recursos basados en la tierra;
Los derechos de los pequeños productores de alimentos;
El reconocimiento de los roles y derechos de las mujeres en la agricultura, la acuicultura, la pesca y los sistemas de pastoreo;
Control de los agricultores de la diversidad de semillas;
La reorganización global de la producción y el comercio de alimentos hacia la priorización del consumo de alimentos producidos localmente.
3.Luchar por la soberanía alimentaria, por el derecho de los pueblos a una alimenLuchar por el derecho de las personas a agua suficiente, asequible, limpia y de calidadtación suficiente, sana y adecuada, y a sistemas alimentarios sostenibles
Por el uso y manejo sostenible, equitativo y democrático de los recursos hídricos;
Por la protección de fuentes de agua y cuencas hidrográficas frente a industrias extractivas, proyectos de energía sucia y nociva.
4.Luchar por transiciones justas para todos las trabajadoras, trabajadoress, empezando por los de las industrias energéticas sucias y dañinas
Crear empleos para desarrollar la resiliencia climática y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero;
Defender y garantizar el cumplimiento de los derechos de todas las personas trabajadoras, incluidos los derechos de género y reproductivos;
Proporcionar medios de vida y empleos sostenibles, decentes y climáticamente resilientes para todas y todos.
5.Luchar por la seguridad de las personas y la seguridad de los hogares y los medios de subsistencia frente a los desastres climáticos
Los derechos de los pueblos desplazados por el clima y los migrantes climáticos;
Programas gestionados por la comunidad para la adaptación, la construcción de resiliencia y los sistemas de energía renovable en los esfuerzos de reconstrucción y respuesta a desastres;
El fin de la dominación corporativa y la especulación con el socorro y la reconstrucción en casos de desastre.
6.Luchar por los derechos sociales, políticos, económicos, culturales y reproductivos y el empoderamiento de todos nuestros pueblos y comunidades
Incluyendo pueblos indígenas, trabajadores, agricultores, pastores, pescadores, pobres urbanos y rurales, mujeres y LGBT, niños y jóvenes, migrantes, refugiados, apátridas, desempleados, sin tierra, personas mayores, con capacidades diferentes -y su derecho equitativo a y su responsabilidad de los bienes comunes;
Y la entrega de financiamiento climático como parte de estas reparaciones.
7. Luchar por las reparaciones de la deuda climática de los mayores responsables del cambio climático
8. Luchar por la movilización y entrega de financiamiento climático
Por todos los estados como parte de sus obligaciones de atender las necesidades y el bienestar de sus ciudadanos; Garantizar que la financiación climática se asigne y utilice de manera equitativa, democrática y adecuada a sus propósitos.
9. Luchar por el fin del engaño y las falsas soluciones
En mitigación y adaptación (“maladaptación”), como compensaciones y comercio de carbono, enfoques basados en el mercado para los bosques (REDD), la agricultura (“climáticamente inteligente”), suelo y agua, geoingeniería y arreglos tecnológicos a gran escala, energía nuclear, mega represas hidroeléctricas, agrocombustibles, carbón “limpio”, OGM, la industria de incineración de residuos con generación de energía, “remodelación” a gran escala;
Detener la captura de los programas climáticos por parte de las corporaciones y el financiamiento privado.
10. Luchar por el fin de las políticas, decisiones y medidas de gobiernos, élites, instituciones y corporaciones (nacionales, regionales y globales) que aumentan la vulnerabilidad de las personas y el planeta ante los impactos del cambio climático.
Tales como la tala y la deforestación, la destrucción y el control corporativo de bosques y manglares por parte de industrias sucias y dañinas, industrias extractivas no reguladas, plantaciones de monocultivos, liberalización del comercio, privatización de servicios esenciales, políticas migratorias y fronterizas discriminatorias y dañinas, discriminación de mujeres, personas mayores, niños. grupos indígenas, comunidades étnicas, familias y comunidades pobres.
11. Luchar para detener la mercantilización y financiarización de la naturaleza y las funciones de la naturaleza
12. Luchar por un acuerdo climático internacional que tenga sus raíces en la ciencia, la equidad y la justicia
Basado en la responsabilidad histórica; sin compensaciones ni lagunas; destinados a limitar el aumento de la temperatura muy por debajo de 1,5 ºC;
Garantizar la entrega de financiamiento y tecnología y otros mecanismos para empoderar a las personas y las comunidades para desarrollar resiliencia y hacer frente a las pérdidas y los daños.
Actuemos con claridad, cohesión y coraje para estabilizar el sistema climático de la Tierra y asegurar un mundo justo y sostenible.
Compartimos con mucha alegría este manual sobre los Biodigestores y la producción de biogas y biofertilizantes – A julio 2022 >>Descargar el manual en pdf<<
Coordinación y revisión del texto: José Augustín Vázquez Investigación y redacción: Anne-Marie Schömig Textos y diseño: Anne-Marie Schömig Ilustraciones: Marlene Sandner Una Producción de Otros Mundos A.C.
Gracias al apoyo de: Global Greengrants Fund (GGF) y American Jewish World Service (AJWS)
Otros Mundos filosofía
Alter Natos – Muchas Maneras, esa es nuestra filosofía.
Hoy en día nos enfrentamos a grandes retos, ya sean las guerras, las enfermedades, la crisis climática o el capitalismo, el caos reina en todas partes. En medio de este mundo caótico y agitado, en Otros Mundos buscamos alternativas que contrarresten las crisis sociales, ecológicas, económicas y políticas. Denunciamos la concentración de poder y de capital de las empresas individuales que acumulan sus beneficios a costa de los derechos humanos y de la explotación de los recursos naturales.
La independencia desempeña un papel importante en la defensa del territorios. A través de modelos energéticos alternativos y sostenibles, intentamos hacer posible la autosuficiencia energética de los pueblos y, al mismo tiempo, contrarrestar la contaminación de la tierra a través de fuentes de energía convencionales como el carbón y el gas.
Porque parte de nuestra visión es un mundo limpio con un modelo de sociedad socialmente solidario. Nuestra convicción es que hay diferentes caminos y puntos de partida en la vida. La diversidad de los problemas actuales exige abordarlos a distintos niveles. Por eso es importante no centrarse en un solo camino, sino utilizar diferentes vías, es decir, Alter Natos.
El cambio climático
Cambio climático: ¿Qué significa realmente este término? Para muchos, el término cambio climático sigue siendo muy abstracto, aunque los efectos ya son claramente perceptibles hoy en día. Para entender el proceso en el que nos encontramos actualmente, hay que distinguir primero entre el efecto invernadero natural y el efecto antropogénico, es decir, provocado por el hombre: El efecto invernadero natural es un proceso natural necesario para la vida en nuestro planeta. Nuestra atmósfera se calienta por la radiación solar. La radiación entrante se refleja desde la superficie de la Tierra hacia el espacio, pero los gases de nuestra atmósfera, como el CO2(dióxido de carbono) y el CH4 (metano), impiden que nos llegue parte de la radiación térmica. El calor atrapado hace que la temperatura media de la Tierra no sea de -18 °C, sino de +15 °C, lo que hace que la vida en la Tierra sea posible para nosotros en primer lugar.
Sin embargo, el efecto invernadero antropogénico hace que la temperatura media siga aumentando. Cada vez se liberan más gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles o la cría de animales de granja. Desde la industrialización, la cantidad de CO2 en la atmósfera ha aumentado enormemente; este incremento de los gases de efecto invernadero intensifica el efecto natural y calienta la tierra cada vez más. Además de alimentar activamente el cambio climático, también estamos privando a la naturaleza de su capacidad para regular el propio efecto invernadero. Los árboles absorben el CO2, y al talar los bosques estamos inhibiendo la capacidad de la naturaleza para equilibrar este ciclo material por sí misma. La mayoría de los científicos coinciden en que el ser humano es responsable del rápido calentamiento global.
Los efectos
Los efectos del calor creciente son enormes para nuestro ecosistema extremadamente sensible. Los casquetes polares se están derritiendo, el nivel del mar está subiendo y las concentraciones de agua en los océanos están cambiando drásticamente. Esto, a su vez, influye en las corrientes oceánicas y, por tanto, también en las corrientes meteorológicas y eólicas. Los fenómenos meteorológicos extremos siguen aumentando y destruyen los hogares de muchas personas y animales, las hambrunas y las sequías se convierten en un peligro para cada vez más personas. En el sector agrícola, las lluvias atípicas están causando grandes dificultades a los agricultores, con períodos prolongados de sequía que se alternan con lluvias extremadamente intensas, que a veces provocan inundaciones. Los arrecifes de coral, que albergan cientos de especies, están muriendo. Un número extremadamente grande de especies está en peligro de extinción, y la desaparición de una especie afecta a todo el ecosistema. La lista de impactos es larga y los peligros para la naturaleza y los humanos son mayores que nunca.
Justicia energética
Aunque el calentamiento global es un problema mundial, las emisiones que contribuyen al mismo no están distribuidas por igual en todo el planeta. Las emisiones per cápita de gases de efecto invernadero son significativamente mayores en los países industrializados. Nuestro sistema de liderazgo global: el crecimiento económico infinito en un mundo finito con recursos limitados, sólo alimenta una profunda injusticia social. La disponibilidad de energía también está distribuida de forma desigual. La pobreza energética no describe la falta de acceso a la electricidad, que en gran parte ya está disponible en México. Más bien describe el acceso asequible a dispositivos, tecnologías y servicios que proporcionan un nivel mínimo de bienestar. Por tanto, para hacer frente a la crisis climática internacional, primero tenemos que cambiar nuestro sistema y poner a las personas, y no a los beneficios, en el centro. Para ello, necesitamos conceptos más descentralizados y estrategias de suministro local. Pero esto también significa que la mera sustitución de las fuentes de energía convencionales por las renovables no es suficiente si se sigue construyendo sobre un sistema económico de explotación.
Reframing aviation to ensure a safe landing and lay the tracks towards a fair planet
Compartimos con ustedes este informe de Stay Grounded sobre el cambio climatico y la aviación – A 13 de mayo del 2022
How to use this guide
This is a guide to reframe how we think, talk and write about the aviation industry and its impact on people and the planet.
* Throughout the guide we talk about ‘mobility’ rather than transport, to highlight that transport is not an end in itself but a tool to satisfy needs.
Chapter One, the Introduction, describes the objectives and approach of this report and the aims of the larger project it is part of. Start here if you want to explore the concepts this reframing project is grounded in. If you want to know why it is so important to campaign for a reduction of air traffic, what its climate and social impacts are, and how public opinion is evolving, read Chapter Two: The Urgency of the Climate Crisis and Aviation’s Role. It’s also a good place to start if you are new to campaigning against aviation, as it provides facts and figures on why an expanding aviation industry is incompatible with a thriving planet and makes a case about why, to be successful, it matters to use the lens of climate justice. If you are looking for inspiration to broaden your climate campaigning, delve into the new narratives and associated stories in Chapter Three: New Narratives to Reframe Aviation and the Economy. This chapter illustrates what a new economy based on wellbeing, care and a sustainable mobility system* could look like. It also provides five new narratives that make up the core part of this guide. And finally, if you are ready to take action and help others imagine a new way of living, working and being together, Chapter Four: How to Use Communicate the New Narratives outlines useful tools and practical advice for reframing aviation and making the case for why we must now lay the tracks towards a fair wellbeing economy.
Narratives and how to find them
The core of this report is our five narratives about the problems with the aviation industry and the way to a better mobility. You can find them in Chapter Three.
Compartimos esta nota publicada en Amigos de la Tierra Internacional ATI – A 4 de abril del 2022
Ámsterdam, 4 de abril de 2022 – Una vez más, los hallazgos y conclusiones del IPCC se han convertido en un campo de batalla política. Las y los activistas de campañas por justicia climática temen que el mensaje central de la comunidad científica del clima -que es imprescindible y urgente llevar a cabo una transición justa en pos de prescindir de los combustibles fósiles a fin de limitar el riesgo de un calentamiento global incontrolable- se está socavando al legitimar proyecciones de trayectorias de sobrepaso del umbral de 1,5 grados y planes que apuntan a introducir tecnologías para enfriar el planeta más adelante que no han sido validadas y se fundan en especulaciones.
Activistas y expertas/os de Amigos de la Tierra Internacional, la federación ambientalista de base más grande del mundo, compartieron sus reacciones.
Hemantha Withanage, Presidente de Amigos de la Tierra Internacional, comentó desde Sri Lanka:
«No podemos permitir que se traicione la promesa que significa el umbral de calentamiento de 1,5 grados. Si el informe del GT3 del IPCC no contempla ninguna trayectoria de mitigación que evite sobrepasar el calentamiento de 1,5 grados dentro de los parámetros del paradigma económico actual, lo único que eso prueba es que este sistema económico es incompatible con la vida en la Tierra. La prioridad de las comunidades y las/os tomadores de decisiones debe ser poner fin a la era de los combustibles fósiles y transformar los sistemas socioeconómicos en pos de sociedades sustentables que garanticen las necesidades, seguridad y bienestar de los pueblos, no el lucro y la codicia.»
Dipti Bhatnagar, coordinadora del programa internacional de Justicia Climática y Energía, agregó:
«No consentimos que se permita sobrepasar el umbral de 1,5 grados, y no hay nada que justifique la introducción de políticas o trayectorias que admitan el sobrepaso. Solíamos cantar “con 1,5 grados, quizás podamos sobrevivir”. Para las comunidades que están en la primera línea y que sufren los peores impactos del cambio climático, el calentamiento de 1,5 grados ya es de por sí una concesión de su parte y representa una solución de compromiso. Los científicos del GT2 del IPCC subrayó el mes pasado que sobrepasar esta barrera de protección, aunque sea transitoriamente, podría precipitarnos a una serie de puntos críticos de inflexión sin retorno que provocarían un calentamiento incontrolable. Sería una negligencia grave que los economistas hicieran caso omiso de esas advertencias y propusieran planes de mitigación inequitativos que admitan sobrepasar ese umbral, como propone ahora este nuevo informe.»
Meena Raman, de Sahabat Alam Malasia / Amigos de la Tierra Malasia, sentenció:
«La idea de que podemos sobrepasar el umbral de 1,5 grados y luego revertir el calentamiento más adelante mediante tecnologías de geoingeniería y de remoción de carbono que son pura especulación y no han sido probadas a escala, es anticientífica y antihumana. Revela la cobardía y la insensatez de quienes una y otra vez no han actuado cuando se requiere. Tenemos todo lo necesario para solucionar este problema ahora mismo, sólo nos falta el coraje de los supuestos líderes del mundo, especialmente del Norte Global, que pretenden eludir su responsabilidad histórica por la crisis que ellos mismos crearon.»
Por más comentarios e información y para ponerse en contacto con alguna/o de nuestras/os portavoces, comunicarse con Madeleine Race, responsable de comunicaciones y prensa, Ámsterdam: madeleine[at]foei.org / +31 645 198 654
Imagen: La central eléctrica de Rampal, en Bangladesh. Por Luka Tomac.
Compartimos esta nota publicada en TeleSur sobre un informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) sobre el cambio climático – A 9 de agosto del 2021
Estudios indican que los últimos cinco años fueron los más calurosos desde 1850 provocado la muerte de cientos de personas.
El Sexto Informe ambiental redactado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) presentado este lunes confirma que ya se han producido cambios generalizados y rápidos al planeta, algunos de ellos irreversibles.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres hizo referencia a este informe y aclaró que «estamos hablando de un código rojo para la humanidad. Si aunamos nuestros esfuerzos, podemos evitar la catástrofe climática. Pero el informe de hoy es claro: no hay tiempo que perder y no hay margen para excusas”.
El informe, elaborado por casi 234 científicos de 66 países durante tres años, y el mayor hasta la fecha, concluye que no hay duda alguna de que el calentamiento global está causado por la acción del hombre, y que la temperatura global subirá 2.7 grados para 2100 al actual ritmo de emisiones.
Incluso si los países comenzaran a reducir drásticamente sus emisiones hoy mismo, el calentamiento global total probablemente aumentaría alrededor de 1.5 grados Celsius en las próximas dos décadas, un futuro más caluroso que ya está prácticamente asegurado.
El documento estima que el nivel del mar seguirá aumentando irremediablemente, entre 28 y 55 centímetros a finales de siglo con respecto a los niveles actuales.
Siete años después del informe del informe anterior, el cual atribuyó al ser humano la responsabilidad del aumento de temperatura, el nuevo documento de los expertos de Naciones Unidas publicado este lunes llega a otra sombría conclusión.
De acuerdo con este, los sucesos excepcionales que causaron daños y muertes en varias regiones del mundo este verano, no hubieran sido posibles sin las emisiones de gases de efecto invernadero que producimos todos.
Sin embargo, los expertos resaltan que la humanidad puede evitar todavía que el planeta se caliente aún más. Para ello sería necesario un esfuerzo coordinado entre los países para dejar de añadir dióxido de carbono a la atmósfera en torno al año 2050.
Ello implicaría un rápido abandono de los combustibles fósiles a partir de ahora y la posible eliminación de grandes cantidades de carbono del aire. Si esto ocurriera, el calentamiento global se detendría y se estabilizaría en torno a los 1.5 grados Celsius, concluye el informe.
Este es el primero de una serie de estudios que el IPCC publicará en los próximos meses sobre cambio climático y la primera revisión importante de esta amenaza medioambiental desde 2013.
Imagen: La temperatura media mundial fue 1.09 °C más alta entre 2011-2020 que entre 1850-1900. | Foto: EFE